jueves, 3 de noviembre de 2011

Después de la última escena (Fanfic Completo en pdf).








Escrito por: Puccini.



1.


Procuraba arañar los minutos a cada día; no quería dar tregua a sus pensamientos, escucharlos para poder entenderlos, encajarlos para que ese hueco enorme no siguiera creciendo entre su estómago y su pecho; intentaba distraerse de mil maneras distintas, hacer lo que siempre le había gustado, clases de danza, yoga, correr por el parque, quedar con los amigos y antiguos compañeros para sumergirse en la vida de Berlín y su gran abanico cultural, casas de artistas que servían de galerías para su propio arte, un concierto en cualquiera de los tantos parques o zonas ajardinadas de la ciudad, viajar a Hamburgo y dar un paseo por el lago, dónde habían sumergido desde hace unos días a una enorme sirena, la estatua asomaba la cabeza y lucía espléndida contemplándolo todo y siendo admirada por todos. Habían alquilado una barca para poder verla de cerca y Lucy se quedaba ensimismada observando esa inmensa escultura formando parte del entorno, adaptándose al mismo; sintió el día que tendrían que llevársela porque le parecía que había encajado perfectamente en esas aguas y su paisaje. Su novio la entendía perfectamente, él era un economista con alma de artista, un artista sin arte propio pero que sabía interpretar el arte de los demás o, al menos, era convincente en sus monólogos porque nadie solía interrumpirle en sus exposiciones; le fascinaba el arte urbano, las famosas pintadas en lo que quedaba del muro de Berlín , se las sabía de memoria y podía explicarte la historia tras la caída del muro ligada a cada una de ellas. Esto fue una de las cosas que le enamoraron de él, a Lucy a menudo le costaba encontrar la forma de expresarse al hablar, escribiendo, bailando, cantando o interpretando música era tan sencillo para ella, pero hablar... era extraño porque si se metía en el papel que tuviera que interpretar, si se convertía en el personaje todo fluía de manera fácil, pero ser ella misma, hablar y poner orden en sus propios pensamientos para poder comunicarlos...se sentía muy insegura; pero sólo en público, cuando estaba entre amigos, su familia, compañeros de trabajo, nada de esto sucedía, en cuanto la conocías Lucy se mostraba tal cual era, aunque siguiera siendo algo tímida y reservada, era alegre y divertida, amable y muy fácil de querer.




Estaba descansando tras la inesperada suspensión de la serie, falta de audiencia, habían alegado; pero ni les avisaron, un día llegaron a trabajar, pensando que sería el último día antes de las vacaciones y resultó ser el fin del rodaje; los sentimientos de aquel día no se le habían borrado aún, un mes después... ni la pasión que encontró en aquel último beso; el director tras gritar el primer cortennnnn, dijo que necesitaba algo más de sentimiento, que nos miraramos a los ojos mientras nos besábamos, aunque el beso no fuera demasiado explícito... y eso hicimos, pero sólo en parte, es cierto que nos miramos a los ojos mientras nuestros labios se unían y separaban rápidamente, pero en uno de esos roces sentí la necesidad de acariciar sus labios con mi lengua, fue breve, pero ese instante lo cambió todo, Kasia me mantuvo la mirada de una forma que aún me dolía tan solo recordar, y me besó de la misma forma que yo lo acaba de hacer, pero deteniéndose unos segundos más; en esta ocasión nos mirábamos expectantes, me tocaba el siguiente paso, pero mi compañera se adelantó, cogió mi cara entre sus manos y volvió a besarme, cruzando la línea que se había ido desdibujando entre nosotras y nuestros personajes, y aun sabiendo que ya no podríamos dar marcha atrás, primero se detuvo en mi labio inferior y cuando su boca cambiaba de posición para atrapar mi labio superior, volví a mirar sus ojos, un breve instante, antes de que su beso me desarmara. Un nuevo Cortennnnnnnnnnnn y el director sonriendo se acercó a nosotras; necesitaba que fueramos asi de convincentes en la intención pero, como ya nos habían indicando en otras ocasiones, sin ser tan evidentes; que todo el mundo es muy moderno y muy tolerante hoy día, pero cuando ven a dos mujeres o dos hombres besándose, cambian de canal y eso a la serie no le interesa, ¿verdad chicas?. Ni a los productores, ni a vosotras. Eso les habían dicho una y otra vez, pero en esta ocasión, el último día de rodaje, y sabiendo que no harían otra temporada ese argumento no tenía ningún sentido ya.


Kasia intentaba convencer al director de que los seguidores de la serie y, sobre todo, los de nuestros personajes aplaudirían ese gesto final de mostrarse de una forma natural, como cualquier otra pareja de la serie; sin esos besos castos y de boca cerrada que les hacían darse durante casi toda la temporada y que ya era absurdo el tema de la audiencia porque la serie se suspendía y no era más que un beso, el último beso de la pareja.


El director asentía, se le iluminó el rostro...


- Tienes toda la razón, Kasia... haremos las cosas bien, ya sin ningún tipo de presión... ¿Que te parece a ti Lucy?.- me miraba entusiasmado y a Kasia le brillaban los ojos de una manera que tuve miedo, pero no el suficiente para cortar todo aquello y no continuar, no el suficiente para dejar de desear que la escena se volviera a rodar para poder volver a besar aquella boca que sonreía ante mi reacción.

- Pues... yo... bien, me parece genial.- tuve que apartar la vista hacia el suelo, todos iban a notar lo que sucedía entre nosotras, todos. Sería imposible no notarlo y aún asi, me dejé llevar, que es exactamente lo que nos estaba pidiendo el director en esos momentos. Acción, oí que gritaba y los ojos de Kasia y como me abrazaba y sus labios, esperando los mios, solo estaba ella, nadie alreredor y había deseado tanto besarla de aquella manera, sin controlar tanto, acoplando nuestros labios, dejándolos hacer,que igual me pasé, aún no lo sé, no había podido ver esa escena rodada, no quise verla en su momento y aún no había sido emitida por televisión; estaba convencida de que la habrían cortado, no tendrían el valor de emitirla completa, al menos, tal y como ella la recordaba...


Por eso Lucy se había pasado casi un mes sin querer detenerse a pensar, porque anhelaba tanto a Kasia que le dolía y no quería reconocerlo, no podía admitirlo... ella amaba a Pete, así había sido antes de conocer a Kasia y así seguiría siéndolo después; seguro que se habían confundido por adentrarse tanto en sus personajes y por haber congeniado tan bien, por eso la echaba de menos tanto, cada día durante meses viéndose en el trabajo y fuera del mismo, tratando de interpretar y asumir ese amor que sentían sus personajes, viéndose reflejadas la una en la mirada de la otra. En este último mes, sólo se habían visto en una ocasión, con motivo de la invitación a una fiesta de moda pero iban acompañadas por otros actores de la serie y no pudieron hablar a penas entre ellas, ni siquiera ninguna lo había intentado. Seguro que Kasia pensaba lo mismo que ella, lo mejor sería no darle vueltas al asunto, no pensar. De hecho, habían pasado de estar todo el día juntas o llamándose por teléfono a lo opuesto, Kasia había intentado quedar con ella en alguna ocasión para un café o con motivo de algún espectáculo, pero Lucy la había evitado con excusas, precisamente por desear tanto verla y estar con ella, tenía que alejarse de ella un tiempo. Hacia ya dos semanas que no tenía noticias de su compañera y empezaba a ponerse muy nerviosa, cogía el teléfono decidida a olvidarlo todo y llamarla para tomar algo como buenas amigas, pero antes de pulsar en su número se detenía y vuelta a empezar, le escribía un email, pero no se atrevía a enviarlo; pensaba que una película de estreno podía gustarle a Kasia y quería llamarla para ir con ella o intentaba adivinar lo que estaría haciendo en cualquier momento, se había enterado por su facebook que había estado en su Varsovia natal de vacaciones, lo mismo que Lucy y Pete irían a Baviera, donde sus padres tenían una casa y pasaban allí las vacaciones. Lucy se quedaría dos semana, su novio una, el trabajo no le permitía mas; en otras circunstancias, Lucy hubiera regresado con él, entre otras cosas, porque sus padres se marcharían dos días después , se iban a un viaje programado con mucha antelación a Turquía. Diez días. Asi que Lucy tendría la casa de Baviera para ella sola, allí tenía una sala de música que su padre le hizo desde muy pequeñita, clases de ballet piano y canto, tras el colegio, agotadoras para una niña, pero pronto Lucy despuntó y aunque tuvo que trabajar y estudiar muchisimo desde muy temprana edad, también disfrutaba de ello y ahora estaba tan agradecida a sus padres por darle esa opción que le hacía amar su trabajo como lo amaba.

Tendría la casa de Baviera para ella sola durante unos días, asi podría disfrutar de su soledad y leer algunos guiones que le habían enviado para nuevas series y aprenderse sus canciones para el nuevo musical que comenzaría en octubre. Estaba deseando volver a los escenarios y conocer a sus compañeros, en septiembre comenzaría el ensayo general, durante todo ese mes; habían acudido a varias pruebas y conocía a su compañero principal, el que sería su nuevo amor en escena... la última fue Kasia. Por mas que lo intentara no había manera de que no la echara de menos y cuanto más lo intentaba mayor era su deseo de volver al verla, asi que decidió exponerse a sus miedos. Tenía que verla, necesitaba verla, intentar que todo volviera a la normalidad, encajar sus sentimientos; que aquel beso, durante la última escena, no apareciera una y otra vez recordándole sus ganas de estar con ella. Quizás si hablaran de lo sucedido, sin tratar de obviarlo, los sentimientos se apaciguaran; incluso, pudiera ser que Kasia no hubiera sentido lo mismo que ella, era muy buena actriz y actuar era el arte de hacer creer lo que no es; por eso había seguido llamándola para hacer las cosas que habían hecho con la mayor naturalidad, después de aquel último beso.

