®Memo Derechos Reservados 2012
La sangre hervía porque había cometido miles de
errores en su vida, había mentido diciendo que llamaría, había dicho docenas de
veces, mirando a los ojos, que quería y hasta había sufrido su falsa
indulgencia al dejarse tomar entera… pero con Emma… con ella era distinto. Y
podía que este Sr. tuviese la cabeza blanca de sabiduría, que manejara
orquestas y que hiciese la mejor música pero no estaba en su interior y no
podía manejarla ni menos decirle lo que debía sentir… Al él no le dolía ni le
hacía sonreír, a él no se le clavaba como aguja en la piel ni le cortaba la
respiración y él no temblaba al recordar que nada es para siempre… De a poco se
le olvida la postura despreocupada, notaba la tensión crecer, lo insano de
quebrarse y lo claro del sentimiento. Esto estaba dentro de ella y no en un
guión y aún así él seguía sin mostrar nada de empatía…
- Sr. Müller sabe por qué estoy aquí? – Rápido, él
miraba con esa expresión fría, desértica e incansable – Por su hija… – sonrió
nerviosamente y sintió lo espeso en la saliva, lo que venía era toda una
osadía, una locura y un amor. Y que se fuera todo a la mierda tenía pendientes
mucho más importantes con la hija – Porque cuando no puedo dormir con ella y
sueño con ella… Y nunca me había sentido así ¿Lo entiende? – Aquel puño cerrado
sobre la mesa apretaba todas sus ilusiones, las sostendría sin importar cuantas
veces el pasado trajera las noches, el sexo y la hipocresía, sin importar la
crueldad del presente al traer lo incrédulo de aquella mirada. Era una realidad
para ella y la atraparía de la misma manera que se atrapa el sol en una pared,
haciendo del imposible una maldita verdad
- Eso debería decírselo a mi hija – señaló con la
mirada su puño y el esfuerzo en vano – quizás ella pueda creerle… Yo
simplemente soy padre
- Perfecto!!! – trabó la mandíbula y tragó rápido los
indicios de sinceridad – Hablaré con ella entonces… – No había caso. Esto era
una gran pérdida de tiempo y como siempre las intenciones valían nada, aquí
contaba el buen proceder y las lecciones correctas para ser – Hubiera preferido
que fuera soltera, no? Ese es el problema? – quizás lo estrecho y antiguo del
pensamiento mantenía almidonada su camisa pero hacían disfuncional la
comunicación, este hombre tenía sus ideas y no estaba dispuesto a cambiarlas
por nada en el mundo… Y Emma, Emma era igual a él.
Él demoraba su respuesta y dejaba que el pensamiento se le escapara por la boca a la morena, sabía que estaba hablando de más y aún así no podía frenar – De todas formas no creo que mi estado civil diga mucho acerca de quién soy y de lo que quiero…
Él demoraba su respuesta y dejaba que el pensamiento se le escapara por la boca a la morena, sabía que estaba hablando de más y aún así no podía frenar – De todas formas no creo que mi estado civil diga mucho acerca de quién soy y de lo que quiero…
- No se lo tome personal… Ya tuvimos a un hombre,
“soltero”, sentado en esa silla – señaló a la morena y al lugar que ocupaba – a
un mediocre, a un bonito espécimen que parecía ser el yerno perfecto y sabe
qué?
- ¿Qué? – preguntó con rudeza porque a pesar de que no
le había arrojado flores al ex yerno intuía que para ella tenía puñales
reservados que irían a clavarse directo en la decencia
- Supe, al instante, que a ese imbécil no lo vería
nunca más en mi vida y eso me dio tranquilidad – sonrió disculpándose un poco
de su lenguaje – Pero con Ud. Sra.… – Miró hacía todos los lados constatando de
que aún estaban solos – algunas cosas se me confunden – se apoyó sobre la mesa
para contarle un secreto peligroso – No entiendo si el iluso es su marido, mi
hija o usted… Y ante la duda sólo me queda una cosa por hacer
- Desconfiar… – Dijo entendiendo el punto
- Ahora si nos entendemos? – le sonrió, la primera sonrisa
en la noche y debía rechazarla
- No… Quizás piense que estoy loca o estúpida – lo asumió
asintiendo con su cabeza – Pero debe saber que no me interesa ni un poco lo que
Ud. piense ni lo que considere correcto … Sólo quiero estar con Emma y para
conseguirlo debo agradarle a ella no a Ud. – y con esa verdad el puño y los
hombros lograron aflojarse
- Pienso que eres valiente… estúpidamente valiente lo
cual le hace descarada. De todas formas – se encogió de hombros y usó, sin
reparos, sus propias palabras en su propia contra – creo que sus palabras dicen
mucho más acerca de Ud. que su estado civil…
- Claro… – intentó una sonrisa que jamás llegó a ser
nada. El silencio volvió a la carga, no definía que era lo que apretaba en el
pecho… y bailaba entre lo estrepitoso fracaso de la primera charla con el padre
y lo afectada que lucía con la boca abierta.
- Sólo le pido un poco de prudencia… – Jenny le miró
totalmente sorprendida, el cambio era enorme, todo un giro lleno de
predisposición que no dejaba de ser una “advertencia”. Ahora, simplemente, él
no le miraba, tenía los ojos clavados en las arrugas de sus manos – Y no sólo
por mi hija sino también por Ud.… No soy tan idiota ni tan necio – sonrió
levemente – Es muy fácil romper un corazón…
- Le aseguro que no es mi intención – sintió el
alivio, era lo único que quería decir, era lo que había pensado todo el rato
dentro de su coche mientras viajaba y por fin este Sr. parecía darle la
oportunidad sin sellarle la boca con palabras “inteligentementes hirientes”
- Respeto las decisiones de mi hija – levantó
sutilmente su ceja – lo he hecho siempre… y esta vez no será diferente…
- Entiendo... Y no esperaba menos – No era agrado ni
contemplación… él sólo estaba interesado
en Emma, al igual que ella, así que lo entendía a la perfección. Notó la
adoración que tenía por ella y la preocupación que todo esto le generaba –
Tendré más cuidado de ahora en adelante – No dejaba de pensar que era
entrometido pero las palabras eran acertadas, además esta no sería la única vez
que se verían
- Es todo lo que quiero escuchar… – le sonrió
nuevamente
- De que están hablando que implica tanto silencio???
– la voz de la madre les obligó a sonreír, la mujer era mitad adivina y sabía
cómo intimidar a su esposo – Espero que no estés “aconsejando” a Jenny
- No!!! – El padre desmintió al instante – No… sólo
hablábamos de Isadora Duncan – fue la mentira que utilizó que utilizó para
salir del apuro, lo primero que encontró relacionado con la danza
- Una gran mujer, con una gran vida agitada y un gran
final trágico – Anne le comentó a la morena mientras tomaba asiento
- Pues, a mí me encanta – dijo lo primero que se le
vino a la cabeza, lo único que procuraba era converger en la mentira – Me gusta
su estilo… – Sonrió y bebió agua de su copa
- Su estilo de vida? – Preguntó abiertamente – Sé que
era bisexual… Una mujer de muchos amantes – le comentó a su marido con una
sonrisa radiante
- Cof! Cof! Cof! – Había sido peor el remedio que la
enfermedad. Ahora era el turno de la sexualidad y dios sabía que no estaba
preparada para hablar de eso
- Anne por dios!!! No estábamos hablando de eso!!! –
El padre estaba, de pronto, todo colorado y llevaba la mano a su cabeza ante el
disparate de su mujer
- Hija, te sientes bien? – palmeó un poco su espalda y
siguió hablando con su marido – No entendiendo porque te escandalizas – le
señaló lo rígido del cuerpo – Ahora que sabemos que la niña es lesbiana
deberíamos hablarlo más abiertamente, no crees? – apretó la mano de su esposo
buscando su consentimiento
- No! No lo creo! – negó efusivamente con su cabeza –
Sabes lo reservada que es Emma y estás cuestiones son personales Anne
- Cof! Cof! Cof! – No podía parar de toser… Se había
enlodado hasta las orejas y, como siempre, había arrastrado a Emma con ella –
Sólo lo dije por su aporte a la danza moderna – Agarró la mano de Anne
desesperada por un cambio de tema antes de que entrara en escena la rubia –
Sólo por eso…
- Personales? –
Hizo oídos sordos al comentario de la morena. Y el tonito que adquirió
la pregunta anunciaba la pelea y ella había quedado en medio y Emma en el
blanco – De qué demonios me hablas? Somos su familia… o es que acaso a ti no te
interesa saber lo que piensa tu hija?
- Qué pienso de qué? – Emma volvía acompañada de su
mejor sonrisa y sus hermanos. Supo que algo no estaba bien por la manera en que
los tres le miraban – Qué pasa? – y posó su mirada en Jenny y en aquella
disculpa que tenía en su rostro.
- Nada, hija. No es nada importante… – Sabía que su
padre mentía y sintió el hartazgo de no poder estar bien, de cumplir tantas
reglas y de tener que cuidarse de todo… hasta de la propia familia. Miró a su
madre reclamando lo que ni su padre ni Jennifer querían decir y lo que ella
diría con total naturalidad
- Hablábamos de Isadora Duncan – se encogió de hombros
respondiendo a los deseos de sus hija – Y yo me preguntaba cuál es tu opinión
al respecto
- Y tanto problema por una vieja que murió hace un
siglo? – Emma festejó el comentario de Rolf pero rápido entendió que el
problema no era Isadora en sí sino más bien su vida libertina
- Lo mismo le planteé a su padre… – La madre no
pensaba sacar el dedo de la yaga y pasaba por alto cada mirada que él le
enviaba – Pero insiste en que la bisexualidad de la mujer puede ofenderte. Te
ofende? – la pregunta indiscreta dejó a todos mudos y a madre e hija sonriendo
y mirándose fijamente. La morena pensó que comenzarían a discutir pero el
tiempo pasaba y la sonrisa se ampliaba… Entendió que la debilidad que tenía
Emma por la sinceridad dejaba atrás la vergüenza y el recato y que la pagaría
con más sinceridad. De seguro se sentiría muy orgullosa de su madre, la única
de todos los presentes, que intentaba lidiar con su “condición” de la manera
más ordinaria, antigua y efectiva, con preguntas y respuestas.
- Pues no… Sabes que la sexualidad no me ofende en
ninguna de sus formas. La considero una de las cosas más verdaderas que posee
el ser humano – dijo sin preámbulos y se sentó al lado de Jenny. Apretó su
rodilla indicando que podía responder, que tenía una concepción y que estaba
dispuesta a compartirla – Isadora me encanta…
- Fíjate que irónico! – La madre sonreía la
coincidencia – Jennifer piensa lo mismo pero terminó por cambiar de idea a
último momento – levantó sus cejas indicándole a su hija, una vez más, que
algunas cosas algo tenían que significar – La encontré hablando con tu padre
así que ya puedes imaginarte – Los hermanos comenzaron a reír
- Anne! – Georg regañó a su esposa pero sólo causó más
risas…
- Oh… no… lo qué pasa es – intentó alguna explicación
pero Emma apretaba más su rodilla y parpadeaba con tanta calma diciéndole que
la disculpa no era necesaria
- Pensé que estás cosas te causaban desmayos, igual
que a papá – Norbert hablaba con bastante seriedad – No es que piense que son
seres asexuados – sacudió la cabeza y comenzó a una vez más al ver la mirada
reprochadora de su padre, estaba pidiendo respeto – Pero… Sin ánimo a ofender,
eh… Pero con semejante carácter cuesta un poquitito imaginarlos en ciertas
situaciones
- Jajaja. Jajaja. Jajaja. Cómo puedes ponerte así de
serio para decir semejante burrada – El mecánico aportó su granito de arena –
Sería lo mismo que decir que eres sexualmente inmaduro dado a que muchas veces
tienes una personalidad inmadura – Espero a ver como todos le daban la razón –
Creo que la sexualidad está intrínsecamente relacionada con el amor
- Puf! – Menospreció sus palabras con un movimiento de
mano – Tú todo lo relacionas al amor…
- ¿Cómo es eso hijo? – la madre, al instante, se
interesó por el punto de vista de Rolf
- Bueno, quizás suene patético, pero yo creo que
primero te enamoras y después eliges tu sexualidad
- Pero eso contradice a la teoría que afirma que
algunas personas nacen con su sexualidad definida – Anee abría el debate por
todos lados, desde lejos se veía el interés que tenía en el tema
- No creo que nadie nazca ni homosexual ni
heterosexual ni bisexual mamá
- Crees que después de enamorarte de alguien decides
tu sexualidad – Anne completó su pensamiento
- Qué me dices de la atracción física? – refutó al
instante Norbert – Y de lo esencial que es en el primer encuentro?
- Punto a tu favor muchacho – la mujer lo señaló con
el dedo índice
- Vamos chicos!!! – Rolf levantó los brazos – la
atracción física es un momento, el primer momento
- El amor también puede ser un momento – Norbert dijo
convencidísimo
- O una vida – Rolf insistía – de alegría o amargura o
una mezcla patética de ambas pero una vida al fin y al cabo
- Ves porque no opino? – susurró al oído de la morena
– En la vida se pondrán de acuerdo – Dejó un tímido beso en su cuello
- Ya lo veo – sonrió por el cosquilleo que le causaba
su aliento – Comenzaran a volar cosas dentro de poco – Vio como la rubia
sonreía y asentía con la cabeza.
Estaban cerca, Emma estaba cerca, se la veía tranquila
y eso le dada cierta tranquilidad a pesar de saber que ya era dependiente de su
sonrisa. Emma decía mucho más con sonrisas que con palabras, provocaba mucho
más con sus sonrisas… Vértigo, agitación y aceleración que definitivamente no
podía contener… ¿Atracción física, amor o idiotez? Daba igual, se sentía
fantástico y le hacía sonreír. Lo que pensó que nunca conseguiría, estaba
llegando ahora como un aroma a recuerdo, como una amanecer después de la
tempestad y como una revelación. Placer y alivio, lo sintió por primera vez, y
nada tenía que ver con la falta de tragedia, esto era por la tibieza… Por
primera vez Emma no era ni fuego ni hielo
Sé quedo observándola mientras las voces de a poco se
apagaban y se preguntó qué sería de ellas y si tendrían la suficiente valentía
para vencer el temor… y con el brillo del relámpago advirtió que estaba
rendida… Y que necesitaba un abrazo tibio y que le susurra al oído una
esperanza, una razón, unas de sus lógicas para detener la lucha… Siempre en
contra de ella y con ella, el opuesto y el reciproco, el odio y el amor, la
verdad y la mentira, nada más inconstante, nada más retorcido y nada más fuerte
que la mezcla de lo bueno y lo malo… y aún así estaba perdidamente enamorada de
ella… Estaba sola, la tenía al lado y sin embargo se sentía sola…
Un día sí y al otro no, un segundo sí y al otro no…
Cada vez le era más difícil creer y el eco de las 4 paredes le gritaba que era
perfecta y cada vez más encerrada en su propia locura. Gota a gota la lluvia le
hacía comprender que no había que marcharse ni volver, solo había que quedarse
y pedir perdón... ¿pedir perdón por sentir? ¿Por querer? ¿Por la piel? ¿Por el
roce? ¿o simplemente por no encontrar el punto final? ¿Por querer seguir sin
importar el final? ¿Por no querer un maldito final?
- Querida? – una mano se apoyaba en su hombro – No has
dicho lo que piensas…
- ¿Cómo? – a la vuelta todo era distinto, las dos
personas que faltaban estaban presentes, el café y el postre servidos menos
para Emma y su madre que disfrutaban del vino – Perdón no estaba escuchando…
- Emma!!! No sabía que causabas ese efecto – Norbert
con sus característicos comentarios.
Pero ellas no reían, la madre que todo lo veía, sabía
que se miraban echándose cadenas, sensualidad y un señuelo. Sonrió, claro que
algo era, y ellas no ocultaban la fragilidad que tienen algunos amores.
Presintió la abstinencia por ambas partes, tenían asuntos pendientes que
seguramente esperaban resolver a solas, con ira, deseo y semidesnudas, tal cual
las había encontrado la noche pasada. Más ciego no se podía estar y sintió pena
por su hija, una vez más, aquello no era entrega, era puro miedo camuflado en
un desgarro. Vio el centelleo de sus ojos y contempló que detrás sólo había
soledad y un encierro real.
- Hablábamos de amor – Emma se desenganchó con un
parpadeó de su mirada – Ellos hablaban, yo sólo… – Señaló su oreja, ella sólo
escuchaba
- Si??? – preguntó incrédula ¿Cuánto tiempo había
estado volando?
- Sí… lo último fue el básico comentario de mi marido
– Que seguramente no debía ser nada moderno pensó la morena
- Bueno… Mmm – frotó sus manos debajo del mantel e
intento acomodar sus ideas. Toda la experiencia que tenía en el sexo no valía
para el amor. Siempre había fracasado con él, muy posiblemente fracasara una
vez más y lo peor de todo era que ella no dejaba de amar tan fácilmente – Pues…
Creo que a través del amor todo se puede… El cambio, el perdón y la alegría –
apretó sus labios con los dientes – como así también los errores, el egoísmo y
la soledad… Es la diferencia entre la libertad y el apresamiento de un amor y
lo que obtienes, una correspondencia o una desilusión – Era lo que sentía en el
momento y entre lo que pugnaba desde que la conocía pero como siempre a Emma
parecía incomodarle y agachaba la cabeza
- Comparto contigo – el mecánico le sonreía pero
lamentablemente no era lo que esperaba. La esperaba a ella y a una de sus
maldita sonrisas que le diera la vida y el oxigeno para el alma, y de a poco
volvía a caer en su dolor, en sus dudas y en su tormento – Es muy lindo lo que
has dicho
- Muchas gracias… – la sonrisa se le torció, debía
escapar y rápido, todo estaba explotando en su interior. Estaba herida y con el corazón abatido. Le
seguía mirando y definitivamente ella era mucho más fuerte o por sus venas no
corría sangre. Emma no sabía sentir y por ende no sufría, no sufría ni sentía
lo que ella. Y lluvia golpeaba con más fuerza el cristal – Anne, el baño?
- Por el pasillo a la – señaló la dirección
- Yo te acompaño… – Emma se ponía de pie y la tomaba
por el brazo – Ven…
- De acuerdo… – la madre se extrañó del empeño de su
hija
- Seguro van al baño a darse un par de besos – Norbert
le comentó a su novia bajito una vez que las chicas ya no estaban en su campo
de visón
- Yo haría lo mismo – contestó la chica
- Besarte a escondidas con otra mujer??? – preguntó
pícaro
- Con semejante forma del ver al amor… Muy
posiblemente le proponga vivir conmigo
- Jajaja – los dos rieron
- Toda una proposición, no?
- Toda una disculpa…
- Pues… entonces la morena va perdida… mi hermana no
capta bien las señales del amor – Negó con la cabeza y volvió la atención a la
mesa
Caminaron, en silencio, por la penumbra del pasillo y
el ruido de sus tacones era escoltado por la precisión de los pasos de Emma y
por lo fuerte del agarre… No se molestó ni en intentar una estúpida charla lo
único que quería era un poco de paz, un poco de agua fría en la nuca y poder
suspirar largo y tendido sin esconderse ¿Era mucho pedir? ¿Eso la dañaría? Sólo
necesitaba unos minutos para recomponerse… nada más
- Te sientes bien? – Preguntó una vez que llegaron a
la puerta
- Sí… Me siento bien – fingió su mejor sonrisa – Sólo
necesito utilizar el baño – señaló la puerta que estaba detrás del cuerpo de
Emma
- Claro! – rápido, dejo ser un obstáculo – Perdona… –
abrió la puerta y encendió la luz – Aquí es…
- Gracias…
Estaba a punto de volver con su familia pero algo la
anclaba al suelo, sacudió la cabeza sabiendo quitando el pensamiento de
esperarla allí, “demasiado acosador y empalagador” era el argumento
convincente. Tres pasos y volvió a detenerse y a mirar la puerta… algo no
estaba bien con ella… Pensar llevaría su tiempo así que hizo lo que no debía
hacer, simplemente abrió la puerta buscando la verdad… Y la encontró mirándose
al espejo, cara a cara con su reflejo…
- Mientes… – cerró la puerta y se recargó en ella – Se
que me mientes… – Susurró, sin quitarle los ojos de encima y no le quedaban
dudas, cada uno de sus músculos agonizaba por contracción y la sonrisa estaba
bañada en cinismo. Se preguntó qué información le enviaba el reflejo y cómo era
que podía alterarla tanto, no aceptaba ni la mentira ni la verdad ni el reflejo
¿Entonces qué demonios era lo que quería?
- No es ese el propósito, Emma? – Abrió el grifo y se
lavó las manos… fregaba frenéticamente una contra la otra, no había manchas
sino una neurosis que no sabía por dónde evacuar – No es eso lo que estamos
haciendo?
- Puede que tú lo hayas hecho todo este tiempo… – dijo
desde la distancia – Eso es lo que quisiste hacer
- Y tú? – Preguntó levantando la ceja – Qué has hecho
tú todo este tiempo? – Reclamó, como podía ser de otra manera, el sentimiento
de rechazo y abandono apretaba cada vez más su garganta y esas lágrimas no
salían, estaba harta de todo… hasta de llorar.
- He sido yo… –
Corto, preciso e hiriente. Emma avanzó en su dirección y la morena se giró para
quedar de cara a ella. La rubia pensó que si lograba alcanzarla podría
sostenerla, como cuando comenzaron, sólo debía sostenerla y no dejarle caer. La
ayuda era la excusa perfecta para sentirse, siempre lo supo y siempre se lo
permitió… le dejó aproximarse, probarse y hasta enamorarse pero sabía que esta
vez no era suficiente – No entiendo a donde quieres llagar… – y esta vez, la
excusa sería aquel grifo que desperdiciaba agua
- No hay nada que entender – La morena negó con la
cabeza y se agarró con más fuerza al lavabo cuando Emma se inclinaba sobre su
cuerpo. Escuchó la fricción del acero y su respiración cerca de su oído. Clavó
la mirada en la porción de pecho que dejaba ver su camisa y rogó por más
fuerza. Tenía dos caminos negarse o el sexo… Y el sexo ya no era suficiente…
- Lo entiendo – Podía leerla y sabía que estaba a
punto de arrepentirse. Se detuvo en su cuello para susurrar – No le hayas el fin a las cosas y crees que
puedes desafiar a todo lo que se te pone en frente… – y era mejor que escuchase
porque no estaba dispuesta a repetir ni a que nadie más que no sea ella la
escuchase – Estas cansada, no? – Un paso atrás sólo para mirar su reacción – Te
aguantas callada… lo soportas, tragas y dejas que caiga como cemento… – iba
dejando “entrever” su enfado, había hecho un esfuerzo descomunal para lograr
sonreírle en frente de su familia – porque te recuerdo que esto no es más que
una de tus maravillosas ideas
- No haré lo que tú… No soy como tú – fue su respuesta
inmediata después de poder cerrar la boca ante semejantes palabras
- Eres imprudente! – Levantó la voz sin poder evitarlo
– Inmadura y caprichosa!!! – Terminó por gritarle a la cara
- Eso no es algo nuevo! – Ya estaba desatada la
tormenta, fuera y dentro, y del diluvio venía el fuego, la fiebre subía de a
poco y la cabeza estaba a punto de estallar. Emma cambiaba y ella a su paso – Lo
supiste siempre y aún así continuamos con esta locura… Me dejaste entrar a esta
casa – la señaló con el dedo, quería gritarle lo cobarde que era y lo cansada
que le tenía este endemoniado juego que parecía no tener fin… Y que su padre le
caía como la mierda…
- Claro! – levantó los brazos indignadísima – Porque hubiera
sido muy maduro sacarte a las patadas – Se señaló la cabeza pidiendo
conciencia, que por una vez se pusiera en su lugar – Te recuerdo que la que está
allí afuera es mi familia…
- No te excuses en tus modales!!! – cerró los puños
soportando – No te ha enseñando tu papá que no debes mentir – Se acercó a su
rostro sólo para provocarle – Si no me has echado es porque no quieres –
Merodeó sus labios con esa seguridad que le daba saber que nadie la había
dejado y que Emma no la dejaría, fin y al cabo era igual a todos – O porque no
tienes las malditas agallas para hacerlo!!! – Volvió a gritarle – Y sabes que,
Emma? Eso es mucho más enfermo e inmaduro que mi propia inmadurez – sonrió
anticipándose a la victoria
- Crees que es heroico y romántico ser tan
inescrupuloso? – preguntó con asco – crees que debo caer a tus pies por esto???
– la tomó por los brazos bruscamente, mejor brazos que cuello o que la cabeza
contra la pared, simplemente tenía ganas de matarla – Después de mi… irás a
revolcarte con tu esposo… o con el primer imbécil que se cruce en el camino… Y
esperas que te idolatre? – La morena se
zafó de su agarre y fue más rápida, esta vez…
La bofetada le hizo arder la mejilla y el cuerpo
entero, y se acercó a ella pidiendo otra más… dos, tres miles, cuantas sean por
dejar de sentir, de temblar y de ser tan dócil. La miró a los ojos y no había
arrepentimiento, no había más que un azul furioso y herido allá en lo profundo…
Vio como se llevaba las manos a la cabeza, desesperada y el vaivén por querer
seguir adelante y por querer frenar. La morena terminó por darle la espalda,
quizás ella no lo sabía pero corría con toda la ventaja, y Emma miraba el suelo
y se recordaba que no era más que un perro fiel, un poco arte y parte de piel.
- Te lo dije… – susurró apretando los dientes, no
salía de su estado – No seré tu amante… Has faltado a tu promesa!!! – Recordó
el único acuerdo que tenían – Y aún así te crees más valiente… Prueba con
perdonar Jennifer – Las lágrimas volvieron a salir – Prueba con creer… Prueba
con olvidar y mide tu estúpida valentía!!!
