Capítulo 1.
Capítulo 11
®Txsch Derechos Reservados 2011
Emma caminaba con paso ligero hacia su casa, había tenido una mañana muy agitada, acababa de mudarse a Colonia. Había decidido alejarse de Berlín, alejarse de todo después de la muerte de su madre, había tenido mucha suerte al ser aceptada en la universidad Pestalozzi, sobre todo teniendo en cuenta que las clases habían empezado hacía ya dos semanas, había alquilado un bonito apartamento y ahora tenía que ir a contrarreloj para intentar tenerlo todo listo antes de que empezara las clases.
De pronto chocó con algo, iba tan centrada en sus pensamientos que no vio a la mujer que acababa de bajar del coche y estaba en medio de la calle intentando eliminar una pequeña arruga que tenía en su minifalda.
Ese choque hizo volver a Emma al mundo real, y vio que había chocado con una joven castaña, de pelo largo, con unos hermosos ojos azules, impecablemente vestida, que ahora se encontraba sentada en un charco en medio de la calle y la miraba furiosa.
"Disculpa", se inclinó para ayudarla a levantarse, la joven castaña rechazó su ayuda.
"No sabes mirar por donde vas", dijo muy levantándose muy enfadada.
"Pero has visto como me has puesto maldita estúpida. Ahora tendré que ir a cambiarme otra vez, ¡cómo se puede ser tan inútil!", dijo la joven mientras se giraba, se montaba en su descapotable y se marchaba sin ni siquiera volver a mirarla, dejando a una abrumada Emma boquiabierta en mitad de la calle.
-Qué persona más desagradable-, pensó, movió la cabeza de un lado a otro intentando olvidar aquel pequeño incidente y siguió su camino.
Al abrir la puerta de casa llegó a ella un intenso olor a pintura y un pequeño quejido salió de su boca, la sala estaba aún a medio pintar y el apartamento estaba lleno de cajas con sus pertenencias por todas partes. Resignada suspiró, entró se cambió de ropa y de dispuso a terminar de pintar la sala e intentar poner un poco de orden en aquel desastre.
Al cabo de unas horas estaba rendida y muerta de hambre pero su nevera estaba completamente vacía. Después del encontronazo con la chica del coche se había olvidado de ir a comprar, se volvió a cambiar de ropa y se dirigió al supermercado.
Iba distraída, mirando todas las neveras, se paró en seco, "¡Ohhhhhhh, el último paquete de barritas Krissia!", le encantaban las barritas Krissia.
Alargó la mano para cogerlo y justo en ese momento otra mano intentó agarrar el paquete. Levantó la cabeza sorprendida, no se lo podía creer ahí estaba otra vez aquella joven tan mal educada, y lo que era peor intentaba quedarse con su paquete de barritas Krissia.
"¡Ohhhhh!, esto es increíble, ¿tú te has levantado hoy de la cama con el firme propósito de amargarme el día?", escuchó que le decía.
"Yo lo vi primero así que me lo llevo, es mi paquete de barritas Krissia", contestó.
"Eso ni lo sueñes, coge otro que todas las barritas son iguales", la desconocida parecía decida a no soltar el paquete.
"Sabes que eso no es cierto, este es mi paquete y me lo quedo. Coge otro tú", Emma estaba muy molesta.
"Ya me he cansado de tanta tontería", dijo irritada la joven desconocida. Tiró del paquete fuertemente obligando a la rubia a soltarlo, y sin mediar palabra se alejó rápidamente por el pasillo, muy estirada dando pequeños pasitos sobre sus tacones y dejando por segunda vez en el día a una boquiabierta Emma mirando como se alejaba, -¿Quién diablos era esa mujer?-.
Emma hizo la compra para toda la semana, finalmente no compró ningún tipo de barrita. Cuando llegó a su apartamento, hizo la cena, cenó y se acostó.
Aquella noche no durmió nada, al día siguiente era su primer día en la universidad y los nervios la comían por dentro.
Capítulo 2
Jenny estaba dormitando en clase, estaba recostada en la silla y luchaba por mantener los ojos abiertos. Escuchaba como el Sr. Goëtting, el profesor de política, hablaba y hablaba, pero ella no tenía ni idea de lo que decía, era incapaz de prestarle atención.
Le dolía terriblemente la cabeza, su estómago estaba revuelto y sentía nauseas. La noche anterior habían celebrado el cumpleaños de su mejor amigo Hotte y se había pasado con el tequila.
De pronto la puerta se abrió y entro la directora, la Srta. Schmidt-Heising seguida de una joven rubia de pelo corto alborotado, no demasiado alta y con unos intensos ojos color avellana.
Los ojos de la joven castaña se abrieron como platos, miraba incrédula, no se podía creer lo que veía, era la misma chica que ayer la había arrollado en la calle y pretendía quedarse con sus barritas.
"Esta es Emma Müller, ha llegado hace unos días desde Berlín y se terminará su carrera con nosotros, Srta. Müller por favor busque un sitio y siéntese", escuchó que decía la directora.
La chica rubia no había levantado la vista del suelo, ahora rápidamente echó una ojeada al aula insegura y se dirigió rauda al asiento libre más cercano deseosa de dejar de ser el centro de atención.
Jenny pudo observar que sus mejillas se habían cubierto de un intenso color rojo y sus orejas parecían que iban a estallar.
Al terminar la clase Emma salió apresuradamente del aula sin mirar a nadie. Se sentía avergonzada, durante las dos horas que duró la clase había notado las miradas de sus nuevos compañeros clavadas en ella. Quiso dirigirse a su taquilla para cambiar de libros pero estaba bastante perdida, la directora le había mostrado todo con tanta rapidez que ahora no sabía hacia donde dirigirse. Una joven se le acercó:
"Hola, te veo bastante perdida", le dijo amablemente la joven.
Emma suspiró y asintió sonriendo.
"Soy Caro, Caro Eichkamp, déjame que te enseñe todo esto, el primer día siempre es un caos", continuó la joven extendiendo la mano.
"Yo soy Emma y te lo agradecería de corazón", dijo la rubia mientras apretaba agradecida aquella mano.
Caro sonrió, agarro a su nueva amiga del brazo y se dispuso a hacer su primer día un poco más llevadero.
En la cafetería se encontraron con Lara Vogel y Bodo Vilhelmsen, dos de los mejores amigos de Caro. Fueron encantadores con ella. Emma estaba muy contenta de haberse topado el primer día con gente tan amable, poco a poco iba ganando seguridad y sintiéndose más confiada.
Los cuatro se dirigieron a la zona de las taquillas, estaba llena de estudiantes bulliciosos. De pronto se hizo el silencio.
Emma sorprendida dirigió su mirada hacia donde todos miraban, por la escalera habían aparecido seis jóvenes.
Caminaban muy erguidos mirando a todos por encima del hombro, los demás estudiantes iban apartándose a su paso.
A Emma se le fue el color de la cara. Encabezando el grupo y junto a un chico alto, castaño y bien parecido iba la chica tan desagradable con la que ayer había chocado en la calle. Vestía una minifalda negra muy corta que se pegaba a su perfecto culo como una segunda piel, un top quizá demasiado ceñido que hacían resaltar sus magníficos pechos y unos zapatos con un tacón ni muy alto, ni muy bajo que le hacían llegar a la altura ideal.
"Son la elite de la facultad", escuchó que le susurraba Caro, "los dos primeros son Ronnie Peters y su novia Jennifer Hartman. Él está mezclado con todos los asuntos turbios de la universidad. Dicen que distribuye drogas aquí dentro y ella es la capitana del equipo de Volleball. Antes era la mejor jugadora pero desde que empezó a salir con Ronnie le interesan más las fiestas y el alcohol. Además es la chica más popular del campus pero no por su amabilidad precisamente, es una zorra desalmada, hay que tener mucho cuidado con ella. Pero sus padres están forrados....".
"Los otros dos son Timo Özgül y su novia Sophie Klein. Como en el caso de Jenny sus padres tienen mucho dinero y por ello se piensan que pueden hacer lo que les dé la gana, pero realmente no sirven para hacer nada bueno nunca destacado en nada" Lara había tomado el relevo de Caro: " y de los dos últimos el de gafas es Hotte Horstfeld el mejor amigo de Jenny. Se rumorea que le pone los cuernos a Ronnie con él y se acuestan juntos y sinceramente viniendo de ella no me extrañaría nada, además a él nunca se le ha visto con ninguna otra chica.... y el otro es Ben Bergman es el más normal de todos. Siempre ha sido un buen chico pero es amigo de la infancia de Ronnie y siempre van juntos".
El grupo pasó frente a ellos y se alejaron por el pasillo. Jenny ni tan siquiera la miró, pero vio que Ben si se fijaba en ella, la miraba de arriba abajo con curiosidad y hacia un gesto de aprobación. Mientras se alejaba le brindó una pequeña sonrisa.
El resto del día pasó muy rápido para Emma, al finalizar las clases sus nuevos amigos le invitaron a tomar una cerveza junto a ellos en el bar al que siempre acudían, juntos se dirigieron allí.
Capítulo 3
Entraron al pub, P-3 se llama el local concretamente, no era un local ni muy grande, ni muy pequeño, pero algo lo hacía muy acogedor. Tenía un pequeño escenario en el que según le informo Lara, actuaba algún grupo una vez por semana, una pequeña pista de baile para mover el esqueleto y unos sofás por si en vez de ello lo que te apetecía era tomar una copa y charlar.
Una joven morena con una amplia sonrisa se acercó hacia ellos. Todos parecían muy contentos por algo que dijo, enseguida Caro se volvió hacia ella y le dijo:
"Está Luzi Beschenko es nuestra gran estrella, esta tarde ha cantado con gran éxito en un programa de televisión. Acuérdate de lo que te digo, algún día será alguien muy importante en el mundo de la música. Ella es Emma, nuestra nueva compañera en la facultad" las presentó Caro.
Luzi la saludó amablemente, a Emma le gustó inmediatamente la chica morena.
La puerta se abrió y entraron Jenny, su novio y otra pareja de la cual Emma se había olvidado su nombre. No se mezclaron con el resto de la gente, se dirigieron directamente hacia una especie de reservado oscuro que había en una zona un poco apartada del local. La rubia no pudo evitar que sus ojos se posasen en los azules de la joven castaña, por un momento ambos se juntaron y la rubia observo una vez más que eran preciosos, pero su mirada estaba triste, perdida, vacía.
"Emma", escuchó que le decía Luzi "¿qué tal se te da cantar?
"Bueno, la verdad es que no lo hago mal del todo", contestó mirándola un poco sorprendida.
La morena sonrió al ver su cara de sorpresa, "Te explico.... todos nosotros pertenecemos la club de canto y baile de la facultad. Mañana tenemos ensayo y hemos pensado en que vengas a vernos y si te gusta y lo haces bien podías unirte a nosotros".
"Oh, me encantaría", dijo la rubia agradecida.
Emma se sintió completamente integrada en el grupo, parecía que se conocieran desde siempre, hablaron, bromearon, bailaron, todos estaban muy pendientes de que la joven rubia se sintiera cómoda.
Al cabo de un rato Emma decidió que ya era hora de irse, había sido un día lleno de emociones y se encontraba muy cansada.
Se despidió de sus amigos y salió a la calle, sintió una sensación muy agradable al sentir la suave brisa en la cara. Caminó unos cuantos pasos y escuchó como la puerta del local se cerraba de golpe, se giró. Jenny había salido y caminaba dando tumbos, completamente borracha hacia su coche
Emma la miró boquiabierta, -¿no pensará conducir así?-, pensó y se acercó hacia la joven, que se estaba peleando con la cerradura de la puerta del conductor.
"¿Qué crees que estás haciendo?", le preguntó.
Jenny dejo lo que estaba haciendo y se giró, no podía creerlo, ahí estaba otra vez aquella rubia bajita, "¿Perdona?, ¿te estás dirigiendo a mí?", le pregunto sorprendida y arrastrando las palabras.
"No veo a nadie más por aquí", contestó Emma muy seria. "No tendrás intención de conducir en el estado en el que te encuentras ¿verdad?".
Jenny la miraba boquiabierta, "¡por supuesto que voy a conducir!, me voy a casa, déjame en paz", le dijo e ignorándola se giró y volvió a centrarse en la cerradura.
"No pienso permitirlo", dijo la rubia arrebatándole las llaves.
Jenny se volvió boquiabierta, -aquello era demasiado-,"¿tú sabes con quien estás hablando", preguntó desafiante y cada vez más enfadada.
"Sí, con alguien lo suficientemente estúpido como para poner en riesgo su vida al intentar coger un coche completamente borracha. Me has decepcionado, pensaba que eras más inteligente", dijo seriamente Emma.
La castaña estaba ciega de ira, "¡devuélveme las llaves perra estúpida!, quiero irme a casa", gritó abalanzándose sobre la rubia.
Los movimientos de la joven de ojos azules, eran muy lentos debido al alcohol así que a Emma no le costó nada esquivarla. Tranquilamente se dirigió al asiento del copiloto.
"Si quieres ir a tu casa, tienes tres opciones. Primera, vuelves adentro y que alguno de tus amigos te lleve. Segunda, coges un taxi. Tercera, dejas que yo te acerque", dijo abriendo la puerta e invitándola a entrar.
Jenny incluso totalmente borracha, se dio cuenta de que no merecía la pena seguir discutiendo con ella, esa pelea ya la había perdido. Resignada se subió al coche y le dijo su dirección a su impuesta conductora.
Al llegar a casa de Jenny, Emma se quedó boquiabierta, la joven de ojos azules vivía en un hermoso y antiguo palacete de tres plantas a las afueras de Colonia, rodeado por un jardín más grande que tres campos de futbol, estaba completamente iluminado y a un lado se podía apreciar una piscina que no tenía nada que envidiar a la olímpica del Club Nacional De Natación de Berlín.
"¿Tú vives aquí?", le preguntó sorprendida.
"Si", contestó la castaña bajando del coche, "no hace falta que lo metas hasta la puerta, no encuentro ni el mando del cierre centralizado, ni el de la puerta del jardín", y estiró la mano esperando sus llaves.
Emma se bajó del coche y le entregó las llaves, Jenny las recogió, no sin esfuerzo abrió la pequeña puerta que daba acceso al jardín y sin decir una palabra se introdujo en ella.
Emma suspiró, aquella era la persona más prepotente y soberbia que se había encontrado en toda su vida, -un simple gracias hubiese bastado-.
Jenny se despertó al día siguiente con una resaca terrible, le costaba abrir los ojos, no quería salir de la cama. Poco a poco fue volviendo a la realidad y a su mente llegaron las imágenes de la noche anterior. Recordó como había salido del pub, frustrada después de su novena pelea con Ronnie en el día y como cuando estaba a punto de subirse a su coche, había aparecido la metomentodo rubia aquella y le había quitado las llaves.
La ira se volvió a apoderar de la joven de ojos azules, -¿quién se había creído que era, para hablarle como le había hablado?, ¿para conducir su coche? Como un resorte se levantó de la cama y se dirigió a la ducha, ella le demostraría que no se debería tratar así a Jennifer Hartmann.
Cuando llegó a la facultad, vio como Hotte que la estaba esperando en el aparcamiento, se dirigía a ella, "Jenny tengo que hablar contigo" dijo al llegar a su altura.
"Ahora no", dijo casi sin mirarlo, estaba decidida a ponerle las cosas claras a la rubia y nadie iba a interponerse en su camino.
Como un miura la buscó en la cafetería, ni rastro de ella, en las taquillas... tampoco, busco por todos los pasillos de Pestalozzi pero la rubia no aparecía por ningún lado, parecía que se la había tragado la tierra.
Hotte la seguía por toda la universidad, totalmente desconcertado, -¿por qué a su amiga le había dado por explorar toda la universidad a las ocho de la mañana?-. La campana había sonado pero Jenny seguía dando vueltas a la facultad sin parar.
Al pasar la tercera vez por la cafetería Hotte, no pudo aguantarse más y la detuvo agarrándola del brazo, "Jenny ¿se puede saber que estás haciendo?", le pregunto.
"Busco a la chica nueva", le contestó su amiga desilusionada.
La mandíbula de Hotte cayó al suelo, "y buscas a la chica nueva tan insistentemente a las ochos de la mañana, ¿para?.....", volvió a preguntar.
"Hotte, necesito mantener mi reputación. No puede aparecer cualquiera y tratarme como si fuera una don nadie. Tengo que dejarle claro cuál es mi lugar y cuál es el suyo, tengo que hacerle ver quien manda aquí", respondió la joven de ojos azules.
El chico suspiró, "a veces pienso que no te conozco, ¡has cambiado tanto Jenny! Pero a lo que estamos.... ¿y no podrías dejarle clara cuál es la posición de cada una dentro de un par de horas? Mejor primero.....".
No pudo continuar, Jenny se puso tensa y se dirigió veloz a la máquina de café, allí estaba la rubia, esperando a que saliera el café y hablando tranquilamente con Caro. Hotte corrió detrás de su amiga que se dirigía hacia ellas como una apisonadora, "¡Jenny para, escúchame!", pero Jenny no escuchaba a nadie en aquellos momentos, estaba decidida.
Cuando llegó hasta ellas, agarro a Emma del hombro para que se girara y la empujo contra la pared, mientras le gritaba, "¿quién te has creído que eres para hacer lo que hiciste ayer? Ni se te ocurra volver a subirte en mi coche, volver a mirarme, volver a hablarme, o te meterás en problemas muy grandes".
Emma no reaccionaba, le pilló completamente por sorpresa, Caro sin embargo se interpuso entre ellas y empujando a Jenny la apartó, "¡Jenny!, ¿te has vuelto loca?, ¿qué crees que estás haciendo? Déjala tranquila".
"Caro no te metas en lo que no te importa, pero te aconsejo que mantengas a tu amiguita alejada de mí", mascullo Jenny amenazante.
Caro iba a contestar, pero Emma la detuvo, "tranquila", le dijo apoyando la mano en su hombro y volviéndose hacia Jenny le contestó con mucha calma, "Soy quien evitó que te hicieras daño tú o lo que es peor hicieras daño a alguien al conducir en las condiciones en las que estabas, y eso es algo que no hicieron tus amigos, deberías estarme agradecida. No tienes porque preocuparte, no volveré a molestarte. La próxima vez directamente llamaré a la policía. Y yo te voy a dar otro consejo, mejor cambia de amistades porque a las que tienes no les importas demasiado por lo que he podido ver", agarro a Caro del brazo y se alejaron de ellos por el pasillo tranquilamente.
Jenny las miraba alejarse pasmada, no sabía que hacer, ni que decir, jamás había esperado esa reacción.
Hotte la miraba sonriendo, lo que acababa de pasar había sido increíble. Parecía que Jenny al fin había encontrado la horma de su zapato.
Las cosas iban a empezar a ponerse interesantes, "Si, le has dejado totalmente claro cuál es su posición y quien manda aquí....", le dijo en tono burlón.
Capítulo 4
Jenny y Hotte, pidieron un café en la cafetería y se sentaron en uno de los sofás, ya llegaban tarde también a la segunda hora así que decidieron que era mejor esperar a la tercera.
"¿Para qué me estabas esperando antes?, ¿de qué querías hablarme? ", pregunto la joven.
El semblante de Hotte se tornó serio, “Sé que esto no te va a gustar Jenny. Pero estoy preocupado por ti y creo que va siendo hora de que hablemos muy seriamente de todo lo que está pasando".
La castaña lo miró confundida, "No entiendo lo que quieres decir".
El chico no vaciló, "Jenny, has cambiado mucho en este último año y medio, te estas destrozando. Antes eras una persona encantadora, todo el mundo te adoraba. Pero desde que empezaste a salir con el payaso ese...".
"Hotte, es mi novio, me ama y exijo que lo respetes, además.....", interrumpió Jenny.