- Tienes que dejar de huir...- se dijo asi misma, antes de coger el teléfono y pulsar en su nombre.

- Lucy...- la voz de Kasia parecía entre sorprendida y aliviada-

- Hola Kasia...- se sentía tan tonta sin haber dicho aún nada- El otro día vi en tu blog que habías vuelto de Varsovia...

- Vaya, asi que ahora lees los blogs...- sabía que Kasia sonreía- te acabarás haciendo una experta en redes sociales e internet...

- No creo...sigue sin llamarme mucho la atención; pero tu blog si que lo miro cuando me conecto...- se hizo un incómodo silencio- y el de Sonja y los demás compañeros, claro.

- Claro... pues yo el tuyo lo miro cada día - Kasia hizo una pausa intencionada, para dar énfasis a lo que acababa de decir.

- ¿Sólo el mio? - Lucy sonreía, comenzaba a notar cierto coqueteo que no dudó en seguir.

- Sólo el tuyo... -silencio, el estómago de Lucy se encogió- y el de Denis, Selina y el resto.- Kasia sonreia descaradamente, estaba jugando con ella.

- Que tonta eres...- y a Lucy le encantaba ese juego.

- ¿ Soy tonta?... Esto me recuerda a uno de los diálogos de nuestros personajes.

- Ya...- de nuevo silencio- Ehm... Kasia te llamaba porque en dos días me voy a Baviera, a casa de mis padres, estaré allí un par de semanas...¿ Quieres que quedemos a tomar algo antes de marcharme y me cuentas que tal tus vacaciones?.

- Me encantaría...- Kasia contestó en seguida y sin darle tregua continuó- Ven esta noche a mi casa, te invito a cenar y si quieres luego salimos a tomar algo.

Esos eran los planes, Lucy aceptó con muchísimas dudas y miedo, pero con un si rotundo...hay quién afirma que ante el miedo lo mejor es la exposición, quedarte a solas con el objeto o sujeto que provoca ese sentimiento... a solas con Kasia y las sensaciones que provocaba en ella. Una noche, cuanto menos, interesante.


2.


Kasia habia revisado, una y otra vez hasta el mas minimo detalle para la cena; quería que Lucy se sintiera cómoda, evitar cualquier tipo de gesto o mirada que la hiciera volver a desaparecer, no quería que se alejara de su vida como en este último mes; aquel último beso lo enredó todo y ahora solo le quedaba deshacer el entuerto; si había logrado ocultar lo que sentía por Lucy durante meses, tendría que seguir haciéndolo o la perdería. Pero sus pensamientos se sucedían unos a otros de forma caótica; trataba de autoconvencerse y la boca de Lucy acudía a su recuerdo, sus labios, el roce de su lengua, su forma de besarla... aquella última escena. Y dejaba volar su imaginación... sentada en la terraza, con una copa de vino en la mano, intentando tragarse la serenidad que no podía encontrar antes de que su amiga llegara.

Si pudiera tenerla, de nuevo, entre sus brazos... no la dejaría ir, a menos que ella así lo quisiera; se fundiría con ella en un abrazo para poder sentir su piel, sus músculos tersos, su calor; sin dejar de besarla, de atrapar su lengua, soltando su pelo, dejando caer sus ropas, oliendo su piel, mordiendo su cuello...

El timbre del portero la trajo a la realidad, dicen que para el cerebro es exactamente lo mismo pensar que estás haciendo algo que hacerlo; se activan exactamente las mismas redes neuronales en las mismas zonas cerebrales, así que Kasia,al salir corriendo hacia el telefonillo para abrir la puerta, tenía los mismo signos corporales que si hubiera estado haciendo lo que pensaba;rubor, en ella de normal tan acentúado, cierta sudoración, pulso acelerado y un gran pudor al darse cuenta de que Lucy pudiera advertirlo. Al contestar y comprobar que era Lucy trató de controlarse mediante algunos ejercicios rápidos de respiración, normalmente le servían a la hora de actuar, para controlar los nervios del momento previo... en esta ocasión, también creyó conseguirlo, se tranquilizó, pero sólo hasta que abrió la puerta y la vió, trantando de sonreir algo cohibida y con aquel azul inmenso llenando su mirada y atrapando su alma.

Si aún le quedaba alguna duda de lo que sentía por Lucy, al tenerla frente a ella, de nuevo, se disipaba. La amaba. ¿Y que podía hacer con toda esa certeza?. ¿Donde la podía esconder durante esa noche?. Ahora, en este instante, mirandola, ¿ como podría ocultarla?...

-Kasia... al fin nos vemos!- Lucy entró apartando su mirada y como lo normal, entre amigas, es darse un beso en la mejilla, se acercó a ella con ciertas dudas, esperando la misma respuesta; Kasia reaccionó enseguida, respondiendo a su beso, beso al aire y a modo saludo, tan distinto a aquel otro.

- Si, tenía ganas de volver a verte...¿Que has estado haciendo? ¿Donde te has metido?- no quería que sonara a reproche, asi que la miró divertida y sonriendo, mientras entraban al salón-¿Una copa de vino?. Yo me estaba tomando una en la terraza, hoy cenamos al aire libre.

-¿Si? - Lucy salió a la terraza y vió un enorme edredón tirado una esquina de la misma, pequeñas velas en fila a su alrededor, cojines enormes y alguna manta, las noches en Berlín, aún en verano, eran muy frescas.- Guauuuuuuuuuu ¿y esto?.

- Quería que estuvieramos a gusto, para que me cuentes que tal en este tiempo y he pedido comida china, ya sabes que yo cocinar...lo justo.- Kasia le dió a Lucy una copa de vino y se sentaron en el edredón, Lucy pensó que al menos había elegido unos pantalones de pitillo para esa noche, asi estaría cómoda allí sentada en cualquier posición sin estar pediente de enseñar mas pierna de las que debiera...

- Se está bien aquí, siempre me ha encantado tu terraza... - Lucy miraba el cielo lleno de estrellas, en un Berlín sin nubes. Kasia había alquilado un pequeño ático con una terraza enorme, en un edificio antiguo, justo cerca de un enorme parque y una gran avenida; en esa parte de Berlin, lo urbano y la naturaleza parecían convivir de la mano. Si mirabas hacia el norte edificios y coches por doquier, hacia el sur, árboles y verde se extendían hasta donde la vista alcanzaba ver.

- Y a mi tu jardin lleno de todas esas plantas y flores que sólo tu sabes sus nombres...

- Ehhhh, no te metas conmigo...- inclinándose hacia ella le dió un codazo, Kasia le sonreía llena de dulzura- Me gusta saber sus nombres...Lucy bajó la vista hacia la boca de su amiga y sólo advirtió la forma en que miraba sus labios cuando Kasia empezó a sonrojarse, tenerla tan cerca y disimular cuanto deseaba besarla,no iba a ser nada fácil.

Kasia se levantó apresurada y apuró de un trago el vino que quedaba en su copa.

- Voy a por la cena, ha llegado un momento antes que tu, asi que estará caliente aún...

- Te ayudo..- Lucy hizo amago de levantarse, pero Kasia no la dejó.

- No te muevas, la traigo en seguida.

Comieron en sus respectivos envases, con palillos que Lucy no terminaba de dominar, asi que mientras comían un poco de pollo agridulce con almendras, unas gotas de salsa cayeron sobre su blusa. Entraron corriendo, entre risas, porque Lucy siempre tenía que ir impecable y no soportaba verse la mancha; fueron al baño, dentro de la habitación de Kasia; Lucy había visto su cama en varias ocasiones, aunque nunca se había quedado a dormir, pero al pasar, junto a ella, se sintió incómoda, como si la intimidad del dormitorio de Kasia le hiciera levantar sus propias barreras y pudiera ser descubierta o bien revelarse ella misma. Como iba pendiente de cada detalle casi tropieza con Kasia que volvía del baño con una toalla pequeña mojada para frotar la mancha. Ambas sonrieron, sin moverse, ni un paso atrás, tampoco hacia delante; pero lo suficientemente cerca como para poder percibir el olor de la otra; Kasia intentó limpiar la mancha, frotándola suavemente, a la altura del ombligo de Lucy, por lo que tenía que inclinar la cabeza, sus ojos muy cerca del pecho de la otra chica, que respiraba apresuradamente; el efecto del olor de otra persona puede volver locas las hormonas en cuestión de segundos y de paso dejar un caos en la capacidad de razonar... Kasia alzó la cabeza para decir algo pero se detuvo al ver la mirada de Lucy tan cerca de la suya, tragó saliva, sus piernas se iban debilitando y todo su cuerpo necesitaba del apoyo del otro cuerpo.

- Quitate la camisa...- era exactamente lo que quería decir, pero dicho en ese instante y mirando los labios de Lucy, hizo que ésta sonriera divertida y tímida- Quiero decir... para poder limpiarla mejor- Puedo dejarte una camiseta...

Lucy ya se la estaba quitando, dejando ver un sujetador color naranja... Se sintió muy débil ante la mirada de deseo de Kasia, pero no se apartó de su lado, todo lo contrario, la vió como un reflejo de la suya propia. Pero ninguna se atrevía a dar el paso, sólo unos escasos centrímetros separaban sus bocas; un breve acercamiento y todo volvería a encajar.

Se apartó Kasia...¿Que estaba haciendo?. Aún peor, ¿ que estaban haciendo las dos?. Porque Lucy la miraba de aquella forma. ¿Que quería de ella?.


-Lucy que está pasando...- preguntó Kasia algo confusa pero rotunda. La reacción de Lucy fue recobrar su camisa y volver a ponérsela, aturdida. Ya no la miraba, estaba avergonzada.

- Creo que me voy a ir...- dijo saliendo de la habitación, Kasia la seguía y se volvió a colocar frente a ella para no dejarla pasar.

- De eso nada, vamos a hablar.

- ¿Hablar? ¿De qué?

- De lo que esta pasando entre nosotras...

- No se a que te refieres Kasia.

