miércoles, 13 de junio de 2012

Física, Química y Piel (3ª Parte)

®Memo Derechos Reservados 2012  

La sangre hervía porque había cometido miles de errores en su vida, había mentido diciendo que llamaría, había dicho docenas de veces, mirando a los ojos, que quería y hasta había sufrido su falsa indulgencia al dejarse tomar entera… pero con Emma… con ella era distinto. Y podía que este Sr. tuviese la cabeza blanca de sabiduría, que manejara orquestas y que hiciese la mejor música pero no estaba en su interior y no podía manejarla ni menos decirle lo que debía sentir… Al él no le dolía ni le hacía sonreír, a él no se le clavaba como aguja en la piel ni le cortaba la respiración y él no temblaba al recordar que nada es para siempre… De a poco se le olvida la postura despreocupada, notaba la tensión crecer, lo insano de quebrarse y lo claro del sentimiento. Esto estaba dentro de ella y no en un guión y aún así él seguía sin mostrar nada de empatía…          

- Sr. Müller sabe por qué estoy aquí? – Rápido, él miraba con esa expresión fría, desértica e incansable – Por su hija… – sonrió nerviosamente y sintió lo espeso en la saliva, lo que venía era toda una osadía, una locura y un amor. Y que se fuera todo a la mierda tenía pendientes mucho más importantes con la hija – Porque cuando no puedo dormir con ella y sueño con ella… Y nunca me había sentido así ¿Lo entiende? – Aquel puño cerrado sobre la mesa apretaba todas sus ilusiones, las sostendría sin importar cuantas veces el pasado trajera las noches, el sexo y la hipocresía, sin importar la crueldad del presente al traer lo incrédulo de aquella mirada. Era una realidad para ella y la atraparía de la misma manera que se atrapa el sol en una pared, haciendo del imposible una maldita verdad           
- Eso debería decírselo a mi hija – señaló con la mirada su puño y el esfuerzo en vano – quizás ella pueda creerle… Yo simplemente soy padre
- Perfecto!!! – trabó la mandíbula y tragó rápido los indicios de sinceridad – Hablaré con ella entonces… – No había caso. Esto era una gran pérdida de tiempo y como siempre las intenciones valían nada, aquí contaba el buen proceder y las lecciones correctas para ser – Hubiera preferido que fuera soltera, no? Ese es el problema? – quizás lo estrecho y antiguo del pensamiento mantenía almidonada su camisa pero hacían disfuncional la comunicación, este hombre tenía sus ideas y no estaba dispuesto a cambiarlas por nada en el mundo… Y Emma, Emma era igual a él.




 Él demoraba su respuesta y dejaba  que el pensamiento se le escapara por la boca a la morena, sabía que estaba hablando de más y aún así no podía frenar – De todas formas no creo que mi estado civil diga mucho acerca de quién soy y de lo que quiero…
- No se lo tome personal… Ya tuvimos a un hombre, “soltero”, sentado en esa silla – señaló a la morena y al lugar que ocupaba – a un mediocre, a un bonito espécimen que parecía ser el yerno perfecto y sabe qué?
- ¿Qué? – preguntó con rudeza porque a pesar de que no le había arrojado flores al ex yerno intuía que para ella tenía puñales reservados que irían a clavarse directo en la decencia   
- Supe, al instante, que a ese imbécil no lo vería nunca más en mi vida y eso me dio tranquilidad – sonrió disculpándose un poco de su lenguaje – Pero con Ud. Sra.… – Miró hacía todos los lados constatando de que aún estaban solos – algunas cosas se me confunden – se apoyó sobre la mesa para contarle un secreto peligroso – No entiendo si el iluso es su marido, mi hija o usted… Y ante la duda sólo me queda una cosa por hacer
- Desconfiar… – Dijo entendiendo el punto
- Ahora si nos entendemos? – le sonrió, la primera sonrisa en la noche y debía rechazarla
- No… Quizás piense que estoy loca o estúpida – lo asumió asintiendo con su cabeza – Pero debe saber que no me interesa ni un poco lo que Ud. piense ni lo que considere correcto … Sólo quiero estar con Emma y para conseguirlo debo agradarle a ella no a Ud. – y con esa verdad el puño y los hombros lograron aflojarse
- Pienso que eres valiente… estúpidamente valiente lo cual le hace descarada. De todas formas – se encogió de hombros y usó, sin reparos, sus propias palabras en su propia contra – creo que sus palabras dicen mucho más acerca de Ud. que su estado civil…
- Claro… – intentó una sonrisa que jamás llegó a ser nada. El silencio volvió a la carga, no definía que era lo que apretaba en el pecho… y bailaba entre lo estrepitoso fracaso de la primera charla con el padre y lo afectada que lucía con la boca abierta.
- Sólo le pido un poco de prudencia… – Jenny le miró totalmente sorprendida, el cambio era enorme, todo un giro lleno de predisposición que no dejaba de ser una “advertencia”. Ahora, simplemente, él no le miraba, tenía los ojos clavados en las arrugas de sus manos – Y no sólo por mi hija sino también por Ud.… No soy tan idiota ni tan necio – sonrió levemente – Es muy fácil romper un corazón…
- Le aseguro que no es mi intención – sintió el alivio, era lo único que quería decir, era lo que había pensado todo el rato dentro de su coche mientras viajaba y por fin este Sr. parecía darle la oportunidad sin sellarle la boca con palabras “inteligentementes hirientes”
- Respeto las decisiones de mi hija – levantó sutilmente su ceja – lo he hecho siempre… y esta vez no será diferente…
- Entiendo... Y no esperaba menos – No era agrado ni contemplación…  él sólo estaba interesado en Emma, al igual que ella, así que lo entendía a la perfección. Notó la adoración que tenía por ella y la preocupación que todo esto le generaba – Tendré más cuidado de ahora en adelante – No dejaba de pensar que era entrometido pero las palabras eran acertadas, además esta no sería la única vez que se verían
- Es todo lo que quiero escuchar… – le sonrió nuevamente
- De que están hablando que implica tanto silencio??? – la voz de la madre les obligó a sonreír, la mujer era mitad adivina y sabía cómo intimidar a su esposo – Espero que no estés “aconsejando” a Jenny    
- No!!! – El padre desmintió al instante – No… sólo hablábamos de Isadora Duncan – fue la mentira que utilizó que utilizó para salir del apuro, lo primero que encontró relacionado con la danza   
- Una gran mujer, con una gran vida agitada y un gran final trágico – Anne le comentó a la morena mientras tomaba asiento
- Pues, a mí me encanta – dijo lo primero que se le vino a la cabeza, lo único que procuraba era converger en la mentira – Me gusta su estilo… – Sonrió y bebió agua de su copa
- Su estilo de vida? – Preguntó abiertamente – Sé que era bisexual… Una mujer de muchos amantes – le comentó a su marido con una sonrisa radiante
- Cof! Cof! Cof! – Había sido peor el remedio que la enfermedad. Ahora era el turno de la sexualidad y dios sabía que no estaba preparada para hablar de eso    
- Anne por dios!!! No estábamos hablando de eso!!! – El padre estaba, de pronto, todo colorado y llevaba la mano a su cabeza ante el disparate de su mujer     
- Hija, te sientes bien? – palmeó un poco su espalda y siguió hablando con su marido – No entendiendo porque te escandalizas – le señaló lo rígido del cuerpo – Ahora que sabemos que la niña es lesbiana deberíamos hablarlo más abiertamente, no crees? – apretó la mano de su esposo buscando su consentimiento
- No! No lo creo! – negó efusivamente con su cabeza – Sabes lo reservada que es Emma y estás cuestiones son personales Anne     
- Cof! Cof! Cof! – No podía parar de toser… Se había enlodado hasta las orejas y, como siempre, había arrastrado a Emma con ella – Sólo lo dije por su aporte a la danza moderna – Agarró la mano de Anne desesperada por un cambio de tema antes de que entrara en escena la rubia – Sólo por eso…
- Personales? –  Hizo oídos sordos al comentario de la morena. Y el tonito que adquirió la pregunta anunciaba la pelea y ella había quedado en medio y Emma en el blanco – De qué demonios me hablas? Somos su familia… o es que acaso a ti no te interesa saber lo que piensa tu hija?     
- Qué pienso de qué? – Emma volvía acompañada de su mejor sonrisa y sus hermanos. Supo que algo no estaba bien por la manera en que los tres le miraban – Qué pasa? – y posó su mirada en Jenny y en aquella disculpa que tenía en su rostro.
- Nada, hija. No es nada importante… – Sabía que su padre mentía y sintió el hartazgo de no poder estar bien, de cumplir tantas reglas y de tener que cuidarse de todo… hasta de la propia familia. Miró a su madre reclamando lo que ni su padre ni Jennifer querían decir y lo que ella diría con total naturalidad               
- Hablábamos de Isadora Duncan – se encogió de hombros respondiendo a los deseos de sus hija – Y yo me preguntaba cuál es tu opinión al respecto
- Y tanto problema por una vieja que murió hace un siglo? – Emma festejó el comentario de Rolf pero rápido entendió que el problema no era Isadora en sí sino más bien su vida libertina
- Lo mismo le planteé a su padre… – La madre no pensaba sacar el dedo de la yaga y pasaba por alto cada mirada que él le enviaba – Pero insiste en que la bisexualidad de la mujer puede ofenderte. Te ofende? – la pregunta indiscreta dejó a todos mudos y a madre e hija sonriendo y mirándose fijamente. La morena pensó que comenzarían a discutir pero el tiempo pasaba y la sonrisa se ampliaba… Entendió que la debilidad que tenía Emma por la sinceridad dejaba atrás la vergüenza y el recato y que la pagaría con más sinceridad. De seguro se sentiría muy orgullosa de su madre, la única de todos los presentes, que intentaba lidiar con su “condición” de la manera más ordinaria, antigua y efectiva, con preguntas y respuestas.             
- Pues no… Sabes que la sexualidad no me ofende en ninguna de sus formas. La considero una de las cosas más verdaderas que posee el ser humano – dijo sin preámbulos y se sentó al lado de Jenny. Apretó su rodilla indicando que podía responder, que tenía una concepción y que estaba dispuesta a compartirla – Isadora me encanta…
- Fíjate que irónico! – La madre sonreía la coincidencia – Jennifer piensa lo mismo pero terminó por cambiar de idea a último momento – levantó sus cejas indicándole a su hija, una vez más, que algunas cosas algo tenían que significar – La encontré hablando con tu padre así que ya puedes imaginarte – Los hermanos comenzaron a reír 
- Anne! – Georg regañó a su esposa pero sólo causó más risas…   
- Oh… no… lo qué pasa es – intentó alguna explicación pero Emma apretaba más su rodilla y parpadeaba con tanta calma diciéndole que la disculpa no era necesaria              
- Pensé que estás cosas te causaban desmayos, igual que a papá – Norbert hablaba con bastante seriedad – No es que piense que son seres asexuados – sacudió la cabeza y comenzó a una vez más al ver la mirada reprochadora de su padre, estaba pidiendo respeto – Pero… Sin ánimo a ofender, eh… Pero con semejante carácter cuesta un poquitito imaginarlos en ciertas situaciones
- Jajaja. Jajaja. Jajaja. Cómo puedes ponerte así de serio para decir semejante burrada – El mecánico aportó su granito de arena – Sería lo mismo que decir que eres sexualmente inmaduro dado a que muchas veces tienes una personalidad inmadura – Espero a ver como todos le daban la razón – Creo que la sexualidad está intrínsecamente relacionada con el amor                   
- Puf! – Menospreció sus palabras con un movimiento de mano – Tú todo lo relacionas al amor…
- ¿Cómo es eso hijo? – la madre, al instante, se interesó por el punto de vista de Rolf  
- Bueno, quizás suene patético, pero yo creo que primero te enamoras y después eliges tu sexualidad
- Pero eso contradice a la teoría que afirma que algunas personas nacen con su sexualidad definida – Anee abría el debate por todos lados, desde lejos se veía el interés que tenía en el tema   
- No creo que nadie nazca ni homosexual ni heterosexual ni bisexual mamá  
- Crees que después de enamorarte de alguien decides tu sexualidad – Anne completó su pensamiento
- Qué me dices de la atracción física? – refutó al instante Norbert – Y de lo esencial que es en el primer encuentro?
- Punto a tu favor muchacho – la mujer lo señaló con el dedo índice
- Vamos chicos!!! – Rolf levantó los brazos – la atracción física es un momento, el primer momento
- El amor también puede ser un momento – Norbert dijo convencidísimo  
- O una vida – Rolf insistía – de alegría o amargura o una mezcla patética de ambas pero una vida al fin y al cabo
  
- Ves porque no opino? – susurró al oído de la morena – En la vida se pondrán de acuerdo – Dejó un tímido beso en su cuello
- Ya lo veo – sonrió por el cosquilleo que le causaba su aliento – Comenzaran a volar cosas dentro de poco – Vio como la rubia sonreía y asentía con la cabeza.

Estaban cerca, Emma estaba cerca, se la veía tranquila y eso le dada cierta tranquilidad a pesar de saber que ya era dependiente de su sonrisa. Emma decía mucho más con sonrisas que con palabras, provocaba mucho más con sus sonrisas… Vértigo, agitación y aceleración que definitivamente no podía contener… ¿Atracción física, amor o idiotez? Daba igual, se sentía fantástico y le hacía sonreír. Lo que pensó que nunca conseguiría, estaba llegando ahora como un aroma a recuerdo, como una amanecer después de la tempestad y como una revelación. Placer y alivio, lo sintió por primera vez, y nada tenía que ver con la falta de tragedia, esto era por la tibieza… Por primera vez Emma no era ni fuego ni hielo

Sé quedo observándola mientras las voces de a poco se apagaban y se preguntó qué sería de ellas y si tendrían la suficiente valentía para vencer el temor… y con el brillo del relámpago advirtió que estaba rendida… Y que necesitaba un abrazo tibio y que le susurra al oído una esperanza, una razón, unas de sus lógicas para detener la lucha… Siempre en contra de ella y con ella, el opuesto y el reciproco, el odio y el amor, la verdad y la mentira, nada más inconstante, nada más retorcido y nada más fuerte que la mezcla de lo bueno y lo malo… y aún así estaba perdidamente enamorada de ella… Estaba sola, la tenía al lado y sin embargo se sentía sola…

Un día sí y al otro no, un segundo sí y al otro no… Cada vez le era más difícil creer y el eco de las 4 paredes le gritaba que era perfecta y cada vez más encerrada en su propia locura. Gota a gota la lluvia le hacía comprender que no había que marcharse ni volver, solo había que quedarse y pedir perdón... ¿pedir perdón por sentir? ¿Por querer? ¿Por la piel? ¿Por el roce? ¿o simplemente por no encontrar el punto final? ¿Por querer seguir sin importar el final? ¿Por no querer un maldito final?        

- Querida? – una mano se apoyaba en su hombro – No has dicho lo que piensas…
- ¿Cómo? – a la vuelta todo era distinto, las dos personas que faltaban estaban presentes, el café y el postre servidos menos para Emma y su madre que disfrutaban del vino – Perdón no estaba escuchando…
- Emma!!! No sabía que causabas ese efecto – Norbert con sus característicos comentarios.

Pero ellas no reían, la madre que todo lo veía, sabía que se miraban echándose cadenas, sensualidad y un señuelo. Sonrió, claro que algo era, y ellas no ocultaban la fragilidad que tienen algunos amores. Presintió la abstinencia por ambas partes, tenían asuntos pendientes que seguramente esperaban resolver a solas, con ira, deseo y semidesnudas, tal cual las había encontrado la noche pasada. Más ciego no se podía estar y sintió pena por su hija, una vez más, aquello no era entrega, era puro miedo camuflado en un desgarro. Vio el centelleo de sus ojos y contempló que detrás sólo había soledad y un encierro real.

- Hablábamos de amor – Emma se desenganchó con un parpadeó de su mirada – Ellos hablaban, yo sólo… – Señaló su oreja, ella sólo escuchaba  
- Si??? – preguntó incrédula ¿Cuánto tiempo había estado volando?  
- Sí… lo último fue el básico comentario de mi marido – Que seguramente no debía ser nada moderno pensó la morena
- Bueno… Mmm – frotó sus manos debajo del mantel e intento acomodar sus ideas. Toda la experiencia que tenía en el sexo no valía para el amor. Siempre había fracasado con él, muy posiblemente fracasara una vez más y lo peor de todo era que ella no dejaba de amar tan fácilmente – Pues… Creo que a través del amor todo se puede… El cambio, el perdón y la alegría – apretó sus labios con los dientes – como así también los errores, el egoísmo y la soledad… Es la diferencia entre la libertad y el apresamiento de un amor y lo que obtienes, una correspondencia o una desilusión – Era lo que sentía en el momento y entre lo que pugnaba desde que la conocía pero como siempre a Emma parecía incomodarle y agachaba la cabeza   
- Comparto contigo – el mecánico le sonreía pero lamentablemente no era lo que esperaba. La esperaba a ella y a una de sus maldita sonrisas que le diera la vida y el oxigeno para el alma, y de a poco volvía a caer en su dolor, en sus dudas y en su tormento – Es muy lindo lo que has dicho
- Muchas gracias… – la sonrisa se le torció, debía escapar y rápido, todo estaba explotando en su interior.  Estaba herida y con el corazón abatido. Le seguía mirando y definitivamente ella era mucho más fuerte o por sus venas no corría sangre. Emma no sabía sentir y por ende no sufría, no sufría ni sentía lo que ella. Y lluvia golpeaba con más fuerza el cristal – Anne, el baño?
- Por el pasillo a la – señaló la dirección
- Yo te acompaño… – Emma se ponía de pie y la tomaba por el brazo – Ven…
- De acuerdo… – la madre se extrañó del empeño de su hija
- Seguro van al baño a darse un par de besos – Norbert le comentó a su novia bajito una vez que las chicas ya no estaban en su campo de visón
- Yo haría lo mismo – contestó la chica
- Besarte a escondidas con otra mujer??? – preguntó pícaro
- Con semejante forma del ver al amor… Muy posiblemente le proponga vivir conmigo
- Jajaja – los dos rieron
- Toda una proposición, no?
- Toda una disculpa…   
- Pues… entonces la morena va perdida… mi hermana no capta bien las señales del amor – Negó con la cabeza y volvió la atención a la mesa       
 
Caminaron, en silencio, por la penumbra del pasillo y el ruido de sus tacones era escoltado por la precisión de los pasos de Emma y por lo fuerte del agarre… No se molestó ni en intentar una estúpida charla lo único que quería era un poco de paz, un poco de agua fría en la nuca y poder suspirar largo y tendido sin esconderse ¿Era mucho pedir? ¿Eso la dañaría? Sólo necesitaba unos minutos para recomponerse… nada más    
- Te sientes bien? – Preguntó una vez que llegaron a la puerta
- Sí… Me siento bien – fingió su mejor sonrisa – Sólo necesito utilizar el baño – señaló la puerta que estaba detrás del cuerpo de Emma
- Claro! – rápido, dejo ser un obstáculo – Perdona… – abrió la puerta y encendió la luz – Aquí es…
- Gracias…

Estaba a punto de volver con su familia pero algo la anclaba al suelo, sacudió la cabeza sabiendo quitando el pensamiento de esperarla allí, “demasiado acosador y empalagador” era el argumento convincente. Tres pasos y volvió a detenerse y a mirar la puerta… algo no estaba bien con ella… Pensar llevaría su tiempo así que hizo lo que no debía hacer, simplemente abrió la puerta buscando la verdad… Y la encontró mirándose al espejo, cara a cara con su reflejo…

- Mientes… – cerró la puerta y se recargó en ella – Se que me mientes… – Susurró, sin quitarle los ojos de encima y no le quedaban dudas, cada uno de sus músculos agonizaba por contracción y la sonrisa estaba bañada en cinismo. Se preguntó qué información le enviaba el reflejo y cómo era que podía alterarla tanto, no aceptaba ni la mentira ni la verdad ni el reflejo ¿Entonces qué demonios era lo que quería?            
- No es ese el propósito, Emma? – Abrió el grifo y se lavó las manos… fregaba frenéticamente una contra la otra, no había manchas sino una neurosis que no sabía por dónde evacuar – No es eso lo que estamos haciendo?
- Puede que tú lo hayas hecho todo este tiempo… – dijo desde la distancia – Eso es lo que quisiste hacer
- Y tú? – Preguntó levantando la ceja – Qué has hecho tú todo este tiempo? – Reclamó, como podía ser de otra manera, el sentimiento de rechazo y abandono apretaba cada vez más su garganta y esas lágrimas no salían, estaba harta de todo… hasta de llorar.        
-  He sido yo… – Corto, preciso e hiriente. Emma avanzó en su dirección y la morena se giró para quedar de cara a ella. La rubia pensó que si lograba alcanzarla podría sostenerla, como cuando comenzaron, sólo debía sostenerla y no dejarle caer. La ayuda era la excusa perfecta para sentirse, siempre lo supo y siempre se lo permitió… le dejó aproximarse, probarse y hasta enamorarse pero sabía que esta vez no era suficiente – No entiendo a donde quieres llagar… – y esta vez, la excusa sería aquel grifo que desperdiciaba agua                        
- No hay nada que entender – La morena negó con la cabeza y se agarró con más fuerza al lavabo cuando Emma se inclinaba sobre su cuerpo. Escuchó la fricción del acero y su respiración cerca de su oído. Clavó la mirada en la porción de pecho que dejaba ver su camisa y rogó por más fuerza. Tenía dos caminos negarse o el sexo… Y el sexo ya no era suficiente…
- Lo entiendo – Podía leerla y sabía que estaba a punto de arrepentirse. Se detuvo en su cuello para susurrar –  No le hayas el fin a las cosas y crees que puedes desafiar a todo lo que se te pone en frente… – y era mejor que escuchase porque no estaba dispuesta a repetir ni a que nadie más que no sea ella la escuchase – Estas cansada, no? – Un paso atrás sólo para mirar su reacción – Te aguantas callada… lo soportas, tragas y dejas que caiga como cemento… – iba dejando “entrever” su enfado, había hecho un esfuerzo descomunal para lograr sonreírle en frente de su familia – porque te recuerdo que esto no es más que una de tus maravillosas ideas    
- No haré lo que tú… No soy como tú – fue su respuesta inmediata después de poder cerrar la boca ante semejantes palabras
- Eres imprudente! – Levantó la voz sin poder evitarlo – Inmadura y caprichosa!!! – Terminó por gritarle a la cara
- Eso no es algo nuevo! – Ya estaba desatada la tormenta, fuera y dentro, y del diluvio venía el fuego, la fiebre subía de a poco y la cabeza estaba a punto de estallar. Emma cambiaba y ella a su paso – Lo supiste siempre y aún así continuamos con esta locura… Me dejaste entrar a esta casa – la señaló con el dedo, quería gritarle lo cobarde que era y lo cansada que le tenía este endemoniado juego que parecía no tener fin… Y que su padre le caía como la mierda…      
- Claro! – levantó los brazos indignadísima – Porque hubiera sido muy maduro sacarte a las patadas – Se señaló la cabeza pidiendo conciencia, que por una vez se pusiera en su lugar – Te recuerdo que la que está allí afuera es mi familia…    
- No te excuses en tus modales!!! – cerró los puños soportando – No te ha enseñando tu papá que no debes mentir – Se acercó a su rostro sólo para provocarle – Si no me has echado es porque no quieres – Merodeó sus labios con esa seguridad que le daba saber que nadie la había dejado y que Emma no la dejaría, fin y al cabo era igual a todos – O porque no tienes las malditas agallas para hacerlo!!! – Volvió a gritarle – Y sabes que, Emma? Eso es mucho más enfermo e inmaduro que mi propia inmadurez – sonrió anticipándose a la victoria
- Crees que es heroico y romántico ser tan inescrupuloso? – preguntó con asco – crees que debo caer a tus pies por esto??? – la tomó por los brazos bruscamente, mejor brazos que cuello o que la cabeza contra la pared, simplemente tenía ganas de matarla – Después de mi… irás a revolcarte con tu esposo… o con el primer imbécil que se cruce en el camino… Y esperas que te idolatre?  – La morena se zafó de su agarre y fue más rápida, esta vez…   

La bofetada le hizo arder la mejilla y el cuerpo entero, y se acercó a ella pidiendo otra más… dos, tres miles, cuantas sean por dejar de sentir, de temblar y de ser tan dócil. La miró a los ojos y no había arrepentimiento, no había más que un azul furioso y herido allá en lo profundo… Vio como se llevaba las manos a la cabeza, desesperada y el vaivén por querer seguir adelante y por querer frenar. La morena terminó por darle la espalda, quizás ella no lo sabía pero corría con toda la ventaja, y Emma miraba el suelo y se recordaba que no era más que un perro fiel, un poco arte y parte de piel.

- Te lo dije… – susurró apretando los dientes, no salía de su estado – No seré tu amante… Has faltado a tu promesa!!! – Recordó el único acuerdo que tenían – Y aún así te crees más valiente… Prueba con perdonar Jennifer – Las lágrimas volvieron a salir – Prueba con creer… Prueba con olvidar y mide tu estúpida valentía!!!
- Acabemos de una vez con esto… – Habló con la voz tomada por el llanto – Acabemos con esto de una puta vez!!! – Volvió a gritar al ver que Emma volvía a encontrar calma y resignada se sentaba en la tapa del retrete
- De acuerdo… – le indicó con la cabeza – Sal y grita lo que se te venga en gana, me da lo mismo – se encogió de hombros – Total vengo aquí cada año bisiesto…
- No! – la idea era llevarle la contra, estaba cegada de enojo – Sólo sonreiré… – Y mostró su mejor sonrisa, podía seguir fingiendo y lo haría
- Si no pierdes el eje cada vez que no te mire – se puso de pie – estoy de acuerdo – agarró el picaporte dispuesta a salir
- Creo que podré hacerlo… – dijo con toda la ironía que podía pero la puerta ya estaba cerrada – Mierda!!!

Miró las cartas que tenía en la mano y pensó una vez más en dejarle ganar… No estaban apostando así que no había nada que perder o simplemente era que ya no le quedaba nada porque arriesgarse. Con odio la miraba cada vez que podía, estaban los dos sentados en un sillón y secreteándose cosas… Reían y discutían animadamente de vez en cuando. En silencio deseaba que un rayo los partiese por la mitad a los dos…
- Parecen sordomudos… – le dijo Anne mientras bajaba a la mesa el juego ganador
- Cómo? – Se hizo la desentendida a pesar de escucharlo bien claro
- Él indica con sus manos y rostro el tempo, la entrada de cada instrumento y la interpretación dinámica – los observó unos instantes más, y sí, eran años y una vida de lo mismo – Se cree el dios de la música y su batuta es más bien un puntero – Se hizo de las cartas que la morena había dejado en la mesa – es irritante trabajar con alguien que diga como debes sentirte en cada nota
- Y ella? – Preguntó llevando la mirada a Emma y señalando con el mentón
- Ella, quién? – Preguntó mirándola por encima de sus gafas y entrecerrando los ojos. Eso no había sonado para nada bien 
- Digo… Emma – Rápido se corrigió y sonrió
- Emma… Emma, simplemente, escucha, aprende y respeta – Volvió a mirarla. Estaba mayor su niña, toda una mujer hecha y derecha y con un potencial desmesurado – Él sólo tiene los años a favor – soltó las palabras sosteniendo un pensamiento – Puedo confiarte un secreto, querida?
- Sí…– tendría que haber dicho que no pero la curiosidad la comía por dentro cada vez que se trataba de Emma – Puede…
- No lo digo como madre – se señaló con la mano en el pecho – lo digo como músico. Emma nos pateará el trasero tarde o temprano y dentro de poco la historia será al revés, él escuchará atentamente… Porque nunca en mi vida vi a alguien sentir la música de la forma en que la siente Emma – Sus ojos brillaban orgullosos y víctimas de un embargo sentimental – el corazón le delata cada vez que interpreta una pieza y eso no lo logra un buen músico, querida, sólo lo logra alguien que ama la conjugación entre el arte, la técnica y el estudio, alguien que cree que no puede aportarle nada nuevo a la música y que sólo le queda adorarla y servirle fielmente… – dejó a la vista la mano que la morena había ocultado – Supongo que eso también se aplica al baile, no? – dobló sus antebrazos sobre la mesa y le guiñó un ojo – Y no me dejes ganar tan fácilmente que todavía no estoy tan senil   
- Sí… Es aplicable y lo siento no volverá a ocurrir… – sonrió enfatizando su disculpa
- Aprendiste la disciplina desde pequeña, no? – comenzó a mezclar la baraja  
- Sí… mis padres decidieron incluirlo en mi educación
- Y tú que decidiste después?
- Pues… – pensó muy bien lo que iba a decir, la verdad, es que esta vez era la primera vez que se lo planteaba y no estaban hablando de poca cosa, hablaban del ser, del arte y del arte de sentir… – No tuve mucha opción… Estaba completamente enamorada de los movimientos y de todo lo que lo danza me ofrecía – Y sólo la amaba por permitirle expresar con el cuerpo lo que no podía decir con palabras sino también por la elegancia y el sudor, por la fiestas y el entretenimiento, por el público y la soledad aplaudiendo frente al escenario – Decidí que quería ser bailarina…
- ¿Y cómo fue que te hiciste profesora? – Preguntó con curiosidad – Pues… te ves bastante bien físicamente – la señaló – Pero puede que hayas tenido alguna lesión o algo, no?    
- No tuve lesiones… Simplemente me casé con el director artístico de la compañía de ballet en la que estaba y no funcionó – suspiró e inclinó su cabeza para mirar de nuevo por la ventana del pasado – No funcionaba en la casa y no funcionaba en el trabajo… así que dejé la compañía, mi país y mis días de bailarina… Básicamente fue así…
- Escapaste!!! – Anne no pudo evitar sorprenderse. La muchacha parecía tener todas las agallas, la rebeldía y la fuerza para pelear. No se hacía a la idea de verla acorralada y temblando de miedo
- No… – sonrió agradecida por la naturalidad de la Sra. y porque no se escandalizara con su vida – Simplemente salí a buscar afuera lo que no encontraba en casa…
- ¿Y lo encontraste? – Levantó una ceja y esperó la respuesta… De nuevo estaban hablando de Emma
- Pues… – Sonrió nerviosamente, la mujer le había tendido una trampa muy sutilmente, tanta confidencialidad le había hecho hablar y enredarse en sus propias palabras. Podía mentir, siempre era una opción – Se me resiste… – contestó modo de chiste y encogiendo los hombros con pena
- Jajaja… – La mujer soltó su mejor carcajada – Jajaja… ¡Que gracia por dios! – Reía sin parar y Jenny simplemente la miraba, al menos alguien encontraba algo chistoso en todo esto – Te doy un consejo… – susurró, de pronto, para nadie la escuchara – El viento no se puede tener, eso es imposible, querida – la muchacha le caía bien, algo en ella le recordaba a su juventud – Te opones a él y te lastima, te dejas arrasar y te lastima…
- Algo positivo? – preguntó con una mezcla de risa y espanto  
- Sí… – Enfatizó con su cabeza – Te sientes como algodón y eso es mucho más de lo que puedes imaginar, querida – Y hasta ahí podía hablar sin dejar tan expuestos los miedos, las verdades y las pasiones de su hija.

¿Cómo algodón? Se preguntó a ella misma en silencio. Y sí… Así se sentía, arrastrada, elevada y perdida en un torbellino que no era de ella sino de Emma y de su eterna indecisión. Volando entre lo incitante y lo prohibido en plena primavera, buscando abrigo cuando el cuerpo sentía el frío y haciendo piruetas para llamar su atención. ¿Era que acaso por querer debía conformarse con nada? ¿Tenía que dejar el todo el amor a su alcance, sufrir y ver como da lo mismo? No era justo y que la madre le perdonase pero esperaba mucho más a cambio…

- Anne? ¿Te importa si fumo? – Un cigarrillo le haría bien, le haría pensar con claridad por unos minutos
- No… Pero mi marido lo detesta – lo señaló con desdén, parecía que a la mujer también le sentaba mal tanta buena conducta – Puedes usar el invernadero y ver mis plantas de paso – de pronto estaba toda entusiasmada – Emma! – su madre la llamaba agitando la mano
- No es necesario puedo ir sola – susurró dado a que Emma ya caminaba hacia ellas con su copa en la mano
- Como que no? Para algo debe ser mi hija… – Sonrió sola su comentario
- Qué necesitas mamá? – Emma clavó la mirada en su madre no queriendo mirar a la morena, suponía que quería recargar su copa y aprovecharía para hacer lo mismo con la suya
- Hija, acompaña a Jenny al invernadero quiere ver mis plantas – le informó tranquilamente – Y puedes servirme más vino? Ah! – recordó de pronto – Y otra para Jenny, gracias hija – recordó que aquel lugar podía ser muy romántico, sólo había que mirarlo con los ojos adecuados         
- De acuerdo – Se dirigió a hacer lo que su madre le pedía  

Otra vez lo mismo, caminaban sin hablar o diciéndose todo con un gran silencio, y otra vez el mismo deseo: que el lugar fuese grande para poder tomar distancia, quizás eso había fallado en el baño… Sí la tenía cerca dos cosas sólo pasaban por su cabeza: otra cachetada o sexo animal, los dos método eran efectivos para descargar la frustración. Miró su copa, bebió un sorbo largo y pensó que lo mejor hubiera sido traer la botella, el alcohol también un buen método para olvidar… Y recordó cuando Ben le decía: “…No se bebe para olvidar, se bebe para recordar, durante la resaca, que quisiste olvidar y que no lo conseguiste…” Una gran verdad      

- Adelante… – Emma le sonrió, no perdiendo la caballerosidad, y le cedió el paso

El lugar era impresionante y miró el cielo a través del policarbonato transparente, no estaban a oscuras, el destello de los rayos las iluminaba de vez en cuando y las gotas golpeaban con fuerza su nuevo escudo… Ya adivinaba la belleza de lo que la rodeaba, podía distinguir algunos colores y el predominante olor de la tierra húmeda. Todo un paraíso y encima de él, el enojo de un dios mezquino que la castigaría si probaba aquel sabor… Una tenue y cálida luz aparecía de pronto y tras ella cada ejemplar botánico… Se le hacía raro verlas tan resplandecientes a pesar del jaula y la dependencia.

Apoyó su bolso y copa sobre una mesa, y abrió la enorme claraboya, era un sacrilegio fumar dentro de un pequeño pulmón pero lo necesitaba. Supuso que Emma andaría por ahí merodeando como un fantasma, viva y muerta a la vez, huyendo o buscando refugio, intentado secar la piel… ¡Que haga lo que quiera! La conciencia le gritó exigiendo ese pequeño instante que se debía.