"¡No!", la cortó tajante el joven, "no te ama, solamente está contigo para follarte y para que le pagues los vicios y eso lo sabes bien. En cuanto a los otros.... creo que la chica nueva tiene razón, no les importas una mierda. Ni Ben se salva, ayer cuando entré al lavabo estaba metiéndose una raya con Timo y Sophie. Tienen el cerebro podrido ya de tanta porquería que se han metido y por lo único que están contigo es por la droga que les pasa Ronnie".
Jenny lo miraba fijamente sin decir nada, Hotte le tomó dulcemente las manos.
"Jenny, te quiero y lo sabes. Llevamos juntos desde los tres años, eres mi mejor amiga. Y por eso me duele ver lo que está haciendo Ronnie contigo. Ahora te pasas el día paseándote con aires de grandeza por la facultad, de mal humor y esperando que todo el mundo te adore, y todas las noches terminas borracha y quién sabe si algo más".
"No Hotte, no me drogo, si es eso lo que estás insinuando", exclamó inmediatamente la joven.
Sin soltarle las manos y acariciándoselas con su dedo pulgar, el joven continuó, "Sabes que nunca te voy a abandonar, que si tú decides seguir con él, yo lo aceptaré y seguiré estando a tu lado. Pero cariño, ¿de verdad estás tan enamorada, lo amas tanto, como para malgastar tu vida por él".
"Hotte, no te enfades, pero ahora me gustaría estar sola", le dijo mientras se levantaba.
El la miró alarmado, " Jenny yo no pretendía.....".
"Tranquilo, estoy bien. Luego hablamos", le acarició la cara y se alejó. Salió de la universidad, se dirigió al parque que estaba al lado y se sentó.
Disfruto de la sensación que le producía el sol en la cara. Todavía hacía una agradable temperatura, pero aquello no duraría mucho. Estaban a finales de septiembre y en un par de semanas las temperaturas empezarían a bajar empicado.
Las palabras de Hotte, le habían penetrado profundamente en el alma, sabía que tenía razón.
Desde que podía recordar había estado sola. Sus padres viajaban continuamente y de su educación y de controlar su vida siempre se habían encargado tutores y Amas de llaves.
A parte de Hotte, nunca había tenido amigos de verdad, siempre que había confiado en alguien habían terminado rompiéndole el corazón, todo el mundo quería algo de ella.
Sabía que Ronnie solo estaba con ella por el interés, y ella al principio creyó estar enamorada de él, pero aunque le costó finalmente se dio cuenta de que aquello no era amor. Simplemente estaba intentando cubrir con él, la necesidad que sentía su alma de no estar sola
La primera vez que se habían acostado, Jenny terminó horrorizada. No podía entender porque para la gente era tan importante el sexo. Ronnie había sido la primera y la única persona con la que había mantenido relaciones sexuales y las primeras experiencias no fueron nada placenteras, le hacía daño y se notaba invadida, incomoda era muy desagradable. Al cabo de unos meses su cuerpo se acostumbró y simplemente se dejaba hacer.
Amargas lágrimas corrían por el rostro de Jenny, se sentía vacía, triste, sucia.
Emma regresaba a la facultad. Después de la pelea con Jenny, cuando estuvo fuera de su campo de visión se derrumbó, estaba muy nerviosa y no podía soportar la idea de encerrarse en un aula en aquellos momentos.
Pensó en ir a pasear alrededor del lago que había visto al llegar a la universidad el primer día, y se encaminó despacio hacia allí. Poco a poco fue tranquilizándose.
Decidió no volver a dirigirle la palabra a Jenny, alejarse lo más que pudiera de ella. Tal y como decían sus amigos lo único que alguien como la joven castaña podría aportarle a su vida eran problemas. Y si ella se había mudado era precisamente huyendo de eso, quería terminar su carrera tranquila y en paz, lejos de todo lo que pudiera suponer una alteración en su vida.
Pero al parecer el destino tenía otros planes para ella.
Cuando levanto la vista del suelo, la vio. Jenny estaba sentada en un banco, a unos cincuenta metros suyos y lloraba amargamente.
La primera reacción de Emma fue darse la vuelta e irse por donde había venido, pero algo la detuvo, tenía una inmensa necesidad en su cuerpo de acercarse a ella y consolarla. Se acercó sin hacer ruido.
"Hey ...¿estás bien?", preguntó, su voz era poco más que un susurro.
Jenny dio un respingo y la miró sorprendida, "¿qué demonios haces aquí? Deberías estar en clase, déjame en paz", dijo muy débilmente la chica de ojos azules.
Emma dudó un momento, pero luego decidida, se sentó a su lado para cuidar de ella y la tomó entre sus brazos. Le importaba un pepino si le gustaba o no.
Jenny se resistió un segundo, pero enseguida todas sus resistencias se rompieron, enterró su cabeza en el hombro de la rubia y lloró desconsoladamente.
Emma la mecía, intentaba tranquilizarla y le acariciaba dulcemente. En aquellos momentos ella hubiese hecho cualquier cosa para poder evitarle aquel dolor tan insoportable que su compañera parecía sentir.
Pasó un rato hasta que finalmente Jenny se calmó y pudo mirar aquellos intensos ojos marrones. Inmediatamente se perdió en ellos, y perdió la noción del tiempo, el corazón empezó a latirle más y más fuerte, era incapaz de apartar su mirada.
Para Emma no fue diferente, al sentir impresionantes y hermosos ojos azules clavados en los suyos con una expresión de desesperación e impotencia quedo inmediatamente cautivada por ellos, aquella mirada le cortó la respiración.
La rubia pensó que Jenny no era tan superficial, tan fría y distante como parecía. Tal vez no estaba perdida toda la esperanza y pudieran convertirse en amigas.
De repente Jenny reaccionó, no iba a permitir a nadie más acercarse a ella. No iba a permitir que le volvieran a hacer daño, que tomasen todo lo que quisiesen y luego la abandonasen. Como sus padres, como sus ficticios amigos, como todo el mundo en su vida.
"¡Fuera!", exclamó.
"Jenny, ¿qué te pasa?", la rubia estaba completamente confundida, ¿por qué esa inesperada reacción?
"Te he dicho que desaparezcas..." la voz de la castaña carecía de toda emoción y sus ojos estaban muertos.
"Pero yo sólo quería... yo pensé...", Emma estaba completamente abrumado. ¿Qué estaba pasando?
"Me importa un bledo lo que pensabas... largarte, sal de mi vida de una vez por todas", gritó la chica de ojos azules mientras se levantaba del banco y se alejaba corriendo.
Emma estaba helada, ¿qué había pasado en una fracción de segundo?, ¿por qué ese cambio de actitud?
La miraba como se alejaba corriendo, mientras pensaba que necesitaba ayuda psicológica urgente.
Empezaba a acostumbrarse a las malas formas y los desplantes de aquella extraña joven.
Capítulo 5
La clase de política estaba a punto de comenzar. Emma entró apresuradamente; lo primero que hizo fue mirar hacia el asiento de Jenny pero estaba vacío, habían pasado ya más de tres horas desde que la había visto por última vez en el parque.
No sabía porque; pero no podía dejar de pensar en ella, en aquellos maravillosos ojos azules, en el dolor y la impotencia que reflejaba su mirada.
Estaba deseando volver a verla y asegurarse que se encontraba bien; pero Jenny no apareció.
Al terminar la clase, siguió sentada en su sitio un poco decepcionada, se habían terminado las clases del día, lo que significaba que hasta el día siguiente no volvería a verla; sintió un vacío en el estómago.
Al salir del aula uno de los amigos de Jenny se acercó hasta ella sonriente, "soy Ben Bergman, creo que no nos han presentado", dijo mientras le extendía la mano.
"Emma... Emma Müller, encantada de conocerte", contestó ella estrechándole la mano, un poco sorprendida.
"Bueno cuéntame, ¿cómo te ha ido en tus primeros días?, ¿te has adaptado bien?", le preguntó el joven amablemente.
Emma lo miraba sorprendida, Caro y Lara, le habían advertido una y mil veces que se mantuviera alejada de Jenny y sus amigos porque no eran buena gente y eran peligrosos; pero a ella aquel chico le parecía amable y encantador.
"¡Oh sí!, ha sido mucho mejor de lo que me esperaba, el primer día estaba muy nerviosa; pero todos se han portado muy bien conmigo...... bueno, casi todos", contestó ella con una sonrisa.
"¿Cómo ha podido tratar mal alguien a una preciosidad como tú?; dime quien ha sido y me ocupare de que la próxima vez sea más amable", contestó el joven coqueto.
Emma sonrió, estaba bastante claro que intentaba ligar con ella, "No, déjalo prefiero no hablar de ello".
"Bueno pues entonces que te parece si te invito a un café y nos conocemos mejor", pregunto Ben.
Emma dudó un momento, no había quedado con sus amigos para el ensayo hasta dentro de media hora y no tenía nada mejor que hacer hasta entonces.
"De acuerdo", dijo con una amplia sonrisa y ambos se dirigieron hacia la cafetería.
Ben resultó ser una excelente compañía, la escuchaba y la hacía reír constantemente; se sentía muy a gusto con él, tan a gusto que cuando miró a su reloj habían pasado ya dos horas.
Se levantó precipitadamente de la silla, "lo siento Ben, pero tengo que irme, se me ha pasado el tiempo volando", y sin dejar que el chico dijera nada salió corriendo de la cafetería.
Se dirigió hacia donde sus amigos le habían dicho que ensayaban, rezando porque no hubieran terminado ya. Al acercarse suspiró aliviada, se escuchaba un piano y una voz empezó a cantar. Aún estaban allí.
Se detuvo un momento en el pasillo para escuchar, se quedó maravillada por la hermosa voz, -debe ser Luzi-, pensó, le habían advertido de que tenía una voz increíble.
Apretó el paso, pero al ir a entrar a la sala se quedó clavada en el suelo, mirando sin poder creérselo, la dueña de aquella increíble voz, suave, dulce aterciopelada. Era Jenny.
Emma se quedó escuchando hipnotizada en la puerta, no podía moverse.
La joven de ojos azules no advirtió su presencia y siguió cantando emocionada, sumida en sus propios pensamientos.
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Al terminar la canción Jenny miró hacia la puerta y se sobresaltó a ver a Emma que la miraba embobada, "¡Oh Dios mío!, no me lo puedo creer", exclamó.
Emma dio un brinco al volver a la realidad; "perdona, yo..... Yo no quería molestarte".
"¡Se puede saber qué haces ahí!, no puedes dejarme en paz de una vez!, ¡estás acosándome!", Jenny estaba muy enfadada.
"No, yo solo venía al ensayo de...", intentó explicarse Emma.
"Me dais exactamente lo mismo tú y tus explicaciones, no pienso perder el tiempo escuchándote; no deberías haberte quedado ahí escondida, es lo único que sé. Te lo digo por última vez ¡APARTATE DE MI CAMINO!", Jenny se había levantado del piano y estaba frente a Emma gritándole indignada, ¡Es la última vez que te lo digo!, le advirtió, se dio la vuelta y se alejó rápidamente; dejando a una Emma completamente sorprendida por segunda vez en el día.
La rubia suspiró, molesta cogió su teléfono y marcó el número de Caro; estaba claro que es ensayo había terminado.
Caro no contestó, lo intentó de nuevo con idéntico resultado, contrariada colgó. -Estarán en el P3, y con la música tan alta no escuchará el sonido del teléfono-, se encogió de hombros y se encaminó hacia el pub.
Por el camino no pudo evitar, rememorar una y otra vez, la imagen de la joven de ojos azules cantando y tocando el piano.
No se entendía a sí misma, por más que lo intentaba era imposible; desde que se habían conocido Jenny no había parado de humillarla, insultarla y tratarla como una basura. ¿Y qué había hecho ella?; consolarla, abrazarla, echarla de menos cada vez más, perderse en su mirada y por si eso fuera poco finalmente se había quedado sin respiración, soñando despierta al oírla cantar.
No podía llegar a comprender, ¿porque se comportaba así?, ¿qué tenía esa mujer que hacía que su comportamiento se volviera completamente irracional?
Jenny estaba en el P3 junto con Hotte y Ben, los dos jóvenes hablaban animadamente. Ella estaba sumida en sus pensamientos, desde su encuentro aquella mañana en banco del parque no había podido dejar de pensar en Emma, muy a su pesar.
Se había sentido como en el paraíso entre sus brazos, no recordaba haberse sentido nunca así; cuando sus miradas se juntaron, una increíble sensación que no sabría nombrar, ni explicar se había apoderado de todo su cuerpo, ¿qué tenía aquella mujer que provocaba aquellas reacciones en su cuerpo?, ¿por qué cada vez se iba adentrando más y más en su mente?
Ella siempre había sido fuerte, la ausencia de sus padres desde niña y la haber sido criada por gente extraña le habían hecho serlo. No solía tener momentos de debilidad y cuando eso ocurría siempre era en privado; creía que ni tan siquiera Hotte la había visto llorar.
Pero ese día todo había sido distinto, en el parque no pudo evitar las lágrimas y más tarde era tal la angustia que sentía dentro que no la dejaba ni respirar; había esperado que todos los miembros del STAG abandonaran el auditorio y había hecho una de las pocas cosas que la hacían feliz, que la llenaban de paz....cantar.
Y en aquellos dos momentos de debilidad, cuando más vulnerable era, Emma había aparecido de la nada, invadiendo su privacidad, y siendo testigo de algo que muy pocas personas lo habían sido, de su gran fragilidad.
Notó que Ben se levantaba de su asiento al tiempo que exclamaba, "¡Emma!". La mirada de Jenny se dirigió inmediatamente hacia donde el joven iba, y allí estaba otra vez la joven rubia.
Sorprendida vio como Ben se acercaba a ella muy sonriente y le daba dos besos; la rubia los aceptaba gustosa y lo abrazó. El joven le dijo algo y ambos miraron hacia Hotte y ella, la rubia pareció alarmarse y negó enérgicamente con la cabeza, Ben se acercó hacia ellos.
"Lo siento chicos, el deber me llama, es muy tímida y no quiere sentarse con nosotros. Parece un poco cortita pero está muy buena, en dos semanas me la estoy tirando y está aspirando polvo blanco", dijo mientras cogía su copa, se alejó guiñándole un ojo a Jenny.
La joven de ojos azules, sintió un nudo en el estómago, una intensa rabia se apoderó de ella y tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para controlarse y no ir detrás de Ben y abofetearlo.
Jenny y Hotte vieron como Ben se acercaba a la barra, pedía un par de copas y volvía a acercarse a Emma que lo esperaba al lado de la puerta, ambos hablaban sin parar y se reían.
La joven castaña se dio cuenta de que Ben buscaba continuamente contacto físico con la rubia, le tocaba el hombro, acariciaba su brazo, su espalda, cada vez que eso ocurría Jenny sentía una extraña sensación en su estómago, otra de esas sensaciones que no sabía nombrar y que le producía la simple presencia de Emma.
Cuando vio como el joven la tomaba por la cintura y la atraía hacia él, esa sensación se hizo casi dolorosa, "No puedo soportarlo más, me marcho", se levantó cogió su bolso y se dirigió hacia la salida; justo cuando iba a salir por la puerta, sintió como un cuerpo tropezaba con el suyo y algo frío se derramaba en su pecho.
Instintivamente rodeó con sus brazos aquel cuerpo para evitar que cayera, al bajar su mirada para descubrir a quien pertenecía, volvió a perderse en aquellos intensos ojos marrones, el tiempo y el espacio dejó de existir.
Emma, por fin logró zafarse de las manos de Ben, le había dicho una y mil veces que no quería bailar, pero él insistía e insistía, al final había optado por agárrala de la cintura y llevarla hasta la pista de baile. Emma no estaba dispuesta a consentir eso; así que quizá con demasiada fuerza se apartó de él y sin saber muy bien como, terminó en los brazos de Jenny y derramándole su copa encima.
Para Emma el mundo se había detenido en aquel preciso momento y como siempre ocurría cuando sus ojos se posaban en los de Jenny, no podía apartar sus ojos de los suyos, escuchó que Ben le decía algo, no le prestó atención, no podía separarse de aquellos brazos.
"¡Emma! ¿Estás bien?", preguntó otra vez Ben esta vez más alto y tocándola el hombro.
"Si.... si claro", contestó ella, mientras salía de los brazos de Jenny, pero sin apartar su vista de ella.
Jenny se miró su blusa y no pudo evitar sonreír, "no podía ser de otra manera, tenías que ser tú", parecía que el destino estaba empeñado en juntarlas una y otra vez.
La sonrisa de Jenny dejo a Emma sin aliento y las piernas le empezaron a temblar, nunca la había visto sonreír y se ponía preciosa cuando lo hacía, su cara se iluminaba y aparecían en ella unos hoyuelos que enamoraban, la rubia tuvo que tomar aire profundamente, se había olvidado de respirar, "Perdona, yo.....".
"Tranquila, ya me iba", la interrumpió Jenny, "hoy ha sido un día muy intenso y estoy cansada".
Emma la miro sorprendida, sin ser capaz de decir nada, estaba preparada para otra ración de insultos, menosprecios y gritos por parte de Jenny, aquella reacción la dejó noqueada.
La joven de ojos azules volvió a sonreírle y salió por la puerta, Emma se quedó flotando entre nubes en su propio mundo.
Una vez fuera, Jenny se apoyó contra la pared, cerró los ojos y suspiró; -tercer momento de debilidad en el día-, ella no podía permitirse eso, tenía que alejar a la rubia de su vida como fuera.
Capítulo 6
Durante las dos siguientes semanas, no se cruzaron ni una sola palabra. Jenny hacía verdaderos esfuerzos por evitarla, si Emma entraba en la cafetería, Jenny salía despavorida hacia el patio, si Emma salía al patio, Jenny corría hacia el aula.
Después de las clases la joven de ojos azules, se iba directamente a casa o bien al cine, o a pasear con Hotte. Había dejado de ir al P3 con sus amigos, por no encontrársela tampoco allí; Ben aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para acercarse a la rubia, y eso ocurría generalmente en el pub, y a Jenny cada vez se le hacía más difícil de soportar, ver los intentos de Ben por ganarse a Emma, pero lo que más le dolía era ver como esta aceptaba gustosa la proximidad del chico.
Su relación con Ronnie, era un desastre. El, no es que pusiera demasiado empeño en que estuvieran juntos, pero llevaban ya más de un mes sin tener relaciones sexuales y el chico empezaba a impacientarse. Lo peor era que a Jenny se le estaban terminando las excusas para escabullirse de él y era consciente de que tarde o temprano iba tener que lidiar con ese problema.
Cuando estaba en compañía del resto de sus amigos, se sentía vacía. De repente se había dado cuenta, de que no tenían nada en común con ellos, que no podía confiar en ninguno de ellos y ya no le agradaba en absoluto su compañía.
Los únicos momentos en los que la joven castaña se sentía en paz y completa eran las horas en las que compartía clases con Emma y podía observarla disimuladamente desde la distancia.
Se pasaba las horas muertas observándola, no perdía detalle, su pelo rubio alborotado, sus pequeños lunares por todo su cuerpo, aquellos ojos felices y chispeantes, aquella sonrisa que cuando aparecía en su cara hacía que su corazón diese un vuelco..... pero la clase terminaba y Jenny volvía a sentirse triste, vacía, sola.
Hotte estaba encantado con la nueva situación, le divertían los esfuerzos de su amiga por evitar a la chica nueva, se dio cuenta de los sentimientos que se estaban forjando en el interior de Jenny, pero no dijo nada, era mejor no forzar las cosas.
Pero lo que al chico más feliz le hacía, era la distancia que su amiga estaba tomando tanto con Ronnie, como con su panda de amigos. Ellos eran una mala influencia y podían hacerle mucho daño, y él estaba seguro, de que la única oportunidad que tenía Jenny para ser feliz en su último año de universidad, era alejarse de ellos.
Emma se había dado cuenta de los esfuerzos de Jenny por evitarla, cada vez que entraba a un sitio, lo primero que hacía era buscarla con la mirada; hacía más de dos semanas que no hablaban y Emma empezaba a no poder controlar la necesidad de sentirla cerca. Pero siempre que la divisaba, su compañera rápidamente desaparecía sin darle la oportunidad de acercarse. La joven rubia no entendía ese comportamiento, ¿por qué huía de ella?, estaba decida a abordarla y pedirle explicaciones, pero aún no había tenido ocasión.