- Acabemos de una vez con esto… – Habló con la voz
tomada por el llanto – Acabemos con esto de una puta vez!!! – Volvió a gritar
al ver que Emma volvía a encontrar calma y resignada se sentaba en la tapa del
retrete
- De acuerdo… – le indicó con la cabeza – Sal y grita
lo que se te venga en gana, me da lo mismo – se encogió de hombros – Total
vengo aquí cada año bisiesto…
- No! – la idea era llevarle la contra, estaba cegada
de enojo – Sólo sonreiré… – Y mostró su mejor sonrisa, podía seguir fingiendo y
lo haría
- Si no pierdes el eje cada vez que no te mire – se
puso de pie – estoy de acuerdo – agarró el picaporte dispuesta a salir
- Creo que podré hacerlo… – dijo con toda la ironía
que podía pero la puerta ya estaba cerrada – Mierda!!!
Miró las cartas que tenía en la mano y pensó una vez
más en dejarle ganar… No estaban apostando así que no había nada que perder o
simplemente era que ya no le quedaba nada porque arriesgarse. Con odio la
miraba cada vez que podía, estaban los dos sentados en un sillón y
secreteándose cosas… Reían y discutían animadamente de vez en cuando. En
silencio deseaba que un rayo los partiese por la mitad a los dos…
- Parecen sordomudos… – le dijo Anne mientras bajaba a
la mesa el juego ganador
- Cómo? – Se hizo la desentendida a pesar de
escucharlo bien claro
- Él indica con sus manos y rostro el tempo, la
entrada de cada instrumento y la interpretación dinámica – los observó unos
instantes más, y sí, eran años y una vida de lo mismo – Se cree el dios de la
música y su batuta es más bien un puntero – Se hizo de las cartas que la morena
había dejado en la mesa – es irritante trabajar con alguien que diga como debes
sentirte en cada nota
- Y ella? – Preguntó llevando la mirada a Emma y
señalando con el mentón
- Ella, quién? – Preguntó mirándola por encima de sus
gafas y entrecerrando los ojos. Eso no había sonado para nada bien
- Digo… Emma – Rápido se corrigió y sonrió
- Emma… Emma, simplemente, escucha, aprende y respeta
– Volvió a mirarla. Estaba mayor su niña, toda una mujer hecha y derecha y con
un potencial desmesurado – Él sólo tiene los años a favor – soltó las palabras
sosteniendo un pensamiento – Puedo confiarte un secreto, querida?
- Sí…– tendría que haber dicho que no pero la
curiosidad la comía por dentro cada vez que se trataba de Emma – Puede…
- No lo digo como madre – se señaló con la mano en el
pecho – lo digo como músico. Emma nos pateará el trasero tarde o temprano y
dentro de poco la historia será al revés, él escuchará atentamente… Porque
nunca en mi vida vi a alguien sentir la música de la forma en que la siente
Emma – Sus ojos brillaban orgullosos y víctimas de un embargo sentimental – el
corazón le delata cada vez que interpreta una pieza y eso no lo logra un buen
músico, querida, sólo lo logra alguien que ama la conjugación entre el arte, la
técnica y el estudio, alguien que cree que no puede aportarle nada nuevo a la
música y que sólo le queda adorarla y servirle fielmente… – dejó a la vista la
mano que la morena había ocultado – Supongo que eso también se aplica al baile,
no? – dobló sus antebrazos sobre la mesa y le guiñó un ojo – Y no me dejes
ganar tan fácilmente que todavía no estoy tan senil
- Sí… Es aplicable y lo siento no volverá a ocurrir… –
sonrió enfatizando su disculpa
- Aprendiste la disciplina desde pequeña, no? –
comenzó a mezclar la baraja
- Sí… mis padres decidieron incluirlo en mi educación
- Y tú que decidiste después?
- Pues… – pensó muy bien lo que iba a decir, la
verdad, es que esta vez era la primera vez que se lo planteaba y no estaban
hablando de poca cosa, hablaban del ser, del arte y del arte de sentir… – No
tuve mucha opción… Estaba completamente enamorada de los movimientos y de todo
lo que lo danza me ofrecía – Y sólo la amaba por permitirle expresar con el
cuerpo lo que no podía decir con palabras sino también por la elegancia y el
sudor, por la fiestas y el entretenimiento, por el público y la soledad
aplaudiendo frente al escenario – Decidí que quería ser bailarina…
- ¿Y cómo fue que te hiciste profesora? – Preguntó con
curiosidad – Pues… te ves bastante bien físicamente – la señaló – Pero puede
que hayas tenido alguna lesión o algo, no?
- No tuve lesiones… Simplemente me casé con el
director artístico de la compañía de ballet en la que estaba y no funcionó –
suspiró e inclinó su cabeza para mirar de nuevo por la ventana del pasado – No
funcionaba en la casa y no funcionaba en el trabajo… así que dejé la compañía,
mi país y mis días de bailarina… Básicamente fue así…
- Escapaste!!! – Anne no pudo evitar sorprenderse. La
muchacha parecía tener todas las agallas, la rebeldía y la fuerza para pelear.
No se hacía a la idea de verla acorralada y temblando de miedo
- No… – sonrió agradecida por la naturalidad de la
Sra. y porque no se escandalizara con su vida – Simplemente salí a buscar
afuera lo que no encontraba en casa…
- ¿Y lo encontraste? – Levantó una ceja y esperó la
respuesta… De nuevo estaban hablando de Emma
- Pues… – Sonrió nerviosamente, la mujer le había
tendido una trampa muy sutilmente, tanta confidencialidad le había hecho hablar
y enredarse en sus propias palabras. Podía mentir, siempre era una opción – Se
me resiste… – contestó modo de chiste y encogiendo los hombros con pena
- Jajaja… – La mujer soltó su mejor carcajada –
Jajaja… ¡Que gracia por dios! – Reía sin parar y Jenny simplemente la miraba,
al menos alguien encontraba algo chistoso en todo esto – Te doy un consejo… –
susurró, de pronto, para nadie la escuchara – El viento no se puede tener, eso
es imposible, querida – la muchacha le caía bien, algo en ella le recordaba a
su juventud – Te opones a él y te lastima, te dejas arrasar y te lastima…
- Algo positivo? – preguntó con una mezcla de risa y
espanto
- Sí… – Enfatizó con su cabeza – Te sientes como algodón
y eso es mucho más de lo que puedes imaginar, querida – Y hasta ahí podía
hablar sin dejar tan expuestos los miedos, las verdades y las pasiones de su
hija.
¿Cómo algodón? Se preguntó a ella misma en silencio. Y
sí… Así se sentía, arrastrada, elevada y perdida en un torbellino que no era de
ella sino de Emma y de su eterna indecisión. Volando entre lo incitante y lo
prohibido en plena primavera, buscando abrigo cuando el cuerpo sentía el frío y
haciendo piruetas para llamar su atención. ¿Era que acaso por querer debía
conformarse con nada? ¿Tenía que dejar el todo el amor a su alcance, sufrir y
ver como da lo mismo? No era justo y que la madre le perdonase pero esperaba
mucho más a cambio…
- Anne? ¿Te importa si fumo? – Un cigarrillo le haría
bien, le haría pensar con claridad por unos minutos
- No… Pero mi marido lo detesta – lo señaló con
desdén, parecía que a la mujer también le sentaba mal tanta buena conducta –
Puedes usar el invernadero y ver mis plantas de paso – de pronto estaba toda
entusiasmada – Emma! – su madre la llamaba agitando la mano
- No es necesario puedo ir sola – susurró dado a que
Emma ya caminaba hacia ellas con su copa en la mano
- Como que no? Para algo debe ser mi hija… – Sonrió
sola su comentario
- Qué necesitas mamá? – Emma clavó la mirada en su
madre no queriendo mirar a la morena, suponía que quería recargar su copa y
aprovecharía para hacer lo mismo con la suya
- Hija, acompaña a Jenny al invernadero quiere ver mis
plantas – le informó tranquilamente – Y puedes servirme más vino? Ah! – recordó
de pronto – Y otra para Jenny, gracias hija – recordó que aquel lugar podía ser
muy romántico, sólo había que mirarlo con los ojos adecuados
- De acuerdo – Se dirigió a hacer lo que su madre le
pedía
Otra vez lo mismo, caminaban sin hablar o diciéndose
todo con un gran silencio, y otra vez el mismo deseo: que el lugar fuese grande
para poder tomar distancia, quizás eso había fallado en el baño… Sí la tenía
cerca dos cosas sólo pasaban por su cabeza: otra cachetada o sexo animal, los
dos método eran efectivos para descargar la frustración. Miró su copa, bebió un
sorbo largo y pensó que lo mejor hubiera sido traer la botella, el alcohol
también un buen método para olvidar… Y recordó cuando Ben le decía: “…No se
bebe para olvidar, se bebe para recordar, durante la resaca, que quisiste
olvidar y que no lo conseguiste…” Una gran verdad
- Adelante… – Emma le sonrió, no perdiendo la
caballerosidad, y le cedió el paso
El lugar era impresionante y miró el cielo a través
del policarbonato transparente, no estaban a oscuras, el destello de los rayos las
iluminaba de vez en cuando y las gotas golpeaban con fuerza su nuevo escudo… Ya
adivinaba la belleza de lo que la rodeaba, podía distinguir algunos colores y el
predominante olor de la tierra húmeda. Todo un paraíso y encima de él, el enojo
de un dios mezquino que la castigaría si probaba aquel sabor… Una tenue y
cálida luz aparecía de pronto y tras ella cada ejemplar botánico… Se le hacía
raro verlas tan resplandecientes a pesar del jaula y la dependencia.
Apoyó su bolso y copa sobre una mesa, y abrió la
enorme claraboya, era un sacrilegio fumar dentro de un pequeño pulmón pero lo
necesitaba. Supuso que Emma andaría por ahí merodeando como un fantasma, viva y
muerta a la vez, huyendo o buscando refugio, intentado secar la piel… ¡Que haga
lo que quiera! La conciencia le gritó exigiendo ese pequeño instante que se
debía.
- Me gusta cuando fumas… – Sonrió, Jenny, al escucharla
a su espalda. Emma abría un pequeño arcoíris en el negro cielo, esa actitud era
la responsable de toda la confusión, la ilusión y el amor. Los cambios
repentinos la invitaban a jugar, a regresar, a combatir…
- Si? – Preguntó a penas pudo encontrar su reflejo sobre
la pared
- Es malo para la salud… – Debía comenzar con el
consejo sino no sería ella – Pero a ti te sienta genial… Digo… acentúa tus
aires… de… señora… y eso me gusta – Emma terminó por tocar nerviosamente una
hoja de la azalea que se hallaba el frente de ella mientras recordaba la noche
que había notado lo hermosa que era. La partida de póker, el alcohol y lo
insinuante de sus palabras… Y después la casa, la charla y el falso cansancio…
El dedo en su espalda, aquel “sígueme” y la cama… La belleza, mientras la
miraba desnudarse y colocarse la sensual prenda, el hechizo que la condujo a su
lado y la espera por el sueño que le permitiría desordenar algunos átomos y el
ser…
- Pues soy una señora… – Una pitada y consideró que lo
mejor era dar la cara pero no acercarse – Y tú que eres? – preguntó sólo queriendo
saber cómo completaba la fantasía
- No lo sé… – Emma se meció sobre sus pies vacilante, desde
aquella noche se había olvidado de varías cosas. Jenny, la estudio entera y
apostaba que era una adolescente pero notaba esa rebeldía escondida en sus ojos
y en su boca, como había aprendido las cortesías y cómo mandaba todo a la
mierda “respetuosamente”. Un adolescente no tenía esa madurez ni ese poder de
sentencia. Si ella tuviera que responder… se arriesgaba a decir que era una
persona que simplemente vivía a contracorriente, luchando constantemente para
que el mundo no la condicionase más de lo necesario y el esfuerzo, en vez de
marchitarla, le daba frescura, juventud y autenticidad. Además, de la sonrisa bella
que la dejaba sin saber que decir…
- Entiendo… – Volvió a girarse, a sonreír y a pitar. Imposible
no querer despertar y dormir a su lado. Imposible no querer vivir el momento.
Imposible no esperarla con los brazos abiertos – Y creo que deberías saber que…
a mí me gustan tus aires de inocencia… Y lo que provocan en mí – Pitó de lado
llamando más su atención. Preguntaría y ella respondería sin pudor porque
estaba preparada para esto y para asumir lo que sentía y lo lamentaba por Emma
si no podía entenderlo ni soportarlo
- Qué… Qué… Qué… es lo que provocan? – Tartamudeó y
resopló muerta de miedo. Pero se acercó a su espalda con las manos en los
bolsillos, también existía el miedo de no escuchar correctamente
- Me hacen alucinar con que algún día podré robártela
– Ese era un deseo que había expresado mirándola a los ojos y menguando la
distancia
- No…No soy tan inocente – Se mordió los labios en un
gesto, de por demás, inocente que a Jenny le hizo levantar la ceja para
recalcar que lo que salía de su boca no se correspondía con los que expresaba
su cuerpo
- Ni yo tan ladrona… – el cigarrillo cayó al suelo
mientras caminaba sensualmente hasta su boca – Pero a diferencia de ti… –
susurró sutilmente tentado el alma de la rubia – Me muero por ser tu amante… –
Estaba bien, los labios estaban entreabiertos y no había parpadeo. Podía
besarla, sabía que podía, pero eso significaba ceder – Pero soy tan humana que
espero algo a cambio… – Estaba a punto de alejarse cuando ese brazo la devolvía
a su lugar, cerca y excitante
- Yo también soy de este planeta – Tenía la vista
puesta en aquellos labios y los sentidos despiertos por la mezcla de alcohol y
tabaco – Me cacheteas y duele… Me apuñalas y sangro… Me seduces y… – Ahí lo
dejó, no debía decirlo. Jennifer sabía lo que provocaba
- Hablas como si tú no provocaras con tanta histeria…
– puso cara de inocente – Haces que la señora corra detrás de ti… Y esta Sra.
no corre detrás de nada – usó la formalidad porque sonaba terriblemente sensual
– Si te beso… No habrá mañana y lo sabes… Ya te lo he demostrado
- Y por qué no lo haces? – Vio cómo el entrecejo se
fruncía, había algo que no estaba entendiendo y que abría una brecha en lo que
pensaba con respecto a ella
- Tú qué crees? – susurró a su oído y mordió
suavemente el lóbulo de su oreja. La tenía, supo que la tenía cuando los labios
respiraban encima de su cuello y las manos el hacían pegarse a su pecho, estaba
rendida
- Emma!!! Oh Perdón!!! No sabía que estaban… – Las dos
miraron la puerta y allí estaba Rolf todo avergonzado – ocupadas…
- Qué pasa? – Emma respondía con algo de enojo y Jenny
sonreía escondida en su cuello… Esto de las interrupciones ya daba gracia
- Mamá dice que ordenes tu cuarto… – se quedó con la
boca abierta y no sabiendo bien si era oportuno lo siguiente – así… así… pueden
“dormir” un rato chicas
- De acuerdo… – el mecánico desapareció y Emma se
abrazó al cuerpo de la morena apretándola con fuerza. Dolía sentir el latido de
su corazón y lo abatido de la respiración y como poco a poco aumentaba la
ternura y las ganas de decirle que se moría por ella, que cada vez que hacía el
amor le estaba amando y deseando, que a su lado podía vivir y que no era valentía simplemente era el
terror de saber que el mañana siempre existiría – Duerme conmigo… Por favor… –
Emma volvió a proponer por segunda vez en la misma noche – Déjame tratar de
explicar…
- Hay mucha posibilidad de que vuelva a abofetearte –
Bromeó un poco para no caer nuevamente en la desdicha
- No importa… Jajaja – respondió sonriendo – Será la
excusa perfecta para atarte a la cama… – se separó de ella y tocó su nariz – Me
gustaría que hablemos un poco…
- Ok – asintió efusivamente con la cabeza – Sólo
espero que tu cuarto no sea contiguo al de tus padres… Creo que molestaremos
con tanta “charla” – levantó sus cejas
- Jajaja… Puedes estar tranquila – la tomó por los
hombros y la giró para que mirase hacia el exterior – Ese es mi cuarto… – Jenny
miró a donde Emma señalaba, eso parecía más bien una pequeña casa trasera y
llegar hasta ella implicaba caminar algunos metros a la intemperie – Así que no
debes preocuparte por si levantas la voz – Dejó un beso en su cuello – Fuma
tranquila…
- Que haces mamá? – Emma se quedó estúpida cuando veía
a su madre colocarse la capa para la lluvia color amarillo
- ¿Cómo que qué hago? Voy a ayudarte hija!!! – ataba
los lazos para que no entrase nada de agua
- No es necesario – Emma se acercó a su lado e intentó
sentarla en la una silla – Puedo sola…
- Te lo dije Anne… No sé porque eres tan obstinada –
Su esposo hablaba… – Falta que patines y debamos llevarte al hospital
- No me resbalaré!!! – le aseguró – Es un poco de
lluvia y lo he hecho cientos de veces
- Mamá yo lo haré – Intervino porque hallaba razón en
las palabras del padre. Y su madre había estado bebiendo desde la cena y este
acto de coraje seguro que era efecto del vino. Así que debía de alguna manera
quitarle la idea de la cabeza – No tienes botas para el agua mamá – señaló su
calzado y entendió que fue estúpido decir eso – te mojarás los pies – se acercó
para susurrar en confidencia – Además no mi importa hacerlo por mi chica – le
guiñó un ojo
- Ooooh! – asentía con la cabeza entendiendo todo y
sonreía pilla – Tienes razón, hija – sacudió un poco su cabello – Tú hazlo y yo
preparo la botella – le devolvió el guiño
- La botella para qué? – Acaso era que su madre
pretendía seguir bebiendo? Mañana se arrepentiría
- Pues… para relajar, para distender, para aclimatar…
para allanar terreno – tenía una sonrisa de oreja a oreja imaginando fantasías
y buenos augurios para su hija – Puedes hacer de ésta una noche interesante…
- No! – negó. Esto era más de lo que podía aguantar
sin recordar a su madre durante toda la noche, esto era vergonzoso – No es
necesario… y no quiero demostrar algo que no soy…
- Es una decisión acertada… – acarició su rostro –
Perdóname… el vino me hace entusiasmar demasiado. Ve – le indicó con un
movimiento de mano – que dentro de poco no seré tan buena anfitriona
- Gracias – dejó un beso en su mejilla y se quedó
esperando
- ¿Qué? – Preguntó al ver que Emma no se movía
- La capa mamá… – le abrió los ojos. ¿Cómo esperaba
que llegase a su cuarto sin terminar empapada?
- Oh lo lamento… pero no puedo entregártela hija –
Emma frunció el entrecejo ante las palabras – Es la única que tengo y Jenny
también debe cruzar la lluvia y sé que se la cederás a ella porque eres gentil
¿Por qué eso si eres, no?
- Claro!!! – Y miró por la ventana, realmente estaba
lloviendo mucho y hacía frío – Y paraguas? ¿tienes uno, no?
- Georg? Donde está el paraguas que te di la semana
pasada?
- Donde más? – levantó la vista de la revista que
estaba leyendo – En el trabajo Anne!!! Insististe que llevara el paraguas a
pesar que no había ni una nube en el cielo… así que lo deje allí
- Buscaré otro! – dijo al escuchar el suspiro
resignado de su hija – Debo tener uno por allí…
- No… – la tomó por el brazo – déjalo… Sólo es un poco
de agua
- De acuerdo
- Las dejarás dormir en el cuarto de Emma? – Preguntó
una vez que su hija se fue – No creo que eso sea apropiado – Negó con la cabeza
- Pues… yo creo que sí – Se sentó al lado de su marido
y apoyó la mano en su rodilla – Emma ya es adulta y no necesita del
consentimiento de nadie para tener relaciones sexuales
- No me agrada lo que dices!!! Ni la chica!!! – Dijo
tratando de saltar la sexualidad y la liviandad del comentario de su esposa, la idea de pensar en su hija con otra persona no
entraba en su cabeza y más no podía hacer, era padre – No me agrada Anne…
- Pues a comer piedra – palmeó su rodilla – porque
parece que esto va para largo
- Parece que a ti te agrada – Su marido dijo en un
tono bajo – Estás enviando a tu hija a sus brazos – El primer reproche
- No estoy haciendo eso! – Estaba tensándose entera –
sólo estoy acompañando los deseos de mi hija
- Tú hija no deseaba que ella estuviese aquí! –
respondió instantáneamente – Es que no viste su expresión cuando la vio
llegar???
- Has visto como sonríe cuando le escucha hablar??? –
se levantó, con él a veces no había caso. Todo era inapropiado, malo y poco
cuando se trataba de Emma, su niña – Emma te ha complacido de todas las maneras
posible… La enviaste a estudiar violín, lo hizo – contó con sus dedos – La
enviste a estudiar canto, lo hizo… Le enseñaste tu visión del mundo y la ha
aprendido… Le exigiste independencia y
la tiene… Y eso ahora te duele? Se te viene en contra? Se te escapa? Sabes por
qué? Porque hiciste oídos sordos cuando te dije que Emma no era una máquina!!!
- Piensas que por mi culpa se marchó??? – Se levantó
para quedar cara a cara con ella. Estaba loca si creía que él asumiría toda la
responsabilidad. Los dos la habían criado…
- Pienso que ésta casa no la apoyaba lo suficiente –
se tapó la boca intentando no desbocarse – Qué nosotros como padres no la
apoyamos… y que tú – le señaló sentenciándolo – no puedes hacer ni un solo
esfuerzo por ella, no puedes alegrarte por ella…
- La he apoyado en todo!!! – gritó porque era la misma
pelea de siempre – Siempre estoy feliz por ella y sus logros
- Estás feliz de sus buenas acciones… Del trabajo, del
conocimiento y del enriquecimiento del espíritu crítico… Ahora que trae una
noviecita lo ves todo negro
- Está casada, Anne, Por dios comprende!!! – ya estaba
todo colorado
- Y qué??? – levantó los hombros ante lo estúpido de
la excusa – Me dijo que fue hace mucho tiempo
- Y porque no está divorciada, entonces? – Usó la
lógica como espada y lo sólido como escudo. Y la boca de su esposa estaba
cerrada – ¿No crees que tu hija se pregunta lo mismo? – Volvió a sentarse
mientras se agarraba la frente – Le he dicho que si le dañaba a Emma la
cortaría en pedacitos… Y yo no soy de decir esas cosas… Nunca digo nada!
- Y por qué lo dijiste? – Era incomprensible. Su marido
no tenía ni una pisca de mafioso, ni de cuidador ni muchos menos de
entrometido
- Me sentí amenazado… Anne – confesó abatido – Has
visto la mirada que tiene??? – se señaló mientras abría mucho los ojos – Segura,
arrogante y aplastadora…Cegadora… Y la palabra precisa? Qué me dices de eso? –
Se levantó y bebió la primera copa que encontró – No sé como Emma lo soporta…
- Simplemente porque ella no ve esto como un robo a
mano armada – dijo de lo más tranquila
- Tampoco lo veo así… – Volvió a sentarse
- Ya… – Anne terminó por sentarse a su lado, mirándolo
y dejando en claro que no creía ni una sola palabra – Está bien que te duela… –
arregló el cuello de su camisa – Creo que vas a haciéndote a la idea de
soltarla…
- Una mierda… Anne – conciso
- Deberías estar agradecido – Dijo mientras miraba a
la nada
- De qué? – preguntó con incredibilidad.