- Me gusta cuando fumas… – Sonrió, Jenny, al escucharla a su espalda. Emma abría un pequeño arcoíris en el negro cielo, esa actitud era la responsable de toda la confusión, la ilusión y el amor. Los cambios repentinos la invitaban a jugar, a regresar, a combatir…        
- Si? – Preguntó a penas pudo encontrar su reflejo sobre la pared
- Es malo para la salud… – Debía comenzar con el consejo sino no sería ella – Pero a ti te sienta genial… Digo… acentúa tus aires… de… señora… y eso me gusta – Emma terminó por tocar nerviosamente una hoja de la azalea que se hallaba el frente de ella mientras recordaba la noche que había notado lo hermosa que era. La partida de póker, el alcohol y lo insinuante de sus palabras… Y después la casa, la charla y el falso cansancio… El dedo en su espalda, aquel “sígueme” y la cama… La belleza, mientras la miraba desnudarse y colocarse la sensual prenda, el hechizo que la condujo a su lado y la espera por el sueño que le permitiría desordenar algunos átomos y el ser… 
- Pues soy una señora… – Una pitada y consideró que lo mejor era dar la cara pero no acercarse – Y tú que eres? – preguntó sólo queriendo saber cómo completaba la fantasía
- No lo sé… – Emma se meció sobre sus pies vacilante, desde aquella noche se había olvidado de varías cosas. Jenny, la estudio entera y apostaba que era una adolescente pero notaba esa rebeldía escondida en sus ojos y en su boca, como había aprendido las cortesías y cómo mandaba todo a la mierda “respetuosamente”. Un adolescente no tenía esa madurez ni ese poder de sentencia. Si ella tuviera que responder… se arriesgaba a decir que era una persona que simplemente vivía a contracorriente, luchando constantemente para que el mundo no la condicionase más de lo necesario y el esfuerzo, en vez de marchitarla, le daba frescura, juventud y autenticidad. Además, de la sonrisa bella que la dejaba sin saber que decir…
- Entiendo… – Volvió a girarse, a sonreír y a pitar. Imposible no querer despertar y dormir a su lado. Imposible no querer vivir el momento. Imposible no esperarla con los brazos abiertos – Y creo que deberías saber que… a mí me gustan tus aires de inocencia… Y lo que provocan en mí – Pitó de lado llamando más su atención. Preguntaría y ella respondería sin pudor porque estaba preparada para esto y para asumir lo que sentía y lo lamentaba por Emma si no podía entenderlo ni soportarlo
- Qué… Qué… Qué… es lo que provocan? – Tartamudeó y resopló muerta de miedo. Pero se acercó a su espalda con las manos en los bolsillos, también existía el miedo de no escuchar correctamente
- Me hacen alucinar con que algún día podré robártela – Ese era un deseo que había expresado mirándola a los ojos y menguando la distancia
- No…No soy tan inocente – Se mordió los labios en un gesto, de por demás, inocente que a Jenny le hizo levantar la ceja para recalcar que lo que salía de su boca no se correspondía con los que expresaba su cuerpo
- Ni yo tan ladrona… – el cigarrillo cayó al suelo mientras caminaba sensualmente hasta su boca – Pero a diferencia de ti… – susurró sutilmente tentado el alma de la rubia – Me muero por ser tu amante… – Estaba bien, los labios estaban entreabiertos y no había parpadeo. Podía besarla, sabía que podía, pero eso significaba ceder – Pero soy tan humana que espero algo a cambio… – Estaba a punto de alejarse cuando ese brazo la devolvía a su lugar, cerca y excitante
- Yo también soy de este planeta – Tenía la vista puesta en aquellos labios y los sentidos despiertos por la mezcla de alcohol y tabaco – Me cacheteas y duele… Me apuñalas y sangro… Me seduces y… – Ahí lo dejó, no debía decirlo. Jennifer sabía lo que provocaba
- Hablas como si tú no provocaras con tanta histeria… – puso cara de inocente – Haces que la señora corra detrás de ti… Y esta Sra. no corre detrás de nada – usó la formalidad porque sonaba terriblemente sensual – Si te beso… No habrá mañana y lo sabes… Ya te lo he demostrado
- Y por qué no lo haces? – Vio cómo el entrecejo se fruncía, había algo que no estaba entendiendo y que abría una brecha en lo que pensaba con respecto a ella
- Tú qué crees? – susurró a su oído y mordió suavemente el lóbulo de su oreja. La tenía, supo que la tenía cuando los labios respiraban encima de su cuello y las manos el hacían pegarse a su pecho, estaba rendida
- Emma!!! Oh Perdón!!! No sabía que estaban… – Las dos miraron la puerta y allí estaba Rolf todo avergonzado – ocupadas…
- Qué pasa? – Emma respondía con algo de enojo y Jenny sonreía escondida en su cuello… Esto de las interrupciones ya daba gracia
- Mamá dice que ordenes tu cuarto… – se quedó con la boca abierta y no sabiendo bien si era oportuno lo siguiente – así… así… pueden “dormir” un rato chicas
- De acuerdo… – el mecánico desapareció y Emma se abrazó al cuerpo de la morena apretándola con fuerza. Dolía sentir el latido de su corazón y lo abatido de la respiración y como poco a poco aumentaba la ternura y las ganas de decirle que se moría por ella, que cada vez que hacía el amor le estaba amando y deseando, que a su lado podía vivir  y que no era valentía simplemente era el terror de saber que el mañana siempre existiría – Duerme conmigo… Por favor… – Emma volvió a proponer por segunda vez en la misma noche – Déjame tratar de explicar… 
- Hay mucha posibilidad de que vuelva a abofetearte – Bromeó un poco para no caer nuevamente en la desdicha
- No importa… Jajaja – respondió sonriendo – Será la excusa perfecta para atarte a la cama… – se separó de ella y tocó su nariz – Me gustaría que hablemos un poco…   
- Ok – asintió efusivamente con la cabeza – Sólo espero que tu cuarto no sea contiguo al de tus padres… Creo que molestaremos con tanta “charla” – levantó sus cejas
- Jajaja… Puedes estar tranquila – la tomó por los hombros y la giró para que mirase hacia el exterior – Ese es mi cuarto… – Jenny miró a donde Emma señalaba, eso parecía más bien una pequeña casa trasera y llegar hasta ella implicaba caminar algunos metros a la intemperie – Así que no debes preocuparte por si levantas la voz – Dejó un beso en su cuello – Fuma tranquila…

- Que haces mamá? – Emma se quedó estúpida cuando veía a su madre colocarse la capa para la lluvia color amarillo
- ¿Cómo que qué hago? Voy a ayudarte hija!!! – ataba los lazos para que no entrase nada de agua
- No es necesario – Emma se acercó a su lado e intentó sentarla en la una silla – Puedo sola…
- Te lo dije Anne… No sé porque eres tan obstinada – Su esposo hablaba… – Falta que patines y debamos llevarte al hospital  
- No me resbalaré!!! – le aseguró – Es un poco de lluvia y lo he hecho cientos de veces
- Mamá yo lo haré – Intervino porque hallaba razón en las palabras del padre. Y su madre había estado bebiendo desde la cena y este acto de coraje seguro que era efecto del vino. Así que debía de alguna manera quitarle la idea de la cabeza – No tienes botas para el agua mamá – señaló su calzado y entendió que fue estúpido decir eso – te mojarás los pies – se acercó para susurrar en confidencia – Además no mi importa hacerlo por mi chica – le guiñó un ojo
- Ooooh! – asentía con la cabeza entendiendo todo y sonreía pilla – Tienes razón, hija – sacudió un poco su cabello – Tú hazlo y yo preparo la botella – le devolvió el guiño
- La botella para qué? – Acaso era que su madre pretendía seguir bebiendo? Mañana se arrepentiría
- Pues… para relajar, para distender, para aclimatar… para allanar terreno – tenía una sonrisa de oreja a oreja imaginando fantasías y buenos augurios para su hija – Puedes hacer de ésta una noche interesante…
- No! – negó. Esto era más de lo que podía aguantar sin recordar a su madre durante toda la noche, esto era vergonzoso – No es necesario… y no quiero demostrar algo que no soy…
- Es una decisión acertada… – acarició su rostro – Perdóname… el vino me hace entusiasmar demasiado. Ve – le indicó con un movimiento de mano – que dentro de poco no seré tan buena anfitriona
- Gracias – dejó un beso en su mejilla y se quedó esperando
- ¿Qué? – Preguntó al ver que Emma no se movía
- La capa mamá… – le abrió los ojos. ¿Cómo esperaba que llegase a su cuarto sin terminar empapada?
- Oh lo lamento… pero no puedo entregártela hija – Emma frunció el entrecejo ante las palabras – Es la única que tengo y Jenny también debe cruzar la lluvia y sé que se la cederás a ella porque eres gentil ¿Por qué eso si eres, no?
- Claro!!! – Y miró por la ventana, realmente estaba lloviendo mucho y hacía frío – Y paraguas? ¿tienes uno, no?
- Georg? Donde está el paraguas que te di la semana pasada?
- Donde más? – levantó la vista de la revista que estaba leyendo – En el trabajo Anne!!! Insististe que llevara el paraguas a pesar que no había ni una nube en el cielo… así que lo deje allí
- Buscaré otro! – dijo al escuchar el suspiro resignado de su hija – Debo tener uno por allí…
- No… – la tomó por el brazo – déjalo… Sólo es un poco de agua
- De acuerdo

- Las dejarás dormir en el cuarto de Emma? – Preguntó una vez que su hija se fue – No creo que eso sea apropiado – Negó con la cabeza
- Pues… yo creo que sí – Se sentó al lado de su marido y apoyó la mano en su rodilla – Emma ya es adulta y no necesita del consentimiento de nadie para tener relaciones sexuales
- No me agrada lo que dices!!! Ni la chica!!! – Dijo tratando de saltar la sexualidad y la liviandad del comentario de su esposa,  la idea de pensar en su hija con otra persona no entraba en su cabeza y más no podía hacer, era padre – No me agrada Anne…  
- Pues a comer piedra – palmeó su rodilla – porque parece que esto va para largo
- Parece que a ti te agrada – Su marido dijo en un tono bajo – Estás enviando a tu hija a sus brazos – El primer reproche
- No estoy haciendo eso! – Estaba tensándose entera – sólo estoy acompañando los deseos de mi hija
- Tú hija no deseaba que ella estuviese aquí! – respondió instantáneamente – Es que no viste su expresión cuando la vio llegar???
- Has visto como sonríe cuando le escucha hablar??? – se levantó, con él a veces no había caso. Todo era inapropiado, malo y poco cuando se trataba de Emma, su niña – Emma te ha complacido de todas las maneras posible… La enviaste a estudiar violín, lo hizo – contó con sus dedos – La enviste a estudiar canto, lo hizo… Le enseñaste tu visión del mundo y la ha aprendido…  Le exigiste independencia y la tiene… Y eso ahora te duele? Se te viene en contra? Se te escapa? Sabes por qué? Porque hiciste oídos sordos cuando te dije que Emma no era una máquina!!!
- Piensas que por mi culpa se marchó??? – Se levantó para quedar cara a cara con ella. Estaba loca si creía que él asumiría toda la responsabilidad. Los dos la habían criado…   
- Pienso que ésta casa no la apoyaba lo suficiente – se tapó la boca intentando no desbocarse – Qué nosotros como padres no la apoyamos… y que tú – le señaló sentenciándolo – no puedes hacer ni un solo esfuerzo por ella, no puedes alegrarte por ella…
- La he apoyado en todo!!! – gritó porque era la misma pelea de siempre – Siempre estoy feliz por ella y sus logros
- Estás feliz de sus buenas acciones… Del trabajo, del conocimiento y del enriquecimiento del espíritu crítico… Ahora que trae una noviecita lo ves todo negro
- Está casada, Anne, Por dios comprende!!! – ya estaba todo colorado
- Y qué??? – levantó los hombros ante lo estúpido de la excusa – Me dijo que fue hace mucho tiempo
- Y porque no está divorciada, entonces? – Usó la lógica como espada y lo sólido como escudo. Y la boca de su esposa estaba cerrada – ¿No crees que tu hija se pregunta lo mismo? – Volvió a sentarse mientras se agarraba la frente – Le he dicho que si le dañaba a Emma la cortaría en pedacitos… Y yo no soy de decir esas cosas… Nunca digo nada!
- Y por qué lo dijiste? – Era incomprensible. Su marido no tenía ni una pisca de mafioso, ni de cuidador ni muchos menos de entrometido     
- Me sentí amenazado… Anne – confesó abatido – Has visto la mirada que tiene??? – se señaló mientras abría mucho los ojos – Segura, arrogante y aplastadora…Cegadora… Y la palabra precisa? Qué me dices de eso? – Se levantó y bebió la primera copa que encontró – No sé como Emma lo soporta…     
- Simplemente porque ella no ve esto como un robo a mano armada – dijo de lo más tranquila
- Tampoco lo veo así… – Volvió a sentarse              
- Ya… – Anne terminó por sentarse a su lado, mirándolo y dejando en claro que no creía ni una sola palabra – Está bien que te duela… – arregló el cuello de su camisa – Creo que vas a haciéndote a la idea de soltarla…
- Una mierda… Anne – conciso
- Deberías estar agradecido – Dijo mientras miraba a la nada
- De qué? – preguntó con incredibilidad.
- De que tu hija te permita ser parte de su vida – Caía en una cuenta de lo más simple, Emma sólo había traído a casa un pedazo de su vida y ella, como madre, estaba alegre… sólo quería saber un poco más sobre su hija e irremediablemente la bailarina era un buen primer pantallazo de sus gusto – Podría haberlo ocultado… Podría haberlo desmentido a pesar de que las encontramos desnudas y rompiéndose la boca a besos… podría haber dicho que sólo estaba probando y sin embargo, aquí está Georg… Aquí están las dos y han estado abiertas a todas las preguntas que le hicimos. Han tenido la “consideración” – recalcó la palabra porque sabía que ninguna de las dos tenía nada que explicar – de explicarnos como funciona esto y yo me siento agradecida, que quieres que te diga…
- Tienes razón – dijo después de pensar un poco – Tienes razón Anee… lo siento

- A dónde vas? – Escuchó a Norbert hablar desde la oscuridad. El olor era característico, fumaba marihuana mientras su novia dormía a su lado, en una tumbona… Muy caballeroso! fue lo primero que pensó    
- No debes drogarte aquí y lo sabes – A ella no le molestaba en lo absoluto pero sus padres no pensaban lo mismo – Y deberías llevarla a un lugar más cómodo… Mañana ese cuello dolerá – señaló con la cabeza la malísima posición que tenía su cuñada     
- Se me ha hecho eterna la noche – una pequeña excusa para el vicio – y el médico de la familia soy yo – Rió burlonamente y apagó el cigarro
- Justamente ahora quieres comparar conocimientos? – le resto importancia a la insolencia calculando cual sería la manera más rápida para llegar a su cuarto sin mojarse más de lo necesario – Mejor lo dejamos para otro día Norbert
- Cree que no estoy en condiciones Dra. Müller? – Emma sonrió, era inteligente pero arrogante y pensaba que podía ganarle a una adicción. Los vicios no eran más que vicios y dejarlos era dejar la compañía constante – Qué es lo que piensa Dra.? – Emma lo miró de pies a cabeza, era su hermano, y debía escoger adecuadamente su respuesta          
- No puedo ser profesional y lo sabes – esperó el entendimiento de su parte – pero puedo acompañarte a ver a un especialista cuando quieras
- No estoy adicto!!! – Se acercó a su cara a gritárselo
- Claro que no! Si solo le has dicho a tu chica – le señaló al cuerpo que estaba a unos cuantos pasos – que sería romántico ver la lluvia caer, te has abrazado a ella, la acariciaste y especulaste el tiempo que le tomaría dormirse – hizo una pequeña pausa para mirarlo con decepción – Y sabías que no sería mucho tiempo… bostezó, en la mesa, 5 veces y sabes lo que significa un bostezo… – intentó bajar la voz – es…
- El primer signo de cansancio corporal – respondió al instante – una inhalación profunda en la desesperación del cerebro por obtener oxigeno debido al descenso del metabolismo corporal – consultó la hora en su reloj – es la hora de dormir y el cerebro lo sabe…
- El tuyo se mantiene despierto esperando un poco de “alivio” cuando supuestamente no debería hacerlo y eso también lo sabes y no te has animado a meterte nada más fuerte porque todavía debes mirar a mamá a la cara – Hubo un silencio, una vacilación, un momento para pensar – No le diré nada a mamá así que puedes estar tranquilo pero cuando tomes una decisión estaré encantada de acompañarte – le aseguró mientras apoyaba la mano en su hombro – No hagas que deba llevarte a la rastra…  
- Gracias… – le vio asentir lentamente con la cabeza y sonreír amargamente – Recto… Ve recto, mojarás mas tus pies pero menos tu cuerpo – Emma miró la dirección que su hermano le señalaba y sí era correcta, a pesar que la pequeña laguna que estaba en el medio del camino
- Gracias… – Abotonó el cuello de su abrigo y tomó una gran bocanada para la carrera
- Emma! – su hermano volvía a llamarla
- Si? – Se giro para mirarle
- Mamá me telefoneo en medio de la madrugada – se mordió los labios ocultando la sonrisa – obviamente me despertó y sabes que me dijo? – Emma negó con la cabeza – Tu hermana ha perdido la cabeza… – levantaba las cejas ante la inmoralidad – Y si haces un solo comentario hiriente te saco de la casa a patadas en el culo y que Dios me perdone si tengo perdón de Dios, esas fueron sus palabras textuales. Y yo pensé que habías matado a alguien… Jajaja
- No se te cruzó por la cabeza la sexualidad? – aquello llamó su atención ¿Por qué nadie notaba sus gustos? Rápido pensó en cuantas mujeres le habían gustado y no eran tantas, le sobraban dedos de la mano al contarlas
- No! – Encendió nuevamente su porro mientras negaba con la cabeza – Cof!Cof! Pero cuando le abrí la puerta a la morena y escuché que me decía: Hermano médico, dónde está Emma?, me iluminé… Jajaja ¡Qué huevos por dios! Jajaja
- Está algo desquiciada… – Sonrió al pensar en ella y de pronto no importaba tanto mojarse ni los días en cama que le esperaban
- No Emma… – le corrigió, no le ganaba en cabeza ni en intelecto pero sí en humanidad – Simplemente estaba decidida y creo que deberías saberlo…
- Lo tendré en cuenta… – Dijo no perdiendo la actitud de persona calculadora. Todos parecían estar felices por ella pero de nada valía si ella no lograba sentirse feliz – y también asumiré que te agrada…
- Puf!!! – se abanicó con la mano – Es…. Calien…
- Ya… – Emma le pidió que frenara, esto la ponía idiota y celosa. Le cerraba la garganta y enviaba todo su sangre directo a sus mejillas, era una mezcla de vergüenza y vanidad a la que no estaba acostumbrada – No me digas nada… sé que luce como si no supiera lo que tengo entre las manos o como si no lo valorara
- Luce como si no te hicieran falta más golpes en el labio para entenderlo – se encogió de hombros – igual no me hagas caso… Estoy drogado… Ve y enférmate – le señaló con la mano nuevamente el camino
- Jajaja. No recuerdo ni una sola vez que no me haya mojado y no me haya enfermado – Volvió a mirar la lluvia
- Todo superman tiene su kriptonita… Jajaja

Se sorprendió apenas abrió la puerta y frenó cuando la primera gota chocó contra el parquet. Rápido se quitó la capa y miró hacia interior buscando algún rastro de Emma pero sólo se encontraba con una sala vacía. Sacó de la bolsa de nylon la canasta que la madre de Emma le había entregado y también se sorprendió al ver lo que había: Una botella vino, una caja de bombones y velas. Sonrió, la mujer estaba loca y a saber que estaría pensando a cerca de todo esto para enviarles tales cosas.

Apoyó la canasta en una pequeña mesa y contempló todo por un momento. Una barra que separaba la cocina del living, un pasillo con solo dos entradas, una era el cuarto de Emma porque veía la cama a través de la puerta a medio abrir y la otra sería el baño, lo dedujo por descarte y allí terminaba todo. Era pequeño y la mayoría de los muebles parecían bastantes viejos, seguramente reciclados, pero un sueño de privacidad para cualquier adolescente, un lugar propio, y se notaba que era de su pertenencia… El atril estaba en frente de la ventana, caminó hasta donde se hallaba preguntándose por el tiempo que Emma había pasado allí intentando el arte y la perfección

¿A dónde estaba ahora mismo? Quizás en su habitación tocando con miedo algún recuerdo… Miraba y pensaba en la simpleza y en lo precario y cómo era que de un lugar tan pobre había salido una de las personas más complejas, insólita e inteligente… Y a la derecha estaban los libros con los cuales se había educado pero había algo distinto esta vez, fotos, que no dudó en mirar… Volvió a sonreír ante una Emma pequeñita y un violín que parecía de juguete y el dedo se posó sin querer sobre el cristal del portarretratos.

- Te gusta? – la voz de Emma resonó por el lugar
- Me gustan tus cachetes – dijo sin voltearse – y los zapatitos
- No tenía poder de decisión sobre mi ropa… sólo tenía 4 años

Jennifer escuchó madera sobre madera y se volteó. Emma chorreaba agua sobre el piso y temblaba entera y aún así estaba arrodilladla en frente de la chimenea acomodando los leños 

- Emma…
- Estoy bien… solo es un poco de frió – Le sonrió y volvió a su tarea – No sabía que el calefactor estaba averiado… mi madre no me lo dijo y tampoco me dijo que la leña estaba detrás de la casa    
- Tienes lo labios morados por dios… – dijo ya camino a la habitación en busca de una manta o algo. Ni pensó en buscar dentro del armario simplemente tiró de la que estaba colocada encima de la cama – Estás helada – sólo bastó con tocarle la frente para notarlo – Toma…
- Mi ropa está mojada Jennifer – Ya iba apilando los troncos para la fogata – Papel y un encendedor, por favor
- Emma… – quiso insistir sobre lo de la manta
- Jennifer… – Dejó la manta en el piso y fue a buscar el papel. Lo primero fue sacarse los zapatos  
- Aquí… – fuego, solo necesitaba hacer fuego si no se congelarían durante la noche – Ropa? – Jennifer preguntó sólo para pedir autorización para hurgar era obvio que la ropa no estaba aquí
- En mi habitación… – Sopló con fuerza, la leña estaba húmeda y haciéndose difícil la tarea de encenderla correctamente…   

- Hey! Lo encendiste! – se quedó algo cortada al ver como Emma desabotonaba su camisa – Que bien… – Siempre pasaba lo mismo, los ojos se le clavaban en su anatomía, en lo sedoso de la piel y en la inocencia de sus manos. No podía dejar de mirar. Dejó la ropa en el sofá y se acercó a ella con la una toalla y agitación – Puedo ayudar? – Vio como la rubia le levantaba una ceja y deseó poder transmitirle que esta vez no pretendía morderle sólo quería cuidarla
- Pues… – Optó por asentir con la cabeza en silencio. Y lo brazos pendieron al lado del cuerpo y a intentar la pasividad y el tacto

Quería besarla pero estaba tan concentrada mirando lo que sus dedos hacían, eran expertos y precisos. No era su primera camisa ni la primera persona a la que desvestía y aún así dejaba que Jennifer la tocase… Sintió el calor en los hombros y cerró los ojos sintiendo como las manos pasaban por la piel y parecía que se colaba por cualquier rincón y cada vez más adentro del pecho y venían las ganas de volver a empezar. Retroceder lo detestaba y sólo recordaba el día que la conoció, la sensación, la piel erizada y el abuso de sostener su mano más de lo necesario… Levantó los brazos para dejarle quitar la fina blusa que llevaba debajo…
- Tienes frío? – Friccionó un poco sus brazos y buscó la respuesta en su mirada – Qué pasa? – Inevitablemente tomó distancia Emma estaba seria
- Quiero preguntarte algo.. – Acarició su mejilla intentando no estar tan lejana
- De acuerdo… – sonrió, había aceptado la charla  
- Él es el mismo hombre a quien tú le pusiste los cuernos con medio Londres?
- Sí… – respondió con la verdad y Emma simplemente lo pensó un instante – Y qué? Eso es todo? – Si Emma entendía, una pregunta y un monosílabo como respuesta, por conversación no entendía una mierda, la verdad – Dime qué piensas… – Intentó, antes de perder la paciencia, entablar la charla con madurez
- Nada… – No hizo ni el intento por quitarse la ropa mojada, solo agachó la cabeza y se quedó tal cual estaba   
- Emma… – Se acercó a la canasta y quiso que la madre le hubiese enviado un par de amarras y fustas, a lo mejor con tortura pudiera hacer hablar a la niña. Sin embargo, se hizo de la botella e hizo resonar sus tacones con enojo en el camino hacia la búsqueda de las copas y el sacacorchos – Ya sé lo que piensas – habló sin mirarla – Sí esta mujer le metió los cuernos a una buena persona por qué no lo haría conmigo? – Se escuchó el vacio al quitar el corcho – Si sólo conecto con ella en la cama… por qué razón embarrarlo con lo sentimental? – y ahora el sonido del líquido contra el cristal – Quizás busque en mi lo que no pudo encontrar en su marido… – le tendió la copa a su dorso en sostén y a las sombras de cada pliegue de piel, a lo hermoso – Me equivoco, Emma?
- No… – dijo bajito… – Pero no es completo… – Agarró la copa y la dejó en el pilar de la chimenea, no bebería
- Claro que no!!! – dijo mitad embromando mitad lastimando y se sentó en el sillón cruzando sus piernas de medio lado – No conozco a nadie que piense como tú. Ni siquiera al cornudo que tengo en casa – Y bebió el primer sorbo
- No es necesaria la comparación… – Eso dolía y enfermaba, eran celos y le era imposible dominarlos pero todo sucedía por dentro, podía sentir como se le quebraba el alma y el disimulo para no mostrarse – No es necesaria… – Ya estaba acostumbra a sentirla de ella, al calor y a la pasión. El secreto, el corazón y la sensación que lo hacía saltar cada vez que la veía. Y aún así seguía sin mover un pelo.           
- Es imposible la comparación… – levantó la mano, la copa y el dedo índice, esta vez podía reafírmalo con lógica – y te lo digo yo que les conozco a los dos
- Te diré lo pienso y no para que intentes demostrarme que estoy equivocada… sólo para que sepas
- De acuerdo…
- Yo… – se rascó la cabeza, estaba nerviosa – Yo… fui a tu casa pensando que quizás podíamos… – De inmediato descartó la idea de hablar sobre la ilusión, los nervios y el revuelto en la barriga no se victimizaría, no era su estilo – podíamos hacer algo distinto… La cama… La cama… está bien – sonrió – pero… pero… pero un marido lo cambia todo, lo entiendes?
- No… – sonrió, no podía cumplirle lo que había prometido, intentaría convencerle de cualquier forma –    No entiendo como alguien que no existe para mi puede cambiarlo todo
- Existe para mí… – dijo con pena – y no puedo quitarme de la cabeza la idea de que para ti es importante – agachó la cabeza por vergüenza – Y yo quiero estar contigo, fui a tu casa buscándote a ti, pero quizás llegué un poco tarde… – los ojos se le empañaron al instante esto si era su culpa 
- Qué dices Emma? – Se levantó para quedar frente a frente
- Digo que… Tarde lo entendí y tarde hallé el valor – cubrió su boca con la mano – Podría excusarte de todo, sabes? Siempre te he excusado de todo… de todo lo que afecta mi moral – señaló su cabeza porque allí estaba el problema no podía dejar de pensar – de todo lo que considero equivocado y hasta de tus amores que no comprendo… Pero… pero…
- Qué? – a tomó por el cuello rogando porque no callara, porque por una sola vez no se disculpara, porque no diera marcha atrás, porque terminara de una vez con todo – Qué Emma?   
- Me duele… por dios!!! – se clavó los dedos en el pecho, sonreía y lloraba – Y sé que estoy equivocada – Se alejó bruscamente de sus manos, dejando a Jenny muda y helada con aquella lágrima negra rodando en la mejilla – Mi error es amarte Jennifer!!! – Emma se llevó las manos a la cabeza –  torpemente!!! sin esperar nada!!! Y sin algo que le ponga fin!!!  

¿Por qué de esta manera? Tembló fuertemente y algo subió por el estómago hasta la garganta e intentó contenerlo pero las lágrimas caían una tras otra. ¿Por qué así con tanta agonía? ¿Sin felicidad? ¿Cómo demonios habían llegado hasta aquí?. Cerró los ojos fuertemente y sintió como la fuerza la abandonaba, estaba a punto de caer… No sabía que decir, no podía decir nada y se cerraba el círculo que había confundido con cobardía en los brazos de Emma… La sostenía, tal cual lo había hecho siempre, la sostenía…

- No me dejes ahora… por favor…            

-----------------------------------------------------------------------------------------------------


- No quiero dejarte pero no sé cómo hacer para tenerte!!! – Movió la cabeza porque ahora que había empezado sabía que no tendría final… Una a una, caerían las dudas y los miedos y muy simplemente haría una exposición de sus razones y muy posiblemente ganaría… Tenía mucho más cabeza que corazón – No sé cuanto quiero tenerte… Y creo que eso no es justo para ti… – susurró mientras se escondía en su cuello – Y creo que mereces algo distinto… – Se abrazó a ella buscando un poco de paz y fuerza… Agradecida de sentir, estaba en el punto en el cual el dolor y la felicidad daban igual, sentía, había sentido mucho más en unos meses de lo que había sentido en la vida y eso se lo debía. Le reconocería eternamente que le había conquistado, que había hecho convergente el paralelo de la piel y la emoción y que lo único que dolía realmente era no poder llegar a un “acuerdo”. Había una gran diferencia entre una relación y un puñado de noches – Alguien mejor… Alguien que pueda decirte correctamente lo que provocas… – Besó el cuello y se desprendió de sus brazos con un gran suspiro

Reunió la fuerza para levantar la mirada y la halló perdida, con una lágrima negra en la mitad de la mejilla y con una expresión que no sabía lo que significaba. Acostumbrada a verla tensionada, iracunda y despidiendo por los ojos toda la tormenta que llevaba en el alma pero ahora no había nada, todo estaba detenido, los labios de mar, quebrados e indecisos, estaban a medio abrir y debatiéndose entre lo que tenían pensado decir.

- Jennifer? – Emma, preguntó con miedo, por lo próximo

Escuchó su nombre y ni siquiera pudo cerrar los ojos ante la sensación que le invadía. No podía mirarla, no podía hablarla ni menos pelear con altura. Caminó como un autómata hacia el sillón, se sentó, tomó nuevamente la copa y clavó los ojos en el fuego. Y por primera vez comenzó a pensar… Realmente a pensar… 

¿Cuál amor? Fue la primera pregunta. El amor estaba fallando, si no podía respirar, si no podía convencerse ni a ella misma, si estaba muriendo y ni siquiera podía llorar… Emma le había golpeado demasiado fuerte esta vez, le había traspasado como un rayo, como uno de esos rayos a los que tanto les temía, y se había clavado profundo en la conciencia, por más irónico que sonara, la declaración era una cuchillada. Y el dolor en el alma de a poco le robaba la fe, le retenía la perseverancia y le dormía el impulso que siempre la manejaba a la hora de expresarse… No podía mantenerse en pie y simplemente mirar como todo se derrumbaba… Le había enamorado, le había marcado y técnicamente la había puesto de rodillas…    

¿Qué tenían? La segunda pregunta. No más que un terremoto en el cuerpo, el entendimiento de terceros y una represión del deseo por miedo a dejar de amar… Parecía que mientras más le deseaba menos le quería… Y Emma estaba en lo cierto, era un error amarse de esa manera y este era el precio por no medir las consecuencias… Por querer romper todas las reglas y por olvidar que nadie se escapa de la ronda del reloj. ¿Cómo se recuperaba lo que nunca habían tenido? Quemaba la idea de saber que no quedaba mucho por hacer, que ya no había más opciones ni atajos milagrosos… Bebió de su copa y esta vez costó, como nunca, tragar

La miró, estaba de pie al lado de la chimenea, firme y dispuesta a encarar cualquier cosa que viniera, menos una relación con ella…  Quizás debía frenar, dejar de doler y salir de esa incondicionalidad que no les había dejado más que oscuridad, unas flores a medio marchitar y una espera sin final. Una tormenta y un sol que no quiere despertar… O quizás debía seguir abofeteándola hasta dejarle bien en claro que estaba hasta la coronilla de tantas idas y vueltas, de tanto “pero” y de este juego infantil.

Pero Emma estaba destrozada, todo lo que guardaba estaba fuera y halló razón a las palabras de su madre, el corazón ciertamente la delataba… ¿Alguien mejor? ¿Quién?, era mezquino por parte de Emma decir aquello y más aún sabiendo que no le dejaba demostrarle todo lo que llevaba por dentro, que no dejaba entregarse ni en cuerpo ni en alma. Se detuvo en su torso desnudo y en ese sostén negro, no era simplemente la única mujer que había deseado, era la única persona que deseaba ¿Cómo debía explicarle a sus manos que muy posiblemente no volvería a tocarlo?

Le había fallado, cerró los ojos con la verdad y esa lágrima por fin comenzó a rodar…  Tembló entre la culpa y el frío… Porque en vez de acompañarla se había encargado de perseguirle como cazador a su presa, había hecho de esto un infierno… le había hecho vivir un infierno entre el revuelto de amantes, sexo y arrogancia. Cuántas fantasías le había robado haciéndole pensar con qué idiota estaría haciendo el amor? Había envuelto con fuego lo que supuestamente debía ser ilusión, con carne lo que debía ser sentimiento y había mojado con sudor lo que podría haber sido un sueño, un maravilloso sueño…

Y Emma le había llevado flores a pesar de que había pasado por alto todas las veces que pidió espacio, tiempo y comprensión… Era su primera vez… Era la primera vez que amaba, lo notaba en la desesperación, en los arrebatos y en la agitación, que alguna vez pensó que eran histeria y simple gusto por lo mórbido del juego… Había estado ciega intentando tenerle… Soportó el llanto y levantó la mano, indicándole a Emma que no aproximara. Que todo le había entregado y que de la manera más amarga e irreal no completaba ni la mitad… Nunca una alegría… ¿En dónde estaba cada vez que Emma le necesitó? Ahora se hacían entendibles todas las murallas que Emma había puesto entre ellas.