Finalmente había podido hacer la prueba para ingresar en el club de canto y baile, en cuanto sus compañeros y su profesora, la escucharon cantar se quedaron maravillados con su voz e insistieron una y otra vez en que se uniera a ellos.
Se estaban preparando para la semifinal del concurso nacional de canto y ella sería una gran ayuda.
Les había costado mucho llegar hasta allí, ningún año habían llegado tan lejos y estaban muy ilusionados en conseguir llegar a la final y poder competir en Berlín, así que ensayaban constantemente.
Cuando por fin conseguía tener un poquito de tiempo libre para ella, casualmente siempre aparecía Ben y la invitaba al cine, a cenar, a bailar.... y Emma cada vez se sentía más a gusto con el chico.
Y así pasaron esas dos semanas para ellas, Jenny huyendo de Emma y Emma intentando encontrar el momento para hablar con ella.
Aquella mañana había sido demasiado dura para Jenny, hacía días que no dormía bien y estaba muy cansada, pero ya gracias a Dios sólo quedaban las dos últimas horas de política.
Entró en la clase y se dejó caer en su asiento, al momento vio extrañada como entraban Emma y Ben riendo y bromeando, inmediatamente apartó la vista de ellos -¿qué hace él aquí?-, pensó.
Al contrario que otros días, Emma no se dirigió a su asiento tres filas por delante de ella, sino que continuó hasta unos de los pupitres del final del aula y se sentó junto al chico.
Jenny hervía por dentro, no entendía porque, pero le dolía y le molestaba verlos juntos, sentía una angustia muy grande en el pecho.
El Sr. Goëtting entró en el aula, saludó a sus alumnos y como siempre, sin perder un minuto empezó con su clase, y como siempre Jenny se perdió en sus pensamientos.
Emma había terminado el ensayo y se dirigía con paso ligero y una gran sonrisa en la cara a su clase de política, era el momento llevaba esperando toda la mañana, por fin vería a Jenny.
Cuando iba a entrar en el aula, escuchó que detrás suyo alguien decía su nombre, y se giró, era Ben, "¿qué haces aquí?", preguntó ella sorprendida.
"Tengo dos horas libres, y como no te he visto en todo el fin de semana he pensado en compartirlas contigo", dijo el joven con una sonrisa.
A Emma se le fue, el color del rostro, deseaba más que nada en el mundo entrar por esa puerta y ver a Jenny, "lo siento Ben, pero tengo que entrar. No estoy muy fina en política y no me puedo permitir faltar", dijo muy seria.
"¡Va Emma, vamos a tomar unas cervezas!", insistió el, mientras la agarraba del brazo e intentaba tirar de ella.
Emma se soltó, "¡No insistas, voy a entrar!", dijo convencida.
"Bueno... pues entraré contigo", contestó el joven encogiéndose de hombros, "pienso pasar las dos próximas horas con mi chica, sea donde sea".
"¡Yo no soy tu chica!", exclamó Emma, dándole un pequeño puñetazo en el brazo y juntos entraron en el aula bromeando.
Emma inmediatamente busco a Jenny con la mirada, por un momento se quedó sin respiración y el corazón se le aceleró al verla.
Hubiera jurado que Jenny estaba mirando hacia la puerta como esperando algo, pero al pasar por su lado, ni tan siquiera la miro, indiferencia total. Si esperaba algo estaba claro que no era a ella, se le encogió el corazón.
Se dirigió junto a Ben hacia los últimos pupitres y se sentaron, el joven iba a decirle algo pero en eso momento entró Göetting, saludó y empezó la clase.
Emma clavó su mirada en la espalda de Jenny, ¿por qué se sentía así?, ¿por qué se pasaba el día deseando verla y con su sola presencia ya era feliz?, ¿por qué le dolía tanto su indiferencia?, ¿por qué sentía la necesidad, de que formara parte de su vida? Si a fin de cuentas hacía solo tres semanas que se conocían y sus encuentros habían sido un desastre.
Un murmullo la hizo volver a la realidad, "el tema será -Las ideas de Montesquieu-, dedicaremos el resto de la clase a prepararlo y mañana lo presentaran ante el resto de sus compañeros, espero que se lo tomen en serio, porque como he dicho, tendrá un gran valor en la nota final de la evaluación", escuchó que decía Goëtting.
El profesor hizo una pausa, miro durante unos instantes a sus alumnos y continuo, "para no complicar más las cosas, sus parejas serán sus compañeros de al lado".
Emma miro a Ben sorprendida, ¿él iba a ser su compañero?
Jenny miro el asiento vacío a su lado, ¿lo tendría que hacer sola?
"La Srta. Hartmann y la Srta. Müller, lo harán juntas. Srta. Müller le agradecería que tomase asiento al lado de la Srta. Hartmann", terminó el profesor.
Jennny se quedó petrificada, incluso con la capa de maquillaje, podía observarse que se había puesto pálida.
Emma no podía moverse, le temblaban las piernas y tenía el corazón en la garganta.
Ben le dio un pequeño golpe en el hombro animándola a irse, eso la hizo reaccionar. Con las piernas temblorosas se dirigió hacia Jenny.
Capítulo 7
Emma se sentó al lado de Jenny.
Durante unos minutos ninguna dijo nada, hasta que finalmente Jenny reaccionó, "Bueno.... yo creo que mejor tú te ocupes de resumir la primera mitad, yo haré la otra mitad y luego ya revisamos y unimos", dijo, intentando que su voz sonase fría e indiferente pero sin conseguirlo en absoluto. No era capaz de mirarla a los ojos porque sabía que si lo hacía inmediatamente volvería a perderse en ellos, tenía que ser fuerte.
Emma asintió sin ni siquiera mirarla e intentó concentrarse en su trabajo, no estaba preparada para eso, ella llevaba dos semanas deseando estar al lado de Jenny, pero ahora su proximidad, su fragancia la estaba volviendo loca, era incapaz de concentrarse en nada, el bolígrafo le temblaba en las manos.
Jenny intentaba no mirarla, escribía sin parar para evitar la tentación. Pero el deseo fue más fuerte que ella, no pudo evitar mirarla disimuladamente, se veía tan dulce, tan vulnerable......, sus orejas y sus mejillas estaban cubiertas de un color rojo intenso, tenía pequeñas gotas de sudor en la frente, parecía tremendamente nerviosa, tenía la vista fija en un punto de sus apuntes, pero Jenny estaba segura de que no veía nada, de que estaba en otro lugar, su mano sujetaba temblorosa el bolígrafo.
Jenny suspiro, le era imposible en aquellos momentos luchar contra ello, puso su mano sobre la de la joven rubia, la acarició dulcemente con el pulgar, "tranquila, aún no me he comido a nadie", le dijo suavemente, con una tierna sonrisa.
Emma al sentir aquella mano en la suya, notó que una descarga eléctrica le recorría toda su espina dorsal y se le corto la respiración; al levantar su vista y ver aquella sonrisa, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no abalanzarse sobre ella.
Le sorprendió su propia reacción, pero no se permitió así misma analizarla.
Durante unos instantes sus ojos se juntaron, fue un momento mágico, "Señores les quedan treinta minutos", la voz de Goëtting las hizo volver a concentrarse en su trabajo.
Los treinta minutos pasaron volando, sobre todo para Emma, al terminar la clase aun no tenía listo ni la mitad del trabajo.
El aula fue vaciándose poco a poco y Emma seguía escribiendo, Jenny la miro sonriendo, "Hay piensas quedarte aquí todo el día" dijo.
Un poco avergonzada y esperándose lo peor Emma contesto, "aún no he acabado, pero dame tu parte y lo terminare yo en casa".
"No Emma es demasiado", contesto la joven castaña, "¿por qué no comemos algo en la cafetería y luego vamos a la biblioteca y lo terminamos juntas?".
Emma estaba flotando en el paraíso, no solo la había llamado por su nombre, sino que por primera vez desde que se conocían quería estar junto a ella. En aquellos momentos era feliz y se sentía la mujer más afortunada del mundo por poder estar a su lado. Asintió con la cabeza, sin poder realizar otro movimiento.
"Está bien, pues vamos", Jenny se levantó y se encaminó hacia la puerta. Se dio cuenta de que la rubia no se había movido de su asiento. Sorprendida se giró y la miro, "Emma ¿pasa algo?".
Emma salió de su letargo, "no, no.... todo está bien", rápidamente se levantó y la siguió.
Pasaron la tarde más increíble de su vida, ninguna de las dos sabía que la mera presencia de otra persona, podía provocar aquella sensación de placer y de bienestar.
Cada mirada era cada vez más intensa, buscaban una y otra vez el contacto accidental entre ellas, ese contacto que hacía que saltasen chispas y que ambos cuerpos se estremeciesen. Tenían la sensación de ser una sola persona, era como si una estuviese en la mente de la otra y supiese en cada momento lo que estaba pensando, lo que iba a decir. Se compenetraban perfectamente, parecía que se conocían hacia años.
Hacía tiempo que ya habían terminado el trabajo, pero lo corregían una y otra vez. Ninguna de las dos quería que aquel momento mágico terminarse, no quería separarse de aquella otra persona que las hacía sentir aquellas maravillosas sensaciones.
La voz de la bibliotecaria las trajo al mundo real, "Es la hora de cerrar, así que por favor vayan saliendo".
Se miraron decepcionadas, recogieron sus cosas y salieron, estaba lloviendo débilmente.
"¿Cómo vas a ir a casa?", preguntó Jenny.
"Cogeré el autobús", respondió la rubia mientras se abrochaba la chaqueta.
"Bueno......yo... si quieres puedo llevarte", dijo la joven de ojos azules tímidamente.
Emma la miró sorprendida, Jenny la desarmaba constantemente, era capaz de ser la persona más insufrible y desagradable del mundo, pero también la más dulce y amable. Nunca sabía que esperar de ella, "está bien" contesto.
Ambas se dirigieron hacia el BMW de Jenny.
Durante el camino hablaron sobre la facultad, sus planes de futuro, sus ilusiones....
Al llegar Jenny dijo con una sonrisa, "¡Vaya, así que aquí es donde vives!, justo al lado de donde nos vimos por primera vez... creo que todavía me duele el culo".
Emma no pudo evitar soltar una carcajada, al recordar a Jenny sentada en el charco en medio de la calle, "vale, me disculpo otra vez, pero es que llevaba solo cuatro días en Colonia, empezaba las clases al día siguiente, y tenía tanto que hacer, tantas cosas en la cabeza.....".
"¿Por qué te mudaste aquí?", preguntó Jenny.
Emma se puso muy seria, "bueno......mi madre nos dejó y......digamos.... que no puede soportarlo".
Jenny la miro sorprendida, "¿tanto te afecto su separación?, no se ya eres una persona adulta y...".
Emma la interrumpió, "¿qué separación?", preguntó extrañada.
Jenny cada vez estaba más sorprendida, "bueno, la de tus padres...".
Emma negó con la cabeza, cerró los ojos y casi en un susurro dijo, "mi padre murió cuando yo tenía tres años, mi madre lucho mucho para sacarnos adelante a mis hermanos y a mí. Hace un mes salió para ir a trabajar, al cruzar por un paso de peatones, un conductor borracho la arrolló y la mató", tuvo que hacer una pausa, antes de continuar, las lágrimas corrían por su rostro.
"Emma yo....", Jenny no sabía que decir.
"El seguro del conductor nos pagó un motón de millones y eso provocó las peleas entre mis hermanos por la herencia. El dinero saca lo peor de nosotros. Yo no pude soportarlo y decidí alejarme de todo", suspiro. "Han debido ingresarme mi parte porque el casero no se ha quejado de que no hay fondos en mi cuenta", terminó con una amarga sonrisa.
Jenny tomó la mano de Emma para intentar darle algo de consuelo, le faltaban las palabras.
Emma se repuso rápidamente, "¿y qué hay de ti?, ¿por qué vives sola en esa casa tan grande?, ¿y tus familia?", preguntó intentando esbozar una sonrisa.
"Viajando, por motivos de trabajo, como siempre", contestó la joven castaña.
"¿Siempre ha sido así?", volvió a preguntar la rubia al ver como se habían entristecido los ojos de Jenny.
"Si, ha sido así, desde que puedo recordar... ", Jenny apartó la vista de su compañera, se volvía a sentir vulnerable junto a ella.
"Bueno, tienes a tus amigos...", susurro Emma
La joven de ojos azules se rió amargamente. "¿qué amigos? Jennifer Hartmann, la chica más popular y más rica de la facultad, no tiene ni un solo amigo, todo el mundo quiere algo de mí... dinero, drogas, fama, mi cuerpo... pero no a mí, nadie me quiere a mí por quien soy, por lo que soy”.
"Pero Ronnie te ama ¿no?", Emma no podía soportar la amargura y la soledad que expresaba Jenny en sus palabras.
"Ronnie.... Como dice Hotte, -él no te ama Jenny, es un payaso que sólo quiere follarte y que le pagues los vicios", las lágrimas empezaron a correr por rostro de Jenny.
"Bueno y que me dices de Hotte, él es tu amigo y te quiere", insistió Emma intentando darle algo de paz a su compañera.
Jenny sonrió al pensar en él, "es cierto, Hotte, él siempre ha estado ahí, nos conocemos de toda la vida... él es la única persona que... ".
"Significa algo para ti..." la joven rubia terminó la frase.
"Sí", murmuro Jenny, "pero.....", se detuvo, sabía que no tenía que decirlo.
"¿Pero?", Emma contuvo la respiración.
Se las arregló para no mirar a Emma directamente, Jenny no quería mostrarse tan vulnerable, no quería acercarse tanto a ella, pero no podía contenerse se lo tenía que decir, "de alguna manera, tú también estas empezando al ser alguien importante para mí".
Con las manos temblorosas Emma, secó dulcemente las mejillas de su compañera facultad, la cual había cerrado los ojos.
La rubia no pasó por alto la piel de gallina que cubría el cuerpo de su compañera, ni el tímido suspiro que se había escapado de sus labios cuando sus dedos "accidentalmente" acariciaron su cuello, Jenny abrió los ojos y la miró de tal manera que un escalofrío recorrió la espalda de Emma y sintió como se erizaban todos los pelos de su cuerpo, nunca se había sentido así.
Una vez más parecía que el tiempo se había detenido, quedaron atrapadas la una en la presencia de la otra y la tierra dejó de girar, al menos para Jenny y Emma.
La joven castaña temerosa levantó la mano y la puso también en la mejilla de Emma, saboreando la sensación de su piel increíblemente suave bajo sus dedos.
Emma no sabía lo que estaba pasando, pero se sentía demasiado bien como para romper el hechizo. En aquel momento, Jenny era tan tierna, tan frágil que sintió la necesidad de abrazarla, de acariciarla, protegerla y prometerle que nunca dejaría que nadie más volvería hacerle daño.
La rubia seguía acariciando la cara, el cuello de Jenny, sus dedos rozaron lentamente sus labios mientras los miraba con deseo, fue acercando poco a poco su cabeza a la suya, no sin el temor de que la chica castaña saliera corriendo.
Jenny estaba en otro mundo, las caricias de Emma le causaban un gran placer, volvió a cerrar los ojos disfrutando de aquel maravilloso momento.
Cuando sintió el aliento de la rubia en su rostro fue como si una bandada de pájaros revoloteara por su estómago, su corazón empezó a latir más rápido, y su respiración se aceleró, deseaba los labios de Emma más que nada en este mundo, jamás se había sentido así.
Se dio cuenta de que lo estaba empezando entre ambas no era una simple amistad, pero ¿qué era? Había intentado apartarla de su vida un día tras otro durante semanas, la había tratado como una basura, despreciándola y humillándola, pero el destino se empeñaba en unirlas una y otra vez.
Sus labios estaban a tan sólo unos milímetros de distancia, ambas sentían el aliento de la otra en sus labios, Jenny no pudo aguantar más, agarró con ambas manos la cabeza de Emma.
La rubia salto hacia atrás como picada por una tarántula cuando escuchó el sonido de su teléfono móvil, con la respiración agitada, intentando volver a la realidad contestó, "Si, Emma Müller", era Ben.
Jenny estaba petrificada en el asiento de al lado, -¿qué había sido eso?, ¿qué significaba todo aquello?, ¿realmente habían estado a punto de besarse? No, ella no podía besarse con una mujer, ella era heterosexual, tenía novio.....Seguramente todo había sido provocado por la tensión del momento, la soledad y la tristeza de ambas. Escuchó que Emma la llamaba, "¿Sí?", contesto volviendo en sí.
"¿Me has escuchado?", preguntó la rubia nerviosa e impaciente.
"No perdóname, estaba en otra parte", se disculpó.
Emma la miro un poco molesta, no quería volver a repetirlo, "lo que acaba de pasar.... lo siento. No sé porque he actuado así, nunca me había pasado. No quiero que te hagas una idea equivocada, yo no soy lesbiana, pero me encantaría poder ser tu amiga".
"Bueno yo.... yo tampoco soy lesbiana, no sé que me ha pasado. Ahora tengo que irme", contestó Jenny a trompicones, estaba completamente confundida.
Se despidieron, Emma salió del coche, la joven de ojos azules arrancó y se marchó apresuradamente.
Jenny permaneció despierta toda la noche, cada minuto que pasaba se daba cuenta más y más de lo peligrosa que era su relación con Emma para ella en todos los sentidos.
Se había obligado a si misma a dejar de pensar y olvidarse de lo que había pasado en el coche. Pero era muy consciente de que todo lo que había sentido en aquellos momentos había sido real, nunca había deseado nada, como en aquellos momentos había deseado los labios de Emma. No sabía que eran, pero estaba segura de que sus sentimientos hacia Emma eran algo más que una amistad.
No podían ser amigas, era sencillamente imposible, sabía que cualquier tipo de relación con Emma supondría para ella mucho dolor, y ella no iba a permitir que nadie más le hiciese daño. ¿Pero cómo se lo iba a explicar?, la rubia no se iba a quedar tan tranquila, era la persona más cabezota que conocía. Sabía que le iba a hacer mucho daño, pero era necesario.
Emma se sentía sola en su apartamento, desde que había entrado por la puerta Jenny no había salido de su cabeza. Había pasado junto a ella la tarde más maravillosa de su vida. Se había auto convencido de que lo que había pasado en el coche, fue fruto del cariño y la dulzura que sintió por Jenny en aquellos momentos, al verla tan débil, tan desamparada, de que no significaba nada.
Se sentía un poco extraña, ya que de alguna manera, ella no deseaba estar en ninguna parte en ese momento más que al lado de Jenny, quería sentirla entre sus brazos.
-Esto es absurdo, voy a ver a Jenny dentro de unas horas en la escuela-, pensó y se dispuso a dormir, feliz de haber conseguido vencer todas las resistencias de su compañera y conseguir que formar parte de su vida.
Al día siguiente Emma corría felizmente hacia la facultad, había estado contando las horas que faltaban para volver a ver a Jenny.
Cuando entró en la universidad, vio a Lara y a Caro junto a su taquilla, se dirigió contenta hacia ellas.
"Wow, Emma pareces totalmente feliz, ¿ha pasado algo?", dijo Caro guiñándole el ojo a Lara.
"No, que va a parar", preguntó Emma sorprendida.
"Bueno.... ese brillo en los ojos, esa sonrisa, parece que alguien está enamorada", le respondió Lara sonriendo pícaramente.
"¿Enamorada?", preguntó Emma sorprendida.
En ese momento, Jenny apareció por el fondo del pasillo, agarraba a Ronnie por la cintura y este la sujetaba por encima de sus hombros, iban seguidos por Timo y Sophie.
"Buenos días, Jenny..." dijo Emma, cuando llego a su altura, mientras que en su rostros se dibujaba una increíble sonrisa.