- De que tu hija te permita ser parte de su vida –
Caía en una cuenta de lo más simple, Emma sólo había traído a casa un pedazo de
su vida y ella, como madre, estaba alegre… sólo quería saber un poco más sobre
su hija e irremediablemente la bailarina era un buen primer pantallazo de sus
gusto – Podría haberlo ocultado… Podría haberlo desmentido a pesar de que las
encontramos desnudas y rompiéndose la boca a besos… podría haber dicho que sólo
estaba probando y sin embargo, aquí está Georg… Aquí están las dos y han estado
abiertas a todas las preguntas que le hicimos. Han tenido la “consideración” –
recalcó la palabra porque sabía que ninguna de las dos tenía nada que explicar
– de explicarnos como funciona esto y yo me siento agradecida, que quieres que
te diga…
- Tienes razón – dijo después de pensar un poco –
Tienes razón Anee… lo siento
- A dónde vas? – Escuchó a Norbert hablar desde la
oscuridad. El olor era característico, fumaba marihuana mientras su novia
dormía a su lado, en una tumbona… Muy caballeroso! fue lo primero que pensó
- No debes drogarte aquí y lo sabes – A ella no le
molestaba en lo absoluto pero sus padres no pensaban lo mismo – Y deberías llevarla
a un lugar más cómodo… Mañana ese cuello dolerá – señaló con la cabeza la
malísima posición que tenía su cuñada
- Se me ha hecho eterna la noche – una pequeña excusa
para el vicio – y el médico de la familia soy yo – Rió burlonamente y apagó el
cigarro
- Justamente ahora quieres comparar conocimientos? –
le resto importancia a la insolencia calculando cual sería la manera más rápida
para llegar a su cuarto sin mojarse más de lo necesario – Mejor lo dejamos para
otro día Norbert
- Cree que no estoy en condiciones Dra. Müller? – Emma
sonrió, era inteligente pero arrogante y pensaba que podía ganarle a una
adicción. Los vicios no eran más que vicios y dejarlos era dejar la compañía
constante – Qué es lo que piensa Dra.? – Emma lo miró de pies a cabeza, era su
hermano, y debía escoger adecuadamente su respuesta
- No puedo ser profesional y lo sabes – esperó el
entendimiento de su parte – pero puedo acompañarte a ver a un especialista
cuando quieras
- No estoy adicto!!! – Se acercó a su cara a
gritárselo
- Claro que no! Si solo le has dicho a tu chica – le
señaló al cuerpo que estaba a unos cuantos pasos – que sería romántico ver la
lluvia caer, te has abrazado a ella, la acariciaste y especulaste el tiempo que
le tomaría dormirse – hizo una pequeña pausa para mirarlo con decepción – Y
sabías que no sería mucho tiempo… bostezó, en la mesa, 5 veces y sabes lo que
significa un bostezo… – intentó bajar la voz – es…
- El primer signo de cansancio corporal – respondió al
instante – una inhalación profunda en la desesperación del cerebro por obtener
oxigeno debido al descenso del metabolismo corporal – consultó la hora en su
reloj – es la hora de dormir y el cerebro lo sabe…
- El tuyo se mantiene despierto esperando un poco de “alivio”
cuando supuestamente no debería hacerlo y eso también lo sabes y no te has
animado a meterte nada más fuerte porque todavía debes mirar a mamá a la cara –
Hubo un silencio, una vacilación, un momento para pensar – No le diré nada a
mamá así que puedes estar tranquilo pero cuando tomes una decisión estaré
encantada de acompañarte – le aseguró mientras apoyaba la mano en su hombro –
No hagas que deba llevarte a la rastra…
- Gracias… – le vio asentir lentamente con la cabeza y
sonreír amargamente – Recto… Ve recto, mojarás mas tus pies pero menos tu
cuerpo – Emma miró la dirección que su hermano le señalaba y sí era correcta, a
pesar que la pequeña laguna que estaba en el medio del camino
- Gracias… – Abotonó el cuello de su abrigo y tomó una
gran bocanada para la carrera
- Emma! – su hermano volvía a llamarla
- Si? – Se giro para mirarle
- Mamá me telefoneo en medio de la madrugada – se
mordió los labios ocultando la sonrisa – obviamente me despertó y sabes que me
dijo? – Emma negó con la cabeza – Tu hermana ha perdido la cabeza… – levantaba
las cejas ante la inmoralidad – Y si haces un solo comentario hiriente te saco
de la casa a patadas en el culo y que Dios me perdone si tengo perdón de Dios,
esas fueron sus palabras textuales. Y yo pensé que habías matado a alguien…
Jajaja
- No se te cruzó por la cabeza la sexualidad? –
aquello llamó su atención ¿Por qué nadie notaba sus gustos? Rápido pensó en
cuantas mujeres le habían gustado y no eran tantas, le sobraban dedos de la
mano al contarlas
- No! – Encendió nuevamente su porro mientras negaba
con la cabeza – Cof!Cof! Pero cuando le abrí la puerta a la morena y escuché
que me decía: Hermano médico, dónde está Emma?, me iluminé… Jajaja ¡Qué huevos
por dios! Jajaja
- Está algo desquiciada… – Sonrió al pensar en ella y
de pronto no importaba tanto mojarse ni los días en cama que le esperaban
- No Emma… – le corrigió, no le ganaba en cabeza ni en
intelecto pero sí en humanidad – Simplemente estaba decidida y creo que
deberías saberlo…
- Lo tendré en cuenta… – Dijo no perdiendo la actitud
de persona calculadora. Todos parecían estar felices por ella pero de nada
valía si ella no lograba sentirse feliz – y también asumiré que te agrada…
- Puf!!! – se abanicó con la mano – Es…. Calien…
- Ya… – Emma le pidió que frenara, esto la ponía
idiota y celosa. Le cerraba la garganta y enviaba todo su sangre directo a sus
mejillas, era una mezcla de vergüenza y vanidad a la que no estaba acostumbrada
– No me digas nada… sé que luce como si no supiera lo que tengo entre las manos
o como si no lo valorara
- Luce como si no te hicieran falta más golpes en el
labio para entenderlo – se encogió de hombros – igual no me hagas caso… Estoy
drogado… Ve y enférmate – le señaló con la mano nuevamente el camino
- Jajaja. No recuerdo ni una sola vez que no me haya
mojado y no me haya enfermado – Volvió a mirar la lluvia
- Todo superman tiene su kriptonita… Jajaja
Se sorprendió apenas abrió la puerta y frenó cuando la
primera gota chocó contra el parquet. Rápido se quitó la capa y miró hacia
interior buscando algún rastro de Emma pero sólo se encontraba con una sala
vacía. Sacó de la bolsa de nylon la canasta que la madre de Emma le había
entregado y también se sorprendió al ver lo que había: Una botella vino, una
caja de bombones y velas. Sonrió, la mujer estaba loca y a saber que estaría
pensando a cerca de todo esto para enviarles tales cosas.
Apoyó la canasta en una pequeña mesa y contempló todo
por un momento. Una barra que separaba la cocina del living, un pasillo con
solo dos entradas, una era el cuarto de Emma porque veía la cama a través de la
puerta a medio abrir y la otra sería el baño, lo dedujo por descarte y allí
terminaba todo. Era pequeño y la mayoría de los muebles parecían bastantes
viejos, seguramente reciclados, pero un sueño de privacidad para cualquier
adolescente, un lugar propio, y se notaba que era de su pertenencia… El atril
estaba en frente de la ventana, caminó hasta donde se hallaba preguntándose por
el tiempo que Emma había pasado allí intentando el arte y la perfección
¿A dónde estaba ahora mismo? Quizás en su habitación
tocando con miedo algún recuerdo… Miraba y pensaba en la simpleza y en lo
precario y cómo era que de un lugar tan pobre había salido una de las personas
más complejas, insólita e inteligente… Y a la derecha estaban los libros con
los cuales se había educado pero había algo distinto esta vez, fotos, que no
dudó en mirar… Volvió a sonreír ante una Emma pequeñita y un violín que parecía
de juguete y el dedo se posó sin querer sobre el cristal del portarretratos.
- Te gusta? – la voz de Emma resonó por el lugar
- Me gustan tus cachetes – dijo sin voltearse – y los
zapatitos
- No tenía poder de decisión sobre mi ropa… sólo tenía
4 años
Jennifer escuchó madera sobre madera y se volteó. Emma
chorreaba agua sobre el piso y temblaba entera y aún así estaba arrodilladla en
frente de la chimenea acomodando los leños
- Emma…
- Estoy bien… solo es un poco de frió – Le sonrió y
volvió a su tarea – No sabía que el calefactor estaba averiado… mi madre no me
lo dijo y tampoco me dijo que la leña estaba detrás de la casa
- Tienes lo labios morados por dios… – dijo ya camino
a la habitación en busca de una manta o algo. Ni pensó en buscar dentro del
armario simplemente tiró de la que estaba colocada encima de la cama – Estás
helada – sólo bastó con tocarle la frente para notarlo – Toma…
- Mi ropa está mojada Jennifer – Ya iba apilando los
troncos para la fogata – Papel y un encendedor, por favor
- Emma… – quiso insistir sobre lo de la manta
- Jennifer… – Dejó la manta en el piso y fue a buscar
el papel. Lo primero fue sacarse los zapatos
- Aquí… – fuego, solo necesitaba hacer fuego si no se
congelarían durante la noche – Ropa? – Jennifer preguntó sólo para pedir
autorización para hurgar era obvio que la ropa no estaba aquí
- En mi habitación… – Sopló con fuerza, la leña estaba
húmeda y haciéndose difícil la tarea de encenderla correctamente…
- Hey! Lo encendiste! – se quedó algo cortada al ver
como Emma desabotonaba su camisa – Que bien… – Siempre pasaba lo mismo, los
ojos se le clavaban en su anatomía, en lo sedoso de la piel y en la inocencia
de sus manos. No podía dejar de mirar. Dejó la ropa en el sofá y se acercó a
ella con la una toalla y agitación – Puedo ayudar? – Vio como la rubia le
levantaba una ceja y deseó poder transmitirle que esta vez no pretendía
morderle sólo quería cuidarla
- Pues… – Optó por asentir con la cabeza en silencio.
Y lo brazos pendieron al lado del cuerpo y a intentar la pasividad y el tacto
Quería besarla pero estaba tan concentrada mirando lo
que sus dedos hacían, eran expertos y precisos. No era su primera camisa ni la
primera persona a la que desvestía y aún así dejaba que Jennifer la tocase…
Sintió el calor en los hombros y cerró los ojos sintiendo como las manos
pasaban por la piel y parecía que se colaba por cualquier rincón y cada vez más
adentro del pecho y venían las ganas de volver a empezar. Retroceder lo
detestaba y sólo recordaba el día que la conoció, la sensación, la piel erizada
y el abuso de sostener su mano más de lo necesario… Levantó los brazos para
dejarle quitar la fina blusa que llevaba debajo…
- Tienes frío? – Friccionó un poco sus brazos y buscó
la respuesta en su mirada – Qué pasa? – Inevitablemente tomó distancia Emma
estaba seria
- Quiero preguntarte algo.. – Acarició su mejilla
intentando no estar tan lejana
- De acuerdo… – sonrió, había aceptado la charla
- Él es el mismo hombre a quien tú le pusiste los
cuernos con medio Londres?
- Sí… – respondió con la verdad y Emma simplemente lo
pensó un instante – Y qué? Eso es todo? – Si Emma entendía, una pregunta y un
monosílabo como respuesta, por conversación no entendía una mierda, la verdad –
Dime qué piensas… – Intentó, antes de perder la paciencia, entablar la charla
con madurez
- Nada… – No hizo ni el intento por quitarse la ropa
mojada, solo agachó la cabeza y se quedó tal cual estaba
- Emma… – Se acercó a la canasta y quiso que la madre
le hubiese enviado un par de amarras y fustas, a lo mejor con tortura pudiera
hacer hablar a la niña. Sin embargo, se hizo de la botella e hizo resonar sus
tacones con enojo en el camino hacia la búsqueda de las copas y el sacacorchos
– Ya sé lo que piensas – habló sin mirarla – Sí esta mujer le metió los cuernos
a una buena persona por qué no lo haría conmigo? – Se escuchó el vacio al
quitar el corcho – Si sólo conecto con ella en la cama… por qué razón
embarrarlo con lo sentimental? – y ahora el sonido del líquido contra el cristal
– Quizás busque en mi lo que no pudo encontrar en su marido… – le tendió la
copa a su dorso en sostén y a las sombras de cada pliegue de piel, a lo hermoso
– Me equivoco, Emma?
- No… – dijo bajito… – Pero no es completo… – Agarró
la copa y la dejó en el pilar de la chimenea, no bebería
- Claro que no!!! – dijo mitad embromando mitad
lastimando y se sentó en el sillón cruzando sus piernas de medio lado – No
conozco a nadie que piense como tú. Ni siquiera al cornudo que tengo en casa –
Y bebió el primer sorbo
- No es necesaria la comparación… – Eso dolía y
enfermaba, eran celos y le era imposible dominarlos pero todo sucedía por dentro,
podía sentir como se le quebraba el alma y el disimulo para no mostrarse – No
es necesaria… – Ya estaba acostumbra a sentirla de ella, al calor y a la
pasión. El secreto, el corazón y la sensación que lo hacía saltar cada vez que
la veía. Y aún así seguía sin mover un pelo.
- Es imposible la comparación… – levantó la mano, la
copa y el dedo índice, esta vez podía reafírmalo con lógica – y te lo digo yo
que les conozco a los dos
- Te diré lo pienso y no para que intentes demostrarme
que estoy equivocada… sólo para que sepas
- De acuerdo…
- Yo… – se rascó la cabeza, estaba nerviosa – Yo… fui
a tu casa pensando que quizás podíamos… – De inmediato descartó la idea de
hablar sobre la ilusión, los nervios y el revuelto en la barriga no se
victimizaría, no era su estilo – podíamos hacer algo distinto… La cama… La
cama… está bien – sonrió – pero… pero… pero un marido lo cambia todo, lo
entiendes?
- No… – sonrió, no podía cumplirle lo que había
prometido, intentaría convencerle de cualquier forma – No
entiendo como alguien que no existe para mi puede cambiarlo todo
- Existe para mí… – dijo con pena – y no puedo
quitarme de la cabeza la idea de que para ti es importante – agachó la cabeza
por vergüenza – Y yo quiero estar contigo, fui a tu casa buscándote a ti, pero
quizás llegué un poco tarde… – los ojos se le empañaron al instante esto si era
su culpa
- Qué dices Emma? – Se levantó para quedar frente a
frente
- Digo que… Tarde lo entendí y tarde hallé el valor –
cubrió su boca con la mano – Podría excusarte de todo, sabes? Siempre te he
excusado de todo… de todo lo que afecta mi moral – señaló su cabeza porque allí
estaba el problema no podía dejar de pensar – de todo lo que considero
equivocado y hasta de tus amores que no comprendo… Pero… pero…
- Qué? – a tomó por el cuello rogando porque no
callara, porque por una sola vez no se disculpara, porque no diera marcha atrás,
porque terminara de una vez con todo – Qué Emma?
- Me duele… por dios!!! – se clavó los dedos en el
pecho, sonreía y lloraba – Y sé que estoy equivocada – Se alejó bruscamente de
sus manos, dejando a Jenny muda y helada con aquella lágrima negra rodando en
la mejilla – Mi error es amarte Jennifer!!! – Emma se llevó las manos a la
cabeza – torpemente!!! sin esperar
nada!!! Y sin algo que le ponga fin!!!
¿Por qué de esta manera? Tembló fuertemente y algo
subió por el estómago hasta la garganta e intentó contenerlo pero las lágrimas
caían una tras otra. ¿Por qué así con tanta agonía? ¿Sin felicidad? ¿Cómo
demonios habían llegado hasta aquí?. Cerró los ojos fuertemente y sintió como
la fuerza la abandonaba, estaba a punto de caer… No sabía que decir, no podía
decir nada y se cerraba el círculo que había confundido con cobardía en los
brazos de Emma… La sostenía, tal cual lo había hecho siempre, la sostenía…
- No me dejes ahora… por favor…
-----------------------------------------------------------------------------------------------------
-
No quiero dejarte pero no sé cómo hacer para tenerte!!! – Movió la cabeza
porque ahora que había empezado sabía que no tendría final… Una a una, caerían
las dudas y los miedos y muy simplemente haría una exposición de sus razones y muy
posiblemente ganaría… Tenía mucho más cabeza que corazón – No sé cuanto quiero
tenerte… Y creo que eso no es justo para ti… – susurró mientras se escondía en
su cuello – Y creo que mereces algo distinto… – Se abrazó a ella buscando un
poco de paz y fuerza… Agradecida de sentir, estaba en el punto en el cual el
dolor y la felicidad daban igual, sentía, había sentido mucho más en unos meses
de lo que había sentido en la vida y eso se lo debía. Le reconocería
eternamente que le había conquistado, que había hecho convergente el paralelo
de la piel y la emoción y que lo único que dolía realmente era no poder llegar
a un “acuerdo”. Había una gran diferencia entre una relación y un puñado de
noches – Alguien mejor… Alguien que pueda decirte correctamente lo que provocas…
– Besó el cuello y se desprendió de sus brazos con un gran suspiro
Reunió
la fuerza para levantar la mirada y la halló perdida, con una lágrima negra en
la mitad de la mejilla y con una expresión que no sabía lo que significaba.
Acostumbrada a verla tensionada, iracunda y despidiendo por los ojos toda la
tormenta que llevaba en el alma pero ahora no había nada, todo estaba detenido,
los labios de mar, quebrados e indecisos, estaban a medio abrir y debatiéndose
entre lo que tenían pensado decir.
-
Jennifer? – Emma, preguntó con miedo, por lo próximo
Escuchó
su nombre y ni siquiera pudo cerrar los ojos ante la sensación que le invadía.
No podía mirarla, no podía hablarla ni menos pelear con altura. Caminó como un
autómata hacia el sillón, se sentó, tomó nuevamente la copa y clavó los ojos en
el fuego. Y por primera vez comenzó a pensar… Realmente a pensar…
¿Cuál
amor? Fue la primera pregunta. El amor estaba fallando, si no podía respirar,
si no podía convencerse ni a ella misma, si estaba muriendo y ni siquiera podía
llorar… Emma le había golpeado demasiado fuerte esta vez, le había traspasado
como un rayo, como uno de esos rayos a los que tanto les temía, y se había
clavado profundo en la conciencia, por más irónico que sonara, la declaración
era una cuchillada. Y el dolor en el alma de a poco le robaba la fe, le retenía
la perseverancia y le dormía el impulso que siempre la manejaba a la hora de
expresarse… No podía mantenerse en pie y simplemente mirar como todo se derrumbaba…
Le había enamorado, le había marcado y técnicamente la había puesto de
rodillas…
¿Qué
tenían? La segunda pregunta. No más que un terremoto en el cuerpo, el
entendimiento de terceros y una represión del deseo por miedo a dejar de amar…
Parecía que mientras más le deseaba menos le quería… Y Emma estaba en lo
cierto, era un error amarse de esa manera y este era el precio por no medir las
consecuencias… Por querer romper todas las reglas y por olvidar que nadie se
escapa de la ronda del reloj. ¿Cómo se recuperaba lo que nunca habían tenido?
Quemaba la idea de saber que no quedaba mucho por hacer, que ya no había más
opciones ni atajos milagrosos… Bebió de su copa y esta vez costó, como nunca,
tragar
La
miró, estaba de pie al lado de la chimenea, firme y dispuesta a encarar
cualquier cosa que viniera, menos una relación con ella… Quizás debía frenar, dejar de doler y salir
de esa incondicionalidad que no les había dejado más que oscuridad, unas flores
a medio marchitar y una espera sin final. Una tormenta y un sol que no quiere
despertar… O quizás debía seguir abofeteándola hasta dejarle bien en claro que
estaba hasta la coronilla de tantas idas y vueltas, de tanto “pero” y de este
juego infantil.
Pero
Emma estaba destrozada, todo lo que guardaba estaba fuera y halló razón a las
palabras de su madre, el corazón ciertamente la delataba… ¿Alguien mejor?
¿Quién?, era mezquino por parte de Emma decir aquello y más aún sabiendo que no
le dejaba demostrarle todo lo que llevaba por dentro, que no dejaba entregarse
ni en cuerpo ni en alma. Se detuvo en su torso desnudo y en ese sostén negro,
no era simplemente la única mujer que había deseado, era la única persona que
deseaba ¿Cómo debía explicarle a sus manos que muy posiblemente no volvería a
tocarlo?
Le
había fallado, cerró los ojos con la verdad y esa lágrima por fin comenzó a
rodar… Tembló entre la culpa y el frío…
Porque en vez de acompañarla se había encargado de perseguirle como cazador a
su presa, había hecho de esto un infierno… le había hecho vivir un infierno
entre el revuelto de amantes, sexo y arrogancia. Cuántas fantasías le había
robado haciéndole pensar con qué idiota estaría haciendo el amor? Había
envuelto con fuego lo que supuestamente debía ser ilusión, con carne lo que
debía ser sentimiento y había mojado con sudor lo que podría haber sido un
sueño, un maravilloso sueño…
Y
Emma le había llevado flores a pesar de que había pasado por alto todas las
veces que pidió espacio, tiempo y comprensión… Era su primera vez… Era la
primera vez que amaba, lo notaba en la desesperación, en los arrebatos y en la
agitación, que alguna vez pensó que eran histeria y simple gusto por lo mórbido
del juego… Había estado ciega intentando tenerle… Soportó el llanto y levantó
la mano, indicándole a Emma que no aproximara. Que todo le había entregado y
que de la manera más amarga e irreal no completaba ni la mitad… Nunca una
alegría… ¿En dónde estaba cada vez que Emma le necesitó? Ahora se hacían
entendibles todas las murallas que Emma había puesto entre ellas.
-
Lo siento… – Agachó la cabeza derrotada
sabiendo que del amor al odio hay un paso nada más – Lo siento Emma…
-
¿Por qué te disculpas? – La pregunta de Emma la tomó por sorpresa e hizo que la
mirara nuevamente, estaba dispuesta a hablar
-
Yo… – intentó acomodar bien sus ideas quizás no podía hacerle feliz pero si
podía serle sincera – Yo no entendí que tú no eres igual a mí, lo que quiero
decir es que… – suspiró, esto era echarse más tierra encima pero ya daba todo
igual. Por una vez debía pagar bien – Como buena egoísta he pensado sólo en mí…
desde el principio… Emma – Un momento para recordar todo lo que había vivido y
experimentado por ella – hice lo que a mí me pareció correcto y necesario sin
contemplar lo que tú querías. No era necesario llevarte a mi casa, no era
necesario meterme en tu casa… y mucho menos en tu cama… Supongo que tú también
mereces a alguien mejor…
-
Eso fue mi culpa… – se acercó un paso para dar la cara – Yo te besé en tu casa
y después salí corriendo como una despavorida – Levantó sus manos recreando
aquel momento de inmadurez y vergüenza, se encogió de hombros sabiendo que no
era la mejor forma de terminar un beso.
-
Descalza… – aportó el resto de la información – Aparte de tus zapatos, te
dejaste el teléfono y el reloj pulsera todo el fin de semana en casa – No pudo
evitar sonreír entre las lágrimas, eso había sido una maldita locura – Dios!!!
Debiste hincarte todas las piedras que estaban en el camino
-
Dolió muchísimo! – hizo un movimiento con sus pies, como si recordará patente
la molestia - Pero como buen cobarde sabía que lo mejor era escapar de ti… –
Cerró la boca al instante y puso su mejor cara de circunstancia, eso había
estado demás
-
No pasa nada… – Sonrió y secó todas las lágrimas, costaba escucharlo pero qué
más podía hacer, aquella era su verdad. Volvió a beber y se quedó mirando el
juego que hacían sus dedos en la copa. Lo pensó un minuto en silencio y
comprendió que un amor con dolor era igual a no tener nada. Sí, le había dicho
que la amaba y lo que seguía se le hacía fácil de adivinar, un futuro del cual no
formaría parte – Supongo que no puedo hacerte cambiar de idea, es más, nunca me
propuse eso… Me gusta como piensas a pesar de que tu pensamiento sea mi peor
enemigo – Llegó justo a mirarla para ese glorioso parpadeó que utilizaba a la
perfección, aquella pequeña señal que le indicaba que comprendía de lo que
estaba hablando – Y creo que está demás que te diga lo que quiero… – bajó la
cabeza y sonrió con amargura, aceptaba callada pero sólo por respeto. Ella al
contrario de Emma, prefería seguir sin importar lo que pasase en el futuro
-
¿Qué es lo que quieres Jennifer? – preguntó, pasado un tiempo, cuando ya se
había cansado de presuponer. Por primera vez estaban hablando y sabía que lo
mejor era decírselo todo
-
¿En serio? – Preguntó, la morena, alucinada ¿Es que a caso necesitaba más para
darse cuenta? ¿No alcanzó con presentarse en frente de la familia? ¿O era que
simplemente Emma también necesitaba algo a cambio?
-
En serio… – Emma asintió con la cabeza y le incitó a que hablase
-
Pues… – Movió sus manos enérgicamente contra su pantalón – Quiero que te
decidas… – Eso no era todo, quería decir ciento de cosas, de pronto se le
ocurrían montañas de momentos junto a ella y en primera instancia responderle a
sus palabras de amor pero como siempre, lo opuesto, Emma la venía como un
castigo y ella veía a Emma como lo mejor que podía pasarle en la vida. Y
todavía albergaba alguna ínfima esperanza de que pudiera ser distinto… – Ya
sabes, que me digas: sí o… o no – Intentó sonar madura pero esto le sonaba a
tremenda pendejada y en la vida lo había hecho tal proposición, jamás lo había
necesitado – Y bueno, si me dices que sí… te invitaré a cenar o al cine o a
pasear – sonrió algo nerviosa – Y si me dices que no… – No sabía cómo seguir,
esta era la parte difícil así que a tragar –… no… no lo intentaré más… Prometo dejarte en
paz!… Y desearé que seas feliz!!! – Pasó sus manos por su pelo y no lo había
notado pero el enojo en la voz había aumentado en las últimas frases
-
Pero… – Emma se mordió los labios y decidió escuchar que era lo que había
detrás de aquella irritación – No me parece que me desees la felicidad… – Dijo
risueña al reconocer el tono, llevó la mano a su boca para cubrir la sonrisa
-
Pues no! – dijo sin pensar. Estaba llena de amargura, no podía pensarle con
nadie más – Desearé que te pase todo lo
contrario, lo siento – se señaló indicando que no podía evitar sentirse
terriblemente mal y abrió los ojos anunciando la verborrea – Desearé que me
extrañes… – se levantó de un salto, había perdido toda calma y comenzó su
caminata neurótica – Que no le encuentres sentido a la vida… Y que te
arrepientas a cada segundo por dejarme ir…
Y que vuelvas arrastrándote suplicando por volver… y que me confieses
que todas las personas con las cuales estuviste después de mi no pudieron llenarte…
– soltó todo el aire de golpe y levantó el dedo para recalcar – Y obvio, que yo
ya te haya superado… y que tus suplicas no me afecten ni un poco…
-
Por dios! – Emma no podía creer lo que había escuchado y estaba con la boca
abierta de par en par – Eso es horrible Jennifer!!! – Esperaba alguna
chiquilinada, algún disparate que le robara la sonrisa pero esto, esto era
demasiado…
-
Lo siento – Se acercó rogando con las manos, se había ido al carajo con los
deseos – Pero no puedo desearte cosas más bonitas… No, cuando estas a punto de
apartarme y de decidirlo todo tú sola – le señaló con el dedo índice
-
Perdón? – respondió indignada – Aquí la egoísta eres tú no yo. Y más después de
lo que acabas de decirme… Así que ni te atrevas a señalarme – Caminó en
dirección a la ropa y cometió el grave error de darle la espalda – Estoy
intentando hablar contigo, Jennifer, y llegar a un acuerdo… Y tú solo estas
deseando que no pueda olvidarte…
-
No! Estás intentando dejarme… – terminó por gritar – Encima convenciéndome de que no eres la
persona indicada para mí – llegó a la cúspide del enojo y comenzó con la burla
y la voz chillona – ¿Alguien mejor? ¿Alguien que pueda decirte correctamente lo
que provocas? Una mierda Emma!!! Esa es mi puta decisión y me la estás quitando
– Volvió a apuntarla una vez más – Y sólo estoy deseando que regreses…
- Ja! Que regrese hecha pedazos después de
fracaso y el vació… Muy maduro Srta. Hartmann!!! – Sacudió innecesariamente la
camiseta que iba a colocarse – Es mucho más fácil pensar que yo te robo
opciones a admitir que es lo que te mereces…
-
¿Lo que me merezco? – ¿Qué demonios significaba aquello? se preguntó
interiormente
-
Ben, el imbécil que me rompió el labio y tu esposo – Sacó la cabeza por el cuello
de la prenda y se acercó con los tres dedos levantados, uno por persona, uno
por mes – ¿Sabes quien quedó en medio? Yo! – se señaló – La persona más cerrada
y anticuada de este planeta… Y si estas esperando que acepte tu inmadurez y
promiscuidad te digo que pierdes el maldito tiempo…
-
Es mi pasado!!! Demonios!!! – se golpeó las palmas contra los muslos, no era
posible que fuera tan obstinada y prejuiciosa – Tú también tienes uno, no?
