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29.
Aceptó. Cómo no... quedaron para la noche siguiente, a eso de las siete, en su Hotel.
Jenny la esperaba en la cocina del Hotel, ataviada con un gorro de cocina y delantal, feliz y divertida reía mientras seguía las indicaciones del cocinero...hizo las presentaciones y la invitó a que ayudara...
- Estoy haciendo un pan francés, con nueces y pasas...quiero que lo pruebes...- le entregó un delantal y un gorro, tenía que llevarlos puestos o no se podría estar en la cocina y ella quería quedarse donde la morena estuviera.
- No puedes parar quieta... - la veía hacer la masa mientras incrustaba nueces y pasas y espolvoreaba la harina, se lavó las manos y no pudo evitar el impulso de aplastar la masa que Jenny preparaba.
- Ehhhhhhh...- la respuesta le vino en forma de polvo blanco cubriendole la cara
- Uy perdón... realmente tengo muy poca puntería... iba para...- Jenny ponia cara de no haber roto un plato mientras señalaba lo que tenía entre las manos.
- Ya...pues me confundiste con la masa...
- Ahora tendré que amasarte...jajajaja- Se colocó de lado y levantó las manos hacia la cara de la rubia
Jemma Esparta
sábado, 29 de septiembre de 2012
lunes, 24 de septiembre de 2012
UN BREVE INSTANTE - CAPÍTULO 14
CAPÍTULOS ANTERIORES
14.
Lucy
volvió a su lado quince minutos más tarde con una increíble
expresión de felicidad. Llevaba unos ajustadísimos vaqueros que
resaltaban cada curvatura de su perfecta anatomía y una camiseta
negra con unos sugerentes labios serigrafiados y a la altura de los
pechos una petición que a Kasia le resultaba irresistible: “kiss
me”.
Unos
ojos miel cargados de deseo y algo de impaciencia la miraban sin
apenas disimulo por mucho que su dueña intentara controlarse. La
observó acercarse y no se percató de que sus labios dibujaban una
sonrisa de felicidad más que evidente. Lucy la vio sonreír y
mirarla de aquella forma y supo que no había dudas, sólo necesitaba
encontrar el escenario perfecto, para que aquello que
irremediablemente iba a suceder entre las dos fuera además,
inolvidable.
- No he tardado demasiado, ¿verdad? - adoptó un gesto ingenuo evitando sobresaltar a una ensimismada Kasia.
- Eh... no, no, qué va... - acertó a decir.
Kasia
borró como pudo la sonrisa atontada de su rostro y trató de
resultar normal o, al menos, de este planeta. No solía costarle
tanto trabajo, y podía notar que estando junto a aquella preciosidad
de largas piernas y sonrisa de infarto no conseguía lograrlo.
- ¿Nos vamos? - preguntó Lucy de pie junto a ella sujetando una pequeña mochila.
- ¿Qué llevas ahí? - preguntó curiosa al percatarse de ella y poniéndose en pie.
- Algo que nos hará falta en el lugar al que vamos – contestó misteriosa.
- No sé si debería preocuparme – terminó de colocar su cuaderno en el bolso y sacó las llaves del coche.
- Conmigo a tu lado no debes preocuparte de nada – contestó sonriendo traviesa.
- Está bien – murmuró sin demasiado convencimiento.
- Ah!, ¿no me crees? - fingió estar ofendida y caminó sin detenerse hacia la salida.
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Zuki_
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20:35
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Un breve instante
miércoles, 19 de septiembre de 2012
UN BREVE INSTANTE - CAPÍTULOS 12 Y 13
CAPÍTULOS ANTERIORES
12.
Kasia
dio por terminado su baño una hora y un agradable sueño después.
Lo único que parecía tener claro era que no podía ir casa por casa
preguntando por ella, así que lo tomaría con la calma que parecían
haberle transmitido las sales de baño relajantes. Tomaría algo en
el hotel y saldría a dar un paseo por el pueblo después. Decidió
que no la buscaría, si estaba allí, dejaría que el destino hiciera
su trabajo. Era una decisión de cobardes, pero también tenía un
cierto aroma a romanticismo que la convencía.
Se
puso un pantalón vaquero desgastado y una cómoda camisa de manga
larga que no tardó en remangar a media altura. Se colocó el par de
zapatos más cómodo que tenía pensando en un largo paseo y se
alborotó el pelo húmedo con las manos intentando obtener el
resultado adecuado. Su pelo, tan rubio como fino y liso, apenas
necesitaba cuidados para estar perfecto, tan sólo repasar el corte
de vez en cuando.
Sus
tripas resonaron pidiendo atención. Eran casi las cuatro y aún no
había probado bocado ese día. Tomó su cuaderno de notas y un
pequeño ordenador portátil que siempre la acompañaba y bajó al
comedor. Ya estaba cerrado, pero aún así esperaba no tener que ir
hasta la ciudad para comer. Tocó el timbre y esperó. El señor que
la había recibido a su llegada apareció con una sonrisa.
Publicado por
Zuki_
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14:11
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