- A esto!- Kasia cogió a su amiga por la cintura y sin darle tregua la atrajo hasta tenerla abrazada, después le atrapó la boca con la suya, literalmente, chupando sus labios y penetrando su lengua hasta rozar la de Lucy, que emitía quejidos de deseo y se dejaba hacer, completamente rendida a ese beso y a otros tantos que llegaron, con las caricias,la forma en que Kasia la apretaba contra su cuerpo, bajando las manos por su espalda y parándose antes de llegar a sus nalgas, apartando su boca para poder respirar alteradas; como pidiéndole permiso para continuar, Lucy suplicándolo con la mirada y sin apartar del todo sus labios.- ¿Entiendes ahora a que me refiero?- Kasia rozaba su boca mientras le hablaba, moviendo su cuerpo sobre el de Lucy, mientras la llevaba, caminando acompasadas, hacia la cama; Lucy, antes de caer sobre el colchón aprovechó para desabrochar el pantalón de Kasia y bajarlo hasta los pies; Kasia los pisó hasta quitarselos y cayó sobre Lucy; le urgía desnudarla, que su piel rozara su piel, para poder abarcala por completo; sentir ese poder que te dá el deseo que sientes por alguien y saberte correspondida. Lucy no le dió tiempo, había alzado su camiseta y apartado de un tirón parte de su sujetador para besar sus pechos... Kasia escuchaba una melodía de teléfono lejana, pero estaba abandonada a las caricias de su amiga; Lucy paró de pronto y se levantó corriendo de la cama para salir de la habitación, Kasia se recobró poco a poco para darse cuenta de que Lucy hablaba por teléfono, era la melodía de su móvil, claro, y se la oía desde la terraza. Era Pete. Se levantó y se apoyó en el marco de la puerta, mientras la veía ir y venir por la terraza, nerviosa, hablando con su novio.

- Si, ibamos a salir pero hablando nos han dado las tantas... menos mal que has llamado- al decir esto, advirtió la presencia de Kasia y su mirada triste, deseó colgar el teléfono en seguida e ir a abrazarla, estaba tan hermosa medio desnuda y con esa mirada- Pete, iré más tarde, tu acuestate tranquilo... Buenas noches. Yo también...- Se había ido acercando a Kasia hasta que tenerla frente a ella al cortar la llamada. Su amiga la miraba interrogante, a la espera de su reacción. Lucy se acercó para volver a abrazarla, pero Kasia dió un paso atrás instintivamente, a modo de protección; se dió cuenta cuanto podría hacerle daño aquella situación.

- Es mejor que te vayas Lucy...Pete te está esperando- dijo aquello a modo de reproche y porque sabía que la ayudaría a mantener a su amiga alejada.

- Kasia... no me gustaría, que ahora que hemos mostrado lo que sentimos, nos apartemos la una de la otra- sabia que Lucy era sincera, pero estaba muy enfadada y abatida por la situación.

- No voy a ninguna parte Lucy, al menos, de momento...- Kasia regresó a su habitación para recoger los pantalones del suelo y volver a ponerselos. Lucy la seguia.

- ¿De momento?...

- Si, Lucy... al final no hemos podido hablar de nuestros planes y proyectos... iba a contarte que me han ofrecido un papel secundario en un musical...

- Pero eso es genial Kasia!- Lucy sonreia ilusionada - ¿No será el mismo en el que voy a participar yo?

- No Lucy...tendré que mudarme durante un tiempo, no sé cuanto... me voy a Londres.


3.

Los días en Baviera transcurrían lentos. Sus padres tenían la casa en una aldea rural, cerca de Munich; rodeada de grandes prados verdes, y con cierto estilo gótico, propio de los edificios y las casas de la región. Como solían ir a menudo, mantenían el establo con sus dos caballos, Lucy solía cabalgar a Sollio, el caballo español que su padre había adquirido en uno de sus viajes, el color de su pelo, negro azabache y su porte y musculatura fascinaba a todos cuantos le veían. Y lo hacía sola, a veces la acompañaba su madre, pero cada vez menos; empezaba a resentirse de algún que otro dolor en las rodillas y las articulaciones; su padre compró los caballos para ellas, hace unos años,él nunca supo montar, ni aprendió y su hermano, Frank, había dejado de hacerlo después de una terrible caída cuando era tan solo un niño, estuvo varios meses sin poder mover las piernas y aunque se recuperó totalmente, nunca quiso volver a subir a un caballo. Habían tenido caballos en casa desde niños, Lucy nunca podría olvidar una imágen de su madre, al amanecer, descalza y en camisón blanco con su pelo negro suelto, a lomos de Luz, su anterior caballo blanco y grisáceo. Nunca recordaba haber visto llorar a su madre tanto como el día en que Luz murió; su caballo era uno de sus grandes amores.

Ver a Lucy con aquel caballo causaba admiración, parecían hechos el uno para el otro y a ella se le podían pasar las horas paseando, al trote, galopando a su amigo Sollio. Pete no sabía montar ni le interesaba y estar tanto tiempo en contacto con la naturaleza le aburría; él acudía, a Baviera, con su portatil, su iphone, su conexión inalámbrica a internet; para poder estar conectado con su trabajo y con el mundo, decía. Eso y hablar con el padre de Lucy era todo lo que hacía durante el día. Ella solía conectarse un rato, para ver el correo electrónico, aunque últimamente lo hacía mucho mas, esperando encontrar alguna señal de Kasia; lo que escribiera en su blog, que le enviara algún mensaje... pero nada, ni rastro de su amiga.

Después de aquella noche no habían vuelto a hablar, Lucy viajó a Baviera con Pete y éste ya estaba a punto de regresar a Berlín; había deseado llamarla cada día, enviarle algún mensaje, pero se sentía tan culpable... con Pete, con Kasia... se le encogía la boca del estómago con solo pensar que pudiera estar pasándolo mal, la echaba de menos como si se hubiera despertado el anhelo de todos los besos no dados, de todo el tiempo no compartido, de lo no hecho ni realizado, nunca la había cogido de la mano, fuera de plató, ni expresado con la mirada lo que sentía sin tener que ocultarlo, hacer cosas juntas siendo conscientes de la otra. ¿Se estaba enamorando de Kasia o ya lo estaba?. ¿Donde quedaba lo que sentía por Pete?. No iba a mantener una relación con dos personas, pero si el teléfono no hubiera sonado la otra noche, no habría podido apartarse de Kasia, curioso que hubiera sido Pete el que llamara y quizás significativo...Lucy se amarraba a cualquier tipo de signo que la ayudara a recoger el desbarajuste de sentimientos e ideas que la acompañaban allá a donde fuera, ni Berlin ni Baviera, ni la acústica de la ciudad ni el silencio de aquellos enormes prados. El ruído de sus pensamientos la seguía y la necesidad de Kasia circulaba a la velocidad de su sangre, arrasando con todo.

Sabía que Pete estaba preocupado, es cierto que la rutina se abre paso en una relación, que se puede apagar la pasión; que se deja de necesitar el cuerpo del otro, pero también son etapas; hacía tiempo que a penas hacían el amor, ni parecían quererlo, se habían convertido en dos amigos con derecho a roce,en ocasiones cada vez más alargadas en el tiempo; se complementaban, se querían...para Lucy el amor, la familia, su trabajo, eran lo que más le había influenciado en la vida; había estado muy enamorada de Pete y también de su anterior novio, pero lo que estaba sintiendo por Kasia no se le podía comparar; no sabía si era el hecho de no haberse sentido nunca atraída por una mujer, lo novedoso frente a la rutina, aunque sonara mal, la cierta dosis de dificultad o imposibilidad por estar manteniendo otra relación; tantas cosas se decía asi misma, tratando de sincerarse y, a la vez, engañándose por no ser valiente para tomar lo que quería. ¿ Y si solo era pasión, deseo y luego se esfumaba como estaba ocurriendo con lo que sintió por Pete y de lo que ya nada quedaba?.

Durante esa semana, había hecho el amor con Pete en una ocasión, una sola, y al terminar tuvo que ir al cuarto de baño y aguantarse las ganas de llorar, era triste ver el esfuerzo que él hacia por causar el mismo deseo que años atrás y el tener que disimular para no hacerle aún más daño; no era hacer el amor, era intentarlo sin poder ya sentirlo y no desde Kasia, ella le dió la certeza, la duda ya le rondaba desde antes de conocerla, pero sin querer enfrentarse a ella; viviendo tal y como se esperaba y ella misma suponía que deseaba. Al volver a la cama, esa noche, Pete se había dormido, Lucy cogió su portátil y se bajó al salón de lectura; entró a su correo y a su facebook, ni rastro de Kasia, sólo las imágenes y vídeos que sus fans colgaban en los muros de ambas; viò uno de ellos y sintió orgullo por haber podido interpretar a Jenny, sonreía al verse junto a Kasia y su forma de interpretar a Emma, las miradas, los besos que casi siempre les cortaban; recordó anécdotas asociadas a cada imagen que la hicieron reir...

“Voy a llamarla ahora mismo”, pensó y decidida cogió su móvil; con solo ver su nombre en la agenda comenzó a ruborizarse, dudó un momento, pero pulsó fuerte en la pantalla, el ritmo de su corazón se disparó mucho mas acelarado que los tonos de la llamada que parecían lentos e interminables... Kasia no contestaba. Miró su reloj, las doce de la noche, igual estaría durmiendo o habría salido de copas, era jueves. Respiró fuerte y resopló; ahora que por fin se había decidido a llamar tendría que esperar a que Kasia le devolviera la llamada, porque estaba segura de que lo haría, por muy enfadada o dolida que estuviera, antes o después, respondería. Pero ella no tenía paciencia, no esa noche, después de tantas noches, la había agotado; quería verla, necesitaba tenerla de todas las maneras posibles; empezó a escribir un mensaje; pero su nombre apareció de pronto en la pantalla, Kasia estaba llamándola; la voz le tembló al contestar.

- Hola...- dijo sin más y en un susurro, pero al otro lado se oía mucho ruido de fondo.