Sus ojos marrones, coincidieron por un sólo segundo con los azules intensos de Jenny, su mirada estaba vacía, era fría, la joven castaña simplemente volvió la cabeza y se fue sin decir ni una palabra.
Emma estaba atónita, todo el color desapareció de su rostro y el libro que había sacado hacía sólo unos segundos de la taquilla, se deslizó de sus dedos, sus ojos se llenaron de lágrimas, - los ojos de Jenny se lo habían dejado claro, había perdido la partida-.
"¿Emma?", la llamo Caro visiblemente preocupada, notó que su compañera estaba temblando.
"Yo... yo... ¿por qué? ... ella... no puedo...", Emma no era capaz de conjugar una sola frase.
"¡Emma!", la zarandeó Lara.
Pero la joven rubia no respondió, como un caballo desbocado salió del edificio de la facultad, no podía respirar, notaba que se ahogaba.
No habían pasado nada más que unas cuantas horas, ¿qué había cambiado desde ayer por la tarde?, Jenny al fin se había abierto a ella, había confiado en ella, habían pasado juntas la tarde, incluso lloraron juntas al contarse sus confidencias... ¿y ahora?, ¿qué había cambiado?, ella no podía alejarse así, tenían que permanecer juntas.
Las lágrimas de Emma brotaban incontrolablemente de sus ojos, en aquellos momentos sentía que su corazón se había roto en mil pedazos.
"Hola preciosa, ¿va todo bien?", escucho que decía una voz a su lado.
"Ben", rápidamente se limpió las lágrimas de las mejillas.
Capítulo 8
Jenny estaba sentada en su asiento, en la clase de política. Le costaba respirar y todo su cuerpo temblaba, tenía la mirada fija en el libro para que nadie notase su estado alterado.
Sabía que le había hecho un gran daño a Emma, pero ella también sufrió las consecuencias de su acción. Se le había roto el corazón al ver la cara de sorpresa de Emma y la tristeza en sus ojos. Todo el dolor que temía que Emma pudiera causarle, se lo había causado ella misma a ambas.
El Sr. Goëtting, entró en el aula, saludó y se dispuso a comenzar con las presentaciones del trabajo que tenían pendientes.
"Bueno, comenzaremos con las presentaciones", dijo observando a sus alumnos, "Srta. Hartmann, a usted la dejaré para el final, porque puedo observar que la Srta. Müller no nos honra con su presencia".
Jenny palideció al instante, estaba tan ocupada intentando ocultar el dolor que le había producido hacerle aquel desplante a la joven rubia, que no se había dado ni cuenta de que esta no había entrado en clase.
"¿Alguien sabe que le pasa a la Srta. Müller?, preguntó Göetting.
"Ella ha venido... pero... no sé muy bien lo que ha pasado, de pronto ha salido corriendo, no sé...", dijo Caro aún desconcertada por el comportamiento de Jenny.
"Gracias, Caro usted y la Srta. Vogel, serán las primeras", dijo el profesor.
La ansiedad y el sentimiento de culpa invadieron a Jenny.
De dos en dos los alumnos fueron pasando y exponiendo sus presentaciones, pero Jenny no escucho ninguna, sentía que se ahogaba, tenía que salir de allí. Tenía que encontrar a Emma.
"Discúlpeme Sr. Göetting, pero me tengo que ir, no me encuentro bien", dijo, se levantó y se encamino hacia la puerta.
"Srta. Hartmann, si no hace su presentación, sabe que su nota final será baja", escucho que decía Göetting, ella salió por la puerta. Le importaba una mierda su nota final, lo único que quería en aquellos momentos era encontrar a Emma, su desaparición la tenía completamente turbada.
La joven de ojos azules, estaba desconcertada con su propia reacción, no podía entender porque le preocupaba tanto Emma, quería alejarse de ella y lo único que conseguía era desear cada vez con más y más fuerza tenerla a su lado, sentirse entre sus brazos.....
Recorrió la facultad innumerables veces buscándola pero no encontró ni rastro de su compañera. La buscó por el parque, por el lago, pero a Emma parecía que se la había tragado la tierra, -¿y si se había ido a casa?-, pensó de pronto.
Todo lo rápido que pudo, volvió a la universidad, se montó en su descapotable y se dirigió hacia casa de la rubia, aparcó en la calle de enfrente y se encaminó hacia el portal.
Una señora mayor estaba intentado abrir la puerta, tenía serias complicaciones para meter la llave en la cerradura.
Jenny corrió a ayudarla, "déjeme que la ayude", dijo amablemente.
La anciana se giró sorprendida, "Oh hija eres un ángel, el pulso y la vista cada día están peor", le contestó con una sonrisa mientras le entregaba las llaves.
Jenny abrió la puerta y le devolvió las llaves a la encantadora anciana, esta las recogió y se dispuso a cargar con las bolsas de la compra, Jenny la detuvo, "déjeme que se las lleve hasta el ascensor, por favor", dijo mientras cogía las bolsas.
La anciana sonrió agradecida, y entro junto a Jenny en el portal. “Muchas gracias hija", dijo la mujer, mientras entraba al ascensor.
Jenny sonrió, "ha sido un placer", se disponía a cerrar la puerta del elevador, cuando se dio cuenta de que ella no tenía ni idea de cuál era el piso de Emma. Volvió a dirigirse a la anciana, "disculpe, ¿usted no conocerá a una chica rubia, de pelo corto....?".
"¿Emma?", le interrumpió la anciana.
"Si, Emma", contestó Jenny.
"Ella me ayuda todo lo que puede, es una bendición para mí que esté aquí. Incluso muchas noches cocina para las dos y me sube la cena. Es una chica encantadora ¿verdad?", dijo la mujer.
"Lo es", contesto la joven de ojos azules con una sonrisa, "¿puede decirme por favor en que piso vive?, tengo que hablar con ella".
La anciana la observó unos segundos y pareció decidir que no había ningún peligro en decirle el piso, "en el sexto F, pero creo que no está; esta mañana la vi cuando se dirigía a la facultad", hizo una pausa y en tono confidente le susurro, "creo que se ha echado novio, porque hoy estaba especialmente feliz".
A Jenny se le encogió el corazón y sintió unas ganas inmensas de llorar, ella lo había estropeado todo.
Llamó una y otra vez al timbre sin obtener respuesta, resignada se dirigió hacia su coche y se sentó, esperaría lo que fuese necesario, tarde o temprano aparecería.
Espero durante horas, cuando estaba perdiendo toda esperanza, vio como el coche de Ben se paraba frente al portal. A Jenny se le heló la sangre, "Oh, Dios mío, no. ¿Qué he hecho?", murmuro, había pasado la tarde con él, Ben se había aprovechado de su tremenda estupidez, para hacer de la humilde joven rubia uno de sus trofeos.
Vio como Emma iba a salir del coche, pero él la agarró, la atrajo hacia sí y la besó, a Emma pareció no desagradarle. Jenny sintió como si la desgarraran por dentro, sus ojos se llenaron de lágrimas y tuvo que apartar la vista.
Emma por fin entró en su casa, pudo quitarse sus botines y dejarse caer en su cama, estaba muy cansada, tanto física como psicológicamente.
Había pasado el día con Ben, al principio estaba muy triste, pero el joven con sus bromas y sus atenciones había hecho que se olvidase de Jenny por un tiempo.
Fue tan dulce, tan encantador con ella, que las advertencias de Lara, Caro y el resto de sus amigos fueron olvidadas al instante. Pensó que simplemente no lo conocían, ¿cómo alguien tan increíblemente atento como él podía ser peligroso", era absurdo.
Había querido contarle porque lloraba, porque estaba triste, pero no era fácil, ni ella misma lo entendía y le agradeció en el alma que no la presionara.
Fueron a mirar tiendas por el centro comercial, comieron en un chino, pasearon por la ciudad. El la hacía reír, la escuchaba y Emma se sentía querida, escuchada, mimada.
Al despedirse el joven la había besado, ella en un principio pensó en resistirse pero cambió de idea y se dejó llevar.
El resultado de aquel beso no fue el esperado por ella. No había sentido absolutamente nada, Emma había pensado en que sentiría algo parecido a lo que sintió el día anterior, en aquel momento de locura momentánea en el que casi besó a Jenny y su cuerpo fue invadido por aquellas embriagadoras sensaciones que sintió al notar los labios de la joven de hermosos ojos azules tan cerca de los suyos, al sentir su aliento en su cara.
Pero cuando Ben la besó no sintió nada, ni bueno, ni malo. Quizá un poco de rechazo al sentir los pocos y rasposos pelos de su barba en la cara.
Confundida se despidió del joven y subió a su casa.
Una vez a solas volvió a sentir esa enorme tristeza en su corazón, Jenny volvió a su mente. Emma lloró de rabia y de dolor al revivir una y otra vez en su cabeza las imágenes de aquella misma mañana. Tenía que olvidarse de Jenny, aquella había sido la última vez que la hería. Nunca más volvería a dirigirle la palabra.
Alguien llamó a la puerta, con un suspiro la rubia se incorporó, se secó las lágrimas y se dirigió a la puerta, sería Emilia, su vecina.
Al abrir la puerta sus ojos se abrieron como platos, "¿Jenny?", fue lo único que salió de su boca.
"Emma ¿qué estás haciendo?", le preguntó Jenny muy seria.
La rubia la miró confundida, ahora sí que estaba convencida de que algo dentro de la cabeza de Jenny no funcionaba muy bien, "¿cómo qué que estoy haciendo?, Jenny esta es mi casa, yo vivo aquí".
"Me refiero a Ben", contestó la joven de ojos azules.
"Eso a ti no te importa en absoluto", dijo Emma secamente.
"Por supuesto que me importa, Emma no te conviene", a la joven castaña le temblaba la voz.
"Ah vale, ¿y tú sí?", preguntó la rubia con furia.
"¡Maldita sea Emma, no lo entiendes tienes que alejarte de él!", insistió Jenny.
"Para tú información es mi novio y estoy enamorada de él", dijo la joven de pelo corto, aun sabiendo que no era cierto.
Jenny sintió que le arrancaban el corazón "No, no", le gritó, casi histérica, "eso es la mayor estupidez que he escuchado nunca".
"No puedo creer que esto esté pasando de verdad, ¿desde cuándo te importa algo de lo que yo haga?", Emma miró a su compañera con una mirada provocativa en su rostro.
"Yo simplemente no quiero que te hagan daño", la voz de Jenny fue tan suave que Emma por un segundo pensó que de verdad estaba preocupada.
"¿Tienes miedo de que alguien te quite el puesto?, tranquila Jenny haces muy bien tu trabajo. Nunca nadie será capaz de hacerme más daño del que tú me has hecho", dijo la joven rubia con ira.
Las palabras de Emma, golpearon en lo más profundo del corazón de Jenny, sintió una presión tan grande en el pecho, que pensó que iba a morir en aquel momento.
"Emma por favor escúchame, Ben es.....", volvió a intentarlo la joven de ojos azules.
"¿Peligroso?" la interrumpió Emma, "si, ya he escuchado esa historia, es tan peligroso como tú y el resto de tus amigos. ¿O sabes algo que yo no sepa?".
"Emma yo...., yo... no es fácil de explicar, por favor, simplemente confía en mi", suplicó Jenny.
"Esto ya sí que es lo último que me quedaba por escuchar, ahora quieres que confié en ti. ¡No seas ridícula!", Emma estaba empezando a enfadarse de verdad.
"Emma, por favor aléjate de él", la joven de ojos azules ya no sabía como convencerla.
"No tengo ninguna intención de hacerlo", respondió la joven rubia cada vez más enfadada.
"Emma, lo digo en serio, Ben es peligroso, te lo diré una y mil veces hasta que lo entiendas", repitió Jenny.
"Mira, a diferencia de ti, él me trata como a una persona, él me escucha cuando me siento mal, él se preocupa por mí, me hace reír.....cosa que tú nunca has hecho, de quien me tengo que alejar es de ti", mientras decía estas palabras, Emma luchaba por contener las lágrimas en sus ojos.
"Pero...", intento decir Jenny.
"Pero nada, desde la primera vez que nos vimos, me has humillado y me has tratado como a un perro. No te he importado en absoluto, he intentado ayudarte una y otra vez, acercarme a ti y tú ni tan siquiera me has preguntado como me sentía. Ahora solo estas aquí porque él es uno de tus amigos y no puedes soportar que esté con él, no porque te preocupes por mí. ¡Déjame en paz, Jenny!, ¡déjame en paz!, estoy mejor sin ti, sólo me haces daño", Emma estaba fuera de sí.
Esas últimas palabras que salieron de la boca Emma destrozaron el corazón de Jenny, nada de lo que había dicho era cierto, por supuesto que le importaba, claro que estaba tremendamente preocupada por ella, es más lo que más deseaba ahora mismo era abrazarla, se había comportado como una idiota.
"Tú me has dejado bien claro esta mañana que no significo nada para ti, que quieres que te deje en paz. Bien, pues es lo que voy a hacer a partir de ahora. Es lo que tú quieres y lo voy a respetar, pero por favor respétame tú también, sigue como hasta ahora y no vuelvas a acercarte a mí", diciendo esto entró en casa y cerró la puerta.
Jenny se quedó fuera, con lágrimas en los ojos, con tanta tontería lo único que había, conseguido era hacerse más daño ella misma del que jamás le habían hecho. Con su tremenda estupidez la había alejado de ella para siempre y la había empujado hacia los brazos de Ben; y aquel maldito estúpido lo único que quería de ella era tirársela y hacerla una nueva clienta de su mejor amigo.
Al día siguiente Jenny intentó acercarse un par de veces a Emma, pero esta la ignoró completamente.
Para la joven de ojos azules, era un martirio ver día a día a la joven rubia paseando su amor junto a Ben por toda la universidad. Se les veía a los dos muy felices y enamorados, por lo que Jenny empezó a pensar que quizá Ben se había enamorado realmente de Emma.
Para intentar mitigar su dolor Jenny se refugió en Ronnie y en el alcohol, hacía días que no iba a la universidad.
Aquella tarde, Jenny estaba junto a Ronnie sentada en el sofá en casa de este, habían quedado para salir a tomar unas copas, pero en el último momento él cambió de idea y decidió que mejor quedarse en casa viendo una película.
Jenny no prestaba ninguna atención al televisor, su cuerpo estaba allí, pero su mente estaba en otra parte, su mente estaba junto a Emma. En los últimos días, no había dejado de pensar en ella ni un solo segundo, su necesidad de verla, de sentirla, de estar junto a ella crecía más y más en su interior, hasta que esa necesidad se volvió casi insoportable.
De pronto se puso tensa, notó como la mano de Ronnie, bajaba por su hombro, se paraba en su pecho derecho y comenzaba a masajearlo, -lo que faltaba- pensó.
Intentó apartarlo pero al girarse el atrapó su boca con la suya violentamente. Jenny sintió nauseas, Ronnie había estado bebiendo y fumando durante toda la tarde y ese aliento a alcohol y a porros le repugnaba.
"¡No Ronnie, no, para no quiero!, ¡para por favor!", ella se levantó e intentó escaparse pero él no se lo permitió.
La agarro del brazo, la tiro bruscamente al sofá y se tumbó encima suyo, seguía besándola sin parar y presionándole duramente los pechos. Violentamente le abrió la camisa tirando bruscamente hacia ambos lados, rompiendo todos los botones, le apartó el sujetador y empezó a morder y lamer sus senos.
"¡Ronnie para por favor, basta ya!,"¡noooooo, Ronnie detente!", Jenny gritaba y lloraba intentando zafarse desesperadamente.
Ella notaba como el chico se iba excitando más y más, su respiración era cada vez más rápida, notó como introducía su mano por debajo de su minifalda, tiraba fuertemente de sus bragas hacia abajo y comenzaba a frotar su sexo.
Jenny luchaba con todas sus fuerzas para intentar quitar a Ronnie de encima suyo, pero le era imposible, el chico pesaba al menos el doble que ella. Cuando él se incorporó un poco para sacar su miembro y penetrarla, ella aprovechó el momento y con todas sus fuerzas incrusto su rodilla en sus genitales.
El joven se apartó rápidamente retorciéndose de dolor, y la joven de ojos azules salió corriendo de la casa.
Emma se había despedido de Ben en la puerta del P3, este había insistido en llevarla a casa, pero hacia una noche maravillosa y decidió ir paseando disfrutando de ella.
Estaba muy preocupada por Jenny, hacía días que no aparecía por la universidad, le había preguntado a Ben y él tampoco sabía nada de ella ni de Ronnie, así que supusieron que estaban juntos.
La joven rubia tenía sentimientos contradictorios, su mente le decía que era mejor echar de una vez por todas a Jenny de su vida, solo le aportaba sufrimiento y dolor, pero su corazón le pedía verla, necesitaba verla, y esa necesidad iba ganando terreno día a día en ella.
Con Ben estaba muy a gusto, pero lo que sentía estando con él, no era nada comparable a lo que sentía cuando Jenny estaba cerca. Sabía que no estaba enamorada de él joven, pero tenía la esperanza de hacerlo con el paso del tiempo.
Al girar una esquina, vio como una joven salía precipitadamente de una casa, seguida de un chico que corría detrás suyo corvado. El chico atrapó a la joven y la tiró contra la valla de la entrada, en aquel momento Emma le vio la cara, era Jenny.
Alarmada salió corriendo gritando hacia ellos. Ronnie estaba fuera de sí, presionaba a la joven castaña contra la valla mientras le decía todo tipo de improperios y la manoseaba, Jenny lloraba y luchaba por marcharse.
Al acercarse y ver la blusa de Jenny rota, como estaba su demás vestuario y el estado en el que esta se encontraba, supo inmediatamente lo que había pasado.
Se interpuso entre ellos, "Ronnie déjala en paz o llamare a la policía", grito mientras golpeaba al joven en el pecho, intentando apartarlo de Jenny.
"Tú no te metas maldita estúpida, es mi novia y me la puedo tirar cuando quiera", dijo el chico a la vez que le daba un violento empujón y la apartaba.
"Te he dicho que la sueltes, maldito hijo de puta", gritó y volvió meterse entre ellos dos.
Sacó apresuradamente su móvil del bolsillo y se dispuso a llamar a la policía.
Ronnie dudó, pero finalmente echando una furiosa mirada a Jenny se volvió para meterse en su casa, mientras gritaba, "¡te arrepentirás de esto Jenny, te lo juro!".
Jenny al sentirse libre salió corriendo hacia su coche, intentó introducir la llave en la cerradura de la puerta, pero le resultó imposible debido al estado de nervios en el que se encontraba.
Emma se acercó hasta ella, le quitó la llave de las manos y muy dulcemente le dijo, "no estás en condiciones de conducir, deja que te lleve".
Jenny no se resistió, dejó que la rubia abriera la puerta del coche y se acurrucó en el asiento del copiloto.
"Jenny, creo que deberíamos ir a un hospital, si él te ha.....", la rubia la miró preocupada.
"No lo ha hecho, lo ha intentado pero no ha podido terminar", le interrumpió rápidamente la joven castaña.
"Jenny, no tienes de que avergonzarte", insistió la rubia.
"Emma no me ha violado, ha estado a punto pero no lo ha hecho. Déjalo por favor, no quiero hablar de ello", le contesto su acompañante molesta, las lágrimas volvían a caer por sus mejillas.
"Está bien, está bien tranquilízate, vamos a mi casa es mejor que no estés sola", la rubia arrancó el coche y condujo hacia su casa.
Durante todo el camino ninguna de las dos dijo ni una sola palabra, al llegar a su casa Emma se ofreció a hacerle algo de cenar a su invitada, pero esta se negó.
Juntas acondicionaron la habitación de invitados y después Jenny se dio una ducha mientras su anfitriona comía algo.
Cuando terminó de cenar, Emma recogió la cocina y se dirigió al cuarto de invitados para desearle buenas noches a su compañera. La puerta estaba entre abierta, vio que Jenny estaba temblando y llorando desconsoladamente sentada en la cama.