Todos tienen un pasado…
-
Claro que sí!!! – levantó los brazos ante la obviedad – Pero está en donde debe estar, sabes? Atrás y en el olvido – se estaba sulfurando
entera y las mejillas comenzaban a encenderse – No intentando firmar unos
malditos papeles de divorcio con un futuro ex marido que hospedo en mi casa y
al cual le plancho las camisas
-
Fue un favor, él muy idiota no sabe hacer nada!!! Es un niño adinerado, Emma…
Emma? – La llamó pero estaba de nuevo dándole la espalda y haciendo malabares
para quitarse el sostén húmedo sin tener que quitarse la camiseta
-
Me importa un bledo lo que tu niño adinerado sepa hacer o no…
-
Que ciega que fui!!! Estás celosa!!! – sonrió mientras le sentenciaba
levantando una ceja. Algo de pronto le daba confianza y es que lo celos a Emma
le sentaban genial, la volvían completamente humana – Por dios… Te mueres de
celos!!! – amplió la sonrisa al máximo eso significaba que la quería solo para
ella
-
¿Celos? ¿Cómo es posible que seas tan presumida??? – Preguntó a medida que
negaba con la cabeza – No sé en qué demonios estaba pensando cuando decidí que
podíamos hablar… No podemos… Nunca podremos… – y comenzaba a desabotonar sus
pantalones
-
Te delatas y me das la posibilidad para presumir – no pudo evitar mirar lo
pegados que estaban esos pantalones a sus muslos y como la ocasión de
quitárselos se le había escapado como agua entre los dedos – Y podemos hablar
de lo que quieras… Emma…
-
¿Sí??? – Preguntó incrédula
-
Sí… – se posicionó en frente de ella y esta vez no pidió permiso al apartar sus
manos y terminar de desabotonar ella misma el pantalón. No estaba siendo
consecuente y Emma estaba vigilando bien de cerca su viaje a la introspección –
Y si nada me quieres decir deja que yo hable por ti – Rasgó suavemente con sus
uñas la tela por el lateral. ¿Cómo era que la piel no valía de nada? Dejó su
cuerpo y fue directo a los ojos – Pareciera que el destino nunca nos juntó, no
me acostumbro, sabes? Se siente como si un día pudiera despertar y encontrar
cada cosa en su lugar menos a mi – Llevó los dedos con cautela hasta sus labios
– Es mucho más de lo que pedí, de lo que puedo soportar sin temblar – y lo
tembloroso en los dedos era la mejor prueba que tenía – y aun así me quedaran
ganas para seguir buscándote – La caricia se extendió hasta la mejilla – Me
pregunté miles de veces si tenías corazón… Si eras algo más que una persona
instruida… algo más que modales… – Sonrió al recordar lo que las primeras
apariencias le habían llevado a deducir – Y no fue hasta el primer beso que
comprendí la pasión que llevas oculta dentro – Mojó sus labios al sentir la
sed, sabía que no podía saciarla, así que la tomó por el cuello para respirar
de sus labios – Y no fue hasta que me llevaste a la cama que comprendí la
ternura que tienes en las manos – Se apoyó en su frente y cerró los ojos al
sentir las manos de Emma caer sobre su cintura – Jamás… – Nuevamente tenía el
nudo en la garganta y las lágrimas empujando por salir – Jamás… nadie me hizo
sentir así… Y yo he estado con mucha gente, Emma – Acarició el pelo de su nuca
y esa fijación que de a poco se volvía en obsesión – He tenido muchos amantes y
ninguno como tú… Hablo con fundamento y lógica… y tú amas a la lógica así que
no puedes corregirme
-
Shhh… – Emma le abrazó con toda su alma. Era suficiente, no le era necesario
oír nada más, al menos no esta noche – Shhh… – no estaba pidiendo silencio sino
una pausa, no tenía una solución pero todas las cartas estaban sobre la mesa y
necesitaba reordenar los pensamientos. Miró la lluvia caer mientras dejaba un
beso en su cabeza y enredaba los dedos en sus rizos… una vez más volvían a firmarse
la guerra en vez de la paz – No lo soporto más…
De
pronto todo se movió, había dado dos pasos hacia atrás intentando lo imposible,
como siempre, queriendo que el choque no fuera tan frontal ni fatal, y como,
fracasando. Emma le besó haciendo bajar fuertemente lo que estaba en la garganta
hacia el estomago, erizó su piel, la curvó entera y los brazos que por lo
general iban al cuello esta vez se elevaban inquietos sin dirección,
debatiéndose entre tocar y no tocar… Es que quedaban muchísimas cosas por
hablar… Y lo olvidaba todo con un simple beso y con unas manos heladas que
quemaban en su cuello…
Sabía
que estaba gimoteando alguna negación así como también sabía que estaba
abriendo su boca sólo para morder sus labios ¿Qué otra cosa podía hacer? Moría
por ella, por dejar de perder el tiempo y por pertenecerle. La apretó contra
ella deseando ser devorada, una y otra vez o las veces que Emma quisiera, solo
era una invitación a sentir de a dos, a sentir calor, a sentir amor y que el cuerpo develase lo que las palabras
escondían y que la piel se llevase la razón que no entendía… Sólo una cosa le
quedaba por decir a este amor que era pasión…
-
El lunes me divorciaré así que tienes un día para inventarte alguna nueva
excusa – Habló entre la reprimenda y la agitación. Y aprovechó aquella sonrisa
de Emma y la falta de sus armas por el asombro para sentarla en el sillón – Porque
estoy segura de que encontrarás alguna excusa para que sigamos perdiendo el
tiempo – No había remordimiento en lo dicho, no esperaba menos ni tampoco
merecía más… Se sentó a horcajadas sobre ella e iba directo a su boca
-
¿Qué pasa si la encuentro? – Ahora preguntaba por la paciencia sabía muy bien
que todo tenía un límite y se sentía bastante cerca de rebalsarlo. Emma la
detuvo por los hombros antes de comenzar con la locura y pasó a tocar la piedra
que colgaba de su cuello
-
Será que ya estamos condenadas – Soltó su colgante, esta noche no quería nada
en medio de la piel y siguió por los anillos que llevaba en sus dedos
-
¿Condenadas? ¿A qué? – Preguntó con curiosidad, se le hacía extraño escuchar de
su boca algo tan sumiso, tan resigno al antojo ajeno
-
A la voluntad de tu padre… Jajaja – Rió espontáneamente – Sabes que me ha
dicho? …”Prudencia Srta., prudencia”…. Jajaja
-
En serio? Jajaja – Se abrazó nuevamente a ella consciente de que una charla con
su padre no sólo involucraba el comentario de la “prudencia”, llevaba una carga
importantísima de madurez, intenciones y prosperidad – No preguntaré por tu
respuesta… Jajaja – Pobre, ya había pasado por la situación más incómoda que
alguien podía pasar. El suspiro al final de la risa traía una nueva calma…
-
Se nota lo mucho que te quiere – Sentenció sin dejar de sonreír, Emma era de
ese tipo de personas muy fácilmente queribles: dulces, atenta y colaboradora –
Toda tu familia te adora… – Se bajó de encima y se sentó a su lado, podían
seguir con la charla así que el sexo esta vez tendría que esperar como esperaba
el sol para salir – Pero a tu madre le puedes…
-
Ya… – Jenny no se privó de acomodarle el cabello detrás de la oreja. Durante
toda la cena había notado la tensión entre madre e hija y Emma mutaba cada vez
que pensaba en ella – Sabes? Tengo algunos pendientes con ella… – Emma paneó
rápidamente el lugar y los recuerdos que evocaba y el atril era un lugar aterrador,
allí estaban todas la horas que había pasado junto a ella – A ella no le agradó
que dejara la casa siendo tan joven – Comenzó a quitarse los pantalones que
estaban húmedos, una cosa era una gripe y otra una pulmonía
-
¿Joven? – Intentó hacer un sólo número el rango de edades
- 18 años – Emma la miró sabiendo que era una
locura y una cosa muy poco creíble a cerca de su persona, pero así había sido.
Busco una silla en la cual dejar su pantalón para que se secase – Me fui a
Japón
-
¿A Japón? – preguntó deslumbrada, eso era una enorme distancia, un continente
distinto y un terrible mal augurio. Ya tenía una idea de que a Emma le gustaba
correr lo que le sorprendía era lo lejos que era capaz de llegar – ¿Que hacías
allí? – La pregunta llevaba camuflado el interés por el motivo que la había
conducido
-
Pues estaba empecinada con querer construir un suikinkutsu… la peor idea que puede tener en
mi vida – Explicó a grandes rasgos
- ¿Un
qué…? – No había entendido una mierda y reafirmaba la creencia que a veces Emma
le hablaba en chino mandarín
- Un
suikinkutsu es un ornamento para el jardín y a la vez un instrumento musical…
Suena como una campanilla… – Fue a buscar la botella de vino – Y para aprender
a construirlo necesitaba a un japonés… ¿Y donde hay muchos japoneses? En Japón
– Se encogió de hombros, le sonrió y recargó su copa
- ¿Es
que acaso no podías pedir un coche como tu hermano menor? – Preguntó con ironía
- Me lo
hubieran dado antes de poder abrir la boca para pedirlo – Volvió al lado de la
morena – El suikinkutsu era una excusa para salir de casa, una muy estúpida
excusa que nadie creía y menos mi mamá – pensó un segundo, estaba por decirle
algo que nunca le había dicho a nadie, quizás podía compartir con ella algunos
de sus problemas – ¿Cómo le dices a tu madre violinista y a tu padre director
de orquesta que estas aturdida de tanta música? Nunca fui buena para demandar…
– agachó la cabeza porque sabía que estaría resulto si simplemente hubiera
hablado en su momento, todos lo entenderían, no era cosa de otro mundo cansarse
– No me malinterpretes adoro la música pero estaba teniendo otros tipos de
problemas y necesitaba meditarlos en silencio – Una mano se apoyaba en su
rodilla como nuestra de empatía – Y cuando volví mi madre… mi madre… ella… ella…
- Tenía
el invernadero y todas sus plantas, no? – Fácilmente entendió la metáfora y
como todo el querer estaba agarrado de cosas muy pequeñas y el trastorno que
sufrían al intentar ser buena madre y buena hija. Igual, desde la experiencia
propia, le resultaba heroico la falta de palabras, la comprensión tácita y el
depósito de fe. Comenzó a proyectar en ellas y a deducir que debía mirar en lo
pequeño porque si no jamás encontraría nada que le alentara a seguir
adelante…
- Sí… –
agarró la mano la mano de la morena y enredó sus dedos en ella.
En
silencio, Jenny descubrió que una caricia valía mucho más que el “te amo”, que
un secreto era una permanencia y que estar sentadas las dos, en un sillón, era
compañía. Estas cosas, estallaban cada pensamiento “romántico” que alojaba así
que ya podía ir descartando las grandes proezas y regalos para hacer que se
enamorase de ella sino peleaba en el día a día estaba perdida y la perdería.
Emma era pura cotidianidad, sinceridad y menudencia llevada a lo
extraordinario.
- Le
caerás pésimo a mi madre… – Dijo Jenny pensando en la simpleza de Emma y el
ostentosidad de la Sra. Hartmann. El único novio que había aceptado fue su
esposo y sólo porque descendía de una familia más adinerada que la de ellos
-
¿Cómo???
-
¿Qué??? – Eso había salido en voz alta, perfecto!!! Más cosas en contra
- ¿Por
qué iba a caerle mal a tu madre?
- Mi madre…
– Oh dios y ahora que le decía? ¿Qué su madre era una perra adinerada sin
corazón?– Ella es algo superficial… – eso sonaba bastante liviano
- ¿Cómo
que algo? – Preguntó, entrecerrando los ojos, desconfiada
-
Bueno… Está bien… Ella es del todo superficial – admitió al fin – Ya sabes,
fiestas de etiqueta, donaciones a agrupaciones no gubernamentales, la ópera, el
champagne y el té en el club de bridge…
- Ah… –
dijo con alivio – Es igualita a ti, bueno, mejor dicho, tú eres igual a ella
- No!
No somos iguales – No quería que Emma se quedase con aquella imagen. Era
ostentosa pero su madre llegaba al extremo – Yo no hago donaciones
-
Tacaña! – La acusó de pronto – Deberías aprender un poco de tu madre y donar a
los carenciados – Comenzó a bromear y sabía que la morena caería
-
¿Cómo? – se soltó de la mano de Emma – ¿Es que acaso no sabes que esas
donaciones son una hipocresía?
-
Además de tener la intención de querer comprar una parcela en el cielo – Sabía
de qué clase de persona adinerada estaban hablando, la madre de Jenny era muy
parecida a todos aquellos que dejaban dinero en su cuenta bancaria – pensando
que hacen un bien a la sociedad… Pero eso no te exime a ti de ser tacaña… Rica,
caprichosa, inmadura y tacaña… Tienes unas cualidades preciosas Jennifer…
Jajaja – Rió porque la morena inflaba los cachetes ante el enojo
- No
soy tacaña!!! – Dijo completamente crispada –
-
Igual, sabes que me ganaré a tu madre de todos modos, no? – Emma levantó el
índice con la idea
- No
creo que con ella puedas… es insoportable
- Pude
contigo puedo con todo – Dijo con aires de suficiencia – Además, personas de mi
tipo somos la debilidad de las personas extrovertidas y fanfarronas, no? – se
reclinó sobre ella haciéndola retroceder
-
Personas de tu tipo? – Preguntó sonriendo nerviosamente. Sí, estaba en lo
cierto, el conjunto le había conquistado, las palabras por más copas que fuesen
la habían enamorado, la forma de tocar la extraviaba y los buenos modales la
reconfortaban. Algo de más o algo de menos hubieran dejado todo en un polvo de
una noche, quizás dos noches, pero no más que eso
- Ya lo
hablamos de esto Jennifer… Estábamos al lado de tu coche – cesó la sonrisa y la
seriedad clavó la mirada en sus labios – Somos opuestas eso es una certeza –
Terminó que acomodarse entre sus piernas – Tú lo supiste de inmediato – Dijo
mientras mordía sus labios al sentir el placer del roce
- ¿Qué
supe de inmediato? – Sintió el peso y las manos automáticamente se fueron
debajo de la camiseta, a la piel de su espalda
- Que
no podíamos ser amigas… – Contempló su cuerpo entero, quedaba perfecto debajo
del suyo – Que no son para nosotras los términos medios – desde el muslo subió
hasta su trasero con la mano abierta
- Y… –
La excitación se presentaba sin pedir permiso y pensó en clavar las uñas en la
carne pero no quiso agigantar ese efímero roce que Emma provocaba – Y cuál es
tu lógica para eso???
- La
física… – Comenzó a masajear su pecho sobre la ropa
- ¿La
física?... Mmm… – Estaba repitiendo como un loro, los sentidos estaban centrado
en lo que Emma estaba haciendo con sus manos – Después me lo explicas…
- De
acuerdo – alcanzó a responder antes de anclarse a la boca de la morena.
Se
preguntó cómo era posible… Cómo era que podía estar así… Y cómo era que no
estaba pidiendo a voces terminar con el martirio. Algo no estaba bien, se
conocía, no era tonta y lo notaba, algo estaba pasando con su cuerpo, estaba
vacilante, como que en un momento ardía y al otro era hielo. Emma la había
dejado en sostén y ella sólo le había llenado de besos por todos lados, bueno
en las partes que estaban descubiertas porque no se había atrevido a quitar su
camiseta… Y Emma como siempre jugaba el límite que se le trazaba
-
Espera, espera, espera – Jenny frenó el beso
- Lo
siento – Emma agachó la cabeza avergonzada
- ¿Qué
pasa? – Le preguntó como si la rubia tuviera la respuesta
- Es
que estoy muy a gusto besándote – Había pasado más de una hora, quizás la
morena pensaba que estaba siendo torturada – Y quizás, a lo mejor tú, piensas –
No supo bien que decir… Sólo explicó los motivos de su boca
-
¿Estás excitada?
- Sí!
Claro que sí – ¿Por qué le preguntaba aquello? – Eres hermosa… – acarició
azorado de su mejilla pero ese azul volvía a estar intranquilo
- No sé
qué me pasa… – Miró la expresión de consternación de Emma, no podía dejarle así
– Creo que no puedo tener relaciones sexuales contigo…
- Ah… –
Emma asintió con la cabeza. Estaba descolocada por completo – No pasa nada,
siempre podemos dormir, creo que será lo mejor – Trató de no hacer un mundo de
aquello
- No
Emma!!! – Jenny le golpeaba el hombro para que la mirase – Emma… Emma… es que
no consigo excitarme – le susurró lo que creía que podía estarle pasando
- Oh… –
Eso la dejó K.O. No excitar era terrible y más con alguien como Jenny que de
seguro consideraba al sexo como algo esencial – Será mejor que vayamos a
dormir, no? – Quiso levantarse del sillón
- No
espera! – Jenny la devolvía a su lugar – No estás entendiendo… Es que… es que…
no sé qué está pasando quizás este enfermando… lo siento nunca me había pasado
antes – Y Emma tuvo el placer de realmente verla avergonzada, aquellos ojos
altaneros se escondían de su mirada
- Hey!
– le levantó el mentón para que la mirara – No pasa nada…
- ¿Cómo
puedes decir eso? – abrió los ojos en exceso, el asunto era importante – Nunca
en la vida he fallado y menos con alguien que realmente deseo… Me río de los
hombres que fallan… y tú… y tú te quedarás caliente…
- Y sí…
– se encogió de hombros – Y a cualquiera le puede pasar – Explicó tranquila,
nunca se enojaría por algo tan insignificante
- No a
mi… Esto es vergonzoso – Cruzó los brazos sobre su pecho
- Has
pasado por muchísimas cosas esta noche – intentó tranquilizarla – quizás la
noche se te ha hecho eterna y estas cansada…
- No es
eso… – Pasó las manos por su pelo tampoco sabía cómo explicarse – Podemos
simplemente dormir?
- Sí… –
le entregó su mejor sonrisa – claro que podemos – Hizo el intento nuevamente de
levantarse
- A
dónde vas? – Jenny volvía sujetarla
- A
preparar la cama…
- No
quiero ir a la cama… Quiero que durmamos aquí y abrazadas
- Está
bien – le correspondió a todo lo que pedía trayendo la manta que estaba en los
pies para cubrirse hasta los hombros. Se abrazó a ella y como cada noche que
dormía a su lado, dejó un beso en la nunca que no era más que un: “Buenas
noches”
Volvió
a pasar como por decima vez por delante de la puerta y todavía no hallaba el
coraje para abrirla. La cabeza carburaba a más no poder entre lo que fue y lo
que será, hoy era lunes y el tiempo para pensar se había agotado y ahora, como
buen cobarde, estaba muerta de miedo. Se recargó en la pared y cerró los ojos,
el domingo había despertado sola en el sillón y sin estar enferma. Deseo estar
enferma, sería la mejor de las excusas para postergarlo todo…
- Vamos
Emma… – Intentó darse aliento – Es sólo un poco de ayuda…. Vamos – Un último
suspiró, un escalofrío y abrió la puerta sin golpear…
Estaba
asombrada, había quedado con su juego de manos a mi mitad y la miraba por
encima de sus gafas. Emma agachó su cabeza cuando vio pasar ese atisbo de
sonrisa por su rostro.
- Lo
siento… – había sido una pésima idea venir aquí – No sabía que estabas ocupada
– Emma ya desandaba sus pasos con todas las ganas de escapar
- No
estoy ocupada Dra. – la llamó moviendo la mano – Pase, por favor
- ¿Y
qué hay de mi? – Un hombre calvo que estaba sentado en un sillón de pronto
reclamaba
-
Terminamos por hoy – le sonrió mientras le indicaba que se levantara y que ella
lo escoltaría hasta la salida
- Pero…
Pero si recién empezamos?
- Esto
es una urgencia – le comentó en confidencia – y
además tú vienes dos veces por semana. Que tengas buen día –
técnicamente le echo del cuarto a empujones – Bueno, toma asiento, por favor –
tendió su mano indicando la silla en frente su escritorio
-
Puedes hacer eso con tus pacientes? – no le había parecido nada profesional el
trato que le había dado a ese hombre
- Sólo
si apareces tú – respondió mientras se sentaba
- Podía
haber esperado o podría haber vuelto en otro momento
- No! –
le sonrió cálidamente – Tú no vuelves
El momento
se tensó tocando la nota de una cuerda… era un pésima idea se repetía constantemente.
Pero ya estaba aquí, frente a ella y ya había pasado mucha agua bajo que el
puente. Era una gran profesional de eso no tenía ni una duda
- Qué
te trae por aquí Emma??? – Y no dudó en levantar su ceja
-
Bueno… – Llevó las manos a los bolsillos de su bata intentando esconder el
nerviosismo – Dentro de 5 horas debo recoger un perro… que debo nombrar porque
eso es lo que hace la gente común y cuando pienso en un nombre sólo me salen
unas combinaciones de horribles de letras y números… algo así como CX500 y
después pienso… Cómo voy a llamarlo? Qué pensarán los niños en el parque cuando
se acerquen a acariciarlo?
- Así
que un perro te trae por aquí? – Apuntó algo en su libreta
- No es
solo eso – instintivamente resbaló en la silla haciéndose pequeña – Una chica…
Bueno… una mujer – no pudo evitar sonreír – Una posibilidad enorme de quedarme
con ella para toda la vida – suspiró, ya estaba, ya lo había largado todo… o
eso parecía
-
Entonces te trae una mujer? – volvió a anotar algo en la libretita
-
Supongo que sí – Asintió con la cabeza
- Te
derivaré a un colega que es un excelente profesional – comenzó a buscar alguna
tarjeta entre sus cosas – Estará encantado de ayudarte
- No
puedes atenderme tú? – preguntó inocentemente
- No! –
sonrió disculpándose – Eso no sería profesional…
- Ya… –
dobló la cabeza, su sueño de comodidad moría aquí, le psiquiatra de la empresa
no le atendería
- Emma…
– cruzó sus manos sobre la mesa – De los tres años que llevo aquí, he entregado
cada uno de tus reportes negativos… Según mi criterio no estás acta,
psíquicamente, para este trabajo… y sin embargo aquí estás… Arriba deben
adorarte… – la señaló y posó sus ojos en lo impoluto de su bata
-
Siento no haber asistido a las revisiones… – Dijo mientras agarraba la tarjeta
que se entregaba
-
Siento no poder a ayudarte…
_____________________________________
- Bueno… mi
amor… firma y todo se habrá acabado entre nosotros – Le entregó la carpeta y aquel
bolígrafo forrado en oro. Jennifer no pudo hacer más que mirarle en silencio e
intentar entender de qué manera se había convertido en extraños. Y lo vio al
instante, los dos eran demasiados inmaduros, ella para quedarse y él para
dejarle ir…
- Perdóname… Te
destrocé la vida – Dijo algo que debería haber dicho en el momento que la había
encontrado en su cama matrimonial con su mejor amigo, que mala decisión por
dios!!! – Realmente… lo siento
- Yo también te
destrocé la vida… – Bebió un poco de su café – Te alejé de tu casa, de tu gente,
del trabajo y de los hombres londinenses que tanto te gustaban – Sonrió penoso
mientras cubría la mano de la morena – Sólo porque no puede ver que nuestro se
acababa…
- No creas que
siempre te mentí – apretó su mano para reforzar lo que decía – Fui idiota, yo
debería haber – cerró la boca, no valía de nada volver sobre el pasado – Fuiste
muchísimas cosas para mí…
- Pero no el
hombre de tu vida Jenny – se encogió de hombros – Y eso dolió, cariño
- No sabes… –
ladeó un poco su cabeza y se apoyó sobre la mesa para quedar cerca – No imaginas…
las veces que me pregunté si entendías que jamás en la vida intenté burlarme de
ti – sostuvo la mirada llorosa – Nunca quise hacerte sufrir…
- Quien te
conoce sabe cómo eres Jenny… No puedes evitar lo que eres y para hacerte más
interesante, tienes unos “huevos” enormes… – Sonrió abiertamente y decidió
responder con su verdad – Pero no te imaginas… lo que es vivir con el terror de
perder lo que más quieres… – De a poco se soltaba de su mano – ¿Cuántas cosas
has perdido en la vida?
- Ninguna –
Agachó la cabeza – Por suerte… – Contestó negando pero tenía una leve sensación
que no llegaba a terror pero que le había hecho correr, mentir y engañar y
sabía que era capaz de mucho más, era capaz de cualquier cosa con tal de tener
lo que quería
- Si algún día
el destino te traiciona quizás comprendas porque estuve ciego tanto años – Esa
era su explicación a un divorcio que llegaba años retrasado y Jenny asintió
entendiendo y terminó por darle la razón a las palabras que Emma había empuñado
en aquel baño: Perdonar, olvidar y creer eran las acciones mas difíciles – Hay que tener fuerza para romper todas las
amarras y tú tejes como nadie querida – Agachó la cabeza sintiendo la redención
después del exorcismo – Firma y deja de meterme los cuernos de una puta vez…
Jajaja – Sonrió y le dio su espacio para que pudiera firmar tranquila. Se quedó
mirando todo lo que les rodeaba. Los colores, lo más vistoso del lugar, eran una aberración al buen gusto pero el
aroma a café era magnifico. La gente y las charlas eran alegres y distintas de lo
sobrio de la compañía de ballet pero le hacían recordar algo que se le estaba
pasando por alto, algo que ponía significado a los colores y le daba fuerza – No
estoy tan solo… Me enamoré Jenny! – Escupió
- Vaya!!! –
sonrió llena de alegría. Y le fue imposible no recordarla, tampoco estaba tan
sola y los dientes apretaron la lengua guardando el secreto. Faltaba lo más
importante, enamorarla… – Eso es genial!!! – tomó sus manos con fuerzas –
¿Quién es la afortunada?