- Lo siento…  – Agachó la cabeza derrotada sabiendo que del amor al odio hay un paso nada más – Lo siento Emma…  
- ¿Por qué te disculpas? – La pregunta de Emma la tomó por sorpresa e hizo que la mirara nuevamente, estaba dispuesta a hablar
- Yo… – intentó acomodar bien sus ideas quizás no podía hacerle feliz pero si podía serle sincera – Yo no entendí que tú no eres igual a mí, lo que quiero decir es que… – suspiró, esto era echarse más tierra encima pero ya daba todo igual. Por una vez debía pagar bien – Como buena egoísta he pensado sólo en mí… desde el principio… Emma – Un momento para recordar todo lo que había vivido y experimentado por ella – hice lo que a mí me pareció correcto y necesario sin contemplar lo que tú querías. No era necesario llevarte a mi casa, no era necesario meterme en tu casa… y mucho menos en tu cama… Supongo que tú también mereces a alguien mejor…       
- Eso fue mi culpa… – se acercó un paso para dar la cara – Yo te besé en tu casa y después salí corriendo como una despavorida – Levantó sus manos recreando aquel momento de inmadurez y vergüenza, se encogió de hombros sabiendo que no era la mejor forma de terminar un beso.     
- Descalza… – aportó el resto de la información – Aparte de tus zapatos, te dejaste el teléfono y el reloj pulsera todo el fin de semana en casa – No pudo evitar sonreír entre las lágrimas, eso había sido una maldita locura – Dios!!! Debiste hincarte todas las piedras que estaban en el camino
- Dolió muchísimo! – hizo un movimiento con sus pies, como si recordará patente la molestia - Pero como buen cobarde sabía que lo mejor era escapar de ti… – Cerró la boca al instante y puso su mejor cara de circunstancia, eso había estado demás
- No pasa nada… – Sonrió y secó todas las lágrimas, costaba escucharlo pero qué más podía hacer, aquella era su verdad. Volvió a beber y se quedó mirando el juego que hacían sus dedos en la copa. Lo pensó un minuto en silencio y comprendió que un amor con dolor era igual a no tener nada. Sí, le había dicho que la amaba y lo que seguía se le hacía fácil de adivinar, un futuro del cual no formaría parte – Supongo que no puedo hacerte cambiar de idea, es más, nunca me propuse eso… Me gusta como piensas a pesar de que tu pensamiento sea mi peor enemigo – Llegó justo a mirarla para ese glorioso parpadeó que utilizaba a la perfección, aquella pequeña señal que le indicaba que comprendía de lo que estaba hablando – Y creo que está demás que te diga lo que quiero… – bajó la cabeza y sonrió con amargura, aceptaba callada pero sólo por respeto. Ella al contrario de Emma, prefería seguir sin importar lo que pasase en el futuro
- ¿Qué es lo que quieres Jennifer? – preguntó, pasado un tiempo, cuando ya se había cansado de presuponer. Por primera vez estaban hablando y sabía que lo mejor era decírselo todo  
- ¿En serio? – Preguntó, la morena, alucinada ¿Es que a caso necesitaba más para darse cuenta? ¿No alcanzó con presentarse en frente de la familia? ¿O era que simplemente Emma también necesitaba algo a cambio?
- En serio… – Emma asintió con la cabeza y le incitó a que hablase
- Pues… – Movió sus manos enérgicamente contra su pantalón – Quiero que te decidas… – Eso no era todo, quería decir ciento de cosas, de pronto se le ocurrían montañas de momentos junto a ella y en primera instancia responderle a sus palabras de amor pero como siempre, lo opuesto, Emma la venía como un castigo y ella veía a Emma como lo mejor que podía pasarle en la vida. Y todavía albergaba alguna ínfima esperanza de que pudiera ser distinto… – Ya sabes, que me digas: sí o… o no – Intentó sonar madura pero esto le sonaba a tremenda pendejada y en la vida lo había hecho tal proposición, jamás lo había necesitado – Y bueno, si me dices que sí… te invitaré a cenar o al cine o a pasear – sonrió algo nerviosa – Y si me dices que no… – No sabía cómo seguir, esta era la parte difícil así que a tragar  –… no… no lo intentaré más… Prometo dejarte en paz!… Y desearé que seas feliz!!! – Pasó sus manos por su pelo y no lo había notado pero el enojo en la voz había aumentado en las últimas frases
- Pero… – Emma se mordió los labios y decidió escuchar que era lo que había detrás de aquella irritación – No me parece que me desees la felicidad… – Dijo risueña al reconocer el tono, llevó la mano a su boca para cubrir la sonrisa
- Pues no! – dijo sin pensar. Estaba llena de amargura, no podía pensarle con nadie más –  Desearé que te pase todo lo contrario, lo siento – se señaló indicando que no podía evitar sentirse terriblemente mal y abrió los ojos anunciando la verborrea – Desearé que me extrañes… – se levantó de un salto, había perdido toda calma y comenzó su caminata neurótica – Que no le encuentres sentido a la vida… Y que te arrepientas a cada segundo por dejarme ir…  Y que vuelvas arrastrándote suplicando por volver… y que me confieses que todas las personas con las cuales estuviste después de mi no pudieron llenarte… – soltó todo el aire de golpe y levantó el dedo para recalcar – Y obvio, que yo ya te haya superado… y que tus suplicas no me afecten ni un poco…      
- Por dios! – Emma no podía creer lo que había escuchado y estaba con la boca abierta de par en par – Eso es horrible Jennifer!!! – Esperaba alguna chiquilinada, algún disparate que le robara la sonrisa pero esto, esto era demasiado… 
- Lo siento – Se acercó rogando con las manos, se había ido al carajo con los deseos – Pero no puedo desearte cosas más bonitas… No, cuando estas a punto de apartarme y de decidirlo todo tú sola – le señaló con el dedo índice 
- Perdón? – respondió indignada – Aquí la egoísta eres tú no yo. Y más después de lo que acabas de decirme… Así que ni te atrevas a señalarme – Caminó en dirección a la ropa y cometió el grave error de darle la espalda – Estoy intentando hablar contigo, Jennifer, y llegar a un acuerdo… Y tú solo estas deseando que no pueda olvidarte…
- No! Estás intentando dejarme… – terminó por gritar –  Encima convenciéndome de que no eres la persona indicada para mí – llegó a la cúspide del enojo y comenzó con la burla y la voz chillona – ¿Alguien mejor? ¿Alguien que pueda decirte correctamente lo que provocas? Una mierda Emma!!! Esa es mi puta decisión y me la estás quitando – Volvió a apuntarla una vez más – Y sólo estoy deseando que regreses…
 - Ja! Que regrese hecha pedazos después de fracaso y el vació… Muy maduro Srta. Hartmann!!! – Sacudió innecesariamente la camiseta que iba a colocarse – Es mucho más fácil pensar que yo te robo opciones a admitir que es lo que te mereces…
- ¿Lo que me merezco? – ¿Qué demonios significaba aquello? se preguntó interiormente   
- Ben, el imbécil que me rompió el labio y tu esposo – Sacó la cabeza por el cuello de la prenda y se acercó con los tres dedos levantados, uno por persona, uno por mes – ¿Sabes quien quedó en medio? Yo! – se señaló – La persona más cerrada y anticuada de este planeta… Y si estas esperando que acepte tu inmadurez y promiscuidad te digo que pierdes el maldito tiempo…     
- Es mi pasado!!! Demonios!!! – se golpeó las palmas contra los muslos, no era posible que fuera tan obstinada y prejuiciosa – Tú también tienes uno, no? Todos tienen un pasado… 
- Claro que sí!!! – levantó los brazos ante la obviedad –  Pero está en donde debe estar, sabes?  Atrás y en el olvido – se estaba sulfurando entera y las mejillas comenzaban a encenderse – No intentando firmar unos malditos papeles de divorcio con un futuro ex marido que hospedo en mi casa y al cual le plancho las camisas   
- Fue un favor, él muy idiota no sabe hacer nada!!! Es un niño adinerado, Emma… Emma? – La llamó pero estaba de nuevo dándole la espalda y haciendo malabares para quitarse el sostén húmedo sin tener que quitarse la camiseta
- Me importa un bledo lo que tu niño adinerado sepa hacer o no…    
- Que ciega que fui!!! Estás celosa!!! – sonrió mientras le sentenciaba levantando una ceja. Algo de pronto le daba confianza y es que lo celos a Emma le sentaban genial, la volvían completamente humana – Por dios… Te mueres de celos!!! – amplió la sonrisa al máximo eso significaba que la quería solo para ella     
- ¿Celos? ¿Cómo es posible que seas tan presumida??? – Preguntó a medida que negaba con la cabeza – No sé en qué demonios estaba pensando cuando decidí que podíamos hablar… No podemos… Nunca podremos…  – y comenzaba a desabotonar sus pantalones    
- Te delatas y me das la posibilidad para presumir – no pudo evitar mirar lo pegados que estaban esos pantalones a sus muslos y como la ocasión de quitárselos se le había escapado como agua entre los dedos – Y podemos hablar de lo que quieras… Emma…
- ¿Sí??? – Preguntó incrédula  
- Sí… – se posicionó en frente de ella y esta vez no pidió permiso al apartar sus manos y terminar de desabotonar ella misma el pantalón. No estaba siendo consecuente y Emma estaba vigilando bien de cerca su viaje a la introspección – Y si nada me quieres decir deja que yo hable por ti – Rasgó suavemente con sus uñas la tela por el lateral. ¿Cómo era que la piel no valía de nada? Dejó su cuerpo y fue directo a los ojos – Pareciera que el destino nunca nos juntó, no me acostumbro, sabes? Se siente como si un día pudiera despertar y encontrar cada cosa en su lugar menos a mi – Llevó los dedos con cautela hasta sus labios – Es mucho más de lo que pedí, de lo que puedo soportar sin temblar – y lo tembloroso en los dedos era la mejor prueba que tenía – y aun así me quedaran ganas para seguir buscándote – La caricia se extendió hasta la mejilla – Me pregunté miles de veces si tenías corazón… Si eras algo más que una persona instruida… algo más que modales… – Sonrió al recordar lo que las primeras apariencias le habían llevado a deducir – Y no fue hasta el primer beso que comprendí la pasión que llevas oculta dentro – Mojó sus labios al sentir la sed, sabía que no podía saciarla, así que la tomó por el cuello para respirar de sus labios – Y no fue hasta que me llevaste a la cama que comprendí la ternura que tienes en las manos – Se apoyó en su frente y cerró los ojos al sentir las manos de Emma caer sobre su cintura – Jamás… – Nuevamente tenía el nudo en la garganta y las lágrimas empujando por salir – Jamás… nadie me hizo sentir así… Y yo he estado con mucha gente, Emma – Acarició el pelo de su nuca y esa fijación que de a poco se volvía en obsesión – He tenido muchos amantes y ninguno como tú… Hablo con fundamento y lógica… y tú amas a la lógica así que no puedes corregirme    
- Shhh… – Emma le abrazó con toda su alma. Era suficiente, no le era necesario oír nada más, al menos no esta noche – Shhh… – no estaba pidiendo silencio sino una pausa, no tenía una solución pero todas las cartas estaban sobre la mesa y necesitaba reordenar los pensamientos. Miró la lluvia caer mientras dejaba un beso en su cabeza y enredaba los dedos en sus rizos… una vez más volvían a firmarse la guerra en vez de la paz – No lo soporto más…

De pronto todo se movió, había dado dos pasos hacia atrás intentando lo imposible, como siempre, queriendo que el choque no fuera tan frontal ni fatal, y como, fracasando. Emma le besó haciendo bajar fuertemente lo que estaba en la garganta hacia el estomago, erizó su piel, la curvó entera y los brazos que por lo general iban al cuello esta vez se elevaban inquietos sin dirección, debatiéndose entre tocar y no tocar… Es que quedaban muchísimas cosas por hablar… Y lo olvidaba todo con un simple beso y con unas manos heladas que quemaban en su cuello…

Sabía que estaba gimoteando alguna negación así como también sabía que estaba abriendo su boca sólo para morder sus labios ¿Qué otra cosa podía hacer? Moría por ella, por dejar de perder el tiempo y por pertenecerle. La apretó contra ella deseando ser devorada, una y otra vez o las veces que Emma quisiera, solo era una invitación a sentir de a dos, a sentir calor, a sentir amor  y que el cuerpo develase lo que las palabras escondían y que la piel se llevase la razón que no entendía… Sólo una cosa le quedaba por decir a este amor que era pasión…

- El lunes me divorciaré así que tienes un día para inventarte alguna nueva excusa – Habló entre la reprimenda y la agitación. Y aprovechó aquella sonrisa de Emma y la falta de sus armas por el asombro para sentarla en el sillón – Porque estoy segura de que encontrarás alguna excusa para que sigamos perdiendo el tiempo – No había remordimiento en lo dicho, no esperaba menos ni tampoco merecía más… Se sentó a horcajadas sobre ella e iba directo a su boca
- ¿Qué pasa si la encuentro? – Ahora preguntaba por la paciencia sabía muy bien que todo tenía un límite y se sentía bastante cerca de rebalsarlo. Emma la detuvo por los hombros antes de comenzar con la locura y pasó a tocar la piedra que colgaba de su cuello
- Será que ya estamos condenadas – Soltó su colgante, esta noche no quería nada en medio de la piel y siguió por los anillos que llevaba en sus dedos
- ¿Condenadas? ¿A qué? – Preguntó con curiosidad, se le hacía extraño escuchar de su boca algo tan sumiso, tan resigno al antojo ajeno
- A la voluntad de tu padre… Jajaja – Rió espontáneamente – Sabes que me ha dicho? …”Prudencia Srta., prudencia”…. Jajaja
- En serio? Jajaja – Se abrazó nuevamente a ella consciente de que una charla con su padre no sólo involucraba el comentario de la “prudencia”, llevaba una carga importantísima de madurez, intenciones y prosperidad – No preguntaré por tu respuesta… Jajaja – Pobre, ya había pasado por la situación más incómoda que alguien podía pasar. El suspiro al final de la risa traía una nueva calma…
- Se nota lo mucho que te quiere – Sentenció sin dejar de sonreír, Emma era de ese tipo de personas muy fácilmente queribles: dulces, atenta y colaboradora – Toda tu familia te adora… – Se bajó de encima y se sentó a su lado, podían seguir con la charla así que el sexo esta vez tendría que esperar como esperaba el sol para salir – Pero a tu madre le puedes…
- Ya… – Jenny no se privó de acomodarle el cabello detrás de la oreja. Durante toda la cena había notado la tensión entre madre e hija y Emma mutaba cada vez que pensaba en ella – Sabes? Tengo algunos pendientes con ella… – Emma paneó rápidamente el lugar y los recuerdos que evocaba y el atril era un lugar aterrador, allí estaban todas la horas que había pasado junto a ella – A ella no le agradó que dejara la casa siendo tan joven – Comenzó a quitarse los pantalones que estaban húmedos, una cosa era una gripe y otra una pulmonía      
- ¿Joven? – Intentó hacer un sólo número el rango de edades
-  18 años – Emma la miró sabiendo que era una locura y una cosa muy poco creíble a cerca de su persona, pero así había sido. Busco una silla en la cual dejar su pantalón para que se secase – Me fui a Japón
- ¿A Japón? – preguntó deslumbrada, eso era una enorme distancia, un continente distinto y un terrible mal augurio. Ya tenía una idea de que a Emma le gustaba correr lo que le sorprendía era lo lejos que era capaz de llegar – ¿Que hacías allí? – La pregunta llevaba camuflado el interés por el motivo que la había conducido
- Pues estaba empecinada con querer construir un suikinkutsu… la peor idea que puede tener en mi vida – Explicó a grandes rasgos
- ¿Un qué…? – No había entendido una mierda y reafirmaba la creencia que a veces Emma le hablaba en chino mandarín
- Un suikinkutsu es un ornamento para el jardín y a la vez un instrumento musical… Suena como una campanilla… – Fue a buscar la botella de vino – Y para aprender a construirlo necesitaba a un japonés… ¿Y donde hay muchos japoneses? En Japón – Se encogió de hombros, le sonrió y recargó su copa
- ¿Es que acaso no podías pedir un coche como tu hermano menor? – Preguntó con ironía
- Me lo hubieran dado antes de poder abrir la boca para pedirlo – Volvió al lado de la morena – El suikinkutsu era una excusa para salir de casa, una muy estúpida excusa que nadie creía y menos mi mamá – pensó un segundo, estaba por decirle algo que nunca le había dicho a nadie, quizás podía compartir con ella algunos de sus problemas – ¿Cómo le dices a tu madre violinista y a tu padre director de orquesta que estas aturdida de tanta música? Nunca fui buena para demandar… – agachó la cabeza porque sabía que estaría resulto si simplemente hubiera hablado en su momento, todos lo entenderían, no era cosa de otro mundo cansarse – No me malinterpretes adoro la música pero estaba teniendo otros tipos de problemas y necesitaba meditarlos en silencio – Una mano se apoyaba en su rodilla como nuestra de empatía – Y cuando volví mi madre… mi madre… ella… ella…
- Tenía el invernadero y todas sus plantas, no? – Fácilmente entendió la metáfora y como todo el querer estaba agarrado de cosas muy pequeñas y el trastorno que sufrían al intentar ser buena madre y buena hija. Igual, desde la experiencia propia, le resultaba heroico la falta de palabras, la comprensión tácita y el depósito de fe. Comenzó a proyectar en ellas y a deducir que debía mirar en lo pequeño porque si no jamás encontraría nada que le alentara a seguir adelante…            
- Sí… – agarró la mano la mano de la morena y enredó sus dedos en ella.

En silencio, Jenny descubrió que una caricia valía mucho más que el “te amo”, que un secreto era una permanencia y que estar sentadas las dos, en un sillón, era compañía. Estas cosas, estallaban cada pensamiento “romántico” que alojaba así que ya podía ir descartando las grandes proezas y regalos para hacer que se enamorase de ella sino peleaba en el día a día estaba perdida y la perdería. Emma era pura cotidianidad, sinceridad y menudencia llevada a lo extraordinario.

- Le caerás pésimo a mi madre… – Dijo Jenny pensando en la simpleza de Emma y el ostentosidad de la Sra. Hartmann. El único novio que había aceptado fue su esposo y sólo porque descendía de una familia más adinerada que la de ellos
- ¿Cómo???
- ¿Qué??? – Eso había salido en voz alta, perfecto!!! Más cosas en contra
- ¿Por qué iba a caerle mal a tu madre?
- Mi madre… – Oh dios y ahora que le decía? ¿Qué su madre era una perra adinerada sin corazón?– Ella es algo superficial… – eso sonaba bastante liviano
- ¿Cómo que algo? – Preguntó, entrecerrando los ojos, desconfiada
- Bueno… Está bien… Ella es del todo superficial – admitió al fin – Ya sabes, fiestas de etiqueta, donaciones a agrupaciones no gubernamentales, la ópera, el champagne y el té en el club de bridge…
- Ah… – dijo con alivio – Es igualita a ti, bueno, mejor dicho, tú eres igual a ella
- No! No somos iguales – No quería que Emma se quedase con aquella imagen. Era ostentosa pero su madre llegaba al extremo – Yo no hago donaciones
- Tacaña! – La acusó de pronto – Deberías aprender un poco de tu madre y donar a los carenciados – Comenzó a bromear y sabía que la morena caería
- ¿Cómo? – se soltó de la mano de Emma – ¿Es que acaso no sabes que esas donaciones son una hipocresía?
- Además de tener la intención de querer comprar una parcela en el cielo – Sabía de qué clase de persona adinerada estaban hablando, la madre de Jenny era muy parecida a todos aquellos que dejaban dinero en su cuenta bancaria – pensando que hacen un bien a la sociedad… Pero eso no te exime a ti de ser tacaña… Rica, caprichosa, inmadura y tacaña… Tienes unas cualidades preciosas Jennifer… Jajaja – Rió porque la morena inflaba los cachetes ante el enojo
- No soy tacaña!!! – Dijo completamente crispada –
- Igual, sabes que me ganaré a tu madre de todos modos, no? – Emma levantó el índice con la idea
- No creo que con ella puedas… es insoportable
- Pude contigo puedo con todo – Dijo con aires de suficiencia – Además, personas de mi tipo somos la debilidad de las personas extrovertidas y fanfarronas, no? – se reclinó sobre ella haciéndola retroceder
- Personas de tu tipo? – Preguntó sonriendo nerviosamente. Sí, estaba en lo cierto, el conjunto le había conquistado, las palabras por más copas que fuesen la habían enamorado, la forma de tocar la extraviaba y los buenos modales la reconfortaban. Algo de más o algo de menos hubieran dejado todo en un polvo de una noche, quizás dos noches, pero no más que eso       
- Ya lo hablamos de esto Jennifer… Estábamos al lado de tu coche – cesó la sonrisa y la seriedad clavó la mirada en sus labios – Somos opuestas eso es una certeza – Terminó que acomodarse entre sus piernas – Tú lo supiste de inmediato – Dijo mientras mordía sus labios al sentir el placer del roce
- ¿Qué supe de inmediato? – Sintió el peso y las manos automáticamente se fueron debajo de la camiseta, a la piel de su espalda
- Que no podíamos ser amigas… – Contempló su cuerpo entero, quedaba perfecto debajo del suyo – Que no son para nosotras los términos medios – desde el muslo subió hasta su trasero con la mano abierta
- Y… – La excitación se presentaba sin pedir permiso y pensó en clavar las uñas en la carne pero no quiso agigantar ese efímero roce que Emma provocaba – Y cuál es tu lógica para eso???
- La física… – Comenzó a masajear su pecho sobre la ropa
- ¿La física?... Mmm… – Estaba repitiendo como un loro, los sentidos estaban centrado en lo que Emma estaba haciendo con sus manos – Después me lo explicas…
- De acuerdo – alcanzó a responder antes de anclarse a la boca de la morena.

Se preguntó cómo era posible… Cómo era que podía estar así… Y cómo era que no estaba pidiendo a voces terminar con el martirio. Algo no estaba bien, se conocía, no era tonta y lo notaba, algo estaba pasando con su cuerpo, estaba vacilante, como que en un momento ardía y al otro era hielo. Emma la había dejado en sostén y ella sólo le había llenado de besos por todos lados, bueno en las partes que estaban descubiertas porque no se había atrevido a quitar su camiseta… Y Emma como siempre jugaba el límite que se le trazaba
- Espera, espera, espera – Jenny frenó el beso
- Lo siento – Emma agachó la cabeza avergonzada
- ¿Qué pasa? – Le preguntó como si la rubia tuviera la respuesta
- Es que estoy muy a gusto besándote – Había pasado más de una hora, quizás la morena pensaba que estaba siendo torturada – Y quizás, a lo mejor tú, piensas – No supo bien que decir… Sólo explicó los motivos de su boca  
- ¿Estás excitada?
- Sí! Claro que sí – ¿Por qué le preguntaba aquello? – Eres hermosa… – acarició azorado de su mejilla pero ese azul volvía a estar intranquilo
- No sé qué me pasa… – Miró la expresión de consternación de Emma, no podía dejarle así – Creo que no puedo tener relaciones sexuales contigo…
- Ah… – Emma asintió con la cabeza. Estaba descolocada por completo – No pasa nada, siempre podemos dormir, creo que será lo mejor – Trató de no hacer un mundo de aquello
- No Emma!!! – Jenny le golpeaba el hombro para que la mirase – Emma… Emma… es que no consigo excitarme – le susurró lo que creía que podía estarle pasando
- Oh… – Eso la dejó K.O. No excitar era terrible y más con alguien como Jenny que de seguro consideraba al sexo como algo esencial – Será mejor que vayamos a dormir, no? – Quiso levantarse del sillón
- No espera! – Jenny la devolvía a su lugar – No estás entendiendo… Es que… es que… no sé qué está pasando quizás este enfermando… lo siento nunca me había pasado antes – Y Emma tuvo el placer de realmente verla avergonzada, aquellos ojos altaneros se escondían de su mirada                                                                                           
- Hey! – le levantó el mentón para que la mirara – No pasa nada…
- ¿Cómo puedes decir eso? – abrió los ojos en exceso, el asunto era importante – Nunca en la vida he fallado y menos con alguien que realmente deseo… Me río de los hombres que fallan… y tú… y tú te quedarás caliente…     
- Y sí… – se encogió de hombros – Y a cualquiera le puede pasar – Explicó tranquila, nunca se enojaría por algo tan insignificante
- No a mi… Esto es vergonzoso – Cruzó los brazos sobre su pecho
- Has pasado por muchísimas cosas esta noche – intentó tranquilizarla – quizás la noche se te ha hecho eterna y estas cansada…
- No es eso… – Pasó las manos por su pelo tampoco sabía cómo explicarse – Podemos simplemente dormir?
- Sí… – le entregó su mejor sonrisa – claro que podemos – Hizo el intento nuevamente de levantarse
- A dónde vas? – Jenny volvía sujetarla
- A preparar la cama…
- No quiero ir a la cama… Quiero que durmamos aquí y abrazadas
- Está bien – le correspondió a todo lo que pedía trayendo la manta que estaba en los pies para cubrirse hasta los hombros. Se abrazó a ella y como cada noche que dormía a su lado, dejó un beso en la nunca que no era más que un: “Buenas noches”

Volvió a pasar como por decima vez por delante de la puerta y todavía no hallaba el coraje para abrirla. La cabeza carburaba a más no poder entre lo que fue y lo que será, hoy era lunes y el tiempo para pensar se había agotado y ahora, como buen cobarde, estaba muerta de miedo. Se recargó en la pared y cerró los ojos, el domingo había despertado sola en el sillón y sin estar enferma. Deseo estar enferma, sería la mejor de las excusas para postergarlo todo…

- Vamos Emma… – Intentó darse aliento – Es sólo un poco de ayuda…. Vamos – Un último suspiró, un escalofrío y abrió la puerta sin golpear… 

Estaba asombrada, había quedado con su juego de manos a mi mitad y la miraba por encima de sus gafas. Emma agachó su cabeza cuando vio pasar ese atisbo de sonrisa por su rostro.

- Lo siento… – había sido una pésima idea venir aquí – No sabía que estabas ocupada – Emma ya desandaba sus pasos con todas las ganas de escapar
- No estoy ocupada Dra. – la llamó moviendo la mano – Pase, por favor

- ¿Y qué hay de mi? – Un hombre calvo que estaba sentado en un sillón de pronto reclamaba
- Terminamos por hoy – le sonrió mientras le indicaba que se levantara y que ella lo escoltaría hasta la salida
- Pero… Pero si recién empezamos?
- Esto es una urgencia – le comentó en confidencia – y  además tú vienes dos veces por semana. Que tengas buen día – técnicamente le echo del cuarto a empujones – Bueno, toma asiento, por favor – tendió su mano indicando la silla en frente su escritorio
- Puedes hacer eso con tus pacientes? – no le había parecido nada profesional el trato que le había dado a ese hombre
- Sólo si apareces tú – respondió mientras se sentaba
- Podía haber esperado o podría haber vuelto en otro momento
- No! – le sonrió cálidamente – Tú no vuelves

El momento se tensó tocando la nota de una cuerda… era un pésima idea se repetía constantemente. Pero ya estaba aquí, frente a ella y ya había pasado mucha agua bajo que el puente. Era una gran profesional de eso no tenía ni una duda

- Qué te trae por aquí Emma??? – Y no dudó en levantar su ceja  
- Bueno… – Llevó las manos a los bolsillos de su bata intentando esconder el nerviosismo – Dentro de 5 horas debo recoger un perro… que debo nombrar porque eso es lo que hace la gente común y cuando pienso en un nombre sólo me salen unas combinaciones de horribles de letras y números… algo así como CX500 y después pienso… Cómo voy a llamarlo? Qué pensarán los niños en el parque cuando se acerquen a acariciarlo?
- Así que un perro te trae por aquí? – Apuntó algo en su libreta
- No es solo eso – instintivamente resbaló en la silla haciéndose pequeña – Una chica… Bueno… una mujer – no pudo evitar sonreír – Una posibilidad enorme de quedarme con ella para toda la vida – suspiró, ya estaba, ya lo había largado todo… o eso parecía
- Entonces te trae una mujer? – volvió a anotar algo en la libretita
- Supongo que sí – Asintió con la cabeza
- Te derivaré a un colega que es un excelente profesional – comenzó a buscar alguna tarjeta entre sus cosas – Estará encantado de ayudarte
- No puedes atenderme tú? – preguntó inocentemente
- No! – sonrió disculpándose – Eso no sería profesional…
- Ya… – dobló la cabeza, su sueño de comodidad moría aquí, le psiquiatra de la empresa no le atendería
- Emma… – cruzó sus manos sobre la mesa – De los tres años que llevo aquí, he entregado cada uno de tus reportes negativos… Según mi criterio no estás acta, psíquicamente, para este trabajo… y sin embargo aquí estás… Arriba deben adorarte… – la señaló y posó sus ojos en lo impoluto de su bata
- Siento no haber asistido a las revisiones… – Dijo mientras agarraba la tarjeta que se entregaba
- Siento no poder a ayudarte…                                                                                                                                             
                                   _____________________________________



- Bueno… mi amor… firma y todo se habrá acabado entre nosotros – Le entregó la carpeta y aquel bolígrafo forrado en oro. Jennifer no pudo hacer más que mirarle en silencio e intentar entender de qué manera se había convertido en extraños. Y lo vio al instante, los dos eran demasiados inmaduros, ella para quedarse y él para dejarle ir…
- Perdóname… Te destrocé la vida – Dijo algo que debería haber dicho en el momento que la había encontrado en su cama matrimonial con su mejor amigo, que mala decisión por dios!!! – Realmente… lo siento
- Yo también te destrocé la vida… – Bebió un poco de su café – Te alejé de tu casa, de tu gente, del trabajo y de los hombres londinenses que tanto te gustaban – Sonrió penoso mientras cubría la mano de la morena – Sólo porque no puede ver que nuestro se acababa…  
- No creas que siempre te mentí – apretó su mano para reforzar lo que decía – Fui idiota, yo debería haber – cerró la boca, no valía de nada volver sobre el pasado – Fuiste muchísimas cosas para mí…
- Pero no el hombre de tu vida Jenny – se encogió de hombros – Y eso dolió, cariño   
- No sabes… – ladeó un poco su cabeza y se apoyó sobre la mesa para quedar cerca – No imaginas… las veces que me pregunté si entendías que jamás en la vida intenté burlarme de ti – sostuvo la mirada llorosa – Nunca quise hacerte sufrir…
- Quien te conoce sabe cómo eres Jenny… No puedes evitar lo que eres y para hacerte más interesante, tienes unos “huevos” enormes… – Sonrió abiertamente y decidió responder con su verdad – Pero no te imaginas… lo que es vivir con el terror de perder lo que más quieres… – De a poco se soltaba de su mano – ¿Cuántas cosas has perdido en la vida?
- Ninguna – Agachó la cabeza – Por suerte… – Contestó negando pero tenía una leve sensación que no llegaba a terror pero que le había hecho correr, mentir y engañar y sabía que era capaz de mucho más, era capaz de cualquier cosa con tal de tener lo que quería                          
- Si algún día el destino te traiciona quizás comprendas porque estuve ciego tanto años – Esa era su explicación a un divorcio que llegaba años retrasado y Jenny asintió entendiendo y terminó por darle la razón a las palabras que Emma había empuñado en aquel baño: Perdonar, olvidar y creer eran las acciones mas difíciles  – Hay que tener fuerza para romper todas las amarras y tú tejes como nadie querida – Agachó la cabeza sintiendo la redención después del exorcismo – Firma y deja de meterme los cuernos de una puta vez… Jajaja – Sonrió y le dio su espacio para que pudiera firmar tranquila. Se quedó mirando todo lo que les rodeaba. Los colores, lo más vistoso del lugar,  eran una aberración al buen gusto pero el aroma a café era magnifico. La gente y las charlas eran alegres y distintas de lo sobrio de la compañía de ballet pero le hacían recordar algo que se le estaba pasando por alto, algo que ponía significado a los colores y le daba fuerza – No estoy tan solo… Me enamoré Jenny! – Escupió
- Vaya!!! – sonrió llena de alegría. Y le fue imposible no recordarla, tampoco estaba tan sola y los dientes apretaron la lengua guardando el secreto. Faltaba lo más importante, enamorarla… – Eso es genial!!! – tomó sus manos con fuerzas – ¿Quién es la afortunada?  
- Un ser viviente maravilloso – agachó la mirada avergonzado
- ¿Es un hombre??? – preguntó al escuchar la dualidad
- No! – Negó con la cabeza enérgicamente – No me has dejado tan destrozado gracias a dios
- Lo siento… – Intentó disculparse nuevamente, estaba completamente mal de la cabeza si comenzaba a maquinar homosexualidad por todos lados – Lo siento… – Sonrió y pensó si debía hablar sobre ella en vez de Emma, él siempre le había comprendido – Estoy… estoy
- Estas??? – le sonrió intentando convencerla de decir aquello que no salía de su boca    
- Lamento interrumpir… – los dos miraron hacia la voz – Profesora Hartmann? Podría platicar con un usted un momento?
- Claro… – Se le hizo extraño que el director de orquesta le solicitara, no sabía ni cuál era su nombre pero sabía que él trabajaba en esta academia mucho antes de su llegada – dame un segundo…

Asintió con su cabeza y lo primero fue mirar la hora, estaba retrasado y debía tomar un vuelo con rumbo regreso a casa. La carpeta de la libertad, la metió en un maletín que llevaba, y dejó un billete en la mesa, el café corría por su cuenta. Miró de nuevo el lugar, muy a lo Jennifer, bien en composé con toda su locura y vorágine… Y la vio atravesar la puerta de entrada, no lo esperaba pero había pensado en ella, le había hecho pasar un momento agradable y pensó en retribuirla… Jenny hablaba animadamente así que pensó que no notoria su ausencia

- Debes preparar a dos de tus alumnos – Bodo le explicaba mientras caminaban – a los dos mejores
- Mmm – sopesó un poco sus ideas ya con algunos nombres en mente – A mis dos mejores cantantes? O a mis dos mejores cantantes líricos?
- Pues… ahora que me lo preguntas… No lo sé en realidad – vio como Emma le miraba algo reprochadora – Se me pasó por alto, Emita querida
- Pregunta – respondió comprensiva – Y me das la orden como dios manda
- Oye!!! Oye!!! – sonó un poco lejano
- El proyecto no es mío – es excusó de su falta de información
- Es un gran proyecto – sonrió alegre, la verdad era que estaba alucinada con la idea y la música ganaba la guerra que libraba por dentro – Deberías estar un poco más involucrado como director de esta institución… Jajaja – sonrió
- La fiesta ocupa todo mi tiempo… hacer todos los ajustes es un puto dolor de cabeza, todo debe estar perfecto
- Es imposible que la fiesta sea más importante que esto – Frenó sus pasos – ¿Desde cuándo la recreación es más importante que la educación?      
- Rubia!!! Rubia!!! – Bodo la tomó por el hombro, después de ver como un hombre avanzaba a paso apurado en dirección a ellos – Hola… – tenía puesta una sonrisa de oreja a oreja
- Hola! – La mirada de Bodo le preguntaba y este? quien es? Era una extrañeza verlo por aquí y sin la compañía de Jennifer – Cómo estás? – No solía preguntar por los estados de nadie pero sentía una empatía con él que era inexplicable
- Genial… – acomodó la corbata a su camisa, intentando recomponerse de su mini-carrera – Tengo algo para ti… – Sonrió, abrió su maletín y comenzó a buscar – Es que lo había colocado por aquí… – Bodo lo miraba con mucha desconfianza, como si fuera a sacar un arma de allí adentro y es que ese maletín era un desastre, había visto algo parecido a una rasuradora – No por aquí… Aquí esta – Sacó algo envuelto en papel de regalos
- Oh… No puedo aceptarlo – Emma rechazó lo que se le ofrecía, aquel hombre era el esposo de Jennifer y ya estaba a paso del límite de demencia permitida – No puedo… – E instintivamente dio un paso atrás   
- Por favor… – Volvió a insistir casi colocándole el presente en la mano. Y ahora Bodo y esa maldita mirada de piedad que decía: tómalo por dios y corta el sufrimiento de este pobre mundano.
- Gracias – sonrió algo forzada. Esto no estaba bien le gritaba la consciencia  
- Es lo menos… – instantáneamente sus mejillas estaban ruborizadas – Pensé que nunca en mi vida diría esto pero… Me encantaron las flores… Jajaja – Rascó su cabeza. Bodo tuvo el placer de ver  como los dos estaban idiotamente ruborizados
- Gracias – Esto era una de esas cosas raras de la vida. Le daban un obsequio por dejar las flores en la mano equivocada, la vida reciclaba de la forma más irreal y dolorosa, ella simplemente había deseado no verle nunca más en su vida, es más, había desasado su inexistencia. De todos y cada unos de los hombres en la vida de Jennifer sabía que estaba en frente del más importante   
- Darrell… –Alargó su mano a modo de saludo
- Emma – Respondió tarde ya cuando estaba saludándose con Bodo
- Un placer, Emma – Sonreía y buscaba algo en el bolsillo de su camisa – Por si algún día pasas por Londres – Le entregó una tarjeta – No dudes en llamarme… Como mínimo una cena por lo hermoso de las flores – Emma no respondió, pensaba mientras leía la tarjeta, en lo surrealista que era todo – Debo irme… sólo quería entregarte esto… Encantando de verte, nuevamente, Emma – volvió a tomar su mano
- Igualmente y gracias
      
- De dónde le conoces??? – Dijo Bodo cuando retomaron el curso hacia el piso de arriba
- Es el esposo de la profesora Hartmann – Dijo mientras apretaba el regalo intentando descubrir lo que había detrás del papel. Percibía la forma rectangular y las suposiciones eran infinitas
- Ah… Así que este es el pobre tipo – Echó un vistazo hacia atrás, mirándolo caminar y compadeciéndose por él         
- Espera – Lo tomó por el brazo – ¿Tú sabías que Jennifer estaba casada?   
- Sí, Emma – dijo con total tranquilidad – En la ficha personal, en el casillero que dice estado civil, tiene una tilde en el que pone casado – Sonreía porque era obvio que él sabía que Jenny estaba casada, él sabía los estados civiles de todas y cada una de las personas que estaban en la academia, aparte muchos otros datos personales, era lo bueno de ser director
- ¿Por qué no me lo dijiste? – Había algo en la omisión que no tenía sentido
- Porque no lo consideré importante – continuó caminando
- Demonios!!! – Volvió a tomarle por el brazo – Sabías que me estaba acostando con ella – dijo entre dientes para que ningún curioso oyera – Si me lo hubieras dicho hubiera frenado…   
- No hubieras frenado! Sólo hubieras estado celosa antes de tiempo – La señaló sonriente y rodeó sus hombros – ¿Te cayó como una patada en el culo lo del marido, no? – Preguntó a su oído
- Oh dios… En la vida me había sentido tan como la mierda – Terminó por confesarle toda la agonía
- Bienvenida al mundo de las sensaciones, Emmita… Jajaja. Igual – de pronto cambió el tono – Te cae bien el cornudo…
- Qué te hace pensar eso??? – preguntó con curiosidad – Y no le digas cornudo, por favor
- Cornudo es y no lo niegues. Y te has presentado con tu nombre de pila y sólo quitas tu apellido cuando alguien te cae bien, cuando sientes confianza – se encogió de hombros, era así
- Yo hago eso? – se señaló extrañada de que su amigo la conociera mejor que ella misma
- Sí – asistió, rotundo, con la cabeza – Muéstrame que te regaló      
- Sí… – dijo mientras rompía la envoltura. Y le extrañó encontrarse con un estuche hermoso, el papel sólo era una cubierta para lo costoso, rápido recordó que era adinerado ¿De qué clase? se preguntó y se respondió que era de aquellos que no llamaban la atención. Abrió lentamente el estuche…     
- Oh Dios!!! ¿Eso es? ¿Eso es?... ¿Eso es un consolador? – La verdad es que la forma fálica de lo que Emma tenía en su mano y todo el tema del lesbianismo poco dejaba a la imaginación
- Noooo!!! – Río de la enorme ignorancia de su amigo – Es un caleidoscopio – Realmente era bello y antiguo, debía haber costado lo suyo – Más precisamente un tomoscopio
- Oh Perdona… Ahora que me lo dices le encuentro forma… Jajaja – Lo sacó de la mano de Emma y fue de mirar por uno de los extremos del artilugio – Qué clase de persona regala este juguetito? Una infantil – se respondió solo
- O… una persona que tiene la capacidad de ver la realidad de millones de formas – Siguió caminando – Eso es una virtud… – Bodo rápido llegó a su lado, volvió a abrazarla y a dar tres golpes en su cabeza – Ayyy!!! – Se quejó ante el dolor
- Te lo mereces – Le respondió apenas le llegó la mirada enojada de Emma – No puedes hacer de un juguete una perspectiva distinta y de un infantil una persona poco prejuiciosa – le señaló la sien y esa filosofía que siempre estaba aplicada en cada pensamiento – Y sólo porque no puedes hablar bien del ex de tu amante… Debes odiarle con todo lo que tienes – Se señaló la zona abdominal indicando las entrañas – Eso hacen la personas comunes – Asintió con la cabeza y terminó negando ¿Personas comunes? No era el caso de su amiga – Vamos… que no sé ni para que te lo digo… tú no tienes arreglo… – Siguieron escalera arriba