- Lucy...estaba tomando una copa y no he oído el la llamada- Kasia hablaba en voz alta, casi gritando.

- Ah, pues hablamos otro día, no pasa nada... si estás con alguien- Lucy cerró los ojos, ¿ por qué había dicho aquello?. Para empezar de ninguna manera quería hablar con ella otro día, si no ahora y para terminar...¿Cómo se le ocurría sugerir que estaba con alguien, que quería decir eso?.

- No - contestó Kasia enseguida- me he salido a la puerta para poder hablar tranquilas y es evidente que estoy con alguien, ¿ no querrás que salga a tomar una copa sola?.

- Ya- aquella respuestá dejó a Lucy sin habla, notaba cierta ironía y reproche en esas palabras... se quedaron en silencio un segundo, como si ambas tirasen de él y fuese elástico y nunca terminara; soltó primero Lucy al contestar en voz baja- Te echo de menos- a penas si se oyó asi misma y temía tener que repetirlo, puesto que Kasia seguía sin contestar, era muy probable que no la hubiese oído. - Kasia, ¿ has oido lo que te acabo de decir?.

- Si...- de nuevo silencio, Lucy se tocaba la frente con la mano, como queriendo esconder su cara, áun sabiendo que nadie la estaba viendo, era como si se estuviera mostrando y a la persona que, hoy por hoy, más podía intimidarla.- Lucy...no se que decirte...- ahora era Kasia la que susurraba, como si le costara pronunciar cada palabra.

-Que también me echas de menos, ¿por ejemplo?- Trató de darle un tono divertido, para romper el hielo del momento, la situación era muy tensa.

- ¿Que quieres Lucy?- Kasia sonó enfadada y realmente lo estaba- He dejado a una amiga sola en el bar, me está esperando...

-¿Una amiga?... - ahora la que estaba molesta era Lucy, por haber abierto su corazón mientras Kasia se preocupa mucho más por esa amiga- Yo solo queria decirte que me quedaré unos días sola aquí en Baviera y me hubiera gustado que vinieras; pero ya veo que igual tienes otros planes.

-¿Y tu novio?

- Se vuelve a Berlin, tiene trabajo y mis padres se van de viaje.

Silencio.

- ¿Y que le dirás a Pete, que “tu amiga y compañera “ Kasia va a pasar unos días contigo?.- no pudo evitar se sarcástica, aunque sabía que era innecesario en esos momentos.

-¿Sabes que?. Vamos a dejar esta conversación... ya te he dicho lo que quería decirte; que te echo de menos y que me gustaría que vinieras conmigo estos días... Vuelve con tu amiga. Buenas noches, Kasia.

Antes de que Kasia pudiera decir nada más, Lucy había cortado la llamada y tirado el móvil contra el sofá.

4.

Su mirada fija en la página en blanco de la pantalla y el cursor aguardando intermitente; no se atrevía a llamarla, después de que le hubiera colgado la noche anterior, asi que había decidido escribirle un email; sólo unas horas le habían bastado a Kasia para darse cuenta de que lo que más deseaba, sobre todas las cosas, era ir a Baviera con Lucy; se había pasado la noche, desde que su amiga la llamó, con el teléfono en la mano, sin saber muy bien que le había llevado a contestarle de aquella manera, cuando Kasia sentía exactamente lo mismo, la echaba de menos y estar con ella unos días era algo que ni se habia atrevido a desear. Pero solo pensar que había estado con Pete y que seguía con él, imaginarla con su novio, como si nada hubiese ocurrido entre ellas, que él la estuviera besando, acariciando, compartiendo su tiempo, verla sonreir...que no la hubiera llamado durante días, después de su encuentro; la hacía sentir tan insegura de lo que Lucy pudiera sentir o querer de ella, se enfadaba tanto consigo misma por haber permitido que aquello ocurriera, como si se pudiera evitar enamorarse de otra persona que se va colando poco a poco en tu vida y llenando cada hueco para habitarlo y cobijarse en el.

Como aún no encontraba las palabras adecuadas, ni sabía qué escribir; empezó a curiosear en Internet, veía como llegar a Baviera, había estado en otra ocasión en Munich pero hacía muchos años, cuando aún era una niña; en 5 o 6 horas llegaría en coche, ella no tenía, usaba el transporte público y la bicicleta; asi que, lo alquilaría, así tendría libertad para marcharse cuando quisiera si las cosas se torcían; algo que deseaba de corazón que no ocurriera. Miró los precios de los coches en agencias de alquiler de vehículos e incluso algún hostal en Munich, le gustaba dejar bien atado cualquier posible improviso e, incluso, aunque su amiga seria una magnifica guía turística, todo lo que se podía hacer en esa gran ciudad... la Opera era imprescindible, sabía cuanto le gustaba a Lucy, y cómo había trabajado su voz en registro de soprano en sus clases de canto. Kasia nunca había ido a la Opera, vió que se representaba Tosca de Puccini en la Opera Estatal de Baviera y si había entradas disponibles. Tenía prácticamente cerrado el viaje, sólo le faltaba saber los días exactos y si Lucy aún deseaba que fuera...

No podía estar quieta, asi que se levantó, sacó una maleta y empezó a meter lo que creía podría utilizar; ropa deportiva, bañador, ropa de noche... cuando paró se dió cuenta que había llenado dos maletas y le pareció algo excesivo para sólo unos días. Volvió a mirar el portátil, la pantalla, el cursor aún parpadeando, no podía escribir ni una palabra, si lo hiciera, tendría que sincerarse por completo con ella, lo deseaba y temía tanto a la vez... No dejaba de hacer cosas intentando evitar el momento de enfrentarse a lo que había decidido; cerró su correo y se levantó, salió a la terraza y la luz la deslumbró, a penas si había dormido en toda la noche; se sentó en el suelo, en un rincón, de espalda al sol, el móvil seguía en su mano. Marcó su teléfono. No había vuelta atrás. Ya solo una persona podría parar todo aquello y no sería ella...

5.

Llegó con la caída de la tarde, siguiendo las indicaciones que Lucy le había enviado por email; un mapa de Munich , y líneas moradas marcando las carreteras que habría de seguir; al final de esas líneas había pintado dos muñequitos que parecían correr el uno hacia el otro; a uno le dibujó el pelo corto, al otro largo. Kasia no podía parar de reir al verlo.

Un coche esperaba en el sitio indicado, un buzón de madera a un lado de un camino en plena carretera de comarca; Kasia puso el intermitente y paró su coche a unos metros del mismo, del otro coche bajó Lucy, sin alzar la mirada y con paso apresurado, se colocó junto a su ventanilla y abrió la puerta del conductor. Kasia creyó que quería que se bajara para poder saludarla, pero cuando iba a salir Lucy se inclinó y sonriendo pícara le dijo- Déjame conducir.

Kasia se pasó al asiento del copiloto algo extrañada, pero sin poder quitar de su cara esa media sonrisa que la delataba. Su amiga se sentó frente al volante y la miró descarada.

- Ahora fijate bien por donde iremos....- Lucy aceleró y se adentraron por un camino rural con varias bifurcaciones; el otro coche se salió a la carretera por donde ella había llegado- Es Adolf, él y su mujer se ocupan de mantener la casa de mis padres y a los animales, durante todo el año; viven allí mismo con nosotros, en una casa independiente, ahora la veremos al entrar..

- Menos mal, quedarse aquí sola debe dar bastante miedo,¿no?...No hay nadie...- dijo esto medio susurrando y mirando algo temerosa por la ventanilla..

- Yo estoy acostumbrada a esto...te avisé que era un sitio tranquilo...- Lucy la miraba de reojo, sin apartar del todo la vista del camino- No te preocupes no dejaré que tengas tiempo de tener miedo ni de aburrirte...-le dijo muy seria.

- Asi que has hecho planes para mi...- Kasia se volvió hacia ella retadora, pudiendo detener su mirada durante unos segundos, estaba preciosa; el pelo recogido de una forma descuidada,por unos lados caía suelto y por otros se mantenía en una especie de moño ,no llevaba maquillaje y estaba muy morena. Pantalones azul marino amplios y jersey largo del mismo color. Lucy paró el coche frente a una puerta de madera enorme, que ella misma se ocupó de abrir y traspasar con el coche, para después volverla a cerrar.

- Mis padres han querido conservar, en la medida de lo posible, lo originario del sitio, que perteneció a mis bisabuelos... y a lo que me decías de hacer planes para ti... mi único plan es.... ehhhh.... es......- Kasia la miró sonriendo divertida.

- A ver que vas a decir Lucy, que te veo venir con tus bromitas...

- Eh... pues...no es broma; yo te iba a decir que lo único que tengo previsto hacer es...no separme de ti ni un solo instante en estos 5 días.- dicho lo cual, el silencio se sentó en el coche junto a ellas para acompañarlas por el camino. Kasia sabía que tendria que haber contestado a lo que Lucy acababa de decirle pero al contrario se iba hundiendo en el sillón como si pretendiera esconderse y pasar desapercibida en un coche donde solo había dos personas... no quería hacer ni un solo movimiento, porque temía que si su cuerpo comenzara a moverse no podría ir mas que en una dirección... hacia el otro cuerpo, para abrazarlo y quedarse en él. Solo faltaban unos metros para llegar a la casa cuando Lucy detuvo el coche bruscamente, había tanta energía contenida entre ellas, tantos silencios; a penas si podían mantenerse las miradas o hablar de lo que deseaban o querían.

- ¿Que pasa Lucy?. ¿Nos quedamos aqui?- trató de sonreir al mirar a su amiga.