- Un ser
viviente maravilloso – agachó la mirada avergonzado
- ¿Es un
hombre??? – preguntó al escuchar la dualidad
- No! – Negó con
la cabeza enérgicamente – No me has dejado tan destrozado gracias a dios
- Lo siento… –
Intentó disculparse nuevamente, estaba completamente mal de la cabeza si
comenzaba a maquinar homosexualidad por todos lados – Lo siento… – Sonrió y
pensó si debía hablar sobre ella en vez de Emma, él siempre le había
comprendido – Estoy… estoy
- Estas??? – le
sonrió intentando convencerla de decir aquello que no salía de su boca
- Lamento
interrumpir… – los dos miraron hacia la voz – Profesora Hartmann? Podría
platicar con un usted un momento?
- Claro… – Se le
hizo extraño que el director de orquesta le solicitara, no sabía ni cuál era su
nombre pero sabía que él trabajaba en esta academia mucho antes de su llegada –
dame un segundo…
Asintió con su
cabeza y lo primero fue mirar la hora, estaba retrasado y debía tomar un vuelo
con rumbo regreso a casa. La carpeta de la libertad, la metió en un maletín que
llevaba, y dejó un billete en la mesa, el café corría por su cuenta. Miró de
nuevo el lugar, muy a lo Jennifer, bien en composé con toda su locura y
vorágine… Y la vio atravesar la puerta de entrada, no lo esperaba pero había
pensado en ella, le había hecho pasar un momento agradable y pensó en
retribuirla… Jenny hablaba animadamente así que pensó que no notoria su
ausencia
- Debes preparar
a dos de tus alumnos – Bodo le explicaba mientras caminaban – a los dos mejores
- Mmm – sopesó
un poco sus ideas ya con algunos nombres en mente – A mis dos mejores
cantantes? O a mis dos mejores cantantes líricos?
- Pues… ahora
que me lo preguntas… No lo sé en realidad – vio como Emma le miraba algo
reprochadora – Se me pasó por alto, Emita querida
- Pregunta –
respondió comprensiva – Y me das la orden como dios manda
- Oye!!! Oye!!!
– sonó un poco lejano
- El proyecto no
es mío – es excusó de su falta de información
- Es un gran
proyecto – sonrió alegre, la verdad era que estaba alucinada con la idea y la
música ganaba la guerra que libraba por dentro – Deberías estar un poco más
involucrado como director de esta institución… Jajaja – sonrió
- La fiesta
ocupa todo mi tiempo… hacer todos los ajustes es un puto dolor de cabeza, todo
debe estar perfecto
- Es imposible
que la fiesta sea más importante que esto – Frenó sus pasos – ¿Desde cuándo la
recreación es más importante que la educación?
- Rubia!!!
Rubia!!! – Bodo la tomó por el hombro, después de ver como un hombre avanzaba a
paso apurado en dirección a ellos – Hola… – tenía puesta una sonrisa de oreja a
oreja
- Hola! – La
mirada de Bodo le preguntaba y este? quien es? Era una extrañeza verlo por aquí
y sin la compañía de Jennifer – Cómo estás? – No solía preguntar por los
estados de nadie pero sentía una empatía con él que era inexplicable
- Genial… –
acomodó la corbata a su camisa, intentando recomponerse de su mini-carrera –
Tengo algo para ti… – Sonrió, abrió su maletín y comenzó a buscar – Es que lo
había colocado por aquí… – Bodo lo miraba con mucha desconfianza, como si fuera
a sacar un arma de allí adentro y es que ese maletín era un desastre, había
visto algo parecido a una rasuradora – No por aquí… Aquí esta – Sacó algo
envuelto en papel de regalos
- Oh… No puedo
aceptarlo – Emma rechazó lo que se le ofrecía, aquel hombre era el esposo de
Jennifer y ya estaba a paso del límite de demencia permitida – No puedo… – E
instintivamente dio un paso atrás
- Por favor… –
Volvió a insistir casi colocándole el presente en la mano. Y ahora Bodo y esa
maldita mirada de piedad que decía: tómalo por dios y corta el sufrimiento de
este pobre mundano.
- Gracias –
sonrió algo forzada. Esto no estaba bien le gritaba la consciencia
- Es lo menos… –
instantáneamente sus mejillas estaban ruborizadas – Pensé que nunca en mi vida
diría esto pero… Me encantaron las flores… Jajaja – Rascó su cabeza. Bodo tuvo
el placer de ver como los dos estaban
idiotamente ruborizados
- Gracias – Esto
era una de esas cosas raras de la vida. Le daban un obsequio por dejar las
flores en la mano equivocada, la vida reciclaba de la forma más irreal y
dolorosa, ella simplemente había deseado no verle nunca más en su vida, es más,
había desasado su inexistencia. De todos y cada unos de los hombres en la vida
de Jennifer sabía que estaba en frente del más importante
- Darrell… –Alargó
su mano a modo de saludo
- Emma –
Respondió tarde ya cuando estaba saludándose con Bodo
- Un placer, Emma
– Sonreía y buscaba algo en el bolsillo de su camisa – Por si algún día pasas
por Londres – Le entregó una tarjeta – No dudes en llamarme… Como mínimo una
cena por lo hermoso de las flores – Emma no respondió, pensaba mientras leía la
tarjeta, en lo surrealista que era todo – Debo irme… sólo quería entregarte
esto… Encantando de verte, nuevamente, Emma – volvió a tomar su mano
- Igualmente y
gracias
- De dónde le
conoces??? – Dijo Bodo cuando retomaron el curso hacia el piso de arriba
- Es el esposo
de la profesora Hartmann – Dijo mientras apretaba el regalo intentando
descubrir lo que había detrás del papel. Percibía la forma rectangular y las
suposiciones eran infinitas
- Ah… Así que
este es el pobre tipo – Echó un vistazo hacia atrás, mirándolo caminar y
compadeciéndose por él
- Espera – Lo
tomó por el brazo – ¿Tú sabías que Jennifer estaba casada?
- Sí, Emma –
dijo con total tranquilidad – En la ficha personal, en el casillero que dice
estado civil, tiene una tilde en el que pone casado – Sonreía porque era obvio
que él sabía que Jenny estaba casada, él sabía los estados civiles de todas y
cada una de las personas que estaban en la academia, aparte muchos otros datos
personales, era lo bueno de ser director
- ¿Por qué no me
lo dijiste? – Había algo en la omisión que no tenía sentido
- Porque no lo
consideré importante – continuó caminando
- Demonios!!! –
Volvió a tomarle por el brazo – Sabías que me estaba acostando con ella – dijo
entre dientes para que ningún curioso oyera – Si me lo hubieras dicho hubiera
frenado…
- No hubieras
frenado! Sólo hubieras estado celosa antes de tiempo – La señaló sonriente y
rodeó sus hombros – ¿Te cayó como una patada en el culo lo del marido, no? –
Preguntó a su oído
- Oh dios… En la
vida me había sentido tan como la mierda – Terminó por confesarle toda la
agonía
- Bienvenida al
mundo de las sensaciones, Emmita… Jajaja. Igual – de pronto cambió el tono – Te
cae bien el cornudo…
- Qué te hace
pensar eso??? – preguntó con curiosidad – Y no le digas cornudo, por favor
- Cornudo es y
no lo niegues. Y te has presentado con tu nombre de pila y sólo quitas tu
apellido cuando alguien te cae bien, cuando sientes confianza – se encogió de
hombros, era así
- Yo hago eso? –
se señaló extrañada de que su amigo la conociera mejor que ella misma
- Sí – asistió,
rotundo, con la cabeza – Muéstrame que te regaló
- Sí… – dijo
mientras rompía la envoltura. Y le extrañó encontrarse con un estuche hermoso,
el papel sólo era una cubierta para lo costoso, rápido recordó que era
adinerado ¿De qué clase? se preguntó y se respondió que era de aquellos que no
llamaban la atención. Abrió lentamente el estuche…
- Oh Dios!!!
¿Eso es? ¿Eso es?... ¿Eso es un consolador? – La verdad es que la forma fálica
de lo que Emma tenía en su mano y todo el tema del lesbianismo poco dejaba a la
imaginación
- Noooo!!! – Río
de la enorme ignorancia de su amigo – Es un caleidoscopio – Realmente era bello
y antiguo, debía haber costado lo suyo – Más precisamente un tomoscopio
- Oh Perdona…
Ahora que me lo dices le encuentro forma… Jajaja – Lo sacó de la mano de Emma y
fue de mirar por uno de los extremos del artilugio – Qué clase de persona
regala este juguetito? Una infantil – se respondió solo
- O… una persona
que tiene la capacidad de ver la realidad de millones de formas – Siguió
caminando – Eso es una virtud… – Bodo rápido llegó a su lado, volvió a
abrazarla y a dar tres golpes en su cabeza – Ayyy!!! – Se quejó ante el dolor
- Te lo mereces
– Le respondió apenas le llegó la mirada enojada de Emma – No puedes hacer de
un juguete una perspectiva distinta y de un infantil una persona poco
prejuiciosa – le señaló la sien y esa filosofía que siempre estaba aplicada en
cada pensamiento – Y sólo porque no puedes hablar bien del ex de tu amante…
Debes odiarle con todo lo que tienes – Se señaló la zona abdominal indicando
las entrañas – Eso hacen la personas comunes – Asintió con la cabeza y terminó
negando ¿Personas comunes? No era el caso de su amiga – Vamos… que no sé ni
para que te lo digo… tú no tienes arreglo… – Siguieron escalera arriba
- Dónde estabas?
– Jenny preguntó cuando lo tuvo lo suficientemente cerca
- Con Emma –
Respondió sonriente
- Ah… bueno… Qué???
– Preguntó estúpida cuando cayó en la cuenta – Qué hacías con ella? – Estaba
histérica de pronto y dispuesta a patearle en las pelotas en caso de haberle
contado algo que jugara en su contra
- Le di un
regalo que le compré en una tienda que estaba debajo del hotel… Sabes que las
flores me encantan… las pondré en un libro – Comenzó a caminar hacia la salida y
Jenny salió detrás de él
- Un regalo???
No deberías haber hecho eso Darrell… Emma es… es… es – No podía decir ni mi
amiga, ni mi novia, ni mi amante ¿Qué demonios era?
- La persona más
agradable que he conocido en este país… Si no estuviera enamorado me lo
pensaría detenidamente…. Mmm, tomaría clase de lo que sea que enseñe… Jajaja –
Jenny quedó estúpida una vez más ¿Qué demonios pasaba con todos? ¿Qué demonios
les pasaba a todos con Emma? – Tiene una sonrisa espectacular la chica…
- La tiene – le
aseguró sonriendo – Darrell?
- Si? – le miró
sonriente porque a partir de la puerta continuaría sólo
- Estoy
enamorada de ella… – arrugó sus labios pero era lo mejor
- Oh!!! OoooH!!!
Ooooh!!! – se rascaba la cabeza y parpadeaba intentando hacerse una idea de
esta Jenny que era lesbiana, imposible, los hombres le encantaban. La miró de
pies a cabeza y por fuera todo estaba en su lugar, estaba radiante y hermosa
igual que siempre y tuvo que mirarla a los ojos y su azul estaba más azul que
nunca, orgulloso y dispuesto a pelear –
Terminarás por infartar a tu madre… Jajaja – Reía a carcajada limpia
- Mi madre me tiene sin cuidado – le restó
importancia con un movimiento de manos – Solo quiero que lo escuches de mi boca
porque la gente comenzará a hablar
- De qué??? –
Preguntó totalmente perdido
- De mí, de mi
sexualidad y de nuestro matrimonio – Pidió perdón con su mirada, a él lo
condenarían por mal esposo y sería el culpable directo de su “desviación”
- Puf! No me interesa
lo que piensen las Sras. Del club de Bridge – Se abrazó fuerte a ella – Parece
una buena chica Emma – dijo para después dejar un beso en su mejilla
- Y lo es… –
sonrió – Tiene una sonrisa espectacular
- Ahora entiendo
porque me sacaste a patadas de tu casa… Jajaja… Si me lo hubieras dicho me iba
por mi cuenta cariño… jajaja. Me voy o perderé mi vuelo – Le dio un beso más
- Nos
vemos…
- Jenny? – se
giró para ver esos ojos que algún día había amado, aquellos que eran iguales y
distintos – Entiendes lo que debes hacer, no? – se acercó nuevamente a ella – Seria
un crimen contra la humanidad apagar una sonrisa tan espectacular – acarició su
mejilla – Sé que puedes hacerlo mejor – comenzó a caminar y frenó una vez más
pero sin voltearse – En realidad, lo deseo cariño
- Lo intentaré –
susurró
- Silencio,
chicos… – El salón estaba repleto, adoraba a sus alumnos y la correspondencia
que ellos le devolvían, un simple mensaje de texto y tenía a los mejores
bailarines a su entera disposición en menos de una hora – Bueno… Supongo que se
preguntarán para que los cite…
- Y sí, la
verdad es que sí – Unos de los presentes respondió
- ¿Ustedes saben
que son los mejores, no? – Esto era simplemente el precalentamiento… tenía que
hacer que se sintiesen los mejores sin importar si lo eran o no. Los triunfos
de ellos como bailarines eran sus triunfos como profesora, así giraba la rueda
– Si están aquí es porque lo son – Dijo sin más preámbulos y el rubor ya
comenzaba a aparecer en las mejillas de los más vergonzosos – Al menos, porque
así lo considero yo… – Un guiño de ojo. Eso era, para la platea masculina, una
buena subida de adrenalina era el estimulo perfecto
- Awww – La
clase respondía a la adulación
- ¿Saben qué? –
Se quedó de pie al lado de la barra – El Director de orquestas Stein Anschutz me ha pedido que…
- ¿Quién??? – Se
escuchó que alguien preguntaba por el fondo
- No te culpo…
bonito – Sonrió ampliamente – Yo tampoco tenía noción de su existencia hasta
hoy. Pero bueno… – una palmada y a encarrilarse hacia lo importante – Él junto
a otros profesores, también pertenecientes al área de música clásica de la
academia, están trabajando en un proyecto un tanto interesante… Música popular
interpretada por instrumentos puramente usados en la música clásica…
- A que se
refiere con música popular? – Preguntó una alumna que llevaba calza y
zapatillas de danza, muy posiblemente poco sabría del concepto – No sería
música folklórica, en todo caso? – Jenny sonrió el asunto era todo un dilema y
deseó que Emma estuviera aquí para ayudar un poco, de seguro podría decir algo
potente que no dejaría lugar a dudas
- Por dios!!! Como
si no tuviéramos suficiente con la clase de canto – reconoció la irritante voz
al instante y caminó entre sus alumnos hasta quedar cara a cara con ella. Esa
maldita petulancia la tenía harta y le rogó a dios que se atragantase con la
goma de mascar para que por una vez en la vida cerrara la boca porque estaba
segura que de allí no saldría nada inteligente
- Caro…
Explícanos a todos lo que es la música popular – No supo porque tenía que
hacerle quedar en ridículo, no supo porque tenía que pelear ni imponerse
- Por qué? –
Insolente, ni siquiera podía responder con educación pensó Jenny
- Obviamente
porque aquí todos somos bailarines – los señaló a todos y ellos asintieron con
la cabeza dándole la razón – Y porque tú asistes a la clase de canto en donde
te enseñan estas cosas… Edúcanos, por favor… – cruzó los brazos sobre su pecho
a la espera y le clavó la mirada más aterradora que poseía. Caro la miró
echando fuego por los ojos pero no hablaba – Luzi?
- En realidad es
algo muy simple – Se corrigió decir aquello era dejar en peor situación a su
compañera de clase – No tan simple… es sólo que los nuevos músicos, es decir,
los músicos jóvenes consideran el
concepto de música popular más acertado que el concepto de música folklórica a
la hora definir la música electa por la sociedad
- Y qué es la
música popular? – Jenny preguntó por la parte que era importante para ellos,
sus bailarines solo necesitaban saber que era lo que debían bailar
- Es cualquier
género musical o fusión de ellos, o el nacimiento de uno que la sociedad haya elegido como respuesta de
su necesidad y puede que la música folklórica
forme parte o no, la única consigna válida es la retroalimentación con la
sociedad y un impacto en la tendencia… Vestimenta, hábitos y hasta la creación
de nuevos pasos de bailes, en el caso de que la música sea considerada
bailable…
- Dudo que haya
música que no se pueda bailar – Alguien agitaba el sentimiento y la morena
sonrió orgullosa, de eso trataba, de no encontrar el imposible.
- No hagas que
yo misma ponga a tambalear tu “permiso” – susurró al oído de Caro – estudia y
déjate de pavadas!
- No ha podido
la otra… no podrás tú – Miró con suficiencia lo bien cuidado de sus uñas – Y
eso que la otra es la amante del director
- Qué dices??? –
Gritó cortando todo el murmuro de la sala – Fuera de mi clase!!! – señaló con
el dedo a la salida, las manos tenía que cumplir alguna maldita función o le
apretaría el cuello hasta el desmayo. Hervía mientras miraba su espalda y lo
gato barato del movimiento de ese enorme trasero – Y ve a la clase de canto y
hasta que no estés en la mismas condiciones que tus compañeros no volverás… Has
agotado mi paciencia – Un buen portazo era la respuesta de Caro – Muchas
gracias Luzi y perdón por lo de recién – Sonrió, Bergmann se le echaría encima, era su
predilecta. Otra vez estaba jugando con fuego… – Simple chicos… Nos
encontraremos con múltiples estilos de danza y no quiero que nadie piense que
no podemos realizarlas a la perfección sólo porque bailamos ballet – los
alumnos aplaudían – Deberemos darlo todo y quizás un poco más… Porque la puesta
en escena es nuestra… porque han
confiando en mi para yo realice las coreografías y yo confió plenamente en Uds.
para que las ejecuten… porque son los mejores.
- Jajaja… – la
clase entera reía. Muchos ya eran conocedores de lo que las palabras
significaban, no podía haber errores, su profesora no toleraría uno. La
Profesora Hartmann quizás era una de las más exigentes, pero soportar eso
significaba esto, estar entre los mejores.
- No quiero ni
un solo roce con los de danza latina – Le advirtió a un grupito en particular –
Una sola queja que escuche y se irán golpeando la puerta igual que Caro, me
entienden?
- Entendido –
Respondieron asintiendo con la cabeza
- No quiero que
se diga que mis alumnos son unos brutos… Y mucho menos que mancillen el estilo
de esta danza. O aprenden a pelear con altura o simplemente no peleen…
- ¿Cómo pretende
que me quede callado cuando me gritan puto? – no era primera vez que escuchaba
aquello, la mayoría de sus alumnos varones eran el centro de burlas homofóbicas
- Te sientes más
macho diciéndole a golpes que no lo eres? – la pregunta del millón – Pues no lo
eres y muy posiblemente estés alimentando todas sus fantasías con tan enojo –
Se encogió de hombros – Yo me preguntaría: ¿Si no es gay porque está tan perseguido?
- Intentaré
ignorarlos – dijo al fin
- Intenta
recordar su nombre para que me lo digas la próxima vez que ocurra y deja que yo
me encargue de él antes que lo hagan tus puños. Entendido?
- Sí…
- Quizás le excita lo ceñido de tus calzas, no
lo has pensado??? – Preguntó picara y con motivo de distensión
- Jajaja – Todos
volvieron a reír instantáneamente
- Un día y medio
de descanso – Le sonrió a todos y sus pies estaba en tercera posición – El
miércoles comenzamos los ensayos… Buena tarde a todos – Y le puso fin, antes de
tiempo, a su clase
Llegaba más de
media hora repitiendo los mismos tres pasos y se le dio por mirarse en el
espejo, como siempre el sudor bañaba su cuerpo, se estaba forzando. El pie
todavía molestaba y el sudor era de soportar dolor más que de esfuerzo. Respiró
profundó, estaba lista, desde la misma posición comenzó el giro, y en la vuelta
30, frenó – Mierda… Maldita niña!!! – Se quedó bailando entre si lo que le
enojaba más era como había tratado a Emma o eran los problemas que le traería
con Estefan – Mocosa de mierda!!! – Tomó una gran bocanada e intentó la calma
- Profesora
Hartmann – Jennifer ni siquiera tuvo la necesidad de voltear y sonrió porque
ese tono profesional, tan a lugar, lo reconocería aun en medio del estallido de
una bomba. La localizó en el espejo, rígida y en su faceta más profesional. La
morena comprendió que debía jugar y como siempre a esconderse, a esconder lo
que sentían, aquello que las unía y las separaba, lo mismo que hacía a su
estomago encogerse…
- Profesora
Müller… – le dio la cara y no vaciló al imprimir provocación levantando una
ceja. Y Emma soltaba una sonrisa mientras negaba con la cabeza – En qué puedo
serle útil? – Sonrió descaradamente
- La Srta. Eichkamp
ha vuelto a mi clase diciendo que usted le ha apartado, sin motivo, de la clase
de baile – avanzó tres pasos haciendo que la morena se acercara también a ella
- Eso
dijo? – Se acercó todo lo que podía despertando el nerviosismo en Emma – Le
cree profesora Müller? – preguntó a su oído
Imaginó lo que
no debía y lo primero que pensó fue en cerrar la puerta, en poner bajo llave la
fantasía. Mordió sus propios labios sutilmente e intentó avanzar hacia la
puerta pero Emma la sostenía por el brazo, aquella mano estaba helada,
demasiado helada para el calor que tenía en la piel… Extrañamente le gustaba,
tenía la fuerza precisa y el tacto seguro, aquello era perfecto, Emma sabía
perfectamente como tocarla
- Creo que es
peligroso – señaló con la cabeza la puerta
- Creo que
estaremos más seguras – sonrió, le hacía gracia verla tan “acosada” y como de a
poco se iba desbaratando. Acarició su mano y terminó por apretarla – Caro no es
alumna común… – Eso pareció suficiente para convencerle
- Que ha pasado
con ella??? – Preguntó Emma
- Me ha colmado
la paciencia – Jenny le indicó con la mano que le siguiera – Y eso no es cosa
fácil – Entraron en una pequeña sala algo así como un pequeño living o sala de
espera, bastante simple, un sillón y una taquilla para la ropa pero con una
hermosa vista al jardín de la academia
- Dicen que eres
una de las profesoras más pacientes con sus alumnos – comentó mientras
observaba todo lo que se encontraba en el terreno de Jenny – Y que los mejores
bailarines salen de su clase….
- Estoy segura
de que dicen peores cosas acerca de mi – La morena se despojó de su blusa y
comenzó a secar el sudor de sus brazos con una toalla. Llevó la mirada hacia
ella cuando la escuchó reír – Que más dicen??? – le importaba un cuerno lo que
dijeran de ella pero ahora importaba lo que a Emma le causaba la sonrisa
- Mi salón no
tiene de esto – Evadió y movió la cortina para ver por el vidrio, no quería
mirar el torso de Jenny, no al menos en ese lugar – y después dicen que la
Srta. Eichkamp
es la predilecta en esta academia – bromeó un poco para salir de la incómoda
situación
- Ja! Se supone
que por ser bailarina debo pasar mis horas laborales de pie?
- No, supongo
que no – Se sentó a esperar que Jenny terminara de cambiarse – La Srta. Eichkamp entró
a mi salón llorando… Montó un buen espectáculo… Tuve que dar por terminada mi
clase y encima escuchar durante 10 minutos la razón de su estado
-
Llorando??? – rió, estaba en verdaderos problemas – Vaya que es teatrera la
niña, no ha sido para tanto – Y ella estaba simplemente minimizándolo todo – Y
lo siento… – saltaba a la vista que Emma no era buena “consoladora” al menos no
con los adolescentes – la próxima vez la enviaré a casa…
- No creo que haya
una próxima vez – respondió con una sonrisa, llevó las manos a sus bolsillos y
se cruzó de piernas – No sé qué piensas hacer al respecto pero por mi parte
sólo quiero decirte que la alumna ha perdido su permiso
- Por qué? – la
pregunta dibujó un carmesí en las mejillas de Emma
- Pues… Pues…
pues – perdía profesionalismo con el tartamudeo – Considero, desde mi condición
de profesora – se señaló llevando la mano a su pecho – Que mis clases son más
necesarias que las tuyas… Le recomendaré una tutoría
- Considero lo
mismo… Y Luzi? – Se sentó en una pequeña mesa quedando al frente y bien
cerquita de Emma
- No! – negó con
la cabeza – la Srta. Beschenko ha mantenido su nota, es
mi mejor alumna – admitió al fin – responsable y colaboradora con sus
compañeros.
- Entiendo… no
debes decirme más – De pronto se hizo un silencio, un tanto incomodo. Se
estaban mirando y sonriendo, un tanto estúpido quizás – Sólo dime que no estás
intentando salvarme el culo… – Sonrió nerviosamente mientras llegaba a sus
rodillas con sus manos
- Jajaja… ¿Qué
te hace pensar eso? – Intentaba no sonreír tan idiotamente y llevaba su mano a
la boca por si no lograba conseguirlo
- Que tú le
quites el permiso me exonera automáticamente de mi falta de profesionalismo
- No has sido profesional?
