Escrito por: Zuki
En JemmaEsparta sin movidas
®Zuki Derechos Reservados 2011
- Bienvenida a Stuttgart señorita Scherer – dijo amablemente.
- Muchas gracias por venir a recogerme, desplazarme por una ciudad desconocida para mí con tanto equipaje habría sido algo complicado. Por favor, llámame Lucy, no estoy acostumbrada a que me llamen por mi apellido – comentó sonriendo.
- Como prefiera Srta. Sche...., digo, Lucy – ese hombre tan grande pareció sonrojarse, y a Lucy ese gesto le pareció entrañable – soy Manuel, seré su asistente personal si no tiene inconveniente. Bueno, el suyo y el de medio elenco, no se ofenda ... – dijo divertido.
- No, claro, cómo iba a tener inconveniente ... perdóname Manuel, me has pillado desprevenida – sonrió desviando la vista al suelo un instante en un precioso gesto de timidez – pero si vamos a ser amigos, no puedes tratarme de usted, ¿ha quedado claro? - su intento de parecer amenazante resultaba evidentemente fingido.
- ¡Hecho!, nada de usted … a cambio, llámame Manu, ¿ok?, todavía no me he acostumbrado al tono alemán con el que dicen mi nombre – rió sonoramente – y es hora de marcharnos o cogeremos el atasco de la hora punta.
- Y no, no he trabajado con Almodóvar, que sé que te mueres por preguntarme; la mitad de las películas que hace ni las entiendo, y soy demasiado guapo como para salir con vida de un rodaje con ese señor, y mira que en peores plazas he toreado …. ay, si yo te contara ... – reía a carcajadas con sus propias ocurrencias y Lucy no podía evitar contagiarse. - Bueno, ya hemos llegado. Bienvenida a tu nueva casa, si todo va sobre lo previsto, los próximos dos años. Yo ya la he visto, es maravillosa, te va a encantar, de verdad. Cada mañana a las 7 habrá un coche para recogerte y llevarte al teatro, no tienes que preocuparte de nada, el equipo es espectacular y si eres la mitad de buena de lo que dicen, la obra va a ser un exitazo. Y ahora te dejo antes de que acabe con tu paciencia y yo me quede sin aire, que hemos empezado muy bien – guiñó un ojo, dejando el equipaje dentro de la casa y volviendo a su coche. - ¡Hasta el lunes! - gritó mientras se subía.
- ¡Hasta el lunes!, estoy deseando empezar – le contestó.
- ¡Buenos días!. ¿Tan temprano y ya con la bici? - sonrió amablemente mientras le acercaba el periódico.
- ¡Buenos días!. Me desperté un poquito más temprano que de costumbre y decidí aprovechar el día tan increíble que tenemos hoy. Ya sabes que soy un poco caracol, que es ver el sol y salir de casa. - le hizo un gesto agradeciendo la prensa – por favor, un café con leche cargadito y un zumo de naranja, cuando puedas.
- Enseguida … no podemos permitir que dejes de disfrutar la mañana – le guiñó un ojo y se giró coqueta.
- Vaya, ¿no me has hecho esa cosa tan chula que haces con la espuma del café?, no sé … una hoja o algo – Kasia no pudo evitar coquetear con ella.
- Pensé en hacerte un corazón, pero no quería que te ilusionaras – contestó decidida la camarera.
- Has hecho bien, nunca se sabe qué clase de desaprensivas pueden pedirte un café – respondió Kasia algo intimidada por la fija mirada de la pelirroja.
- Ya sabes que cuando quieras un corazón sólo tienes que pedírmelo. Estaré encantada de hacértelo – se mordió el labio mientras la miraba de una forma un tanto lasciva y se fue a atender a la mesa de al lado.
- Hola – aquellos labios, aquella boca … Lucy la miraba incapaz de moverse - ¿necesitas agua?, pareces algo cansada – terminó por decir Kasia.
- Eh … esto … hola. La verdad es que me vendría bien un poco de agua, creo que me he pasado corriendo hoy – dijo intentando recomponerse y tratando de resultar un ser de este mundo.
- No te preocupes, yo llevo en la mochila – contestó Kasia rebuscando en su bolsa.
- Vaya … ¿de dónde vienes corriendo? - dijo algo más relajada.
- Pues como desde Berlín, más o menos – siguió la broma.
- Ahora lo entiendo todo. ¿Sabes que existen vehículos a motor para esos trayectos, verdad?.
- ¿Acaso te parece que vengo del pasado? - contestó Lucy burlona.
- Touché!! - hizo el gesto de quitarse una espada del estómago y soltó una carcajada. Iba a contestar pero sonó su teléfono.
- ¿Sí? … Mamá?, ¿cómo...?, ¿qué Baloo se metió dónde ...?, vale, vale, estoy con la bicicleta, llego en cinco minutos – colgó contrariada. - Perdona, una emergencia … y eso que el traje de superheroína lo uso sólo por las noches, pero ya sabes, madre no hay más que una … Puedes quedarte el agua, y no vuelvas a Berlín corriendo, eh? - dijo subiéndose a la bicicleta.
- Te lo prometo – Lucy cruzó los dedos divertida – espero que no sea grave.
- Cariño!!, qué bien que has llegado, Baloo se ha puesto perdido persiguiendo al gato del vecino. Este endemoniado perro no puede evitarlo, y ya sabes que es imposible bañarlo si no estás tú para imponer autoridad – se fijó en su hija – espera … te conocí una sonrisa parecida hace unos años, y se llamaba Eva. En esta ocasión tus ojos brillan aún más!!, ¿cómo se llama? - estaba entusiasmada.
- Mamá!!, ¿pero qué estás diciendo?, anda, anda … vamos a bañar al pequeño Lucifer antes de que el aire sea irrespirable y tengamos dos problemas en lugar de uno – contestó. Quería sacar esas elucubraciones de la mente de su madre porque sabía lo insistente que podía llegar a ser.
- Kasia!!, no llames así al perro!, mira que te lo digo siempre – fingió enfadarse – Baloo tiene sus debilidades, pero es un gran perro.
- ¿Te paso el champú antipulgas y así ya terminas el baño? - le preguntó riendo su madre.
- ¡Por fin estás aquí!, eso sólo puede significar que este sueño es una realidad – le dijo abriendo los brazos para recibirla con un cálido abrazo.
- ¡Por fin Markus!, no sabes las ganas que tenía de verte y empezar – respondió a su afectuoso amigo dándole dos besos después de alargar el abrazo un instante. El calor de alguien que quieres siempre viene bien para soltar nervios.
- Vamos, te enseñaré este teatro tan fabuloso y te presentaré al equipo, ¿te parece?. Por cierto, estás guapísima, radiante – dijo mientras echaba un vistazo a todo el conjunto. Ciertamente, Lucy esa mañana estaba espectacular.
- ¡¡Ohhh, Kas!!, ¡qué ganas tenía de verte!. Estás increíble, yo incluso diría que estás muy buena, que viniendo de alguien como yo debería valer doble, ¿verdad? - ambos rieron.
- Yo también estaba deseando verte, ya sabes que eres mi Adonis, no puedo vivir sin ti – le guiñó un ojo – me encanta este tema, ¡es genial Manu!.
- ¿Verdad que sí?, es de una artista, medio española medio africana, que no puedo quitarme de la cabeza. Mañana te traigo el CD y así seremos dos adictos, que para estas cosas, siempre viene bien – pasó su brazo por encima de sus hombros y se giraron hacia el patio de butacas.
- ¡Lucy!. Buenos días, ¿qué tal el fin de semana y la casa?, ¿todo bien? - Manu saltó al patio de butacas evitando las escaleras para encontrarse con ella.
- ¡Hola!, sí, todo muy bien – Lucy sonrió sin quitar los ojos de Kasia.
- ¡Kas!, mira, ella es Lucy Scherer, hace el papel protagonista – atrajo consigo a Kasia que bajaba los escalones – y ella es Kasia Borek, será la ayudante del director de escena. Verás qué talento tiene, no es porque sea mi amiga, que también, ya sabes Kas que no puedo evitar decir lo buena que eres en tu trabajo – la verborrea de Manu amenazaba con volver.
- Tú …. - Kasia quería que su corazón parara de latir de esa forma, pero no llegaba a dominarlo – veo que no regresaste corriendo a Berlín, – quiso disimular sus nervios tras una de sus fabulosas sonrisas. Parecía conseguirlo.
- Al final pensé que era mejor quedarme, y ya ves, aquí estoy – Lucy había olvidado la última vez que había procesado uno de sus pensamientos.
- Pero …. ¿es que os conocéis? - preguntó el español.
- Bueno, en realidad no … Kasia hizo de buena samaritana el sábado conmigo y evitó que la deshidratación convirtiera mi estancia en la más corta en la historia de esta ciudad – contestó Lucy.
- Nada, te vi un poco cansada y creí te podría venirte bien el agua, sólo eso – contestó mientras se perdía en sus ojos del azul de la primavera.
- Creo que tienes algo que contarme – le susurró Manu a Kasia al oído.
- Shhhhh, presta atención – se burló la rubia.
- Después te pago, mi apolíneo amigo – le dijo haciendo una mueca de burla y encaminándose a donde estaban los demás.
- Sé que en especias no será … ¿me vas a comprar el Cartier que vimos hace un par de meses? - siguió la broma.
- ¡Ni loca!, es más … ¡ni muerta!. Y déjalo ya, que tengo una reputación que mantener – lo mandó callar con un gesto de silencio y se colocó junto al director de escena. - Hola, como ha dicho él – miró al director - me llamo Kasia, estoy aquí para ayudaros a preparar vuestros personajes y siempre estaré disponible para discutir cualquier tema relativo a ellos, ¿ok?. Sé, por lo que me ha dicho Markus, que sois brillantes, así que tendré muy poco trabajo, ¡qué bien!. - sacó una sonrisa a los que la escuchaban y se retiró a un lado.
- Así que ahí estabas … - un susurro tibio, extremadamente sensual y femenino llegó bailando hasta su oído derecho. Kasia se giró pero a su lado sólo estaba el director musical, un señor de sienes blancas, de unos sesenta, algo adormilado por la duración de las presentaciones. Miró hacia la izquierda y bastante lejos, Lucy hablaba despreocupada con su compañero de reparto.
Desde que terminó la reunión, Kasia intentó huir de allí. Necesitaba trazar un plan: Lucy era la protagonista del musical, un personaje público, tan hermosa que probablemente tuviera una docena de parejas y, un pequeño detalle sin importancia… completamente heterosexual. No podía entrar en su vida para ponerla patas arriba a los cinco minutos, tenía que hacer lo posible para verla como una compañera de trabajo y nada más.
“¡Coño Kasia, que llevas repitiendo que no quieres saber nada del amor más de un año!”, se repetía mirando al suelo e intentando salir de allí.
- ¡¡Kas!!, Lucy me ha preguntado si tenía algo que hacer, que me invitaba a comer a cambio de enseñarle los sitios que merece la pena conocer de la ciudad. Tranquila, no pensaba llevarla a ninguno de nuestros antros, quiero mantener el trabajo – sacó la lengua y la sujetó del brazo – tú te vienes con nosotros, que algo me dice que es “necesario” este encuentro lejos del teatro.
- Te callas … hoy por mí y mañana por mí, ya lo sabes. ¡¡Venga, Kas!!, Lucy es increíble, te va a encantar, en serio!!.
- Manu, no. No pienso discutir contigo, y sólo te digo que justo ahora es muy mal momento, necesito salir de aquí, ¿puedes entender eso? – Kasia quería resultar especialmente borde, así la dejaría tranquila.
- Bah!, ¿te piensas que puedes intimidarme con ese metro y medio? - le hizo el abrazo del oso. Manu podía ser odiosamente persuasivo. - Lo pasarás bien, y si no lo haces, mmmm, prometo … prometo no pedirte nada en toda la semana, ¿hay trato? - estiró su mano buscando un apretón que cerrara el trato.
- ¡Mira a quién traigo!, Kas se viene con nosotros que ella se conoce la historia de la ciudad y es mucho mejor guía que yo.
- Espero que no te moleste – Kasia de repente se había metido en un caparazón y Manu se dio cuenta enseguida de que su amiga se sentía atraída por Lucy.
- ¡¡¿No jodas?!! - exclamó soltando una carcajada.
- Esto... es que acabo de caer en que viniste en la moto esta mañana Kas, y pensaba ir en tu coche, que me encanta que me dejes conducirlo – salvó la situación como pudo.
- ¿Por qué tengo la sensación de que en lugar de un amigo tengo un “chupa sangre”? - preguntó Kasia fijando la atención en su amigo.
- Kas, que podría hacer un chiste fácil con eso que me has dicho y no quiero que te pongas colorada – Kasia automáticamente se sonrojó.
- Bueno, bueno, vamos que si no perderemos toda la tarde – Kasia quería salir de allí y dejar de ser el centro de atención.
- ¡Sí, vamos!, ¿a dónde me vas a llevar? - Lucy le preguntó feliz.
- Mmmm, deja que piense – hizo un gesto deliberadamente coqueto ladeando la cabeza pensativa y apretando una sonrisa traviesa. - Creo que podemos ir al edificio de la Ópera Nacional y a la Plaza del Palacio, allí tenemos el Palacio Nuevo y el Castillo Antiguo. Otro día te llevo al Castillo Rosenstein y sus alrededores que son espectaculares y al Museo Nacional, ¿te parece?
- ¡Ah!, y si se hace tarde, te invito a cenar al Markplatz, que Manu y yo solemos ir a un sitio muy bonito cuando estamos en época de vernos, ¿verdad trasto?.
- Bueno, ya sabes que cuando el amor me alcanza pierdo el norte y la brújula entera, pero que me quiten lo bailao! - dijo en español mientras hacía un gesto flamenco.
- Lucy, por favor, no dejes que te cuente sus aventuras amorosas, de verdad, saldrás ganando – dijo pasando el brazo por su espalda en un gesto cariñoso.
- Después me traes a recoger la moto, no creas que la voy a dejar aquí – dijo subiendo en la parte de atrás del coche.