- Dónde estabas? – Jenny preguntó cuando lo tuvo lo suficientemente cerca
- Con Emma – Respondió sonriente
- Ah… bueno… Qué??? – Preguntó estúpida cuando cayó en la cuenta – Qué hacías con ella? – Estaba histérica de pronto y dispuesta a patearle en las pelotas en caso de haberle contado algo que jugara en su contra  
- Le di un regalo que le compré en una tienda que estaba debajo del hotel… Sabes que las flores me encantan… las pondré en un libro – Comenzó a caminar hacia la salida y Jenny salió detrás de él
- Un regalo??? No deberías haber hecho eso Darrell… Emma es… es… es – No podía decir ni mi amiga, ni mi novia, ni mi amante ¿Qué demonios era?
- La persona más agradable que he conocido en este país… Si no estuviera enamorado me lo pensaría detenidamente…. Mmm, tomaría clase de lo que sea que enseñe… Jajaja – Jenny quedó estúpida una vez más ¿Qué demonios pasaba con todos? ¿Qué demonios les pasaba a todos con Emma? – Tiene una sonrisa espectacular la chica…
- La tiene – le aseguró sonriendo – Darrell?
- Si? – le miró sonriente porque a partir de la puerta continuaría sólo
- Estoy enamorada de ella… – arrugó sus labios pero era lo mejor
- Oh!!! OoooH!!! Ooooh!!! – se rascaba la cabeza y parpadeaba intentando hacerse una idea de esta Jenny que era lesbiana, imposible, los hombres le encantaban. La miró de pies a cabeza y por fuera todo estaba en su lugar, estaba radiante y hermosa igual que siempre y tuvo que mirarla a los ojos y su azul estaba más azul que nunca,  orgulloso y dispuesto a pelear – Terminarás por infartar a tu madre… Jajaja – Reía a carcajada limpia    
 - Mi madre me tiene sin cuidado – le restó importancia con un movimiento de manos – Solo quiero que lo escuches de mi boca porque la gente comenzará a hablar
- De qué??? – Preguntó totalmente perdido  
- De mí, de mi sexualidad y de nuestro matrimonio – Pidió perdón con su mirada, a él lo condenarían por mal esposo y sería el culpable directo de su “desviación”
- Puf! No me interesa lo que piensen las Sras. Del club de Bridge – Se abrazó fuerte a ella – Parece una buena chica Emma – dijo para después dejar un beso en su mejilla
- Y lo es… – sonrió – Tiene una sonrisa espectacular
- Ahora entiendo porque me sacaste a patadas de tu casa… Jajaja… Si me lo hubieras dicho me iba por mi cuenta cariño… jajaja. Me voy o perderé mi vuelo – Le dio un beso más
- Nos vemos… 
- Jenny? – se giró para ver esos ojos que algún día había amado, aquellos que eran iguales y distintos – Entiendes lo que debes hacer, no? – se acercó nuevamente a ella – Seria un crimen contra la humanidad apagar una sonrisa tan espectacular – acarició su mejilla – Sé que puedes hacerlo mejor – comenzó a caminar y frenó una vez más pero sin voltearse – En realidad, lo deseo cariño    
- Lo intentaré – susurró       


- Silencio, chicos… – El salón estaba repleto, adoraba a sus alumnos y la correspondencia que ellos le devolvían, un simple mensaje de texto y tenía a los mejores bailarines a su entera disposición en menos de una hora – Bueno… Supongo que se preguntarán para que los cite…
- Y sí, la verdad es que sí – Unos de los presentes respondió                    
- ¿Ustedes saben que son los mejores, no? – Esto era simplemente el precalentamiento… tenía que hacer que se sintiesen los mejores sin importar si lo eran o no. Los triunfos de ellos como bailarines eran sus triunfos como profesora, así giraba la rueda – Si están aquí es porque lo son – Dijo sin más preámbulos y el rubor ya comenzaba a aparecer en las mejillas de los más vergonzosos – Al menos, porque así lo considero yo… – Un guiño de ojo. Eso era, para la platea masculina, una buena subida de adrenalina era el estimulo perfecto
- Awww – La clase respondía a la adulación
- ¿Saben qué? – Se quedó de pie al lado de la barra – El Director de orquestas Stein Anschutz me ha pedido que…
- ¿Quién??? – Se escuchó que alguien preguntaba por el fondo
- No te culpo… bonito – Sonrió ampliamente – Yo tampoco tenía noción de su existencia hasta hoy. Pero bueno… – una palmada y a encarrilarse hacia lo importante – Él junto a otros profesores, también pertenecientes al área de música clásica de la academia, están trabajando en un proyecto un tanto interesante… Música popular interpretada por instrumentos puramente usados en la música clásica…
- A que se refiere con música popular? – Preguntó una alumna que llevaba calza y zapatillas de danza, muy posiblemente poco sabría del concepto – No sería música folklórica, en todo caso? – Jenny sonrió el asunto era todo un dilema y deseó que Emma estuviera aquí para ayudar un poco, de seguro podría decir algo potente que no dejaría lugar a dudas
- Por dios!!! Como si no tuviéramos suficiente con la clase de canto – reconoció la irritante voz al instante y caminó entre sus alumnos hasta quedar cara a cara con ella. Esa maldita petulancia la tenía harta y le rogó a dios que se atragantase con la goma de mascar para que por una vez en la vida cerrara la boca porque estaba segura que de allí no saldría nada inteligente
- Caro… Explícanos a todos lo que es la música popular – No supo porque tenía que hacerle quedar en ridículo, no supo porque tenía que pelear ni imponerse
- Por qué? – Insolente, ni siquiera podía responder con educación pensó Jenny
- Obviamente porque aquí todos somos bailarines – los señaló a todos y ellos asintieron con la cabeza dándole la razón – Y porque tú asistes a la clase de canto en donde te enseñan estas cosas… Edúcanos, por favor… – cruzó los brazos sobre su pecho a la espera y le clavó la mirada más aterradora que poseía. Caro la miró echando fuego por los ojos pero no hablaba – Luzi?
- En realidad es algo muy simple – Se corrigió decir aquello era dejar en peor situación a su compañera de clase – No tan simple… es sólo que los nuevos músicos, es decir, los músicos jóvenes  consideran el concepto de música popular más acertado que el concepto de música folklórica a la hora definir la música electa por la sociedad
- Y qué es la música popular? – Jenny preguntó por la parte que era importante para ellos, sus bailarines solo necesitaban saber que era lo que debían bailar
- Es cualquier género musical o fusión de ellos, o el nacimiento de uno  que la sociedad haya elegido como respuesta de su necesidad y  puede que la música folklórica forme parte o no, la única consigna válida es la retroalimentación con la sociedad y un impacto en la tendencia… Vestimenta, hábitos y hasta la creación de nuevos pasos de bailes, en el caso de que la música sea considerada bailable…
- Dudo que haya música que no se pueda bailar – Alguien agitaba el sentimiento y la morena sonrió orgullosa, de eso trataba, de no encontrar el imposible.     
- No hagas que yo misma ponga a tambalear tu “permiso” – susurró al oído de Caro – estudia y déjate de pavadas!
- No ha podido la otra… no podrás tú – Miró con suficiencia lo bien cuidado de sus uñas – Y eso que la otra es la amante del director
- Qué dices??? – Gritó cortando todo el murmuro de la sala – Fuera de mi clase!!! – señaló con el dedo a la salida, las manos tenía que cumplir alguna maldita función o le apretaría el cuello hasta el desmayo. Hervía mientras miraba su espalda y lo gato barato del movimiento de ese enorme trasero – Y ve a la clase de canto y hasta que no estés en la mismas condiciones que tus compañeros no volverás… Has agotado mi paciencia – Un buen portazo era la respuesta de Caro – Muchas gracias Luzi y perdón por lo de recién –  Sonrió, Bergmann se le echaría encima, era su predilecta. Otra vez estaba jugando con fuego… – Simple chicos… Nos encontraremos con múltiples estilos de danza y no quiero que nadie piense que no podemos realizarlas a la perfección sólo porque bailamos ballet – los alumnos aplaudían – Deberemos darlo todo y quizás un poco más… Porque la puesta en escena es nuestra…  porque han confiando en mi para yo realice las coreografías y yo confió plenamente en Uds. para que las ejecuten… porque son los mejores.
- Jajaja… – la clase entera reía. Muchos ya eran conocedores de lo que las palabras significaban, no podía haber errores, su profesora no toleraría uno. La Profesora Hartmann quizás era una de las más exigentes, pero soportar eso significaba esto, estar entre los mejores.
- No quiero ni un solo roce con los de danza latina – Le advirtió a un grupito en particular – Una sola queja que escuche y se irán golpeando la puerta igual que Caro, me entienden?
- Entendido – Respondieron asintiendo con la cabeza 
- No quiero que se diga que mis alumnos son unos brutos… Y mucho menos que mancillen el estilo de esta danza. O aprenden a pelear con altura o simplemente no peleen…
- ¿Cómo pretende que me quede callado cuando me gritan puto? – no era primera vez que escuchaba aquello, la mayoría de sus alumnos varones eran el centro de burlas homofóbicas
- Te sientes más macho diciéndole a golpes que no lo eres? – la pregunta del millón – Pues no lo eres y muy posiblemente estés alimentando todas sus fantasías con tan enojo – Se encogió de hombros – Yo me preguntaría: ¿Si no es gay  porque está tan perseguido?
- Intentaré ignorarlos – dijo al fin
- Intenta recordar su nombre para que me lo digas la próxima vez que ocurra y deja que yo me encargue de él antes que lo hagan tus puños. Entendido?
- Sí…                
-  Quizás le excita lo ceñido de tus calzas, no lo has pensado??? – Preguntó picara y con motivo de distensión
- Jajaja – Todos volvieron a reír instantáneamente
- Un día y medio de descanso – Le sonrió a todos y sus pies estaba en tercera posición – El miércoles comenzamos los ensayos… Buena tarde a todos – Y le puso fin, antes de tiempo, a su clase   

Llegaba más de media hora repitiendo los mismos tres pasos y se le dio por mirarse en el espejo, como siempre el sudor bañaba su cuerpo, se estaba forzando. El pie todavía molestaba y el sudor era de soportar dolor más que de esfuerzo. Respiró profundó, estaba lista, desde la misma posición comenzó el giro, y en la vuelta 30, frenó – Mierda… Maldita niña!!! – Se quedó bailando entre si lo que le enojaba más era como había tratado a Emma o eran los problemas que le traería con Estefan – Mocosa de mierda!!! – Tomó una gran bocanada e intentó la calma

- Profesora Hartmann – Jennifer ni siquiera tuvo la necesidad de voltear y sonrió porque ese tono profesional, tan a lugar, lo reconocería aun en medio del estallido de una bomba. La localizó en el espejo, rígida y en su faceta más profesional. La morena comprendió que debía jugar y como siempre a esconderse, a esconder lo que sentían, aquello que las unía y las separaba, lo mismo que hacía a su estomago encogerse…
- Profesora Müller… – le dio la cara y no vaciló al imprimir provocación levantando una ceja. Y Emma soltaba una sonrisa mientras negaba con la cabeza – En qué puedo serle útil? – Sonrió descaradamente
- La Srta. Eichkamp ha vuelto a mi clase diciendo que usted le ha apartado, sin motivo, de la clase de baile – avanzó tres pasos haciendo que la morena se acercara también a ella
- Eso dijo? – Se acercó todo lo que podía despertando el nerviosismo en Emma – Le cree profesora Müller? – preguntó a su oído              

Imaginó lo que no debía y lo primero que pensó fue en cerrar la puerta, en poner bajo llave la fantasía. Mordió sus propios labios sutilmente e intentó avanzar hacia la puerta pero Emma la sostenía por el brazo, aquella mano estaba helada, demasiado helada para el calor que tenía en la piel… Extrañamente le gustaba, tenía la fuerza precisa y el tacto seguro, aquello era perfecto, Emma sabía perfectamente como tocarla

- Creo que es peligroso – señaló con la cabeza la puerta
- Creo que estaremos más seguras – sonrió, le hacía gracia verla tan “acosada” y como de a poco se iba desbaratando. Acarició su mano y terminó por apretarla – Caro no es alumna común… – Eso pareció suficiente para convencerle
- Que ha pasado con ella??? – Preguntó Emma
- Me ha colmado la paciencia – Jenny le indicó con la mano que le siguiera – Y eso no es cosa fácil – Entraron en una pequeña sala algo así como un pequeño living o sala de espera, bastante simple, un sillón y una taquilla para la ropa pero con una hermosa vista al jardín de la academia
- Dicen que eres una de las profesoras más pacientes con sus alumnos – comentó mientras observaba todo lo que se encontraba en el terreno de Jenny – Y que los mejores bailarines salen de su clase….   
- Estoy segura de que dicen peores cosas acerca de mi – La morena se despojó de su blusa y comenzó a secar el sudor de sus brazos con una toalla. Llevó la mirada hacia ella cuando la escuchó reír – Que más dicen??? – le importaba un cuerno lo que dijeran de ella pero ahora importaba lo que a Emma le causaba la sonrisa         
- Mi salón no tiene de esto – Evadió y movió la cortina para ver por el vidrio, no quería mirar el torso de Jenny, no al menos en ese lugar – y después dicen que la Srta. Eichkamp es la predilecta en esta academia – bromeó un poco para salir de la incómoda situación  
- Ja! Se supone que por ser bailarina debo pasar mis horas laborales de pie?
- No, supongo que no – Se sentó a esperar que Jenny terminara de cambiarse – La Srta. Eichkamp entró a mi salón llorando… Montó un buen espectáculo… Tuve que dar por terminada mi clase y encima escuchar durante 10 minutos la razón de su estado   
- Llorando??? – rió, estaba en verdaderos problemas – Vaya que es teatrera la niña, no ha sido para tanto – Y ella estaba simplemente minimizándolo todo – Y lo siento… – saltaba a la vista que Emma no era buena “consoladora” al menos no con los adolescentes – la próxima vez la enviaré a casa…     
- No creo que haya una próxima vez – respondió con una sonrisa, llevó las manos a sus bolsillos y se cruzó de piernas – No sé qué piensas hacer al respecto pero por mi parte sólo quiero decirte que la alumna ha perdido su permiso
- Por qué? – la pregunta dibujó un carmesí en las mejillas de Emma
- Pues… Pues… pues – perdía profesionalismo con el tartamudeo – Considero, desde mi condición de profesora – se señaló llevando la mano a su pecho – Que mis clases son más necesarias que las tuyas… Le recomendaré una tutoría
- Considero lo mismo… Y Luzi? – Se sentó en una pequeña mesa quedando al frente y bien cerquita de Emma
- No! – negó con la cabeza – la Srta. Beschenko ha mantenido su nota, es mi mejor alumna – admitió al fin – responsable y colaboradora con sus compañeros.
- Entiendo… no debes decirme más – De pronto se hizo un silencio, un tanto incomodo. Se estaban mirando y sonriendo, un tanto estúpido quizás – Sólo dime que no estás intentando salvarme el culo… – Sonrió nerviosamente mientras llegaba a sus rodillas con sus manos   
- Jajaja… ¿Qué te hace pensar eso? – Intentaba no sonreír tan idiotamente y llevaba su mano a la boca por si no lograba conseguirlo 
- Que tú le quites el permiso me exonera automáticamente de mi falta de profesionalismo
- No has sido profesional? – preguntó levantando la ceja y moviendo la cabeza indicando que aquello estaba mal de su parte  
- No lo he sido – se encogió de hombros no sintiendo ningún tipo de culpa – Me he excedido con ella…  Y la culpa es mía, hace rato debería haber cortado ese rollo pseudo-amistoso que le permite dirigirse hacia mí como su hablara con su hermana…   
-  Pues no… – negó con la cabeza – No intento salvarte el culo – la sonrisa de la morena, se apagó de a poco y entonces se acercó para susurrarle al oído – Sería poco profesional de mi parte profesora Hartmann

Fue fácil tomarla por el cuello y la alegría vino con la falta de resistencia, no tuvo que apurar nada, tan solo cerrar los ojos cuando los labios de Emma llegaron hasta sus comisuras, mitad besó el aire y se estremeció, entera, al sentir el aliento en su mejilla. Paradójicamente así se quedaron, las dos eran conocedoras que un movimiento cualquiera tentaría al destino de la manera más sensual y era demasiado o suficiente con unos labios rodando por la mejilla…

- Me estás protegiendo… – afirmó mientras miraba a los ojos, hoy mas verdes, de Emma. Le gustó que no se inmutara, que no le ganara el nerviosismo ni la intención de desmentir – Te envió Bodo? – El director era la aguja que reventaría su burbuja, aquel mundo en el cual Emma la cuidaba, las resguardaba a las dos del encuadre peligroso y clandestino en el cual trabajaban.
- Alguna vez recibí su ayuda profesora – Pasó el pulgar por sus labios – Y no suelo olvidar los favores que recibo
- Casi te despiden por mi culpa – le recordó porque no hallaba equidad, razón ni equilibrio en lo que Emma estaba haciendo. Simplemente no le debía nada y esto era echarse la culpa a ella misma – conseguí 15 firmas para presentar una queja formal en frente de la Junta, y eso sin contar  que me robe tu contrato del despacho de Bodo – pasó sus labios suavemente por encima de los de Emma preguntándose cómo era posible que en un comienzo le hubiera deseado tanto mal – Casi muero de bronca al ver tus haberes mensuales  
- Lamento decirlo pero eso es lo que valen mis servicios – dejó un beso detrás de su oreja y aprovechó para susurrar – Pero tú y yo sabemos que mis haberes no eran el problema… No al menos para ti… – Jenny asintió lentamente con la cabeza, eso era cierto – Qué era profesora? – Recordó el comienzo que parecía tan lejano y aquella primera impresión que ahora parecía tan equivocada, aquel tiempo en donde Emma era la profesora Müller y en donde la cordialidad e inteligencia eran una amenaza…

Volvió a mirarla y sólo sonreía, no esperaba respuesta y aún así siguió escarbando en la memoria… Se preguntó si no lo había sabido desde siempre, si no lo había sentido desde el primer momento y si sacarla de en medio no era más que negarse a lo que le pasaba o si simplemente había seguido las órdenes de Bergmann al pie de la letra… Ahora sí estaba en verdaderos problemas… Emma era su enemigo en el trabajo y no sólo la de ella sino también de cada uno de los profesores que apoyaban las ideas de Stefan

Jamás hablaban de lo profesional, sus campos no se cruzaban en ningún punto, a excepción de Caro y Luzi. Y hoy era Caro, mañana serían las irregularidades en los contratos y pasado mañana serían las ideas de la “desaparecida” Srta. Vogel. Deseó que no fuera como era, que cobardía que tenía en lo personal estuviera también en lo laboral pero ya le había visto en acción, librando batalla y defendiendo sus intereses y era buena… Pero Bergmann era un empresario y todos, Emma incluida, eran sus empleados

Ben apareció en su cabeza, él y su historia con Bea, y la idea de saber que la disyuntiva constante por la academia había pisado, como pie a insecto, lo que tenían. Se preguntó con que le había convencido Bodo para que aceptara el puesto, que la motiva a cargarse a la espalda los problemas ajenos o si simplemente todavía mantenía intacto su idealismo… sacudió la cabeza, no había necesidad de pensar tanto, por ahora todo estaba en calma…                    

- Hola… – Jennifer optó por un beso inocente en los labios
- Hola… – se alejó de ella volviendo apoyar la espalda en el sillón – Desayunaste con mi madre el domingo?
- Lo siento… la mujer me tiene fascinada… Y tú dormías muy plácidamente – Sonrió al recordarla – Me regaló algunas plantas y toallas… Creo que le he caído bien
- Pues sí – sonrió, las toallas eran señal inequívoca de la aprobación de su madre, el único problema era que jamás cesarían le haría llenar muebles con ellas, una de las manías más marcadas de su madre – Te dije que le caerías bien – acarició su mejilla
- Y a la hija? Le caigo bien? – preguntó mientras besaba su palma
- Sabes que sí – le echó una ojeada a la hora en su reloj pulsera – Debo irme…
-  De acuerdo – soltó su mano y se puso de pie, estaba bastante bien para ser la primer visita
- Debo recoger el perro de la veterinaria – Dejó un beso en su boca – y pensar un nombre para él durante el camino
- Todavía no lo has decidido? – hurgó un segundo en su cabeza y ya tenía como 20 nombres perrunos bastantes aceptables
- Nop – hizo una mueca de tristeza – Ojala que pueda darle de comer porque sino esta perdido el pobre perrito– Se agarró el entrecejo agobiada
- Jajaja… Seguro que podrás – Aprovechó para besar su boca por última vez. Unos cuantos besos para refrenar el anhelo y la dejó en libertad – nos vemos después?
- Claro! – estaba a punto de salir
- Emma? – algo de pronto se le pasó por la mente 
- Mmm? – Se giró antes de abrir la puerta
- Quieres que te lleve? – preguntó inocentemente  

- Bueno, la verdad es que estoy bastante contento con su recuperación, es un cachorro adorable – El veterinario volvió a sonreírle por tercera vez consecutiva – Ha sido muy valiente…  
- Parece un perro de calle – si vivía en la calle muy seguramente supiera cómo defenderse del mundo. Jenny sonrió, una vez más a Emma se le pasaban por alto todas las dobles intenciones, era imposible ser tan ingenuo – Su pata? – A Emma solo le volvía al pensamiento la fractura expuesta
- Enyesada… – le informó – pero en menos de un mes ya estará bien, los huesos están en pleno crecimiento y no es necesario una placa ni nada, soldará solo – comenzó a rellenar unos papeles – Lo hemos vacunado y desparasitado…
- Perfecto! – La primera sonrisa por parte de la rubia, el can estaba en el mejor estado posible – Necesito… – sacó un papel mal doblado de su bolsillo – comida y una cama… tienes de eso, no? – preguntó de pronto 
- ¿Cómo? – la sonrisa se le escapaba por todos lados al veterinario y Jenny aguantó la risa. Seguro que aquel muchacho había tejido alguna fantasía y Emma se lo estaba poniendo en bandeja, mas servido no podía estar el chiste. El veterinario sacudió su cabeza y dejó de reír – Sí – contestó amablemente – tenemos de eso…
- Perfecto! – respondió ajena a todo – lo compraré…
- No has tenido perros anteriormente, no?
- No… es mi primer can – le comentó
- En ese caso… – hurgó en sus estanterías – necesitarás también tazones para la comida y para el agua – volvió a sonreírle, aquello de can le hizo gracia
- Muchas gracias – la verdad era es que ni había pensado en que servirle la comida al animal – también lo compraré
- Comida… – posó la bolsa en el mostrador – y la cama – Volvía con un cojín enormemente acolchonado – Esta servirá para los primeros meses…
- Los primeros meses? – preguntó extrañada   
- Sí… El perro crecerá y deberás cambiarla… eso sino la destroza antes – dijo cálidamente, pensando en lo hermosos que son los perros – Es un Landseer
- Un qué??? – no había escuchado aquello en su vida
- Es la raza del perro… Tienen unos 65 cm de altura como mínimo – Colocó su mano para Emma se figurase cual sería su estatura
- Perfecto… – dijo esta vez no tan convencida y ya pensando en el desastre que haría en su casa – Y cómo máximo?  
- 80 cm – elevó un poco mas su mano – Iré por él para que veas tu cachorro de cuatro meses – Desapareció detrás de una puerta

- Vamos… Emma – sacudió un poco su hombro mientras sonreía – No es el fin del mundo – intentó animarla un poco
- Lo sé – sonrió – Es una bestia!!! – dijo horrorizaba – 80 cm??? Con lo pequeño y mono que es ahora. No me hago a la idea del mega perro – Se quedó mirando a la puerta por la que supuestamente debía aparecer su nuevo inquilino   
- Jajaja… Todos los cachorros son bonitos – Sobó un poco más enérgicamente su hombro
- Aquí está… – El perro pasó directamente a los pies de la rubia, algo torpe entre el yeso y lo quedaba de sedante. Emma se colocó de cuclillas para acariciarlo…
- Hola amigo… Qué tal esa pata? – observó un poco el yeso y la rotó internamente para ver cómo estaba. No aullido ni nada, un buen trabajo por parte del veterinario – Muchísimas gracias… – lo tomó por el cuello y, camuflando una caricia, miró directo a sus ojos negros. Escuchaba a lo lejos como Jennifer hablaba con el veterinario mientras se perdía en el brillo. Era una “asesina” de plantas, según su madre, así que con el perro debía hacerlo un poco mejor y sólo rogó por no olvidar alimentarlo. Una cinta de cuero negro se apareció, un collar…
- Es mi regalo para tu amigo – Dijo, la morena, mientras terminaba de colocárselo al perro – No te importa, no?
- No! – negó enérgicamente con la cabeza – pero ya que tienes tanto dinero bien podrías también comprarle la correa… Ja – No perdió el tiempo para bromear una vez más
- Pasaré por alto que me estás diciendo tacaña – Levantó el dedo – pero sólo por no dejarte mal parada en frente de tu amigo – señaló el perro y le guiñó un ojo – Y una correa por favor – pidió antes de que el veterinario empaquetara todo
- Esa es Jennifer – Le habló a los ojos asustados del perro – Dicen que muerde, bueno, eso fue lo que me dijeron a mi cuando la conocí – hundió los dedos en lo espeso del pelaje – Y es cierto, así que cuidado con ella… Vamos amigo!!!

Detuvo el coche, en el garaje de su casa, justo en frente de Mercedes Benz ¿Para qué demonios tenía dos coches? ¿Para ocupar todo el garaje? ¿Para juntar polvo? ¿Para recordarse que era una persona adinerada? Uno para viajes cortos y otro para salir de la cuidad ¿Cada cuanto salía de la cuidad? Casi nunca. Masajeó un poco su cuello y sonrió, había estado bien, Emma había estado bien y el beso de despedida también. Tomó su bolso y bajó del coche.

El mismo recorrido de cada día y por cada lugar que cruzaba en la casa era una luz encendida… Directo a la heladera, hoy no tenía ganas de champaña a pesar de que había muchas razones por las cuales celebrar así que agarró una botella de agua… Caminó hasta el contestador que titilaba y apretó el botón

- Mañana al final del día te quiero en mi oficina… – Bebió bastante agua y al instante pensó en una ducha, necesitaba relajarse y ahuyentar al demonio de Stefan que no la dejaba en paz ni siquiera en su propia casa. Entró al baño y dejó correr el agua caliente mientras se desvestía… Se notó extraña una vez más y se quedó quieta… ¿Qué demonios pasaba? Notó las nauseas subir por la garganta y llegó al retrete por casualidad… Evacuó lo que llevaba en el estómago y en el alma y no podía dejar de hacer fuerza y de soltar lágrimas…

En dolor en el estómago era insoportable y sosteniéndose el vientre llegó hasta el lavabo. El agua fría no surtía ningún efecto y rápido volvió el retrete para vomitar. Tomó la primera toalla que encontró, se tapó la boca con ella y fue en busca de su teléfono. Pasaba los contactos de la agenda, en busca de un solo nombre, necesitaba ir al hospital… algo no estaba bien…

- Ben… – pulsó la tecla para llamar y el timbre sonó en ese preciso instante. Miró la puerta de entrada y su cuerpo sólo cubierto por la ropa interior y las nauseas la condujeron esta vez hasta la fregadero de la cocina. Sonó por segunda vez el timbre y sólo rogó por Ben mientras abría el grifo, realmente sentía que se estaba muriendo y la toalla en la boca la acompañó a abrir la puerta

- E - Emma???
- Oye! – Emma no reparó ni en su cuerpo, ni en su cara, ni en sus ojos… Estaba demasiado angustiada con su “pequeño” problema – Me he olvidado el perro en el coche, Por dios!!! – gritó desesperada. Las nauseas atacaron nuevamente a la morena y lo único que pensó fue en no vomitarle encima, quedaba mucho camino por recorrer antes de poder hacer eso… Le empujó a un costado y alcanzó un cantero de jardín cercano – Dios!!! – A Emma le tomó un parpadeo llegar a su espalda para fregarla y alejar el pelo de su rostro
- Que le estás haciendo a la Sra.? – Preguntó un niño que estaba pasando su coche de juguete por la acera    
- No seas entrometido – fue la cruel respuesta de Emma – Vete a jugar a tu casa niñito…  Vamos adentro… – Parecía que ese estomago no tenía nada más adentro, solo quedaba el reflujo y la sensación nauseabunda
- Lo siento… – Las manos de Emma acariciaban sus hombros – No me estoy sintiendo bien…
- Shhh – La rubia pidió silencio no había porqué disculparse, la tumbó en el sillón y cubrió sus piernas con su abrigo que era lo que tenía más a mano
- Estoy bien… – Intentó levantarse pero el retorcijón la tumbó nuevamente – No!!!No, no estoy bien – llevó la mano nuevamente a su vientre
- El abdomen? Te duele el abdomen? – preguntó mientras caminaba intentando orientarse hacia la cocina, poco recordaba de la casa. Cuando sintió la brisa de la corrida de Jennifer hasta lo que supuso que sería el baño. No había alcanzado ni a cerrar la puerta  así que entrar le fue fácil, se colocó de rodillas a su lado y algo llamó su atención, el olor del vómito era extraño… demasiado fuerte – Ven aquí… – La sentó en el filo de la bañadera y comenzó a observarla detenidamente…
- No irás a decirme lo hermosa que soy??? – sólo la miraba de aquella manera justo antes de decirlo – No después de verme…
- Nop! – Sonrió y llevó la mano a su frente. Tenía fiebre y bastante alta – Solo quiero mirarte un poco para recordar como luces de hermosa cuando estas enferma – Fue en búsqueda de otra toalla para secar su frente – tienes frío???
- Sí…
- De acuerdo – Optó por sacarle lo poco de ropa que le quedaba
- Emma… Emma… no sé si estoy en condiciones – Dijo al sentirse libre del sostén – No sé si puedo
- Podrás… – susurró sin hacerle demasiado caso a las palabras – Entra en la ducha por favor… – Jenny como un autómata hizo lo que se indicaba
- Esta fría – se quejó y estaba a punto de abrir más el grifo del agua caliente
- Está bien – Emma detuvo su mano – Es la temperatura correcta… Saldré un segundo y enseguida vuelvo   

Entró al garaje y lo primero que hizo fue mirar por la ventanilla trasera del coche de Jenny, allí estaba el perro y gracias a dios seguía dormido. Sacó el teléfono de su bolsillo mientras caminaba de vuelta al baño…
- No me digas que también estas intoxicada hermanita??? – la respuesta le abrió los ojos al instante, eran los síntomas claro de una intoxicación por alimentos – Han llegado 20 personas al hospital con ese cuadro y a que no adivinas de donde eran?
- De la academia – respondió a la obviedad mientras se certificaba de que la morena estuviera bien mientras se duchaba – No estoy intoxicada…
- Me alegro hermanita… Una gripe y una intoxicación son una pésima combinación…
- Tampoco tengo gripe – fue a la heladera y sacó dos botellas de agua, mejor que estuviesen en estado natural – ¿Cual es el tratamiento? – Ojeaba todo lo que estaba allí dentro, necesitaba alimentarle e hidratarle     
- Acabas de decirme que no estabas intoxicada
- No es para mí… Es para Jenny…
- En ese caso dame la dirección y paso por allí
- Gracias      

- Hey – lo primero que vio fue el camino de agua desde la ducha al inodoro, había vuelto a vomitar – Cómo te sientes?
- Mal… No soporto las nauseas – contestó de mala gana
- Quieres ir al hospital?
- No, sólo quiero dormir… Tengo mucho sueño y creo que ya no tengo nada que vomitar
- Ven… – Emma le esperaba con un enorme toalla y sonrisa
- Gracias…  ¿Y el perro? – No olvidaba que Emma estaba para buscar el olvidado perro. Menos mal que lo recordó si no hubiera estado en el coche hasta mañana por la mañana
- En el mismo lugar en donde lo dejé… Después lo bajaré, duerme muy tranquilo el “pequeño”
- Pobre perro…

Llevaba un buen tiempo viéndola dormir boca abajo y quejarse de los dolores, se había destapado completamente y como no podía ser de otra manera el babydoll solo cubría la parte superior de sus glúteos… No sabía qué hacer, si despertarle o aplicar la famosa “técnica indolora”, en cualquiera de los casos recibiría dolor a cambio de un bien y mañana se lo agradecería… Golpeó el frasco con los dedos y cargó la jeringa… Rapidez y ninguna sutileza eran la clave

- Aya!!! – Justo vio cuando Emma sacaba una enorme aguja de su nalga – Pero que mierda haces Em??? – No pudo terminar de gritar que las nauseas volvieron atacar
- Aquí – Mano de Emma dirigía su cabeza hacia una palangana – Ya está… – Limpiaba su boca – El último vomito – dijo sonriendo – Duerme tranquila… – Volvió sonreír y la tapó hasta los hombros

Quiso hablar un poco acerca de lo que le inyectaba en el culo pero los ojos se le cerraron solos. Sintió el beso en la coronilla y sus pasos al abandonar la habitación. Se preguntó si se quedaría, había lugar en la casa para ella y para su “amigo” solo tenía que decir que sí a la invitación. El puño se aferró con la última fuerza tenía a la almohada y las palabras jamás salieron de su boca.

Se levantó de golpe, estaba sudada y recién salida de una pesadilla que no recordaba… Miró el reloj de la mesilla de noche que marcaba las tres y lo seco de la garganta marcaba la sed, las luces estaban apagadas y el silencio era total. El ruido le hizo subir los pies nuevamente a la cama, había golpeado el balde, tragó saliva y se sintió aliviada al ver qué pasaba por la garganta como era debido… No más nauseas

Llegó hasta la mesada de la cocina y vio las botellas de bebida deportiva, ella no compraba de eso así que de seguro Emma las había comprado. Cargó el vaso y miró hacia la oscuridad, casi le había vomitado encima!!! Muy elegante Jenny!!! Muy sensual bonita!!! Se reprendía mentalmente mientras bebía. Se sobó la nalga, realmente no dolía sólo había sido la impresión y un pinchazo por no vomitar era un trato de lo más justo…

- Emma… – Susurró a la nada y recargó el vaso – la puta madre!!! – saltó sobre sus pies al sentir como algo la rozaba – Hey! – los latidos del corazón volvían a la normalidad al ver que era el perro de Emma y no un roedor gigante – Me asustaste amiguito… – se agachó acariciarlo y posó sus ojos en el sofá. Y la sonrisa se le amplia a ver aquella punta de zapato que sobresalía por un costado, se había quedado a dormir en casa…

Tenía en el pecho una Cosmopolitan, en su casa no había otra cosa para leer, abierta en un artículo que se titulaba: “¿Cómo combatir efectivamente el acné?” ¿Para qué demonios leía aquello? No tenía ni una mínima marca en la cara, la piel era suave y delicada. Era perfecta hasta dormida, respiraba pausado, tenía el rostro totalmente relajado y el flequillo cayendo irregularmente. No aspiró a tocarla, sabía que apenas le percibiera despertaría y necesitaba mirarla un poco más.

La guardaría en el corazón, hoy lo era todo, y por ella se estaba volviendo medio estúpida. Pero faltaba la confesión más grande: no respondía ni siquiera a los llamados de Ben, no importaban las fiestas ni los excesos y que se vaya al diablo el mundo entero y repetiría los vómitos sólo por tenerle así: tranquila en un sillón, sin el trabajo, sin el miedo y sin fingir. La boca le tembló y los puños se cerraron… Cómo no iba a quererle si le atrapa de tanta compresión, si le hacía temblar con un toque, si simplemente era la persona con la que había soñado todo este tiempo…

Daría cualquier cosa por volver atrás sólo para volverle a encontrar, para volver a empezar y para nunca terminar. Lo estaba perdiendo todo y lo más doloroso era la cordura, se estaba volviendo loca intentando descifrar la clave para hacerle feliz. Y le seguía la obstinación, no quería nada más, a nadie más, no otra historia de amor… sólo ésta y que la vida pasara en el intento, morir intentando era mejor que morir fingiendo.                  

- Quédate… sólo te pido que te quedes por aquí… con eso es suficiente para mí – cerró los ojos porque era en vano hablarle cuando no escuchaba y cuando ni ella misma entendía bien lo que quería decir. Estaba conducida por la mezcla entre terror y la insuficiencia, siempre estaba la opción de fracasar. Suspiró y sacudió la cabeza, debía aprender a quitarse el miedo…

- ¿Cómo te sientes? – No había abierto los ojos pero esa caricia podía ser de una sola persona – Jenny? – insistió al ver que no respondía
- Bien… – sonrió cálidamente –  Gracias por cuidarme… Vamos a la cama… – ordenó al verla desperezarse y aquella mano que apretaba su hombro – el sillón es bastante incómodo – le ofreció una mano y con la otra levantó el cojín del perro – Vamos amigo… – silbó un poco y el perro ya corría aparatosamente detrás de ellas
- Cómo? Por qué te hace caso? – Largó un buen bostezo
- No lo sé… – miró en cuál de las esquinas podía dormir y eligió la mas despoblada y allí dejó el cojín – Muerde mi silla del siglo XVIII y me la pagas – le advirtió a Emma
- No lo hará… Todavía esta medio dopado – lo miró caminar en dirección al cojín pero su vida acabó a medio camino, quedó tirado en la alfombra haciendo un parpadeo lento – No lo hará… – le habló al aire porque Jenny estaba en el baño – Ja! – se rió de su idiotez

Estaba parada en frente de la cama y con un  gran conflicto: esto ya lo había vivido tal cual. Apretó los labios por la “paramnesia” y de pronto el corazón se le agitaba y no luchó por cambiar nada. También opto por repetir. Con los nervios haciendo temblar sus manos caminó hacia el borde derecho de la cama, se sentó y lo primero fueron sus zapatos, el teléfono a la mesilla y el reloj pulsera por último – No debes salir corriendo y menos sin los zapatos – se susurró suave y secó sus manos en el vaquero

Escuchó la puerta del baño abrirse y en unos segundos más tenía un precioso par de piernas frente sus ojos, subió de a poco, debía mirarla entera y cerciorarse de que era la misma persona de aquella noche y sí…  Así que solo quedaba sonreír como idiota… y aquí cambia el curso de las cosas, Jenny no dudó al momento de desabotonar su pantalón y menos al quitárselo. Y dibujó una línea curva con su dedo sobre lo blanco de su muslo

Y ahora era el momento de lo inevitable, y las manos de Emma comenzaron de la rodilla hacia el norte contorneando las líneas de los músculos hasta que alcanzó la seda y allí, en el límite, clavó los pulgares porque no sabía si seguir era lo correcto. Miró a sus ojos, quizás preguntando o disculpándose y Jenny respondía a ambas cosas con una sonrisa sensual.
- Te gusta? – preguntó cuando el dedo delimitó la ropa interior por la línea de la ingle
- Sí – respondió ya dejándose llevar por la piel
- Acentúa mis aires de señora??? – levantó su ceja poniéndola a prueba
- También… – Asintió con la cabeza y ya con la vista clavada en lo que sus manos estaban haciendo
- Quítamelo – susurró a su oído antes de perderla y de perderse
- Estás segura?
- Lo estoy…  Lo que me has clavado en la culo me ha dejado como nueva  
   
                   
 ___________________________________________________________________________


Le obligó a clavar el pie derecho sobre el colchón y esa pierna quedó a su entera disposición, y solo con la yema de dedo mayor y con algo de timidez comenzaba a despertar un tímido ardor… La morena suspiró cargada de deseo y mojó sus labios para soportar el calor… Tembló porque no se explicaba la tibieza ni la yaga que abría en la piel un simple roce… Aquella “perversidad” no la juzgaría ningún tribunal así que a resistir los tumbos que daba el corazón y los nudos que se ataban en el vientre y en la garganta.