– preguntó levantando la ceja y moviendo la cabeza indicando que aquello estaba
mal de su parte
- No lo he sido
– se encogió de hombros no sintiendo ningún tipo de culpa – Me he excedido con
ella… Y la culpa es mía, hace rato
debería haber cortado ese rollo pseudo-amistoso que le permite dirigirse hacia
mí como su hablara con su hermana…
- Pues no… – negó con la cabeza – No intento
salvarte el culo – la sonrisa de la morena, se apagó de a poco y entonces se
acercó para susurrarle al oído – Sería poco profesional de mi parte profesora
Hartmann
Fue fácil
tomarla por el cuello y la alegría vino con la falta de resistencia, no tuvo
que apurar nada, tan solo cerrar los ojos cuando los labios de Emma llegaron hasta
sus comisuras, mitad besó el aire y se estremeció, entera, al sentir el aliento
en su mejilla. Paradójicamente así se quedaron, las dos eran conocedoras que un
movimiento cualquiera tentaría al destino de la manera más sensual y era
demasiado o suficiente con unos labios rodando por la mejilla…
- Me estás
protegiendo… – afirmó mientras miraba a los ojos, hoy mas verdes, de Emma. Le
gustó que no se inmutara, que no le ganara el nerviosismo ni la intención de
desmentir – Te envió Bodo? – El director era la aguja que reventaría su burbuja,
aquel mundo en el cual Emma la cuidaba, las resguardaba a las dos del encuadre
peligroso y clandestino en el cual trabajaban.
- Alguna vez
recibí su ayuda profesora – Pasó el pulgar por sus labios – Y no suelo olvidar
los favores que recibo
- Casi te
despiden por mi culpa – le recordó porque no hallaba equidad, razón ni
equilibrio en lo que Emma estaba haciendo. Simplemente no le debía nada y esto
era echarse la culpa a ella misma – conseguí 15 firmas para presentar una queja
formal en frente de la Junta, y eso sin contar
que me robe tu contrato del despacho de Bodo – pasó sus labios
suavemente por encima de los de Emma preguntándose cómo era posible que en un
comienzo le hubiera deseado tanto mal – Casi muero de bronca al ver tus haberes
mensuales
- Lamento
decirlo pero eso es lo que valen mis servicios – dejó un beso detrás de su
oreja y aprovechó para susurrar – Pero tú y yo sabemos que mis haberes no eran
el problema… No al menos para ti… – Jenny asintió lentamente con la cabeza, eso
era cierto – Qué era profesora? – Recordó el comienzo que parecía tan lejano y
aquella primera impresión que ahora parecía tan equivocada, aquel tiempo en
donde Emma era la profesora Müller y en donde la cordialidad e inteligencia
eran una amenaza…
Volvió a mirarla
y sólo sonreía, no esperaba respuesta y aún así siguió escarbando en la
memoria… Se preguntó si no lo había sabido desde siempre, si no lo había
sentido desde el primer momento y si sacarla de en medio no era más que negarse
a lo que le pasaba o si simplemente había seguido las órdenes de Bergmann al
pie de la letra… Ahora sí estaba en verdaderos problemas… Emma era su enemigo
en el trabajo y no sólo la de ella sino también de cada uno de los profesores
que apoyaban las ideas de Stefan
Jamás hablaban de
lo profesional, sus campos no se cruzaban en ningún punto, a excepción de Caro
y Luzi. Y hoy era Caro, mañana serían las irregularidades en los contratos y
pasado mañana serían las ideas de la “desaparecida” Srta. Vogel. Deseó que no
fuera como era, que cobardía que tenía en lo personal estuviera también en lo
laboral pero ya le había visto en acción, librando batalla y defendiendo sus
intereses y era buena… Pero Bergmann era un empresario y todos, Emma incluida,
eran sus empleados
Ben apareció en
su cabeza, él y su historia con Bea, y la idea de saber que la disyuntiva
constante por la academia había pisado, como pie a insecto, lo que tenían. Se
preguntó con que le había convencido Bodo para que aceptara el puesto, que la
motiva a cargarse a la espalda los problemas ajenos o si simplemente todavía
mantenía intacto su idealismo… sacudió la cabeza, no había necesidad de pensar
tanto, por ahora todo estaba en calma…
- Hola… –
Jennifer optó por un beso inocente en los labios
- Hola… – se
alejó de ella volviendo apoyar la espalda en el sillón – Desayunaste con mi
madre el domingo?
- Lo siento… la
mujer me tiene fascinada… Y tú dormías muy plácidamente – Sonrió al recordarla
– Me regaló algunas plantas y toallas… Creo que le he caído bien
- Pues sí –
sonrió, las toallas eran señal inequívoca de la aprobación de su madre, el
único problema era que jamás cesarían le haría llenar muebles con ellas, una de
las manías más marcadas de su madre – Te dije que le caerías bien – acarició su
mejilla
- Y a la hija?
Le caigo bien? – preguntó mientras besaba su palma
- Sabes que sí –
le echó una ojeada a la hora en su reloj pulsera – Debo irme…
- De acuerdo – soltó su mano y se puso de pie,
estaba bastante bien para ser la primer visita
- Debo recoger
el perro de la veterinaria – Dejó un beso en su boca – y pensar un nombre para
él durante el camino
- Todavía no lo
has decidido? – hurgó un segundo en su cabeza y ya tenía como 20 nombres
perrunos bastantes aceptables
- Nop – hizo una
mueca de tristeza – Ojala que pueda darle de comer porque sino esta perdido el
pobre perrito– Se agarró el entrecejo agobiada
- Jajaja… Seguro
que podrás – Aprovechó para besar su boca por última vez. Unos cuantos besos
para refrenar el anhelo y la dejó en libertad – nos vemos después?
- Claro! –
estaba a punto de salir
- Emma? – algo
de pronto se le pasó por la mente
- Mmm? – Se giró
antes de abrir la puerta
- Quieres que te
lleve? – preguntó inocentemente
- Bueno, la
verdad es que estoy bastante contento con su recuperación, es un cachorro
adorable – El veterinario volvió a sonreírle por tercera vez consecutiva – Ha
sido muy valiente…
- Parece un
perro de calle – si vivía en la calle muy seguramente supiera cómo defenderse
del mundo. Jenny sonrió, una vez más a Emma se le pasaban por alto todas las dobles
intenciones, era imposible ser tan ingenuo – Su pata? – A Emma solo le volvía
al pensamiento la fractura expuesta
- Enyesada… – le
informó – pero en menos de un mes ya estará bien, los huesos están en pleno crecimiento
y no es necesario una placa ni nada, soldará solo – comenzó a rellenar unos
papeles – Lo hemos vacunado y desparasitado…
- Perfecto! – La
primera sonrisa por parte de la rubia, el can estaba en el mejor estado posible
– Necesito… – sacó un papel mal doblado de su bolsillo – comida y una cama…
tienes de eso, no? – preguntó de pronto
- ¿Cómo? – la
sonrisa se le escapaba por todos lados al veterinario y Jenny aguantó la risa.
Seguro que aquel muchacho había tejido alguna fantasía y Emma se lo estaba
poniendo en bandeja, mas servido no podía estar el chiste. El veterinario
sacudió su cabeza y dejó de reír – Sí – contestó amablemente – tenemos de eso…
- Perfecto! –
respondió ajena a todo – lo compraré…
- No has tenido
perros anteriormente, no?
- No… es mi
primer can – le comentó
- En ese caso… –
hurgó en sus estanterías – necesitarás también tazones para la comida y para el
agua – volvió a sonreírle, aquello de can le hizo gracia
- Muchas gracias
– la verdad era es que ni había pensado en que servirle la comida al animal –
también lo compraré
- Comida… – posó
la bolsa en el mostrador – y la cama – Volvía con un cojín enormemente
acolchonado – Esta servirá para los primeros meses…
- Los primeros
meses? – preguntó extrañada
- Sí… El perro
crecerá y deberás cambiarla… eso sino la destroza antes – dijo cálidamente,
pensando en lo hermosos que son los perros – Es un Landseer
- Un qué??? – no
había escuchado aquello en su vida
- Es la raza del
perro… Tienen unos 65 cm de altura como mínimo – Colocó su mano para Emma se
figurase cual sería su estatura
- Perfecto… –
dijo esta vez no tan convencida y ya pensando en el desastre que haría en su
casa – Y cómo máximo?
- 80 cm – elevó
un poco mas su mano – Iré por él para que veas tu cachorro de cuatro meses –
Desapareció detrás de una puerta
- Vamos… Emma –
sacudió un poco su hombro mientras sonreía – No es el fin del mundo – intentó
animarla un poco
- Lo sé – sonrió
– Es una bestia!!! – dijo horrorizaba – 80 cm??? Con lo pequeño y mono que es
ahora. No me hago a la idea del mega perro – Se quedó mirando a la puerta por
la que supuestamente debía aparecer su nuevo inquilino
- Jajaja… Todos
los cachorros son bonitos – Sobó un poco más enérgicamente su hombro
- Aquí está… –
El perro pasó directamente a los pies de la rubia, algo torpe entre el yeso y
lo quedaba de sedante. Emma se colocó de cuclillas para acariciarlo…
- Hola amigo…
Qué tal esa pata? – observó un poco el yeso y la rotó internamente para ver
cómo estaba. No aullido ni nada, un buen trabajo por parte del veterinario –
Muchísimas gracias… – lo tomó por el cuello y, camuflando una caricia, miró
directo a sus ojos negros. Escuchaba a lo lejos como Jennifer hablaba con el
veterinario mientras se perdía en el brillo. Era una “asesina” de plantas,
según su madre, así que con el perro debía hacerlo un poco mejor y sólo rogó
por no olvidar alimentarlo. Una cinta de cuero negro se apareció, un collar…
- Es mi regalo
para tu amigo – Dijo, la morena, mientras terminaba de colocárselo al perro –
No te importa, no?
- No! – negó
enérgicamente con la cabeza – pero ya que tienes tanto dinero bien podrías
también comprarle la correa… Ja – No perdió el tiempo para bromear una vez más
- Pasaré por
alto que me estás diciendo tacaña – Levantó el dedo – pero sólo por no dejarte
mal parada en frente de tu amigo – señaló el perro y le guiñó un ojo – Y una
correa por favor – pidió antes de que el veterinario empaquetara todo
- Esa es Jennifer
– Le habló a los ojos asustados del perro – Dicen que muerde, bueno, eso fue lo
que me dijeron a mi cuando la conocí – hundió los dedos en lo espeso del pelaje
– Y es cierto, así que cuidado con ella… Vamos amigo!!!
Detuvo el coche,
en el garaje de su casa, justo en frente de Mercedes Benz ¿Para qué demonios
tenía dos coches? ¿Para ocupar todo el garaje? ¿Para juntar polvo? ¿Para
recordarse que era una persona adinerada? Uno para viajes cortos y otro para
salir de la cuidad ¿Cada cuanto salía de la cuidad? Casi nunca. Masajeó un poco
su cuello y sonrió, había estado bien, Emma había estado bien y el beso de
despedida también. Tomó su bolso y bajó del coche.
El mismo
recorrido de cada día y por cada lugar que cruzaba en la casa era una luz
encendida… Directo a la heladera, hoy no tenía ganas de champaña a pesar de que
había muchas razones por las cuales celebrar así que agarró una botella de
agua… Caminó hasta el contestador que titilaba y apretó el botón
- Mañana al
final del día te quiero en mi oficina… – Bebió bastante agua y al instante
pensó en una ducha, necesitaba relajarse y ahuyentar al demonio de Stefan que
no la dejaba en paz ni siquiera en su propia casa. Entró al baño y dejó correr
el agua caliente mientras se desvestía… Se notó extraña una vez más y se quedó
quieta… ¿Qué demonios pasaba? Notó las nauseas subir por la garganta y llegó al
retrete por casualidad… Evacuó lo que llevaba en el estómago y en el alma y no
podía dejar de hacer fuerza y de soltar lágrimas…
En dolor en el
estómago era insoportable y sosteniéndose el vientre llegó hasta el lavabo. El
agua fría no surtía ningún efecto y rápido volvió el retrete para vomitar. Tomó
la primera toalla que encontró, se tapó la boca con ella y fue en busca de su
teléfono. Pasaba los contactos de la agenda, en busca de un solo nombre,
necesitaba ir al hospital… algo no estaba bien…
- Ben… – pulsó
la tecla para llamar y el timbre sonó en ese preciso instante. Miró la puerta
de entrada y su cuerpo sólo cubierto por la ropa interior y las nauseas la
condujeron esta vez hasta la fregadero de la cocina. Sonó por segunda vez el
timbre y sólo rogó por Ben mientras abría el grifo, realmente sentía que se
estaba muriendo y la toalla en la boca la acompañó a abrir la puerta
- E - Emma???
- Oye! – Emma no
reparó ni en su cuerpo, ni en su cara, ni en sus ojos… Estaba demasiado
angustiada con su “pequeño” problema – Me he olvidado el perro en el coche, Por
dios!!! – gritó desesperada. Las nauseas atacaron nuevamente a la morena y lo
único que pensó fue en no vomitarle encima, quedaba mucho camino por recorrer
antes de poder hacer eso… Le empujó a un costado y alcanzó un cantero de jardín
cercano – Dios!!! – A Emma le tomó un parpadeo llegar a su espalda para
fregarla y alejar el pelo de su rostro
- Que le estás
haciendo a la Sra.? – Preguntó un niño que estaba pasando su coche de juguete
por la acera
- No seas
entrometido – fue la cruel respuesta de Emma – Vete a jugar a tu casa niñito… Vamos adentro… – Parecía que ese estomago no
tenía nada más adentro, solo quedaba el reflujo y la sensación nauseabunda
- Lo siento… –
Las manos de Emma acariciaban sus hombros – No me estoy sintiendo bien…
- Shhh – La
rubia pidió silencio no había porqué disculparse, la tumbó en el sillón y
cubrió sus piernas con su abrigo que era lo que tenía más a mano
- Estoy bien… –
Intentó levantarse pero el retorcijón la tumbó nuevamente – No!!!No, no estoy
bien – llevó la mano nuevamente a su vientre
- El abdomen? Te
duele el abdomen? – preguntó mientras caminaba intentando orientarse hacia la
cocina, poco recordaba de la casa. Cuando sintió la brisa de la corrida de
Jennifer hasta lo que supuso que sería el baño. No había alcanzado ni a cerrar
la puerta así que entrar le fue fácil,
se colocó de rodillas a su lado y algo llamó su atención, el olor del vómito
era extraño… demasiado fuerte – Ven aquí… – La sentó en el filo de la bañadera
y comenzó a observarla detenidamente…
- No irás a
decirme lo hermosa que soy??? – sólo la miraba de aquella manera justo antes de
decirlo – No después de verme…
- Nop! – Sonrió
y llevó la mano a su frente. Tenía fiebre y bastante alta – Solo quiero mirarte
un poco para recordar como luces de hermosa cuando estas enferma – Fue en
búsqueda de otra toalla para secar su frente – tienes frío???
- Sí…
- De acuerdo –
Optó por sacarle lo poco de ropa que le quedaba
- Emma… Emma… no
sé si estoy en condiciones – Dijo al sentirse libre del sostén – No sé si puedo
- Podrás… –
susurró sin hacerle demasiado caso a las palabras – Entra en la ducha por
favor… – Jenny como un autómata hizo lo que se indicaba
- Esta fría – se
quejó y estaba a punto de abrir más el grifo del agua caliente
- Está bien –
Emma detuvo su mano – Es la temperatura correcta… Saldré un segundo y enseguida
vuelvo
Entró al garaje
y lo primero que hizo fue mirar por la ventanilla trasera del coche de Jenny,
allí estaba el perro y gracias a dios seguía dormido. Sacó el teléfono de su
bolsillo mientras caminaba de vuelta al baño…
- No me digas
que también estas intoxicada hermanita??? – la respuesta le abrió los ojos al
instante, eran los síntomas claro de una intoxicación por alimentos – Han
llegado 20 personas al hospital con ese cuadro y a que no adivinas de donde
eran?
- De la academia
– respondió a la obviedad mientras se certificaba de que la morena estuviera
bien mientras se duchaba – No estoy intoxicada…
- Me alegro
hermanita… Una gripe y una intoxicación son una pésima combinación…
- Tampoco tengo
gripe – fue a la heladera y sacó dos botellas de agua, mejor que estuviesen en
estado natural – ¿Cual es el tratamiento? – Ojeaba todo lo que estaba allí
dentro, necesitaba alimentarle e hidratarle
- Acabas de
decirme que no estabas intoxicada
- No es para mí…
Es para Jenny…
- En ese caso
dame la dirección y paso por allí
- Gracias
- Hey – lo
primero que vio fue el camino de agua desde la ducha al inodoro, había vuelto a
vomitar – Cómo te sientes?
- Mal… No
soporto las nauseas – contestó de mala gana
- Quieres ir al
hospital?
- No, sólo
quiero dormir… Tengo mucho sueño y creo que ya no tengo nada que vomitar
- Ven… – Emma le
esperaba con un enorme toalla y sonrisa
- Gracias… ¿Y el perro? – No olvidaba que Emma estaba
para buscar el olvidado perro. Menos mal que lo recordó si no hubiera estado en
el coche hasta mañana por la mañana
- En el mismo
lugar en donde lo dejé… Después lo bajaré, duerme muy tranquilo el “pequeño”
- Pobre perro…
Llevaba un buen
tiempo viéndola dormir boca abajo y quejarse de los dolores, se había destapado
completamente y como no podía ser de otra manera el babydoll solo cubría la
parte superior de sus glúteos… No sabía qué hacer, si despertarle o aplicar la
famosa “técnica indolora”, en cualquiera de los casos recibiría dolor a cambio
de un bien y mañana se lo agradecería… Golpeó el frasco con los dedos y cargó
la jeringa… Rapidez y ninguna sutileza eran la clave
- Aya!!! – Justo
vio cuando Emma sacaba una enorme aguja de su nalga – Pero que mierda haces
Em??? – No pudo terminar de gritar que las nauseas volvieron atacar
- Aquí – Mano de
Emma dirigía su cabeza hacia una palangana – Ya está… – Limpiaba su boca – El
último vomito – dijo sonriendo – Duerme tranquila… – Volvió sonreír y la tapó
hasta los hombros
Quiso hablar un
poco acerca de lo que le inyectaba en el culo pero los ojos se le cerraron
solos. Sintió el beso en la coronilla y sus pasos al abandonar la habitación.
Se preguntó si se quedaría, había lugar en la casa para ella y para su “amigo”
solo tenía que decir que sí a la invitación. El puño se aferró con la última fuerza
tenía a la almohada y las palabras jamás salieron de su boca.
Se levantó de
golpe, estaba sudada y recién salida de una pesadilla que no recordaba… Miró el
reloj de la mesilla de noche que marcaba las tres y lo seco de la garganta
marcaba la sed, las luces estaban apagadas y el silencio era total. El ruido le
hizo subir los pies nuevamente a la cama, había golpeado el balde, tragó saliva
y se sintió aliviada al ver qué pasaba por la garganta como era debido… No más
nauseas
Llegó hasta la
mesada de la cocina y vio las botellas de bebida deportiva, ella no compraba de
eso así que de seguro Emma las había comprado. Cargó el vaso y miró hacia la
oscuridad, casi le había vomitado encima!!! Muy elegante Jenny!!! Muy sensual
bonita!!! Se reprendía mentalmente mientras bebía. Se sobó la nalga, realmente
no dolía sólo había sido la impresión y un pinchazo por no vomitar era un trato
de lo más justo…
- Emma… –
Susurró a la nada y recargó el vaso – la puta madre!!! – saltó sobre sus pies
al sentir como algo la rozaba – Hey! – los latidos del corazón volvían a la
normalidad al ver que era el perro de Emma y no un roedor gigante – Me
asustaste amiguito… – se agachó acariciarlo y posó sus ojos en el sofá. Y la
sonrisa se le amplia a ver aquella punta de zapato que sobresalía por un
costado, se había quedado a dormir en casa…
Tenía en el pecho
una Cosmopolitan, en su casa no había otra cosa para leer, abierta en un
artículo que se titulaba: “¿Cómo
combatir efectivamente el acné?” ¿Para qué demonios leía aquello? No tenía ni una mínima marca en la cara, la piel era suave y
delicada. Era perfecta hasta dormida, respiraba pausado, tenía el rostro
totalmente relajado y el flequillo cayendo irregularmente. No aspiró a tocarla,
sabía que apenas le percibiera despertaría y necesitaba mirarla un poco más.
La guardaría en
el corazón, hoy lo era todo, y por ella se estaba volviendo medio estúpida.
Pero faltaba la confesión más grande: no respondía ni siquiera a los llamados
de Ben, no importaban las fiestas ni los excesos y que se vaya al diablo el
mundo entero y repetiría los vómitos sólo por tenerle así: tranquila en un
sillón, sin el trabajo, sin el miedo y sin fingir. La boca le tembló y los
puños se cerraron… Cómo no iba a quererle si le atrapa de tanta compresión, si
le hacía temblar con un toque, si simplemente era la persona con la que había
soñado todo este tiempo…
Daría cualquier
cosa por volver atrás sólo para volverle a encontrar, para volver a empezar y
para nunca terminar. Lo estaba perdiendo todo y lo más doloroso era la cordura,
se estaba volviendo loca intentando descifrar la clave para hacerle feliz. Y le
seguía la obstinación, no quería nada más, a nadie más, no otra historia de
amor… sólo ésta y que la vida pasara en el intento, morir intentando era mejor
que morir fingiendo.
- Quédate… sólo
te pido que te quedes por aquí… con eso es suficiente para mí – cerró los ojos
porque era en vano hablarle cuando no escuchaba y cuando ni ella misma entendía
bien lo que quería decir. Estaba conducida por la mezcla entre terror y la
insuficiencia, siempre estaba la opción de fracasar. Suspiró y sacudió la
cabeza, debía aprender a quitarse el miedo…
- ¿Cómo te
sientes? – No había abierto los ojos pero esa caricia podía ser de una sola
persona – Jenny? – insistió al ver que no respondía
- Bien… – sonrió
cálidamente – Gracias por cuidarme… Vamos
a la cama… – ordenó al verla desperezarse y aquella mano que apretaba su hombro
– el sillón es bastante incómodo – le ofreció una mano y con la otra levantó el
cojín del perro – Vamos amigo… – silbó un poco y el perro ya corría
aparatosamente detrás de ellas
- Cómo? Por qué
te hace caso? – Largó un buen bostezo
- No lo sé… –
miró en cuál de las esquinas podía dormir y eligió la mas despoblada y allí
dejó el cojín – Muerde mi silla del siglo XVIII y me la pagas – le advirtió a
Emma
- No lo hará…
Todavía esta medio dopado – lo miró caminar en dirección al cojín pero su vida
acabó a medio camino, quedó tirado en la alfombra haciendo un parpadeo lento –
No lo hará… – le habló al aire porque Jenny estaba en el baño – Ja! – se rió de
su idiotez
Estaba parada en
frente de la cama y con un gran
conflicto: esto ya lo había vivido tal cual. Apretó los labios por la “paramnesia” y de pronto el corazón se
le agitaba y no luchó por cambiar nada. También opto por repetir. Con los
nervios haciendo temblar sus manos caminó hacia el borde derecho de la cama, se
sentó y lo primero fueron sus zapatos, el teléfono a la mesilla y el reloj
pulsera por último – No debes salir corriendo y menos sin los zapatos – se
susurró suave y secó sus manos en el vaquero
Escuchó la
puerta del baño abrirse y en unos segundos más tenía un precioso par de piernas
frente sus ojos, subió de a poco, debía mirarla entera y cerciorarse de que era
la misma persona de aquella noche y sí…
Así que solo quedaba sonreír como idiota… y aquí cambia el curso de las
cosas, Jenny no dudó al momento de desabotonar su pantalón y menos al
quitárselo. Y dibujó una línea curva con su dedo sobre lo blanco de su muslo
Y ahora era el
momento de lo inevitable, y las manos de Emma comenzaron de la rodilla hacia el
norte contorneando las líneas de los músculos hasta que alcanzó la seda y allí,
en el límite, clavó los pulgares porque no sabía si seguir era lo correcto.
Miró a sus ojos, quizás preguntando o disculpándose y Jenny respondía a ambas
cosas con una sonrisa sensual.
- Te gusta? –
preguntó cuando el dedo delimitó la ropa interior por la línea de la ingle
- Sí – respondió
ya dejándose llevar por la piel
- Acentúa mis
aires de señora??? – levantó su ceja poniéndola a prueba
- También… – Asintió
con la cabeza y ya con la vista clavada en lo que sus manos estaban haciendo
- Quítamelo –
susurró a su oído antes de perderla y de perderse
- Estás segura?
- Lo estoy… Lo que me has clavado en la culo me ha dejado
como nueva
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Le obligó a
clavar el pie derecho sobre el colchón y esa pierna quedó a su entera
disposición, y solo con la yema de dedo mayor y con algo de timidez comenzaba a
despertar un tímido ardor… La morena suspiró cargada de deseo y mojó sus labios
para soportar el calor… Tembló porque no se explicaba la tibieza ni la yaga que
abría en la piel un simple roce… Aquella “perversidad” no la juzgaría ningún
tribunal así que a resistir los tumbos que daba el corazón y los nudos que se
ataban en el vientre y en la garganta.
Emma era el
asaltante y las esposas se cerraban, inicuamente, sobre sus muñecas y perdía la
capacidad para guiarla y quedó como mera espectadora del suave beso en el
lateral interno de su muslo. Cerró los ojos porque sólo necesitaba la sensación
de como desaparecían los presagios y las fragilidades y por descuido una boca
se estrellaba contra su suspiro. Las manos cayeron en su cuello, y en la terneza
del aliento, y sus dientes mordieron el beso. Tarde e infame se estaba cumpliendo
la fantasía, no era tan fácil arder estando a punto de quebrarse.
31 años tardó en
sentir amor de una forma inexplicable y sólo los segundos que dura un giro para
sentir lo suave de la tela en la espalda y como la piel de sus muslos se
rozaba. Mientras la indigencia se volvía incontrolable, reptaban entre besos y
lamidas hasta apoyar la cabeza en las almohadas. Emma se quitó la remera
rápidamente dejando ver lo agitado y blanco de su pecho, los lunares y las
pecas y lo tentador del surco entre sus senos.