- No...solo que estoy deseando hacer algo desde antes de verte y cuando te he visto...no me he atrevido, pero si no lo hago voy a estar todo el tiempo pensando en la forma y el momento de hacerlo y... y...- Lucy por fin alzó la mirada para encontrarse con la suya y después detenerse en su boca un breve instante, Kasia supo lo que deseaba hacer su amiga y acercó un poco su cara a la de ella, ofreciéndose ya sin ningún pudor y a la espera de los labios de Lucy. Su boca rozó la suya brevemente, se acariciaban los labios con los otros labios, esperándose, aguardándose; Lucy enredaba sus dedos en el pelo de Kasia, mientras atraía su cabeza más y mas cerca; sus lenguas se buscaban, a sabiendas de que cuando se encontraran no se podrían separar y, de pronto, sus respiraciones fueron a la par de sus emociones, no podían contenerse más, adentrandose en la boca de la otra, invadiendo todo cuanto encontraran a su paso, ya no solo eran caricias, ahora querían poseer, adueñarse de la otra boca,de la otra lengua, de los otros labios. No sabían el tiempo que había transcurrido, pero si que después de los besos sus manos se buscaban; detuvieron casi a la vez las caricias, mientras se miraban, ahora sin miedo a expresar lo que deseaban, pero aún con cierta timidez.

- ¿Ya has hecho lo que querías hacer?...- Kasia sonreía irónica.

- Ahora mismo si, pero quién sabe lo que puedo querer después. - ahora si que ambas reían a carcajadas. Lucy aceleró hasta llegar a la puerta de su casa, para volver a detener el coche y... volver a besar a Kasia.

6.

Se apoyó en la puerta de la habitación intentando encontrar el halo definitivo para dar el último empujón a su decisión, inspiró el aire profundamente y agarró el pomo de la puerta con su mano, lo movió lentamente, tratando de no hacer ningún ruido. La habitación estaba en penumbra, sólo la luz de la luna penetraba por la ventana dejando adivinar los contornos de los objetos en los que se reflejaba.

Había transcurrido más de una de hora desde que se fueron a dormir, besos y tímidas caricias alargaban el momento de que cada una se marchara a su habitación. Lucy había llevado a Kasia a uno de los dormitorios de invitados y después comenzó a enseñarle la casa, la habitación de Lucy estaba al otro extremo del pasillo. Demasiada distancia entre ellas.

Le costaba decidirse a acortar esa distancia, una ducha , el pijama, vueltas y mas vueltas por la habitación; no podía dormir, aún habiendose lavado los dientes, notaba el sabor de Lucy en su boca y no podía dejar de desear sentir también su piel, su cuerpo.

Desde que entraron en la casa y soltaron las maletas, todo habían sido palabras a medias, hablar de cosas de las que realmente no querían, esquivando el tema de lo que sentían, sin saber lo que una esperaba de la otra, tanteando el terreno con miradas, expresiones. No habían parado de besarse y de desear abrazarse; a penas si habían cenado, ninguna tenia hambre, solo los nervios propios del que espera algo y está inquieto hasta que lo consigue. Sus miradas se buscaban una y otra vez, para volver a apartarse entre sonrisas y cierto miedo a que una pudiera descubrir los deseos de la otra y aún asi queriendo mostrarlos.

Pensando en marcharse a la habitación pero sin querer separarse, hasta el último momento, en que Lucy la acompañó hasta la puerta de la de invitados y se despidieron con un breve beso, sin saber donde meter las manos ni que hacer con ellas y viendo cómo se alejaba muy despacio y volviendo la cabeza, como esperando a que Kasia le dijera algo, pero ésta encajada cual clavo a la puerta de su cuarto, sin poder abrir la boca.

Asi que sacó el valor suficiente para atravesar el pasillo, daba miedo esa casa tan grande a oscuras aceleró su paso todo lo que pudo. Y ahí estaba, entró y volvió a cerrar la puerta, procurando no hacer ruido; la figura que se adivinaba en la cama no se movió, Lucy estaría dormida, dudó un momento si regresar a su cuarto, pero finalmente se acercó a la cama, intentando ver de cerca su cara, incluso en penumbra se podía adivinar lo hermosa que era. Quería tumbarse en la cama, junto a ella, para poder seguir mirándola mientras dormia, creía que podría conformarse con sólo estar cerca de ella y antes de poder dar el paso, escuchó su voz, sugerente.

- Ven...- Lucy había retirado la sábana con la que se cubría, Kasia se acostó junto a ella, ambas de lado, mirándose de frente y aún viéndose en la escasa luz. Se lo decían todo con las miradas, todo lo que pudiera contenerse para después desbordarse, solo faltaba que lo acompañaran los gestos y Lucy esperó a kasia para dejarla hacer, para seguirla y acompasarla. No hubo más palabras, Kasia acarició su cara con los dedos, deteniéndose en su boca; Lucy besó sus dedos para continuar mordiéndolos suavemente, la reacción de Kasia no se hizo esperar, se apoderó de su boca, colocándose sobre ella y moviendo su cuerpo para encarjarlo en el de ella; bajó su boca, recorriendo su cuello, para terminar retirándo un tirante del camisón de Lucy y detenerse en su pecho; siguió apartando su camisón para dejar camino a su lengua, a su boca, por aquella piel que tanto había anhelado.Lucy, entre gemidos, le había quitado la camiseta del pijama, dando un tirón hacia arriba y buscando sus pechos, pero poco a poco, cayendo abatida por lo que estaba sintiendo; Kasia se había detenido entre sus piernas y allí permanecía,sin que ella pudiera hacer nada más que acariciar su pelo y empujar suavemente su cabeza, hasta que su cuerpo comenzó a descargar todo el deseo que esa boca le daba.

Y cuando parecía que todo hubiera terminado, todo volvió a comenzar; con la cabeza de Kasia aún apoyaba en su vientre y Lucy abandonada a lo que Kasia no parecía querer dejar de hacerle; pero en esta ocasión mantuvo una pequeña batalla por vencer la postura de Kasia, entre suspiros y risas, Kasia quedó derrotada, porque ahora Lucy también podía causarle el mismo placer, devolviéndole con su lengua cada caricia que Kasia le entregara; sin sentirse extraña y como si conociera aquel cuerpo y no lo viera más que un reflejo del placer del suyo propio; hacerle sentir lo mismo que le hacia sentir al suyo. Solo eso y, a la vez, todo eso.

7.

La noche fue larga y corta, a la vez; larga para hacer,corta para decir. Larga para conquistar la otra piel, corta para dormir. Finalmente Kasia había caído dormida en sus brazos, mientras la acariciaba; poco antes de que los primeros rayos de luz asomaran por la ventana; a Lucy le vino el recuerdo de aquel amanecer, su madre montando en el caballo con el pelo suelto y en camisón. ¿Por qué haría aquello?. Una vez se lo preguntó y su madre respondió: “ Hay momentos en los que necesitas sentirte libre”. Intentó salir de la cama y ponerse el camisón ,que tardó en encontrar tirado en el suelo, sin despertar a Kasia; antes de marcharse la miró, había abrazado su almohada. Por una parte quería quedarse junto a ella y contemplarla mientras dormia; pero por otra, solo pensaba en salir de allí corriendo para montar a Sollio hasta que le doliera cada hueso de su cuerpo, intentando que el dolor fisico superara y le hicera olvidar al que sentía por dentro; y asi poder tomar una decisión, desde su libertad, sin el temor a hacer daño, sin la culpa, ni el engaño.

Bajó las escaleras descalza, junto a la cocina tenían un cuarto donde colocaban las ropas y los zapatos para ir al cobertizo y trabajar en el campo; el pequeño huerto de su padre, las flores de su madre. Se puso unas botas de su madre, botas de agua, no de montar a caballo y un chal de lana sobre los hombros, a esas horas haría frio. Sollio la saludó encantado de poder salir de su encierro, subió a su lomo de un salto y con un particular sonido comprendió lo que Lucy quería, comenzó su trote alzándose sobre sus patas traseras y haciendo que Lucy hiciera fuerza con sus piernas y equilibrio con el resto del cuerpo, para no salir despedida y estamparse contra el suelo. Sonreia satisfecha mientras Sollio galopaba mas y mas veloz a través de prados verdes y con el sol apareciendo por el horizonte. Se anudó el chal a la cintura para no pederlo y porque había empezado a tener calor. Su pelo suelto se dejaba acariciar por el viento.

Kasia no sabia que Lucy estaba repitiendo una imágen que tenía grabada de su infancia; verla cabalgando al amanecer, en camisón, era tan extraño y estaba tan hermosa; le producía placer y desazón por igual. Desde la ventana de su habitación se quedó mirándola hasta que desapareció de su vista, sintió preocupación y decidió quedarse despierta hasta que llegara; pero lo poco que había dormido la acabó venciendo y volvió a un profundo sueño en el que Lucy aparecía con su caballo para subirla con ella , mientras Kasia se sujetaba, abrazándola por la espalda y dejando que su pelo envolviera su cara.

Cuando volvió a despertar, Lucy estaba de nuevo a su lado en la cama, sintió como acoplaba su cuerpo desnudo al suyo y empezaba a moverlo muy lentamente, mientras la besaba. Kasia le sujetó la cara para poder mirarla, parecía cansada.

-¿No has dormido? - Al preguntarlo , notó una mezcla de tristeza y determinación en su mirada.

- Aún no he podido...- constestó Lucy sin dejar de besarla- Me ha resultado imposible teniendo a una mujer tan bonita a mi lado... - haciendo el beso más y más profundo- pero seguro que caigo rendida después de lo que estas a punto de hacerme...

-¿ Ah si? - Kasia empujó a Lucy para voltearla y quedar encima de ella, mientras esta mordía su cuello y sus hombros - ¿ Y que es lo que estoy a punto de hacerte?- dijo Kasia entre quejidos. A lo que Lucy respondió con su propio cuerpo, ofreciéndose, abandonada.

- Lo que tu quieras...