- Gracias. No sabes lo que significa esto para mí, me has hecho increíblemente feliz – susurró muy muy bajo, una vez más cerca de aquella piel que la quemaba aún sin rozar con los labios, delatándose y asumiendo su culpa.
- Lo siento chicas, pero creo que es parte de mi trabajo sacaros de ahí. Mañana empiezan los ensayos, y si Markus se entera que he tenido a Lucy hasta las tantas por ahí me va a liar una gorda – el español no había notado nada entre las dos mujeres, pero sus palabras provocaron el alivio en ellas sin él saberlo. Por un momento, cada una en su cabeza, habían pensado en una reprimenda por un acercamiento entre ellas poco adecuado y muy poco profesional.
- Tienes razón, menos mal que te tenemos a ti – respondió Lucy mientras le regalaba una sonrisa cómplice a Kasia.
- Sí, sí, será mejor que nos vayamos que mañana empieza el trabajo, y yo además tengo trabajo doble: con el musical y la escuela. Cogeré el metro hasta el teatro y así recojo la moto, no te preocupes cariño, no hace falta que me lleves - quería huir. Lucy la miró algo decepcionada, no quería separarse, pero entendió su mirada. No era buena idea seguir el juego, ambas lo sabían, pero ambas también sabían que no era sólo un juego, y precisamente eso lo hacía mucho más peligroso.
- ¿Estás segura Kas?, a mí no me supone nada desviarme diez minutos. No seas tonta, te llevo – insistió Manu.
- No, no, en serio. Es hora de que Lucy descanse, que los dos sabemos lo duro que puede ser Markus, debe descansar – lo decía en serio.
- Está bien. Nos vemos mañana entonces – claudicó el joven.
- Claro que sí – regaló una sonrisa – Me ha encantado enseñarte un poquito de la ciudad, otro día te llevamos a cenar al sitio que te dije esta mañana, ¿ok?. Espero que los ensayos vayan muy bien, y prepárate que luego te tocará conmigo, ¿eh? - dijo amenazante.
- Muchísimas gracias, de verdad, ha sido un día increíble – Lucy se perdió una vez más en sus ojos, memorizándolos – y te aseguro que estoy deseando comprobar lo buena que eres – esa última frase resultó tan sexy que Kasia no pudo evitar soltar un resoplido. Lucy sonrió satisfecha de haber conseguido su propósito.
- Nos vemos pronto – dijo mientras se marchaba.
- Hasta pronto – contestó Lucy subiendo al coche.
- Cariño, deberías cambiar el sitio de la llave de emergencia – dijo dando un trago a su copa.
- ¿Qué demonios haces aquí Eva?, ¿por algún extraño motivo piensas que esta es tu casa y lo que habita dentro tu propiedad?. Hazme el favor y vete de mi casa – dijo sin ningún tipo de emoción, como si de repente la que hablara fuera una mujer vacía.
- Mi vida – sus palabras sonaban más falsas que nunca – en todo este tiempo no he podido olvidarte. Llamé a Sophie y me contó que no había nadie en tu vida, así que he vuelto… para quedarme – intentó poner su mejor pose seductora.
- Mañana cuando me levante no quiero verte aquí y cuando te vayas deja la llave en la mesa – y sin mirarla volvió a su dormitorio cerrando la puerta tras de sí.
- ¡Hola! – exclamó Kasia desde su posición acercándose a ella - ¿qué tal ha ido el día?, quería saber si todo había ido como esperabas y si no te causamos mucho problema llevándote a casa tan tarde – al diablo la excusa, necesitaba saber de ella.
- ¡Qué va!, todo ha ido muy bien… si no fuera porque trabajas ahora, te secuestraba para que siguieras enseñándome la ciudad – dijo sin pensar.
- ¡Mi amor!, aquí estabas – dijo Eva abrazándola por la espalda.
- ¡Qué diablos estás haciendo aquí Eva, creo que te dije muy claramente lo que quería que hicieras! – le dijo mientras arrancaba aquellos brazos de su piel rompiendo el abrazo.
- Pero… cariño… necesitamos hablar – intentó suavizar Eva.
- Yo no tengo nada que hablar contigo desde hace muchísimo tiempo, ya te lo he dicho, ¡vete de mi vida! – Kasia no pudo evitar elevar el volumen de su voz.
- Esto… debo marcharme o llegaré tarde. Hablamos en otro momento, ¿vale? – dijo huyendo de la escena.
- ¡No!, por favor Lucy, déjame que te explique algo… - intentó Kasia.
- No necesito ninguna explicación, todo está bien, de verdad – y sonrió alejándose e intentando zanjar la conversación. Necesitaba huir de aquella imagen lo antes posible.
- Lucy, por favor, déjame explicarte cómo son las cosas. De verdad que necesito decirte algo – sus ojos pedían una oportunidad y Lucy pudo verlo.
- Tranquila Kas, no necesitas explicarme nada, en serio… no nos conocemos apenas pero siento que te conozco y sólo quiero que tú seas feliz al lado de quien desees – no era cierto, quería que fuera feliz a su lado, pero aún así lo dijo.
- Ella no es nadie, ya hace mucho que no es nadie en mi vida Lucy, y siento mucho no haberte dicho nada de esto… - se sonrojó – no había encontrado el momento, no es porque quisiera ocultarte nada… ¿me crees? – la miró directamente a los ojos pidiendo amor.
- La que no es nadie en tu vida aún soy yo – dijo enfatizando ese “aún” con una sonrisa – tenemos muchísimo tiempo para conocernos, no pienso desaparecer. Pero creo que necesitas un espacio para solucionar algunas cosas y creo que está bien que me retire.
- Nos vemos otro día, ¿de acuerdo? – sonrió y besó su mejilla lanzando a la vez una mirada a la inoportuna compañera de Kasia. Había guardado las armas, pero quiso decirle a Eva que no había ganado ninguna batalla, sólo le daba la oportunidad de rendirse.
- Está bien – susurró mientras sentía los labios de Lucy en su mejilla – tienes razón, debo zanjar este tema de una vez.
- Así me gusta – sonrió una vez más y sus ojos volvieron a mostrarle el camino a su corazón – nos veremos pronto.
- Así que Sophie estaba equivocada y sí tienes a alguien, ¿me equivoco? – dijo Eva de una forma fría y calculada.
- Pues sí Eva, efectivamente, tengo a alguien y no tengo porqué darte ninguna explicación – no era cierto, Lucy no era nada suyo, pero tampoco era una mentira como tal – y te he dicho de todas las formas posibles que no quiero nada de ti, que no quiero verte, que estés en mi casa, que me toques… saliste de mi vida hace mucho y por nada del mundo voy a dejar que entres de nuevo, ¿te queda más claro ahora?.
- Lo siento, de verdad… lo siento tanto – la joven sollozaba intentando encontrar el aire suficiente para hablar – te he hecho muchísimo daño Kas, lo sé, y me arrepiento muchísimo, porque sé que has sido la única persona que me ha querido como soy, con todas mis miserias y aún así has estado incondicionalmente conmigo. He metido muchísimas veces la pata en mi vida, tú lo sabes, pero si de algo me arrepiento es de haberte echado de mi vida, ahora lo sé – no podía parar de llorar.
- Tranquila, ya eso pasó. Yo estoy bien, no debes preocuparte por nada – intentó consolarla.
- Estoy sola Kas, estoy tan sola… Marie me echó de casa y no tengo donde ir. Ya sabes que la relación con mi familia es muy mala, y no tengo amigos. A todos los que han estado a mi lado los he lastimado, y nadie quiere saber nada de mí. No tengo dónde ir, por eso volví a tu casa.
- He encontrado un trabajo como encargada de tienda de YSL, de algo me tenía que servir saber tanto de moda, pero no tengo para pagar un piso hasta que cobre el primer mes. No puedo llegar pidiendo adelantos. Son dos semanas Kas, te lo juro. En dos semanas me ingresarán y podré irme de tu casa y de tu vida. Por favor…
- Está bien Eva, dos semanas. Después te irás de casa. Ni un día más. Y ahora debo entrar al teatro que al final llegaré tarde.
- Sara, necesito contarte algo – se atrevió a decir al fin.
- ¡Bueno, ya era hora!. Está claro que te pasa algo Lu, nos conocemos muy bien, y no es el trabajo porque he podido comprobar que eres la mejor de todos ellos. El musical es genial y te tratan maravillosamente bien, así que tiene que ser otra cosa.
- Vale, es cierto que me conoces – bajó la cabeza buscando la manera de seguir – ni yo misma sé qué me pasa Sara, sólo sé que es algo muy especial, algo que no había sentido nunca y que me hace infinitamente feliz cuando estoy a su lado – se atrevió a decir.
- ¡Acabáramos!, Lu, te has enamorado!, pero si sólo llevas dos semanas en Sttutgart, ¿cómo es posible?, ¿quién es él?, ¿es uno de los chicos de la obra que me has presentado?. Manu no puede ser querida, se le ve a la legua que lo suyo son los chicos – dijo temiendo lo peor.
- Ella, Sara. No es él, es ella – dijo, mientras observaba como los ojos de su amiga se abrían conforme el cerebro iba asimilando la información.
- ¿Ella?... vaya, eso sí que no me lo esperaba – acertó a decir.
- Ni yo, créeme, no sé lo que me pasa con ella. Desde que la vi por primera vez me perdí en sus ojos, en su sonrisa serena, y no puedo dejar de pensar en ella. Es increíble, si la conocieras sabrías a lo que me refiero. Es hermosa, dulce, inteligente, ocurrente, divertida... es, inspiradora. Creo que me he enamorado sin remedio y no sé qué hacer.
- Pues es bien sencillo; buscarla. Lu, jamás me habías hablado así de nadie, da igual quién sea, algo así sólo puede provocarlo alguien hecho para ti. Y si piensas que ella puede sentir lo mismo, no la dejes escapar – dijo regalándole una sonrisa tranquilizadora.
- Tenía miedo de que no lo entendieras Sara – le dijo acariciando la mejilla de su amiga.
- Soy tu amiga, te quiero como eres y sólo quiero que seas inmensamente feliz. Qué lastima que me vaya mañana, me habría encantado conocerla – le dijo sonriendo y ofreciendo un largo abrazo a su amiga.
- Pensaba que vendría y que podría presentártela – dijo acurrucada en su abrazo. Le contó cómo la había conocido, la visita por la ciudad, los susurros en la ópera, sus labios a milímetros de distancia... Le contó lo que sentía al oler su piel, lo que la echaba de menos, lo que ansiaba que aquello que Kasia le dijo fuera verdad y Eva hubiera salido al fin de su vida.
- Kas, trabajarás con Lucy y con Thomas la parte del inicio de la relación, ya sabes... El personaje de Thomas está obsesionado con su mujer fallecida y el de Lucy vive su primer gran amor por este hombre fascinante. Tienen que quedar muy marcados los sentimientos, ¿vale?, ya sabes que en el teatro hay que llegar hasta la última fila – concluyó el director.
- Bueno chicos, ¡empezamos!. Lucy y Thomas con Kasia y el resto conmigo, ¿ok?. Vamos allá que hay mucho trabajo – indicó el director.
- ¿Así que por fin trabajaremos juntas? - Lucy estaba pletórica, si Thomas hubiera desaparecido habría sido aún más perfecto.
- Sí, hoy trabajareis conmigo. Vamos a empezar – Kasia quiso poner distancia en sus palabras y Lucy pudo notar su tensión, su gesto serio... algo andaba mal.
- Me alegra volver a trabajar contigo – Thomas tenía voz y se hizo presente.
- Gracias Thomas, a mí también. Vamos a ver, empezaremos por la escena en la que vuestros personajes se conocen. Lucy, tú no sabes nada de su historia, eres una dama de compañía extremadamente ingenua que se ha enamorado de un hombre elegante y muy atractivo, el sueño de cualquier mujer. Thomas, tu pasado te persigue, no puedes borrar ni un segundo de tu mente a tu mujer fallecida, pero haces el esfuerzo porque piensas que es lo mejor para tu familia. Se debe notar el dolor de estar atrapado en el pasado, ¿Ok?. Pues venga, empecemos. No hace falta que cantéis, en esta parte nos interesa la interpretación, ya iremos introduciendo la parte musical para que físicamente podáis con todo.
- Bueno, vamos desde arriba – dijo Kasia sacándola de sus pensamientos.
- Bien, bien, está realmente bien. Ahora vamos a darle matices a la escena – dijo acercándose a ellos. - Veamos, Lucy, tu problema es de intensidad, necesitas darle más intensidad a lo que sientes porque si no el teatro se te va a hacer muy grande, ¿me entiendes? - Lucy asintió – Y tú Thomas, necesito que se note que aunque la tienes en tus brazos, es Rebeca la que ocupa tus pensamientos. Cuando te acerques, ella te esperará con la ilusión de una joven enamorada pero tu obsesión debe notarse, algo así …
- ¿Ves?, soy mucho más baja que tú, así que a ti se te tiene que ver mucho más imponente en este abrazo y no lo veo. Venga, vamos a repetir – dijo intentando volver a la normalidad y evitando la mirada de Lucy.
- ¡Genial, muy bien trabajado chicos!. De verdad, da gusto trabajar con vosotros. Estoy por llevaros un día a la escuela para que mis alumnos logren entender lo que es ser actor o actriz. Os tendré que apuntar para una master class – dijo sonriendo – nos vemos mañana. Que descanseis.
- Hasta mañana Kas, me encanta el rumbo que está tomando esto, y encantado iré a tirar de las orejas a esos alumnos tuyos – contestó amable Thomas marchándose a su camerino.
- Te tomo la palabra, ya sabes lo poco que me cuesta aprovecharme – guiñó un ojo y fue a recoger sus cosas.
- Kasia, ¿te importaría pasar por mi camerino un minuto?, necesito repasar un par de puntos de mi personaje que no consigo entender – Lucy pasó al ataque. No podía estar un minuto más separada de aquella mujer y decidió jugársela.