Si quería el sufrimiento
de la hoguera lo despertó a gritos pasando la lengua por donde no debía, y
estaba entre débil y dócil, entre excitada y expectante y entre seductora y
seducida… Y es que parecía que nada en este mundo podía impedir el encuentro,
las cadenas y el engarce… Y se avivaba a besos, a rezos y suplicas, que eran
gimoteos en negaciones incoherentes muriendo en la oreja de Emma.
Se hundía, aún
vestida, sobre suelo desierto e inexplorado ¿Podía refugiarse entre sus piernas
para toda la vida? ¿Cuánto le estaba dando? ¿Cuánto se estaba guardando? ¿Quién
cedía realmente?... Simplemente estaba sintiendo miedo y simplemente porque
sabía que ya no podía esconder el corazón y menos lo que llevaba dentro de él… Y
otra vez esa sensación extrañamente inoportuna y se ahogaba de una pasividad
que no era digna de ella. Pum! Se escuchó en seco y de pronto todo era estática.
Emma tenía la
vista clavada en el perchero de pie que ahora estaba en el piso y el terror se
hacía más punzante cuando se centró en ella. Le descubría porque Emma le leía insultantemente,
con ella no había manera de ocultarse, no podía escapar de su mirada. Y ver
como esos ojos pasaban de incinerar a indagar le provocó tragar pausado… Los
ladridos del perro volvieron a llamar la atención de Emma… Y suspiró porque ese
perro se acababa de convertir en su mejor amigo al hacer sonar la campana una
vez más…
- Lo siento… –
Emma sonrió disculpándose y resbalando sobre su cuerpo para abandonar la cama
- Quizás quiera
ir al baño – sugirió lo primero que se le pasó por la cabeza
- Entonces lo
llevaré afuera – Buscó su ropa, que estaba desperdigada por toda la habitación
y por último se acercó a dejar un beso en sus labios – lo siento… – Volvió a
disculparse
- No tienes
porque… – sonrió algo nerviosa por la mentira y por lo injusto del giro ¿Cómo
era que Emma debía responsabilizarse y encima disculparse? – No, si vuelves a
la cama – intentó ronronear sensualmente
- Volveré… – le
aseguró
- ¿Qué te pasa
Jenny??? – se preguntó a ella misma mientras pasaba las manos desesperadamente
por su cabello. Golpeó el puño contra una almohada como si la misma fuera a
soltar en confesión alguna explicación, alguna fórmula mágica para volver a
estar entera – Qué mierda pasa??? – Miró todo su cuarto y esta vez no había
excusas ya no se sentía enferma, ni cansada ni extraña. Una vez más volvía a
fallar, a fallarle a la mujer que amaba. ¿Qué demonios le diría? Otra vez que
era la hora de dormir???
Llegó hasta el
espejo del baño, se buscó en el reflejo y no hallarse, no hallar ni siquiera un
pedacito de ella, fue uno de los golpes más duros que había recibido en un
largo tiempo… Y tembló al saber que no podía hacer más que apretar los puños y
cerrar los ojos con fuerza, no con Emma dando vueltas en casa… Apeló a su poder
de actuación, no quería mentirle pero tampoco dañarle innecesariamente con la
verdad. El problema no era Emma, era ella y esa “conexión” que se perdía entre
el cuerpo y la mente a la hora de la cama… Cuando tuvo el coraje para salir lo
primero que se encontró fue a Emma mirando hacia su cama…
- Recuerdas la
no…??? – La miró de pies a cabeza, lo sensual y lo femenino, y por más de haber
pasado por varias locuras antes de llegar al amor todavía tenía la impresión de
primer momento, adorarla sería el premio y el castigo, el principio y el fin y
la vida y la muerte… estaba totalmente agradecida de que fuera con alguien como
ella, jamás nada le había hecho sentir tan viva… ¿Pero qué iba a recordarle?...
Si ella sabía, mejor que nadie, lo cobarde de los pretextos para la demora –
Recuerdas?
- Claro… –
Sonrió mirando todo el lugar, todo estaba igual menos ella y eso si recordaba
patente cuando había ocurrido: la mañana después de aquella noche, recordaba
todo lo que había sentido y como se repetía mañana tras mañana y noche tras
noche. Bajó la mirada porque también recordaba como quería saciarse de ella y
hacerle gemir hasta cerciorarse de que no era ni mejor ni distinto de nadie.
Nunca había buscado comprenderle si no arrodillarla ante el sexo – Claro que lo
recuerdo – Qué equivocada que estaba!!!
- Que querías? –
preguntó con la voz vacilante pero estaba dispuesta a escuchar cualquier cosa
que le dijese esa boca – Realmente, que querías, Jennifer?
- Quería… –
Volvió a escarbar en la memoria y sacar todo lo que estaba demás, hasta el
ahora complicado sexo. Siempre lo había sabido pero hace una estación atrás
reconocer la llevaría a golpearse la cabeza contra la pared hasta quitarse la
idea – Quería… – caminó hasta quedarse a su lado mirando también a la cama –
Quería un abrazo para poder… respirarte tranquila… y sin sufrir por desearlo,
me encanta tu aroma y tu temperatura… – Sonrió y negó con la cabeza, aquellas
eran las dos cosas que más laceraban después de la cordialidad, estaba peor de
lo que creía
Para el asombro
de Jenny, Emma se lo concedía allí mismo, le abrasaba suavemente, cruzaba los
brazos por su cintura y le llevaba contra su pecho. Apoyó los labios, sin
pretensiones, en su cuello y solo respiraba, agradeció el gesto simplista y la
caricia en el alma. Estuvieron así un buen tiempo, sintiéndose tranquilas y
completas. Se miraron, se sonrieron y magnéticamente volvieron a besarse. De un
salto, la morena estaba encima de Emma y como siempre, Emma, las trasladaba a
la cama.
- Es que no
podías pedirlo hablando? – Emma preguntó sonriendo – Noooo! Tuviste que hacerme
beber tres botellas de vino y hacerme tambalear por toda la casa…
- Jajaja. Lo
siento – Dejó un suave beso en sus labios – Es que no sabía cómo decírtelo –
dijo poniendo su mejor cara de chica tímida ante la mirada desconfiada de Emma
– Y te ves muy graciosa media anestesiada. Y tú?
- Yo qué? –
Enredaba los rizos entre sus dedos
- Que querías? –
preguntó melosa mientras acariciaba su nuca
- Mmm… – La
morena sonreía mientras la veía pensar, si esquivaba o mentía a su pregunta
daba igual, una vez más sólo le estaba sosteniendo para no dejarle caer, esta
vez en la preocupación por su fallo sexual – Quería… – mordió sus labios como
signo de que se debatía entre soltarlo o no – No te asustes porque vas a
escuchar, eh – Le advirtió y suspiró al ver que la morena le esperaba – Quería…
Bueno, yo quería… “Dormir contigo” – sonrió nerviosa – Pensé que era mi única
oportunidad…
- Cómo? –
preguntó curiosa
- Eso… – se
encogió de hombros y al instante estaba colorada – Quizás nunca más se volviese
a repetir…
- Cuando dices
“dormir”???
- Me refiero a
“yacer”– Asintió con la cabeza cortando las dudas de la morena – Sabía que no
pegaría ojo, bueno, intenté no dormir pero la bebida me venció… Eres la primera persona con la que realmente
quiero tumbarme y no hacer nada… – La dejó suavemente en la cama, comenzó a
quitarse nuevamente la ropa y después se
tumbó mirando hacia ella – Quizás sólo quería descansar a tu lado…
- Estabas
cansada? – Preguntó mientras colocaba bien su flequillo
- Un poco… –
Suspiró relajándose y cerrando los ojos – Y esta cama se ve de lo más suave y
cómoda… – Comprobó la elasticidad haciendo peso con el cuerpo – Esta cama es
perfecta para mí…
- Jajaja… No es
la cama bonita… Es la compañía – Dijo presumida mientras pasaba la mano en una
caricia por el muslo. Trajo la mantas desde lo pies y susurró a su oído, para
que todo quedara en confidencia – Eres testadura y los cambios no son tu fuerte…
– Enredaban sus piernas
- Los cambios no
son el fuerte de nadie – se justificó a ella y a todo el planeta
- Un día dolerá
hasta el aire… y se hará imposible respirar… – Habló desde la experiencia
propia, ya había amado y se sintió en la obligación de advertirle que no todo
siempre saldría según lo planeado – A
veces se hace imposible respirar sin lo que más quieres…
- Entonces
deséame suerte – susurró con total seriedad y pensando que por primera vez no
sabía a dónde ir
- Suerte bonita
– sonrió y terminó de acomodarse entre sus brazos
Los tres golpes
en la puerta le hicieron levantar la cabeza de la almohada sintiendo un tirón
en el lateral del cuello. Cerró los ojos porque no sabía de dónde venía toda
esa luz de sol y volvían a golpear. Agarró su bata y fregó sus ojos dormidos.
Miraba hacia todos lados y el único signo del paso de Emma por la casa era el
desayuno, todavía no se acostumbraba a estos despertares casi vacíos, sin
despedidas, ni buena suerte… sin un beso.
- Hola Morena!!!
– quedó perpleja al ver al hermano de Emma y a su novia parados en la puerta de
su casa – Cómo estás de la panza?
- Bien??? –
respondió confusa y preguntando sin hablar que hacían allí
- Eso lo
decidiremos nosotros… Permiso – Entró a la casa sin esperar la contestación
- Hola Jenny –
le saludó con un beso
- Hola Kristen –
respondió lo que pudo
- Es Kerstin – le corrigió sonriente
- Lo siento… Kerstin… – Señaló su cabeza y sus problemas para recordar
los nombres – Adelante! – Al menos ella era respetuosa.
- Tienes una casa preciosa – le dijo Norbert – Tiene mucho estilo
- Gracias… – Puso calentar el café, los miró un instante y preguntó lo
que tenía en la cabeza – Le ha pasado algo a Emma?
- No… Aunque creo que se volvió lesbiana…– respondió sonriente, mientras
miraba un papel que estaba encima de la mesa de la cocina – Y de esas
“hartantes y empalagosas” porque pone: “Llámame por cualquier cosa e hidrátate”
y deja su número por si lo has olvidado… Jajaja – levantó la nota por una punta
y la alejó de su vista como si le tuviera asco
- Dame eso… – Jenny se la arrebató de las manos y no pudo evitar leerla
- Norbert… – La novia le enviaba una mirada que rayaba entre el reproche
y la crítica a la actitud entrometida
- Es que no me lo creo!!! – levantó los brazos indignadísimo – Es que no
sabe lo que tiene que hacer la pobre… no se lo tengas en cuenta Jenny
- Que dices? – Jenny ni le miraba, los ojos estaban fijos en la
combinación de dígitos que sabía de memoria pero que nunca se le había
entregado, hasta hoy… y ese “por cualquier cosa” disparaba locuras de todo tipo
en su cabeza
- Bah! Da igual… mátala a besos si quieres – Y Jenny seguía sin escuchar –
Veo que Emma te ha cuidado bien – Levantó el frasco de medicina y leyó su
nombre – Es para los vómitos… – le aclaró al ver que Jenny le miraba
investigadora – Te lo receté anoche
- En qué momento??? – Preguntó irónica y la verdad es que no recordaba
haberlo visto
- Cuando volabas de fiebre… – le respondió sonriente – Siéntate morena –
señaló una silla – Yo me encargo de ese café
- Ok… – se sentó a ver y a esperar que harían aquellos dos en su casa y
con ella
Perfecto! Como
mínimo había 150 personas en el salón si no era que más, cerró la puerta detrás
de sí y miró a todos lados esperando que Bodo la rescatase pero él único que
avanzaba en su dirección era Piet Vogel con su descarada sonrisa. Por dos
segundos pensó en dar la vuelta y volver por donde había venido, demasiada
gente y demasiada incomodidad, pero Piet ya la tenía bien agarrada fuerte por
el antebrazo
- Nos honra con
su presencia profesora – Dejó un beso en su mejilla y comenzó a guiarla
- Encantada… – dijo
bajito. Todavía no aguantaba más de dos pares de ojos encima de su persona y
caminar por el pasillo central cuchicheando con unos de los integrantes de la
Junta, hacía que todos volteasen a verla y que ellos también cuchichearan
- En serio –
frenó la caminata – no sabes el favor que me estás haciendo, tengo a estos
alumnos esperando hace más de tres horas – le sonrió y avanzaron hasta llegar a
donde estaba Bodo, Ben y Jenny junto a otros profesores.
- Bueno, aquí está
la profesora Müller – Todos la miraron nuevamente y se ruborizó, era una mierda
ser el puto centro de la atención – Creo que podemos empezar…
- Creo que será
mejor postergarlo – Todas las miradas cambiaron de dirección – No creo que Mathilda esté de acuerdo con este reemplazo –
Emma no hizo más que arrugar los labios, esa tal Mathilda debía ser la
profesora de canto que estaba designada principalmente para el trabajo. Ella
ayudaría a Piet con las cuerdas y con la elección de los violinistas
- Mathilda lleva una mañana de retraso – dijo Piet – La profesora Müller
hará su trabajo – tocó su espalda y le hizo dar un paso al frente – Está
capacitada para hacerlo…
- Dios!!! Ayer se intoxicó – volvió a rebatir y a mirarlos a todos como
si fueran unos desalmados
- Y Bodo y Jenny… y sin embargo aquí están – fue la respuesta de Piet – y
deja de poner en evidencia “lo bien que te cae Mathilda” – dijo con tono
cansino y las risas burlonas aparecieron. Aquella expresión de la morena le
robó una sonrisa a Emma. No hubo respuestas por parte de aquel muchacho
simplemente atropelló todo lo que tenía en frente mientras se retiraba – Que
gente, por dios!!! Atenea!!! – Emma le miró de enseguida porque sabía que se
estaba dirigiendo a ella – Fácil! Más fácil que sumar uno más uno… sólo debes
decirme quienes son buenos cantantes… Podrás???
- Bueno, debe ser un poco más explicito en lo que desea que haga – agarró
con fuerza la tira de su bolso ya sintiendo el cansancio de solo pensar que
debía escuchar a una centena de personas – todo depende de lo que deban cantar
– Ella decidió no ser explicita, Piet era violinista
- Esto! – Piet se pasaba una hoja con la lista de canciones. Estaba en
apuros, no conocía ni una sola y así que no sabría la tesitura adecuada – Pero
solo los coros…
- Cómo? – una luz parecía abrirse en lo oscuro del cielo. Armar un coro
era fácil… eso era como sumar uno más uno
- Pero he aquí el problema Diosa de la sabiduría – Piet la tomó por los
hombros y le hizo mirar a la todos los alumnos – No quieren separarse… Son como
hermanos gemelos… O cantan todos juntos o no cantará ninguno
- Es comprensible – dijo después de observarlos un rato – Deben llevar
años cantando juntos y ellos no tienen una idea individualista… Son un grupo de
personas que cantan juntas – sonrió – Son un coro y saben que en su caso la
unión hace a la fuerza
- Cómo me gustaría que todos los alumnos de esta academia pensaran como
ellos – Bodo aprovechó para meter bocadillo – no tendríamos más esas mierdas de
charlas de psicopedagogía y el bullying
- Jajaja… – todos rieron
- Me dijiste que grabarías en estudio, no?… – le dijo Emma a Piet
mientras pensaba en cómo resolver el problema
- Es lo que tengo pensado – se sentó en un banquillo algo frustrado – Si
consigo un coro que cante para mi… Y
ahora mismo, lo veo imposible…
- Pues… – resopló un poco, era una decisión un tanto discriminatoria y
más aun si probar sus voces pero agilizaría bastante la búsqueda – No puedes
aceptar más de 15 personas, opacarían la voz principal… Del coro sólo tres
voces serán las destacadas pero sólo una será la más importante – pensó un poco
más – Ya sabes, la persona que tiene mejor voz que el propio cantante…
- Te quieres casar conmigo? – Piet y sus ocurrencias hacían la
proposición mientras dejaban un beso en el dorso de la mano de Emma. La morena
aguantó la ganas de partirle la cara a golpes había que ser descarado para
decirle tal ridiculez a Emma
- Eso es cierto – Bodo apuntó con el índice y corroboró algo en la
planilla que tenía en sus manos – Lo cual reduce la cantidad de coros solo a
tres y en los tres hay 15 personas – Le levantó una ceja diciéndole a su amiga
que más exacta no podía ser la cifra que había tirado – Iré a decírselos
- Bodo – Jenny le llamó – sé suave… por favor
- Claro… – asintió con la cabeza aceptando el consejo
Dios!!! Suspiró
largo y tendido, llevaba más de dos horas escuchando a los coros… La música le
encantaba y el canto era su adoración… Pero como era que todavía quedaban
profesores que fueran tan cerrados en cuanto a lo diferente??? Los tres coros eran estupendos, estaban
totalmente sincronizados pero no dejaban de ser eso, un coro mixto, otro de hombres
y otro de mujeres. Desde hacía dos horas ya tenía la respuesta, ya podía
señalar quienes eran los mejores pero faltaba la gracia, la diversión y la
actitud…
- Emma qué
opinas??? – Bodo la sacó del pensamiento – No terminan por convencerte???
- Las canciones
que interpretarán son actuales, no? – le preguntó en confidencia – No reconozco
ni un solo nombre de los autores – Le explicó
- Sí – le afirmó
Bodo – Sólo tres son de los 80-90, en algo a que complacer a Sebastian ya que la fiesta es suya. Oye!!! – Bodo
la codeó – Pero el villancico de recién sí que lo conocías, te escuché
tararearlo!!!
- Te pones más
tonto cuando quieres… Y sí, mamá me lo cantaba cuando era pequeña
- Es que muero
del aburrimiento – puso su mejor cara de lastimero – Cantan “Noche de paz” y
muero aquí mismo – se tocaba el pecho simulando una puñalada
- Mmm… Escucha –
Algo estaba mal, Ben que estaba sentado a su lado se la había pasado jugando
con su teléfono, Jenny miraba sus uñas y había cambiado de postura unas 20
veces. Piet y el director de orquestas discutían vaya a saber qué… Nadie estaba
mirando… centró su visión en una persona en particular pero siguió hablando –
tengo decidido el coro, pero la segunda voz es un espejismo, está intentando
engañarme
- Que? –
preguntó totalmente perdido y mirando hacia donde Emma intentando ver lo que
ella veía y nada, no veía una mierda
- Me gusta el
coro de voces blancas – sonrió, aquella cantante de voz dulce se había ganado
completamente su atención – dile a los otros coros que se vayan y despeja el
salón. Yo hablaré con las ganadoras.
Pensó en que
decir para convencer a estas Srtas. No tenía encanto ni galantería, sólo
experiencia y jerarquía por una vez en su vida y la verdad es que no sabía cómo
usarla – Ejem! Ejam! – aclaró su garganta para hacerse notar y para no pasar
vergüenza con un agudo fuera de lugar en frente del mejor coro de la academia –
Srtas. Quiero decirles que he quedado fascinada con su performance. Ese Ave
María fue impresionante! – terminó sonriendo al posar la mirada en ella y al
ver cómo le esquivaba
- Gracias! De
nada! – era la respuesta a “coro” por su halago
- Pero tenemos
un problema – dijo penosamente – no es lo que estamos buscando
- Perdone
profesora – Una alumna comenzó a defenderse en vano dado a que nadie le estaba
atacando – Pero nosotras vinimos porque leímos un papel en el tablón que decía:…
- Lo sé… créeme
que lo sé… – la interrumpió levantando la mano – Y quiero informarles que son
el coro ganador – La mayoría de ellas expresaron su felicidad entre gritos y
abrazos, sólo unas cuantas quedaron dubitativas
- Y entonces
como es que no somos lo que están buscando?
- Eso… – Emma
sonrió – Eso tiene una explicación – le pidió con la mano que se acercasen
– Ven a esos tres hombres que están a mi
espalda, en línea recta?
- Sí… El director
de la academia, el director de orquesta y el violinista del último grado
- Perfecto –
asintió con la cabeza – ellos no saben nada acerca de coros – la frase hizo
sonreír algunas – Bueno, puede que el director de orquesta sepa algo pero él no
se siente confiado porque no es su área, él dirige instrumentos artificiales
aparte de este proyecto – las miró a todas y como de pronto le prestaban total
atención. Ya lo entendían: la que sabía, aquí, de coros era ella – Quiero que
sepan que yo soy la última opción, la profesora que está a cargo se intoxicó
ayer por comer un sándwich en mal estado – se estaba yendo por la ramas –
Igual, yo iré con ellos y les diré lo fantásticas que son pero creo que sería
mejor que ustedes se lo demuestren
- Con qué más?
Hemos cantado 5 canciones, profesora
- Con estilo y
con talento – les aconsejó sonriendo – Y con algo que llame su atención,
convénzanlos de que pueden cantar cualquier cosa que esté escrito en una
partitura – se acercó al atril para ver lo que allí había, pasaba hojas y todo
era mierda así que volvió a acercarse a ellas con un golpeteo nervioso de sus
dedos sobre el mentón – Lo haremos a cuatro voces!!! Los sopranos primarios por
aquí… los secundarios aquí… – Comenzó a reordenarlas y a darle forma a la idea
que tenía en la cabeza
- ¿Qué hace la
profesora Müller? – Ben preguntó a Bodo, al ver que Emma tocaba tres notas en
el piano
- Yo que sé… –
Se sentó al lado de Ben a observar que era lo que hacía su amiga. Las nota
salieron limpias por las bocas de las cantantes y Emma volvía a hablar con
ellas
- Aquí está el
café – La morena se lo pasaba a Ben
- No hay para
mí, muñeca? – Bodo preguntó burlón
- No me digas
muñeca, sabes que lo odio! – sonrió de mala gana y bebió de su café gozándolo
- Lo siento…
“Muñeca”
- Ben? – Emma le
solicitaba – Me das una mano con ese piano???
- Claro! – pidió
un segundo – Toma, bebe el mío y deja de pelear como un niñito – provechó para
criticar lo infantil de su actitud
- Esta es la
mejor postura – Con las manos apretó su diafragma y su espalda – Inspira, por
favor… lo sientes? – preguntó cuando la fuerza llegó hasta su mano
- Sí – dijo
aquella muchacha que ya estaba toda ruborizada
- Hasta allí
debe que llegar el aire Srta. – le aconsejó con la modulación más dulce que
tenía – Si no ese “Mi” no saldrá en la vida
- De acuerdo –
se acomodó el pelo detrás de su oreja – lo intentaré…
- Bueno, Srtas.
– las llamó levantando sus manos – Solo tienen ese piano – señaló a Ben – Y
estas manos que están dispuestas a hacer lo imposible por guiarlas. Nuestra
partitura será la memoria… Lo demás depende de Uds. Y recuerden… – Recalcó con
el dedo en alto – ya son el coro ganador así que no hay razón para estar
nerviosas – estaba a punto de tomar su posición pero volvió para dar la última
orden – Cuando se lo indique Uds. – señaló a tres personas de la primera fila –
dan un paso adelante y se lucen. Crees que podrás con esto? – le lanzó una
pandereta a una de las integrantes y marcó el ritmo con palmadas – Repite, por
favor… – Sonrió al ver que salía a la perfección
- Creo que podré
– respondió toda excitada por su gran logro
- Tú… – Se
acercó a esa voz en particular para confesarle algo – Serás la novicia, la
hermana Mary Roberts, creo que así se llamaba… Así que sabes lo que espero de ti – La
muchacha sólo asintió con la cabeza aún mas ruborizada. Y es que el papel le
caía como anillo al dedo y tenía muchísimas ganas de escucharla en toda su
plenitud
- Cómo es eso
que recuerda a la hermana Mary Roberts y no a Whoopi Goldberg que era la
protagonista de la película? – Una preguntó y el coro comenzó a reír a
carcajadas
- Yo que sé… –
se encogió de hombros – todos recordamos a esa monjita tímida, nos robó el
corazón… – las risas se escucharon una vez mas y sabía que solo era porque
estaban un poco nerviosas.
- Estas celosa?
– Bodo casi le hace escupir todo el café que tenía en la boca
- Pero que dices
imbécil? – secó sus labios con el dorso de su mano – Cómo haces para ser tan pendejo???
– no lo aceptaría jamás pero tanto toqueteo y sonrisas no le estaba sentando
bien. Emma no hablaba con nadie, no entendía ni un solo coqueteo y de pronto se
colmaba de roce con aquella???
- Echas fuego
por los ojos Jenny… – le hizo un movimientos de manos en frente de su cara – y…
y tienes una expresión de encolerizada, que transmite ira y desprecio… Quizás
no comprendes que solo está ayudando a la alumna con la respiración
- No estoy celosa!!!
– Murmuró apretando muelas. Negar fue lo único se le pasó por la cabeza, dios
sabía que no quería quedar como una chiquilina y menos en frente de este idiota
- No lo parece –
Dejó de molestarla porque no entendía para qué demonios había preguntado. No
era su amiga ni nada, Jenny le importaba un carajo – Parecen que van a cantar
de nuevo, a ver con que nos duermen esta vez – y se acomodó en su silla para
escuchar
- Hail, Holly
Queen – le dijo a Ben lo que cantarían – La versión de Sister Act, la conoces?
– preguntó al ver que buscaba una partitura que nunca encontraría
- Claro! – Sonrió
sorprendido pero encantado – He visto la película como 100 veces. Es uno de mis
musicales favoritos – Un guiñó de ojo después llevó los dedos a las teclas del piano,
un acto que solo significaba que esperaba su señal. Al menos a él no debía
guiarle
Tomó su posición
como directora del coro y al ver que sus manos estaban seguras no dudó tampoco y
le indicó a Ben que podía comenzar… Las primeras notas en el piano sonaron y la
mano derecha marcó el movimiento preparatorio y quedó en alto… Después de la
última nota del preludio le seguía la primera nota del himno, había aprendido aquello primero y
después a atarse los lazos de las zapatillas, de ninguna manera había sido una
niña “normal”.