Emma entró apresuradamente en la habitación, se sentó a su lado y la abrazó dulcemente. Jenny lloraba sin consuelo, totalmente desesperada, indefensa y más frágil que nunca.
"Shhhhhh... todo está bien... Jenny estoy aquí, tranquilízate", susurro Emma con voz dulce y afectuosa, mientras acariciaba suavemente la cabeza se su compañera.
Jenny poco a poco se fue calmando, "gracias por todo Emma, de corazón. Espero que algún día puedas perdonarme todo lo que te he hecho".
"Eso ya está olvidado, no te preocupes y no tienes porque darme las gracias por nada. Cualquiera hubiese hecho lo mismo", contestó la rubia.
Siguieron en silencio un rato, simplemente disfrutando la una de la proximidad de la otra, finalmente Emma se apartó, "¿puedo hacer algo más por ti?
Jenny la miro un poco avergonzada, "podrías..... ¿podrías quedarte conmigo esta noche?
Emma sonrió y asintió con la cabeza, "por supuesto, pero vamos a mi cama que es más grande".
Jenny estaba entre los brazos protectores de Emma, en su cama; disfrutando de la proximidad de la única persona con la que deseaba estar, en aquellos momentos, de esa persona que hacía crecer más y más en su interior unos sentimientos tan confusos como intensos.
Emma también estaba disfrutando enormemente de sentir a la joven castaña entre sus brazos, era un momento perfecto. Eran dos personas que de alguna manera, estaban unidas entre sí y se hacían felices la una a la otra con su sola presencia.
"Emma, eres alguien realmente especial, ¿lo sabes verdad?", susurró Jenny.
"No Jenny, no lo soy, pero me siento realmente especial cuando tú estás cerca mío", susurró la rubia.
Jenny le dio un beso suavemente en la frente, "buenas noches, Emma...".
"Buenas noches, Jenny".
El sentimiento absolutamente maravilloso que Emma sintió a la mañana siguiente cuando se despertó y vio a Jenny entre sus brazos, no se puede describir con palabras.
Una sonrisa se dibujó en su rostro, mientras observaba a la joven de ojos azules, dormir. No se lo podía creer Jenny estaba a su lado, durmiendo plácidamente, había pasado la noche entre sus brazos, estaban allí las dos juntas. Era inmensamente feliz.
Su sonrisa se hizo aún más amplia, la joven castaña, parecía muy dulce, hermosa, tranquila, serena, tenía una pequeña sonrisa en sus labios que la hacían doblemente bella; la rubia suspiró.
Con mucho cuidado Emma acaricio con la yema de sus dedos, la frente de Jenny, los deslizó hasta su cuello, su barbilla, su dedo índice recorrió los suaves labios de su compañera.
Lo que sintió Emma a través de aquel mero contacto, fue algo que nunca antes había experimentado. Su mano estremeció, una sensación de hormigueo se extendió por todo su cuerpo poco a poco, al principio sólo en el brazo, luego en el pecho, hasta que explotó en su vientre como un castillo de fuegos artificiales impresionante.
No pudo evitar preguntarse ¿cómo se sentiría, si no fueran sus dedos, si no sus labios los que se posaran en los de Jenny?, casi había ocurrido una vez, y todas las sensaciones que descubrió en aquel momento, aún la acompañaban.
Antes de que Emma podría continuar pensando en ello, o pudiera darse cuenta de lo que aquello significaba, Jenny de repente abrió sus preciosos ojos azules y con sonrisa, le dijo, "¡Buenos días!".
Capítulo 9
¡Buenos días!, contestó Emma, todavía anonadada por todo lo que acababa de sentir y con su dedo aún sobre los labios de Jenny. Cuando se dio cuenta rápidamente lo apartó y ruborizada preguntó, "¿has dormido bien?".
"Hacía mucho que no dormía tan bien", contestó la joven con una sonrisa. No se atrevió a decirle que jamás se había sentido tan segura, tan protegida, tan tranquila, tan completa, tan feliz como entre sus brazos. "¿y tú?
La rubia con una sonrisa contestó, "como una niña pequeña", ¿cómo explicarle ese increíble sentimiento que había sentido al despertarse con ella entre sus brazos?, esa sensación de bienestar, esa completa felicidad que le provocó el simple hecho de verla dormir, tan bella, tan serena.... ese escalofrío que recorrió su cuerpo al acariciarla.
Sus miradas se encontraron y una vez más Jenny y Emma se hundieron la una en los ojos de la otra, y una vez más todo dejó de tener sentido, todo dejó de importar. Otra vez solo estaban ellas dos y aquel maravilloso sentimiento que las unía.
Jenny tomó suavemente la mano de su compañera, y la acarició tiernamente. Ese simple contacto, intensificó aún más el momento, hizo que la conexión entre las dos siguiera creciendo más y más fuerte.
Esa unión inexplicable que existía entre ellas crecía inexorablemente en su interior y la necesidad del contacto físico, de la cercanía del otro cuerpo era cada insoportable.
Sin apartar los ojos de los de su amiga, la joven castaña se acercó más a ella y le acarició dulcemente la mejilla.
Emma cerró los ojos, volvió a sentirse en su pequeña parcela en el paraíso, esa parcela que había descubierto gracias a Jenny y a la que solamente la joven propietaria de aquellos maravillosos ojos azules y aquella encantadora sonrisa era capaz de llevarla.
La rubia suspiró, volvían a estar cerca, demasiado cerca, pero en aquellos momentos no le importaba, los dedos de Jenny seguían acariciándole la mejilla, el cuello, los labios. Ella no era dueña de su mente, su cerebro se había apagado y solo podía disfrutar de aquellas caricias que le quemaban la piel.
La cara de Jenny se pegó a la suya, notó su aliento en su rostro, un millón de hormigas recorrieron todo su cuerpo, su respiración se agitó y su corazón empezó a latir más y más rápido. "¿Qué estás haciendo conmigo?, ¿por qué me siento así cada vez que estás cerca mío?", le susurró al oído la joven de ojos azules.
Aquellas palabras de su compañera de clase hicieron que Emma sintiese en su bajo vientre un calor y unas palpitaciones que jamás había sentido, la piel de gallina cubría todo su cuerpo y todo su bello estaba erizado.
Notó como los labios de Jenny se apartaban de su oído y como acariciando con su nariz suavemente todo su rostro se dirigían a su boca. Sus respiraciones eran rápidas y cortas, su corazón parecía que le iba a estallar en el pecho, su deseo crecía más y más. Entre abrió sus labios ligeramente esperando ansiosa que los de Jenny se posasen en ellos.
El timbre de la puerta las sobresaltó a ambas, se separaron rápidamente, mirándose confundidas sin entender ninguna de las dos lo que acababa de pasar.
Emma estaba medio mareada, intentando mantener el equilibrio y controlar su respiración se dirigió a la puerta.
Jenny se dejó caer en la cama, esperando que tanto su corazón como su respiración se normalizaran. Cerró los ojos, no se molestó en intentar entender que era lo que había sucedido. Hacía un tiempo que había decidido dejar de intentar comprender porque Emma provocaba esos sentimientos en ella, porque se comportaba así cuando estaba cerca suyo, carecía de toda lógica.
Ella sólo sabía que junto a la rubia se sentía bien, que necesitaba su presencia y que le encantaban todas y cada una de las partes de su cuerpo. Sabía que tarde o temprano descubriría que significaba todo aquello. Jenny había aceptado que ya no podía imaginar una vida sin la presencia de la rubia de una u otra manera en ella.
Emma cerró la puerta y aún con las piernas temblando se apoyó en la pared.
Otra vez había pasado, otra vez todas aquellas sensaciones, otra vez había flotado hacia el limbo, otra vez su cerebro se había apagado, y otra vez se había dejado llevar por el deseo, pero esta vez era consciente de que había deseado y aún deseaba, casi necesitaba sentir los labios de Jenny en los suyos.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, tenía miedo. No podía entender esos extraños sentimientos que tenía por su amiga, pero sabía que eran cada vez más fuertes. No sabía que significaban, ni porque habían aparecido, ni qué hacer con ellos. Solamente sabía que estaban ahí y que debería intentar descubrir porque motivo. Todo aquello la aterraba.
Esa amistad, esa intensa cercanía, la banda invisible que las unía, eso tan especial que tenía con Jenny, era lo mejor que a Emma le había pasado en su vida y en aquellos momentos, fue consciente de que no podía conseguir imaginarse una vida sin Jenny y abrumada se dio cuenta de que tampoco quería hacerlo.
Dejó el paquete encima de la mesa, cogió aire y volvió a la habitación.
Jenny estaba tumbada en la cama abrió los ojos y la miró sonriente, la rubia se quedó sin aliento, esa sonrisa la desarmaba.
"Era Emilia, mi vecina, ha ido al mercado y me ha traído unos bollos calientes para desayunar. Te dejaré algo de ropa, y mientras te duchas, iré haciendo café", dijo la rubia sonriéndole a su vez.
La joven de ojos azules asintió, ninguna de las dos mencionó nada sobre lo que acababa de ocurrir hacía unos minutos.
Jenny salió de la ducha, se vistió, al salir de la habitación percibió un intenso olor a café y se dirigió a la cocina. Emma ya tenía listo el desayuno y le esperaba sentada a la mesa, parecía en su propio mundo, ni siquiera se percató de la presencia de la joven de ojos azules.
"Emma, ¿estás bien?", pregunto la joven castaña mientras se sentaba.
La rubia se sobresaltó, "ehhh sí, claro..... Sólo estaba pensando....en que....".
"Emma por favor dilo, puedes decirme cualquier cosa, quiero que seamos claras y sinceras la una con la otra, que no tengamos secretos entre nosotras", dijo Jenny mirándola muy seria.
"Está bien", respondió la rubia, "creo que deberíamos ir a la policía y presentar una denuncia contra Ronnie".
"Emma no puedo hacer eso", negó la joven castaña inmediatamente, poniéndose tensa.
"Jenny si yo no hubiese llegado sabes perfectamente como hubiese acabado todo, te hubiese violado", insistió la rubia.
"Vamos a olvidarlo, estaba borracho y drogado, no volverá a pasar", Jenny se estaba empezando a poner muy nerviosa.
"Maldita sea Jenny, ¿por qué lo proteges?, sabes tan bien como yo que puede volver a pasar en cualquier momento, aunque sea tu novio tienes que reconocer que es un psicópata y es muy agresivo", respondió la rubia alzando un poco la voz.
"En primer lugar ya no es mi novio, jamás volveré a dejar que me toque. Segundo no le estoy protegiendo a él, me estoy protegiendo a mí. ¿Cómo crees que reaccionarían mis padres, si se hace público que a su perfecta hija casi la viola su ex novio, un camello, drogadicto que la ha alejado del buen camino y la ha introducido en un mundo de sexo, drogas y alcohol?
Una cosa es que ellos lo sepan y no quieran afrontarlo, pero otra muy distinta es que se enteren todos sus importantes e influyentes amigos. Sería bochornoso para ellos", respondió Jenny amargamente.
"Pero tú no te drogas, no te acuestas con cualquiera...", insistió un poco insegura Emma dando por hecho algo que ni ella misma sabía.
La joven castaña se dio cuenta de sus dudas, "No Emma no me drogo, y sólo me he acostado con Ronnie; Ha sido el único chico con quien he tenido sexo, pero de eso ya hablaremos en otro momento", dijo, "pero mis padres lo dan por hecho, soy una drogadicta, una borracha y me acuesto con cualquiera. Para ellos mientras todo quede entre nosotros, simplemente estoy disfrutando de mi juventud".
"Yo no podría soportar que nadie te hiciera daño, eres tan especial y tan importante para mí", dijo la rubia en un susurro, sin atreverse a mirarla.
Jenny le tomó las manos, "no te preocupes, hablaré con mi padre te lo prometo, él lo solucionará. No dejará que Ronnie vuelva a acercarse a mí".
Se quedaron en silencio durante unos minutos, pensando cada una en sus cosas, cogidas de la mano.
Jenny rompió el silencio, "Emma tú también eres muy importante para mí, creo que conocerte es lo mejor que me ha pasado nunca".
Se miraron intensamente durante unos segundos.
Emma reaccionó, "Creo que es mejor que nos tomemos esto o se enfriará todo", dijo con una sonrisa, y ambas empezaron a desayunar.
"¿Qué tienes que hacer hoy?", preguntó Jenny.
"La verdad es que mi sábado se presenta bastante aburrido. Lo único importante es ir a casa de Caro a recoger, las partituras de las canciones que cantaremos en el concurso dentro de dos semanas. Así que pensaba limpiar un poco, ir a casa de Caro, volver y ensayar", contestó la rubia
La joven de ojos azules la miró sonriendo y dijo, "te propongo un plan mejor. Te ayudaré a limpiar la casa, no te prometo que quede perfecta, porque no lo he hecho nunca, sólo lo he visto en las películas".
Emma la interrumpió con una sonora carcajada, "no me lo puedo creer Jenny, ¿nunca has barrido, nunca has fregado, ni has quitado el polvo, ni has hecho una cama?".
"Hoy será mi primera vez, no te olvides que soy una caprichosa, niña pija con dinero", le respondió Jenny riendo también. "No me interrumpas, sigo con el plan. Después puedo llevarte a casa de Caro, para que recojas las partituras; y una vez terminadas las obligaciones, podría enseñarte todos los secretos y misterios de Colonia, invitarte a comer y si sigues queriendo ensayar, podemos ir a mi casa y podrás ensayar todo lo que quieras en mi sala de grabación", terminó la joven de ojos azules y miro a su compañera impaciente esperando la respuesta.
La rubia la miró sorprendida, "¿tienes una sala de grabación en tu casa?", preguntó incrédula.
"¡Emma!", protestó la joven castaña, "mi plan, ¿qué te parece mi plan?".
"Bueno..... algo no termina de convencerme", respondió su compañera, muy seria.
"¿El qué?", preguntó Jenny confusa y asustada.
"La invitación a comer..... creo que será mejor que sea yo quien pague la comida, no quiero que pienses que quiero estar contigo por tu dinero", dijo la rubia con una sonrisa pícara.
Jenny soltó una carcajada, "Está bien respondió, eso que me ahorro", se levantó de la mesa, abrazó a Emma y se dirigió a la habitación, "¡empezaré por hacer la cama!" gritó.
Emma sonreía, le encantaba ver a su amiga tan feliz, la felicidad de Jenny llevaba consigo la suya propia.
Jenny se dispuso a hacer la cama, estaba concentrada peleándose con las sabanas, intentando que desaparecieran las malditas arrugas, pero cuando se deshacía de una, aparecía otra en otro lugar.
Un ruido la sobresaltó, vio el teléfono móvil de Emma en la mesita de noche, la pantalla estaba encendida y vibraba. Lo cogió en sus manos, era Ben, -maldita sea, se había olvidado completamente de él-.
Cuando dejo de vibrar, la joven castaña vio que había 7 llamadas perdidas. Estuvo tentada a dejarlo en donde estaba y olvidarse de que lo había visto. Algo dentro de ella se lo impidió, tenía que ser sincera con Emma, no podían empezar lo que quiera que estuvieran empezando con mentiras y engaños, resignada se dirigió a la cocina.
"Tenías el teléfono silenciado, acaba de llamarte Ben", le dijo con una sonrisa forzada mientras le tendía el aparato.
Capítulo 10
La rubia extendió sus manos y cogió el teléfono, se encogió de hombros y lo dejó encima de la mesa.
"¿No le vas a llamar?", preguntó Jenny sorprendida.
"¿Para qué?", le respondió su amiga igual de sorprendida.
"Bueno...., él es tu novio, estás enamorada de él, yo no quiero interponerme entre vosotros, deberías llamarle", dijo la joven de ojos azules con una sonrisa, intentando que pareciese que era eso lo que pensaba, pero muriéndose por dentro.
"Y tú eres mi amiga y quiero pasar el día contigo", respondió la rubia convencida, nada ni nadie en el mundo podía haber evitado que pasase el día con Jenny, se moría por hacerlo.
La joven castaña tuvo que hacer grandes esfuerzos para no lanzarse hacia ella y besarla en aquel momento, "terminaré de hacer la cama y nos vamos".
Emma sonrió, ella había recogido toda la casa y su amiga aún no había terminado de hacer la cama, - ¿cómo alguien con veintidós años, aún no sabía hacer una cama? -, se encaminó hacia su habitación para ayudarla.
El día pasó demasiado rápido, pero Jenny y Emma disfrutaron de cada momento al máximo.
Estaban muy a gusto juntas, disfrutando intensamente la una de la otra, de cada sonrisa, de cada caricia, de cada mirada, el vínculo que existía entre ellas dos se hacía más fuerte con cada segundo que pasaba.
Se lo decían todo sin necesidad de palabras, con intensas miradas que les robaban el aliento una y otra vez.
Ninguna de las dos se hubiese atrevido ni a soñar con poder desarrollar semejantes sentimientos hacia otra persona, tanta complicidad, tanto cariño.... Habían creado un mundo para ellas dos, nunca hubieran creído que dos personas fueran capaces de estar tan cerca.
Al atardecer estaban paseando por el parque, el cielo se había nublado de repente y amenazaba tormenta.
Jenny miró nerviosa hacia el cielo, estaban muy lejos del coche, "creo que deberíamos ir hacia el coche, o terminaremos como sopas", dijo preocupada.
"La niña rica tiene miedo de mojarse un poco", le contestó Emma con una sonrisa burlona.
"La niña rica en más inteligente que tú y no quiere pasarse una semana en la cama constipada", replicó la joven de ojos azules.
"Bueno depende de con quien, una semana en la cama es una opción interesante", al escucharse decir eso Emma, notó que un enorme calor le subía hacia sus mejillas.
Al ver la reacción de su amiga Jenny no pudo evitar soltar una carcajada, "ummmm interesante, ¿y con quién le gustaría a Emma Müller pasar una semana en la cama?".
"Ni sueñes con que te voy a responder a eso", contestó Emma cada vez más colorada.
"¡Vamos dime!, ¿es Ben el afortunado?", insistió la joven de ojos azules.
"No, no es Ben, no es nadie, ahora mismo no hay nadie", Emma se sentía muy incómoda.
"No intentes mentirme, sé que sí que tienes a alguien en mente, de lo contrario no estarías tan colorada", Jenny la miraba burlona.
Antes de que la rubia pudiera contestar, unas enormes gotas de lluvia comenzaron a caer del cielo, la joven de ojos azules agarro la mano de su amiga y corrieron hacia el coche.
Al llegar a él estaban completamente empapadas, al mirarse comenzaron a reírse sin poder parar.
Jenny fue la primera en recuperarse, "¿Bueno y ahora qué?, así no podemos ir a ningún sitio".
Emma tardo unos segundos en contestar, aún no había controlado el ataque de risa, "creo que lo mejor será ir a mi casa a ponernos ropa seca, y luego podemos ir al cine, o pedir una pizza y ver una película..., te diría de ir a tu casa pero no creo que yo entrara en ninguna de tus minifaldas".
"Ehhhhhhhhhhhhhh", protestó Jenny, “yo tengo todo tipo de ropa y puedo asegurarte que entrarías, pero me parece una buena idea, pizza y película para terminar el día.
Llegaron al apartamento de Emma y se cambiaron de ropa, pidieron la pizza y eligieron la película, todo estaba preparado para que pasaran una velada estupenda.
Mientras esperaban la pizza, Emma le mostró a Jenny las canciones que iban a cantar en las semifinales del concurso, a la joven de ojos azules le encantó la elección e insistió en oír cantar a Emma. Ninguna de las excusas que puso la joven rubia para evitarlo sirvió de nada, Jenny se sentó en el pequeño y viejo piano de su amiga y empezó a tocar.
Emma respiró hondo, su corazón latía casi dolorosamente, estaba condenadamente nerviosa, nunca había estado así en los ensayos, cantar delante de sus amigos no era un problema para ella, pero otra cosa era hacerlo delante de Jenny, tímidamente empezó a cantar.
