lunes, 22 de septiembre de 2014

Un breve instante - Capítulo 17


17.

Un ligero tintineo metálico parecía despertar con el sol que avanzaba perezoso hasta su posición natural de cada mañana. El ajetreo de cubiertos que chocaban en lo que Kasia adivinó debía ser el servicio de desayuno y el ronroneo que suponían voces a lo lejos que charlaban animadamente, no eran suficiente para que recobrara del todo la conciencia.

Su primer pensamiento la llevó hasta Lucy. ¿Acaso lo que ella creía un vívido sueño había sido la más hermosa de las realidades?. Movió uno de sus brazos cambiando de posición y un murmullo tibio y agradable le dio los buenos días agradeciendo el roce de la piel.


- Mmm, ¿ya estás despierta? - preguntó la voz que la acompañaba.

- Sí - contestó temiendo abrir los ojos y estar equivocada - nunca duermo demasiado - se dio valor y la miró.


Era ella, claro que era ella. Lo que había sentido y vivido la noche anterior no podía ser fruto de un sueño por mucha imaginación que tuviera. Se veía preciosa, con un gesto sereno y relajado y sus ojos aún cerrados. Un rayo de sol había tropezado con su pelo y aclaraba brillante los mechones que caían a un lado, casi sobre los ojos.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Un breve instante - Capítulos 15 y 16

Recuerda cómo iba la historia aquí: Un breve instante

15.
La especie de locura transitoria que Kasia había sufrido antes de decidirse a besarla, aumentada quizás por la vista tan magnífica o por el aroma embriagador que Lucy se empeñaba en desprender, se había transformado en un deseo que ella no alcanzaba a recordar haber sentido antes. Sus besos, dulces y tímidos al principio, dibujaban un camino hacia ese deseo difícil de desandar y Kasia lo sabía.


Se detuvo un instante. No sabía el tiempo que llevaba entregada a la tarea de descubrir cada rincón de aquella boca impaciente que buscaba sus labios, no podía pensar. Cerró los ojos y trató de respirar porque estaba bastante segura de que llevaba mucho tiempo sin hacerlo y sin embargo no parecía importarle.



Una legua húmeda y juguetona acompañada de unos labios que reconocía volvieron a posarse sobre los suyos pidiendo una nueva oportunidad, mientras unas manos que ahora notaba firmes en su cintura la atraían pegando sus caderas a las de la mujer que besaba. Cedió el permiso y la voluntad a la vez que un casi inaudible gemido salía de su garganta.