lunes, 24 de septiembre de 2012

UN BREVE INSTANTE - CAPÍTULO 14


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14.
Lucy volvió a su lado quince minutos más tarde con una increíble expresión de felicidad. Llevaba unos ajustadísimos vaqueros que resaltaban cada curvatura de su perfecta anatomía y una camiseta negra con unos sugerentes labios serigrafiados y a la altura de los pechos una petición que a Kasia le resultaba irresistible: “kiss me”.

Unos ojos miel cargados de deseo y algo de impaciencia la miraban sin apenas disimulo por mucho que su dueña intentara controlarse. La observó acercarse y no se percató de que sus labios dibujaban una sonrisa de felicidad más que evidente. Lucy la vio sonreír y mirarla de aquella forma y supo que no había dudas, sólo necesitaba encontrar el escenario perfecto, para que aquello que irremediablemente iba a suceder entre las dos fuera además, inolvidable.
  • No he tardado demasiado, ¿verdad? - adoptó un gesto ingenuo evitando sobresaltar a una ensimismada Kasia.
  • Eh... no, no, qué va... - acertó a decir.
Kasia borró como pudo la sonrisa atontada de su rostro y trató de resultar normal o, al menos, de este planeta. No solía costarle tanto trabajo, y podía notar que estando junto a aquella preciosidad de largas piernas y sonrisa de infarto no conseguía lograrlo.
  • ¿Nos vamos? - preguntó Lucy de pie junto a ella sujetando una pequeña mochila.
  • ¿Qué llevas ahí? - preguntó curiosa al percatarse de ella y poniéndose en pie.
  • Algo que nos hará falta en el lugar al que vamos – contestó misteriosa.
  • No sé si debería preocuparme – terminó de colocar su cuaderno en el bolso y sacó las llaves del coche.
  • Conmigo a tu lado no debes preocuparte de nada – contestó sonriendo traviesa.
  • Está bien – murmuró sin demasiado convencimiento.
  • Ah!, ¿no me crees? - fingió estar ofendida y caminó sin detenerse hacia la salida.


Kasia no podía evitar reír al verla caminar en dirección contraria. Lucy la escuchó reír y fue consciente de que se enamoraba irremediablemente de forma absoluta y total de la dueña de aquella risa.

  • ¡Eh! - la llamó divertida - ¿vamos a ir en caballo?, porque juraría que por ahí se va al establo. El aparcamiento está hacia el otro lado – le gritó riendo.

Lucy se detuvo y se mantuvo de espaldas a ella. Kasia sabía que reía, podía ver el movimiento de sus hombros que indicaban que intentaba controlarlo.

  • A mí lo de ir en caballo no sé si me parece una buena idea – continuó – ya sé que es más ecológico y eso, pero los caballos y yo nunca hemos tenido una relación muy amistosa.

La joven actriz se volvió y la miró riendo. Se rendía ante aquella mujer que desarmaba cualquier muro o barrera que levantara con sólo una mirada. Volvió andando hacia ella, que permanecía en el mismo lugar mirándola divertida y pensó en liquidar cualquier duda allí mismo, en tomarla entre sus brazos y callar por un instante su risa con un beso. Kasia pareció adivinar su intención y dejó de reír algo nerviosa.

  • Vale – pasó a su lado con gesto digno y Kasia pudo sentir que el aroma de su piel perfumada recorría su cuerpo – pero yo juraría que la última vez el aparcamiento estaba hacia ese lado – le guiñó un ojo y siguió andando.

Kasia sintió un escalofrío delatador y fue tras ella. Habría ido hasta el mismísimo fin del mundo feliz de tenerla a su lado. Apretó el mando a distancia y las luces del coche dieron la bienvenida a su invitada.

  • No sé si llegaríamos antes en caballo – se burló.
  • ¿Te estás burlando de mi pequeño Volkswagen Up?, quizás no puedas entrar en un utilitario por contrato, había olvidado lo petulantes que pueden llegar a ser los de tu mundo – le devolvió la broma.
  • ¿Esa es la imagen que tienes de mí? - se subió sin más demora en el coche y se ajustó el cinturón de seguridad - ¿ves?, mi flamante culo de estrella de cine no ha sufrido ningún percance al subirme a tu minúsculo coche.
  • No lo he comprobado – se atrevió a ser descarada – pero me alegra que me lo digas. ¿Podemos irnos?.
  • Sí, por favor. Tenemos que atravesar la ciudad, así que vamos en dirección al centro.