La noche dió paso a la mañana y la mañana a la tarde, durmieron casi diez horas de un tirón, sin que nadie las molestara; Sara, la mujer de Adolf, solía ir solo por las mañanas, cuando sus padres no estaban, para mantener la casa limpia y hacer la comida; su marido se ocupa de los campos y los animales, sin horarios, a su marcha, igual le veías cerca de la casa a todas horas que no se le veía en varios días, a no ser que le llamaras. A ninguno de los dos les extrañó que Lucy y su amiga no aparecieran en toda la mañana; aunque Lucy solía levantarse temprano, sus horarios eran, como ella misma, algo caóticos; a fin de cuentas era un artista, solían decir ellos. En ocasiones, Sara pensaba que la chica estaba durmiendo y, en cambio, se encontraba en su salón de música, al otro lado de la casa e insonorizado; se encerraba allí durante horas, bailando, tocando el piano, cantando... cuando se le olvida cerrar la puerta o dejaba alguna ventana abierta y se la podía escuchar, Sara cerraba los ojos, su voz siempre le había parecido celestial, desde niña, solía decirle... “Lucy tu voz llega tan alto y es tan dulce que uno de estos días conseguirás hablar con los ángeles”. La niña la miraba asombrada; a sus treinta años, aún conservaba esa ingenuidad; igual te miraba sorprendida, que intentaba alzar a Sara en brazos sin previo aviso, feliz y divertida. Estaba llena de vida y era una mujer tan positiva y tan dulce. Sara la quería como si fuera su propia hija. Le preparó la comida a ella y a su invitada, pollo con almendras y verduras al horno y le dejó una nota en un pequeño tablón que su madre colgaba en la cocina para esos menesteres, ahí todos dejaban sus notas si querían comunicarse y no se veían.

“ Tenéis la comida preparada y fruta fresca en la nevera. Pete te ha llamado dos veces esta mañana, porque tienes el móvil desconectado; le he dicho que aún dormíais tu amiga y tu. Hasta mañana, locuela”. Así es como la llamaba de vez en cuando Sara y a Lucy le encantaba.

Sabía que Lucy habría estado montando a Sollio por la mañana temprano, antes de que su marido y ella llegaran; Adolf lo había deducido por las huellas del animal en el establo y las pezuñas llenas de barro del caballo, Sara también vió las botas de la madre de Lucy llenas de barro, tras seguir las pisadas que la llevaban hasta el cuarto donde se cambiaban para ir al campo. Parecía que la chica había recién adquirido el gusto de su madre de salir a montar tan temprano y el de su abuela, Eleonor, a la que tanto se parecía Lucy en todos los sentidos, su amor por el arte, su voz privilegiada e, incluso, físicamente parecían dos gotas de agua.

Sara cerró la puerta tras de si, dejando la casa en silencio y pensando en lo que haría para comer mañana. Eran las tres de la tarde y Adolf la estaría esperando en casa. Sintió cierta inquietud mientras dejaba atrás la casa, se volvió a mirar la ventana de la habitación de Lucy, demasiado silencio , se solía decir que tras un silencio tan espeso el ruido tronaba...


8.

Despertar junto a ella y poder contemplarla sin que la viera, mientras recordaba momentos de la noche anterior y sonreía completamente embobada, notando cómo el rubor ascendía por toda su cara. Acariciar un mechón de su pelo y ver cómo despertaba y sus ojos se iluminaban al verla, para después abrazarla y sentir que cada fibra de su piel estaba conectada con el placer y el dolor y notar la energía de su cuerpo fluir hacia el suyo; los sentidos y las sensaciones se multiplican rozando el infinito para volver y quedarse ahí, contigo.

Eran casi las 4 de la tarde, así que decidieron que era hora de darse una ducha y comer algo, después de casi 14 horas en la cama; exceptuando la hora que Lucy había salido a montar con Sollio; Kasia se quedó en la ducha, mientras Lucy bajaba para comprobar que estaban solas y poner la comida en el microondas. Leyó la nota de Sara y la sonrisa se le esfumó de la cara.

Cuando Kasia bajó, se había vuelto a poner el pijama de la noche anterior, asi como Lucy su camisón y, aunque intentaba disimularlo, parecía triste. Había preparado la mesa de la cocina y todo estaba listo para comer. Kasia se acercó muy despacio a ella y la besó con dulzura mientras sus ojos no dejaban de observarla; vió el teléfono fijo y, junto a el, un papel arrugado, en un lado de la mesa; después volvió a mirarla, parecía tensa y a penas le mantenía la mirada, como si sus pensamientos estuvieran en otra parte. Decidió quitarle importancia y dejar que fuera ella la que le dijera lo que pasaba, si así lo decidía, empezó a contarle los rumores que circulaban sobre la serie y los productores, Selina le había contado que los creadores de la serie habían tenido otra oferta , de otra cadena, pero que no estaban de acuerdo con las condiciones que exigían... Kasia, a esas alturas, creía que sólo eran eso, rumores.

-¿Te gustaría hacer la serie de nuevo?- le preguntó ilusionada, creyendo que iba a recibir una respuesta afirmativa, pero Lucy estaba seria y se encogió de hombros.

- Depende... me gustaba mucho la idea al principio, pero creo que al final ha sido un poco desastre...

- Si, sobre todo el beso que me diste en la última escena...- Kasia quiso hacer sonreir a Lucy y lo consiguió.

- Uhm...asi que mi beso fue un desastre- siguió el juego- al menos me atreví a dártelo, si por ti fuera aún estaríamos esperando.

Kasia no podía dejar de reir.

- Es cierto, no me hubiera atrevido a besarte porque nunca me diste el mas mínimo motivo para sospechar que pudieras desearlo.

- Kasia... tu no te enterabas de nada, que no es igual...

El teléfono sonó, Lucy volvió a cambiar el semblante de su cara; una llamada, dos...

-¿ No vas a cogerlo?...- aún no había terminado de decirlo, cuando Lucy ya tenía el aparato en su mano y contestaba. Por su expresión supo quién era inmediatamente, Pete. Se levantó de la mesa, disculpándose con la mirada brevemente, y salió de la cocina; mientras Kasia la oía decir.

- Te he dicho que me he despertado hace un rato... - asi que estaba seria porque antes de que ella bajara ya había matenido otra conversación con Pete. El gesto de Lucy de marcharse a otra habitación por una parte le pareció lógico, porque tampoco a ella le interesaba ni lo más mínimo tener que escuchar como hablaba con su novio, pero por otra parte, le recordó la dolorosa encrucijada en la que se encontraban y lo inmensamente sola y abandonada que se sentía en ese momento. Siguió comiendo, ya sin ganas; Lucy volvió en seguida, disculpándose y sin saber que decir.

- Siento haberme levantado de la mesa y marchado...- al ver que Kasia no apartaba la vista del plato, insistió- Kasia, yo... tu...

- Déjalo Lucy, ahora no... teminemos de comer.- sus miradas se encontraron reflejando el miedo y el dolor que hablar de aquella situación les producía. Kasia no quería estar enfadada y, a la vez, no podía evitar estarlo. Sus sentimientos eran contradictorios, hasta llegar a los extremos y la hacían muy vulnerable. Quería quedarse y alejarse, abrazarla y también apartarse, hablar con ella y no dirigirle la palabra; todo y nada. Al terminar de comer, oyó como su móvil sonoba en la habitación y subió corriendo. Era su representante dándole información concreta sobre su próximo trabajo, el musical en Londres y una nueva oferta para una serie, de la misma cadena, para la que había estado trabajando. Le dijo que le mandaría todos los datos por email.

Colgó y se quedó sentada en la cama, pensado, Lucy y su novio, Londres o quedarse en Berlín y todo tan incierto... excepto el amor que sentía por ella; decidió disfrutar de aquellos días a su lado y enfrentarse a todo lo demás a su debido momento.

Volvió a bajar y encontró a Lucy preparando café, la abrazó por la espalda, no la iba a dejar marchar,ni ella se iría a ninguna parte, aún no...

9.

- Enamorarse es como estar dentro de una pompa de agua y jabón, en su interior creamos nuestra propia realidad; pero no dejamos de ser empujadas, vapuleadas, mecidas por lo externo y podemos verlo, pero sin querer salir de aquella burbuja, que crece y crece...- Lucy gesticulaba con las manos y los brazos, tumbada en el suelo frío de su salón de baile; Kasia,a su lado,intentaba entremezclar sus manos con las de Lucy, atraparlas en su movimiento.

- Pero entonces es irreal... por eso la burbujita acaba por estallar y hacernos caer...- alargaba las palabra, dándoles un tono grave, como si hablaran de un misterio por resolver y entre risas.

- Tengo una idea...- Lucy se levantó y fué corriendo al extremo de la sala, cogió algo del cajón de una mesa, un cd ,para colocarlo en su equipo de música, y volvió, mientras la música comenzaba a sonar, en la mano llevaba una tiza, empezó a dibujar un circulo, que las encerraba a ambas en su interior.- Voila!- y haciendo una reverencia le tendió una mano a Kasia pidiéndole que se incorporara.

- ¿Qué se te ha ocurrido?... Uhm esta música es preciosa, es la banda sonora de... lo tengo en la punta de la lengua.

- Cinema Paradiso, la pelicula italiana; la música es de Ennio Morricone y canta Dulce Pontes...


- No la he visto, pero la música...