- Bueno, eh… tengo algo de prisa, ¿no podríamos dejarlo para mañana? - contestó sonrojándose y bastante nerviosa.
- Será un minuto, te lo prometo – le dedicó la sonrisa más hermosa que guardaba y Kasia cayó rendida. Lucy sabía que no sería fácil, pero no podía y no quería echarse atrás.
- Está bien, vamos – tragó saliva y la siguió.
- Me encanta trabajar contigo, eres como un soplo de aire fresco, nada encorsetado... la verdad es que lo agradezco mucho – comentó Lucy desabrochando la camisa que llevaba en el ensayo para cambiarse por algo más abrigado.
- Y bien, ¿qué necesitas aclarar de tu personaje? - consiguió decir mirando al frente. Un pequeño espejo era su aliado y desde esa posición podía seguir observándola.
- Bueno, es que no termino de entender a mi personaje – dijo acercándose a ella tal como estaba – es decir, no consigo que resulte creíble que sea tan sumamente idiota – y se colocó detrás suya.
- Ingenua. No es idiota, es sólo una joven muy ingenua que nunca ha vivido el amor. Es su primera vez y no entiende que, aunque ella muera de amor por él, él jamás podrá corresponderla de la misma manera – la notó detrás suya y no pudo moverse.
- ¿No es un poco difícil de entender algo así hoy en día?. Hoy día las chicas no son tan ingenuas, ¿no te parece? - rodeó con sus brazos desnudos la cintura de Kasia y acercó sus labios a su cuello. Jamás habría creído que sería capaz de hacer algo así, pero no podía evitarlo, lo que sentía era más fuerte que ella misma – es que creo que igual no debería ser tan ingenua y deberíamos plantearlo desde una perspectiva de una mujer fuerte – susurraba cerca de su oído, inspirando su aroma con cada palabra, contando lunares a su paso y aferrando su cuerpo al suyo.
- Bue... bueno... tu personaje se convertirá en una mujer muy fuerte – trató de controlar su respiración para que su voz temblorosa no la delatara – de... debemos reflejar el cambio – su calor iba en aumento.
- No sabes lo que he esperado por ti – dijo Lucy, acariciándola una vez más.
- No, Lucy, debemos parar – sacó fuerzas de lo más profundo y soltó el enganche del sujetador dejándolo como estaba – no quiero esto para ti, me importas demasiado y no es así como quiero que pase – volvió poco a poco a serenarse.
- ¡Ohh, Kas!, no sabes todo lo que me provocas, las ganas de ti que me nublan el entendimiento, estos labios que me pierden – se acercó para robar un beso una vez más.
- No puedo, no puedo hacer esto... no puedo ser parte de una traición – de repente la culpa, la culpa por la atractiva joven que estaba con Lucy en el parque atizó su memoria. Su gesto tornó triste y frío.
- Lo... lo siento, de verdad que lo siento – dijo sintiéndose culpable la joven de ojos azules.
- No tienes que disculparte, las dos hemos querido exactamente lo mismo. Malditas circunstancias – Kasia la miró una vez más – creo que te quiero desde el primer día que te vi, eso no es fácil de controlar. Pero trabajamos juntas y este proyecto es muy importante para tu carrera, no podemos permitir que algo salga mal – se arrepentía de sus palabras conforme salían por su boca, pero creía que era lo mejor para ambas.
- Kas... has hecho que sienta cosas que jamás he sentido, no puedo controlarlo, es más fuerte que yo, así que necesito que me ayudes – comprendía las palabras de la rubia de ojos miel, pero era incapaz de dejar pasar la oportunidad de ser feliz – Sólo quiero estar contigo, en este preciso instante nada me importa más que eso.
- Mi niña hermosa, necesitamos un tiempo para solucionar todo a nuestro alrededor. Y si hemos de estar juntas, nada lo podrá evitar – se acercó una vez más con un beso hambriento, cargado de ansias por recorrer su piel y Lucy la recibió encantada, dispuesta a jugarse la vida por estar una noche en sus brazos.
- Está bien, será mejor que paremos. En el fondo creo que tienes razón, necesitamos un tiempo que nos pruebe que no estamos equivocadas, pero qué difícil se me hace ahora que por fin te tengo.
- Será mejor que me vaya – Kasia se acercó a la puerta sujetándola con una mano – te prometo que pronto vendré a buscarte y no dejaré que te vayas de mi vida.
- Pronto. Pronto nada podrá separarme de ti. Hasta mañana, gracias por tus anotaciones con mi personaje, señora directora – dijo guiñando un ojo.
- Hasta mañana mi talentosa primera actriz – lanzó un beso al aire y cerró la puerta tras de sí.
- Oh, Kas, no me digas que … - no terminó la frase y la abrazó – espera, esto tienes que contármelo.
- No hay nada que contar, pequeño cotilla – Kasia intentó zafarse de la conversación.
- ¡Venga ya!, te conozco demasiado bien como para saber lo que sientes, y esa chica te vuelve loca, lo puedo ver desde el primer día. Me he estado calladito, y ya sabes como soy, ha sido un auténtico milagro que no te obligara a confesar antes. ¿Vamos a tomar un café y me cuentas?, ¡anda!, necesito amor en mi vida, aunque sea oyendo tu historia.
- Eres imposible, venga… vamos a por ese café. Necesito despejarme o me arrepentiré de lo que acabo de hacer demasiado pronto.
- Mi querido amigo, creo que esta vez he perdido el juicio por completo. Ya puedo decir que me he enamorado irremediablemente de ella, no puedo hacer nada para evitarlo, ni el razonamiento más despiadado haría que cambiara de opinión – dijo dando un sorbo a su café.
- Ya sabía que pasaba algo, desde la primera mirada que vi entre vosotras sabía que algo pasaba. ¡Qué fuerte Kas!, y ella, ¿siente lo mismo? - preguntó su amigo.
- Pues parece que sí, pero no sé si está confundida. Es muy importante lo que está pasando ahora mismo en su carrera, no creo que deba involucrarse con nadie del equipo, ni siquiera aunque ese nadie sea yo, que me muero por ella. Además, está lo de su pareja – se entristeció recordando la escena del parque.
- Ah, pero... ¿que tiene novio?, tenía entendido que nadie ocupaba su vida – contestó Manu extrañado.
- Novio no Manu, pero novia tiene una – le dolía pensar que aquella hermosa mujer por la que soñaba cada minuto de su vida tuviera un compromiso tan serio con alguien, porque eso significaba sentimientos importantes de por medio – la vi con ella hace un par de días en el parque del lago que está junto a mi casa.
- Espera un momento – Manu cada vez entendía menos - ¿tú estás segura?, ¿se ha traído a la novia?, pero si en el aeropuerto venía sola – sin entender nada, intentaba cavilar y atar cabos.
- Vendría sola, pero luego llegó ella, porque las vi en el parque abrazadas... estoy segura Manu, el infarto que casi sufrí es mi prueba – intentó disimular su tristeza con una broma.
- ¡¡¡Claro!!!, ya lo tengo – una bombilla se encendió – te has equivocado preciosa, no era su novia, era Sara, su amiga de Berlín, que vino a verla. Hay que joderse, ¿por qué siempre damos las cosas por hecho en lugar de hablarlas? - terminó por decir Manu.
- Pero... ¿qué haces todavía aquí?, ya te he dicho que no era su novia, es su amiga de la infancia, son como hermanas Kas, nada más. Ve a verla, vive en los dúplex que hay frente a la entrada principal del parque del lago, en el 22. No pierdas un minuto, yo pago – insistió Manu.
- No, no puedo hacer eso aunque me muera por hacerlo y esté allí ahora mismo con mi cabeza, tocando esa puerta y atravesándola para conseguir al fin ser feliz – la posibilidad de no tenerla le dolía profundamente – sabes cómo es Markus, se juega mucho con esta historia como para darle complicaciones. A la mínima no dudaría en sacarnos de la producción y no puedo permitir que pase eso, es su sueño. Una vez que estrenemos y Lucy se consagre como lo que es, una primera actriz maravillosa, todo será distinto, pero debo aguantar por su bien.
- De verdad que no te entiendo, y mira que te quiero. Jamás dejes pasar la oportunidad de ser feliz, me lo has dicho siempre, y ahora vas tú y es lo primero que haces – le reprochó su amigo.
- No me lo hagas más difícil Manu, que sabes que tengo razón – escondió su rostro entre sus manos de la frustración que sentía.
- Cariño, venga, no te pongas mal, ya no queda nada para el estreno.
- No, sólo dos meses y medio, ¡no te digo! - dijo la rubia enterrando más la cara en sus manos.
- Jodía chiquilla, ¿por qué diablos tienes que ser tan buena en cálculo? - quería hacerla reír, y lo consiguió. Kasia respondió con una carcajada a la ocurrencia de su amigo. – Venga, seguro que pronto acabarás rendida a sus pies, que te conozco muy bien, no vas a ser capaz de verla cada día sin tocarla ahora que has probado la fruta prohibida.
- Por favor Manu, recuérdame porqué somos amigos, en serio... - fingió estar enfadada – ¿esa es toda la fe que tienes en mí?.
- Porque en el fondo, cada uno a su manera, nos parecemos, y lo primero siempre, siempre, es el amor – se levantó apoyándose en la mesa y se acercó para dar un suave beso en los labios a su amiga.
- Anda, vamos, que se ha hecho tarde y mañana tengo mucho trabajo. No sé cuándo se me ocurrió la brillante idea de montar una obra con los chicos de la escuela y llevarla al espacio cultural de la Plaza del Mercado. Como se ve que no tengo complicaciones, pues me complico un poco más, y tengo mucho que hacer con los chicos – dijo cansada Kasia.
- ¡Qué bien, eso no me lo pierdo!, si ahí no pierdes la poca cordura que te queda será por intervención divina – se burló su amigo.
- Tú pagas, por gracioso – dijo dirigiéndose a la puerta.
- ¡Buenas tardes!, ¿qué tal el día?. Kas, hoy te encargas de los sustitutos, ¿vale?, yo me quedo hoy con Lucy y Thomas a ver cómo van – dijo el director.
- ¡Ah, se me olvidaba!, antes de empezar, nos reuniremos todos un par de minutos aquí, ¿ok?, tengo algo que comunicaros – dijo Markus despertando la curiosidad de todos.
- Por favor, si ves que me muevo un sólo paso, agárrame como si te fuera la vida en ello, ¿vale? - suplicó Kasia a su amigo – en serio Manu, no dejes que me quede a solas con ella. ¿Tú has visto cómo viene?, ¡uffff! – inspiró profundamente intentando que con el aire entrara la fuerza de voluntad.
- Sí que la he visto, como veo también cómo te mira. Que sepas que te ha contado todos los lunares del cuerpo, ¡vamos, qué barbaridad!, qué ganas te tiene – Manu hizo un ademán de asombro excesivo, como todos los suyos.
- Buenos días chicos – sonrió deliciosa - ¿qué hacemos todos aquí? - preguntó mirando a la rubia.
- Buenos días jefa. No tenemos ni idea, pero ahora lo sabremos, ahí viene Markus – dijo Manu riendo. Le gustaba lo ridículo de la situación, resultaba de lo más divertido.
- Ya estamos todos, ¿verdad?. Bueno, no tardaré nada. Sabéis que el musical ha tenido muy buena acogida por parte de la prensa, así que me han propuesto hacer una presentación aprovechando la noche de compras de Sttutgart el próximo sábado. Vamos a hacer dos o tres números del musical, alguno fuerte como el de Pia y Lucy, en los balcones del ayuntamiento, con una iluminación genial, ¡va a ser la leche! - Markus estaba entusiasmado y todos aplaudieron la idea. – Hay que trabajar mucho y muy bien esta semana. Tranquilos, será playback, no pienso jugarme una afonía por diez minutos. Habrá prensa, así que además hemos conseguido un patrocinador fijo. Desde hoy mismo, en cada acto público, el elenco irá vestido por YSL – Kasia palideció al oír el nombre – y para cerrar el acuerdo tenemos aquí a la directora de la firma en la ciudad, Eva Heinlsh.
- No tengo nada que ver con esto, estoy tan sorprendida como tú, por favor, créeme – le susurró muy cerca para no llamar la atención. Lucy sonrió amargamente.
- Está claro que no es nuestro momento, tenías razón – dijo alejándose mientras le regalaba una sonrisa triste pero llena de amor.
- ¿Qué demonios hace la psicópata esta aquí? - preguntó Manu indignado a su amiga.
- No tengo ni idea, pero no pienso dejar que vuelva a arruinarme la vida. Voy a dejarle un par de cosas claras – contestó Kasia mirando fríamente a Eva.
- ¡Hola, Kas! - se acercó para abrazarla y la rubia detuvo sus intenciones – ya es casualidad que la firma para la que trabajo decida patrocinar la obra en la que participas, ¿verdad? - ni ella se creía que no tuviera nada que ver y se notaba en sus palabras.
- Sólo he venido a dejarte algunas cosas claras: adoro este trabajo, dios sabe que sí, pero si te inmiscuyes en mi vida, si noto que te acercas más de lo que lo haría un patrocinador... si tengo la sensación de que vuelves a las andadas, no tendré compasión de ti, ¿me entiendes?. No tengo la más mínima intención de repetir errores del pasado, por si has pensado en algún momento que sí. Te ayudé porque pensé que debía hacerlo, para sentirme bien conmigo misma, pero no quiero nada contigo, me has demostrado una vez más que no puedo fiarme de ti.
- No tienes que preocuparte de nada, lo sabes, ¿verdad? - le dijo Manu sosteniendo el abrazo. Lucy no se deshizo de sus brazos.
- No sé a qué te refieres Manu – trató de mentir.
- Bueno, tú déjame que diga disparates que no van contigo – seguía abrazándola – Kasia no quiere saber nada de ella desde hace mucho tiempo, no porque le haga daño y sufra por ella, simplemente no quiere tener a alguien así en su vida, ni siquiera como amiga. Kas está ahora en otro mundo, en un mundo donde las miradas azules hacen de su vida un lugar mejor. Nunca la he visto tan feliz, sólo necesita un tiempo para asegurarse de que esas miradas azules miran al futuro que siempre soñaron – la besó en la mejilla – pero, ya sabes, no me hagas caso, soy un español algo loco.