Las dos mujeres se pusieron en camino en silencio. Lucy trasteaba con la radio y buscaba en la guantera algún cd de música que le apeteciera escuchar. A Kasia verla así, tan natural, registrando sus cd's la hizo sentir bien. Eligió uno y se acomodó.

  • Mmm – murmuró.
  • ¿Qué pasa? - preguntó Kasia intrigada.
  • Pues que es cómodo y todo – se relajó y cerró los ojos.
  • Vaya, al final hasta te gustará.
  • Si tiene que ver contigo, no lo dudo – contestó sin abrir los ojos.
  • Eh... - Kasia buscó algo que responder pero no supo. Simplemente se sonrojó y dio gracias mentalmente porque Lucy mantuviera aún sus ojos cerrados.

Lucy notó cómo se removía nerviosa a su lado y sonrió. Nunca había conocido a nadie así, con esa mezcla perfecta de timidez, encanto, inteligencia y belleza. Desde el primer momento en que la vio, con su pelo alborotado y sin saber muy bien cómo actuar supo que merecía la pena formar parte de su vida, que era alguien especial. La tenía justo a su lado, con mover ligeramente su mano podría acariciar la suya y sentir el calor y el tacto que tanto deseaba. Apretó el puño y suspiró.

Llegaron a la parte alta de la ciudad, a la base de lo que había sido un castillo medieval. A simple vista parecía un montón de ruinas y Kasia no pudo evitar su gesto de desconcierto. Detuvo el vehículo junto a lo que parecía el gran portón de entrada y apagó el motor.

  • No puedes entender qué tiene este lugar para que sea mi lugar favorito del mundo, ¿verdad? - preguntó al ver la cara perpleja de Kasia.
  • Bueno, no sé... es un sitio bonito. El bosque que atravesamos es precioso y en su época de esplendor debió ser un lugar increíble, pero si te soy sincera, ahora mismo me cuesta verlo – se encogió de hombros temiendo ser demasiado sincera.
  • Debes tener fe – dijo Lucy bajando del coche – y confiar en mi buen gusto, eso hablaría bien de ti – cogió su pequeña mochila y la abrió.
  • Ah, no es aquí...
  • Efectivamente – sacó dos pequeñas linternas y le dio una – la última vez aún podía pasar – se rascó la frente igual que lo hacía su padre – espero no quedar mal.

Bordearon lo que parecía había sido uno de los muros del castillo hasta llegar a una pequeña puerta oculta tras ramas algunas ramas secas.

  • Por aquí debía escaparse la princesa para reunirse con su amado plebeyo – Lucy empujaba con fuerza intentando abrir la puerta.
  • ¿Esa es la historia? - preguntó Kasia intrigada.
  • No... pero habría sido bonito, ¿no crees? - un empujón más y la puerta se abrió – no temas, es completamente seguro.
  • Te creo... bueno... casi... - Kasia encendió la linterna y la siguió.

Subieron una larga y estrecha escalera de piedra que parecía subía a lo alto de una de las dos torres que aún quedaban en pie.

  • Descubrí esta entrada hace unos años por casualidad. Me encanta venir aquí, ya verás... Trato de ocultar la entrada para que no la encuentre ningún desalmado que quiera destrozar lo poco que queda en pie de esta maravilla – llegaron a lo más alto y abrió otra pequeña puerta – ya puedes apagar la linterna.

Observó a su alrededor mientras recuperaba el aire que se había dejado subiendo a la torre. Era un espacio amplio y redondo y en dirección al bosque se encontraba lo que podía haber sido la base de alguna especie de catapulta o defensa de la época. No había nada más.

  • Ahora cierra los ojos – le dijo Lucy acercándose a ella.
  • ¿Vas a tirarme? - preguntó Kasia después de cerrarlos.
  • No me tientes. Anda, calla – Lucy se colocó detrás de ella y acercó la nariz a su cuello. Inspiró el aroma que tanto había echado de menos y se apoyó un instante con ambas manos en sus caderas.

Kasia sintió el peso de su cuerpo apoyado firmemente en sus caderas y una punzada atravesó una vez más su estómago. Podía notar las cosquillas que provocaba la nariz en su cuello y se erizó por completo. Lucy apartó sus manos y las colocó sobre sus ojos pegando su cuerpo a la espalda de Kasia y sintiendo cómo se acoplaban a los espacios.

  • Mmm – el mar de sensaciones que la recorrían no la dejaban hablar con coherencia. Respiró – ahora camina tres pasos hacia adelante – susurró en voz baja cerca de su oído izquierdo.