- La veremos juntas, te encantará, pero ahora...- Lucy se alzó sobre las puntas de los dedos de sus pies, antes de dar una vuelta sobre si misma, los brazos arqueados...- bailemos en nuestra burbuja, creemos nuestra propia realidad, no podemos salir de ella..- su voz era seductora y su mirada apasionada, mientras bailaba a su alrededor mezclando danza clásica con cualquier otro movimiento corporal que le inspirara la música; acercándose a ella para invitarla y alejándose después, pero sin salir del circulo. Kasia cerró los ojos, emocionada por aquellas notas musicales e inspirada por el cuerpo de Lucy; por sus movimientos, por sus brazos que parecían intentar abarcar cada nota, abrazarla, rasgar el aire con sus manos, agitándose elegantes, pausadas y por sus piernas que se elevaban con facilidad, elásticas, fuertes... Kasia deseaba a aquella mujer como nunca antes había deseado a nadie, hacía que todo desapareciera a su alrededor, al mirarla, entraba en su burbuja y quedaba atrapada. Estaba dentro de una pompa de agua y jabón, como poco antes lo había descrito Lucy. Empezó a crear, con su cuerpo, sus propios movimientos, sus propias formas en el aire, tanteando a su amada, un paso adelante, un paso atrás, vuelta y más vueltas y manteniendo su mirada, que pasaba de la pasión, a la entrega, a la calma... no se dieron cuenta de cuánto tiempo transcurría, porque esa canción dió paso a otra y continuaron, sus pieles brillando, sudorosas; pero retándose en un duelo; todo lo que aún no habían dicho con palabras, lo decían sus cuerpos, sin parar hasta acabar extenuadas, jadeando, pero felices, riéndo, de rodillas una frente a la otra, como implorando algo y abrazándose, de nuevo, en su afán por descubrir, una y otra vez, la otra piel.

Comenzaron a desnudarse apresuradas, impacientes y a devorarse con ansia; apretando el otro cuerpo, buscándose, para encontrarse una dentro de la otra; liberándo por completo sus quejidos, dentro de aquella burbuja transparente y reflejadas, por todos y cada uno, de los espejos de la sala de baile.

10.

Y la burbuja se hacía más y más grande...

Salían a pasear por el campo, veían alguna película, montaban a caballo, trataban de aprenderse las letras y las melodías de sus próximos musicales, se las cantaban la una a la otra, mientras ambas se escuchaban embobadas; comían tarde, a deshoras, Lucy la llevó a conocer la parte más cultural y artistica de Munich, a sus bares acogedores, a una librería muy antigua; pasaron por el imponente edificio de la Opera Estatal de Baviera y Kasia recordó las entradas que había reservado para la última noche, la del sábado; el domingo por la mañana saldrían, en su coche alquilado, para Berlin. Lucy había anulado su vuelo de regreso, así podrían hacer juntas el viaje de vuelta.

De lo que harían al volver, ninguna había dicho aún nada. Hablaban mucho, se contaban anécdotas, detalles de si mismas, sobre sus trabajos, lo que les gustaba... como si se estuvieran conociendo de nuevo, redescubriéndose.

Pero ninguna de las dos contaba con que alguien pudiera rozar su circulo desde el exterior, al menos no en ese momento, no tan pronto, cuando aún creían disponer de ese último día a solas y juntas.

El teléfono de Lucy sonó esa misma mañana, casi a la hora de comer, Kasia la escuchaba hablar, en la planta de abajo, palabras sueltas... alguien estaba en Munich, llegaba sin avisar para darle una sorpresa. Cuando Lucy cortó la llamada, volvió a subir aparentemente desubicada, desorientada, mirando en derredor por toda la habitación, que estaba desordenada con sus ropas caídas por el suelo, para terminar deteniéndose en Kasia y correr hacia ella para abrazarla , sin poder mirarla a los ojos.

- Ha cogido un vuelo, sin avisar... está en el aeropuerto... viene hacia aquí...- no hizo falta que dijera nada más, Kasia supo quién era sin tenerlo que nombrar.

Adolf iría a recogerlo al aeropuerto, asi que no tardaría en llegar, Lucy se afanó en no dejar ni rastro de Kasia en su habitación; ésta la ayudó llevándose sus cosas al dormitorio de invitados y quedándose allí, indecisa, insegura, abatida, asustada y, finalmente, enfadada, muy enfadada.

Cuando Lucy fue a buscarla ya era tarde... el dolor y la distancia se habían colado en su mirada, antes de que Pete entrara por la puerta de la casa.

11.


Solo quería pisar el acelerador de aquel maldito coche alquilado, salir de allí a prisa y no parar hasta llegar a casa, alejarse del salón de baile, de los prados y los caballos, de la imagen de Lucy montando a Sollio, de la habitación que antes, ahora y después Lucy compartiría con Pete; ella misma se había encargado de no dejar ni rastro de lo que hubo,entre esas cuatro paredes y en esa cama. Comprendía lo difícil de la situación para Lucy, pero ella se negaba a tener que estar en la misma casa que Pete, mintiendo, disimulando, sintiéndose mal y ver como la persona a la que amaba hacía lo mismo.

Se recordó asi misma, tan solo una horas antes; cuando se decidió a cruzar el umbral de la puerta de la habitación de invitados y vió a Pete subiendo su maleta por las escaleras; él le sonrió alegre, ajeno a la traición anidada en su contra durante esos días, en la otra mano, la mano de Lucy, tiraba de ella para que le acompañara.

- Kasia!... Me alegro de verte... - le dijo soltando la mano de Lucy para darle un abrazo cariño- Te sienta bien el aire libre, que buen color de cara tienes!

- Si, es cierto, de normal soy blanca casi translúcida...- le contestó tratando de sonreirle, amable- Qué, le has dado una sorpresa a Lucy!-

- Eso parece, no se si está muy contenta de que haya venido- dijo irónicamente, Lucy puso cara de no saber si reir o llorar, tratando de hacer broma; pero sólo Pete se rió- Anda vamos, que ya te diré yo a ti...- le contestó, empujándola y agarrándola por la espalda para continuar su camino hasta la habitación, donde solo unos minutos antes, Kasia y ella se habían amado.. -Nos vemos ahora Kasia...- Lucy le acompañó pero volvió la cabeza para mirarla, Kasia notó la angustia que había en sus ojos, pero aún más sintió como la rabia le crecía por dentro, nublándole cualquier tipo de entendimiento.

Volvió al dormitorio del ajeno, de los de fuera, del que se queda y permanece por poco tiempo, del que va de paso... esa era ella para Lucy y como tal se comportaría. Hizo su maleta, no tardó mucho porque ni siquiera había sacado la mayoría de lo que había llevado y del maletín del portátil sacó un folio y un bolígrafo...

“ Estas entradas las recogí el otro día, cuando fuimos a Munich y te dije que no podías seguirme durante unos minutos, ¿recuerdas?. Pretendía darte una sorpresa esta noche y llevarte a la Opera, que fuéramos juntas, nunca antes había ido y como se lo especial que es para ti... ve con Pete, porque yo ya no estaré.

Se que no pretendías hacerme daño, pero me lo has hecho; en cuanto ha aparecido tu novio no has pensado en otra cosa que en hacerme desaparecer, de tu cuarto y probablemente de tu vida, no lo sé, ni siquiera hemos hablado, no se si por falta de valor, por miedo a lo que diríamos, por no saber lo que haríamos después...

Me marcho, vuelvo a Berlin, sé que habías suspendido el vuelo para volver conmigo,pero teniendo en cuenta que la situación ha cambiado,seguro que no tendrás problema en recuperarlo o comprar otro billete; sinceramente, es lo que menos me importa, que se las apañe Pete para llevarte de vuelta con él. Seguro que tu sabrás inventarte cualquier excusa para decirle por qué me he ido, que me llamaron y tengo audición el lunes a primera hora, lo que quieras...

Gracias por estos días... Podría decirte algo antes de despedirme, si no sintiera que vas a rechazarme o no se... creo que sabes muy bien lo que siento, que si tenías alguna duda, estos días te lo habrán aclarado.

Tuya. Kasia”.

Cuando cerró el sobre y escribió su nombre, las lágrimas le caían por las mejillas, sin poder remediarlo, la dejó sobre la cama; se asomó al pasillo para comprobar que no había nadie y bajó las escaleras cargada con las dos maletas y el maletín del ordenador; se sentía una intrusa a la que estuvieran a punto de descubrir.

Pero no había sido descubierta... y ahora corría, aunque supiera que, en cierta forma, estaba siendo muy cobarde; pero no era ella quien tenía que afrontar esa situación, con Pete allí, no...

12.

Para Lucy, tener que vivir aquello fue como si intentara andar dentro de un sueño y sus piernas paralizadas lo convirtieran en una pesadilla. Estando sin estar, deseando que pasara el tiempo para volver a Berlin, volver a verla, hablarle, que no estuviera enfadada, ni dolida, ir con ella a la Opera, al teatro o a donde quisiera ir... Pero estaba con Pete y por respeto a él, tenía que intentar llevar esta situación lo mejor posible, hacerle el menor daño, intentar seguir a su lado; pero si él se enterara de lo que había sucedido entre Kasia y ella... el daño sería irreparable.

No sabía que era lo mejor... ser sincera con él o seguir callada, correr junto al amor que sentía por Kasia o quedarse con el sentimiento de culpabilidad y el sentido del deber y agradecimiento hacia Pete; hasta hace solo unos días podría haber pasado su vida con él, creyendo ser feliz; ahora, semejante perspectiva la angustiaba... y poder perder a Kasia se le hacía insoportable.

Esa tarde tuvo que evitar que Pete la viera llorar, esconder la carta de Kasia y sus entradas para la Opera, aunque más tarde decidiera usarlas...

Pete quedó muy sorprendido de la marcha de Kasia, durante unos instantes, Lucy temió que comenzara a hacerle un interrogatorio; pero pronto pareció feliz y aliviado de encontrarse a solas con su novia.

Al leer la nota que le había dejado Kasia, su primer impulso fue bajar corriendo las escaleras para buscarla, pero ya no estaba; después cogió su móvil para llamarla, ella no contestaba; poco más pudo hacer, Pete se le pegó como su propia sombra el resto de la tarde y Lucy lo único que deseaba era estar sola, respirar, intentar hacer yoga, porque empezaba a sentir demasiada tensión y ansiedad. Le dijo a Pete que saldría a pasear con Sollio un rato, pero él quiso acompañarla y al notar el gesto contrariado de Lucy, empezó a enfadarse.

- Lucy, ¿ que pasa contigo?. He venido para darte una sorpresa y parece que estés molesta y agobiada desde que he llegado...

- Pete, ya sabes que siempre que voy a comenzar algo nuevo me pongo algo nerviosa hasta que siento que puedo controlarlo...- en cierta forma, no mentía, podía estar refiriéndose tanto a su trabajo como a lo empezado durante esos días con Kasia.- Necesito relajarme un poco...