- ¡Ahh!, ha llegado Kasia – dijo Pia mirando a quién saludaba su compañera – eso sólo puede significar que ya estamos a punto de que abran la plaza para que entre el público, ¡qué nervios, no me acostumbro! - dijo la veterana actriz.
- Sí, nos queda una hora y media, creo que debemos ir a prepararnos – contestó Lucy sin apartar los ojos de aquella rubia tan hermosa.
- ¡Aquí estáis!, tranquilas, esto será un exitazo. Ya me han confirmado incluso la presencia de medios británicos, austriacos e incluso suizos. Tienen muchísimas ganas de veros – dijo Kasia entusiasmada – pero tranquilas, ¿eh?, que no lo digo para poneros nerviosas, ya para eso estoy yo aquí – sacó su mejor sonrisa.
- Menos mal que estás aquí – le dijo bajito al oído – me muero de miedo.
- Me voy al camerino, después nos vemos Kas – dijo Pia amablemente.
- Hasta después, súper diva – le guiñó un ojo riéndose.
- Ya verás lo diva que soy cuando me caiga por esas escaleras sin iluminación, en fin – se fue resignada.
- Tranquila mi amor – no pudo evitar que esas palabras salieran de su boca y se sonrojó al darse cuenta – piensa que toda la parte musical está grabada y está más que comprobado que todo está bien, puedes salir completamente tranquila.
- No sabes lo que significa para mí escucharte y sentirte aquí, conmigo – Lucy empezó a relajarse – sólo quiero que todo salga bien – tomó con sus manos las de Kasia y la miró fijamente a esos ojos miel que brillaban por ella.
- Aquí estaré, no pienso moverme, pero es hora de que vayas a prepararte – la rubia buscaba la fórmula que la calmara y evitara que la besara allí mismo.
- Me voy, o Markus montará en cólera. Nos vemos después, tengo algo que pedirte – dijo mirándola fijamente con aquellos ojos azules.
- Claro, nos vemos cuando termine. Mientras, seré una fotógrafa más, aquí traigo la cámara – dijo señalando su bolso.
- Cariño, no está mi vestido, ¿puedes ir a ver qué ha pasado? - le pidió a su amigo.
- Claro, vuelvo enseguida.
- Markus, esto es una negligencia por vuestra parte. No puede salir sin vestir por YSL, lo pone muy claro en el contrato, y es muy tarde para ir a la tienda a por otro vestido, está en la otra punta de la ciudad. Lo siento mucho, es vuestro problema que haya fallos de seguridad – dijo Eva con sus palabras cargadas de cinismo.
- ¡Pero qué dices!, Lucy es la protagonista, TIENE que salir – Markus montó en cólera.
- Markus, el contrato es meridianamente claro en esto, y ya sabes la cláusula que estipula la cuantía a pagar por incumplimiento del mismo.
- ¿Qué ha pasado?, ¿está todo bien? - preguntó preocupada al ver a Lucy tan mal. Se acercó a ella y la abrazó llena de amor - ¿qué ha pasado Lu?, dímelo, por favor.
- Pasa que ha desaparecido el vestuario de Lucy y que no puede salir porque firmé un contrato de mierda con la firma que representa Eva – dijo Markus fuera de sí.
- No es mi culpa Markus, tú lo firmaste – dijo Eva impasible.
- Bueno – interrumpió Kasia – como tenía mis dudas con la “seguridad” del evento, quise prevenir cosas como estas. Vuelvo en un minuto, tengo que ir a buscar algo al coche – dijo de una forma pausada clavando sus ojos en Eva.
- Bueno, quizás no es el mismo modelo, pero creo que te irá muy bien – dijo mirando a Lucy, calmándola con su mirada y su sonrisa de sueños – confío en haber acertado con la talla – guiñó un ojo.
- Pero … - intentó decir Eva.
- Pero nada – la mirada furiosa de Kasia la calló sin posibilidad de decir nada – el vestido es de la firma, aquí puedes verlo, y ahora vas a dejar que Lucy se prepare en paz para que pueda concentrarse.
- Estarás preciosa con él – le susurró acariciando disimuladamente su espalda y dándole el vestido – Ve, que se hace tarde. Manu, ayúdala, por favor – dijo mirando a su amigo que llegaba en ese momento.
- Sí, vamos, que Kas tiene un ojo que verás como no hay que hacerle nada – Manu estaba por atizar a Eva pero se controló, ya su amiga se encargaría de ella.
- Bueno, todo arreglado – Markus hiperventilaba apoyado en un rincón – pues, ¡que comience el espectáculo!. Muchísimas gracias Kasia, has sido como un ángel – besó a su asistente y se fue.
- Mucha suerte, nos vemos después – dijo, saliendo de la zona de actores.
- ¿Qué te dije Eva? - la furia iba en aumento – te dije bien claro que no quería que interfirieras en mi vida para nada. Hasta aquí llegó mi paciencia contigo, si descubro cómo hiciste que desapareciera su vestido pienso decírselo a quien haga falta para que desaparezcas de esta obra – no le gustaba el juego sucio pero Eva la obligaba.
- No sé de qué me hablas, estás cegada por esa niña malcriada. Estoy segura de que fue ella misma la que boicoteó mi trabajo para poner en peligro mi trabajo – contestó impasible.
- No me interesa tu versión, sólo quería que estuvieras advertida, no vayas a llevarte una sorpresa – Kasia no podía encontrar nada de la mujer que un día quiso. Esta Eva era una mueca desvirtuada de aquella mujer – y ahora desapareceré de tu vista, haz tú lo mismo. Una vez más Eva: déjanos en paz.
- Lucy, ¿qué te ha parecido la acogida de la obra? – preguntó uno de ellos desde que Lucy llegó a su altura. La joven castaña buscaba a Kasia con la mirada, sabía que estaba por allí y se moría por verla después de la carga de adrenalina que había sufrido actuando.
- Bueno, ha sido algo maravilloso. Nunca había hecho algo así y estoy fascinada, aún no me lo creo – dijo feliz.
- ¿Cómo afrontas un cambio de ciudad y de residencia para llevar a cabo este musical? – un periodista salido de la nada acertó a meter el micrófono.
- Hasta el momento esta ciudad sólo me ha dado momentos increíbles y gente maravillosa. Es un sueño – encontró al fin los ojos de Kasia y sonrió.
- ¿No será que te has enamorado?, esos ojos brillan espectacularmente – comentó otro reportero.
- Eso, como comprenderás, no te lo voy a decir a ti – rió feliz y ansiosa por quedarse a solas con su hermosa Kasia, que se había descubierto como un todo un caballero andante de apuesta armadura al salvarla del caos una hora antes.
- Entra a los camerinos, tengo algo que pedirte, ¿sí? – coqueteaba divertida y ansiosa de esos labios tan cercanos. Kasia sintió un rayo de placer y deseo recorriendo sus terminaciones nerviosas y aguantó las ganas como pudo. – Ella es Kasia Borek, una de nuestras directoras. Es genial trabajar con ella y con gente de tantísimo talento como ella – dijo mirando a los periodistas – y ahora tengo que irme y solucionar algunos detalles. Gracias, muchísimas gracias por estar aquí – se despidió con su mejor sonrisa y se adentró en la zona de stag.
- ¿Cómo se trabaja con actores y actrices de la talla de Lucy? – le preguntó uno de los periodistas aprovechando que Kasia tenía difícil la huida.
- Creo que sobra comentar nada después de lo hemos visto aquí. Son profesionales asombrosos y agradezco la oportunidad de aprender y trabajar con ellos cada día. Y ahora, si me disculpan, debo marcharme – intentó ser lo más educada posible para salir de allí cuanto antes.
- ¡Ya has llegado!, siento haberte metido en un lío con los periodistas, pero es que eras la excusa perfecta – estaba tan feliz que contagiaba al resto.
- Kas, ¿has visto qué nivel tiene esta chica?, creo que tengo nueva diva desde hoy mismo, lo siento amiga – dijo Manu divertido.
- No sabes lo que me alegra oír eso, como fan eres de lo peor – sacó la lengua burlándose y se abrazó a él – haces bien, yo también me rindo ante este talento.
- Ya, ya, ya sabemos a lo que te rindes tú – apretó fuerte en su abrazo.
- ¿Pero qué dices? – Kasia estaba a punto de matarlo con la mirada – anda, desaparece de mi vista antes de que la furia alemana haga acto de presencia – le gustaba aquel chico español, lo quería tal como era.
- Está bien, pensaba irme de todas formas. ¡Ciao bella! – besó a sus chicas y se marchó.
- Veo que el vestido te quedó perfecto – Kasia la miraba con deseo – cuando lo vi en la tienda no imaginé que te quedara tan… tan…, creo que debería dejarlo en bonito – rió para evitar que el rojo de sus mejillas se encendiera aún más.
- ¡Me encanta, es precioso!. Este no estaba en las muestras que nos trajo Eva, si no lo habría escogido. No he podido darte las gracias como te mereces por lo que has hecho, de verdad Kasia, si no hubiera sido por ti, esta noche habría sido un completo desastre.
- Lo… lo siento, no sé qué me ha pasado – dijo terriblemente avergonzada.
- No me pidas perdón por algo que me hace sentir cerca del paraíso – le regaló una sonrisa pidiéndole que confiara en ella.
- Lucy, yo... a veces me cuesta muchísimo controlarme contigo. De hecho creo que lo hago bastante mal – su cara de frustración hizo que Lucy riera con ganas.
- No sabes lo que me gusta eso – guiñó un ojo coqueta para sonrojo de Kasia. – Quería invitarte mañana a salir, ¿te apetece?. Creo que me merezco que me lleves a cenar después de la actuación de hoy, además tengo dos entradas para ver la ópera desde un sitio menos delictivo, me muero por verla entera. No puedes decirme que no, el lunes libramos, que después de esta semana viene muy bien. Venga, dime que sí – su gesto parecía suplicar por más de sus besos que por la cita en sí.
- No sé si es muy buena idea. De verdad que me encantaría, pero creo que estoy en el límite de mis fuerzas Lu, no puedo más – dijo abatida.
- ¿Quién te dice que debes luchar contra lo inevitable?, ¿no ves cómo me tienes?. Sueño con tus ojos que me miran, no hago otra cosa que pensar en tus labios. Sé que sientes lo mismo que yo, deja de pelear Kas – se acercó de nuevo a ella, peligrosamente cerca – queda conmigo mañana – susurró en su oído buscando excitarla, para vencer sus muros.
- Está bien – aquellas palabras la habían abierto en canal dejando su corazón definitivamente expuesto – mañana te recojo en tu casa. Tienes razón, por más que quiero alejarme de ti, menos lo consigo. No quiero hacerte daño, y mucho menos quiero poner en peligro tu sueño por mi culpa, no me lo perdonaría. Pero no puedo evitar todo esto que siento, lo que me provocas desde la primera vez que te vi.
- No me harás daño, lo sé muy bien. Y no hay sueño sin ti – su mirada trataba de calmar las dudas de Kasia y parecía conseguirlo. – La ópera empieza a las ocho y media, ¿a qué hora crees que deberías recogerme? - era complemente feliz con la idea.
- A las ocho menos cuarto estará bien, siempre y cuando seas de las puntuales – Kasia ya estaba más relajada.
- Bueno, probablemente las ganas de verte harán que esté lista antes – su mirada volvía a tener ese brillo de deseo.
- Está bien, probablemente esas mismas ganas a mí me hagan llegar antes a tu casa – respondió al deseo con un gesto seductor. Lucy sintió una punzada en el estómago y el calor recorriendo su cuerpo.
- Sería genial – le robó un beso y sonrió.
- ¡Lucy! - una voz la llamó a lo lejos – tenemos que irnos, nos espera la fiesta para celebrar la presentación – Markus se acercó a ellas.
- ¿Vienes, verdad? - le preguntó Lucy a Kasia. Habría pasado toda la noche hablando con ella, ahora que por fin las dos ponían las cartas sobre la mesa.
- Me temo que no. Es mejor que esta noche me vaya, estoy realmente cansada del día que llevo, y es hora de que los flashes se centren en ti. Mañana nos vemos y entonces tendrás toda mi atención – intentó cambiar el gesto de decepción que se había instalado en el rostro de Lucy.
- Bueno, acepto el trato. Hasta mañana entonces – no hubo acercamiento esta vez con Markus en medio.
- Hasta mañana Lucy. Hasta mañana Markus, que paséis una estupenda velada, os merecéis el triunfo y el reconocimiento – dijo tomando la dirección opuesta a ellos.
- El vestido era maravilloso, cariño – dijo entusiasmada por el éxito de su hija.
- ¿Verdad que sí?, es un regalo, y es absolutamente precioso – contestó viniendo a su recuerdo el gesto y el acierto de Kasia de la noche anterior.
- Vaya, un regalo... ¿tienes algo que contarme, mi vida? - preguntó extrañada.
- No mamá, tranquila – no era momento de dar explicaciones por teléfono – cuando haya algo que contar, serás la primera en saberlo, o la segunda, si Sara se adelanta, que ya sabes cómo es.
- Bueno, decías en la entrevista que te trataban muy bien, me alegro mucho hija – las palabras de su hija la tranquilizaban.
- Sí, a mi alrededor sólo hay gente maravillosa. Esta noche voy a la ópera con una de las directoras del musical. Me llevó a ver el teatro de la ópera hace unas semanas y ahora le devuelvo el favor – era mucho más que la directora del musical, pero no quiso entrar en detalles.
- ¡Ahh, qué bien!, me alegro de que estés disfrutando además de trabajar tan duramente por tu sueño. Estamos muy orgullosos de ti, hija – su madre amenazaba con ponerse melancólica.
- Tranquila mamá, pronto vendrás y verás que todo va muy bien, no te pongas triste. Hablamos otro día, ¿vale?, tengo algunas cosas que hacer antes de esta noche – dijo despidiéndose.