Obedeció a pesar de la excitación que le provocaba el roce de su espalda con unos pechos firmes y cálidos, a pesar del más sexy de los susurros y de que era incapaz de pensar desde que sintió las manos de Lucy sobre su cuerpo. Llegó hasta el borde del muro y Lucy la detuvo.

  • Aquí. ¿Estás preparada? - le preguntó otra vez susurrando a sabiendas de lo que provocaba en aquella mujer.
  • Sí... claro – dijo sin demasiado convencimiento temiendo que se separara de ella.

Lucy tomó el riesgo por bandera y la estampa que tenían frente a ellas como escenario para sus sueños y no se apartó. Apartó sus manos de los ojos acariciando suavemente sus mejillas y rodeó el pequeño cuerpo de Kasia con sus brazos en un abrazo lleno de calor. Apoyó la barbilla sobre el hombro derecho rozando con su mejilla su cuello.

  • ¿Qué te parece?, ¿ha merecido la pena? - preguntó sin moverse un milímetro.

Kasia seguía sin abrir los ojos, y se habría quedado así... dejándose llevar por las sensaciones. Abrió los ojos y vio una imagen espectacular: se podía ver todo el pueblo desde lo alto, mezclado entre árboles, tejados de teja negra y pequeños tramos del río que aparecía y desaparecía entre las casas. Más allá del pueblo se perdía la vista entre montañas y verdes praderas que miraban cómo desaparecía lentamente el sol del atardecer. El lugar era precioso, lleno de destellos de colores que surgían del encuentro de la luz y la naturaleza.

  • Es... perfecto – dijo Kasia tras un largo rato.
  • Sí que lo es. En invierno es incluso mejor, se puede ver el mercadillo de navidad lleno de luces mezclado con la nieve... tal y como dices... es perfecto – hablaba sin moverse un milímetro de su sitio. Había adoptado aquel cuerpo que abrazaba y le daba calor como el mejor de los hogares, donde quedarse y soñar.

Kasia se giró y se aferró a ella evitando que Lucy dejara escapar el abrazo.

  • No me has entendido. Es perfecto porque todo esto es lo que tú eres... porque forma parte de ti, porque te invita a soñar... porque estás tú.

Tomó su cara entre las manos y la acarició suavemente perdiéndose en sus ojos. Lentamente rozó con sus dedos sus labios mientras dibujaban una sonrisa que esperaban pacientes unos labios que saciaran su sed. No se detuvo como no se detenía la marcha del sol del oeste tras las montañas y por fin la besó. Sintió que el mundo se detenía al sentir el roce de sus labios, al saborear el deseo y la suavidad de cada movimiento lento y acompasado. Sus labios habían sido creados para encajar entre ellos y en cada uno de sus sueños. Lucy se aferró aún más al cuerpo que abrazaba y soñó que nada era imposible mientras ella estuviera allí.

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14 comentarios:

  1. Buenas tardes!.

    Para aquellas que esperaban que no tardara demasiado, aquí tenéis el capítulo. Veremos qué tal va la semana y si puedo avanzar el siguiente ;).

    Saludos!.

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  2. Ohhhh que románticooo:))). Esto cuánto menos levanta sonrisas. Gracias compi;))

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  3. Cuando se compliquen las cosas ya no me querrán tanto ;-p, mientras tanto, habrá que disfrutar ;))

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    1. Zuki!!!! Pilas con lo q dices... no juegues con tu integridad fisica, recuerda q ya es temporada baja y los tiquetes deben estar a huevo, jaaajajaja ;))

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  4. Hayyyyy que hermosuraaaaa, invita a soñar y claro que levanta y no sólo sonrisas, el animo también (x mi q siga lloviendo x allá) jaaajajaja gracias corazón ;))

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    1. De nada ;)). Yo ya me enamoré del lugar, que por cierto, existe, con su castillo, sus tejados negros y hasta su famoso mercado navideño :)).

      Mi querida Saggi, ya sabes que el drama es imprescindible, aún a riesgo de despertar la ira espartana, ufffff.

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  5. Me encanta, en serio. Da gusto levantarse un martes y leer otro capitulo :)

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  6. De cualquier manera.... no te preocupes Zuki_, cuando empiece el drama es cuando yo más estaré disfrutando jajajajajajaja tengo la mente algo retorcida a veces y disfruto con las tensiones jajajaja

    Makeys.

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  7. No hay mas capitulos :(
    Bequii.- Argentina!

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  8. Otra historia sin terminar -.-

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  9. Dios me encanta esta historia, espero que la aurora la continúe porque de verdad esta genial, y a mi me ha alegrado más de un día.
    Saludos desde Madrid

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