- Yo puedo ayudarte a soltar esa tensión...- Pete la abrazó fuerte y comenzó a acariciarla, Lucy que no lo esperaba se dejó hacer unos segundos para inmediatamente intentar zafarse de él con movimientos delicados, pero Pete volvía a atraerla hacia él, cada vez, con más deseo; le inmovilizó la cabeza, agarrándola del pelo, sin hacerle daño, pero dejándole la cara frente a la suya. Lucy supo que sería muy difícil quitárselo de encima sin ser brusca, asi que cuando notó como su lengua buscaba la suya ,al besarla, se apartó y trató de mostrarse ilusionada.

- Tengo entradas para la Opera!. Esta noche- Pete aflojó su empeño, algo perplejo. Lucy le devolvió un leve beso- Espera que las busco, ¿donde las habré puesto?.- se apartó de él mirando por todos los cajones del salón, con nerviosismo- Voy a mirar arriba! Tenemos que ir!

Lucy salió del salón y comenzó a subir hacia la habitación de invitados, la nota aún la guardaba ahí y dentro estaban las entradas que Kasia había comprado para ellas. Al cogerlas, se tuvo que volver a sentar en la cama, en el mismo sitio dónde un rato antes había leído aquella nota, el mismo sitio donde Kasia la había escrito y la misma escena se repetía en personas distintas, Lucy tuvo que apartar las lágrimas que caían por su cara.

- De acuerdo Kasia, iré a la Opera... - volvió a mirar su móvil, Kasia no le había devuelto la llamada- Iré sin ti...- se levantó y fue a buscar sus mejores galas, esta noche tendría que representar el papel más difícil de toda su vida.

13.

No le devolvería la llamada, no, porque sabía que estaría con él; lo haría cuando regresara, al día siguiente, a Berlin o, quizás, esperaría a que volviera a llamarla. No sabía donde meter toda aquella rabia, que le había ido creciendo, y que se batía continuamente con las ganas de hablar con ella, de decirle cuanto quería estar a su lado, que sentía haberse marchado así y que, en cierta forma, la entendía. La rabia crecía porque se alimentaba de la inseguridad y los celos, solo pensar que estaba con Pete y no saber lo que Lucy quería... pero tampoco ella había hablado de lo que sentía, de lo que esperaba o deseaba.

Miró su reloj, las diez y media de la noche; ¿habría ido Lucy a la Opera con él?. Comenzaba a las diez, tuvo necesidad de conocer mas sobre aquella Opera, Tosca de Puccini; entró en Internet, en la Wikipedia y leyó, la traducción de las arias , el argumento, y vió videos de las principales escenas y arias, Recondita Armonia, Vissi d´arte y E lecevan le stelle...

A kilómetros de distancia, Lucy observaba, emocionada, la representación del primer acto, la pareja principal cantaba Recondita Armonia; Lucy estaba conectada con la emoción que le provocaba cada nota, cada melodía, la respiración acompañaba una sensación, un recuerdo, una imágen; las voces del tenor y la soprano se fundían en una belleza sin igual, acoplándose y envolviéndose, una a otra, y Lucy solo podía pensar en los momentos vividos junto a Kasia, esos últimos días, mientras notaba como Pete le sostenía la mano; empezó a sentir una opresión en el pecho, le faltaba la respiración, su vista se nublaba; solo pudo aferrarse con fuerza a la mano que la sostenía...

Kasia se había quedado dormida viendo videos de Tosca y tuvo un sueño... Se marchaba a Londres y se sentía genial, como si viviera otra vida, era feliz, reía, trabajaba, cantaba, paseaba por calles desconocidas con gente ajena; pero en su sueño el sonido no existía, no lo había extrañado hasta que de pronto surgió, el trotar de un caballo que se acercaba de lejos, supo que era Sollio antes de verlo, venía solo, Lucy no montaba sobre él; Kasia comenzó a buscarla por tordas partes, angustiada, gritando su nombre... su propia voz, la despertó de la pesadilla, estaba sudando, como si en realidad hubiera corrido por todas aquellas calles en Londres, buscando a Lucy. El sueño la angustió, asi que buscó su móvil para llamarla, necesitaba saber que estaba bien... antes de marcar su número se detuvo y apareció de nuevo la rabia...

- Solo ha sido una maldita pesadilla... - dijo en voz alta, mientras pensaba - Ella estará con él...

14.

Y llegó el día en que parte del sueño se hizo realidad; hacía meses que vivía en Londres y se podía decir que reía, cantaba y era feliz; había sonido, podía escucharlo absolutamente todo; compartía piso con una compañera del musical en el que trabajaba, en el barrio de Fitzrovia, cerca del Soho londinense, donde se encontraba la principal actividad nocturna de la ciudad y los teatros y a donde tenían que ir a trabajar casi cada día. El musical solo se representaba de jueves a domingo; aunque también trabajaban los miercoles, se reunían en el teatro para ensayos, algunas modificaciones puntuales, arreglos de vestuario... los lunes y martes eran sus días libres, asi que Kasia y su compañera, aprovechaban para salir y conocer la ciudad y alrededores, ver otros espectáculos, salir de copas y todo lo que les apeteciera hacer. Karen había nacido en Londres y conocía cada detalle de aquella ciudad. Era dos años mas joven que Kasia, pero habian congeniado desde la primera conversación y al poco tiempo decidían compartir piso, entre otras cosas porque vivir en Londres y en el centro, era insostenible a largo plazo, si no se compartían gastos de vivienda, entre otras cosas.

Aunque su papel en el musical era secundario, solo hacía un dúo con el actor que hacía el papel principal, ella era una de sus amantes; el resto, eran apariciones en grupo con otros actores; le gustaba la sensación de ser secundaria para poder soltarse con el idioma, aunque lo tuviera bastante dominado, e ir observándo como se trabajaba en los teatros londinenses. Por las mañanas tenía otro trabajo, en una librería con dueños de origen alemán y especializada en ese idioma, en un barrio cercano; solo unas horas, pero las suficientes para tener un complemento a su salario con el que podía pagar el alquiler del piso donde vivía. Vivía bien, sin lujos, algo mas modesta que en Berlin, pero tranquila y cómoda.

Se sentía como si le hubieran dado la oportunidad de vivir otra vida, dentro de la suya, alejarse para poder olvidar, para intentar no buscar angustiada a alguien que no se dejaba encontrar... y,para no recordar, lo mejor era sumergirse en la noche en pleno barrio del Soho, acompañada por su amiga Karen y por otras amigas que iban y venían, no sabía Kasia que tuviese facilidad para ligar hasta que hubo llegado a Londres , no le duraban mucho esas relaciones esporádicas, de hecho una vez superada la fase de atracción inicial, se cansaba enseguida, con algunas no llegaba ni a la cama, solo necesitaba saberse atractiva, eso ocultaba, por breve tiempo, la sensación de abandono que la perseguía desde que Lucy se apartó de su lado.

Recordar aquel último mes, antes de marcharse a Londres, le dolía tanto... y aquella conversación que intentaron mantener en su fiesta de despedida, desde entonces no había vuelto a saber de ella, seis meses después, aunque era lógico después de todo lo que se dijeron...

Esos cuatro días juntas en Baviera dieron paso al vacio , Kasia esperó a que Lucy volviera a llamarla, pero no lo hizo, y Kasia cada vez que cogía el teléfono para devolverle la llamada, sentía un miedo inmeso que la paralizaba; poco después supo que Lucy se había marchado de vacaciones a Ibiza con Pete y varios amigos y amigas mas, mientras tanto, Kasia había estado grabando una participación para una serie de la misma cadena donde habían realizado la recientemente suspendida; tuvo que trabajar intensamente durantes esas semanas, antes de marcharse a Londres, sus escenas quedaban grabadas con antelación a la emisión.

Después fue su fiesta de despedida y la última vez que la vió, que escuchó su voz. No quería echarla de menos, pero lo hacía. No quería que le doliera lo que ocurrió, pero asi era. Aún asi, había aprendido a vivir con ello o eso creia.

Una mañana fue a abrir la librería para comenzar su rutina diaria y al volverse para cerrar la puerta, la vió tras el cristal, al otro lado de la calle; al notarse descubierta, se sorprendió, ambas se miraban como quienes ven una alucinación; en un instante, un autobús pasó por la calle que las separaba y se perdieron de vista, en un segundo, Lucy desapareció.

Y entonces, la otra parte del sueño o pesadilla, comenzó a cumplirse, sin que Sollio apareciera, Kasia comenzó a buscar a Lucy, a preguntarse por ella, donde estaba y porqué le había parecido verla.

 .....

DESCARGAR EL LIBRO AL COMIENZO DEL POST SI TE HA GUSTADO, GRACIAS...

8 comentarios:

  1. Ejem ... un, dos ... probando esto de los comentarios ...

    De los mejores fics que he leído sobre esta pareja, es genial :)))

    ResponderEliminar
  2. Aprecio tu comentario, zuki...

    Muchas gracias!!!

    ResponderEliminar
  3. Que buena historia!!! Me quede con ganas de seguir leyendo!


    Celeste

    ResponderEliminar
  4. muy buena la historia que imaginacion!!!! te felicito espectacular. me encanto =) =)

    ResponderEliminar
  5. me gusto mucho la historia pero e de decir ke no entendi el final :( no se si soy media lenta o ke pero no lo entendi jejejeje

    ResponderEliminar
  6. Uhm...vaya, ya me han dicho antes eso de que no entienden el final...tendré que reescribirlo???:P

    ResponderEliminar
  7. en serio ke si esta buena la historia pero si el final si esta medio confuso aunke no se si sea bueno idea reescribirlo ..muchas gracias por la historia aaa soy la misma del coment de arriba jajaja saludos desde Mexico ♥♥♥

    <3<3<3 alpha <3<3<3

    ResponderEliminar