- Claro que sí, hablamos en otro momento. Te quiero mucho hija.
- Yo también mamá. Bye – y colgó.
- Cariño, a mí no me engañas, ¿tienes una nueva relación? - preguntó directa.
- Mamá, ¡qué dices! - quiso mentir pero se arrepintió sobre la marcha. Ya era demasiado tarde – bueno, para qué tratar de engañarte... no tengo una nueva relación, pero me encantaría tenerla. Es una chica súper especial y estoy completamente loca por ella.
- Ya sabía yo que esa mirada era culpa de alguien – dijo feliz – y ¿la conozco?
- No mamá, no la conoces... ni, por supuesto, la vas a conocer, al menos de momento. Deja que defina lo que quiera que sea que tenemos y ya después veremos – Kasia frenó la euforia de su madre – y ahora me voy que tengo algunas cosas que hacer antes de esta noche.
- ¿Una cita? - preguntó su madre.
- Algo así – y no dijo más. – Te quiero mamá, te llamo mañana – le dio un beso y salió de la casa rumbo a la suya.
- Kasia... Kas, te he dicho que estás preciosa, ¿me estás oyendo? - preguntó Lucy algo extrañada.
- Yo... yo, simplemente creo que no puedo hablar. Estás... estás... - no podía apartar sus ojos. Lucy agradeció con una enorme sonrisa el visto bueno tan peculiar de su acompañante – esto, creo que soy infinitamente afortunada – terminó por decir.
- Me alegro de haber acertado – dijo cerrando la puerta tras de sí con una mirada de satisfacción – es hora de marcharnos o llegaremos tarde.
- Sí, será mejor que nos vayamos o me quedaré aquí la vida entera – la falta repentina de vocabulario que sufría estando delante de aquella mujer la sacaba de quicio, pero la castaña le provocaba cosas que jamás había sentido.
- Jamás he sido tan feliz como ahora mismo, Kas. Estoy loca por ti – le dijo en un susurro y la besó suavemente detrás de su oreja.
- Bueno, ha sido maravillosa, tal y como pensaba después del aperitivo de hace un par de semanas – disfrutaba repasando mentalmente. Kasia habría jurado que repasaba sus caricias al calor de la oscuridad – Tengo hambre, ¿dónde me llevarás? - se divertía y ver su sonrisa perpetua era un placer para la joven de ojos miel.
- Pensaba llevarte a un sitio al que suelo ir con Manu, pero a esta hora estará a rebosar, así que si te gusta la comida japonesa te puedo llevar al mejor japonés de la ciudad. Voy tan a menudo que ya es como mi casa – sonrió esperando un sí de su acompañante.
- ¡Sí, me encanta!. Vamos, huyamos antes de que nos vuelvan a pillar – dijo mirando preocupada por el retrovisor.
- Tranquila, creo que has sabido calmar a las fieras. Siento que tu vida va a ser así de ahora en adelante. Es el precio a pagar por el triunfo. Esto lo complica todo – un cierto tono de preocupación apareció en el semblante de Kasia mientras arrancaba el coche.
- No te preocupes, no dejaré que nada de esto te afecte, ¿vale? - otra vez esa seguridad abrumadora. Lucy acarició su rodilla y la miró buscando tranquilizarla.
- Kas... - dijo dentro del moderno Mini negro de su compañera - ¿te apetecería tomarte la última copa en mi casa? - Lucy terminó por atreverse.
- Bueno, una última copa no sé, pero sí que sé que me muero por besarte, que ya no puedo controlarlo más y necesito un lugar en calma para las dos, para poder acariciarte como deseo... así que si no quieres que lo haga, por favor, no permitas que entre en tu casa – Kasia consiguió por fin decir aquello que pensaba sin que las palabras le jugasen una mala pasada.
- No hay nada que desee más. Vamos a casa – acertó a decir mientras controlaba las pulsaciones.
- Puedes estar tranquila, sólo quiero sentirte cerca, no haré nada que no quieras – Kasia tomaba la iniciativa después de los riesgos tomados por Lucy. Había olvidado sus temores, los flashes de los periodistas y todo lo negativo que pudiera traer esa relación, sólo era capaz de pensar en ella, únicamente en esa mujer de piel bronceada que abría la puerta invitándola a pasar.
- Mmmm, me encanta tu olor, me vuelve loca – cuando llegó a su cuello el deseo provocó que sus besos subieran de intensidad. Kasia se dejaba hacer aferrando sus brazos a los de la que se convertiría en su amante, tan excitada que no pudo evitar soltar un gemido de placer.
- Tus labios son mi perdición – acertó a decir.
- Jamás he estado más segura de nada en mi vida. Quiero sentirte y sentirme tuya – dijo en medio de los besos.
- Eres maravillosa. Te quiero desde el primer día que te vi – respondió a sus besos aferrándose otra vez a ella.
- Eres tan hermosa... me vuelves loca mi amor – le dijo colocándose de tal forma que su sexo empapado acariciara el de su amante – te quiero, te quiero en mi vida más que a nada en el mundo.
- Oh, dios, Kas... - gemía sin apenas poder articular palabra.
- No dejaré que jamás te vayas de mí – le dijo subiendo a Kasia a su altura. Kasia se tumbó a su lado, abrazadas, besándola suavemente.
- No pienso ir a ningún lugar sin ti – contestó feliz.
- Estás preciosa también recién levantada, qué suerte tengo – dijo Kasia acariciando su cara.
- ¿Estás bien? - preguntó la rubia riendo al ver el gesto tímido de su compañera.
- Buenos días, y sí, estoy mejor que bien, estoy feliz... SOY muy feliz, y tú tienes muchísima culpa de eso – la besó y la rodeó con sus brazos girando en la cama y quedándose debajo de ella.
- No me canso de tus labios – los atrapó una vez más – no me podría cansar jamás de ti. No planeé que mi corazón se revolucionara contigo Lucy, y ahora es demasiado tarde para vivir sin ti. Apiádate de mí y dime que me quieres – suplicó en medio de caricias.
- Te quiero, te lo dicen mis labios como lo dicen mis ojos cada vez que te miran, es inevitable – acarició su cuerpo mientras la besaba – te deseo, como la mañana desea al sol, como el otoño desea ver caer las hojas... te deseo casi hasta el dolor si no te tengo – bajó en el recorrido de sus besos mientras un suspiro salía de la boca de Kasia al sentir sus labios.
- Ojalá te hubiera encontrado antes – dijo besando sus ojos. Kasia suspiró envuelta en una nube.
- Vaya, tengo un arcoiris de colores en mis ojos, ¿pero qué me has hecho? - probablemente el nivel de felicidad sobrepasaba el límite. Lucy no parecía entender demasiado pero sonrió ante la expresión de su amante.
- ¿Realmente necesitas que te lo cuente? - dijo soltando una risa descarada.
- No, no hace falta, yo estaba presente... ven aquí – y la obligó a besarla.
- Kas...
- Mmmm.
- ¿Cómo lo vamos a hacer? - preguntó pensativa Lucy.
- ¿A qué te refieres mi amor? - respondió Kasia aún media adormilada.
- A nuestra relación. Porque esto es el comienzo de una relación, ¿verdad? - de repente una duda tímida asaltó el pensamiento de Lucy.
- Yo diría que es un precioso comienzo, ¿no te parece? - dijo Kasia sonriente mirándola a los ojos – bueno, creo que lo mejor es tomarlo con calma y dejarlo como algo para nosotras, al menos de momento. Me da mucho miedo perjudicarte Lucy, no podría vivir con eso – no podía evitar preocuparse.
- No puedo estar sin ti, ya no... Está bien, de momento será algo nuestro, sólo espero tener fuerzas para no descubrirnos durante los ensayos – hizo una mueca de inseguridad.
- Bueno, todos saben mi orientación, es algo público desde mi época de actriz, así que mientras mantenga mis manos quietas, no como ahora – la acarició traviesa – todo irá bien – intentó tranquilizarla aunque ella misma tenía las dudas de si podría conseguirlo.
- Vas a tener que darme una sobredosis de amor para que no la necesite en el teatro – una voz seductora susurró encendiendo el cuerpo de Kasia.
- Tienes toda la razón – la besó apasionadamente y volvieron al amor.
- Lu, ¿qué hablamos hoy?... vamos a intentar que no se note, no podemos durar menos de diez minutos con este plan – dijo colocándose el vestido – además, no puedo ir así mañana a trabajar. Anda, ayúdame a subirme la cremallera, que ayer casi sufro una lesión haciéndolo yo sola – soltó una carcajada – y todo para causarte buena impresión.
- No seas tonta, si siempre estás preciosa. Te confieso que cada vez que te veo bajar de la moto con esos vaqueros y esa chaqueta ajustada, me dan ganas de desnudarte allí mismo – besó su espalda mientras subía despacio intentando perder tiempo para quedarse un rato más allí.
- Bueno, pues pronto será imposible ir en moto, así que vete haciéndote a la idea de que esa estampa no se podrá repetir en una temporada – se giró pidiendo un beso más – y no puedo estar aquí toda la noche, así que termina de subir la cremallera, anda – Lucy soltó una carcajada al escucharla.
- Está bien. Hasta mañana entonces. Dulces sueños – la besó abrazada detrás de la puerta.
- Desde que te conozco sólo puedo soñar contigo, son los mejores sueños posibles – respondió al beso – nos vemos mañana.
- Me alegro muchísimo por ti amiga – Sara era sincera en sus palabras.
- Gracias Sara, de verdad que es como un sueño. Llevo cuatro días sin verla y me parece una condena perpetua, no puedo esperar a que llegue el sábado para verla – la ansiedad se multiplicaba en el cuerpo de la morena.
- ¿Y por qué no vas a verla a la escuela de teatro donde prepara la obra? - preguntó Sara notando el nerviosismo de su amiga por la espera.
- Hemos decidido que no es muy buena idea Sara. Empiezo a tener prensa alrededor mío desde que hicimos la presentación; solicitando entrevistas, pidiendo alguna sesión de fotos, vamos, un lío. Encima Kasia salió del armario hace algunos años, así que para todos es conocida su orientación. Me dice que no es buena idea que nos vean mucho juntas o empezarán a especular, y no es buena idea de cara al inicio del musical, no al menos de momento. Así que aquí estoy, llamándote y muriéndome de ganas de verla.
- Uff, parece un tema un poco complicado. Lu, ¿qué vas a hacer si os ven y surgen rumores? - preguntó preocupada.
- No te preocupes, no va a pasar. Kas sabe muy bien lo que hace así que estamos a salvo. No sé amiga, sólo sé que la quiero, no he sido más feliz en toda mi vida. Todo saldrá bien, seguro – Lucy intentaba convencerse a sí misma.
- Eso espero amiga. Sabes que deseo lo mejor para ti.
- Lo sé Sara. Hablamos en otro momento, ¿vale?, voy a practicar con el piano un rato – dijo a modo de despedida.
- Huy, ya conozco tus ratos con el piano – se burló – Hasta pronto, disfruta del amor, no pierdas un minuto.
- Eso haré. Te quiero. Adiós.
- Hola mi amor, ¿con quién hablabas que llevo intentando hablar contigo un buen rato? - aquella voz de terciopelo al otro lado la hicieron sonreír de inmediato.
- ¡Hola!, estaba pensando en ti ahora mismo...
- ¿Ah sí?, vaya... ¿y eso? - esa voz de pronto resultaba extremadamente seductora.
- Pues ya ves, estaba por amarrarme al sofá para evitar salir a buscarte. Me muero por verte Kas, si por lo menos pudiera verte en los ensayos – la joven de ojos azules no podía evitar la frustración que le provocaba la situación.
- Bueno, si no fueras tan buena me verías – Kasia reía al otro lado del teléfono – como eres tan divina Markus no deja que me acerque.
- Sé que me estás haciendo una mueca ahora mismo – fingió enfadarse – no me hace gracia.
- Mi vida, el sábado vamos a pasear al parque y a pasar el día juntas, ¿vale? - intentaba convencerla – seré toda tuya el fin de semana, si es que no tienes algún acto al que asistir.
- No, y aunque lo tuviera, lo habría suspendido – parecía segura de lo que decía, y más oyendo reír a aquella mujer que la enloquecía al otro lado.
- No quiero que canceles nada importante por mí, ¿vale?, hay cosas que tienes que hacer aunque no te apetezca – de repente Kasia se preocupó de afectar al trabajo de Lucy.
- Tranquila, todo lo que me ofrecen Manu lo coloca entre semana. Yo creo que este chico sabe algo, ¿eh? - confiaba en su ayudante.
- Bueno, está empeñado en que he tenido sexo, que mis ojos y mi cutis me delatan... está completamente chiflado, ya sabes cómo es. Yo no le he dicho nada, pero cuando me lo dice no puedo evitar reírme, nunca se me ha dado bien mentir – dijo Kasia avergonzada.
- Vas a tener que decirle la verdad, confío en él – contestó Lucy.
- Ya, sé que él será el primero en alegrarse por nosotras. De todas formas, en ocasiones no puedo evitar preocuparme por si notarán algo en mi actitud contigo que nos delate.
- Me encantaría estar ahora mismo con tu cara en mis manos y tus labios esperando mis besos, así podría demostrarte que no tienes que preocuparte, yo estoy aquí para ti y siempre estaré para ti. Te quiero.
- Y yo a ti, Lucy – un silencio las abrazó y las acomodó en ese “te quiero”.
- Entonces todo estará bien. Ahora me voy a poner un rato con el piano. ¡Nos vemos el sábado! - contestó entusiasmada – menos mal que ya mañana es viernes – rió al darse cuenta.
- Temprano estaré llamando a tu puerta. Que descanses. Te amo.
- Y yo a ti. Sueña conmigo.
¡Oh, dios, por fin estás aquí! - Lucy quiso saltar a sus brazos pero vio como los ojos de Kasia se abrían de par en par y detuvo su impulso.
Kasia entró y dejó la mochila y su casco junto al perchero de la entrada en el suelo.