Jenny miró a su amiga boquiabierta y sintió que un escalofrío helado le recorría la espalda. Le pareció que tenía la voz más hermosa que jamás había escuchado, no podía apartar la mirada de sus labios, para ella era como estar oyendo cantar a un ángel, el bello de todo su cuerpo se erizó y sus ojos se llenaron de lágrimas de emoción, se perdió en aquella voz y en aquellos maravillosos ojos que brillaban con pasión.
Emma se dio cuenta de lo emocionada que estaba Jenny y eso la liberó, mientras la canción avanzaba se desvanecieron sus nervios cada vez más hasta quedar completamente relajada. Puso toda su pasión en la canción dejándose llevar, disfrutando plenamente de la música, pensando en silencio si Jenny estaba sintiendo lo mismo.
El timbre de la puerta las sobresaltó y volvió a interrumpirlas por segunda vez en el día, "¡La pizza!", exclamó Emma y se dirigió hacia la puerta.
Cuando la rubia abrió no puedo evitar que un gritito de decepción se le escapase de la boca, se había olvidado por completo de él.
"¿Así es como recibes a tu novio?", preguntó Ben mientras entraba en casa, “he estado llamándote todo el día, estaba preocupado".
"Bueno... me dejé el móvil en casa y he estado todo el día fuera, y....", el timbre volvió a interrumpirla.
Era la pizza, Ben la miró sorprendido, "¿me estabas esperando?, esa pizza parece demasiado grande para ti sola", le preguntó cuando Emma cerró la puerta a la vez que se acercaba hacia ella para besarla.
Al escuchar a Ben, Jenny supo que había llegado el momento de irse, se arregló como pudo el pelo y salió de la habitación, justo en el momento en que Ben besaba a Emma. Ver aquello le rompió el corazón.
Al oír el ruido de la puerta Emma se giró y vio horrorizada la expresión del rostro de Jenny, rápidamente buscó el contacto con sus ojos pero no lo encontró.
"Jenny ¿qué haces tú aquí?", escuchó que preguntaba su novio completamente sorprendido.
"Estaba ayudando a Emma con las canciones del concurso", dijo la joven de ojos azules mientras se dirigía hacia la puerta, lo único que quería era salir de aquella casa lo antes posible, "pero tengo que irme ya".
Se volvió hacia su amiga y con una sonrisa forzada le dijo, "lo siento me ha surgido un imprevisto, otro día continuaremos donde lo hemos dejado", abrió la puerta y se marchó.
Emma se quedó mirando la puerta completamente desolada, quería salir corriendo detrás de Jenny y eso fue lo que hizo, le pasó la pizza que aún tenía en las manos a Ben y salió corriendo mientras le gritaba, "¡Enseguida vuelvo!".
Jenny ya se había ido en el ascensor, así que corrió por las escaleras bajándolas de dos en dos. Al llegar al portal vio que la joven castaña acababa de salir por la puerta y se dirigía hacia su coche, sin aliento salió a la calle.
"¡Jenny!", gritó.
La joven de ojos azules había llegado a su coche, se giró sorprendida y vio como Emma corría hacia ella.
"Perdóname por favor, me olvidé por completo de él, si me hubiese acordado, no...", le dijo Emma al llegar a su lado casi llorando.
"Shhh, tranquila lo entiendo, es tú novio y queréis estar juntos", le interrumpió Jenny.
"¡No!, yo quería pasar la noche contigo, ver la película juntas, cenar juntas y luego quería pedirte que te quedaras a dormir conmigo, para poder despertarme contigo entre mis brazos, como hoy", Emma paró para coger aliento, "no sé porque pero me encanta estar contigo, prefiero estar contigo antes de que con cualquier persona en este mundo, prométeme que no vas a volver a alejarte de mí por esto".
Jenny la sonrió dulcemente y le acarició la mejilla, "tendremos muchas noches para ver películas, comer pizza y estar juntas, aunque quisiera no podría alejarme de ti, eres alguien muy especial Emma".
"Solo cuando estoy contigo", le contestó la rubia mientras se abalanzaba hacia ella y ambas se fundían en un fuerte abrazo.
Se abrazaron como si no fueran a verse más, el abrazo duró unos minutos, ninguna de las dos quería separarse, el corazón de Emma empezó a latir más rápido, al sentir el calor de Jenny en su cuerpo. Cuando se separaron el viento parecía ser el doble de frío, Emma se estremeció anhelando al instante el cálido cuerpo de Jenny.
La joven de ojos azules le colocó suavemente un mechón rebelde del pelo de su compañera, mientras buscaba las palabras adecuadas para decirle lo que quería decirle sin ofenderla, "ya sé que es tú novio y no permites que dude de él, pero necesito pedirte un favor y te ruego que no te enfades, me preocupa".
Emma la miró sorprendida, "Dime".
"Sólo te pido que tengas cuidado. No puedo decirte el porque, pero confía en mí, no quiero que te rompa el corazón. Puede que este equivocada, pero no lo creo", dijo Jenny muy seria.
"Si tú estás junto a mi nadie puede hacerme daño", le contestó la rubia.
Jenny sonrió, "gracias por un día tan maravilloso, ha sido el mejor de mi vida", le dio dos besos, se montó en su BMW y se alejó.
"Gracias a ti", murmuró triste Emma mientras veía como se alejaba, hasta el lunes no volvería a verla.
Volvió a su casa, Ben la esperaba sentado en el sofá, Emma se dejó caer pesadamente a su lado.
"No sabía que te llevabas tan bien con Jenny", dijo el chico.
Una sonrisa se dibujó en la cara de la rubia al pensar en Jenny, "Sí, es alguien increíble, hemos pasado el día juntas, es genial, he disfrutado muchísimo y luego hemos venido aquí a...”.
"Parece que prefieras estar con ella que conmigo", dijo Ben un poco molesto.
"¿Estas celoso?", preguntó sorprendida la joven.
"¿Celoso?, ¿de Jenny?, no ella no puede competir con esto", dijo y se acercó para besar a Emma.
La rubia en cuanto pudo reaccionar se apartó rápidamente. Sin saber porque sintió que estaba traicionando a Jenny, que Ben estaba usurpando su lugar. Su fragancia aún impregnaba toda la casa, aún sentía en su piel sus tímidas caricias, en su mente resonaba una y otra vez su risa, volvió a perderse en sus ojos aunque ella estaba lejos y por si fuera poco, no sintió nada con aquel beso.
No entendía nada, ¿porque no sentía lo mismo con los besos de Ben, que sentía cuando los labios de Jenny se acercaban a los suyos?, era absurdo, Ben era su novio y Jenny su amiga, pero parecía todo lo contrario, se comportaba como su Jenny fuese su pareja y no Ben.
Emma se sobresaltó.
No tuvo tiempo de pensar en ello, Ben volvió a intentar besarla, ella se zafó como pudo, se levantó del sofá y dijo, alegremente, "me apetece bailar, ¿por qué no vamos al P3?", no le apetecía en absoluto, pero menos le apetecía estar a solas con él.
Al llegar al P3, Ben quiso ir a sentarse con Ronnie, pero a Emma con sólo ver al mejor amigo de su novio, se le revolvía el estómago. Suspiró feliz al ver que sus amigos estaban en la barra y mientras que Ben iba a saludar a Ronnie, ella se dirigió hacia ellos.
"¡Mira quien se digna a visitarnos!, ¿dónde has estado metida todo el día?", le preguntó Bodo con una sonrisa.
"Espero que tengas algún motivo importante para saltarte el ensayo y que hayas estado ensayando en casa", le dijo Caro sin dejarla responder.
"¿Pero no veis los ojitos brillantes de enamorada que tiene?, está claro que ha pasado un romántico día con su novio. Al final vamos a tener que reconocer que nos equivocamos con Ben", dijo Lara.
Emma soltó una carcajada, "Te equivocas Lara no he pasado el día con Ben, y Caro poco pero si algo he ensayado".
"Y si no has estado con Ben, quien es el afortunado que hace que brillen así tus ojos y no puedas quitar esa tonta sonrisa de tu cara", preguntó Caro burlona.
Antes de que Emma tuviera tiempo de responder, Ben furioso se acercó a ella, la agarró del brazo e intentó llevársela con él, "tengo que hablar contigo".
"¿Qué haces?", preguntó Emma enfadada, zafándose del chico.
"¿Por qué no me has dicho lo que pasó anoche?", preguntó con ira chico.
"Porque no es de tu incumbencia", respondió Emma cada vez más enfadada.
"La calienta braguetas de Jenny, agrede a mi mejor amigo, mi novia le amenaza con llamar a la policía y dices que no es de mi incumbencia", gritó Ben.
"El psicópata de tu amigo intento violar a Jenny y si yo no hubiera aparecido lo hubiese conseguido. Debería haber llamado a la policía sin dudarlo para que lo encierren, porque encerrado que es donde tiene que estar.
Eres un imbécil por defender a alguien así y espero que no vuelva a acercarse a ella porque se meterá en problemas muy serios. No me conoces Ben, no sabes de lo que soy capaz, si hacen daño a alguien que quiero. Mantenlo alejado de Jenny", Emma estaba fuera de sí.
Tanto sus amigos, como Ben la miraban boquiabiertos, ninguno esperaba que alguien tan dulce como Emma pudiera convertirse en una leona. Y más sorprendidos aún les dejó el hecho, de que a quien defendía con uñas y dientes era a Jennifer Hartmann.
Sin dar tiempo a nadie a reaccionar, se dio la vuelta y se marchó del local ciega de ira.
A paso ligero se dirigió a su casa, necesitaba estar sola, pensar y afrontar lo que estaba pasando. Le hubiese pegado un puñetazo a Ben en el momento en que insultó a Jenny, ella era lo más importante en su vida y no iba a permitir que nada ni nadie volviera a hacerle daño.
Una vez en casa se duchó y se metió en la cama, no podía sacarse de su cabeza las palabras de Caro y Lara, -"¿Pero no veis los ojitos brillantes de enamorada que tiene?". "Y si no has estado con Ben, quien es el afortunado que hace que brillen así tus ojos y no puedas quitar esa tonta sonrisa de tu cara"-.
Ella sabía que no estaba enamorada de Ben. No era a Ben a quien iba dirigido su primer y su último pensamiento del día, eso era para Jenny. No era Ben a quien anhelaba dolorosamente, ni quien provocaba en ella unas intensas ganas de llorar cuando estaban días sin verse, era Jenny. No era Ben quien hacía que su corazón se acelerase con su sola presencia, o cuando en sus labios se dibujaba una hermosa sonrisa, era Jenny. No eran los labios de Ben los que deseaba besar, ni era el cuerpo de Ben el que deseaba acariciar, era el de Jenny.
Emma se sentó en su cama boquiabierta y horrorizada, era cierto que estaba enamorada, pero no de Ben.
Ella estaba locamente enamorada de Jenny.
Pero Jenny era una mujer, aquello no podía ser verdad, ella no podía enamorarse de una mujer, lo había estropeado todo.
Capítulo 11
Una primera lágrima rodó por la mejilla de Emma, cuanto más consciente era de la situación, más lloraba, hasta que finalmente cayó en un llanto sin control.
Lo había arruinado todo, ¿qué iba a pasar ahora con Jenny y con ella? Su amistad se rompería, Jenny se alejaría de ella.
Una duda la asaltó
¿Qué iba a hacer ahora?, todo había sido tan hermoso, ¿y ahora?, ahora todo se rompería por su estupidez, Jenny se apartaría de ella para siempre, iba a perder lo más importante en su vida.
Desde la muerte de su madre su vida había sido un desastre. Ahora por fin había encontrado unos buenos amigos, amigos de verdad y había encontrado a Jenny. Se había adaptado perfectamente a Colonia, se sentía muy a gusto aquí.
Pero pronto su vida volvería a ser una ruina, estaba segura de que no iba a ser capaz de ocultar sus sentimientos, la marginarían en la facultad, la señalarían con el dedo, sus amigos se alejarían de ella...
¿Cómo podría hacer frente a todo eso?, sobre todo, sin Jenny a su lado.
¿Por qué tenía que haber pasado?, ¿por qué tenía que haberse enamorado?, ¿por qué de Jenny?, ella lo era todo.
¿Qué debía hacer ahora?, ¿debería decírselo?, ¿debería seguir actuando como hasta ahora o debería alejarse de ella?
Emma pasó todo el domingo en su casa intentando buscar respuesta para todas aquellas preguntas, pero sin encontrar ninguna.
Según iban pasando las horas el temor y la inquietud iba apoderándose de ella más y más. Cada vez quedaba menos para ver a Jenny.
Desde el sábado al despedirse Jenny no había sabido nada de Emma, supuso que estaría disfrutando del fin de semana con Ben y aunque paso esos dos días con una gran presión en el pecho y unas intensas ganas de llorar, decidió esperar hasta el Lunes para verla. Se tomó el fin de semana para ella misma, para analizar todo lo que había pasado y decidir hacia donde enfocar su vida a partir de ahora. Había hablado con su padre y este le había prometido que Ronnie no la molestaría más, alejar a Ronnie para siempre, era el principio de su nueva vida.
El lunes, desde el primer momento que la joven de ojos azules, vio a Emma entrar por la puerta de la facultad, supo que algo andaba mal, parecía cansada, como si no hubiera dormido en días y aquellos círculos oscuros bajo los ojos de la rubia, confirmaban las sospechas de Jenny.
"Emma, ¿está todo bien?", preguntó acercándose a ella.
La joven rubia se sobresaltó, no se había percatado de la presencia de Jenny, "Ummm... sí... claro ¿por qué iba a ir nada mal ... eh ... tengo que irme ... tengo que irme corriendo a ... ... a hablar con la Srta. Vogel, sobre... sobre unas cosas del STAG ... ", balbuceo.
"Está bien, ¿nos vemos más tarde?", pregunto la joven castaña con una sonrisa.
"No sé...", respondió la rubia y salió corriendo.
La sonrisa desapareció inmediatamente del rostro de Jenny, se quedó clavada allí. ¿Qué estaba pasando? Emma acababa de alejarse de ella, había salido corriendo, sin decir una palabra, ¿pero por qué?
Jenny aquella mañana estaba muy contenta e ilusionada por verla, pero parecía que a su joven amiga le ocurría todo lo contrario.
Emma entró en el lavabo y se apoyó jadeante contra la pared, tratando de reprimir las lágrimas, sin éxito.
Jenny estaba allí y ella estaba tan feliz de verla. Le hubiera gustado tirarse a su cuello y abrazarla, decirle todo lo que estaba pasando en su interior, explicarle aquellos sentimientos que habían nacido en ella y se habían amarrado fuertemente a su corazón, pero no podía, algo dentro de ella se lo impedía.
Sabía que con su reacción le había hecho daño a su compañera de clase, se había comportado como semanas atrás lo hacía Jenny, pero simplemente ella no sabía que hacer, no sabía como debía comportarse.
Lo único que sabía es que se había enamorado, enamorado de una mujer, y aquello era demasiado para ella.
Jenny se dirigía hacia su taquilla para recoger sus libros, pensando, intentando encontrar una explicación para el comportamiento de Emma. Al llegar vio que Emma estaba en la suya, parecía haber llorado, -¿qué diablos estaba pasando?-, se iba a acercar a ella pero alguien se puso delante suyo impidiéndoselo, levantó la vista era Ronnie.
La empujó contra la pared, se hizo el silencio en la sala.
"¿Has venido a por más cariño?, ¿quieres terminar lo que empezamos el otro día", le dijo mientras intentaba besarla.
Al escuchar aquellas palabras, Emma se giró furiosa y se dirigió hacia ellos, antes de llegar vio como Hotte y Timo, agarraban a Ronnie y lo empujaban contra la otra pared. Ben que había estado mirando toda la escena divertido, intentó intervenir pero Sophie se lo impidió, Emma fue a ayudar a la pelirroja.
Ronnie se revolvió y acertó a pegar un puñetazo a Hotte tirándolo al suelo, el joven se levantó como un resorte y se abalanzó hacia él. Timo lo volvía a tener dominado contra la pared. Jenny se interpuso entre ellos y les dijo algo, ambos chicos soltaron a Ronny, en aquel momento sonó por megafonía, "Sr. Ronnie Peters, preséntese inmediatamente en el despacho de la directora", "Sr. Ronnie Peters, preséntese inmediatamente en el despacho de la directora".
Una sonrisa de victoria que no pasó desapercibida para nadie, apareció en el rostro de Jenny, había ganado. Timo y Sophie se miraron satisfechos, habían elegido bien, se habían quedado en el bando de los ganadores.
Jenny buscó a Emma con la mirada, estaba junto a Sophie, ambas tenían la respiración agitada por el esfuerzo que les había causado mantener controlado a Ben. Sus ojos se juntaron por un segundo, la mirada de Emma parecía triste, vacía. A la joven de ojos azules se le encogió el corazón, enseguida la rubia bajó la mirada, dio media vuelta y se marchó. La joven castaña suspiró - Emma ¿qué está pasando?-.
Durante el resto del día Emma evitó a Jenny. La joven de ojos azules, había decidido darle el espacio que parecía necesitar, estaba segura de que cuando la rubia estuviera preparada para contarle lo que estaba pasando lo haría.
Después de acabar la última clase, Jenny se encaminó hacia el auditorio donde ensayaba el STAG, había decidido empezar una nueva vida y para ello tenía que reparar muchos errores que había cometido en la anterior.
Al llegar a la puerta no pudo evitar detenerse y escuchar. La Srta.Vogel estaba explicando a sus alumnos que la semifinal del concurso nacional, se iba a celebrar en Pestalozzi, por lo que la facultad tenía que hacer obras en el auditorio a contrarreloj para el evento. Aquello significaba que se iban a quedar sin un lugar para ensayar, justo cuando más lo necesitaban.
Entro al auditorio, estaban tan enfrascados en la conversación que nadie advirtió su presencia, "Buenas tardes, lamento interrumpiros", todos se giraron hacia ella. Emma sintió un nudo en el estómago, su corazón se aceleró, las piernas empezaron a flojearle.
"No he podido evitar escucharos y....", continuó la joven de ojos azules, "como sabéis yo tengo una sala de grabación en casa. Ahora no la utiliza nadie y si queréis está a vuestra disposición, mientras rehabilitan esto".
Todos la miraron sin saber que decir, nadie esperaba que esas palabras salieran de la boca de Jenny.
La Srta. Vogel, fue la primera en recuperarse, "muchas gracias por tú oferta Jenny, te estoy muy agradecida, lo discutiremos y te diré algo", dijo con una sonrisa.
Jenny le devolvió la sonrisa, "Bueno... pero yo no había venido aquí para eso. Yo venía a hablar con Caro y con Lara".
Capítulo 12
Las dos jóvenes la miraron sorprendida, "Jenny ahora no es buen momento, estamos ensayando...", dijo Caro.
Jenny la interrumpió, "por favor concederme solo un par de minutos ahora que me he atrevido a dar el paso, si espero no sé si voy a ser capaz".
Las tres jóvenes miraron a la Srta.Vogel, esta no se podía creer lo que estaba pasando. Jennifer Hartmman, la joven que siempre hacía lo que le daba la gana, la que cogía y dejaba lo que quería gracias a su posición y al dinero de sus padres, le estaba suplicando permiso para interrumpir su ensayo unos minutos. ¿Sería posible que aún quedase algo de la antigua Jenny dentro de ella, de la chica algo desconfiada, amable y centrada de los dos primeros años?, con una sonrisa asintió con la cabeza dándole pie a Jenny a continuar.
Jenny se volvió hacia sus dos compañeras, " ante todo quiero deciros, que esto no tiene nada que ver con mi propuesta anterior, decidáis lo que decidáis, la sala de grabación está a vuestra disposición".
Lara y Caro asintieron con la cabeza.
Jenny continuó, "este es nuestro último año en la facultad, y he pensado en volver a presentarnos a los campeonatos nacionales de volleyboll, pero presentarnos para ganarlos. Pestalozzi siempre ha formado parte de la élite de ese deporte y gracias sobre todo a mi gran estupidez, ahora somos de los últimos y quiero que eso cambie".