Emma era el asaltante y las esposas se cerraban, inicuamente, sobre sus muñecas y perdía la capacidad para guiarla y quedó como mera espectadora del suave beso en el lateral interno de su muslo. Cerró los ojos porque sólo necesitaba la sensación de como desaparecían los presagios y las fragilidades y por descuido una boca se estrellaba contra su suspiro. Las manos cayeron en su cuello, y en la terneza del aliento, y sus dientes mordieron el beso. Tarde e infame se estaba cumpliendo la fantasía, no era tan fácil arder estando a punto de quebrarse.   

31 años tardó en sentir amor de una forma inexplicable y sólo los segundos que dura un giro para sentir lo suave de la tela en la espalda y como la piel de sus muslos se rozaba. Mientras la indigencia se volvía incontrolable, reptaban entre besos y lamidas hasta apoyar la cabeza en las almohadas. Emma se quitó la remera rápidamente dejando ver lo agitado y blanco de su pecho, los lunares y las pecas y lo tentador del surco entre sus senos.

Si quería el sufrimiento de la hoguera lo despertó a gritos pasando la lengua por donde no debía, y estaba entre débil y dócil, entre excitada y expectante y entre seductora y seducida… Y es que parecía que nada en este mundo podía impedir el encuentro, las cadenas y el engarce… Y se avivaba a besos, a rezos y suplicas, que eran gimoteos en negaciones incoherentes muriendo en la oreja de Emma.

Se hundía, aún vestida, sobre suelo desierto e inexplorado ¿Podía refugiarse entre sus piernas para toda la vida? ¿Cuánto le estaba dando? ¿Cuánto se estaba guardando? ¿Quién cedía realmente?... Simplemente estaba sintiendo miedo y simplemente porque sabía que ya no podía esconder el corazón y menos lo que llevaba dentro de él… Y otra vez esa sensación extrañamente inoportuna y se ahogaba de una pasividad que no era digna de ella. Pum! Se escuchó en seco y de pronto todo era estática.  

Emma tenía la vista clavada en el perchero de pie que ahora estaba en el piso y el terror se hacía más punzante cuando se centró en ella. Le descubría porque Emma le leía insultantemente, con ella no había manera de ocultarse, no podía escapar de su mirada. Y ver como esos ojos pasaban de incinerar a indagar le provocó tragar pausado… Los ladridos del perro volvieron a llamar la atención de Emma… Y suspiró porque ese perro se acababa de convertir en su mejor amigo al hacer sonar la campana una vez más…

- Lo siento… – Emma sonrió disculpándose y resbalando sobre su cuerpo para abandonar la cama
- Quizás quiera ir al baño – sugirió lo primero que se le pasó por la cabeza
- Entonces lo llevaré afuera – Buscó su ropa, que estaba desperdigada por toda la habitación y por último se acercó a dejar un beso en sus labios – lo siento… – Volvió a disculparse
- No tienes porque… – sonrió algo nerviosa por la mentira y por lo injusto del giro ¿Cómo era que Emma debía responsabilizarse y encima disculparse? – No, si vuelves a la cama – intentó ronronear sensualmente  
- Volveré… – le aseguró  

- ¿Qué te pasa Jenny??? – se preguntó a ella misma mientras pasaba las manos desesperadamente por su cabello. Golpeó el puño contra una almohada como si la misma fuera a soltar en confesión alguna explicación, alguna fórmula mágica para volver a estar entera – Qué mierda pasa??? – Miró todo su cuarto y esta vez no había excusas ya no se sentía enferma, ni cansada ni extraña. Una vez más volvía a fallar, a fallarle a la mujer que amaba. ¿Qué demonios le diría? Otra vez que era la hora de dormir???

Llegó hasta el espejo del baño, se buscó en el reflejo y no hallarse, no hallar ni siquiera un pedacito de ella, fue uno de los golpes más duros que había recibido en un largo tiempo… Y tembló al saber que no podía hacer más que apretar los puños y cerrar los ojos con fuerza, no con Emma dando vueltas en casa… Apeló a su poder de actuación, no quería mentirle pero tampoco dañarle innecesariamente con la verdad. El problema no era Emma, era ella y esa “conexión” que se perdía entre el cuerpo y la mente a la hora de la cama… Cuando tuvo el coraje para salir lo primero que se encontró fue a Emma mirando hacia su cama…

- Recuerdas la no…??? – La miró de pies a cabeza, lo sensual y lo femenino, y por más de haber pasado por varias locuras antes de llegar al amor todavía tenía la impresión de primer momento, adorarla sería el premio y el castigo, el principio y el fin y la vida y la muerte… estaba totalmente agradecida de que fuera con alguien como ella, jamás nada le había hecho sentir tan viva… ¿Pero qué iba a recordarle?... Si ella sabía, mejor que nadie, lo cobarde de los pretextos para la demora – Recuerdas?
- Claro… – Sonrió mirando todo el lugar, todo estaba igual menos ella y eso si recordaba patente cuando había ocurrido: la mañana después de aquella noche, recordaba todo lo que había sentido y como se repetía mañana tras mañana y noche tras noche. Bajó la mirada porque también recordaba como quería saciarse de ella y hacerle gemir hasta cerciorarse de que no era ni mejor ni distinto de nadie. Nunca había buscado comprenderle si no arrodillarla ante el sexo – Claro que lo recuerdo – Qué equivocada que estaba!!!
- Que querías? – preguntó con la voz vacilante pero estaba dispuesta a escuchar cualquier cosa que le dijese esa boca – Realmente, que querías, Jennifer?
- Quería… – Volvió a escarbar en la memoria y sacar todo lo que estaba demás, hasta el ahora complicado sexo. Siempre lo había sabido pero hace una estación atrás reconocer la llevaría a golpearse la cabeza contra la pared hasta quitarse la idea – Quería… – caminó hasta quedarse a su lado mirando también a la cama – Quería un abrazo para poder… respirarte tranquila… y sin sufrir por desearlo, me encanta tu aroma y tu temperatura… – Sonrió y negó con la cabeza, aquellas eran las dos cosas que más laceraban después de la cordialidad, estaba peor de lo que creía     

Para el asombro de Jenny, Emma se lo concedía allí mismo, le abrasaba suavemente, cruzaba los brazos por su cintura y le llevaba contra su pecho. Apoyó los labios, sin pretensiones, en su cuello y solo respiraba, agradeció el gesto simplista y la caricia en el alma. Estuvieron así un buen tiempo, sintiéndose tranquilas y completas. Se miraron, se sonrieron y magnéticamente volvieron a besarse. De un salto, la morena estaba encima de Emma y como siempre, Emma, las trasladaba a la cama.
               
- Es que no podías pedirlo hablando? – Emma preguntó sonriendo – Noooo! Tuviste que hacerme beber tres botellas de vino y hacerme tambalear por toda la casa…
- Jajaja. Lo siento – Dejó un suave beso en sus labios – Es que no sabía cómo decírtelo – dijo poniendo su mejor cara de chica tímida ante la mirada desconfiada de Emma – Y te ves muy graciosa media anestesiada. Y tú?
- Yo qué? – Enredaba los rizos entre sus dedos
- Que querías? – preguntó melosa mientras acariciaba su nuca
- Mmm… – La morena sonreía mientras la veía pensar, si esquivaba o mentía a su pregunta daba igual, una vez más sólo le estaba sosteniendo para no dejarle caer, esta vez en la preocupación por su fallo sexual – Quería… – mordió sus labios como signo de que se debatía entre soltarlo o no – No te asustes porque vas a escuchar, eh – Le advirtió y suspiró al ver que la morena le esperaba – Quería… Bueno, yo quería… “Dormir contigo” – sonrió nerviosa – Pensé que era mi única oportunidad…
- Cómo? – preguntó curiosa
- Eso… – se encogió de hombros y al instante estaba colorada – Quizás nunca más se volviese a repetir…
- Cuando dices “dormir”???
- Me refiero a “yacer”– Asintió con la cabeza cortando las dudas de la morena – Sabía que no pegaría ojo, bueno, intenté no dormir pero la bebida me venció…  Eres la primera persona con la que realmente quiero tumbarme y no hacer nada… – La dejó suavemente en la cama, comenzó a quitarse  nuevamente la ropa y después se tumbó mirando hacia ella – Quizás sólo quería descansar a tu lado…
- Estabas cansada? – Preguntó mientras colocaba bien su flequillo
- Un poco… – Suspiró relajándose y cerrando los ojos – Y esta cama se ve de lo más suave y cómoda… – Comprobó la elasticidad haciendo peso con el cuerpo – Esta cama es perfecta para mí…
- Jajaja… No es la cama bonita… Es la compañía – Dijo presumida mientras pasaba la mano en una caricia por el muslo. Trajo la mantas desde lo pies y susurró a su oído, para que todo quedara en confidencia – Eres testadura y los cambios no son tu fuerte… – Enredaban sus piernas   
- Los cambios no son el fuerte de nadie – se justificó a ella y a todo el planeta    
- Un día dolerá hasta el aire… y se hará imposible respirar… – Habló desde la experiencia propia, ya había amado y se sintió en la obligación de advertirle que no todo siempre saldría según lo planeado –  A veces se hace imposible respirar sin lo que más quieres…  
- Entonces deséame suerte – susurró con total seriedad y pensando que por primera vez no sabía a dónde ir 
- Suerte bonita – sonrió y terminó de acomodarse entre sus brazos    


Los tres golpes en la puerta le hicieron levantar la cabeza de la almohada sintiendo un tirón en el lateral del cuello. Cerró los ojos porque no sabía de dónde venía toda esa luz de sol y volvían a golpear. Agarró su bata y fregó sus ojos dormidos. Miraba hacia todos lados y el único signo del paso de Emma por la casa era el desayuno, todavía no se acostumbraba a estos despertares casi vacíos, sin despedidas, ni buena suerte… sin un beso.

- Hola Morena!!! – quedó perpleja al ver al hermano de Emma y a su novia parados en la puerta de su casa – Cómo estás de la panza?
- Bien??? – respondió confusa y preguntando sin hablar que hacían allí
- Eso lo decidiremos nosotros… Permiso – Entró a la casa sin esperar la contestación
- Hola Jenny – le saludó con un beso 
- Hola Kristen – respondió lo que pudo 
- Es Kerstin – le corrigió sonriente
- Lo siento… Kerstin… – Señaló su cabeza y sus problemas para recordar los nombres – Adelante! – Al menos ella era respetuosa.
- Tienes una casa preciosa – le dijo Norbert – Tiene mucho estilo 
- Gracias… – Puso calentar el café, los miró un instante y preguntó lo que tenía en la cabeza – Le ha pasado algo a Emma? 
- No… Aunque creo que se volvió lesbiana…– respondió sonriente, mientras miraba un papel que estaba encima de la mesa de la cocina – Y de esas “hartantes y empalagosas” porque pone: “Llámame por cualquier cosa e hidrátate” y deja su número por si lo has olvidado… Jajaja – levantó la nota por una punta y la alejó de su vista como si le tuviera asco
- Dame eso… – Jenny se la arrebató de las manos  y no pudo evitar leerla
- Norbert… – La novia le enviaba una mirada que rayaba entre el reproche y la crítica a la actitud entrometida   
- Es que no me lo creo!!! – levantó los brazos indignadísimo – Es que no sabe lo que tiene que hacer la pobre… no se lo tengas en cuenta Jenny
- Que dices? – Jenny ni le miraba, los ojos estaban fijos en la combinación de dígitos que sabía de memoria pero que nunca se le había entregado, hasta hoy… y ese “por cualquier cosa” disparaba locuras de todo tipo en su cabeza             
- Bah! Da igual… mátala a besos si quieres – Y Jenny seguía sin escuchar – Veo que Emma te ha cuidado bien – Levantó el frasco de medicina y leyó su nombre – Es para los vómitos… – le aclaró al ver que Jenny le miraba investigadora – Te lo receté anoche
- En qué momento??? – Preguntó irónica y la verdad es que no recordaba haberlo visto
- Cuando volabas de fiebre… – le respondió sonriente – Siéntate morena – señaló una silla – Yo me encargo de ese café
- Ok… – se sentó a ver y a esperar que harían aquellos dos en su casa y con ella                                                                                                                                                            


Perfecto! Como mínimo había 150 personas en el salón si no era que más, cerró la puerta detrás de sí y miró a todos lados esperando que Bodo la rescatase pero él único que avanzaba en su dirección era Piet Vogel con su descarada sonrisa. Por dos segundos pensó en dar la vuelta y volver por donde había venido, demasiada gente y demasiada incomodidad, pero Piet ya la tenía bien agarrada fuerte por el antebrazo

- Nos honra con su presencia profesora – Dejó un beso en su mejilla y comenzó a guiarla
- Encantada… – dijo bajito. Todavía no aguantaba más de dos pares de ojos encima de su persona y caminar por el pasillo central cuchicheando con unos de los integrantes de la Junta, hacía que todos volteasen a verla y que ellos también cuchichearan
- En serio – frenó la caminata – no sabes el favor que me estás haciendo, tengo a estos alumnos esperando hace más de tres horas – le sonrió y avanzaron hasta llegar a donde estaba Bodo, Ben y Jenny junto a otros profesores.
- Bueno, aquí está la profesora Müller – Todos la miraron nuevamente y se ruborizó, era una mierda ser el puto centro de la atención – Creo que podemos empezar…
- Creo que será mejor postergarlo – Todas las miradas cambiaron de dirección – No creo que Mathilda esté de acuerdo con este reemplazo – Emma no hizo más que arrugar los labios, esa tal Mathilda debía ser la profesora de canto que estaba designada principalmente para el trabajo. Ella ayudaría a Piet con las cuerdas y con la elección de los violinistas  
- Mathilda lleva una mañana de retraso – dijo Piet – La profesora Müller hará su trabajo – tocó su espalda y le hizo dar un paso al frente – Está capacitada para hacerlo…  
- Dios!!! Ayer se intoxicó – volvió a rebatir y a mirarlos a todos como si fueran unos desalmados
- Y Bodo y Jenny… y sin embargo aquí están – fue la respuesta de Piet – y deja de poner en evidencia “lo bien que te cae Mathilda” – dijo con tono cansino y las risas burlonas aparecieron. Aquella expresión de la morena le robó una sonrisa a Emma. No hubo respuestas por parte de aquel muchacho simplemente atropelló todo lo que tenía en frente mientras se retiraba – Que gente, por dios!!! Atenea!!! – Emma le miró de enseguida porque sabía que se estaba dirigiendo a ella – Fácil! Más fácil que sumar uno más uno… sólo debes decirme quienes son buenos cantantes… Podrás???
- Bueno, debe ser un poco más explicito en lo que desea que haga – agarró con fuerza la tira de su bolso ya sintiendo el cansancio de solo pensar que debía escuchar a una centena de personas – todo depende de lo que deban cantar – Ella decidió no ser explicita, Piet era violinista 
- Esto! – Piet se pasaba una hoja con la lista de canciones. Estaba en apuros, no conocía ni una sola y así que no sabría la tesitura adecuada – Pero solo los coros…
- Cómo? – una luz parecía abrirse en lo oscuro del cielo. Armar un coro era fácil… eso era como sumar uno más uno
- Pero he aquí el problema Diosa de la sabiduría – Piet la tomó por los hombros y le hizo mirar a la todos los alumnos – No quieren separarse… Son como hermanos gemelos… O cantan todos juntos o no cantará ninguno
- Es comprensible – dijo después de observarlos un rato – Deben llevar años cantando juntos y ellos no tienen una idea individualista… Son un grupo de personas que cantan juntas – sonrió – Son un coro y saben que en su caso la unión hace a la fuerza
- Cómo me gustaría que todos los alumnos de esta academia pensaran como ellos – Bodo aprovechó para meter bocadillo – no tendríamos más esas mierdas de charlas de psicopedagogía y el bullying
- Jajaja… – todos rieron
- Me dijiste que grabarías en estudio, no?… – le dijo Emma a Piet mientras pensaba en cómo resolver el problema
- Es lo que tengo pensado – se sentó en un banquillo algo frustrado – Si consigo un coro que cante para mi…  Y ahora mismo, lo veo imposible…  
- Pues… – resopló un poco, era una decisión un tanto discriminatoria y más aun si probar sus voces pero agilizaría bastante la búsqueda – No puedes aceptar más de 15 personas, opacarían la voz principal… Del coro sólo tres voces serán las destacadas pero sólo una será la más importante – pensó un poco más – Ya sabes, la persona que tiene mejor voz que el propio cantante…     
- Te quieres casar conmigo? – Piet y sus ocurrencias hacían la proposición mientras dejaban un beso en el dorso de la mano de Emma. La morena aguantó la ganas de partirle la cara a golpes había que ser descarado para decirle tal ridiculez a Emma           
- Eso es cierto – Bodo apuntó con el índice y corroboró algo en la planilla que tenía en sus manos – Lo cual reduce la cantidad de coros solo a tres y en los tres hay 15 personas – Le levantó una ceja diciéndole a su amiga que más exacta no podía ser la cifra que había tirado –  Iré a decírselos
- Bodo – Jenny le llamó – sé suave… por favor
- Claro… – asintió con la cabeza aceptando el consejo

Dios!!! Suspiró largo y tendido, llevaba más de dos horas escuchando a los coros… La música le encantaba y el canto era su adoración… Pero como era que todavía quedaban profesores que fueran tan cerrados en cuanto a lo diferente???  Los tres coros eran estupendos, estaban totalmente sincronizados pero no dejaban de ser eso, un coro mixto, otro de hombres y otro de mujeres. Desde hacía dos horas ya tenía la respuesta, ya podía señalar quienes eran los mejores pero faltaba la gracia, la diversión y la actitud…
- Emma qué opinas??? – Bodo la sacó del pensamiento – No terminan por convencerte???
- Las canciones que interpretarán son actuales, no? – le preguntó en confidencia – No reconozco ni un solo nombre de los autores – Le explicó  
- Sí – le afirmó Bodo – Sólo tres son de los 80-90, en algo a que complacer a Sebastian ya que la fiesta es suya. Oye!!! – Bodo la codeó – Pero el villancico de recién sí que lo conocías, te escuché tararearlo!!!     
- Te pones más tonto cuando quieres… Y sí, mamá me lo cantaba cuando era pequeña
- Es que muero del aburrimiento – puso su mejor cara de lastimero – Cantan “Noche de paz” y muero aquí mismo – se tocaba el pecho simulando una puñalada       
- Mmm… Escucha – Algo estaba mal, Ben que estaba sentado a su lado se la había pasado jugando con su teléfono, Jenny miraba sus uñas y había cambiado de postura unas 20 veces. Piet y el director de orquestas discutían vaya a saber qué… Nadie estaba mirando… centró su visión en una persona en particular pero siguió hablando – tengo decidido el coro, pero la segunda voz es un espejismo, está intentando engañarme  
- Que? – preguntó totalmente perdido y mirando hacia donde Emma intentando ver lo que ella veía y nada, no veía una mierda  
- Me gusta el coro de voces blancas – sonrió, aquella cantante de voz dulce se había ganado completamente su atención – dile a los otros coros que se vayan y despeja el salón. Yo hablaré con las ganadoras.

Pensó en que decir para convencer a estas Srtas. No tenía encanto ni galantería, sólo experiencia y jerarquía por una vez en su vida y la verdad es que no sabía cómo usarla – Ejem! Ejam! – aclaró su garganta para hacerse notar y para no pasar vergüenza con un agudo fuera de lugar en frente del mejor coro de la academia – Srtas. Quiero decirles que he quedado fascinada con su performance. Ese Ave María fue impresionante! – terminó sonriendo al posar la mirada en ella y al ver cómo le esquivaba   
- Gracias! De nada! – era la respuesta a “coro” por su halago
- Pero tenemos un problema – dijo penosamente – no es lo que estamos buscando
- Perdone profesora – Una alumna comenzó a defenderse en vano dado a que nadie le estaba atacando – Pero nosotras vinimos porque leímos un papel en el tablón que decía:…
- Lo sé… créeme que lo sé… – la interrumpió levantando la mano – Y quiero informarles que son el coro ganador – La mayoría de ellas expresaron su felicidad entre gritos y abrazos, sólo unas cuantas quedaron dubitativas
- Y entonces como es que no somos lo que están buscando?
- Eso… – Emma sonrió – Eso tiene una explicación – le pidió con la mano que se acercasen –  Ven a esos tres hombres que están a mi espalda, en línea recta?
- Sí… El director de la academia, el director de orquesta y el violinista del último grado
- Perfecto – asintió con la cabeza – ellos no saben nada acerca de coros – la frase hizo sonreír algunas – Bueno, puede que el director de orquesta sepa algo pero él no se siente confiado porque no es su área, él dirige instrumentos artificiales aparte de este proyecto – las miró a todas y como de pronto le prestaban total atención. Ya lo entendían: la que sabía, aquí, de coros era ella – Quiero que sepan que yo soy la última opción, la profesora que está a cargo se intoxicó ayer por comer un sándwich en mal estado – se estaba yendo por la ramas – Igual, yo iré con ellos y les diré lo fantásticas que son pero creo que sería mejor que ustedes se lo demuestren
- Con qué más? Hemos cantado 5 canciones, profesora
- Con estilo y con talento – les aconsejó sonriendo – Y con algo que llame su atención, convénzanlos de que pueden cantar cualquier cosa que esté escrito en una partitura – se acercó al atril para ver lo que allí había, pasaba hojas y todo era mierda así que volvió a acercarse a ellas con un golpeteo nervioso de sus dedos sobre el mentón – Lo haremos a cuatro voces!!! Los sopranos primarios por aquí… los secundarios aquí… – Comenzó a reordenarlas y a darle forma a la idea que tenía en la cabeza

- ¿Qué hace la profesora Müller? – Ben preguntó a Bodo, al ver que Emma tocaba tres notas en el piano
- Yo que sé… – Se sentó al lado de Ben a observar que era lo que hacía su amiga. Las nota salieron limpias por las bocas de las cantantes y Emma volvía a hablar con ellas
- Aquí está el café – La morena se lo pasaba a Ben
- No hay para mí, muñeca? – Bodo preguntó burlón
- No me digas muñeca, sabes que lo odio! – sonrió de mala gana y bebió de su café gozándolo
- Lo siento… “Muñeca”  
- Ben? – Emma le solicitaba – Me das una mano con ese piano???
- Claro! – pidió un segundo – Toma, bebe el mío y deja de pelear como un niñito – provechó para criticar lo infantil de su actitud 

- Esta es la mejor postura – Con las manos apretó su diafragma y su espalda – Inspira, por favor… lo sientes? – preguntó cuando la fuerza llegó hasta su mano
- Sí – dijo aquella muchacha que ya estaba toda ruborizada
- Hasta allí debe que llegar el aire Srta. – le aconsejó con la modulación más dulce que tenía – Si no ese “Mi” no saldrá en la vida
- De acuerdo – se acomodó el pelo detrás de su oreja – lo intentaré…
- Bueno, Srtas. – las llamó levantando sus manos – Solo tienen ese piano – señaló a Ben – Y estas manos que están dispuestas a hacer lo imposible por guiarlas. Nuestra partitura será la memoria… Lo demás depende de Uds. Y recuerden… – Recalcó con el dedo en alto – ya son el coro ganador así que no hay razón para estar nerviosas – estaba a punto de tomar su posición pero volvió para dar la última orden – Cuando se lo indique Uds. – señaló a tres personas de la primera fila – dan un paso adelante y se lucen. Crees que podrás con esto? – le lanzó una pandereta a una de las integrantes y marcó el ritmo con palmadas – Repite, por favor… – Sonrió al ver que salía a la perfección
- Creo que podré – respondió toda excitada por su gran logro
- Tú… – Se acercó a esa voz en particular para confesarle algo – Serás la novicia, la hermana Mary Roberts, creo que así se llamaba…  Así que sabes lo que espero de ti – La muchacha sólo asintió con la cabeza aún mas ruborizada. Y es que el papel le caía como anillo al dedo y tenía muchísimas ganas de escucharla en toda su plenitud
- Cómo es eso que recuerda a la hermana Mary Roberts y no a Whoopi Goldberg que era la protagonista de la película? – Una preguntó y el coro comenzó a reír a carcajadas
- Yo que sé… – se encogió de hombros – todos recordamos a esa monjita tímida, nos robó el corazón… – las risas se escucharon una vez mas y sabía que solo era porque estaban un poco nerviosas.

- Estas celosa? – Bodo casi le hace escupir todo el café que tenía en la boca
- Pero que dices imbécil? – secó sus labios con el dorso de su mano – Cómo haces para ser tan pendejo??? – no lo aceptaría jamás pero tanto toqueteo y sonrisas no le estaba sentando bien. Emma no hablaba con nadie, no entendía ni un solo coqueteo y de pronto se colmaba de roce con aquella???    
- Echas fuego por los ojos Jenny… – le hizo un movimientos de manos en frente de su cara – y… y tienes una expresión de encolerizada, que transmite ira y desprecio… Quizás no comprendes que solo está ayudando a la alumna con la respiración 
- No estoy celosa!!! – Murmuró apretando muelas. Negar fue lo único se le pasó por la cabeza, dios sabía que no quería quedar como una chiquilina y menos en frente de este idiota
- No lo parece – Dejó de molestarla porque no entendía para qué demonios había preguntado. No era su amiga ni nada, Jenny le importaba un carajo – Parecen que van a cantar de nuevo, a ver con que nos duermen esta vez – y se acomodó en su silla para escuchar

- Hail, Holly Queen – le dijo a Ben lo que cantarían – La versión de Sister Act, la conoces? – preguntó al ver que buscaba una partitura que nunca encontraría
- Claro! – Sonrió sorprendido pero encantado – He visto la película como 100 veces. Es uno de mis musicales favoritos – Un guiñó de ojo después llevó los dedos a las teclas del piano, un acto que solo significaba que esperaba su señal. Al menos a él no debía guiarle              

Tomó su posición como directora del coro y al ver que sus manos estaban seguras no dudó tampoco y le indicó a Ben que podía comenzar… Las primeras notas en el piano sonaron y la mano derecha marcó el movimiento preparatorio y quedó en alto… Después de la última nota del preludio le seguía la primera nota del  himno, había aprendido aquello primero y después a atarse los lazos de las zapatillas, de ninguna manera había sido una niña “normal”.

Con movimientos suaves y uniformes marcaba el tiempo y lo que escuchaba simplemente le hechizaba y comenzó a cantar, a acompañar a su coro en vez de guiarlo, esa era la diferencia entre la mediocridad y lo significativo. Los libros hablaban de algo que se llamaba “la indicación de sentimiento”, estaba escrita encima de la primera línea de notas, aquello le decía lo que debía sentir a la hora de cantar y gracias a la Virgen María, en la cual ni siquiera creía, no tenía partitura…

Jenny sonrió al verla, una canción más “conservadora” no había podido escoger, estaba rígida con un movimiento de manos acompasado. Jamás había entendido como funcionaba eso de mover las manos y que los otros cantaran o tocaran como si nada, debía preguntárselo, inventarse un paréntesis para charlar un rato y quizás utilizarlo como excusa. Una nota alta, lo rítmicos de las palmadas y los panderetazos la despertaron de sus pensamientos

- Que hija de puta!!! – vio como Bodo llevaba las manos a su cabeza y negaba sonriendo

Emma avanzaba hacia el coro con un movimiento de manos más enérgico y moviendo todo el cuerpo al ritmo de la música, técnicamente bailaba y así recorrió cada fila, de principio a fin, para alentarles a todas. Acompañaba a cada una de las voces que surgían con la modulación correcta de la boca pero no dejaba escuchar su voz, solo se movía incitándolas a moverse también. Volvía a su posición inicial escoltada por 3 chicas a su izquierda, chocó la cadera con la contigua indicándole que no se quedara rígida y sonrió para que cambiase la cara de terror.

La morena ampliaba la sonrisa de a poco y tomaba la mejor postura para ver tan grato espectáculo, porque estaban dando un espectáculo, de eso no había duda, ahora todos las miraban con la boca abierta.
- Jenny, que tal la pronunciación? – Piet le preguntaba a gritos desde el otro extremo. Y levantó el pulgar respondiendo que era perfecta  
       
Algo sonó mal y estaba detrás de ella, Emma giró solo para acomodar su espalda, no olvidaba que era la mejor voz pero necesitaba un poco ayuda para salir impecable… Jenny repiqueteaba con sus dedos contra la tasa el ritmo pero se tensó entera al ver que la escucha de Emma era ganada por la muchacha del medio. Ahora las manos parecían olvidarse del coro y solo se dirigían hacia ella, la esperaban y sonó. La voz era realmente buena, tan buena que había barrido a las demás y había hurtado una sonrisa que era de ella. Negó con la cabeza, estaba agigantando las cosas, no significaba nada.

Y para aturdirla más si se podía, “aquella” decidió agarrarse de su mano busca de fuerza y Emma parecía gustosa de consentirle. Siguió mirándolas, mientras soportaba la estocada… una “simple canción de iglesia de pueblo” las conectaba, cerraba un circulo y creaba un mundo que las obligaba a mirarse a los ojos y apretarse cada vez con más fuerzas las manos. Una simple  “corista sin tetas” había conseguido al primer intento lo que ella no lograba ni divorciándose, ni rechazando a los hombres, ni convirtiéndose en la lesbiana mas compresiva del planeta. Sólo lograba tenerla de aquella manera en la cama y ahora ni siquiera podía follar como dios y la virgen “no “mandaban… Era demasiado así que decidió irse

- Y después el niñito soy yo, eh – Bodo eligió el peor momento para bromear
- VE-TE A LA MI- ER-DA Pendejo! – le gritó en la cara
- Adiós simpática… – Sabía que mañana se le pasaría, no era más que una “chiquilina”

Marcó el corte y escuchó como comenzaban los aplausos de las 5 personas que estaban presentes, se giró para el cordial saludo al público y la vio retirarse. Mientras doblaba el torso la alegría se terminó y no era de extrañarse, todo tenía un precio en la vida… tanta tranquilidad resultaba intimidante pero no dejaba de preguntarse qué le había molestado esta vez y si ella era la causa y si podía enmendarlo.

- Genial!!! – Ben le daba un brazo – Ha estado genial!!! – sonreía sin poder contener la alegría, era fabuloso trabajar con ella y con esa potencia que se escondía en lo más profundo de su ser – lo reafirmo, eres buenísima en la materia!!!
- Gracias… – Dijo mirando hacia ella y no prestándole nada de atención 
- Está enojada – le aseguró al percatarse de lo que Emma miraba. Llevó sus dedos a los oídos para tapárselos y la puerta estalló, solo se encogió de hombros, inevitablemente las que más sufrían sus enojos eran las puertas
- Alguien debe enseñarle a dejar de golpear las puertas así, me sacará el corazón por la boca – Piet señalaba su pecho y se quitaba del cuerpo todo el susto con un rápido escalofrío
- Yo se lo enseñaré – Emma fue detrás de ella ignorando la mirada espesa y rigurosa que le devolvía Bodo
- Claro que sí! Diosa de la sabiduría – Piet reía – Nadie mejor que tú para impartir el conocimiento… Jajaja  

- Profesora Hartmann! – levantó el tono en medio de ese pasillo desolado y apuró el paso al ver que se detenía – Qué pasa? Te sientes descompuesta? Nauseas de nuevo? – Miró la tasa en su mano y decidió no decirlo porque corría con el riesgo de aumentar más el enojo
- Nauseas? – Era irónico que Emma pudiese ver todo lo complejo y no lo más simple… Los celos… Estaba apestada de ellos y sabía que no había razón pero no podía evitar sentirlos. Y no quería vivir atormentada – No! Estoy bien, gracias por preocuparte – intentó seguir adelante
- No lo parece – Emma volvió a insistir una vez mas pero sin mover su posición  
- No me hagas hablar… – suplicó con una sonrisa que se torcía –…no diré cosas maduras – cuadró la mandíbula y se tomó un segundo para ver lo inocente de la apariencia de Emma. ¿Cómo era que no lo veía?
- Es por la hermana Mary Roberts??? – señaló a la puerta por la cual habían salido
- De qué hermana me hablas Emma? – levantó los brazos por la poca paciencia y por la incongruencia que le tocaba escuchar
- Digo… Por la corista… Yo sólo estaba… – Intentó explicar ¿Qué le explicaría? Explicar en este caso era sumir 
- No eres tú ni la corista… Soy yo – se señaló – y mi idiotez – Vio como Emma asentía con la cabeza y pensó en alejarse y meditar en tranquilidad. Pensó en bailar con todas esas preguntas que no tenían respuesta y con toda la cobardía que no le dejaba preguntar – Nos vemos…
- El café profesora… – había intentado no decirlo pero si no aconsejaba no sería ella. Y no era bueno después de su intoxicación. Y Jenny como buena rebelde y caprichosa bebió mientras se alejaba – Perfecto… – susurró sabiendo que el berrinche era más importante que la salud.


Los tres golpes de rigor y el “adelante” pertinente… Estaba intranquila y enojada, el mejor estado posible para recibir un regaño por parte de Stefan.
- Siéntate… Jenny – ¿Qué más le ordenaría? ¿Su mejor cara de pena cuando le sancionara? Se sentó y dejó que él comenzara, no tenía cabeza ni cuerpo para discutir – La alumna Eichkamp…
- Lo sé… – la interrupción y la entonación llamaron a la desconfianza de Bergmann
- Lo sabes? – preguntó sonriendo
- Sí, yo misma la eché de mi clase…
- De acuerdo! – se puso feliz de no tener que explicar nada, de poder saltar la parafernalia e ir a lo que él le resultaba importante – Cómo te llevas con la profesora Müller???
- Qué??? – aquello la dejó fuera de foco
- Son amigas? – preguntó mientras se acercaba a ella
- No… – No era bueno mentir, este viejo endemoniado lo sabía todo – sólo compañeras de trabajo… Somos casi de la misma edad… así que tenemos mucho sobre que hablar… – pensó que sería un buen argumento
- Mejor!!! – exclamó entusiasmado – Y sé que hablas con ella… – se acercó hasta la ventana y Jenny cerró los ojos al recordar que daba al estacionamiento – lo he visto… – Intentó no adelantarse a nada pero ya le era fácil adivinar lo que quería y no podía dejar de ponerse rígida. Estaba a punto de ver como se desataba la tempestad… – Jenny… – se sentó en el borde de su escritorio para quedar lo cerca posible – Me recuerda a Bea…  
- Solo ocupa su puesto… – intentó luchar contra el maldito fantasma de Bea que ahora no hacía más que condenar a Emma – Eso no quiere decir nada…   
- Solo quiero asegurarme… – le explicó – No quiero que la academia pase por lo mismo… Perdimos la mitad de los alumnos con lo de Bea…
- Lo sé – asintió con la cabeza pero también sabía que a la Srta. Vogel sólo la habían quitado del camino de la manera más ruin y enfermiza, solo por cubrir sus porquerías. Volvió a pensar en Ben ¿En dónde demonios estaba cuando todo había ocurrido? – También despediste a la mitad de la currícula de profesores
- Cómo se supone que iba a pagarles si no tenía alumnos??? – Fue su tesis inmunda – Quiero que la observes de cerca, solo por precaución…
- Qué??? – preguntó alucinada – Cuándo??? Yo doy clases de Ballet y ella de canto, Stefan!     
- Ahora trabajarás con ella en los contratos – le dijo mientras volvía a su silla 
- No! – pensó rápido que decir  y como rechazar – El contrato con la discográfica de Edwin se perdió por su culpa… Trabajé meses y ella lo echó a perder en 2 segundos – apoyó el índice sobre el escritorio
- A ella le costó una suspensión – le recordó
- Y la llamaron a los días rogando porque volviera – también le recordó 
- Los alumnos exigieron su incorporación, extraño, no? No harían eso por cualquiera… Solo por la Srta. Vogel y todos sabemos lo que Bea hacía con sus alumnos… – la boca de Jenny de pronto estaba cerrada y le ceja de Stefan se levantaba avivando las conjeturas       
- La profesora Müller lo sabe??? – cambió de tema sabiendo que no podía decir más
- Mañana se lo comunicaré – le aseguró mientras encendía un puro – A partir de ahora trabajas con ella – comenzar a tirar humo como una chimenea 
- Me queda incómodo el horario – comenzó con las excusas – La profesora no tiene disponibilidad por la mañana, a la tarde da clases aquí y a la noche suelo dormir… así que se hace como imposible…  
- Eso lo coordinas con ella – le indicó que se levantase, que él la escoltaría hasta la puerta – Yo sólo haré los ajustes por el pago de la horas extras y los viáticos para las dos – le sonrió cálidamente – Jenny – la llamó antes de que se marchara – Respeto tu autonomía eres mi mejor profesora de baile…  La alumna Eichkamp no volverá a tu clase ni tampoco saldrá antes de la clase de la profesora Müller
- Respetas también su autonomía? – preguntó irónica
- Mientras respete a la institución… será respetada, tenlo por seguro.