Ahora sí, ¿a qué esperas para saltar a mis brazos? - y los abrió esperando la llegada de un tsunami de puro amor.
Lucy se enlazó con ella en un larguísimo abrazo. Su cabeza sumergida en su nuca respirando el olor que tanto había echado de menos y sus brazos acariciando su espalda. La besó con pasión y la llevó hasta el sofá.
Espera, espera... ¿no quedamos que hoy iríamos a correr un rato? - dijo Kasia mientras Lucy la desnudaba sobre el sofá llenándola de besos.
Claro, pero necesito recorrer tu piel para recuperar la cordura. Te deseo ahora mi amor – le dijo levantando sus brazos para quitarle la camiseta.
Las palabras de Lucy encendieron el deseo de Kasia y no pudo más que aceptar tan tentadora oferta. Ambas se recorrieron sedientas de la otra y se amaron descubriendo nuevas miradas, nuevos placeres, pequeños detalles, rincones por descubrir, en medio de palabras de amor y miradas que delatan al alma.
Ambas permanecían abrazadas observando la luz de la mañana avanzando mientras las caricias mutuas las devolvían a la realidad poco a poco.
Ahora no tengo ganas de correr – dijo Kasia hundiéndose un poco más en el abrazo. Lucy sonreía encantada.
Vaya, pensé que aumentaría tu energía – mintió.
Creo que debería aclararte que en casos normales, situaciones como esta quitan las ganas de hacer otro tipo de deporte, al menos en un rato – ronroneaba de gusto sintiendo el juego de Lucy con sus dedos en su pelo.
Entonces será mejor que nos quedemos – dijo besando una de sus orejas.
Mmmm, no me hagas sufrir con tus caricias y dame tu amor – levantó su barbilla pidiendo un beso que Lucy gustosa le concedió.
El teléfono de Kasia comenzó a sonar.
¡Qué raro!, es muy temprano para que me llamen – miró el número – perdona, es mi madre – se separó un poco para acoplar el teléfono a su oreja y volvió a abrazarse - ¿Sí?, buenos días mamá... ¡otra vez ese endemoniado perro!, vale, vale... ahora voy – colgó visiblemente enfadada.
¿Ha pasado algo? - preguntó Lucy.
Nada, mi madre, que el perro se ha ido corriendo detrás del gato del vecino y no aparece. Si es que no sabe vivir con él pero tampoco puedo vivir sin él, tengo que irme a buscarlo, ¿quieres venir?, mi madre es todo un personaje, no puedo asegurarte que sea discreta, pero sí es muy cariñosa – Kasia no sabía muy bien cómo definirla.
¡Sí, claro, me encantaría!, hoy no pienso separarme de ti, así saldremos a dar ese paseo que prometimos sin distracciones – le guiñó un ojo mientras le lanzaba una mirada de esas que hacen temblar el piso bajo tus pies.
Bue... bueno, será mejor que nos vayamos – Kasia no podía evitar sentirse algo intimidada con esas miradas – traje un casco para ti, así que podemos ir en la moto.
Lucy disfrutó la sensación de abrazar a la mujer que amaba subida en la parte trasera de la moto. Se sujetó firme a su cintura para terminar abrazándola aprovechando la posibilidad de hacerlo. Para Kasia era como un sueño tenerla así de cerca y el anonimato del casco la hacía sentirse libre de miradas y objetivos indeseados. Al llegar se encontraron con la madre de Kasia con la correa en mano en medio de la calle mirando a los lados.
Menos mal que has llegado. Este perro no puede evitar las tentaciones, ya lo sabes... lo del gato del vecino es superior a él. Vaya, has venido con alguien – observó a Lucy mientras se quitaba el casco.
Mamá, esta es Lucy, amiga y protagonista del musical en el que estoy trabajando.
Lucy se acercó y le ofreció la mano para saludarla. La madre de Kasia la tomó del brazo y la abrazó para darle dos besos.
Buenos días Sra. Borek, me alegra conocerla – dijo Lucy afectuosa.
Y a mí conocerte a ti – la miró con una sonrisa buscando a su hija con la mirada – cariño, ¿tienes algo que contarme?, porque tú jamás traes a casa a tus amigas, se ve que te da miedo que me conozcan.
Mamá, deja de intentar desentramar planes ficticios porque no tiene nada que ver – evitaba mirarla para que no notara que mentía – viene conmigo porque había ido a buscarla para ir a correr, la ropa deportiva debería darte una pista. Y ahora déjame que traiga a ese perro alocado antes de que alguna pobre señora se lo encuentre en su jardín.
Lucy reía divertida de escucharlas y prefería no saciar la curiosidad de la señora. Si Kasia no le contaba la verdad sería por algo.
No hizo falta ir muy lejos, desde que el perro escuchó la voz de Kasia llamándolo salió de su escondite con cara de arrepentimiento y Lucy se enamoró de él automáticamente. El amor pareció mutuo porque el perro buscó sus caricias nada más verla.
No lo acaricies, porque encima este creerá que ha hecho algo bueno – Kasia se puso en plan sargento militar con el chucho y a Lucy le pareció muy divertido.
¡Oh, aquí estás! - dijo aliviada la señora – debes aprender que hay amores imposibles Baloo, te lo he dicho mil veces.
Kasia no pudo evitar mirar a Lucy y sonreír. “Menos mal que no es nuestro caso” - susurró la joven de ojos azules.
Entrar en casa, os prepararé el desayuno, acabo de sacar unas magdalenas que alimentan el espíritu. Y no Kas, no admito un no – se adelantó antes de escuchar cualquier excusa.
A mí me encantaría, Sra. Borek – contestó mientras se volvía para burlarse de Kasia.
No puedes entrar en mi casa y llamarme Sra. Borek. Llámame Alicia, ¿de acuerdo?.
Muy bien, Alicia.
¿En serio no eres la culpable del brillo en los ojos de mi niña? - preguntó sirviendo el café caliente.
Mamá...
- De mamá nada, te he dicho que ese brillo y esa sonrisa tuya tienen que tener un motivo, y Lucy es realmente preciosa, sería normal tener un brillo así en los ojos por alguien como ella.
Lucy sonrió comenzando a sonrojarse y miró a Kasia.
Cariño, dile la verdad a tu madre – se delató voluntariamente para terminar la farsa ante la mirada atónita de su novia.
Ahhhh, ya lo sabía yo – se abalanzó sobre Lucy y la abrazó feliz – no sabes lo feliz que me hace saber que mi niña tiene por fin a alguien que la quiera y la cuide como se merece.
Mamá, no te pongas tremenda, que con Manu tengo bastante – contestó Kasia frenando la euforia.
Calla cascarrabias y dame un abrazo.
Después del desayuno las chicas se despidieron de Alicia y tomaron un rumbo desconocido. Disfrutaron de un largo trayecto y terminaron en un precioso bosque con unas vistas a un lago tan imponente como un mar. No había nadie por los alrededores, una ventaja de disfrutar de un día libre en lunes, y ambas lo agradecieron, así no tenían que ocultar sus sentimientos. Era un lugar mágico, los tonos marrones se mezclaban con los verdes en las hojas de árboles milenarios y el lugar te transmitía la sensación de estar en la cima del mundo, en el lugar perfecto para el amor. Lucy se aferró a su brazo completamente enamorada mientras andaban.
Aquí solía venir con mi padre, es un sitio muy especial para mí – dijo Kasia recordando momentos hermosos de su pasado – es muy bonito, ¿verdad?.
Es precioso, gracias por traerme – la detuvo en su paseo, la atrajo hacia sí y la besó con un amor infinito, con un beso de esos que te hace perder el sentido.
Mmmm – acertó a decir cuando sus labios se separaron – no sabía que te iba a hacer tan feliz conocer a mi familia – bromeó.
Tu madre es fantástica, y tu padre debía ser un tipo muy especial, está claro que tienes lo mejor de los dos – dijo y volvió a besarla.
Se acomodaron sobre unas rocas para observar un largo rato el espectáculo que les ofrecía la naturaleza virgen. Lucy se colocó delante de Kasia y apoyó su espalda en su pecho, quedando atrapada en el abrazo que le ofreció la mujer que amaba. Probablemente sus recuerdos teñidos de felicidad sólo podrían tener el nombre de Kasia.
26.
Faltaba una semana para el estreno del musical. Habían pasado casi tres meses desde que las dos mujeres se habían encontrado y nada había cambiado entre ellas. Su relación había ido creciendo y eran increíblemente felices; Kasia sentía que había encontrado a la mujer de su vida, no podía imaginar un sólo minuto de su vida con ella, y Lucy se sentía capaz de cualquier cosa por ella. Lucy se había adaptado del todo a la ciudad y la sentía como su casa y sólo se había separado de Kasia los días que su madre estuvo de visita en la ciudad. Kasia pensó que era lo mejor y Lucy no se sentía capacitada para contarle nada de su relación con aquella mujer que la enloquecía, le faltaba ese valor necesario para hacerlo.
Kasia ultimaba el estreno de la obra que llevaba tiempo montando con sus alumnos. La obra había crecido y crecido en interés y parecía que sería un éxito el día de su estreno. Lucy le prometió que iría a verla, por nada del mundo dejaría de estar el día de su triunfo como directora. La joven de ojos de miel estaba muy ilusionada con este trabajo y esperaba ansiosa el estreno tanto como el musical de Lucy.
Era domingo por la tarde. Las dos mujeres disfrutaban de una tranquila velada en el sofá en casa de Kasia. Habían descubierto que era el mejor escondite para su amor. Kasia había dejado de ser interesante para los medios y su casa estaba a salvo de prensa, así que casi siempre iban a casa de la directora. Habían disfrutado del día haciendo el amor y sintiendo piel con piel el calor que las unía.
Esto definitivamente debe ser pecado, el placer a estos niveles seguro que es pecado – decía Lucy mientras acariciaba los pechos desnudos de su amante apoyada en ella.
Entonces, ¿no iré al cielo? - preguntó sin ningunas ganas de moverse.
No iremos cariño, ninguna de las dos – respondió besando su cuello.
Bueno, mientras estemos juntas – Kasia se revolvió para subirse a sus caderas y poder besarla intensamente.
Mmmm – saboreaba sus labios... esos labios que tantas veces le habían dicho “te quiero” - creo que es hora de que me vaya. Ya mañana entramos en la semana del estreno, y podría apostar que Markus llegará al borde de la histeria.
Tienes razón. Debes estar lo más tranquila posible esta semana, nada de nervios que no queremos que te pongas afónica de estrés. El montaje es algo increíble, va a arrasar con toda seguridad, me alegro muchísimo del éxito que vas a tener – la abrazó llena de energía – vamos, te llevo a casa.
No, no hace falta, voy en metro – contestó Lucy.
De eso nada, una futura estrella de Broadway no puede ir en metro.
Cariño... ¿sabes que no estamos en New York, verdad? - puso el dorso de la mano en su frente fingiendo tomar la temperatura.
Ya me dirás eso cuando llegue la primera oferta.
Se vistieron y salieron rumbo a casa de Lucy.
Al otro lado de la acera una atractiva mujer salía del interior de un taxi. Pudo ver cómo Kasia se colocaba el casco y cómo Lucy lo agarraba con las manos y le daba un beso a la altura de lo que podrían ser los labios. La joven de ojos azules reía feliz escuchando algo que le contaba su pareja mientras se colocaba el abrigo. Las dos subieron a la moto y Lucy se aferró en un abrazo cerrado a su conductor.
Eva no podía creer lo que veía. Había dejado pasar el tiempo desde el altercado con el vestuario de Lucy con la esperanza de que el enfado de Kasia se hubiera disipado con el tiempo. Quería recuperarla y había ido con una estúpida excusa sobre el musical a su casa para verla. Se había vestido de una manera sexy e irresistible con la intención de derrumbar los muros de su ex, y se había encontrado con la escena de Lucy con ella, feliz y enamorada, saliendo de su casa.
Sacó su teléfono e hizo una foto, girándose de espaldas en el momento en el que la moto pasaba a su altura.
A la mañana siguiente ambas mujeres llegaron al teatro por separado. En la entrada las esperaba Markus para hablar con ellas a solas. Kasia llegó primero y pudo verlo apoyado en la puerta esperando.
Buenos días – dijo feliz - ¿esperamos una visita ilustre? - bromeó.
No, en realidad te espero a ti – su tono sonaba frío y distante.
¿Pasa algo Markus? - preguntó preocupada.
No sé Kas, dímelo tú. Sabes que he confiado en ti para este trabajo, que me juego todo con este musical, absolutamente todo lo que tengo, y no puedo creer que pongas en peligro este trabajo aún sabiéndolo – Markus elevó la voz muy molesto.
No sé de qué me estás hablando – Kasia empezaba a enfadarse ante la falta de confianza de su amigo.
Lucy apareció junto a ellos sin que notaran su presencia.
Buenos días, ¿qué es eso tan interesante que habláis que ni os dais cuenta de que estoy aquí? - preguntó bromeando.
Me alegro de que hayas llegado – dijo Markus ciego de ira – Me han llegado noticias que confirman que entre vosotras dos hay una relación – dijo sin rodeos.
Kasia abrió los ojos sin poder decir palabra y Lucy palideció de inmediato colocando su cuerpo en una posición claramente defensiva.
¿Quién te ha dicho algo así? - preguntó Kasia sin rodeos – creo que tenemos derecho a saberlo.
No te lo voy a decir Kas. Sólo puedo decir que sabes perfectamente los patrocinadores que tenemos en el musical, no podemos tener una protagonista lesbiana – dijo al borde del colapso.
¡Venga ya, Markus, no seas hipócrita!. ¿La protagonista no puede ser gay pero su director sí?, ¿es así como piensas llevar tu carrera de ahora en adelante, vendiéndote a los homofóbicos con dinero? - Kasia no podía creer las recriminaciones de su hasta ahora amigo.
O sea, que es cierto – dijo casi asqueado.
No, no es cierto – dijo suavemente Lucy.
Kasia habría peleado por ella hasta el fin de los días y escuchar esa frase de labios de la persona que más amaba, hizo que algo dentro de ella se rompiera... muy despacio y dolorosamente.