Jenny se detuvo para coger aire, todos la miraban expectantes.
"Este año quiero ganar, como ganamos en nuestros primeros años, y para ello os necesito a vosotras dos, sois las mejores. Sé que no tengo derecho a pedíroslos, ya que prácticamente yo os eché del equipo y os suplico que me perdonéis por ello, he hecho muchas tonterías y mucho daño a mucha gente estos dos últimos años, he cometido muchos errores que no se si voy a poder reparar", Jenny se detuvo y cerró los ojos, intentando sacar fuerzas de alguna parte para continuar.
Ahora todos la miraban boquiabiertos, Emma tuvo que agarrarse al piano para no caerse, no podía dejar de mirarla, sabía el tremendo esfuerzo que le estaba costando pronunciar aquellas palabras. Quería acercarse a ella y abrazarla, tomarla de la mano para apoyarla.
"Sé que si dentro de dos semanas, os clasificáis, tendréis que seguir ensayando para la final en Berlín. Pero no creo que sea ningún problema que no estéis en los primeros partidos, son los más fáciles y si es necesario, el equipo entrenará diez horas diarias, para poder pasar la primera ronda; pero sin vosotras, en la segunda ronda no podremos hacer nada, pensarlo por favor", terminó Jenny, se volvió a la Srta. Vogel, "muchas gracias, eso era todo", dijo y se dirigió hacia la puerta.
Todos la miraban sin ser capaces de decir, ni una palabra, aquella no era la Jenny egoísta, prepotente y narcisista del último año, la líder carismática de los primeros años había vuelto.
Caro la detuvo, se acercó hacia ella, la abrazó y le dijo, "me alegro de que hayas vuelto capitana. Cuenta conmigo para lo que quieras".
Lara asintió, "conmigo también".
"Os lo agradezco mucho chicas, de corazón", antes de irse busco los ojos de Emma, esta vez aquellos ojos marrones mantuvieron su mirada, la estaban esperando. Durante unos segundos no pudo apartar su vista de ellos, se sorprendió al ver un brillo en los ojos de Emma como nunca antes lo había visto. Volvió a perderse en ellos, haciendo un gran esfuerzo, brindó una dulce sonrisa a su amiga y salió del auditorio.
Emma dijo, "necesito ir al lavabo", y la siguió.
En aquellos momentos la Srta. Vogel descubrió quien estaba detrás del extraordinario cambio producido en Jenny, para ella no había pasado desapercibida la última mirada entre ellas, ni el estado de nerviosismo de Emma, ni la dulce sonrisa que la joven de ojos azules había brindado a su compañera....
"Jenny" la llamó Emma.
La joven castaña se giró sorprendida, la rubia se paró frente a ella, respiraba muy rápido, y le temblaba todo el cuerpo, el temblor se hacía más visible en sus manos y en sus labios, "¿Emma te encuentras bien?", preguntó preocupada.
La joven rubia no respondió, no podía, en aquellos momentos su corazón y su razón estaban manteniendo una lucha sin cuartel, apretó fuertemente los puños. No podía apartar su mirada de sus labios, deseaba poseerlos, necesitaba sentirlos en los suyos, deseaba besarla, besarla y besarla hasta quedar sin aliento, pero algo más fuerte que ella misma se lo impedía. Una lágrima corrió por su mejilla y sus temblores se hicieron aún mayores, no podía moverse.
"¡Emma!", le grito Jenny preocupada, mientras la zarandeaba haciéndola volver al mundo.
La rubia se abrazó a su cuello llorando desconsoladamente, "Emma cariño, dime que te pasa, ¿qué está pasando?", dijo la joven de ojos azules, tomándola entre sus brazos fuertemente, intentando consolarla, sin entender nada.
Emma tardó unos minutos en recuperarse, se acurrucó entre los brazos de Jenny, no quería separarse nunca, pero una vez más la razón le ganó a su corazón. Se separó lentamente, miró a la joven castaña a los ojos y entre sollozos, dijo, " Jenny yo....., yo.... yo no puedo, con esto", antes de salir corriendo y desaparecer por el pasillo.
Jenny estaba completamente estupefacta, cada vez entendía menos lo que estaba pasando y estaba más preocupada, ¿por qué Emma actuaba así?
Sacudió su cabeza de un lado a otro, intentando sacar a Emma de sus pensamientos, y se encaminó a su coche. Tenía que ir a ver a Hotte, desde el encontronazo con Ronnie aquella mañana, no había vuelto a verlo.
Al abrir el joven la puerta y verle, Jenny no pudo evitar que se le escapase una sonrisa, Hotte tenía el ojo más morado que había visto nunca.
"No deberías reírte, deberías sentirte culpable, esto es gracias a ti", dijo el joven fingiendo indignación y haciéndose a un lado para que pasara.
Jenny lo besó y le acarició suavemente la mejilla, "gracias mi campeón, ¿te duele mucho?".
"Puedo soportarlo, además mira el lado bueno, ¿tú sabes lo que voy a ligar con el ojo así?", contestó su amigo.
Jenny soltó una carcajada, "Tienes razón, estás mucho más atractivo así. Ahora tendrás una cola de hombres guapos y fuertes a tus pies".
Ambos rieron, Hotte mandó a su amiga a la sala de estar y él fue a la cocina a hacer café. Cuando regreso, su amiga estaba pensativa en el sofá.
"¿Por qué tienes esa cara?", preguntó.
"Hotte, hoy ha sido un día muy duro", intentó escaparse ella.
"Ya, pero nos conocemos... ¿qué te pasa, Jenny?", insistió el joven.
"No es nada......bueno...., no puedo quitarme a Emma de la cabeza... hoy se ha comportado de una manera muy extraña. Se ha pasado el día ignorándome, luego se ha puesto a temblar como una hoja, me ha abrazado...... ha salido corriendo..... No sé, no entiendo porque se comporta así, porque huye de mí. Tú eres mi mejor amigo, pero ella también es mi amiga, es muy importante en mi vida, no quiero perderla, tengo miedo. Sólo estaba pensando en eso".
Mientras Hotte escuchaba a su mejor amiga, no pudo evitar que su sonrisa se fuera haciendo más y más, grande lo que a Jenny le estaba molestando bastante, "¿te parece gracioso?", dijo enfadada.
"¡No!, por supuesto que no", dijo Hotte rápidamente.
"Y entonces ¿por qué estás sonriendo todo el tiempo como un estúpido?", preguntó Jenny aún molesta.
"¿Te puedo hacer una pregunta?", dijo él, a lo que Jenny asintió con la cabeza.
"¿Te gusta Emma?", él la miró expectante.
"Sí, claro... nos hemos convertido en muy buenas amigas, no puedo creer que todavía me hable... después de todo lo que hice", la joven de ojos azules bajó la cabeza avergonzada.
"Jenny, sabes que no me refiero a eso.....", dijo él.
"Y entonces ¿qué quiere decir?, ¿por qué os empeñáis hoy todos en hablarme en clave?", dijo molesta la joven castaña.
"¿Estás enamorada de Emma? ", preguntó su amigo directamente.
"¡Pero que tonterías, estás diciendo Hotte!, tú sabes perfectamente que yo no estoy enamorada... ", exclamo Jenny rápidamente.
"Era la respuesta que me esperaba", la interrumpió su amigo, "engáñate a ti misma si quieres, pero a mí no vas a engañarme, tú....".
Ahora fue Jenny quien le interrumpió, "Hey, sólo porque Emma y yo nos entendamos muy bien, me encante estar a su lado, que me acaricie, que me abrace, me sienta segura y protegida entre sus brazos. Sólo porque no pueda dejar de mirarla, porque piense que es la mujer más hermosa que he visto nunca y me pierda en sus increíbles ojos cada vez que me mira... y... ", cuando Jenny se dio cuenta de lo que estaba diciendo se detuvo bruscamente y miró a su mejor amigo con los ojos muy abiertos.
"¡Dios existe!", exclamó Hotte "¿finalmente te has dado cuenta?”.
La joven de ojos azules no pudo hacer otra cosa que asentir, Hotte estaba en lo cierto, ella Jenny Hartmann, se había enamorado, de una mujer, ella estaba enamorada de su amiga, enamorada de Emma Müller.
Durante un tiempo se quedó sentada allí sin poder siquiera moverse, su mejor amigo, la abrazó, "pero eso no está mal...", le susurro cariñosamente.
"¿Qué voy a hacer ahora? ¿Y si ella no se siente así?, o peor aún... ¿y si ella también se siente así?", trastornada e indefensa, la joven castaña lo miró.
"Entonces eso sería maravilloso..." respondió el.
"Pero... yo nunca había estado enamorada, Hotte, en realidad no, yo nunca me he sentido como... ".
"¿Ahora?".
Una vez más, Jenny simplemente asintió.
"Tienes que hablar con Emma cariño... muy abierta y sinceramente...", dijo su mejor amigo.
"Pero y si digo algo que no le gusta... y si la ahuyento... y si no quiere saber nada más de mí,...... entonces.... yo no podría soportarlo", las primeras lágrimas se abrieron paso en la cara de la joven de ojos azules.
"Eso no va a pasar, después de todas las peleas y las discusiones, por fin estáis juntas. Jenny... no la perderás, Emma te quiere", contestó su amigo.
"... Tengo miedo de sacar a la luz estos sentimientos, de entregarle mi corazón... creo que lo sabía desde hacía bastante tiempo, pero no quería admitirlo... ya sabes... tengo tanto miedo de... ", la joven castaña no pudo continuar.
"Lo sé", dijo él y le acarició suavemente la mejilla, secándole las lágrimas.
Hotte sabía mejor que nadie el terror que sentía Jenny a abrir su corazón, le habían hecho ya demasiado daño y le aterrorizaba exponerse demasiado, entregarse demasiado.
"Jenny sabes... que si hay alguien en este mundo, a quien tú puedas confiar tu corazón... y estar segura de que no lo va a romper en mil pedazos... esa es Emma", dijo el joven muy serio.
"¡Oh Hotte!, no sé si reír o llorar, no sé si es bueno o malo.... me da tanto miedo", murmuro la joven castaña acurrucándose entre los brazos de su mejor amigo.
"Cariño es algo maravilloso, estáis hechas la una para la otra. Desde que Emma entró en tu vida, poco a poco has vuelto a ser tú, tu sonrisa ha vuelto a tu rostro, tus ojos vuelven a brillar, vuelves a tener ganas de vivir. Emma te ha sacado del pozo, y estoy seguro de que ella siente lo mismo que tú. Lucha por ella", respondió el joven tiernamente acariciando dulcemente su espalda.
"¿Te he dicho alguna vez que te quiero?", le preguntó su amiga con una sonrisa.
"Preciosa, ya sé que soy un buen partido, pero ni lo intentes, no me interesan las mujeres", le contesto el joven guiñándole un ojo.
Aquella noche ninguna de las dos pudo dormir, Jenny no podía dejar de pensar en Emma y Emma no podía dejar de pensar en Jenny.
Capítulo 13
Al día siguiente al llegar Jenny a Pestalozzi, estaba decidida a hablar con Emma y aclararlo todo, explicarle lo que le pasaba, lo que sentía por ella y exigirle que le explicara su comportamiento.
Si no sabía porque Emma se comportaba así, difícilmente iba a poder solucionarlo. Ella quería a la joven rubia en su vida y costase lo que costase iba a conseguirlo, iba a luchar por ella.
Pero aquella misión resultó bastante difícil. Emma la ignoraba completamente, cualquier intento de iniciar una conversación por su parte, era inmediatamente bloqueado por la rubia. Incluso cuando el STAG iba a ensayar a su casa, Emma se aseguraba de estar en todo momento acompañada para no poder quedarse a solas con ella.
Había pasado una semana y Jenny seguía sin haber encontrado el momento de hablar con la rubia. Se encontraba en el lavabo de Pestalozzi sumida en sus propios pensamientos, -¿Qué demonios estaba pasando?, Todo estaba bien entre ellas y de repente, sin motivo, ni razón, se comportaba así.
La puerta se abrió y Jenny alzó su vista hacia el espejo, vio como Emma entraba en el servicio y se frenaba en seco al verla, sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo y su corazón empezó a latir más rápidamente.
"Hola, Emma", dijo Jenny al recuperarse de la sorpresa.
"Hola Jenny, volveré luego", contestó Emma, y se dirigió hacia la puerta.
"Espera, tengo que hablar contigo", Jenny la sujeto por el brazo y la obligó a girarse.
Estaban las dos frente a frente, muy cerca la una de la otra, se miraron a los ojos, ninguna de las dos habló, estaban tan cerca que la una podía sentir el aliento de la otra en el rostro, Emma pensó que Jenny, era el ser más hermoso que había visto nunca, su olor le embriagaba, su corazón latía cada vez más deprisa, se veía tan bella, le hubiese gustado levantar su mano y acariciar su cara, sedosa, cálida e infinitamente suave.
Jenny con gran esfuerzo susurro, "Emma yo quería...." "ehhhh.....".
Emma no podía apartar su mirada de los labios de Jenny "¿Sí?" dijo con un hilo de voz y respiración agitada, las dos estaban tan, tan juntas y el aroma de Jenny era tan embriagador que Emma no podía ni respirar, las piernas le temblaban y pensaba que iba a perder el conocimiento en cualquier momento.
"Tengo que decirte que...," dijo Jenny en voz baja y dio un paso más hacia de Emma.
Emma se presionó con fuerza contra la pared fría, su rostro estaba enrojecido y su voz temblaba al hablar. "¿Qué...?”, su corazón latía con fuerza, con tanta fuerza que pensaba que se le iba a salir del pecho, entre las dos había en ese momento una tensión y un deseo tal que era casi insoportable.
Emma rezaba para que Jenny finalmente lo dijese lo que quería decir.
"Veras, yo quería decirte que.....", volvió a intentarlo la joven castaña dando otro paso más adelante. Se mordió levemente su labio inferior.
Estaban cerca, muy cerca, la una de la otra. Emma sentía que le faltaba el aire, no podía apartar la mirada de los labios de Jenny, la cabeza de la joven castaña estaba tan cerca de la suya, que podía notar su aliento en su cara, estaba abrumada por el olor y la belleza de su compañera.
El tiempo parecía haberse detenido para Jenny y Emma.
La rubia temerosa levantó la mano y la puso en la mejilla de Jenny, saboreando la sensación de su piel, increíblemente suave bajo sus dedos.
Jenny quería seguir hablando, quería decirle todo aquello que llevaba una semana queriéndole decir, pero las palabras no salían de su boca, estaba hechizada por los ojos y las caricias de la rubia.
Emma seguía acariciando la cara, el cuello de Jenny, sus dedos rozaron lentamente sus labios mientras los miraba con deseo, fue acercando poco a poco su cabeza a la suya.
Jenny estaba en otro mundo, las caricias de Emma le causaban un gran placer, volvió a cerrar los ojos disfrutando de aquel maravilloso momento.
Cuando sintió el aliento de la joven rubia en su rostro fue como si millones de mariposas volaran a sus anchas por su estómago, su corazón empezó a latir más rápido, y su respiración se aceleró, deseaba sentir los labios de Emma en los suyos más que nada en este mundo.
Emma sabía que ya no podía luchar más, estaba a punto de besar a Jenny, deseaba con locura poseer esos labios, sentirlos en los suyos.
Sus bocas estaban a tan sólo unos milímetros de distancia, ambas sentían el aliento de la otra en sus labios, Jenny agarró la cabeza de Emma con las dos manos, sus narices estaban juntas y sus labios casi se rozaban, ambas jóvenes temblaban, podían sentir la una el corazón de la otra galopando en su pecho.
La puerta se abrió y Jenny se echó hacia atrás rápidamente, entraron dos chicas riendo y hablando fuertemente, rompiendo toda la magia del momento.
Jenny y Emma se separaron, intercambiaron una intensa mirada.
"Te lo diré luego", dijo Jenny y salió precipitadamente del lavabo.
Emma interiormente maldijo a las dos jóvenes que habían interrumpido este momento mágico, único, ella quería saber que era eso que Jenny tenía que decirle y tanto le costaba, desde que la conocía nunca la había visto tan insegura y vulnerable.
Se quedó apoyada contra la pared unos, minutos, era incapaz de moverse, las rodillas le temblaban, su respiración estaba incontrolada, su corazón latía a mil por hora, estaba mareada. Lo que había sentido hacía unos minutos era lo más increíble y maravilloso que había sentido jamás.
Poco a poco se fue recuperando.
Jenny salió del cuarto de baño y corrió por los vacíos pasillos de Pestalozzi, al final de uno de ellos encontró un aula con la puerta abierta y vacía, se introdujo en ella y cerró la puerta.
Se sentó en una silla e intentó tranquilizarse, temblaba incontrolablemente, tenía la vista nublada, su corazón latía de una manera dolorosa en el pecho, y no respiraba, jadeaba, aquel había sido el momento más bello y más intenso de toda su vida.
Cuando se tranquilizó, se levantó de la silla decidida a buscar a Emma y hablar con ella. Recorrió toda la universidad buscándola pero no había ni rastro de la rubia.
No se lo pensó dos veces y se dirigió hacia casa de su amiga, este fin de semana era las semifinales y sabía que no iba a tener oportunidad de verla a solas, a partir de mañana y hasta el domingo que era la actuación iba a estar todo el STAG juntos ensayando sin parar.
Emma salió del cuarto de baño y ni se planteó si quiera el presentarse a clase, no iba a poder concentrarse en nada, salió de la universidad y se encaminó hacia su casa.
Al llegar se tiró en la cama, no se podía sacar de la cabeza a Jenny, su aroma embriagador, su suave piel, sus caricias que quemaban, sus labios que tanto deseaba, su perfecto cuerpo que anhelaba acariciar, su hermosa sonrisa.
Furiosa consigo misma, luchó por sacarse esos pensamientos de la cabeza, Jenny era una mujer, aquello estaba mal, tenía que olvidarse de ella, una lágrima corrió por su mejilla. No quería saber nada de lo que ella quisiera decirle, tenían que alejarse la una de la otra por un tiempo, antes de que se hiciesen un daño irreparable.
El timbre de la puerta sonó, -Emilia-, pensó Emma, siempre tan oportuna, se levantó de la cama y abrió la puerta, se quedó helada, no era Emilia, era Jenny quien estaba al otro lado.
Capítulo 14
"Jenny... ¿qué haces aquí?", balbuceo.
"¿Puedo pasar?", preguntó la joven castaña, "tengo que hablar contigo".
"La verdad es que me iba ya, tengo una cita", se excusó rápidamente la joven rubia.
"¡Ohhh!", exclamo Jenny aquello la pilló totalmente por sorpresa, "serán solo unos minutos, por favor tengo que hablar contigo".
La posibilidad de que Jenny entrase en su casa aterrorizaba a Emma. Sabía que si entraba el beso iba a ser inevitable, hasta ahora siempre había tenido la suerte de que alguien había aparecido en el último segundo y lo había evitado.
"Bueno dime, tengo un par de minutos", dijo anclándose aún más en la puerta para darle a entender, que no quería que pasase.
Jenny la miró decepcionada, "¿Emma qué está pasando?, no puedo entenderlo".
"No sé a qué te refieres, no pasa nada, Jenny de verdad tengo mucha prisa", contestó la rubia muy incómoda.
"Está bien Emma, como quieras", la joven de ojos azules estaba cada vez más decepcionada, tomo la mano de su amiga y empezó a decirle aquello que llevaba tantos días queriéndole decir, "Emma, lo que tú y yo tenemos es algo muy especial. Desde el primer momento has ido metiéndote poco a poco dentro de mi corazón, y cuanto más yo quería sacarte, más adentro te introducías tú", se detuvo y busco alguna reacción en Emma, no obtuvo ninguna.
Emma la miraba incapaz de decir nada.
La joven de ojos azules continuó, "te has convertido en la persona más importante de mi vida, sería muy difícil para mí vivir sin ti. Me he dado cuenta de que lo que siento por ti es algo muy especial, muy grande, muy profundo y creo que tú sientes lo mismo que yo. Emma, estoy locamente...".