Tenía un ojo puesto en la pantalla de su notebook y otro en observar detalladamente como el perro se ensañaba con el cojín… hizo una muesca de asco al notar que el café estaba helado… Pensó en qué hacer porque obviamente no podía concentrarse en el trabajo, quizás limpiar la casa, leer un poco o ver Tv ahora que tenía ese enorme rectángulo en la cocina… No recordaba ni como encenderla así que desistió de ella…

No moriría así que no se explicaba por qué razón estaba tan inquieta y expectante, dejó la tasa en el fregadero y miró el reloj… Faltaban horas para ir a la cama y el tiempo parecía correr más lento que nunca… Pensó en tocar un poco el violín y probó que los dedos estaban imprecisos, no se alarmó sabía que sin un incentivo la perfección era inalcanzable e irreal.

Apretaba sus dedos intentando relajarlos si algo tenía de imperfecto era lo caprichoso e infiel de las manos, se iban detrás de cada cosa nueva y ardían si no podían tocar lo que querían. Una infancia con las cuerdas, una adolescencia con las máquinas y una adultez con… ¿Qué querían? Volvió a mirar el reloj pero no la hora… Y las manos las metió al bolsillo, esta noche no sería posible, Jennifer estaba fuera de quicio. Suspiró y pensó lo que podía hacer con su tiempo.

Escuchó la música salir desde el interior de la casa y comenzaron las fantasías… quizás bailaba, quizás cantaba y quizás lloraba mientras bailaba y cantaba, quizás demoliendo sus muebles y quizás no estaba haciendo nada más que pensar… Sonrió y pidió no tener la cara de estúpida que suponía que ponía cada vez que la morena le abría la puerta y que la vida le diera un respiro dejando de lados las sorpresas… Pulsó el timbre…

- Emmaaaa!!! – Ben le recibía con un abrazo. La envolvió en un círculo en el cual reinaba el olor del alcohol, el tabaco y buen perfume – Emma, Emma, Emma… – la mecía de un lado a otro, estaba pasado de copas.
- Cómo estas Ben? – preguntó sonriente, no había razón para estar lejana ni apática. Era el amigo de Jennifer y era una persona agradable, siempre tenía buena vibra con ella
- Bien… Bien… Genial… Tomando una copa – levantó su copa, bebió y puso su mejor cara de deleite – de esta refinada champaña…
- Me alegro… – pasó un tiempo en el cual ninguno de los dos dijo nada, un momento incomodo para Emma, debía decir exactamente a que había venido y no a Jenny sino a Ben – Oye, yo…
- Oh… Pasa, pasa, pasa!!! – le indicó con la mano – Jenny está adentro…

Y sí, efectivamente, Jenny estaba adentro… lo que no le había dicho era que estaba acompañada. Desde la puerta podía verla sentada en el regazo de aquel muchacho, beber y hablar animadamente con toda la gente que estaba a su alrededor. Aquellas manos masculinas que estaban en sus muslos no parecían tener importancia, no para Jenny. Sintió la mano de Ben en su espalda y pensó que la empujaría hasta dejarla enfrente de todos… así que ya se anticipaba a la vergüenza.

- Quieres que la llame? – Estaba borracho no deficiente así que decidió ayudar un poco   
- Gracias – Afirmó con un movimiento de cabeza, Ben realmente la caía bien
- Bueno, iré a sacarla de las manos de ese imbécil – Dijo apenas vio en dónde estaba y con quién la morena. No tenía del todo claro cómo funcionaba esto del lesbianismo pero para él ya era motivo suficiente para partirle una botella en la cabeza a ese estúpido que la tocaba – Está algo tomada…
- Siempre le justificas? – preguntó al recordar que era la segunda vez en un mismo día que Jenny y sus comportamientos recibían el amparo de Ben
- Noooo…  – señaló hacia el sillón en donde estaba sentada – Yo solo intento recordarte algunas cosas que supongo sabes o al menos imaginas – La miró y se compadeció de ella, había que ser fuerte para soportar la vida y el estilo abierto de Jenny y lo que Emma estaba viendo era una simple reunión de “amigos” que había surgido de la nada – Iré a…
- Gracias… – contestó sonriente

Supuso que lo mejor era llevar las manos a los bolsillos, cruzar los brazos sobre el pecho era una pose de “vigilante” y ella no era eso. Aunque las píldoras sobre la mesilla si la sorprendían un poco…  Y ahora comenzaban a nacer algunas cuestiones que no había tenido en cuenta y quizás marcaba una “verdadera” diferencia: Eran distintas y tenían distintos límites, de ninguna manera podría sentirse a gusto en una jocosa fiesta psicodélica… tampoco viéndola en las manos de alguien más… Y se preguntó cómo era que debía actuar… Escuchó lo firme de los tacones y entendió que esto costaría mucho más dolor que el que imaginaba…

- Emma – Jenny avanzó decidida hacía su boca. Un simple beso que Emma no esperaba y que le hacía olvidar lo que estaba dos pasos adelante. La miró a los ojos, no estaba drogada ni tan tomada, estaba bien consciente de sus actos, quizás eso era lo más punzante – Ven… – Jenny le agarró de la mano – Vamos a saludar y a tomarnos algo…
- Solo saludar – Dijo bajito, estaba algo confundida entre la efusividad, espontaneidad y aceptación plena por lo que eran. Parecía no tener reparos en decirles a todos sobre ellas pero tampoco dudaba al sentarse en las piernas de nadie.      
- Disculpa… no te escuche – Dejó otro beso en sus labios y le sonrió  
- Que solo saludar… – Frenó sus pasos y se puso rígida – Mañana trabajo por la mañana…
- Entiendo… – Asintió con la cabeza mientras sonreía – No tienes planeado quedarte… – la morena miró su enlace de manos y jugueteó con esos dedos intentando una caricia y que la desilusión no sea tan evidente – Entonces… A qué venías Emma? – Quería no sonar hiriente ni mal educada pero sabía que había fracasado, Emma agachaba su cabeza
- Jenny… yo… yo… – No podía solicitar, no salía por la boca el deseo y solo porque se sintió un estorbo – Nada, yo…   
- Tú? – apuró porque igual que todas la veces perdían tiempo – Emma?
- Yo quería saber cómo estabas… – ya estaba fucsia y escondiendo las manos en su espalda – Veo que te… que te encuentras mejor… – y sin querer queriendo miró a toda la gente que estaba allí.
- Estoy bien… Gracias por preguntar y por enviar a tu hermano para que me examinara – Y allí acabó todo… Fue de mirase un tiempo y de ver como vibraba la línea de cristal que las unía y sentir el terror
- Me alegro… – agachó la cabeza y miró al suelo intentando ubicarse, intentado ordenar todo por dentro y sin hacer un reproche fuera de lugar – Me voy…  No te importa si no… – señaló hacía sus amigos
- No! – dijo sonriendo – Te acompaño a la salida – Dieron, en silencio, los pocos pasos que las separaba del exterior. Jenny cerró la puerta y se recargó sobre ella – Bueno… Es una pena que no puedas quedarte – sonrió nerviosamente porque parecía como si todo fuera a derrumbarse de pronto, como un castillo de naipes en frente de un soplido impertinente, esta vez no necesitaban un terremoto ni una tempestad… solo necesitaban un poco de equilibrio y algo de suerte para alcanzar ese “punto en el infinito”…   
- Lo es… – Emma juntó el coraje para dejar un tímido beso de despedida – Adiós          
- Emma…  – No dijo mas mientras acercaba a Emma a su cuerpo.

Un beso que era fogoso y enamorado. Una tentativa de que la paciencia tenía sus recompensas y que la dulzura de algunos dolores era adictiva…  Tal vez porque se olvida todo y no porque pudieran contra todo… pero lo cálido de la saliva y lo amable de las manos siempre propulsaba para un mismo lado, aquel paisaje pintado de blanco y negro que ahora se lloraba por un gris… Y ya no estaban entre el amor u odio ni entre la profusión y vacio… sino intentando existir en la rotación normal del mundo.

- Cuida ese estómago por favor – dijo con la mano encima de él y sonriendo
- De acuerdo… – Y se quedó de pie mirándola marcharse… 

- Y Emma? – le preguntó Ben apenas le vio – Se ha ido?
- Sí – respondió mientras se disponía a fumar un cigarrillo, quizás mostrando el enojo con las manos, al hacer apresurado el ritual y la primera pitada – No podía quedarse…
- Una pena… – Sin acercarse demasiado le alcanzó una copa
- No! No es una pena… –pitó y la garganta molestó – Y si no se ha quedado es porque no ha querido – Apretó el cigarro con fuerza contra el cenicero, realmente no quería fumar 
- Quizás no se sentía cómoda… Parece que te olvidas como es la profesora Müller… – listo, había hecho la buena acción del día con las dos, ahora merecía la medalla del mejor amigo – Media anticuada y respetuosa – terminó por sonreír
- Eso no la justifica – Ben se asombró al escuchar aquello… esa era la respuesta a la pregunta de Emma
- A algunos nos cuesta más y otros menos – fue su simple explicación, Jenny estaba totalmente errada si pensaba que iban a sentir en conjunto
- A Emma le cuesta horrores – fondo blanco a la copa y es que era de pensar y enfurecerse – Esta es mi vida… y no voy a dejar que…
- Ya lo sé – la cortó porque era la hora de todo ese chorro de negación ante el conflicto y la estúpida idea de unas cuantas alteraciones nos hacían perder la esencia. Lo sabía de memoria, alguna vez había sentido lo mismo,  así que sonrió mientras llenaba la copa hasta el límite – Envenénate… – le aconsejó beber
- Esto no arregla una mierda Ben! – Jenny gritó desesperada – Y de seguro que haré más estupideces – Aun sabiendo, llevó la bebida a su organismo…
- Lo sé – abrió sus brazos y su boca alucinado – Pero será como sueño…  No tendrás miedo, no sentirás culpa y lo mejor de todo – descorchó otra botella – no pensarás con claridad… Yo le echaré llave a la puerta – Se ofreció presintiendo como acabaría la noche

Estaba desterrada de la cama, sentada en una la única silla que había en el dormitorio y mirando a la oscuridad a través de la ventana. Le faltaba, no podía decirlo ni pensarlo directamente así que entramaba algunas complejidades para no ceder a la obsesión, pero igual le seguía faltando. Se puso de pie sólo para mirar lo transparente e impecable del cristal, no polvo, no huellas, no trazas… Condenadamente perfecta, como cada una de las cosas que estaba en su casa… El doblado de la sábana, la armonía de los muebles y esa silla que era perfecta para destrozar la ventana.

Cerró los ojos con fuerza y apretó los puños… ¿Qué haría con el tiempo sino podía dárselo? Destruir y reparar no era la solución… Y desde adentro se movía todo el infierno, le hacía temblar y encendía las ganas de arrancarse la piel. ¿Por qué no podía sentir “normalmente”? ¿Qué demonios era sentir normalmente? Estaba delirando así que decidió sentarse nuevamente… Mientras que todo pasase por dentro no era necesario el réquiem a la prudencia.

Como siempre, estaba sola y si así estaba era porque nunca había necesitado de nadie… Eran años de autarquía y nomadismo… No había ni un solo lugar ni un solo hogar ni una sola persona a la que quisiera pertenecer… Bueno, esa era una idea que ya no estaba clara del todo… Jennifer le hacía necesitar y querer romper cosas y eso no estaba bien… Se alarmó cuando sintió un lengüetazo por la canilla               

- No, no, no… – lo apartó un poco de sus pies – Ve a chupar la pata de la cama amiguito – Obviamente el perro volvió a acercase a ella – No! – Un pequeño grito como regaño, que no daba ni miedo y el perro volvía a carga con la petición de atención. Emma subió los pies a la silla y bajó la mano para acariciarlo – Lo siento, me da impresión que me chupes la pierna – Las caricias por el cuello parecían ser suficiente pero ya comenzaba a morder sus manos y eso no era del todo de su agrado – Te di de comer? Sí – Se contestó cuando lo recordó…

Lo miró detenidamente y esos ojos negros y tristes le partían el alma – No te hablaré – le dijo de pronto al perro – No te hablaré como mi madre le habla sus plantas… No lo haré porque creeré que realmente necesito a ese psiquiatra – Se mantuvo en silencio por un buen momento, mirándolo de soslayo y aguantando las ganas. Se repetía constantemente que era un “ser inferior” y que jamás comprendería más que un puñado de órdenes de su amo – Mierda amigo!!! – se quejó por sabía perfectamente que solo haría el descargo porque el perro jamás le juzgaría y que mientras le alimentase y lo acariciase todo estaría bien entre ellos….

- Esta cabeza inventa cosas, sabes? – se señaló el cráneo y la actividad del cerebro que parecía nunca cesar – y… y… y… no puedo con un “problemilla amoroso”??? Es injusto!!! – levantaba la voz a medida que el enojo crecía – No puedo querer salir a matar solo porque le han tocado un muslo!!! – Intentó serenarse pero el fervor estaba en el mismo lugar – Muerde sus botas amigo! – la primer orden que le daba a su perro – Destrózalas!!! – Pidió sedienta de venganza su parte más humana – Muérdeselas de la misma manera que ella me muerde la conciencia por la no… – Escuchó el timbre – Es ella… – le dijo mientras se levantaba y colocaba la silla en su lugar, lo mejor no era dejar rastro de sus “extrañas costumbres” – que no se te olvide lo de las botas si pasa la noche aquí – Y fue a abrir la puerta…

- Hola… – dijo tímidamente al especular que quizás le había despertado y sabiendo que estaba molestando porque mañana debía levantarse temprano
- Hola – Emma sostenía la puerta y esperaba por saber que era lo que quería, si pasaría dentro o si solo era una visita corta – Te sientes bien??? – Preguntó al ver que no hacía más que mirarle profundamente y la falta de parpadeo le hacía pensar miles de cosas
- No… – Empujó suavemente la puerta y avanzó – No me siento bien… – Repitió mientras acorralaba contra la pared a una Emma que estaba demasiado preocupada en descifrar cual era su estado – Te necesito… – susurró a su oído y en vez de dejar el característico beso húmedo en su cuello decidió ser lo más explícita posible pasando la mano por la entrepierna de Emma.

Estaba cansada de escuchar las conversaciones infantiles de sus invitados, y las últimas tres copas que Ben le había servido no la habían emborrachado, solo le habían incitado a recordar sus caricias y el gozo de ese gemido que cargaba su nombre, el sentirse tan dentro de su piel y tan cerca cada vez que podía escuchar su corazón. Recordó que la única vez en la vida que olvidaba todo, hasta los miedos, era cuando estaba envuelta en su fuego…

La exhalación de Emma, cuando movió su mano, llegó directa a sus labios y se negó el beso porque no tendría fin y quería decirle que esto no era lo mismo de siempre… Que si podía entregarle todo, incluyendo la ternura que no sabía sentir en la cama, tendrían un problema resuelto… Y subía con la mano desde la cadera, hacia arriba, hasta su pecho… Y no dejaba de mirarle implorando el consentimiento para hacerle el amor…

Masajeó la entrepierna y la mano de Emma empujó la puerta hasta cerrarla mientras cerraba sus ojos sintiendo el placer que se le entregaba… todo desaparecía y sólo porque se moría por tenerle… y desde el cuello le traía reclamando el beso que debía acallar el gemido… Pero la morena la dejaba jadeante y a la espera…

- Necesito saber que hago falta – Jenny susurró encima de sus labios sin dejar de mover su mano – Y que entregarás como me entrego yo…
- Sí – Jenny sonrió porque la respuesta era rápida debido a la excitación y en vez de menguar decidió la piel y el contacto más directo – Dios!!! – Emma mordió sus labios
- Necesito que seas mía – frenó un instante mirándola a los ojos, un falso segundo para pensar – Necesito respirar – hizo alusión a la noche anterior e indirectamente volvía a decirle que era ella lo que más deseaba en este mundo. Mordió sus labios – Crees que podrás concedérmelo? – Preguntó mientras barría la saliva que había dejado en los labios de Emma…
- Creo que podré… – suspiró y alentó a esa mano, que estaba dentro de su pijama, a seguir adelante…                                                                                                             

 Frente a frente y no veía más que su pecho subiendo y bajando y el rojo tentador de los labios del pecado… La agitada respiración endulzaba el temor de perder la poca cordura que le quedaba… Apoyó los brazos en la pared, encerrando el deseo y suspiró la impotencia que le daba pensar en complementos, en otras mitades y en que había conjuros que nos robaban el alma…
¿Alma? Su alma se había escapado detrás de Emma después del primer beso… Quizás no venía a entregarse si no buscar lo que le había hurtado una simple sonrisa… Pasó la lengua por la línea de su cuello empañando lo transparente y frágil de su piel y seguían sin estar a mano, era ella quien estaba envenenada y quien se conformaba con ser una noche. Quizás no sabía bien a que había venido pero estaba segura de que no quería seguir así…
Era demasiado lo que sentía y demasiado lo que esperaba… y Dios sabía que no estaba siendo ni egoísta ni desinteresada, que solo había cerrado los ojos sintiendo el hartazgo de los amores baratos, lo banal de todas las palabras y lo necesitada que estaba de ella…De aquella vacilación de estar a punto de llegar o de irse, el momento en el cual creía que era mejor la desesperación que tenerlo todo simplemente por sentir que despertaría en vez de dormirse para soñar y las enormes ganas de que fuera a su lado…   
  
Ni juez ni abogado pero estaba preparada para juzgarle y defenderle, estafadora o asesina, culpable o inocente y siendo el apriete de la soga y la llama de la hoguera, sería lo que quisiera, un último deseo o algún antojo o aquello que hay bajo el sol, todo por el silencio, el eco y el grito que siempre le nombraba y traía algún pensamiento de ella… Estaba pendiente, errante y ardiendo en la piel todo lo que guardaba dentro y suficiente de consumir infiernos por un olvido que no vendría si no vivían lo que tenían que vivir.
Y si un insolente era su corazón por tanta pretensión que un beso fuera su perdición, de todas formas mañana despertaría completamente enamorada y entregada a toda la ironía del destino. Le miró a los ojos e imploró por recordar la propia existencia después de amanecer al filo de su vida y de aquellas manías que “detestaba”… Y suavemente llegó a sus labios… sólo una gota del sabor del su boca para percibirel agridulce de la sensación de ser juguete de los ensayos que Emma le haría al amor y como era de esperarse algo se quebraba…
- No me hagas creer que quererte es en vano… – Salió por su boca el presentimientode que no resistiría lo que estaba recibiendo y sabía que lo merecía y pidió perdón, tarde pero lo pidió, por todas las veces que la piel le había hablado y no había querido escuchar ni sentir lo que era amar a una mujer – Y si soy en tu vida un momento lo aceptaré… pero por favor deja de jugar porque nunca sentí lo que siento cuando estoy contigo – Soltó lo que quedaba de aire, en una exhalación un tanto ahogaba y quedó a su merced, este era gran momento para un buen golpe en el corazón, ahora mismo lo sostenía entre sus manos así que levantó la mirada…
Loca, simplemente le volvería loca y aquel silencio que sostenía era una bofetada y una vez mas volvía a golpear como agua contra las rocas, quedaba acorralada contra una enorme pared y apuntada por una falsa indiferencia de un corazón helado que se le hacia inalcanzable… Aquel desamor le partía el alma y la convertía en una sombra desdibujada que no eramás que algún momento que le debía… que no era más que el error de querer atrapar el viento con las manos…
Parpadeó tres veces intentando ubicarse en aquel puñado de palabras mal dichas… Era una duda y sin embargo sonó a lo más promisorio que había escuchado en su vida…   ¿En vano? ¿Jugar? ¿Sentir?... tres cosas a las cuales no les conocía el significado y tres cosas que Jennifer parecía conocer de memoria… No pudo hacer más que mirarla con “ternura”… se aceleraba, perdía dirección, estaba a punto de colisionar y el impacto sería catastrófico según la “física” pero sintió orgullo de tener semejante fuerza de empuje,semejante cuerpo y persona dispuesta a receptar los estropicios de esta locura…
No era nada nuevo distinguir el coraje entre el azul de sus ojos pero no podía dejar de asombrarse. No tenía manera de escapar, de ella no podría escapar y no por falta de capacidad si no por falta de ganas… sabía de sobra que las redes no las había puesto Jennifer si no ella misma y que no tenía la intención de apresar un cuerpo si no una vida… simplemente quería vivir…
Pasó la mano por su abdomen la sintió temblar y suspirar… cualquier cosa que le entregaba caía como sal sobre las heridas… ¿Hasta cuando? ¿Qué tan profundo debían sumergirse para entender lo que sucedía? ¿Cuánto más de soledad?Orgullosa, no lo aceptaría nunca y en la contradicción prefería chocar con violencia contra su cuerpo y aferrarse a su espalda creando un acertijo que un día le hacía creer que la tenía y al otro que la perdía…
Sonrió, como siempre, solo bastaba mirarla tensión para entenderlo todo. Deseaba acariciarla pero tendría que esperar, a lo mejor una vida entera, o el tiempo que le tomara entender que estaba a punto de entregarle todo lo que era y cambio solo quería lo que Jennifer estuviera dispuesta a dar… así que podían buscarse hasta el cansancio, atacarse constantemente o intentar un poco de felicidad      
- Jennifer… – Llevó una mano decidida a su mejilla en una caricia – Eres un momento en mi vida… eres el momento… – No logró terminar y la morena ya estaba a dos pasos de distancia e interponiendo un brazo para que no se acercase. Emma cerró los ojos mientras intentaba descifrar de que manera con 6 o 7 palabras se podía ir todo a la mierda – Escucha… escucha… escucha… – Se preguntó en donde demonios estaba su puta suerte... ¿Cómo era que todo le salía al revés? – No lo estoy diciendo…
- Lo entiendo! – Miró hacía todos lados menos a quien debía mirar. Localizó el bolso, lo colgó a su hombro y se encaminó a la puerta… suficiente de hacer el ridículo y no estaba dispuesta a mostrar dolor que le causaba esta puñalada. No era lo que esperaba oír y asumió que nada bueno venía de esos ataques de sentimiento que la ponían de rodillas a sus pies – No tienes que disculparte Emma… Aprecio tu sinceridad…
- Escucha… yo… yo – Caminó desesperada siguiendo sus pasos por la casa, si cruzaba la puerta todo quedaría en nada – Jennifer… yo… – Intentó con sostenerla por el antebrazo pero se escapaba
- Déjame Emma!!! – Abrió la puerta con toda su fuerza y sabía bien lo que haría con ella, la golpearía hasta hacer retumbar las paredes. No era más que una niña caprichosa además de lo orgullosa…
- MIENTES!!! – No supo que demonios quiso decir con aquello ni menos porque lo gritaba a todo pulmón pero había funcionado, Jennifer estaba estática y sosteniendo la puerta con una sacudida llena de ira. Tenía dos segundos para darle coherencia a sus palabras antes de que se diera la vuelta
- Qué???!!! – Si creía que lo había visto todo estaba completamente equivocada, no debía existir nada más aterrador que aquella mirada furiosa que golpeaba cada átomo poniendo loca la anatomía – Tú te estas escuchando???!!! – su dedo señaló alguna parte por el lateral de su cabeza que estaba entre la sien y el oído, cualquiera de las dos opciones eran humillantes:una de loca y la otra de sorda – Por Dios!!!
- Sí! – respondió al instante y apretó los puños intentado mostrarse fuerte y decidida  – te dije que mientes!!! – Ni una ni la otra simplemente estaba hecha una suicida. La vio cruzarse de brazos y trabar la mandíbula, esperaba con altanería el final de su acusación  – Tú… – buscó en su cabeza la excusa y sabía que no diría algo “inteligente” siempre fallaba la cabeza cuando le exigía el corazón, de la misma manera le había dicho que le amaba –  tú dijiste que aceptarías ser un momento en mi vida y no entiendo porque te enojas – Terminó con una sonrisa idiota y por levantar sus hombros ante la incomprensión del cambio tan repentino – Hablemos…
- Vete a la mierda… Emma – Puso su mejor cara de asco al darse cuenta que cuando quería era bien “bruta” la sexy violinista
- Quédate… por favor… – pidió amablemente pasando por alto lo crueles de aquellas palabras y lo hiriente de la mueca  – yo puedo explicarlo mejor…déjame explicarme mejor… – Su mano se hundió como chirlo en su cabeza, algo tenía que acomodar sus ideas y hacerla espabilar
- Adiós! – Dio el primer paso que la sacaba de su casa y de su vida – Emmaaaa… ¿Que? ¿Qué? ¿Qué? Déjame demonios!!! – Golpeó inútilmente su espalda con los puños cerrados – Bájame ahora mismo!!! – Maldita!!! No hacía caso a ninguna de sus peticiones, la cargaba al hombro como si fuera un costal de papas y su atención estaba centrada en echarle llave a la puerta – ¿Qué demonios crees que conseguirás con esto? – preguntó a los golpes mientras andaban el pasillo que las conducía hacia el cuarto. La llave traspasó la ventana abierta con dirección al patio trasero. Una vez mas se encerraban dispuestas a consumir lo mejor que tenían – Has perdido la cabeza!!!
Pegó contra el colchón su espalda, intentó incorporarse y un brazo de Emma la devolvía a lo raptado de su posición. Intentó luchar con sus brazos y piernas y algún daño había propiciado pero Emma estaba implacable, dura y dominadora y no quiso mirarla a los ojos porque tenía la seguridad que se encontraría con todo aquello a lo que le temía y volvió a pelear…
- Shhh… – Nunca en la vida había utilizado la fuerza, no era su estilo, no era algo digno pero Jennifer justamente hoy había elegido la necedad ¿No era que venía a entregarse? ¿No buscaba caricias y alguna romántica confesión?No le estaba dejando hablar y se cortó la paciencia por el lado del rechazo – Estoy hasta la coronilla de esto… – confesó apretando dientes a medida que la apresaba – Me encanta el jueguito de la histeria… Quieta!... pero déjalo a un lado porque de todas formas te tendré… – Se subió a su cuerpo y llevó sus brazos sobre su cabeza
- Emma… Me haces daño!!! – La primera estrategia era atacar a la alta moral y fue en vano, una caricia se paseaba por sus brazos erizando cada centímetro de la piel – Déjame demonios!!! – Y como buena porfiada invirtió nuevamente potencia en algo que sería imposible
- No quieres irte… – dijo en un tono de súplica que alimentó los oídos y las fantasías de la morena  – No quiero que te vayas… – Jenny cerró los ojos porque le encantaba el ruego, daba pena sentirse tan viva al verla tan entregada y tan deseosa de la sensualidad de su boca, se imaginó que calmaba la sed rodando en esta cama anclada a su boca y se quemó. 
- No es así, Emma… – Intentó nuevamente escapar y esta vez quedó enfrentada a su boca, si buscaba un desafío lo había encontrado ¿Cómo se peleaba contra el aliento que te hacía vivir?
- Si es así… – Le encantaba su cuerpo y no puedo evitar mirarlo con devoción ni tampoco tentarlo. Mordió su labio inferior en un gesto sugerente y atacó la parte mas real que poseía la morena con un suave susurro al oído – Y te estas muriendo porque te bese – y pasó de apretar sus brazos a enredar sus dedos a medida que caía sobre su cuerpo, sabía que aquello la dejaba sin aliento y la obligaba a respirar del perfume de su cuello – porque te toque… – bastó un movimiento preciso para escuchar el gimoteo necesitado que le entregaba cada vez que quería que la amara – porque te quite la ropa y te haga el amor como nadie te lo ha hecho en esta vida… porque haga lo que tú no te atreves hacer…
- Y qué es eso??? – Y después de la pregunta obtuvo el dolor de sus uñas clavándose en su espalda. Estaba excitada y así la quería porque era totalmente obsceno mojarse en su deseo… era solo un momento… pero era el momento en el cual más viva se sentía y además porque enojada no la escuchaba… Sonrió sutilmente antes de descargar todo en veneno en su cuello
- Entregarte morena… una vez más… – Humillante fue la verdad y no toleraría que nadie, ni siquiera Emma que lo era todo, le hiciera hervir la sangre con semejante reto. Estaba mal de la cabeza si pensaba que podía hacerle vibrar como una cuerda cada vez que se lo propusiera…Cambió los roles en un instante y sonrió con malicia creyendo que volvía la osadía que le había permitido meter la mano en su pijama – Sientes que estoy más entregada si tu subyugas???
- Creo que te sientes mas entregada si te dejas seducir…  – A ver quien estaba entre los dedos de quien y que intentara analizar lo que pasaba en esta cama y que sentenciara algún resultado preciso sobre las emociones – Dejaré la histeria si tú dejas la lógica – susurró sobre la piel del cuello – Aquí no te sirve… la derretiré con mi boca – dijo con total petulancia
- Eso te entretiene??? – Resbaló en la ironía y porque de a poco y con sensualidad no dejaba de decirle que aquellas ideas no la llevarían a ningún lado y eran 27 años de lógica y tampoco toleraría que nadie pusiera a tambalear sus creencias. Creencias e ideas era lo único que tenía en esta vida – te alimenta deshacer lógicas y después sentarte en el regazo de tus trofeos??? – sonrió amargamente, negó con la cabeza sabiendo que estaba fuera de lugar y esta vez intentó ella incorporarse
- No, no, no bonita…–Negó con el índice justo en frente de su boca y le sonrió a esos enormes celos que quedaron a la vista. Obviamente que venían de la lógica, de esa simple ecuación calculaba morena más un hombre igual a sexo y a un buen par de cuernos. – Aquí te quedas… ¿no era esa la idea? ¿Encerrarnos solo para mandar todo a la mierda ?– dijo no abandonando su rol de seductora – No abandones cuando justo estamos por comenzar – Miró su cuerpo con toda la lujuria que cargaba…tocaba encender la hoguera así que con rapidez se despojó de su chaqueta y su blusa, quedando tentadoramente en sostén de encaje… No había pudor, total, “de todas formas le tendría”… 
Un instante, un momento, una pausa en la cual Emma le admiraba. Hubiera preguntado si le gustaba lo que veía y hubiera obtenido un glorioso “Sí” pero optó, esta vez, por la transparencia que había en su mirada. Las palabras estaban demás, si había venido a exigir alguna confesión romántica lo había olvidado y todo por aquel claro reflejo que no le decía que era hermosa ni perfecta si no que era real…
Que podía transformarse, cambiar, rebobinar y borrar lo que quisiera… que podía ofrecer una caricia y sentir ternura porque algunos errores dolían en el alma y eran necesarios de reparar y que también podía ser una diosa porque la carne remplazaba los valores cuando se perdía la fe y que no importaba el disfraz que escogiera de todas formas le respetaba, le adoraba y le aceptaba…
Y esa incondicionalidad le tergiversaba los propósitos y entretejía un camino derecho a la perseverancia… Consciente que el placer siempre acaba, que siempre se podía terminar en el mismo callejón rodeada de la misma oscuridad… Y que la felicidad no era un regalo si no un premio y que si la quería debía ganársela    
- Esto es insultante… – Dijo después del parpadeo pertinente. Su cuerpo era hermoso pero más hermosa era la ideade ser una tormenta dentro de sus tormentos, un grano de sal atrapado en su mar, la idiota que quizás podría enseñarle el resultado de uno más uno – No me faltes el respeto, por favor, no es necesario – Aquella frase suplantó al “no me lastimes” y terminó por agachar la cabeza
- Solo estoy temblando… – Dijo con total sinceridad  y le levantó la mirada desde el mentón – ¿Dime de que manera eso se convierte en una falta de respeto? – se encogió de hombros y apostó fuerte, debía jugárselo todo, era ahora o nunca, simple y conciso pero por sobre todas las cosas… “verdadero” – Y si tu estuvieras así por mi te comería besos…
- Lo siento… – No tenía que responder, no había justificación para esto. Y la consigna era arriesgarse sabiendo que nada en la vida es eterno y que el amor es para los valientes no para los cobardes. Abrazarse con toda el alma hasta perder miedo, el sentido del fin y hasta escaparse de las dudas y tristezas… hasta el amanecer ¿y el mañana? ¿Tenía tanto atrevimiento para el encarar el mañana? ¿El pasado mañana y el día después? Sangraría pero nadie moría de amor – A qué le temes??? – apretó su mano dándole toda la importancia a su pregunta
- A… A… A – Se asombró al escuchar aquello –  A amar sin un  precio – sonrió sutilmente – Siempre que lo hice terminé destrozada… Y tú??? A qué le temes Emma???
- A enamorarme de alguien que va y viene como una ola de mar – río abierto – No sé decir: …“No te lo permito”…No tengo fuerza,no sé moverme ni menos acompañar – acarició su mejilla – Y he pensado en esto… me imagino al borde del desmayo y tú llamando la atención con alguna locura – la morena reía y asentía con la cabeza, eso estaba bastante bien calculado – Pero…
- Pero??? – Levantó la ceja con miedo, esos “peros” eran los peores vaticinios
- No entiendo nada de las relaciones… – agachó la cabeza porque está era la parte más difícil – No sé los pasos, no sé el romance, ni lo que se permite o no… Yo – se llevó la mano a cabeza – yo… Sólo tuve un novio que de vez en cuando pasaba la noche aquí y pasábamos un desayuno leyendo un libro
- En voz alta??? – Dios… eso sí que era extraño
- No! Cada uno el suyo – sacó a la morena de su error – Y después el trabajo, el almuerzo, llegar a casa…
- Y cuando menos te dabas cuenta ya era de noche y no tenías ni un poco ganas de ver la cara de tu novio – Se adelantó – Ni aguantarle roncándote al oído – hizo una mueca de asco  que le robó una sonrisa a Emma – Lo mismo me pasó con mi ex y yo que pensaba que era mi media costilla, imagina la desilusión
- Jajaja… Eso no es justificativo para lo que le hiciste
- Nop – le dio la razón y saltó el tema porque ya había pagado la culpa por sus errores – Pero aprendí que no es lo mismo costumbre que amor – se acercó un poco a ella – Vale más un latido descompasado que un vida segura – Tomó la mano de Emma y la llevó a su pecho, que ella misma lo comprobara…
- Me gusta la vida segura… – La sonrisita lo decía todo, le agradaba lo que sentía y entrecerraba sus ojos ante la vanidad de saber que era por ella y para ella  
- Y a mi la peligrosa – Eligió el opuesto sosteniendo la lógica, se atraían y se repelían constantemente pero era uno de los abandonos más sensuales que había conocido y si latía así de acelerado era sólo por intriga que generaba no saber si se amaban o se odiaban, si le apresaba y le liberaba o si era un momento o una eternidad.
Despacio se había acercado nuevamente a sus labios y ya podía percibir el aroma a castigo que emanaba de su boca. No le perdonaría la insolencia de querer enamorarle, de hacerle olvidar las fronteras, los dioses y las banderas implantando la idea de algún sol, mar y amor… La mirada se le clavó hasta los huesos justo antes de ese efímero beso y las manos precisas le obligaron a colocarse en horcajadas sobre Emma.   
- No tienes idea de lo que estas haciendo – Era una advertencia, la última de todas, no podría detenerse y le amaría hasta reventar en delirio, hasta perder la voz y hasta que le llevase la muerte
- No tienes ni idea de lo que haré…
Labio sobre labio cayeron contra el colchón casi sin aliento y alguna lágrima se escapaba, algún dolor se desvanecía… El abdomen se le encogió al instante cuando las manos de Emma se posaron en sus muslos y su boca subía inescrupulosa por su garganta… y la mezcla se armó perfectamente entre sentimiento, placer y seguridad, se aferró a su cuello buscando contención porque era nuevo entender que Emma, en realidad, era su otra parte y que le había faltado todo el tiempo…