Quien te haya dicho eso miente. No estoy con Kasia, no lo he estado y jamás lo estaré, porque jamás me he sentido atraída por una mujer – Lucy no sabía qué parte de su cerebro diseñaba las palabras que estaba diciendo, pero fuera la que fuese, no la conocía en absoluto, – es completamente absurdo, Kasia no te ofendas, pero nunca podría estar con una mujer.
La joven de ojos miel entendió la realidad. Habría sido una historia muy bonita... incluso la mejor de las historias, siempre que se quedara dentro de las paredes de su castillo, como las historias de las princesas encerradas en una torre. Sólo que en esta historia no había príncipe que las salvara, así que su historia estaba condenada al encierro. Sintió que su ilusión se esfumaba como las mariposas con el viento y no pudo soportar escuchar más palabras como esas.
Ufff, no sabes el peso que me quitas de encima Lucy – de repente Markus estaba relajado.
Me alegro de que puedas respirar tranquilo. Es momento de que me vaya, – lanzó una mirada a Lucy que la evitaba mirando al suelo – no puedo trabajar para quienes piensan que mi forma de vida es una farsa, algo que hay que ocultar bajo las piedras – las lágrimas tenían prohibida su salida, al menos hasta que estuviera a solas.
Vamos Kas, no es para que te pongas así – Markus intentó calmarla.
Lucy la miró un instante mientras moría por dentro. Ella, que le había dicho mil veces que lucharía por ella, que jamás permitiría que su sueño se interpusiera entre ellas, había hecho justo lo contrario sin apenas pensarlo. Pudo ver en los ojos de Kasia el vacío del dolor y supo que jamás la perdonaría.
27.
Kasia huyó como un asesino en serie huye de la escena de un crimen, salvo que en esta ocasión ella era una de las víctimas. El dolor se hacía presente en cada músculo de su cuerpo mientras callejeaba sin rumbo fijo, haciendo imposible el control de las lágrimas, decididas a salir a pesar de su obstinación por evitarlo. Sentía vibrar su teléfono mientras conducía pero no tenía intención de detenerse. Sabía quién era, quién podía estar interesada en saber si se encontraba bien, pero no podía contestar, no era capaz de enfrentarse a esa voz sin derrumbarse, y luchaba para salir a flote de la tormenta de sentimientos que ahogaban su pobre corazón lastimado.
Sin poder evitarlo llegó al parque del lago, frente a la casa de Lucy. Se detuvo y fue una vez más al lugar donde la vio por primera vez, intentando que la vida le concediera un deseo: deseaba que el tiempo retrocediera hasta el día que la vio, cansada y sudorosa, sonriendo mientras miraba a aquel niño que jugaba con los patos. Si el destino le hubiera hecho ese favor, habría seguido de largo y no la habría conocido, no habría sufrido como lo hacía en ese momento.
Pero tampoco habría vivido los dos meses más felices de su vida. Kasia recapacitó y decidió que la tierra debía seguir girando en el mismo sentido, sin borrar el pasado. Se sentó en un banco cercano y sacó un pequeño bloc que usaba para anotar ideas para sus guiones del bolso. Escribió un par de palabras, las leyó y decidió tacharlas. Volvió a intentarlo.
Mi amor,
He decidido escribirte porque necesito que sepas que no te odio, jamás podría odiarte porque en mi corazón sólo existe amor para ti. Mi corazón late por ti, y siempre será así, no habrá día en que tu recuerdo no inunde mi alma.
Sé porqué lo hiciste, yo también fui cobarde y también luché hasta lograr el valor necesario hace años, pero juré que jamás viviría ocultando mis sentimientos, que sería honesta y viviría orgullosa de amar como te amo a ti. Lo siento, no puedo volver atrás.
Hoy he entendido que debo dejarte marchar, que el destino nos jugó una mala pasada al reunirnos en el momento equivocado, porque tú no estás preparada y yo no quiero vivir a oscuras. Tú has sido mi luz, has iluminado mi vida como nadie lo ha hecho, pero debo dejarte ir, debo dejar que sigas tu camino y alcances el éxito que buscas, porque nadie lo merece más que tú.
Sé feliz mi vida, vive y disfruta cada minuto de tu vida. No dejes de sonreír porque tu sonrisa es mi sol de la mañana, como tus ojos son mi camino al mar de los sueños.
Te amo,
K.
Dobló el pequeño papel y se acercó hasta su casa. Decidió pasarlo por debajo de la puerta y así no habrían miradas extrañas sobre él, sólo los maravillosos ojos de Lucy. Lo deslizó suavemente, dejando sus sueños atrapados bajo esa puerta que tantas veces cruzó para encontrarse con ella.
Lucy se había encerrado en el camerino con la excusa de un terrible dolor de cabeza, aunque realmente tenía la sensación de que le podría estallar de un momento a otro. Markus se sentía culpable por haber lanzado esas acusaciones sobre ella y la dejó tranquila mientras intentaba solucionar la marcha de Kasia para los últimos días. La joven castaña llamaba desesperada al teléfono de Kasia muerta por la culpa, no podía imaginar el daño que le habían hecho sus palabras, pero sabía que aquella mujer que amaba se había marchado con el corazón roto. Se sentía completamente miserable por haber infligido ese dolor gratuito a la mujer que amaba, por haber faltado a su palabra, por haber sido una cobarde.
Manu tocó suavemente la puerta del camerino.
Cariño, ¿estás bien?, ¿puedo pasar? - preguntó preocupado.
Lucy sabía que si alguien podía hablar con Kasia en ese momento era él. Abrió la puerta y Manu se quedó paralizado ante el gesto de destrucción en el rostro bañado en lágrimas de Lucy.
Pero... ¿qué te ha pasado mi cielo? - la abrazó sin esperar respuesta y Lucy se derrumbó en los brazos de aquel hombre.
Manu, acabo de destruir todo lo bueno que había en mi vida – sollozaba sin apenas poder articular palabra – y acabo de perder a la persona que más me ha amado y que más he amado.
El rostro de Manu no pudo evitar reflejar preocupación. Sabía que entre ella y su amiga había una relación, no se lo habían confirmado, pero conocía demasiado bien a Kasia y sabía que no se equivocaba. Que Lucy le dijera eso significaba que su mejor amiga estaba rota de dolor en algún lugar de la ciudad. Se separó dulcemente de su abrazo y la miró a los ojos.
Lu, dime, ¿qué ha pasado?, ¿dónde está Kasia? - empezaba a ponerse nervioso.
No lo sé Manu, la llamo sin parar pero no contesta al teléfono. Por favor, inténtalo tú – ya Manu tenía el móvil en sus manos sin que Lucy terminara hablar. Tono de llamada. Nada.
¿Qué ha pasado?, cuéntame... Conozco muy bien a Kasia, jamás te haría daño, estoy completamente seguro de eso.
Alguien le dijo a Markus que Kasia y yo teníamos una relación. Kasia discutió con él, le dijo que era hipócrita su actitud... ella luchaba por nosotras. Y yo sólo fui capaz de decir que eso era una mentira, que jamás había estado con ella y que jamás lo estaría – las lágrimas volvían a su rostro – vi sus ojos Manu, vi el dolor que le causaba en sus ojos. Se despidió de su trabajo y se marchó, y no pude decirle que lo siento muchísimo, que la amo y que jamás debí decir eso. Debo encontrarla y pedirle que me perdone.
¡Ohh, mi niña, cuánto lo siento! – la abrazó de nuevo ofreciendo consuelo – ¿sabes?, Kasia es una persona muy especial, aunque seguramente ya te hayas dado cuenta de ello. Estoy seguro de que entiende lo que hiciste, pero debes comprender que ella pasó por un infierno de críticas cuando decidió “salir” y se prometió que jamás viviría una vida que no fuera la suya. Ella te ama Lu, sin decirme nada lo he visto en sus ojos, en su forma de mirarte. Está completamente enamorada de ti, pero no puede arrastrarte a su vida porque tú tienes que brillar ahora mismo como Lucy Scherer, la maravillosa protagonista de Rebecca.
No quiero musicales, ni éxitos, ni reconocimientos... sólo quiero estar entre sus brazos y no volver a separarme de ella jamás. Voy a hablar con Markus – dijo muy segura de sí levantándose del sofá.
Manu la detuvo y la giró hacia él obligándola a mirarlo a los ojos.
Sabes que eso no es posible ahora mismo, y sabes que Kasia no lo querría. Ahora no es vuestro momento Lucy, dale tiempo al tiempo y veremos cuán fuerte es vuestro amor. Ya sabes, “el espectáculo debe continuar” - había un cierto tono de amargura en sus palabras – Y ahora debo ir a buscar a Kasia, conozco todos sus rincones, y si no, esperaré en la puerta de su casa hasta que regrese. Desde que sepa algo te llamo – dijo y besó su frente con un cariño infinito.
Por favor, dile que lo siento tanto... dile... dile que la amo.
Ella lo sabe, no lo dudes – volvió a besarla y se marchó.
En su camino a la salida, Manu vio a Markus hablando con el director musical. Con una excusa cualquiera, lo tomó del brazo con una furia desconocida hasta ahora en él y lo llevó a un rincón libre de miradas.
Eres un cretino y un hipócrita. ¿Quién demonios te crees que eres para juzgar a nadie?, ¿eres acaso el salvador de la moralidad?, porque te recuerdo que hace dos noches no pensabas así cuando estabas en mi cama – las ganas de golpearlo iban en aumento en el joven español.
No sé de qué me estás hablando – mintió – y no olvides quién soy Manu – sonaba amenazante.
Desde hoy puedes tener muy claro que no lo olvidaré. Estaba realmente equivocado contigo, no eres más que un insecto que se deja atrapar por las redes de la clase alta y obsoleta de esta ciudad, que vende su trabajo y su alma al mejor postor, incapaz de ser leal a las personas que han estado a tu lado toda la vida. Eres una mentira... ojalás puedas vivir tranquilo con eso – en sus ojos se veía el desprecio y Markus fue consciente de lo que había hecho – Y ahora me largo, tengo que encontrar a Kasia.
Manu, yo... - intentó disculparse, pero allí ya no había nadie para escucharlo.
28.
Kasia llegó a casa agotada a pesar de lo temprano del día. Sólo podía pensar en tumbarse en el sofá un par de horas y descansar la irritación que sufrían sus lastimados ojos. Pero allí estaba ella, sentada en las escaleras de la entrada a su casa. Eva sujetaba una flor en sus manos y sonrió cuando vio a la joven rubia acercarse a ella.
-
¿Qué haces aquí Eva?, no estoy de humor para aguantar ninguna de tus historias – dijo mientras metía la llave en la cerradura.
-
Lo sé, por eso he venido. Markus me llamó y me dijo lo que había sucedido – le ofreció la flor con la mejor de sus sonrisas.
-
Espera un momento... - Kasia se detuvo un instante mirando a la puerta sin girar la llave – ¿por qué te llamó Markus a ti?, ¿qué tienes tú que ver en esto? - preguntó sin girarse hacia ella.
-
Cariño, sabía que esa pequeña estrellita no tardaría dos segundos en negarte. Y así ha sido, deberías agradecerme que te abriera los ojos antes de que sufrieras más – intentaba calmar la tormenta que se le venía encima.
Kasia entendió el sentido de todo aquello. Dejó la llave en la cerradura y se giró mirándola a los ojos con amargura.
-
Me estás diciendo que por tu culpa acaban de irse mis sueños por el desagüe... me estás diciendo que eres la culpable de mi pena, que tú has provocado este dolor sólo por tu estúpida idea de recuperarme, cuando te he dicho mil veces desde tu regreso que jamás, JAMÁS volvería con alguien como tú. Eres la peor decisión de mi vida, ¿no lo entiendes? - agarró la estúpida flor y la tiró dentro de una papelera de la calle.
-
Kas, no piensas eso realmente, yo lo sé – intentaba convencerse y convencerla con ridículas explicaciones – fuimos muy felices cuando estuvimos juntas, trata de recordar, por favor.
-
No, te equivocas. Hace dos meses que conocí lo que era la felicidad, lo que tuve contigo no se parece en nada a lo que es la felicidad. Lo único que tuve contigo Eva fue dolor, me hiciste sentirme terriblemente culpable por no seguir mi trabajo como actriz, me hiciste sentir que era tan poca cosa fuera de la actuación y de la fama, que sentí que jamás podría encontrar mi camino. Te abandoné porque me hiciste más daño que cualquier otra persona en el mundo, porque estar a tu lado fue un error terrible y los errores hay que arreglarlos para avanzar e intentar ser felices.
El gesto de Eva cambió. Su esperanza se desvaneció mezclada con las palabras de Kasia.
-
No sigas, por favor – sus ojos se volvieron tremendamente tristes – no digas eso.
-
¿Por qué razón tendría que tener piedad contigo? - no podía parar. Eva había encendido su instinto más bajo y el dolor la atravesaba entera – te ayudé Eva, me olvidé de todo para que tuvieras un nuevo camino, y tú sólo querías arrastrarme en uno de tus nuevos planes. No sabes querer, eres incapaz de dar tu amor a cambio de nada.
Eva comenzó a llorar. Había descubierto el resultado de su traición y sus juegos sucios. Ya no había oportunidad ni sitio para ella en el corazón de Kasia. Había eliminado cualquier posibilidad de afecto por parte de la persona más cariñosa y dulce que había conocido en su vida, incapaz hasta ese momento, de negar afecto y amor a las personas que compartían con ella su vida.
El teléfono de Eva comenzó a sonar en ese momento. Kasia le quitó el bolso y rebuscó en su interior para cogerlo. Eva, paralizada por el dolor, fue incapaz de moverse para impedirlo.
-
Será Markus – dijo Kasia triste y enfadada – voy a decirle que puede darte las gracias por destrozarme la vida.
Contestó al teléfono, pero no era Markus, era la directora de la firma para la que trabajaba Eva. Kasia no pensó.