"¡No sigas!", la interrumpió Emma, apartando su mano inmediatamente de la de su amiga.
"Pero.....", intentó decir Jenny.
"Eso no puede ser, no lo entiendes, tu eres una mujer y yo soy otra mujer, eso está mal. Jenny somos amigas, nada más, lo estás confundiendo todo, es mejor que nos separemos por un tiempo, hasta que aclares tus ideas", Emma estaba temblando.
"Emma yo sé lo que siento", protestó la joven castaña.
"No, Jenny no tienes ni idea de lo que sientes, ni del daño que pueden hacernos esos sentimientos que crees que tienes", insistió la rubia.
"Emma yo sé que sientes lo mismo que yo. No entiendo porque te comportas así", replicó la joven de ojos azules.
"No se te ocurra volver a repetir que yo siento algo por ti, porque es mentira. No siento nada más por ti, que no sea el cariño que siento por una buena amiga. Nada más Jenny, no te confundas. Somos amigas y nunca seremos otra cosa", Emma notaba que le flojeaban las piernas.
"Emma, por favor no nos hagas esto", susurro la joven castaña.
"Jenny tengo que irme", y sin darle opción a decir nada más se introdujo en su casa y cerró la puerta.
Jenny se quedó en el rellano con lágrimas en los ojos, la única persona que pensaba que jamás pudiera romperle el corazón, se lo acababa de romper en mil pedazos, ahora las lágrimas corrían por sus mejillas sin control.
Emma volvió a tumbarse en la cama, intentando convencerse de que lo que acababa de hacer, a la larga era lo mejor para ellas, para intentar mantener su amistad, tenían que olvidarse de esos sentimientos y empezar de cero.
Pero si aquello era lo mejor, entonces ¿por qué sentía ese dolor en el pecho?, ¿esa angustia?, ¿esas ganas de llorar?, ¿por qué se le había roto el corazón al ver aquel dolor y aquella decepción en los ojos de Jenny?
No durmió en toda la noche.
Al día siguiente, todo el STAG, habían quedado en casa de Caro, y juntos se irían a ensayar al estudio de Jenny. Emma estaba ansiosa por verla, sabía que le había hecho mucho daño y quería asegurarse de que estaba bien.
Al llegar a casa de la joven de ojos azules, la puerta del jardín estaba abierta, se dirigieron a la puerta principal y llamaron al timbre. Mientras esperaban a Emma le temblaban las piernas, la puerta se abrió y un sonriente Hotte los invitó a pasar, "lo siento Jenny ha tenido que salir de la ciudad y me ha pedido que os reciba yo".
Emma se quedó paralizada, sintió un gran dolor en el pecho, en aquellos momentos fue consciente por primera vez de lo que había hecho, de lo estúpida que había sido y del gran error que había cometido alejando a Jenny de su vida.
Durante el ensayo Emma no podía concentrarse en nada, sólo podía pensar en Jenny. Tenía que hablar con ella, tenía que decirle la verdad, que había sido una idiota, que quería que formase parte de cada segundo de su vida, que la amaba como jamás había amado a nadie en este mundo.
Al hacer una pausa para descansar, Emma salió de la sala de grabación para buscar a Hotte, tenía que decirle donde estaba Jenny. Encontrar a Hotte le resultó un poco difícil, aquella casa era enorme, después de mucho buscar escuchó su voz mientras hablaba por teléfono. Siguió el sonido de su voz.
Al llegar a la sala donde estaba, se quedó en la puerta y no pudo evitar escuchar su conversación.
-"No Jenny, te conozco mejor que nadie en este mundo y sé que no estás bien"-.
-"Déjame ir, podemos ir al cine, a pasear por la playa, a comer. Si estas entretenida, dejarás de pensar todo el día en ella y será más fácil"-.
-"Eso es una tontería y lo sabes. No Jenny escucha, no me cuelgues"-.
"Cabezota", murmuró el joven frustrado mientras guardaba su móvil. Se giró y descubrió a Emma.
Sonrió y se dirigió a ella, con la mano extendida, "Hotte Horstfeld, aún no nos hemos presentado oficialmente".
"Emma.... Emma Müller", dijo la joven rubia estrechándole tímidamente la mano.
"La mujer que le ha roto el corazón a mi mejor amiga", dijo con una sonrisa.
"Tienes que decirme donde está, necesito hablar con ella", contestó ella.
"Aunque quisiera no puedo. Jenny jamás me lo perdonaría, lo tomaría como una traición y le haría aún más daño", le respondió el joven apesadumbrado.
"Pero Hotte, tengo que hablar con ella, necesito decirle......." Emma dudó unos instantes, "necesito decirle que yo también la amo, que me muero por estar con ella, que no puedo vivir si ella no está a mi lado", las lágrimas corrían por el rostro de la joven rubia, "necesito que me perdone, he sido una imbécil, la amo Hotte, la amo, pero tengo tanto miedo".
El joven la abrazó e intentó tranquilizarla, "tranquila, sé que todo esto no es fácil para ti, tranquila".
Emma lo miró, "pero y si la he perdido para siempre".
Hotte sonrió, "conozco a Jenny mejor que nadie en este mundo y sé que no la has perdido. No ha pasado nada que no tenga solución. Confía en mí, solo tienes que ser sincera con ella, espera hasta el domingo y habla con ella".
"Pero......", la rubia no pudo continuar, Caro acababa de entrar en la sala buscando a Emma y se quedó boquiabierta al encontrarse a esta medio llorando en los brazos de Hotte.
"Emma empezamos ya", dijo cuándo se recuperó de la impresión y salió de la sala.
Hotte y Emma se miraron soltaron una carcajada.
"Gracias por todo Hotte", susurro la rubia agradecida antes de irse.
"No tiene porque, con vosotras dos, me siento como Elena Francis", le guiñó un ojo y sonrió, "ten paciencia sólo espera hasta el domingo".
Capítulo 15
El fin de semana pasó muy despacio para Emma, ensayaron casi sin descanso. Todos estaban muy contentos e ilusionados porque se veían con posibilidades reales de llegar a la final. Pero Emma estaba triste, no podía dejar de pensar en Jenny, si no hubiese sido tan tremendamente estúpida, podría estar pasando los mejores días de su vida junto a ella, compartiendo los nervios y la ilusión de los días previos a la gran actuación. Pero estaba sola y con unas inmensas ganas de llorar que oprimían su pecho.
El domingo por fin llegó, era la hora de la verdad, el momento tan esperado por todos, sólo faltaba un grupo y después saldrían ellos.
Emma no podía concentrarse, había mantenido durante todo el fin de semana la esperanza de que Jenny apareciera para escucharla cantar, pero por más que miraba una y otra vez al público no había ni rastro de ella.
Escuchó como la Srta. Schneider, los presentaba y Caro la empujó hacia el escenario, mientras le preguntaba,” ¿estás bien?".
Emma asintió con la cabeza, aunque no lo estaba en absoluto, al no ver a Jenny entre el público las ganas de llorar se hicieron más y más intensas y sentía un nudo en la garganta, no sabía si iba a ser capaz de cantar.
Pero al escuchar las primeras notas de la canción todo aquello desapareció, recordó el día en que Jenny y ella la habían estado ensayando en su casa, fue el primer día que disfrutaron juntas, uno de los días más felices y maravillosos de su vida.
Tomó aire y empezó a cantar, pensando en Jenny, para Jenny, por Jenny, cantó como nunca había cantado en su vida.
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Al terminar la canción, las lágrimas corrían por sus mejillas. El auditorio estalló en aplausos, todos sus compañeros corrieron a abrazarla.
"Eso ha sido genial Emma, increíble, seguro que nos calificamos, todos habéis estado estupendos", escuchó que decía la Srta. Vogel.
Mientras el jurado deliberaba, fue al lavabo, necesitaba mojarse la cara. Al entrar no pudo evitar recordar, la primera vez que Jenny había intentado expresarle lo que sentía. Aquel momento mágico en el que casi se habían besado, sonrió amargamente.
Caro vino a buscarla, "¡Emma date prisa, lo van a anunciar ya!".
La joven rubia no se movió.
"¿Emma?, ¿estás bien?", le preguntó su amiga preocupada.
La rubia la miró, sonrió y la abrazó.
"¡Tengo que irme!, le dijo mientras salía corriendo por el pasillo.
"Pero no puedes irte ahora, van a anunciar el ganador", le gritó Caro totalmente sorprendida.
"Me mandas un SMS", le gritó la rubia mientras doblaba la esquina.
Al salir de la facultad, casi chocó con Hotte quien también abandonaba el edificio.
"¡Emma!", le dijo sorprendido, "¿a dónde vas?, van a anunciar el ganador. Por cierto, has estado increíble".
"Gracias", dijo ella sonriendo, "ahora mismo lo que menos me interesa es saber si hemos ganado o no, tengo que hacer algo que debería haber hecho desde el primer momento".
"Y ese algo, ¿tiene que ver con cierta joven, castaña, de ojos azules y muy buen ver?", preguntó el joven con una sonrisa pícara en los labios.
La joven rubia le sonrió tímidamente.
"Yo te llevo, será una sorpresa, porque me está esperando a mí", dijo él, y ambos se encaminaron hacia su coche.
Al llegar Emma dio dos besos a Hotte, bajó del coche, respiró hondo y llamo a la puerta del jardín. Sin preguntar quién era Jenny abrió la puerta, Emma entró, la puerta de la casa estaba abierta, se adentró en ella y cerró la puerta.
"Hotte, estoy aquí", escuchó que Jenny gritaba.
La rubia se encaminó hacia el lugar de donde provenía aquella voz.
Parecía que Jenny acababa de llegar, estaba deshaciendo su maleta. Vestía muy diferente a como lo hacía habitualmente, llevaba una camiseta de manga corta blanca, ancha y unos cómodos pantalones deportivos negros, Emma sonrió le encantaba con aquel look, la hacía incluso más bella si eso era posible.
"Hola Jenny", murmuró.
La joven de ojos azules se sobresaltó, se giró y la miro completamente sorprendida, "Emma ¿qué estás haciendo tú aquí?".
La rubia no contestó, "¿por qué te has ido este fin de semana?, preguntó.
"Porque no puedo soportar verte", respondió Jenny sin pensar, pero cuando vio la transformación en el rostro de su amiga rectificó al instante "perdóname, no quería que sonase así, quiero decir que me muero por dentro viéndote y sabiendo que ni siquiera puedo acercarme a ti, que no puedo tocarte, acariciarte... no puedo soportarlo".
"He estado preocupada por ti", dijo la rubia en un susurro.
"No deberías, he estado bien", respondió Jenny intentando parecer fría.
"Yo...., yo.....me quería morir sabiendo que te estaba haciendo sufrir y no podía hacer nada por evitarlo, yo... te he echado tanto de menos", dijo la rubia mientras las primeras lágrimas empezaban a caer por su rostro, "Jenny yo... yo siento lo mismo que tú, estoy locamente enamorada de ti, jamás me había sentido así, jamás había sentido lo que siento cuando estoy contigo. Te amo más que nada en este mundo y no quiero pasar ni un sólo momento sin ti. Pero......, tengo tanto miedo, tantas dudas, Jenny estoy muerta de miedo".
Sin decir una palabra, la joven castaña agarró a su amiga y la llevo a la cama, se sentaron en el borde y pasó protectora sus brazos alrededor del cuerpo tembloroso de Emma tratando de consolarla y de darle su apoyo. Poco a poco fue consiguiendo su objetivo, Emma se fue calmando.
Una y otra vez Jenny acarició suavemente su pelo rubio y finalmente, completamente relajada, Emma se acurrucó junto a ella.
Emma se sentía en casa, después de aquellas horribles semanas, estaba en el lugar donde más le gustaba estar, entre los brazos de Jenny.
Jenny se recostó en la cama atrayendo a Emma tras de sí, durante varios minutos ninguna de las dos dijo nada, solo disfrutaron la una de la otra.
"¿Qué vamos a hacer ahora?", susurro Emma.
"Deberíamos ir poco a poco, esperar y ver donde nos lleva todo esto, no presionarnos ni obligarnos a nada. Simplemente disfrutar de nosotras, de este sentimiento tan mágico, dejar que fluya. Juntas podemos hacer cualquier cosa", le contestó Jenny mientras le acariciaba suavemente la mejilla.
Se perdieron la una en los ojos de la otra, y en ese momento todos sus problemas, sus preocupaciones, dejaron de existir.
Estaban una enfrente de la otra, con las piernas entrelazadas entre sí, abrazadas, sus rostros a pocos centímetros de distancia, sin dejar de mirarse a los ojos.
Podían sentir el aliento la una de la otra en la piel y eso despertó sensaciones en ambos cuerpos.
Jenny puso su mano suavemente sobre Emma y sus dedos se movieron lenta y suavemente por el brazo a la rubia, las dos disfrutaron de la calidez de este pequeño gesto, y un enorme calor comenzó a propagarse en ambos cuerpos, la joven castaña subió sus dedos hasta los hombro de su compañera, los deslizó a lo largo de su cuello, Emma se estremeció y suspiró, no pudo contenerse, estaba experimentando sensaciones que nunca antes había experimentado.
Un toque de Jenny aunque fuese casi imperceptible provocaba en su cuerpo grandes explosiones de placer.
Junto a Jenny todo era nuevo, extraño, maravilloso, era un mundo mágico, perfecto, junto a ella era más feliz de lo que nunca había podido soñar.
Emma puso su mano en la mejilla de su amiga, la acarició suavemente, deslizó su mano hacia sus labios, pasando suavemente la yema de sus dedos sobre ellos, Jenny los beso y los lamió dulcemente uno a uno...
Un pequeño gemido salió de la boca de la joven rubia, su corazón latía tan fuerte que estaba segura, de que su compañera podía oírlo, aquellos besos de Jenny hicieron que en su cuerpo se encendiera un fuego abrasador.
Se acercó aún más a Jenny, hasta que finalmente sus narices se juntaron, la distancia entre sus labios apenas existía, la rubia notaba como la respiración de su compañera se aceleraba más y más al igual que la suya propia.
La sensación de besar a la joven de ojos azules tenía que ser fantástica, probablemente, por mucho que las buscase, no daría con las palabras correctas para describir ese sentimiento.
Emma dudo, nada le gustaría más que romper aquella pequeña distancia que aún existía entre sus labios y los de Jenny, no deseaba nada más que apoderarse dulcemente de aquellos aterciopelados labios, sentirlos en los suyos, pero no podía, era incapaz de romper aquella distancia, empezó a temblar.
Jenny lentamente se separó de su amiga, rompiendo el hechizo y anulando así toda posibilidad de beso.
La joven de ojos azules se había dado cuenta de las dudas y la incertidumbre de Emma, y no quiso presionarla, le acarició la mejilla y la beso tiernamente en la frente.
La rubia la miró agradecida, "debería irme", murmuro.
"Oh, yo pensé que te quedarías a dormir", dijo la joven de ojos azules, totalmente decepcionada.
"Es mejor que me vaya Jenny, además tengo que ir a ver a mis amigos. Aún ni siquiera sé si nos hemos clasificado o no", le contestó la rubia.
"¿Cómo es eso?", preguntó Jenny confundida.
"Me marché justo cuando iban a dar el resultado", Emma notó el calor en sus mejillas.
Jenny la miro sonriendo, "¿te marchaste sin saber nada, sólo para venir aquí?", preguntó.
"No podía pasar un solo minuto más sin verte", contestó la rubia un poco avergonzada.
Jenny la abrazó, "¿estás segura de que quieres irte?, le susurró al oído.
La joven rubia asintió. Jenny con un suspiro se levantó de la cama y acompaño a su amiga hasta la puerta del jardín. Una vez allí se despidieron con un abrazo y besos en la mejilla.
Emma se dirigió al P3. No deseaba haberse separado de Jenny, pero ese querer y no poder la estaba matando. Deseaba besar sus labios más que nada en este mundo, pero en el último momento, siempre algo en su interior le impedía dar el último paso.
Podía ser el hecho de que Jenny fuese una mujer, ella nunca se había planteado que se sentiría al besar a una mujer. Ella siempre había pensado que era heterosexual, jamás se había imaginado estar con una mujer, enamorarse de una mujer, y aquello la bloqueaba.
Ella sabía que Jenny esperaría el tiempo que fuese necesario, pero esa situación también le hacía daño a la joven de ojos azules; y lo último que quería Emma era hacer daño consciente o inconscientemente a Jenny.
Tenía que superarlo por el bien de las dos, por el bien de su relación. Ella quería mantener una relación plena y sana con Jenny, disfrutar momento a momento de todo lo que eso implicaba, de sus besos, de sus caricias y más adelante, llegado el momento quería hacerla suya, hacerle el amor y sentirla a ella dentro suyo.
Pero para eso tenía que superar aquellos absurdos miedos, aquellos estúpido prejuicios que no la llevaban a ningún sitio, simplemente la alejaban de la felicidad.
Al entrar en el P3, vio a sus amigos bailando en la pista, estaban muy contentos, estaba claro que se habían clasificado, y que dentro de un mes se irían a Berlín.
Al verla Lara se acercó hacia ella gritando, "los primeros, hemos sido los primeros y todo gracias a ti, has estado genial", la agarró del brazo y la llevó hasta la pista.
Bodo fue a por una cerveza para ella, todos estaban como locos de contentos, se abrazaban emocionados una y otra vez.
Caro se acercó hacia ella y le susurró al oído, "me tienes que explicar porque el otro día estabas llorando en brazos de Hotte, porque has estado todo el fin de semana tan triste, porque antes no podías esperar ni un solo minuto y en busca de quien has ido.
Emma sonrió, "es una historia muyyyy larga, quizás otro día".
Pasaron un rato muy agradable, celebrando su merecida victoria, pero Emma no pudo dejar de pensar en Jenny ni un solo momento.
Una vez en su casa, la rubia se sentía completamente sola, echaba terriblemente de menos a Jenny, quería estar junto a ella, sentir sus dulces caricias, embriagarse con su fragancia, acariciar todo su cuerpo, besarla una y otra vez, dormir juntas y despertarse entre sus brazos.
Eran dos jóvenes adultas, ambas vivían solas, ¿dónde estaba realmente el maldito problema?, ¿por qué no estaba en aquellos momentos entre los brazos de Jenny, si era ahí donde realmente quería estar?, ella era el maldito problema, solo ella las impedía a ambas ser felices.
Sin pensarlo más, cogió su chaqueta y salió de casa.
®Txsch Derechos Reservados 2011
pues yo xk tengo cuenta.... k si no????
ResponderEliminarQue eficacia!!!!!!!
Me encanta éste equipooooo!!!!
AHORA?????
ResponderEliminarProbando, probando!
ResponderEliminarRakelred.
Ahora siiii!!!
ResponderEliminarSaggi
Jajajajjajajajaj, siiiiiiii funciona, genial.
ResponderEliminarmedicacionnnnnnn ja jajajajajajajaja
ResponderEliminarJajajaja, algo me dice que el anterior comentario pertenece a Patricia. ^^
ResponderEliminarRakelred.
no me lo puedo creer rakel eres adivina jajajajajaja patri
ResponderEliminarjajajaja, tengo un don ^^
ResponderEliminarRakelred
venga que podemos
ResponderEliminarHello!!! soy yo otra vez jajajajaja
ResponderEliminarLuzi
HALLO PEOPLE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! buenisimo :)
ResponderEliminarTengo que familiarizarme con esto....
ResponderEliminarme estoy volviendo un poco mas loca de lo que ya estoy
ResponderEliminarHola Gatita mia, ese continuara suena uhmmmm
ResponderEliminarYa Google se encarga de que este blog aparezca el primero cuando googleas JemmaEsparta, qué bueno!!.
ResponderEliminarQue siga la inspiración ;)))
Genial!! Otro espacio para compartir el Jemmamor!!! XDD
ResponderEliminar¿no sigues?
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