Estaba en el filo de la puerta observando su clase desde la distancia… y allí estaba ella escuchando atentamente lo que Luzi exponía y cada dos por tres le daba un asentamiento de cabeza para indicarle que estaba en lo correcto ¡Que diferente de anoche! Todavía no le entraban en la cabeza esas trasmutaciones extremistas, en un abrir y cerrar de ojos era toda una profesional rígida y anticuada… Igual eso le gustaba
¿Por qué le espiaba? ¿Y porque sentía vergüenza al espiarle? Un ojo puesto en Emma y otro el pasillo sólo para cerciorarse de que nadie le descubriera. Resopló un tanto frustrada, era difícil de admitir pero estaba maravillada por como dictaba su clase y no era con respecto a los contenidos, los contenidos importaban un comino, lo destacable era la manera en la cual Emma hilvanaba todo con todo
Era obvia su inteligencia y la capacidad del manejo del pensamiento pero aquello no la convertía en buena “conductora”, aquello no captaba la atención de sus alumnos ni menos implantaba nuevos conocimientos. Lo que hacía que todos se le pegasen como hierro al imán era la idolatría con la cual sonaba cada palabra y el respeto que tenía por las opiniones ajenas… Era imposible entender que alguien con una moralidad tan marcada tuviera tanta tolerancia… Era digno de admiración
Definitivamente solo podía espiar, Emma jamás hablaba de lo profesional cuando estaba con ella ni siquiera le había comentado que representaba la música en su vida… Pero se veía muy bonita, allí entre los adolescentes, debatiendo el arte desde todas sus perspectivas y tenía el pálpito de que esa postura humilde la llevaría bien alto… y sintió felicidad y orgullo por ella… Dos cosas que parecían imposibles
- No! – negó y en la cara de Luzi apareció la desilusión y el bochorno de tener una negativa rotunda por parte de su profesora. La morena aguantó la risa había sido una buena patada en el culo para la “sabelotodo”de la academia– Creo que has elegido un tema complejo para desarrollar y por eso has fracasado en la parte histórica…  En dónde nace la rumba??? – preguntó al resto de la clase
- En Cuba… – Contestaron todos
- Que haces aquí??? – pegó un salto al sentir un aliento en su nuca y al saberse descubierta, solo había dejado de mirar el maldito pasillo dos segundos – Estas espiando a la profesora Müller??? Me extraña Jenny!!! – reprochó su inmadurez
- No!!! – Negó con las manos y con todas las partes del cuerpo que se podía negar. Bodo no debía quedarse con aquel pensamiento – Yo…
- Qué hacías entonces??? – La apuró al verla acorralada e indefensa como un pobre animal de bosque frente a unrifle pero no sé le olvidaba que provenía de la jungla y de la especie felina puntualmente…  
- Estaba escuchando!!! – Le admitió la verdad a los ojos desconfiados del director – Eso no es romper las reglas!!! – Bodo sopesó la situación si quería ahorrarse algún problema debía poner distancia entre ellas y cambió de idea en el último momento   
- Desde adentro se escucha mejor profesora – Le sonrió con malicia, tomó de la mano sin preguntar y abrió la puerta de par en par
- No… no, no… ¿Estas demente? Quedaré en evidencia frente a ella… – Masculló entre dientes y sonrió, todo el salón los miraba
- Más en evidencia quedabas espiando – susurró a su oído y apretó su mano – Profesora Müller – Bodo saludó con el debido respeto
- Sr. Director… – Se preguntó que pasaba entre los dos y porque la morena tenía los ojos clavados en el piso – Profesora Hartmann… – Saludar despejaría algunas dudas
- Hola… – dijo tímidamente y guardando todas sus fuerzas para apretarle el cuello a Bodo, esta era una jugada de por demás sucia… maldito!!!
- ¿En qué puedo ayudarles? – Señaló con la mirada el salón y todos sus alumnos y por más que la curiosidad la carcomía por dentro debía dictar su clase y allí parados en la puerta, tomados de la mano como dos muñecos de torta, no hacían más que entorpecerla…
- Ah… – Bodo habló sintiéndose en confianza – Veníamos a escuchar su clase… Si nos  lo permite por supuesto 
- Ehm… – Entrecerró sus ojos ya oliendo alguna mentira o diableada – Por mi no hay problema pero este no mi espacio si no el de mis alumnos… No les importa que el Sr. Director y la profesora nos acompañen??? – Cruzó los dedos por el “sí” que nunca llegó porque la mayoría de los hombres de sus clase estaban alucinados con la morena y las mujeres de seguro la adoraban por su estilo de la moda– Tomen asiento por favor… – Señaló unos pupitres vacíos y los invitó 
El nerviosismo le atacó cuando les vio cruzar el aula a los empujones y secreteándose cosas ¿para qué demonios estaban aquí? Y las ideas iban desde que estaban por evaluar su metodología de enseñanza hasta algún proyecto nuevo que tendría Bodo o Jennifer en la cabeza. Nunca se imaginó que estaban sólo para escuchar…
- Puedes estar presentes todas las clase si quieres… tienes mi aprobación
- Gracias! – Era algo bueno que Bodo fuera naturalizando la idea de verlas juntas, así sería a partir de ahora y no solo aquí dentro – te lo agradezco…
- Págame con un informe por escrito una vez al mes a cerca de las clases de Emma…
- Cómo??? – Detuvo sus pasos – No haré eso!!! No sería profesional…
- Entonces no puedes venir… No tienes excusa… ¿Aceptas o no? Tic- tac tic-tac
- Acepto demonios y de empujarme que puedo caminar sola   
- Bueno… – le indicó a Luzi que tomase asiento y le llegaba la señal que Bodo le hacía para que continuara, que pasara desapercibidas sus presencias, como si aquello fuera posible con semejante mujer al lado – Quedamos en que los barcos españoles llegaron a Cuba, no???
- Siii… 
- Perfecto! – Un suspiro y a continuar con las obligaciones – Lo que nos interesa es que los barcos estaban cargados de esclavos africanos… esclavos tenían grilletes tanto en las muñecas como en los tobillos – Juntó los brazos dándole una idea a los presentes de la movilidad que tenían en los miembros – ¿Qué puedo hacer con esto? – hizo la mímica de golpe sobre un instrumento de percusión
- Percusión – Gritó el más rápido de su clase
- Eso mismo… pero no con una tumbadora o tambor – destacó con el dedo en alto – si no con lo que tenían a mano porque esos esclavos no llegaron a animar la fiesta ni a ponerle ritmo a sus dueños aburguesados… llegaron para trabajar – Afirmó apoyando el dedo sobre algún banco – A labrar la tierra…  Y la forma y medio de transporte de estos esclavos fue determinante para el origen de la rumba, mejor dicho, para la música afrocubana que se convertiría en la base de la rumba actual – Ya estaba, estaban todos perdidos, sus rostros se lo confirmaba
- Pero… – Alguien intentó preguntar algo y le levantó la mano pidiéndole la palabra
- Imaginemos lo siguiente… – Puso a trabajar sus cabezas – Todos estamos en un celda de algún barco, encadenados y pasamos mucho tiempo juntos, lo que dura el viaje que eran meses… ¿Qué es lo que podemos hacer?
- Bueno – Caro – Charlar de chicos… de moda… de la vida… de experiencias buenas y malas… – Emma cerró los ojos ante la bestialidad que le tocabaescuchar y la clase comenzó a reír a carcajada limpia
- De maquillaje, del programa de TV favorito, de los códigos binarios de los procesadores – Sonó la burla por el fondo. Ver a la morena reventando en una carcajada le recordó porque había decidido la tutoría para Caro
- Silencio por favor! – Reordenó a sus alumnos y miró hasta donde se encontraba pidiendo seriedad y solo le devolvía aquella mueca de “lo siento, no volverá a ocurrir” – Charlar, exacto… pero no de moda ni de chicos… Recordemos que estamos en el siglo XVII y que los procesadores no existían – y no le quedó más que sonreírle a la ignorancia que tenía la niña – Pero como la vida nadie es tan interesante para que queramos escucharlatooodo el tiempo, una y otra vez… debemos hacer algo que nos guste a todos ¿Y que creen que podrá ser eso? Y no me contesten que tener relaciones sexuales por favor – Se atajó de antemano porque sabía que más de uno lo estaba pensando y tenían un buen motivo sentado en un pupitre con las piernas cruzadas de medio lado. El comentario llamó a las risas nuevamente – Quiero escucharlos…
Pasó el tiempo y nadie contestaba, nadie arriesgaba… y sólo se oía el murmullo de Jenny y Bodo allá final y los alumnos perdían la concentración y aquello le irritó. Muy hermosa, mucho enamoramiento e infinita la piel pero primero muerta a torcerse ante la impertinencia
- En voz alta por favor… – Llevó las manos a la espalda como cada vez que se disponía a escuchar – Pueden opinar, en mi clase se habla claro y abiertamente – Y le clavó la mirada con rigor a los dos, era su clase y tenía normas y todos los que estaban presentes las cumplían y si Buda se sentaba en una de esos pupitres las cumpliría. Y se hizo el silencio, los alumnos conocían de que se trataba el tono elevado
- Mierda Bodo!!! – Sonrió inquieta mientras se hacía pequeña en su asiento como su aquello fuese a salvarle de la reprenda
- La profesora Hartmann… – Jenny palideció al escucharlo, maldito cobarde le echaría la responsabilidad a ella – cree que sabe lo que es…
- Cree??? – preguntó con la ceja en alto y caminó hasta colocarse en frente de ella – Cree??? – Jenny estuvo a punto de relamerse los labios cuando se imaginó siendo una alumna real a punto de recibir el fuego que traía en la mirada su profesora. Vino un calor de lo más inoportuno con la fantasía y la realidad con el codazo de Bodo para que respondiera  
- Sí creo!!! –miró A Bodo avisándole que no toleraría una más –creo… que recuerdo algo que leí en algún libro… – Señaló hacia atrás de su hombro alguna época de antaño – alguna vez… – respondió vago aumentado su enojo, jugó con fuego porque era excitante y porque dentro de dos segundos Emma aplastaría sus fantasías – Porque los bailarines leemos también, poco, pero leemos…
- Es qué profesora Hartmann? – Su paciencia parecía agotarse porque ya figuraba que clase de alumna era Jennifer
- Cantar y bailar… – Dijo con una sonrisa provocadora y superada
- Esta en lo correcto!
 - Pero me dejó pensativa su comentario de los grilletes… Deberé conseguirme unos y comprobarlo por mi misma – Los alumnos volvieron a reír y Emma le miró preguntando en silencio si estaba loca o qué ¿Cómo era que hacía esos comentarios en frente de todos? – No tiene importancia… – Usó su mejor entonación de desilusión, sabiendo que funcionaría, que había funcionado con cada uno de sus profesores. Una duda en alumno para un profesor se comparaba a encender una lamparilla para un insecto – Es solo una duda… 
- Lo de los grilletes??? – Preguntó confundida y volviendo al frente de su clase – explíquese mejor
- Quería saber si solo habían condicionado a los esclavos respecto de la percusión
- Muy interesante pregunta – Le sonrió, algo se le había pasado por alto y la morena se lo recordó de una manera muy instigadora– Quizás lo más condicionado haya sido el baile… las cadenas medían de 30 a 40 cm así que los pasos debían ser cortos…  Algunos estilos de danzas centro y latinoamericanas hasta el día de hoy lo conservan… Esa es la información que manejo profesora – y pensó retribuírselo con el doble de carga – Pero si quiere comprar los grilletes y experimentar por usted misma nadie le detendrá… – Y la clase volvió a explotar en carcajadas y Jenny quedó con la boca abierta… Era genial cuando se lo proponía era simplemente fantástica…
- Hizo falta… – Pidió silencio… –Hizo falta la abolición de la esclavitud para que pudieran hacer los instrumentos en libertad – caminó por entre medio de los pupitres – Pero como la sociedad es “cruel” y recuerda… estas personas no dejaron de negros ni menos esclavos
- Discriminadores… – Alguien dijo por lo bajo y lo escuchó claro y lo dejó pasar… no era centro de lo que quería explicar
- La rumba, en sus tres estilos más destacados, se convirtió en música de pobres. En la música popular de la época, obviamente porque eran mas en cantidad los pobres que los ricos
- ¿No son comunistas en cuba? Pensé que no había pobres…
- Faltan aproximadamente 90 años para que lleguemos a la Revolución Cubana y en todas partes del mundo hay pobreza independientemente del régimen que tenga el país… Quien le dice lo contrario le miente Sr.Özgül… Durante los años 20 y 50 del siglo pasado la rumba llega a su máximo apogeo. Al resto del mundo le fascina el ritmo alegre y sobre todo a los norteamericanos pero poco y casi nada saben de su origen pagano, social y triste  – consultó su reloj pulsera ya casi era la hora – Y la decadencia llega con el régimen comunista – Señaló a Timo, esta era la respuesta a su pregunta – No me atrevo a llamarlo decadencia Sr. Özgül – Llevó la mano a su mentón pensando como lo definiría   
- Por qué profesora???
- Simplemente quedó encapsulado en Cuba y hay dos razones para eso. Una… – enumeró con el pulgar – Es la ley migratoria Cubana, es casi imposible salir del país y lo más importante si sales no puedes llevarte nada y la otra es el bloqueo que EEUU le realiza, toda la tecnología llega décadas tarde…
- Así que no tenían medios de difusión masivos…
- Pero por más bloqueados y olvidados que estén en el mundo capitalista Cuba es una sociedad y la música responde a una sociedad… lo que tiene movimiento tiene viva… Y lo que nos ocurre a los humanos es que no sabemos voltear la mirada y fijarnos en lo que vive… En la próxima clase abordaremos las voces cubanas más importantes y los coros… Son libres y que tengan buena tarde – La garganta estaba seca y se acercó a su escritorio a buscar su botella de agua
- Excelente, no? – Bodo le preguntó con una sonrisa pilla – Aprovecha las clases… No creo que le veas hablar de esta manera en ningún otro ámbito
- Por qué será??? – Preguntó con los ojos clavados en ella
- Ni idea – se encogió de hombros – nunca se lo pregunté y quizás debas preguntárselo tú – Se levantó dispuesto a marcharse y a cortar el rollo amistoso inexistente – no olvides el reporte…
Solo quedaban las dos y la intimidad… Sonrieron a la distancia y ninguna daba el paso, no era una odisea acercase si no separarse, había sido así por la mañana entre besos, abrazos y susurros y aquí no podían permitírselo… Ganó la ley de la gravedad y agacharon las cabezas sabiendo que su comportamiento era peor que el de los adolescentes a los cuales les enseñaban… Otra ironía de la vida
- Debes haber vuelto locos a tus profesores en tu adolescencia – Preguntó mientras acomodaba sus carpetas – Rayas entre lo arrogante y lo sensual y lo compensas con conocimiento… Es una buena táctica para llamar la atención
- Gracias… Y solo la pongo en practica con los profesores que me gustaban… – respondió con astucia y jugó con sus dedos en los labios mientras esperaba que Emma llegase hasta ella – Aquellos que tienen la vivacidad para convencer de lo que enseñan es divertido e importante – Con la punta del zapato acarició su pierna – Estuviste genial…
- Gracias… – Iba directo a su boca y estrelló los labios en la piel de su frente y las manos de Jenny cayeron sobre su cuello. Besarse aquí era tentar al mismo peligro – Eso es un suplicio – tomó el lugar contiguo a ella
- Ánimo… – tomó su mano y la llevó a su boca para besarla – Ya casi acaba el día…
- Estoy muerta de sueño – fregó sus ojos y la morena de dedicó a acariciarle el pelo – Necesito una siesta
- Emma… Tengo que decirte algo
- Qué? – Algo malo de seguro, no era bueno aquella seriedad – Qué pasa Jennifer?
- Pasó algo después de que te fuiste de casa por la mañana – acarició su muslo con lo cual Emma tomó rectitud en su banco – Algo malo…
- Qué???
- Amigo… – Tomó aire y lo soltó de una – despedazó tus zapatos preferidos
- Ah… – se relajó al escuchar que no era algo sobre ellas – Que??? – Cayó en la cuenta
- Tu perro – Comenzó a explicar – Amigo… – No sabía si ese era su nombre pero por como venía la mano parecía que sí – los hizo trizas. Cuando volví al cuarto vi una cosa blanca que sobresalía por debajo de la cama y me dije ¿Por qué no un paseo con el cachorro? Silbé y no salía así que me agaché y allí lo vi con tu zapato en la boca…
 Emma se llevó la mano a la frente ¡Supuestamente debía destrozar los zapatos de Jenny no los suyos! Ni el perro le obedecía!!! El único mal que le había deseado se había vuelto en su contra… Cierto era eso de que todo en la vida volvía y terminó por reír de esta pequeña desgracia, hoy era una zapato y mañana sería su sillón. Pasó el brazo por los hombros de la morena y la atrajo a su cuerpo para dejar un beso en su mejilla…
- Mañana compraré otros zapatos… No tiene importancia – Dijo mientras le apretaba
- Y otro cojín… – Se acomodó como lo que el pupitre le dejaba para sentirla lo mejor posible
- Y otro cojín… – de sobra sabía que el cojín había tenido la misma suerte que sus zapatos

- Adelante… Doc. – Sonrió la extraña sorpresa ¿Qué demonios hacía la psiquiatra de la empresa en su despacho? Malditos viejos llorones, depresivos y obsesivos por su trabajo, gracias a ellos esta persona que creía conocer la mente humana merodeaba los pasillos – En qué puedo ayudarle??? – Se recostó sobre su sillón ante la leve sensación de que no podría ayudarle en nada y menos si se trataba de Emma
- Estuve revisando los expedientes médicos de la Dra. Müller – Tomó asiento – y algo llamó mi atención… No están las revisiones psicológicas obligatorias
- ¿No están??? – sostuvo la careta de irritado – Cosas que pasan, seguro que se traspapelaron…. las buscaré para Ud. – Y le entregó un sonrisa diligente, no vaya ser que creyera que estaba obstaculizando su trabajo
- Harás que un psicólogo te las firme… – Se sacó sus gafas y las metió en el bolsillo de su bata blanca – Realmente creo que no estas entendiendo lo arriesgado que es todo esto
- Arriesgado??? – Claro que lo entendía, desde principio a fin y él no había tomado las decisiones si no la empresa… todo aquí era dinero y Emma a la empresa le hacía ganar dinero, la conservarían a cualquier costo – Somos un grupo de intelectuales que planeamos cosas ¿Qué hay de arriesgado en eso Doc.?
- La Dra. Müller no siente empatía y lidera un grupo de 10 investigadores – comenzó a enumerar – Duerme 4 o 5 horas por días y sin embargo se destaca en la disciplina, tiene dos trabajos… No entiende el doble sentido pero puede resolver complejos ejercicios de cálculo matemático… Toca el violín perfectamente y tiene un oído privilegiado
- Una mente bien educada… – Fue la excusa pertinente
- Una mente anómala – La rebatida – Y la educación que le dieron de seguro se centró en su inserción social, reglas y normas… y sobre todo los modales 
- Eso debería preguntárselo a sus padres – miró lo estaba en su escritorio ganando algo de tiempo y pensando con que la extorsionaría para que cerrase la boca – No lo sé… Para mi Emma simplemente es un intelectual un poco retraída, no más que eso…
- Sabes que no es así… – negó con la cabeza porque su carrera estaba en juego la empresa no le perdonaría una sublevación de este tipo – No controla sus emociones ni las relaciones interpersonales… No esta apta para trabajar en compañía
 -A la mayoría de los humanos les pasa lo mismo – levantó sus brazos – Sus vidas emocionales son una mierda y todas las mañanas se levantan para trabajar
- No!!!se levantan a relacionarse con otras personas!!! la Dra. Müller se levanta a trabajar – intentó bajar el tono
- ¿Cuál se su diagnóstico Doc??? – Preguntó arrogante
- No lo sé!!! – Se encogió de hombros – No puedo diagnosticarla sin tratarla…
- Aquí las especulaciones no sirven – el puño golpeó sobre el escritorio – Y no las aceptaré de alguien como usted y menos en contra de Emma!!!
- Dennis…
- Y lo lamento si Emma no pudo mostrarte empatía mientras te la llevabas a la cama!!! – cerró los ojos intentando traer el alma al cuerpo – Eso no significa que lo haga con todo el mundo… No significa que no este sintiendo – No conmigo por dios… le gritó la conciencia, algo debía significar el pasado que tenía junto a ella
- Sé que es difícil de aceptar… – Intentó un tono compresivo y empático
- No hay nada que aceptar!!! – Dijo completamente cerrado a la discusión – No hay nada que tratar… y si no lo entiende recoja sus cosas…    

- Excelente clase… Te ha quedado genial – Bodo palmeó la mesa indicándole que se sentara – Toma… – le alcanzó una taza con café – Tienes listo todo para esta noche???
- Sí – Agarró un sobrecito de azúcar y lo vertió en la taza – Conseguí al menos una entrevista con un “prestigioso profesor de canto”… Mi madre me ayudó…
- Desde cuando lo bebes con azúcar?
- Desde nunca… es solo que me siento un poco mareada – tomó otro sobre y lo endulzó más – En fin, creo que este hombre siente atracción por mi madre… Le dejé 5 mensajes y no respondió ni uno y mi madre le llama, él le atiende y encima le da la entrevista como si nada…
- Jajaja… todo el mundo esta atraído por tu madre – Era una mujer interesantísima a pesar de sus años… abierta y graciosa, poco le recordaba pero no se sacaba del cuerpo esa sensación que tuvo la primera vez que le vio – Es genial...
- Espera… que no es todo – Le pidió que se acercarse – Mi madre me contó que cuando le dijo el nombre de la academia casi no acepta verme y que tuvo que dejarle en claro que yo era su hija para que accediera… extraño, no??? – terminó por levantar la ceja
- No… en realidad, no – La cara de incomprensión de Emma le dio gracia – Después de lo que sucedió con la Srta. Vogel perdimos muchísimas alianzas… otras escuelas, discográficas, teatros, etc. todo se fue al carajo en un santiamén
- Entiendo… pues habrá que ver su podemos recuperar la confianza, no? – dijo en su tono más optimista – Vamos que llegaremos tarde – le hizo un gesto con la cabeza para que se encaminara
- No… Jenny irá contigo
- ¿La profesora Hartmann? – preguntó totalmente descolocada – Eso no es bueno… Nos deja demasiados expuestos… Y a mi sobretodo
- Esa es una orden de Bergmann que no puedo saltar – puso cara de pena – La excusa es el acompañamiento pero…
- La realidad es la vigilancia, perfecto! – Dijo con todo el sarcasmo que cargaba – Es lo mejor que puede pasarme… Intentar una relación con ella y por el otro lado afilar los cuchillos para degollarnos… Que romántico!!!
- Jajaja…Tú sabes porque razón Jenny esta atada a Bergmann, sólo sigue órdenes y que no se te olvide que no le gusta que le digan lo que tiene que hacer – Envolvió su mano transmitiéndole un poco de tranquilidad, él por el momento no veía amenazas…
- A mi la profesora Hartmann no me a dicho nada… así que no sé nada – se desentendió con una sonrisa de toda la información que poseía – Y no saber nada solo me permite desconfiar…
- ¿Y duermes con ella? – preguntó con el ceño fruncido y a la espera de saber como engranaba aquello en la cabeza de su amiga 
- ¿Como me dirá la verdad si no le permito acercarse? ¿Cómo se supone que me ganaré su confianza? – Bodo asintió con la cabeza, era lo lógico, Emma lo estaba haciendo perfecto
- Ah!!! – se golpeo la cabeza – Casi se me olvida - Ah… Jenny es quien hará tus reportes – le informó – Dudó que haya uno negativo… Y nada mejor que unas buenas recomendaciones de la futura directora de esta academia
- Eso depende de mi rendimiento, no?
- Sí pero no precisamente del académico… amiga – Dijo con malicia – Nadie es tan profesional como para separar los tantos de tal manera…
- ¿Y si lo es? – Implantó la duda y no espero respuesta Bodo no podía responder… solo el tiempo lo diría – ¿La encontraste en la puerta? ¿Espiando?
- Tal cual… – le indicó silencio apenas vio que la morena se acercaba hasta su mesa
- ¿Lista??? – Bolso al hombro y las llaves del coche en la mano, dispuesta a lo que sea. Emma se tomó un instante para observarla, imposible que aquellas manos tan lindas tuvieran semejante mancha ¿Y las joyas? ¿Qué cubrían las joyas?, lo sabía todo y aun así se moría por que aquellas manos le rozasen la piel… definitivamente había perdido la cabeza
- Lista… – Se levantó de su silla también dispuesta a todo
- Suerte chicas…
- A dónde vamos??? – preguntó apenas traspasaron la puerta de salida
- Al pasado… – Demasiado escueto para la morena
- Espero que sea al tuyo porque mío es un desastre – dijo mitad en broma mitad en serio
- A mi antigua escuela
- Perfecto – Se sintió ansiosa por saber un poco mas de su vida           

          

- Vamos Emma… – Tomadas de las manos, Jenny dando un paso adelante y Emma otro hacia atrás, un juego de cinchada para desconectar un poco del trabajo o para ir a casa a dormir porque mañana había que trabajar temprano por la mañana – La negociación con aquel “viejo” ha sido una porquería… necesitamos divertirnos…
- Aquí??? – Señaló la fachada del lugar – Si querías ir a un galpón inmundo podemos ir al taller de mi hermano… Y no le digas “viejo”que es un profesor prestigioso – Reprochó su manera de referirse a quien había aceptado 4 de sus alumnos en su antigua escuela, una de las más prestigiosas y costosas de toda Alemania… Y tiró con fuerza para su lado
- No le digas “inmundo” a este lugar precario – puso cara de indignación y frenó sus pasos
- Lo siento, yo… – De pronto estaba fucsia y casi sin aire al saber que su comentario había sido horrible y casi llegando a discriminador – No quise…  
- Por favor… – Le importaba una mierda la culpa que Emma pudiera sentir al faltarle a su moralidad, no estaba rogando por hacer un juicio de moral solo quería entrar y probarse en un lugar distinto de la cama– Por favor… – Susurró pegada a sus labios – Prometo que lo pasarás bien… – La besó y aprovechando el efecto que provocaban en la rubia los acercamientos espontáneos tiró para su dirección – Además será educativo…
- Educativo??? – preguntó desconfiadacuando recuperó el pensamiento – No vengas a decirme que semejante griterío gutural es el sonido del aprendizaje… porque sé que esto es una fiesta
- Lo aprendiste en un libro, bonita??? – Preguntó bromeando y arrastrándola hacia la puerta
- Jajaja… No! – era un comentario bastante cómico y apropiado – fui a algunas fiestas en mi vida… – Pero no de este tipo, el volumen de la música ya le permitía figurarse la locura que había en el interior
- No es cualquier fiesta – Frenó sus pasos porque no quería obligarle y hoy se sentía lo suficiente segura así que le tendió la mano dispuesta a enseñarle – Puedes confiar en mí… – y lo complementó con una mirada profunda que podía derretir lo que estuviera en frente
Y a Emma le hubiera encantado poder creer en sus ojos azules pero la vida no se vivía ni en el cielo, ni el mar, ni volando, ni hundiéndose, ni aterrizando, ni emergiendo, ni “dándolo todo guardándose lo importante”… Sonrió algo torcido porque la conciencia le pesó como el cemento dado a que no era ni la mitad de inocente ni ignorante queJennifer creía
- De acuerdo… – Esta iba por las veces que le había hecho correr fuego en las venas, por eso cerraría los ojos una vez más y las que hicieran falta…E hizo a un “costado” aquella vieja rutina de dar paso al costado y dejar que todo pase, la vida no era más que un momento armado de pequeñas cosas… 
¿Para que demonios se había aferrado aquella mano? Cruzó la puerta y ya había chocado con el sudor de 10 personas por lo menos…Odiaba las multitudes y los altos decibeles de sonido eran insoportables para sus oídos, quizás era lo único que destetaba de su organismo porquela condicionaba a asistir a determinados lugares. La morena le sonrió y automáticamente cambió la cara de desagrado por una sonrisa radiante y así siguieron avanzando.
Algunas lamparillas de colores en el techo más unas serpentinas que caían irregularmente… El piso estaba patinado de un fango que era mezcla de tierra y la bebida de los que habían perdido el equilibrio ya bien temprano por la noche.¿Cómo era que Jenny podía pisar el barro con esas botas costosas capaces de alimentar una familia entera por semanas?Le vio mecer el cuerpo al compás de la música y la curiosidad se acrecentó y aún más cuando se saludaba a besos y abrazos con todo aquel que se cruzaba en su camino
Estaban bien lejos del Ballet y de la elegancia y finura que lo caracterizaba, estaban a la misma distancia de aquellas piezas clásicas que solían sonar con potencia en su casa y sin embargo la morena parecía no notarlo, parecía que compartían mucho más de lo que se veía a simple vista. Aprovechó su distracción para espiar el rudimentario escenario y dejó de contener la respiración al ver músicos y de nacionalidad cubana… todos y cada uno de ellos percusionistas.
- Podrás contarle más cosas mañana a tus alumnos… – Le habló al oído sintiendo orgullo por el tanto que se había anotado a su favor, tal cual lo creía no había fallado – algunos son “viejos amigos míos” –  y la levantada de ceja que Emma le hizo corregirse – No de esos amigos… de los amigos de verdad – Recordó que no tenía amigos – Conocidos… eso, son conocidos
- Lo entiendo… – un simple parpadeo y una sonrisa y basta de poner en aprietos  – Y me encantaría platicar con uno… Gracias
- Pero tendremos que esperar hasta el receso para eso – Le hizo una seña a un músico y le indicó en donde estaría – Así que vamos a sentarnos…
- Ok…
Volvió a chocar con todos los cuerpos que pudo pero esta vez porque no logró dejar de mirar el escenario, gracias a dios Jennifer la conducía de la mano. La percusión no era su área, aparte de las cuerdas, manejaba bien los vientos pero con la percusión la cuestión era simple: no podía ejecutarla, si lo hacía sus manos no serían capaces de tocar su violín jamás en la vida… Destrozaría la precisión de sus falanges…
- Cómo es que conoces este lugar? – se sentó los más recto que pudo, la sensualidad ya la cargaba Jennifer, que a diferencia de ella, cruzó sus piernas dejando medio muslo a la vista por la raja de su falda. Era una cuestión de tiempo que alguien se les acercase… 
- Bueno… “salí” – Y afirmó con la cabeza para hacerle saber que sí, que era alguien con quien se había acostado – Con un chico que venía aquí… un bailarín, un buen bailarín… – Y cruzó las manos sobre la mesa, ya estaba, la verdad no era tan mala sino más de lo mismo 
- Y que pasó con él??? – avanzó por que la información le supo a nada
- Lo de siempre… – Sonrió – No supe valorarle, no le di una oportunidad, jugué con él hasta que me aburrí…
- Vaya… – Se acomodó un poco en la silla, sacó un papelito que estaba en la mesa y sus manos que de repente estaban inquietas se escondieron debajo de la mesa. Nervios… Jenny descifró que aquella manía de limpiar su espacio venía cuando algo le incomodaba, lo apuntó mentalmente…
- En fin, pasado…Creo que ahora es buen esposo de alguna buena dentista aburrida – Emma terminó por sonreír, había que ser bien descarada e hipócrita para dedicarle semejante palabras de burla a un ex pero entendió que solo se mofaba de lo trágico de su pasado
- Bueno… Tú no estas muy lejos de lo mismo, no? – Levantó los hombros y apoyó la espalda en el respaldar de su silla, parecía relajarse y dejó escarpar sus palabras sin ser tan consecuente – Poco tengo de divertida… – Levantó la ceja pidiendo cuidado en sus palabras, que también le podía pasar a ella y que quizás hasta le estaba pasando
- Si… – se reclinó sobre la mesa mordiendo sensualmente sus propios labios – …esta es tu forma de pedirme matrimonio te digo que es muy original… y apresurada – Y terminó por sonreír
- Noooo!!! – saltó de su silla como estuviera forrada de clavos –Coof!!! Coof!!! – Y entre querer negar y desmentir se olvidó de tragar debidamente – No lo dije por eso!!! – dijo con un hilo de voz y la mano fue a parar a la garganta
- Emma!Sólo bromeaba Emma… – La preocupación le embargó al ver que estaba demasiado roja y se colocó a su lado para palmearle la espalda – Una pésima broma, respira tranquila por dios!!! – Estúpida! Si no tuviera que asistirla se hubiera reventado el cráneo a golpes en contra la pared… Agua solo necesitaba agua y miró a la mesa y no había nada allí, recién acababan de sentarse. Una mano pasó por su campo de visión con un vaso y se lo arrebató – Bebe… – Y sin saber que demonios era lo que contenía se lo puso en los labios. Y Emma desesperada lo tomó
- Ya esta… – Sobó su espalda
- Hey! Me debes un trago – dijo el pobre hurtado
- Eso… tranquila… – Secó algunas lágrimas que se le había escapado por el esfuerzo. Debía tener más cuidado con lo que decía si no quería el sincope y el posterior para cardiaco – Cómo te sientes? – preguntó apenas dejó de beber, casi medio vaso de un mojito cubano
- Mejor… – Otra gran mentira, la vergüenza le corría por dentro, había hecho de una simple broma el fin del mundo y una puta atracción para las mesas cercanas. Y lo peor era que la garganta ardía como el mismo infierno – Es sólo que…
- No pasa nada… – Acarició sus mejillas y la miró a los ojos para cerciorarse de que todo estaba bien – Tranquila… bonita – Sonrió para transmitirle confianza
- Hey!!! Lesbiana!!! – Y el grito de aquel pobre infeliz retumbó en los oídos de las dos – Te dije que me debes un trago ¿A ver como mierda me lo solucionas?
- Pide lo que quieras – Cerró los ojos soportando partirle la cara a quien le hablaba a su espalda – Para ti y para tus amigos… a mi cuenta, lo siento – lo mejor era dejarlo pasar
- Y quien demonios eres tú??? – El tono era neutro a pesar de la grosería aquella persona solo necesitaba un nombre al cual cargar su trago y Emma rápido hurgueteaba sus bolsillos en busca de algún dinero y su mirada no estaba atenta para ver lo que estaba por suceder
- Lo mismo me preguntó yo – Se dio la vuelta encolerizada – ¿Quién demonios eres tú para creer que puedes hablarme de esa manera maldito imbécil???
- Hey!!! Tranquila muñeca… 
- Jenny… – Los ojos de Emma casi se desorbitaron y logró sujetarle por el brazo con fuerzas impidiéndole que se acercara a él– Vamos… Jenny… vamos… – Rogó porque todo quedase en la nadaaun sabiendo que estaba bañada en gallardía y petulancia – Vamos… – le soltó de a poco cuando parecía que volvía la calma. Encontró el dinero y estaba dispuesta a entregárselo a aquel hombre con la pertinente disculpa… Y lo que siguió fue muy rápido, lo que quedaba del mojito se estampó contra la cara de aquel hombre. Emma quedó estática, con la boca abierta de par en par y con el billete en alto al ver como se quitaba el alcohol de sus ojos
- Hija de puta!!! – Un paso adelante y un grupo de hombres lo estaba sujetando por todos lados y le alejaban de donde ellas estaban preguntándole si estaba loco
Miró como la morena se mantenía erguida y con el mentón en alto mostrando orgullo de sus actos. Bien sensual y femenina y bien tosca y enardecida… ¿En qué demonios estaba pensando con semejante atrevimiento? ¿Qué hubiera pasado si nadie detenía aquel hombre? Destetaba la violencia, no encontraba justificativo para talestupidez humana de solucionar problemas con golpes e insultos
- Nos sentamos bonita??? – Propuso con una sonrisa como si nada hubiera pasado
- Nos vamos a casa… – Fue su determinante respuesta
Estacionó el coche en la puerta de la casa de Emma, esta primera salida había dejado mucho que desear y un silencio que les había acompañado todo el viaje de vuelta ¿Acaso no le había prometido que no se arrepentiría? ¿Qué lo pasaría bien? ¿Qué podía confiar en ella? Cerró los ojos ante el fracaso y llevó la mano a su nuca… realmente había salido todo como la mierda 
Se había sentido humillada y no acostumbraba a dejarse amedrentar por nadie con o sin fundamento y menos en frente de la persona que más le importaba, solo se había defendido según ella.¿Pero de que? Solo le había dicho lesbiana y ahora era una lesbiana ¿o no?Y Emma también era lesbiana ¿Y de que modo procesaba todo esto???
- Hasta cuando el silencio, Emma??? – Preguntó después de un largo suspiro, pensar no traía respuestas sino más preguntas que se sumaban al silencio de Emma – ¿Qué tendría que haber hecho, Emma? – las manos cayeron sobre el volante mostrando toda la frustración que causaba la situación
- No lo sé…
- ¿No lo sabes? – Escupió ironía porque no podía dejar de sentir que estaba tachando su conducta de primitiva y agresiva – Tú siempre lo sabes todo… Tú lo piensas todo…
- No es así… – De la forma más insípida e inexpresiva la sacó de su error – No lo sé todo y menos puedo racionalizarlo todo… – Y pensó bien lo que decir– Y no es necesario que te defiendas de mi – terminó por sonreír de una forma extraña 
- Lo siento… Lo siento… Me sobrepasó la situación… No pude controlarme – agitó las manos con desesperación es que era de recordar y enfurecerse nuevamente y de hablar y empeorar todo
- Y posiblemente te sobrepasará más veces... no es fácil escuchar lo que escuchaste – Siguió con aquella entonación que no trasmitía nada 
- Tú en cambio pareces acostumbrada!!! – Levantó los brazos indignadísima para golpearlos nuevamente contra el volante
- Estoy acostumbrada a no escuchar lo que no quiero oír… Y mi consejo es que deberías intentar hacer lo mismo si quieres evitar pelear cada vez que escuches algo que no te guste…
- Estás enojada? – Era lo único que quería saber… si podían dormir juntas, si podían olvidar juntas y si podían despertar juntas una vez más y que todo se fuera a la mierda
- No… – Le sonrió cálidamente – Que tengas buenas noches Jenny – Dejó un beso con un gusto extraño en sus labios y todas respuestas negativas
- Lo siento… – Logró disculparse nuevamente antes de que se bajara del coche
- Mierda amigo!!! – apenas subió la llave de la luz vio el desastre que era su casa. Plumas por todos lados y en el medio del pasillo su zapato preferido hecho añicos. Se llevó la mano a la frente… su zapato, el cojín y ahora una de sus costosas almohadas de plumas. Enyesado y todo parecía que su “amigo” no tenía dificultades para subirse a la cama. Dejó lo que tenía encima sobre el sillón y comenzó a recoger, no pegaría ojo sabiendo que algo estaba fuera de su lugar…