-
Hola... sí... Eva ahora no puede ponerse, pero por favor, déjeme que le diga una cosa. Acabo de despedirme de una de las subdirecciones del musical que patrocinan para evitar un escándalo que acabaría con la obra antes de empezar, todo gracias a su encargada. Ha intentado sabotear un espectáculo maravilloso antes de su estreno, yo en su lugar hablaría con ella, porque está claro que no está capacitada para un trabajo así, y dudo mucho que quieran una publicidad así para su firma. Buenos días – y colgó.
-
¿Qué has hecho? - preguntó Eva abatida.
-
Te lo dije muchas veces Eva, que no hicieras nada que la dañara. Lucy no te ha hecho nada, es una persona maravillosa y tú sólo has tratado de perjudicarla. Te avisé... después del asunto del vestido te dije que era la última vez que te permitía algo así. Ahora no estaré para protegerla, pero tú tampoco estarás para hacerle daño. Déjala en paz, has conseguido separarnos, quédate con eso, porque es lo único que tendrás. Y ahora, vete de mi casa – Kasia entró en su casa y cerró la puerta dejando atrás los restos de Eva.
Kasia cayó vencida en el sofá y cerró los ojos ansiando que todo fuera una horrible pesadilla. Los abrió y todo seguía igual. En la casa, los restos de su relación con Lucy que parecían dispuestos a torturarla con su recuerdo. Lloró desconsoladamente una vez más.
Alguien llamó a la puerta. Se levantó como un resorte dispuesta a enviar a Eva al mismísimo infierno si no la dejaba en paz. Abrió la puerta enfurecida y vio a Manu frente a ella. Corrió a sus brazos y se abrazó como si le fuera la vida en ello.
-
Tienes su aroma – dijo llorando.
-
Es que las dos tenéis últimamente la misma costumbre de abrazaros a mí... yo lo entiendo, soy irresistible – sacó a duras penas una sonrisa a su amiga – ya sé lo que ha pasado. Lucy está destrozada y no hace más que llorar porque sabe el daño que te ha hecho. Sabes que no lo hizo por dañarte Kas, no lo tengas en cuenta.
-
Lo sé Manu, sé de sobra que ahora mismo estará como yo, porque sé lo que siente, he podido sentirlo todo este tiempo, y sé que sus ojos y sus besos no mentían. Pero en el fondo, esto es lo mejor. No puedo obligarla a dejarlo todo por mí, no sería justo.
-
¿No crees que eso debería decidirlo ella?
-
Sabes que tengo razón, está a cuatro días de su estreno en un papel maravilloso por el que ha soñado toda su vida. Necesita hacerlo, y ahora mismo yo soy lo que la impide hacerlo.
-
Bueno, eso tenemos que hablarlo tranquilamente. Voy a hacer té y seguimos hablando – dijo Manu acercándose a la cocina.
-
Odio las infusiones.
-
Lo sé, pero te la tragarás – Manu no daba oportunidad de réplica.
El joven español sacó su teléfono a escondidas en la cocina. Escribió un mensaje: “Estoy con ella, quédate tranquila, no me separaré de ella hasta que la vea bien. Sólo hay una cosa clara y es lo que os queréis. Por favor, trata de recuperarte. Te quiero. Bueno, te queremos”. Le dio a enviar y puso agua a hervir.
29.
Los dos amigos pasaron la mañana hablando hasta que Kasia se calmó y respiró algo más tranquila. Lucy pudo descansar al leer el mensaje de Manu, al menos Kasia estaba bien, pero no podía evitar pensar en ella cada minuto del ensayo. Fue una mañana terrible, era incapaz de concentrarse y parecía como si de repente hubiera olvidado todo lo relativo al musical. Markus sabía que era el culpable del rendimiento tan nefasto de la joven así que decidió suspender el ensayo y mandarla a casa a descansar.
Lucy huyó del teatro desde que pudo. Manu le había dicho que era mejor que no la buscara, que Kasia le había rogado que no lo hiciera o no sería capaz de superarlo. Lucy se detuvo delante de la casa de Kasia rota por el dolor y la necesidad de sus labios, de su cálido abrazo, pero fue incapaz de dar un paso hacia ella. ¿Acaso su historia de amor se iba a quedar así?, no podía soportar su falta de carácter ahora que lo necesitaba y se odiaba a sí misma por ello. Cabizbaja siguió su camino hasta su casa. A pie el recorrido hasta su caso era de más de una hora, pero no era capaz de entrar en aquella casa en la que sólo tenía momentos con ella, así que decidió hacerlo andando. Al llegar volvió la vista hacia la entrada del parque... soñaba con que ella saliera de allí y corriera a abrazarla, olvidando todo el daño que le había hecho, dispuesta a perdonarla y a no separarse de ella jamás.
Pero nadie dijo su nombre. La tristeza se instaló en sus hombros mientras abría la puerta, haciendo presión y encorvando su espalda cansada. Al abrir vio cómo algo se movía con la puerta; un papel doblado con su nombre por fuera. Era la letra de Kasia. Su cuerpo respondió temblando, temiendo su reacción en aquellas palabras. Lucy la conocía bien, tenía un corazón tan grande que sabía que sus palabras no podían herirla, pero aún así el miedo le impedía abrir el simple doblez de la hoja. Se sentó en una esquina del sofá y trató de respirar... lentamente inspiraba para lentamente expirar... poco a poco sus manos dejaron de temblar sin control y se atrevió a leer..
Dos lágrimas cayeron como un río en el papel al comenzar a leer. Lucy alejó la carta de sus lágrimas para no perder ni una sola de aquellas letras y lloró como un mar que nace al sentir todo aquel amor en tan pocas palabras. Sus palabras eran sinceras y su deseo noble, pero Lucy supo que jamás podría querer un éxito que la alejaba de la mujer de sus sueños. Releyó la carta una y otra vez hasta que memorizó cada letra, cada trazo, cada sentimiento... podía saber en qué momento Kasia había parado su escritura para enjugarse las lágrimas, conocía cada uno de sus gestos al escribir cada palabra, porque ella era todo, era su amor, y la conocía como nadie se había atrevido a conocerla.
Dejó el papel sobre la mesa y se dejó caer en el sofá cerrando los ojos. Ahora sabía que no podía ir a verla, no al menos hasta que estrenaran el musical y todo se calmase a su alrededor. Ahora sabía que la tristeza de Kasia venía por la sensación de tener un amor a oscuras, así que cuando se decidiera a ir a buscarla, sería para pedirle que saliera con ella de la mano a la vida, para así comenzar rozar de nuevo la felicidad. Mientras ese momento llegaba, Lucy decidió que pondría su corazón en hibernación hasta que ella volviera.
Las dos mujeres pasaron el resto de la semana enfrascadas en el trabajo para evitar pensar ni sentir. Lucy volvía a encontrarse bien para hacer su papel y Kasia había doblado las horas de ensayo con su compañía para agilizar el estreno de su obra. Manu había intentado hacer recapacitar a Kasia pidiéndole que fuera a verla antes del estreno, pero la joven de ojos miel sabía que esa era una malísima idea. Aceptó de mala gana una entrada para el estreno que su amigo le llevó, bajo promesa de que estuviera lo suficientemente oculta para que no se notara su presencia. Había aceptado a regañadientes aunque la necesidad de verla se multiplicaba cada segundo que no estaban juntas.
El sábado llegó y Kasia sintió que los nervios se apoderaban de ella sin piedad. Pasó el día como un animal enjaulado en su casa, luchando contra las ganas de ir a su casa a desearle suerte y a llenarla de besos que la calmaran en la espera. Lucy sin embargo peleaba con el teléfono en las manos para evitar llamarla y rogarle que fuera, que no sería capaz de hacerlo sin ella cerca. Ninguna de las dos cedió.
La joven de ojos miel, bella como pocas, llegó al teatro intentando enterrar los nervios bajo la alfombra roja de la entrada. Los fotógrafos gritaron para que se detuviera y posara pero ella era incapaz de escuchar nada. Manu la vio acercarse y fue directa a ella, la sujetó de la cintura, galán y masculino y la giró disimuladamente hacia la prensa, enseñando dientes y acercándose a su oído.
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Sonríe, que hacemos una pareja divina – y le dio un suave pellizco en la cintura para que reaccionara.
Kasia miró hacia él sin entender y sonrió en un acto reflejo de ver aquellos dientes tan blancos indicarle la forma de hacerlo.
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¿Qué haces? - preguntó hablando entre dientes.
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Evitar que parezcas la rara del estreno. Además, necesito una pareja o no saldré en la prensa mañana, y estoy demasiado guapo como para dejar que las multitudes se lo pierdan – se ajustó la pajarita – por cierto, estás preciosa, cuando Lucy te vea se va a morir.
El gesto de Kasia cambió por completo.
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Manu, te lo dije bien claro – hizo el gesto de salir en dirección contraria pero el español no la había soltado en ningún momento.
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Tranquila, que no la verás... Jesús, cómo eres... - la besó en la mejilla – no te preocupes, está en los camerinos atacada de los nervios, creo que no reconocería al Papa aunque tuviera a ese señor de capa blanca y zapatos rojos de Prada delante.
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Deberías ir con ella y tranquilizarla – Kasia se preocupó.
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Bueno, debería entrar antes de que me despidan, que Markus me tiene en su lista negra. Toma tu entrada. Nos vemos después, ¿ok?. Tranquila, iré solo y desarmado – la besó otra vez y Kasia se dirigió a la entrada.
Manu se quedó atrás un minuto y se acercó a uno de los fotógrafos. Kasia pensó que su amigo era incapaz de cambiar a la hora de ligar y se adentró hacia el patio de butacas.
En el camerino Lucy terminaba de arreglarse y de calentar la voz, ya en solitario para dejar atrás los nervios y concentrarse. Alguien golpeó en la puerta y dio un respingo en la silla mientras se maquillaba.
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Lu, soy yo, ¿puedo pasar? - Manu estaba al otro lado.
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Manu, estoy terminando de arreglarme. Venga, pasa, pero un minuto – dijo Lucy apurada.
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Ya, ya, un minuto – entró y cerró la puerta – me vas a adorar cuando veas esto. ¿Qué?, ¿no te da ni un poco de curiosidad? - sacó un iPhone del bolsillo de su chaqueta.
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¿Crees que haciéndome esas preguntas puedes relajarme?, ¿pero qué clase de tácticas usas tú? - Lucy comenzaba a exasperarse.
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De verdad, cómo estáis de susceptibles, ¿eh? - en el fondo Manu estaba en su salsa.
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¿Estamos?, ¿qué quieres decir? - ahora sí le picaba la curiosidad.
Manu estiró la mano y le acercó el teléfono a su amiga.
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Perdona, te mentí cuando te pedí que me prestaras el tuyo porque el mío se había quedado sin batería.
Lucy tomó el teléfono entre sus manos y vio una foto de Kasia abrazada a Manu en el photocall de la entrada. Se acercó la imagen para verla mejor y al borde del llanto la abrazó contra su pecho. Se la veía sonriente, tan hermosa y tan cercana que Lucy se puso en pie dispuesta a buscarla.
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No Lu, ¿qué haces? - Manu la detuvo.
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Ir a buscarla Manu, ¿tú has visto lo hermosa que está?. Ha venido... ha venido a verme – Lucy se hundió en el abrazo.
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Ha venido porque te ama, eso no ha cambiado, y porque le dije que necesitabas que estuviera aquí. Viene porque le prometí que no la verías, si se entera que he hecho esto dejará de hablarme, y yo la quiero mucho, lo entiendes, ¿verdad?. Hoy es tu día, sal ahí y demuestra que el sacrificio merece la pena, que eres la mejor.
Muy ,muy ,muy linda la historia ,ojala y no se tarden mucho los siguientes capitulos :)
ResponderEliminarwaaa esta interesante esta seria la tercera historia que voy leyendo =) pero las tres me tienen intrigada por lo que va a pasar!!!!!!!!!!!!1
ResponderEliminarGenial otra historia buenisima..... felicidades por lo bien que escribes. Esperando con ansias los siguientes cap.
ResponderEliminarMe alegro que os guste, que la disfruteis ;)). Intentaremos no tardar demasiado en actualizar.
ResponderEliminarGracias por actualizar tan rápido y con varios cap, repito escribes muy muy bien.
ResponderEliminarme encanta la historia escribes nuy bien... espero ansiosa el proximo capitulo...
ResponderEliminarvero0278
Que bien mas cap y muy buenos . Gracias por mantener el suspenso en serio buenisima la historia.
ResponderEliminardios!!!! cada vez mas emosinante felicitasiones!!!! sigan asi =)=)=)=)
ResponderEliminarSimplemente buenísima historia. Gracias por los nuevos capítulos.
ResponderEliminarGracias chicas!!. Estoy pensando cómo hacer sufrir a Eva, por petarda!! ;))
ResponderEliminarLas chicas del face me piden algo lento y doloroso, jajajajaja, pobre chica, sólo pelea por lo que quiere, no?. Feliz domingo ;).
Espero que hoy publiques otro capitulo!!!!
ResponderEliminarahaaa que intriga me muero por saber que va a suceder!! creo que dejare de entrar un tiempito para así cuando regrese podre leer la historia de corrido porque así me tiene loca!!!!
ResponderEliminarGracias por publicar nuevos capitulos, muy buenos continua así. .
ResponderEliminarpróximo capitulo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! no se demoren please!!
ResponderEliminarMe encantaaaaaaaaaaaa!!!!
ResponderEliminarcuando van a subri mas capitulosss???????????? ya tiene mucho que no suben..
ResponderEliminarmexico
Hecho!! ;))
ResponderEliminarSiento la demora, los fines de semana pierdo el poco juicio que me queda XDD.
gracias por subir otro capitulo!! esta super!!! me encanta como redactas! y esto se pone cada ves mas interesante eh!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarHola!!
ResponderEliminarVoy a hacer una entrada nueva con los capítulos nuevos porque este se está quedando muy largo y es fácil perderse, sobre todo si buscas un capítulo en especial, ¿ok?.
Pues eso, que seguimos con el drama, a ver qué tal les va a estas pobres :))
GRACIAS eh!!
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