Se apoyó en el marco de la puerta solo para observarla. Leía algo con total concentración mientras hacía un repiqueteo nervioso con su bolígrafo. Estaba nerviosa e insegura, y no era para menos, sus días en la empresa estaban contados y su matricula profesional atada al criterio de sus empleadores y todo por un capricho, por una idea, por una especulación…
Una pregunta sin respuesta no era más que la chispa que encendía la curiosidad, le seguía la investigación y a posteriori el enunciado de hipótesis, pero lo más importante eran las pruebas empíricas y los resultados que las mismas arrojaban. La mayoría de las personas creían que el ritual metódico era algo que concernía a la ciencia cuando en realidad la vida misma era un enorme ensayo en el cual se ponían a prueba las acciones, los conocimientos y sentimientos… 
Realmente era hermosa e inteligente, realmente le gustaba el afín de sus personalidades pero no tanto para llegar a ser su conejillo de indias, no tanto para dejarle sentenciar aquello que creía saber. No debía haber algo, en este universo, tan complejo y poderoso como la mente humana y error de todas las personas que trabajaban con ella era dejarse seducir por lo entreverado de sus encantos
Animales con pensamientos, no había nada de divino en aquello y así de imperfectos que nos obsesionan tanto los cuerpos como las conductas y así de repetitivos y poco originales para caer siempre en las mismas preguntas y así de poco valientes para dejar de cuestionarnos “ciertas cosas”.  Lo sabía, alguien le había enseñado que un comportamiento distinto era antihumano   
- Se puede??? – Y no esperó contestación, simplemente se adentró. Y no hubo amonestación, le estaba esperando.
Un silencio le indicaba, que al igual que todas las veces que entraba en esta habitación, estaba siendo observada casi llegando a estudiada. Detrás de los cristales de sus gafas se hallaba el escrutinio y la egolatría en todo su esplendor y aquello solo le confirmaba que no le debía piedad, que ya suficiente había aguando de sus insolencias  
- ¿Qué es lo que quieres? – Preguntó mientras cerraba la puerta
- Tus reportes psicológicos… – Dijo con los ojos clavados en los papeles que tenía en su escritorio – Algo que me dé una pista de lo que padeces…
- De lo que padezco??? – preguntó extrañada mientras tomaba asiento y se cruzó de piernas con una enorme sonrisa. Y esa caramelera estaba repleta y no pudo evitar la tentación, uno a la boca y otro al bolsillo – Qué es lo que padezco???
- También hago ciencia!!! – Levantó la voz porque sabía que la Dra. estaba riéndose en su cara
- De una manera poco convencional… – Dijo imponiéndose y bañándose de crudeza – Durmiendo con tus pacientes y poniendo en riesgo tu carrera 
- Tú has sido la única!!! – gritó sin poder contenerse, era su profesionalismo el que se sentía herido
- No hagas que sea la última… – intentó no perder la calma –  ¿Dónde crees que te llevará ese afán de búsqueda?
- A la satisfacción de mi curiosidad profesional – Dijo apretando las muelas – pero entiendo que no puedas comprenderlo ni mucho menos sentirlo – Le atacó con la mirada en alto – He visto lo que padeces gracias a mi falta de profesionalismo
- No has visto una mierda – terminó por escupir mientras se levantaba de la silla sin mas paciencia para escuchar semejantes estupideces – Y no verás una mierda
- Me amenaza Dra.??? – Preguntó apenas pudo encajar la mandíbula. Lo fascinante era la muestra de enojo, aquellas palabras no eran más que el acto reflejo de la defensa, muy humano y muy lejano de lo que ella creía – No es necesario que finjas aquí… – Le detuvo con palabras antes de que marchara – Eres muy inteligente… y algo me dice que no solo con los números y presiento que me engañas… – Se puso de pie y avanzó hasta acercarse a ella…
La Dra. le tenía fascinada y esta muy posiblemente fuera la última vez que le viera… Que viera esa inexpresión, esa indiferencia y ese brillo en los ojos que contradecía a esa frialdad que reinaba en sus actos, y todo dio igual, ya le condenaban por decir lo que nadie se animaba. Y le gustó que Emma ni siquiera inmutase cuando invadió su espacio personal…
- Que te hizo así? – Y manos de sus paso en un caricia por su mejilla y no logró moverle ni un pelo. Dolió la ambigüedad de calcular que a lo mejor ella no le provocaba nada – Desde cuándo? – Buscó en su mirada la razón y poder hacerle entender que solo quería ayudar  
- Nada… – con delicadeza retiró su mano – Así nací… – Sonrió porque mas de eso no diría – Déjalo… por favor – Y terminó por salir de su oficina            
- ¿Y que? – preguntó expectante apenas Emma llegó a su lado – ¿Le despido? – Se cruzó de brazos y se recargó nuevamente sobre la pared del pasillo
- No…  – continuó con su camino por aquellos pasillos blancos y helados como la nieve, eran mismo color de la bata que le cubría la piel pero le regalo una sonrisa al Sr. de la limpieza
- Insistirá Emma – Caminaba a su lado y aquel hombre para él era insignificante – Para mi es mejor despedirla y sacarnos este clavo de encima – mas importantes eran los problemas de trabajo
- No la despedirás… no es necesario
- La reubico entonces – Sostuvo la puerta con la mano para cederle el paso a Emma – Desde lejos de seguro que no escucharemos sus preguntas… Jajaja – Su carcajada era pura malicia – De acuerdo, allí la dejo – dijo cuando la mirada reprochadora de Emma le decía que era suficiente – Si es lo que quieres…
- Te lo agradezco…
- Bueno… – Ya no encontró nada más que decir, ni que hacer más que llevar las manos a sus bolsillos – Te dejo…
- Dennis… – Se giró extrañado. No le llamaba por su nombre en aquella entonación desde hacía años y se agitó al saber que pediría algo personal…ya hacía tanto tiempo desde la ultima vez que le había pedido algo que casi se le estaba olvidando que algo de placer había en ayudar
- Si? – Y no pudo reprimir la sonrisa idiota a pesar que Emma tenía los ojos puestos en la pantalla del ordenador
- Sería posible que me tomara unos días de vacaciones? – dejó lo que estaba haciendo y le miró a la cara decirle una verdad – creo que los necesito – y no se privó de mostrarle en una mueca el cansancio
- Bueno… – Estaba más extrañado todavía. De los 5 años que Emma llevaba en la empresa no se había tomado ni un solo día de vacaciones, algo que era inconstitucional y que encubrían con viajes a instalaciones que estaban en distintas partes del mundo – No sería bueno, acabas de empezar con tu equipo de investigación esta semana, sin órdenes no sabrían que hacer – Y lo pensó un poco más – Pero sabes que puedes hacer lo que quieras…
- Me tomaré dos semanas – Afirmó con la cabeza
- Y la investigación??? – Algo definitivamente no estaba bien. Un año para obtener un presupuesto y cuando se lo entregaron lucía más triste que feliz y ahora abandona la investigación apenas empezaba – Emma no hay tanto dinero… – Él todo lo pensaba en números
- No perderás nada… Lara lo continuará
- Lara??? – Listo esto ya era una locura, poner montones de euros en las manos de una niñita trastornada – Tiene 19 años Emma… – no podía creer los que escuchaba, Emma misma le había dicho que era una niña haciendo cosas de mayores
- Lo sé y sé que es mucha responsabilidad – Se acercó un poco a él – pero no viajaré, me quedaré en la cuidad, así que puede llamarme cuando quiera por si pasa algo. Ella conoce el trabajo – Sonrió al recordar lo que hacía y lo comprendida que Lara estaba con todo – Puede hacerlo igual o mejor que yo…
- De acuerdo… – Se encaminó a la puerta y frenó – Puedo hacerte una pregunta?
- Sí, claro
- ¿Qué es lo que quieres hacer esta vez? – Sus dedos hicieron un repiqueo en la puerta y la curiosidad por la nueva empresa de Emma volvía hacer que sonriera
- Plantas… Quiero aprender sobre plantas – se encogió hombros – así que salgo de aquí y me voy a una florería
- A un vivero… Jajaja
- ¿A un vivero? – Aquella risa la desconcertó completamente
- Las plantas se compran en un vivero, Emma, las flores en una florería – La sacó de su ínfimo error – Que tengas suerte…
Se sentó, apenas se quedó sola, a mirar el resultado de sus acciones, los frutos de su vida sólo que esta vez le acompañaba la sensación de perderlo todo… Apoyó los dedos sobre la mesada mientras buscaba el incentivo que debía ayudarle a continuar caminando por este desierto. Ahora que le conocía no reconocía su propia soledad y parecía que todo se solucionaba con una bella mirada 
No podía ser, simplemente no podía ser. Salió de su trance y hurgó en sus bolsillos en busca de su teléfono y marcó apresurada
- Norbert! Necesito que nos veamos…

- Voy! – Intentó gritar pero el bostezo le cortó la voz a la mitad, miró hacia la cocina y vio la botella vacía sobre la mesa y de pronto aquel dolor de cabeza tenía significado. Era tan débil y para no “caer” había pasado la noche bebiendo
Dos noches y un día era la distancia que la separaba de Emma y le había jurado a su orgullo que no sería ella quien se acercaría para resolver aquello que no llegaba ni a ser una pelea. Y en el trabajo solo le había dado las “buenas tardes” con cordialidad aumentado esa impresión de desinterés y nopermitiría que le arrebatara la poca dignidad que le quedaba
- Voy… – Abrió y un rayo de sol casi le deja ciega del único ojo que tenía abierto y al instante se protegió de él con la mano – Emma… – Y sonrió como idiota olvidando lo que venía pensando de camino. Siempre demoraba pero era condenadamente efectiva y oportuna, siempre provocaba el mejor de los olvidos
- De… de…  – demonios!!! El corazón se le dio un vuelco al ver lo hermosa que era por la mañana… con los ojitos medios cerrados y el pelo todo revuelto… y por dios!!!... ese babydoll – De-sayuno… – Sacudió la cabeza quitándose la estupidez y levantó una bolsa que tenía en la mano– Siento despertarte… ¿Te apetece? – preguntó ingenua
¿Qué si apetecía? Por dios… la noche había sido una mierda entre tanto pensar, pensar y extrañar. Dando vueltas en la cama como si en alguno de sus giros le fuera a encontrar y bailó sola entre sus sábanas de seda hasta que logró soñar con ella y con algún mundo de cine en el cual los “errores” se arreglaban con besos apasionados mientras sonaba una linda canción de fondo…
La tomó de la mano y apenas la puerta se cerró se lanzó contra sus labios…Los finales eran de los escritores y algunas cosas solo las sabía Dios, lo tenía claro, pero podía afirmar y reafirmar y hasta apostar su vida a que Emma también le había extrañado… y que era la persona que la liberaría de la ficción literaria en cual había estado perdida toda su vida… 
Todo pasaba de por demás rápido. Contaba con el tiempo que duraba un desayuno para explicarle que no quería estar más sin su compañía por las noches ni por el día, que sentía que moría cada vez que le soltaba la mano… y todo era su culpa, ella le había modelado a su antojo, le había frenado los pies y le había obligado a mirar la vida con nuevos ojos y no necesitaba saber a donde iría a parar todo esto, alcanzaba con sentir su presencia mientras caminaba sobre lo desconocido...
Ycolisionaban los cuerpos con premura y se pusieron de acuerdo para dar esos pasos que las conducían hacía el sillón. Y como siempre, lo que Jenny ataba le apretaba en la garganta dejándole sin habla y tragaba lo dulce de sus confesionesaunque tenía el presentimiento de que se notaba mucho la importancia que tenía en sus desvelos…
Una mano en el hombro le hizo desplomarse en aquel sillón y no pudo mover ni un músculo en frente de su sonrisa sensual, ni siquiera atinó a aferrarse con fuerzas a algo. Y como una ola peligrosa, la morena, avanzaba con sus piernas contorneadas dispuesta a arrastrarla hasta lo mágico e incoherente. No aceptaba el desenfreno pero en sus brazos todo era auténtico e indiscutible y lo peor era que le hacía “creer”…
Cuando la tuvo en su regazo percibió el dolor de ver como la razón se le escapaba como agua entre los dedos. Sufría horrores abandonarse y le intimidaba no recordar quien era ni las veces que estuvo a punto de preguntárselo… De preguntarle si ella sabía quien era realmente y si aceptaría el vacío que de poco se comía su corazón…
Respiró de la piel de su hombroy tembló, vibró entera y apoyó los labios quebrados e indecisos sobre la tibieza. Escuchó una exhalación ahogada, distinguió el aliento merodear su cuello y la suavidad de la piel de su mejilla posarse contra la de ella, poco pretenciosa y solo deseosa de sentir el poder de una caricia…
- Tiemblas… – susurró a su oído mientras, ajena a todo, se llenaba de su aroma con los ojos cerrados – Como cuando me diste el primer beso… – le permitió a su dedos pasearse por los antebrazos de Emma y recordar aquella sensación que no tenía superada porque llegaba como hormigueo en el vientre
Volvió a temblar con el roce y con dulce de las palabras, era tan disímil de lo duro y riguroso del flagelo que terminó por convencerla de que no podría sentir en su vida. Y el tacto traía un consuelo que no buscaba pero que siempre encontraba cada vez que uno de sus besos decidía apoyarse en alguna parte de su cuerpo. Y casi adivinando su fortuna los labios de la morena estaban en su sien… Simples e imperceptibles bajaban hasta su mandíbula y las manos subían desde los hombros hasta su nuca.
Y Emma se aferró a su estrecha cintura porque se encendía y de a poco desaparecía esa invisibilidad que le protegía. Era nuevo eso de sentirse viva en un mundo que para ella estaba muerto, un mundo del cual no esperaba nada, un mundo al cual no le demandaba nada. Y el silencio, aquel que siempre era compañía, la mayoría de las veces terminaba por arrebatarle lo poco que tenía así que luchó contra él…
- Deberás comerme a besos… – Suplicó por escuchar aquella voz  que hacía eco en su cabeza – Y decirme lo que debo hacer… guíame – Y si exigió una dirección era porque realmente estaba perdida
- Arriésgate… Apuesta… Yo tampoco sé que es lo que viene después – Le aconsejó, suave al oído, lo que nadie tuvo el valor de decirle a ella
- Quiero estar contigo… –  Y Jenny casi se le escapó una lágrima en frente de aquellas palabras simples. Eran el opuesto de lo que ella requería, era tan diferente a su “necesito que seas mía” 
- Entonces quédate… el tiempo que quieras…– y pagó el desinterés con incondicionalidad  
La mirada verdosa estaba expectante y la acompañó todo el camino hasta el primer botón de su camisa y uno tras otro… desajustaba con lentitud lo que estaba aprisionado en su pecho y para cuando consiguió abrirla entendió que Emma estaba totalmente dispuesta a dejarse querer y no pudo evitar mirarlay encontrarle débil le inquietó
Le falló a la seducción cuando decidió abrazarse a ella con toda el alma y apoyar los labios en su pecho…algo estaba siendo simultáneo y reciproco porque la respuesta de Emma le llegó al instante.Quiso atraparla como si fuera un sueño y la apretó con fuerzas entre sus brazos rogando por que no se le escapara y sin querer llamó a gritos a la urgencia.
Bastó con receptar ese beso apresurado para comprender que esto era aparte de ellas. Que nada tenía que verlo caótico de sus encuentros y lo enredado de los sentimientos, esto era reflejo del miedo de amar por primera vez… Y así Emma bajaba rápidamente sus breteles hasta dejar la prenda a la altura de su cintura y desesperadamente volvía a abrazarle y a respirar… 
Intentó contenerle como pudo y probó placer y dolor cuando aquella mordida le apretaba la piel del hombro obligándole a gemir en su oído. Sabía lo que ocurría, ella misma lo había sentido en carne propia las primeras veces que habían intimado, era como en este lugar después pudiera soplar una ráfaga que la arrancaría de sus brazos y la colocaría bien lejos y por primera vez, Emma, le demostraba que no quería que eso sucediese…
Y las manos habilosas se deshicieron del cinturón y unos pies desesperados lucharon contra el pantalón… Su espalda se pegó al sillón y desde el cuello hacia abajo, directo al pecho y a uno de sus senos bajó la lengua de Emma. Se retorció de gozo con un choque de pubis y aquello que supuestamente contaminaba, nublaba y empañaba lo puro traía una calidez que abrigaba como luz de la mañana… y deseó cubrirse de ella.
- No te olvidaré… al menos no mañana –Y jaló de la camisa mal colocada de Emma desvistiendo la pasión, podía complacerle por primera vez y no fallaría…
- Cómo lo…??? – Miró sorprendida aquellos ojos azules y aquellos labios que habían respondido a sus más grandes anhelos, aquello que punzaba la cabeza por las noches. Y se odió por no encontrar la mentira, la desconfianza y la lujuria. Apoyó las yemas de sus dedos en los labios de la morena acariciando su textura
- Deseo lo mismo… – Sonrió y mientras suavemente bajaba su prenda íntima

- Por que me miras así? – La intensidad de su mirada se le hacía imposible y le obligaba a bajar su propia mirada, se ruborizaba y temblaba, más estúpido imposible  
- ¿Es que no puedo mirarte? – Sabía que su descaro cohibía a Emma y tuvo que levantarle el mentón para decirle algo que debió decir apenas le vio aquel primer día en la academia – Me resultas hermosa e intrigante…
- Que dices? – Besó la palma de su mano y sacando la resistencia volvió a bajar la mirada – No…
- Shhh… – Sopló encima de sus labios – No puedes decirme lo que debo sentir… Eres hermosa e intrigante… y si lo siento, lo asumo – Buscó acomodarse nuevamente entre sus brazos y descansar
- Esta bien… – dijo con resignación al no estar acostumbrada a este tipo de comentarios. El momento de silencio le hizo olvidar en donde estaba y se permitió pensar al lado de la tibieza de su cuerpo y enredando los dedos en sus risos. 
Su madre fue lo primero que se vino a la cabeza, había visto el brillo en los ojos de su madre, ese destello que aprobaba su relación con Jenny antes de que fuera existente… Su madre, que todo lo sentía, le había dicho que a Jenny le faltaba peso, que a ella le faltaba madurez y que lo demás francamente no importaba. El mejor consejo que alguien le podía dar… 
- Jenny???
- Mmm??? – Acomodó el flequillo que cubría sus ojos
- Voy a comparar plantas – Se incorporó llevándose a la morena con ella
- Ahora??? – preguntó con pena al ver que Emma se desprendía de su cuerpo – precisamente ahora???
- Ahora… – Comenzó a buscar su ropa y a colocársela – Debo conseguir plantas y no matarlas
- Por qué??? – Entendió que su madre tenía algo que ver en lo de las plantas pero no sabía más que eso – Quieres enorgullecer a tu madre??? – preguntó bromeando
- No… – Ya casi estaba lista – Quiero demostrarle que le quiero... ¿Me acompañas a comprarlas?
- Sí… – Con toda lentitud respondió por qué su cabeza intentaba descifrar de que manera unas plantas eran una muestra de amor

- Hola hijo… – Y Norbert no necesitó mas que mirarla para darse que cuenta que había hecho todo el viaje con el corazón en un puño.
- Mamá… – Se abrazó a ella con todas sus fuerzas sabiendo que jamás podría aliviar el dolor que sufría. Que no había medicina que aliviara los años de terror – Vamos adentro…
- Bueno hijo – Desprendió su abrigo y tomo asiento – Sin preámbulos! – Dijo mientras secaba sus lágrimas con sus manos – Dime que le pasa…
Siempre hacia lo mismo, tomaba una postura de fuerte que solo duraba un instante y después de que le escuchara comenzaba el llanto y los temblores. Así era todas las veces y a pesar de que partía el alma ver a su madre tan rota, le había prometido que le mantendría al corriente de todo. Jamás le negaría información sobre Emma…
- La medicación está fallando mamá…
- Y eso qué significa??? Tú eres el medico aquí! – cerró los ojos un instante, no era su culpa, ni la culpa de nadie – Qué significa, hijo???
- Bueno… – Apretó su mano, Emma era su hija pero también era su hermana e inevitablemente también estaba lleno de miedo e ir a la escuela de medicina no le había aliviado – Probaremos otra…
- Y si no funciona??? – Ya tenía en el rostro dos lágrimas bajando
- Solo se hará más evidente lo que tiene…
- Demonios!!! – Apretó sus ojos con fuerzas, era lo único que no quería oír     










                                             
      

57 comentarios:

  1. Esta historia me deja sin palabras a cada capítulo que leo. Memo, tu forma de escribir es absolutamente genial porque consigues que desee, odie o me duela casi de la misma forma que a los personajes.
    Mil gracias una vez más.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto, a pesar de las ganas de matarte que tuve después del primer enfrentamiento de este capítulo, entiendo que quieras llevarlas al extremo. Eso sí, el día que estas dos se hablen a la cara, sin reproches ni duelos y dejen espacio al amor, será para enmarcarlo :).
      Ah, y en cuanto a las últimas preguntas que se hace la ojazos azules, se me ocurren varias respuestas, que la chica tensa la cuerda que da gusto.

      Eliminar
    2. A mi las ganas de matarte me vinieron al final jajajaja

      Al igual que tú, Zuki, también estoy esperando ese momento en el que hablen cara a cara sin reproches ni duelos y dejen espacio al amor, aunque tal y como están las cosas habrá que esperar bastante para que llegue ese momento.

      Estoy completamente enamorada de Emma jajajaja pero eso ya lo sabes jajaja y la valentía de Jenny para afrontar la relación y no dejar que Emma se escape tan facilmente de las complicaciones que conlleva una relación empieza a ser algo admirable para mi (puesto que soy medio cobarde jajaja) y me da por huir cuando las cosas se complican, aunque creo que esto también lo sabes jajajaja en fin no tengo mucho más que comentar, que no haya comentado ya.

      Adoro tu historia, adoro tus personajes, me encanta ver lo que provoca cada capítulo en mi... en fin... eso... eres grande.

      Makeys.

      Eliminar
    3. Yo me estoy enamorando de la madre de Emma,jajajajajaja, ese rollo bipolar que tiene y lo madre madre que es me encanta!!.

      Ayer tuve este último capítulo y sus sensaciones rondando por mi cabeza todo el día, pocas cosas consiguen ese efecto :)

      Eliminar
    4. Sí sí la madre también es un personaje tremendo jajajaja me encanta.

      Makeys.

      Eliminar
  2. wooo Memo me encanta cada dia me engancha mas, se que eres una persona ocupada pero podrias subir pronto me muero de ganas por saver que pasa as hecho que se despiente los sentimientos de amor, odio, rabia, compacion y de vuelta amor al leer esta historia la relatas tan bien que metes al lector en la piel de los protagonistas si algun dia sacas un libro o si lo tienes con gusto lo compraria.

    ResponderEliminar
  3. Como siempre la espera merece la pena.Felicidades y gracias por seguir con la historia deseando el próximo capitulo ya que me estoy quedando sin uñas.

    Besos Carmenci.Barcelona

    ResponderEliminar
  4. DIOS... NUNCA UNA HISTORIA PUDO HACERME SENTIR TANTO COMO ESTA TALVEZ SEA POR QUE A VECES SOY TAN CERRADA Y PREJUICIOSA COMO EMMA
    ESPERO PRONTO MAS DE TI MEMO NO TARDES SOY MASOQUISTA
    BESOS

    ResponderEliminar
  5. Hola Memo, casi nunca escribo aqui pero quiero confesarte q soy una GRAN fans tuya, me pones de los nervios, me das alegrias, nervios, muchas emociones... bravo!!! siempre esperamos con ancias tus capi, sólo una cosita y espero no molestarte pero ya lo hemos hablado en el grupo y es q falta un poco más de claridad en los diálogos.... quién habla, a veces son tan intensos q es fácil perderse, mis más sinceras felicitaciones ;)) Y después de éste enfrentamiento parece q las dos estan en sus mundos pero también atadas la una a la otra, paradójico, lo sé....Gracias por tu tiempo, de verdad!!!!

    ResponderEliminar
  6. Me creen si les digo que la tensión se acaba aquí? Jajaja ¿Por donde siempre se corta la soga? Por lo más fino… si esto no es lo más fino que alguien me diga que es… jajaja. Ahora en serio, la tensión es lo único que me permite hacer de esto un amor intenso y soltarla en una noche de golpe hubiera quedado horrible… Poco romántico, a mi entender, y hasta ficticio por más irónico que suene… Hemos ido tensando de a poco y de a poco iremos aflojando, quizás salga algo bonito de eso…

    A la gente que quiere matarme quiero decirles que lo siento, sabía que el final no era muy apetecible y que muy posiblemente a algunas les cayera mal… lo que no sabía era que provocaría ganas de matar… Jajaja… Me ha hecho muchísima gracia pero espero que no ganen adeptos…

    A saggi… espero no molestarte yo a ti pero cada vez que me siento a escribir es como preguntarme y responderme sola y lo que queda en ambigüedad no lo modifico porque creo que es válido para los dos personajes, quizás es un poco perverso de mi parte porque yo sí sé de quién es el pensamiento así te pido disculpas… Si te sirve de ayuda en los diálogos habla una primero y la otra después, es una ley para mí, así que si en una línea identificas a un personaje, la que le sigue es del otro personaje… No sé si me explico bien… Pero en este capítulo la frase del final es de Jenny porque la anterior es de Emma y en el capítulo que viene lo primero que aparecerá será la respuesta de Emma… Espero te sirva de ayuda

    Muchísimas Gracias por los comentarios…
    Y hasta la próxima
    Saludos…
    Memo

    ResponderEliminar
  7. "Quiza salga algo bonito de eso" ¿Pero es que lo duda??????????

    Makeys.

    ResponderEliminar
  8. Makeys yo no lo dudo... saldrá algo bonito de todo eso...Memo dinos que si jajajaja

    Zuki, es exactamente eso, yo ya lo he definido en el face, esta mujer escribe de una forma bestial y lo sigo afirmando y como tal nos deja absolutamente prendadas pensando en la historia, los personajes y los diálogos e incluso, en mi caso, la vuelvo a releer y no me canso... vamos si yo fuera editora estaría persiguiendo a Memo YA!!!

    Memo, pero tu estudia y sigue escribiendo cuando puedas :))))

    ResponderEliminar
  9. Oye Memo, pues me gusta la explicación de que cuando no sabemos muy bien quién es la que habla no lo cambias porque en cierta forma te vale para las dos, es curiosa la idea, me gusta, (qué arte tienes!!).

    Y tranquila, todavía no hemos matado a nadie, no creo que tú seas la primera. Hazle caso a Pucci y estudia!!. Vamos a tener que buscarte un agente porque ese talento hay que aprovecharlo y darlo a conocer.

    ResponderEliminar
  10. ¡¡Esa Memo como mola se merece una ola!! Olé, olé, olé y olé. Que arte tienes, madre del amor hermoso. ¡¡Increíble!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajajajajajaja tenias que cantarselo jajajaja

      Eliminar
    2. Ya se lo he cantado jajajajajaja l@s que tendrian que canterselo sois vosotr@s. ;) jejejejejejejejeje

      Eliminar
  11. Como? Termina asi la historia?! Nooooooooooooooooooooooooo me dejen asi!!!
    No Memo!!! Noooooooooooo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A que tambien tienes ganas de matarla???

      Eliminar
  12. No, no acaba así, eso interpreto yo,,, acaba la tensión entre ambas imagino que a partir de ahora hablaran sin discutir ni retarse... empezaran una relación más relajada... eso creo yo... me equivoco Memo??

    Enhorabuena por la historia, parece imposible pero cada vez te superas.
    No sé que edad tienes pero parece que lleves toda la vida en esto de la escritura... continua así y no lo dejes nunca,

    Sonia

    ResponderEliminar
  13. Suerte en los estudios!!!! espero que cuando acabes vuelvas a escribir y termines la historia.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  14. Chicas, nueva actualización de Memo: )))

    A disfrutarla!

    ResponderEliminar
  15. GRACIAS PUCCINI

    YA LA LEI Y COMO SIEMPRE EXCELENTE AUNQUE ME DEJO CON MUCHAS MAS PREGUNTAS
    QUE ANTES. PERO SUPONGO QUE DE ESO SE TRATA
    BESOS MEMO Y EN ESPERA DE MAS MUY PRONTO

    ResponderEliminar
  16. MEMO NOS TIENES ABANDONADAS

    ResponderEliminar
  17. Otro capítulo por favor!!!!

    ResponderEliminar
  18. Aqui tenéis el esperado capitulo de Memo!!!!

    ResponderEliminar
  19. Un placer como siempre leer esta historia. Debo decirte Memo que me dio la sensación de que este capítulo lo escribía otra persona. Pero Puccini, siempre tan certera, creo que dio en la clave: Es el cambio de registro de los personajes, esa calma que le sigue a haberse abierto en canal y saber lo que esperar la una de la otra. De todas formas, estoy segura de que aún quedan conflictos por resolver.
    Gracias por seguir poniendo ese talentazo en esta historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. de verdad creeis que se han abierto en canal? y que saben lo que esperar la una de la otra? porque yo no estaria tan segura de eso.

      Son rivales en el trabajo, el asunto de caro se puede quedar en nada ante el objetivo de bodo de cambiar las cosas en la academia, estoy segura de que emma seria incapaz de traicionar a jenny, pero emma no es del todo trigo limpio, por asi decirlo y a pesar de estar completamente enamorada de ella jajajajajajajajaja, se guarda algo en la recamara, algo que jenny, al igual que la mayoria de los individuos de la academia desconoce, asi que a ver que pasa en el futuro.

      En toda la historia la mas ingenua es jenny, el episidio del chiste en el veterinario puede hacer pensar que la inocente es emma pero... no sé... emma es peligrosa.

      Makeys.

      PDT: Memo, me encanta ;)

      Eliminar
    2. Bueno Makeys, aún quedan cosas por conocer de Emma, su segundo trabajo, esa habitación en su casa...pero si creo que se han abierto en canal, otra cosa es que se sepan lo que esperar la una de la otra... a mi esta Jenny también me flipa pq se está entregando de una manera tremenda dandose una y otra vez contra el muro de Emma, que empieza a caer, menos mal... y creo que aunque sean rivales en el trabajo, antes tb lo eran personalmente, acabarán estando del mismo bando, aq para eso tengan que librar alguna batallita más...

      Creo que lo que queda es Emma confie en Jenny y que también se implique tanto como la morena... me ha encantado la escena donde la coge de la mano para llevarla a la cama y coge también la cama del perro para que vaya con ellas...Jenny acepta a Emma como es y con todo el lote. Me encanta!!!

      Memo, tiene ahora la enorme dificultad, creo yo, de narrar al amor paso a paso, la piel y la pasión la hemos tenido bien servida, tb la tensión... ahora queda la calma, como se van acercando desde los extremos hasta un común donde puedan compartir ese amor...

      Bueno, asi lo veo yo y hay cosa que preguntando a Memo me ha ido aclarando... de todas formas, en esto de escribir pasa que te pones y puede salir algo completamente distinto a lo que esperabas jajajaja. No se si a Memo también le ocurrirá.

      Eliminar
  20. Por fin otro mas de tus adorados capitulos como siempre magistral no me canso de esperar para leerlos eres lo mejor y se que vale la pena la espera pero no me hagas sufrir tanto.. besotes desde mexico

    ResponderEliminar
  21. Hola me encanta!! Para cuando otro capítulo?

    ResponderEliminar
  22. Un nuevo capitulo de Fisica y quimica...

    ResponderEliminar
  23. Llegadas a este punto.... simplemente decir que PAGARÍA porque se hiciera una serie o película basada en esta historia, en serio, me encanta, ya las palabras me parecen casi insuficientes, pagaría por ver esas escenas en movimiento, esas miradas imaginarias en mi mente sin falta de imaginarlas.

    Memo... simplemente gracias por hacerme disfrutar tanto la historia, cada capítulo es perfecto, aunque te haya hecho alguna crítica en algún momento, creo que nunca me metí tan de lleno con los personajes de una historia, me encanta.

    Makeys.

    Pdt, vale que la monja tímida nos robó el corazón... pero y la gordita que???? a mi me encantaba esa monja jajajajaja

    ResponderEliminar
  24. Gracias!!! Me encanta mucho esta historia es magnifica!! Siempre estoy atenta a la actualización para disfrutar e imaginar todo lo q pasa con los personajes

    Saludos!! Natali Chile

    ResponderEliminar
  25. Para cuando otro capítulo? Me encanta esta historia, felicitaciones escribes genial

    ResponderEliminar
  26. Para cuando otro capítulo?

    ResponderEliminar
  27. Por favor otro capítuloooo!!! A la espera de mas, escribes genial

    ResponderEliminar
  28. Cuando otro capítulo? Quiero saber como sigue...

    ResponderEliminar
  29. NOS TIENES ABANDONADAS MEMO POR FIS POR FIS OTRO CAPITULO

    ResponderEliminar
  30. Alguien sabe sí se va a seguir publicando esta historia?? En ascuas estoy desde hace un tiempo esperando más...

    ResponderEliminar
  31. Comenzaré con una confesión y terminaré con otra…
    Este fic ha sido una de las mejores cosas que me pasó en la vida y solo por una razón: porque me llena de pasión escribir. Creo que dije, como una docena de veces, que no soy escritora ni pretendo serlo pero lo que hallé en la ficción no logró encontrarlo en ninguna realidad y eso solo alimenta lo que siento cuando escribo…
    Pero… Todas las cosas en la vida tienen un fundamento y la imaginación esta atada con cadenas a lo real… Y no quiero mentirles la realidad últimamente me patea fuerte el culo Jajaja… Igual ya pasó, dolió y muy posiblemente siga doliendo pero siempre es bueno volver a las cosas que nos hacían bien y el relato es una de ellas.
    Pido disculpas por la demora y porque demoraré una semana más para entregar la actualización. Decirles que este tiempo no hice más que buscarme en mi propia ficción, hojas escritas tengo muchas, hay hábitos que no se pueden cambiar, lo que falta es la ambigüedad que tanto les gusta…Jajaja
    Hasta la próxima semana…
    Saludos
    Memo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias memo por compartir algo mas que este fic con nosotras tienes todo mi apoyo por lo que te haya pasado en esta ausencia, y tienes razon volver a lo que a uno sabe que te reconforta o te soba el culo,,,jajaaja es una luz en la oscuridad, cuidate mucho mis mejores deseos para ti.

      pd.si alguna vez te patean el culo otra vez pues muerdele una teta jajaaja.ntc.

      saludos atte. milimont
      mexico

      Eliminar
  32. a mi me llena de pasiòn leer tus historias.. ayudan a sobrellevar la realidad ja ja y mucho ... fuerza ...te esperamos

    ResponderEliminar
  33. Dios me encanta tu historia de verdad, esta genial, estoy impaciente por leer como continua. y no te preocupes que en la vida todo pasa :)

    ResponderEliminar
  34. Me encanta esta historia a la espera del nuevo capítulo!!

    ResponderEliminar
  35. es una muy hermosa la historia, espero que pronto puedas volver a regalarnos mas... muchos cariños y espero que te encuentres bien...

    ResponderEliminar
  36. MEMO NO QUIERO PRESIONARTE PERO COMO PARA CUANDO MAS O MENOS VAMOS A SEGUIR SUFRIENDO POR NO TENER MAS DE ESTA MARAVILOSA HISTORIA, NO ME RESIGNO A QUE ME TENGO QUE IMAGINAR EL FINAL YOOO POR FIS DANOS SEÑALES

    ATTE.MILIMONT

    ResponderEliminar
  37. Memo espero te encuentres bien.. Te felicito por la historia y estoy a la espera de que nos regales un nuevo capítulo!!!

    ResponderEliminar
  38. Estoy segura que hay mucha gente a la espera, yo la primera, de seguir leyendo esta historia...a mi me ha dejado fascinada, miro varias veces al día sí se ha actualizado...espero que se pueda continuar sino me da algo.
    De todas formas, se agradece el poder haber disfrutado de los capitulos anteriores.

    ResponderEliminar
  39. hola memo, verdaderamente espero que te encuentres bien, bueno primero felicitarte por esta hermosa historia y lo otro para decirte que tengo unas ganas enorme de otro capitulo, ojala no se demore mucho en llegar, muchos cariños y espero que todos los problemas personales se resuelvan.

    fran, chile

    ResponderEliminar
  40. MEMO POR QUE NOS HAS ABANDONADO SNIF SNIF, POR FA MEMO DA SEÑALES NO SEAS ASI NO ME HAGAS SUFRIR MAS..

    CUIDATE Y ESPERO ESTES BIEN BESOS

    ATTE. MILIMONT

    ResponderEliminar