Con movimientos
suaves y uniformes marcaba el tiempo y lo que escuchaba simplemente le
hechizaba y comenzó a cantar, a acompañar a su coro en vez de guiarlo, esa era
la diferencia entre la mediocridad y lo significativo. Los libros hablaban de
algo que se llamaba “la indicación de sentimiento”, estaba escrita encima de la
primera línea de notas, aquello le decía lo que debía sentir a la hora de
cantar y gracias a la Virgen María, en la cual ni siquiera creía, no tenía
partitura…
Jenny sonrió al
verla, una canción más “conservadora” no había podido escoger, estaba rígida
con un movimiento de manos acompasado. Jamás había entendido como funcionaba
eso de mover las manos y que los otros cantaran o tocaran como si nada, debía
preguntárselo, inventarse un paréntesis para charlar un rato y quizás
utilizarlo como excusa. Una nota alta, lo rítmicos de las palmadas y los
panderetazos la despertaron de sus pensamientos
- Que hija de
puta!!! – vio como Bodo llevaba las manos a su cabeza y negaba sonriendo
Emma avanzaba
hacia el coro con un movimiento de manos más enérgico y moviendo todo el cuerpo
al ritmo de la música, técnicamente bailaba y así recorrió cada fila, de
principio a fin, para alentarles a todas. Acompañaba a cada una de las voces
que surgían con la modulación correcta de la boca pero no dejaba escuchar su
voz, solo se movía incitándolas a moverse también. Volvía a su posición inicial
escoltada por 3 chicas a su izquierda, chocó la cadera con la contigua indicándole
que no se quedara rígida y sonrió para que cambiase la cara de terror.
La morena
ampliaba la sonrisa de a poco y tomaba la mejor postura para ver tan grato
espectáculo, porque estaban dando un espectáculo, de eso no había duda, ahora
todos las miraban con la boca abierta.
- Jenny, que tal
la pronunciación? – Piet le preguntaba a gritos desde el otro extremo. Y
levantó el pulgar respondiendo que era perfecta
Algo sonó mal y
estaba detrás de ella, Emma giró solo para acomodar su espalda, no olvidaba que
era la mejor voz pero necesitaba un poco ayuda para salir impecable… Jenny
repiqueteaba con sus dedos contra la tasa el ritmo pero se tensó entera al ver
que la escucha de Emma era ganada por la muchacha del medio. Ahora las manos
parecían olvidarse del coro y solo se dirigían hacia ella, la esperaban y sonó.
La voz era realmente buena, tan buena que había barrido a las demás y había
hurtado una sonrisa que era de ella. Negó con la cabeza, estaba agigantando las
cosas, no significaba nada.
Y para aturdirla
más si se podía, “aquella” decidió agarrarse de su mano busca de fuerza y Emma
parecía gustosa de consentirle. Siguió mirándolas, mientras soportaba la
estocada… una “simple canción de iglesia de pueblo” las conectaba, cerraba un
circulo y creaba un mundo que las obligaba a mirarse a los ojos y apretarse
cada vez con más fuerzas las manos. Una simple “corista sin tetas” había conseguido al primer
intento lo que ella no lograba ni divorciándose, ni rechazando a los hombres,
ni convirtiéndose en la lesbiana mas compresiva del planeta. Sólo lograba tenerla
de aquella manera en la cama y ahora ni siquiera podía follar como dios y la
virgen “no “mandaban… Era demasiado así que decidió irse
- Y después el
niñito soy yo, eh – Bodo eligió el peor momento para bromear
- VE-TE A LA MI-
ER-DA Pendejo! – le gritó en la cara
- Adiós
simpática… – Sabía que mañana se le pasaría, no era más que una “chiquilina”
Marcó el corte y
escuchó como comenzaban los aplausos de las 5 personas que estaban presentes,
se giró para el cordial saludo al público y la vio retirarse. Mientras doblaba
el torso la alegría se terminó y no era de extrañarse, todo tenía un precio en
la vida… tanta tranquilidad resultaba intimidante pero no dejaba de preguntarse
qué le había molestado esta vez y si ella era la causa y si podía enmendarlo.
- Genial!!! – Ben
le daba un brazo – Ha estado genial!!! – sonreía sin poder contener la alegría,
era fabuloso trabajar con ella y con esa potencia que se escondía en lo más
profundo de su ser – lo reafirmo, eres buenísima en la materia!!!
- Gracias… –
Dijo mirando hacia ella y no prestándole nada de atención
- Está enojada –
le aseguró al percatarse de lo que Emma miraba. Llevó sus dedos a los oídos
para tapárselos y la puerta estalló, solo se encogió de hombros,
inevitablemente las que más sufrían sus enojos eran las puertas
- Alguien debe
enseñarle a dejar de golpear las puertas así, me sacará el corazón por la boca –
Piet señalaba su pecho y se quitaba del cuerpo todo el susto con un rápido
escalofrío
- Yo se lo
enseñaré – Emma fue detrás de ella ignorando la mirada espesa y rigurosa que le
devolvía Bodo
- Claro que sí!
Diosa de la sabiduría – Piet reía – Nadie mejor que tú para impartir el
conocimiento… Jajaja
- Profesora
Hartmann! – levantó el tono en medio de ese pasillo desolado y apuró el paso al
ver que se detenía – Qué pasa? Te sientes descompuesta? Nauseas de nuevo? – Miró
la tasa en su mano y decidió no decirlo porque corría con el riesgo de aumentar
más el enojo
- Nauseas? – Era
irónico que Emma pudiese ver todo lo complejo y no lo más simple… Los celos…
Estaba apestada de ellos y sabía que no había razón pero no podía evitar
sentirlos. Y no quería vivir atormentada – No! Estoy bien, gracias por
preocuparte – intentó seguir adelante
- No lo parece –
Emma volvió a insistir una vez mas pero sin mover su posición
- No me hagas
hablar… – suplicó con una sonrisa que se torcía –…no diré cosas maduras – cuadró
la mandíbula y se tomó un segundo para ver lo inocente de la apariencia de
Emma. ¿Cómo era que no lo veía?
- Es por la
hermana Mary Roberts??? – señaló a la puerta por la cual habían salido
- De qué hermana
me hablas Emma? – levantó los brazos por la poca paciencia y por la
incongruencia que le tocaba escuchar
- Digo… Por la
corista… Yo sólo estaba… – Intentó explicar ¿Qué le explicaría? Explicar en
este caso era sumir
- No eres tú ni
la corista… Soy yo – se señaló – y mi idiotez – Vio como Emma asentía con la
cabeza y pensó en alejarse y meditar en tranquilidad. Pensó en bailar con todas
esas preguntas que no tenían respuesta y con toda la cobardía que no le dejaba
preguntar – Nos vemos…
- El café
profesora… – había intentado no decirlo pero si no aconsejaba no sería ella. Y
no era bueno después de su intoxicación. Y Jenny como buena rebelde y
caprichosa bebió mientras se alejaba – Perfecto… – susurró sabiendo que el
berrinche era más importante que la salud.
Los tres golpes
de rigor y el “adelante” pertinente… Estaba intranquila y enojada, el mejor
estado posible para recibir un regaño por parte de Stefan.
- Siéntate…
Jenny – ¿Qué más le ordenaría? ¿Su mejor cara de pena cuando le sancionara? Se
sentó y dejó que él comenzara, no tenía cabeza ni cuerpo para discutir – La
alumna Eichkamp…
- Lo sé… – la interrupción y la entonación llamaron a la desconfianza
de Bergmann
- Lo sabes? – preguntó sonriendo
- Sí, yo misma la eché de mi clase…
- De acuerdo! – se puso feliz de no tener que explicar nada, de poder
saltar la parafernalia e ir a lo que él le resultaba importante – Cómo te
llevas con la profesora Müller???
- Qué??? – aquello la dejó fuera de foco
- Son amigas? – preguntó mientras se acercaba a ella
- No… – No era bueno mentir, este viejo endemoniado lo sabía todo –
sólo compañeras de trabajo… Somos casi de la misma edad… así que tenemos mucho
sobre que hablar… – pensó que sería un buen argumento
- Mejor!!! – exclamó entusiasmado – Y sé que hablas con ella… – se
acercó hasta la ventana y Jenny cerró los ojos al recordar que daba al
estacionamiento – lo he visto… – Intentó no adelantarse a nada pero ya le era
fácil adivinar lo que quería y no podía dejar de ponerse rígida. Estaba a punto
de ver como se desataba la tempestad… – Jenny… – se sentó en el borde de su
escritorio para quedar lo cerca posible – Me recuerda a Bea…
- Solo ocupa su puesto… – intentó luchar contra el maldito fantasma de
Bea que ahora no hacía más que condenar a Emma – Eso no quiere decir nada…
- Solo quiero asegurarme… – le explicó – No quiero que la academia
pase por lo mismo… Perdimos la mitad de los alumnos con lo de Bea…
- Lo sé – asintió con la cabeza pero también sabía que a la Srta.
Vogel sólo la habían quitado del camino de la manera más ruin y enfermiza, solo
por cubrir sus porquerías. Volvió a pensar en Ben ¿En dónde demonios estaba
cuando todo había ocurrido? – También despediste a la mitad de la currícula de
profesores
- Cómo se supone que iba a pagarles si no tenía alumnos??? – Fue su
tesis inmunda – Quiero que la observes de cerca, solo por precaución…
- Qué??? – preguntó alucinada – Cuándo??? Yo doy clases de Ballet y
ella de canto, Stefan!
- Ahora trabajarás con ella en los contratos – le dijo mientras volvía
a su silla
- No! – pensó rápido que decir y como rechazar – El contrato con la
discográfica de Edwin se perdió por su culpa… Trabajé meses y ella lo echó a
perder en 2 segundos – apoyó el índice sobre el escritorio
- A ella le costó una suspensión – le recordó
- Y la llamaron a los días rogando porque volviera – también le
recordó
- Los alumnos exigieron su incorporación, extraño, no? No harían eso
por cualquiera… Solo por la Srta. Vogel y todos sabemos lo que Bea hacía con
sus alumnos… – la boca de Jenny de pronto estaba cerrada y le ceja de Stefan se
levantaba avivando las conjeturas
- La profesora Müller lo sabe??? – cambió de tema sabiendo que no
podía decir más
- Mañana se lo comunicaré – le aseguró mientras encendía un puro – A
partir de ahora trabajas con ella – comenzar a tirar humo como una
chimenea
- Me queda incómodo el horario – comenzó con las excusas – La
profesora no tiene disponibilidad por la mañana, a la tarde da clases aquí y a
la noche suelo dormir… así que se hace como imposible…
- Eso lo coordinas con ella – le indicó que se levantase, que él la
escoltaría hasta la puerta – Yo sólo haré los ajustes por el pago de la horas
extras y los viáticos para las dos – le sonrió cálidamente – Jenny – la llamó
antes de que se marchara – Respeto tu autonomía eres mi mejor profesora de
baile… La alumna Eichkamp no volverá a
tu clase ni tampoco saldrá antes de la clase de la profesora Müller
- Respetas también su autonomía? – preguntó irónica
- Mientras respete a la institución… será respetada, tenlo por seguro.
Tenía un ojo puesto en la pantalla de su notebook y otro en observar
detalladamente como el perro se ensañaba con el cojín… hizo una muesca de asco
al notar que el café estaba helado… Pensó en qué hacer porque obviamente no
podía concentrarse en el trabajo, quizás limpiar la casa, leer un poco o ver Tv
ahora que tenía ese enorme rectángulo en la cocina… No recordaba ni como
encenderla así que desistió de ella…
No moriría así que no se explicaba por qué razón estaba tan inquieta y
expectante, dejó la tasa en el fregadero y miró el reloj… Faltaban horas para
ir a la cama y el tiempo parecía correr más lento que nunca… Pensó en tocar un
poco el violín y probó que los dedos estaban imprecisos, no se alarmó sabía que
sin un incentivo la perfección era inalcanzable e irreal.
Apretaba sus dedos intentando relajarlos si algo tenía de imperfecto
era lo caprichoso e infiel de las manos, se iban detrás de cada cosa nueva y
ardían si no podían tocar lo que querían. Una infancia con las cuerdas, una
adolescencia con las máquinas y una adultez con… ¿Qué querían? Volvió a mirar
el reloj pero no la hora… Y las manos las metió al bolsillo, esta noche no
sería posible, Jennifer estaba fuera de quicio. Suspiró y pensó lo que podía
hacer con su tiempo.
Escuchó la música salir desde el interior de la casa y comenzaron las
fantasías… quizás bailaba, quizás cantaba y quizás lloraba mientras bailaba y
cantaba, quizás demoliendo sus muebles y quizás no estaba haciendo nada más que
pensar… Sonrió y pidió no tener la cara de estúpida que suponía que ponía cada
vez que la morena le abría la puerta y que la vida le diera un respiro dejando
de lados las sorpresas… Pulsó el timbre…
- Emmaaaa!!! – Ben le recibía con un abrazo. La envolvió en un círculo
en el cual reinaba el olor del alcohol, el tabaco y buen perfume – Emma, Emma,
Emma… – la mecía de un lado a otro, estaba pasado de copas.
- Cómo estas Ben? – preguntó sonriente, no había razón para estar
lejana ni apática. Era el amigo de Jennifer y era una persona agradable,
siempre tenía buena vibra con ella
- Bien… Bien… Genial… Tomando una copa – levantó su copa, bebió y puso
su mejor cara de deleite – de esta refinada champaña…
- Me alegro… – pasó un tiempo en el cual ninguno de los dos dijo nada,
un momento incomodo para Emma, debía decir exactamente a que había venido y no
a Jenny sino a Ben – Oye, yo…
- Oh… Pasa, pasa, pasa!!! – le indicó con la mano – Jenny está
adentro…
Y sí, efectivamente, Jenny estaba adentro… lo que no le había dicho
era que estaba acompañada. Desde la puerta podía verla sentada en el regazo de
aquel muchacho, beber y hablar animadamente con toda la gente que estaba a su
alrededor. Aquellas manos masculinas que estaban en sus muslos no parecían
tener importancia, no para Jenny. Sintió la mano de Ben en su espalda y pensó
que la empujaría hasta dejarla enfrente de todos… así que ya se anticipaba a la
vergüenza.
- Quieres que la llame? – Estaba borracho no deficiente así que
decidió ayudar un poco
- Gracias – Afirmó con un movimiento de cabeza, Ben realmente la caía
bien
- Bueno, iré a sacarla de las manos de ese imbécil – Dijo apenas vio
en dónde estaba y con quién la morena. No tenía del todo claro cómo funcionaba
esto del lesbianismo pero para él ya era motivo suficiente para partirle una
botella en la cabeza a ese estúpido que la tocaba – Está algo tomada…
- Siempre le justificas? – preguntó al recordar que era la segunda vez
en un mismo día que Jenny y sus comportamientos recibían el amparo de Ben
- Noooo… – señaló hacia el
sillón en donde estaba sentada – Yo solo intento recordarte algunas cosas que
supongo sabes o al menos imaginas – La miró y se compadeció de ella, había que
ser fuerte para soportar la vida y el estilo abierto de Jenny y lo que Emma
estaba viendo era una simple reunión de “amigos” que había surgido de la nada –
Iré a…
- Gracias… – contestó sonriente
Supuso que lo mejor era llevar las manos a los bolsillos, cruzar los
brazos sobre el pecho era una pose de “vigilante” y ella no era eso. Aunque las
píldoras sobre la mesilla si la sorprendían un poco… Y ahora comenzaban a nacer algunas cuestiones
que no había tenido en cuenta y quizás marcaba una “verdadera” diferencia: Eran
distintas y tenían distintos límites, de ninguna manera podría sentirse a gusto
en una jocosa fiesta psicodélica… tampoco viéndola en las manos de alguien más…
Y se preguntó cómo era que debía actuar… Escuchó lo firme de los tacones y
entendió que esto costaría mucho más dolor que el que imaginaba…
- Emma – Jenny avanzó decidida hacía su boca. Un simple beso que Emma
no esperaba y que le hacía olvidar lo que estaba dos pasos adelante. La miró a
los ojos, no estaba drogada ni tan tomada, estaba bien consciente de sus actos,
quizás eso era lo más punzante – Ven… – Jenny le agarró de la mano – Vamos a
saludar y a tomarnos algo…
- Solo saludar – Dijo bajito, estaba algo confundida entre la
efusividad, espontaneidad y aceptación plena por lo que eran. Parecía no tener
reparos en decirles a todos sobre ellas pero tampoco dudaba al sentarse en las
piernas de nadie.
- Disculpa… no te escuche – Dejó otro beso en sus labios y le sonrió
- Que solo saludar… – Frenó sus pasos y se puso rígida – Mañana
trabajo por la mañana…
- Entiendo… – Asintió con la cabeza mientras sonreía – No tienes
planeado quedarte… – la morena miró su enlace de manos y jugueteó con esos
dedos intentando una caricia y que la desilusión no sea tan evidente –
Entonces… A qué venías Emma? – Quería no sonar hiriente ni mal educada pero
sabía que había fracasado, Emma agachaba su cabeza
- Jenny… yo… yo… – No podía solicitar, no salía por la boca el deseo y
solo porque se sintió un estorbo – Nada, yo…
- Tú? – apuró porque igual que todas la veces perdían tiempo – Emma?
- Yo quería saber cómo estabas… – ya estaba fucsia y escondiendo las
manos en su espalda – Veo que te… que te encuentras mejor… – y sin querer
queriendo miró a toda la gente que estaba allí.
- Estoy bien… Gracias por preguntar y por enviar a tu hermano para que
me examinara – Y allí acabó todo… Fue de mirase un tiempo y de ver como vibraba
la línea de cristal que las unía y sentir el terror
- Me alegro… – agachó la cabeza y miró al suelo intentando ubicarse,
intentado ordenar todo por dentro y sin hacer un reproche fuera de lugar – Me
voy… No te importa si no… – señaló hacía
sus amigos
- No! – dijo sonriendo – Te acompaño a la salida – Dieron, en
silencio, los pocos pasos que las separaba del exterior. Jenny cerró la puerta
y se recargó sobre ella – Bueno… Es una pena que no puedas quedarte – sonrió
nerviosamente porque parecía como si todo fuera a derrumbarse de pronto, como
un castillo de naipes en frente de un soplido impertinente, esta vez no
necesitaban un terremoto ni una tempestad… solo necesitaban un poco de
equilibrio y algo de suerte para alcanzar ese “punto en el infinito”…
- Lo es… – Emma juntó el coraje para dejar un tímido beso de despedida
– Adiós
- Emma… – No dijo mas mientras
acercaba a Emma a su cuerpo.
Un beso que era fogoso y enamorado. Una tentativa de que la paciencia tenía
sus recompensas y que la dulzura de algunos dolores era adictiva… Tal vez porque se olvida todo y no porque
pudieran contra todo… pero lo cálido de la saliva y lo amable de las manos
siempre propulsaba para un mismo lado, aquel paisaje pintado de blanco y negro
que ahora se lloraba por un gris… Y ya no estaban entre el amor u odio ni entre
la profusión y vacio… sino intentando existir en la rotación normal del mundo.
- Cuida ese estómago por favor – dijo con la mano encima de él y
sonriendo
- De acuerdo… – Y se quedó de pie mirándola marcharse…
- Y Emma? – le preguntó Ben apenas le vio – Se ha ido?
- Sí – respondió mientras se disponía a fumar un cigarrillo, quizás
mostrando el enojo con las manos, al hacer apresurado el ritual y la primera
pitada – No podía quedarse…
- Una pena… – Sin acercarse demasiado le alcanzó una copa
- No! No es una pena… –pitó y la garganta molestó – Y si no se ha
quedado es porque no ha querido – Apretó el cigarro con fuerza contra el
cenicero, realmente no quería fumar
- Quizás no se sentía cómoda… Parece que te olvidas como es la
profesora Müller… – listo, había hecho la buena acción del día con las dos,
ahora merecía la medalla del mejor amigo – Media anticuada y respetuosa –
terminó por sonreír
- Eso no la justifica – Ben se asombró al escuchar aquello… esa era la
respuesta a la pregunta de Emma
- A algunos nos cuesta más y otros menos – fue su simple explicación,
Jenny estaba totalmente errada si pensaba que iban a sentir en conjunto
- A Emma le cuesta horrores – fondo blanco a la copa y es que era de
pensar y enfurecerse – Esta es mi vida… y no voy a dejar que…
- Ya lo sé – la cortó porque era la hora de todo ese chorro de
negación ante el conflicto y la estúpida idea de unas cuantas alteraciones nos
hacían perder la esencia. Lo sabía de memoria, alguna vez había sentido lo
mismo, así que sonrió mientras llenaba
la copa hasta el límite – Envenénate… – le aconsejó beber
- Esto no arregla una mierda Ben! – Jenny gritó desesperada – Y de
seguro que haré más estupideces – Aun sabiendo, llevó la bebida a su organismo…
- Lo sé – abrió sus brazos y su boca alucinado – Pero será como
sueño… No tendrás miedo, no sentirás
culpa y lo mejor de todo – descorchó otra botella – no pensarás con claridad…
Yo le echaré llave a la puerta – Se ofreció presintiendo como acabaría la noche
Estaba desterrada de la cama, sentada en una la única silla que había
en el dormitorio y mirando a la oscuridad a través de la ventana. Le faltaba,
no podía decirlo ni pensarlo directamente así que entramaba algunas
complejidades para no ceder a la obsesión, pero igual le seguía faltando. Se
puso de pie sólo para mirar lo transparente e impecable del cristal, no polvo,
no huellas, no trazas… Condenadamente perfecta, como cada una de las cosas que
estaba en su casa… El doblado de la sábana, la armonía de los muebles y esa
silla que era perfecta para destrozar la ventana.
Cerró los ojos con fuerza y apretó los puños… ¿Qué haría con el tiempo
sino podía dárselo? Destruir y reparar no era la solución… Y desde adentro se
movía todo el infierno, le hacía temblar y encendía las ganas de arrancarse la
piel. ¿Por qué no podía sentir “normalmente”? ¿Qué demonios era sentir
normalmente? Estaba delirando así que decidió sentarse nuevamente… Mientras que
todo pasase por dentro no era necesario el réquiem a la prudencia.
Como siempre, estaba sola y si así estaba era porque nunca había
necesitado de nadie… Eran años de autarquía y nomadismo… No había ni un solo
lugar ni un solo hogar ni una sola persona a la que quisiera pertenecer… Bueno,
esa era una idea que ya no estaba clara del todo… Jennifer le hacía necesitar y
querer romper cosas y eso no estaba bien… Se alarmó cuando sintió un lengüetazo
por la canilla
- No, no, no… – lo apartó un poco de sus pies – Ve a chupar la pata de
la cama amiguito – Obviamente el perro volvió a acercase a ella – No! – Un
pequeño grito como regaño, que no daba ni miedo y el perro volvía a carga con
la petición de atención. Emma subió los pies a la silla y bajó la mano para
acariciarlo – Lo siento, me da impresión que me chupes la pierna – Las caricias
por el cuello parecían ser suficiente pero ya comenzaba a morder sus manos y
eso no era del todo de su agrado – Te di de comer? Sí – Se contestó cuando lo
recordó…
Lo miró detenidamente y esos ojos negros y tristes le partían el alma
– No te hablaré – le dijo de pronto al perro – No te hablaré como mi madre le
habla sus plantas… No lo haré porque creeré que realmente necesito a ese
psiquiatra – Se mantuvo en silencio por un buen momento, mirándolo de soslayo y
aguantando las ganas. Se repetía constantemente que era un “ser inferior” y que
jamás comprendería más que un puñado de órdenes de su amo – Mierda amigo!!! –
se quejó por sabía perfectamente que solo haría el descargo porque el perro
jamás le juzgaría y que mientras le alimentase y lo acariciase todo estaría
bien entre ellos….
- Esta cabeza inventa cosas, sabes? – se señaló el cráneo y la
actividad del cerebro que parecía nunca cesar – y… y… y… no puedo con un “problemilla
amoroso”??? Es injusto!!! – levantaba la voz a medida que el enojo crecía – No
puedo querer salir a matar solo porque le han tocado un muslo!!! – Intentó
serenarse pero el fervor estaba en el mismo lugar – Muerde sus botas amigo! –
la primer orden que le daba a su perro – Destrózalas!!! – Pidió sedienta de
venganza su parte más humana – Muérdeselas de la misma manera que ella me
muerde la conciencia por la no… – Escuchó el timbre – Es ella… – le dijo
mientras se levantaba y colocaba la silla en su lugar, lo mejor no era dejar
rastro de sus “extrañas costumbres” – que no se te olvide lo de las botas si
pasa la noche aquí – Y fue a abrir la puerta…
- Hola… – dijo tímidamente al especular que quizás le había despertado
y sabiendo que estaba molestando porque mañana debía levantarse temprano
- Hola – Emma sostenía la puerta y esperaba por saber que era lo que
quería, si pasaría dentro o si solo era una visita corta – Te sientes bien??? –
Preguntó al ver que no hacía más que mirarle profundamente y la falta de
parpadeo le hacía pensar miles de cosas
- No… – Empujó suavemente la puerta y avanzó – No me siento bien… –
Repitió mientras acorralaba contra la pared a una Emma que estaba demasiado
preocupada en descifrar cual era su estado – Te necesito… – susurró a su oído y
en vez de dejar el característico beso húmedo en su cuello decidió ser lo más
explícita posible pasando la mano por la entrepierna de Emma.
Estaba cansada de escuchar las conversaciones infantiles de sus
invitados, y las últimas tres copas que Ben le había servido no la habían
emborrachado, solo le habían incitado a recordar sus caricias y el gozo de ese
gemido que cargaba su nombre, el sentirse tan dentro de su piel y tan cerca
cada vez que podía escuchar su corazón. Recordó que la única vez en la vida que
olvidaba todo, hasta los miedos, era cuando estaba envuelta en su fuego…
La exhalación de Emma, cuando movió su mano, llegó directa a sus
labios y se negó el beso porque no tendría fin y quería decirle que esto no era
lo mismo de siempre… Que si podía entregarle todo, incluyendo la ternura que no
sabía sentir en la cama, tendrían un problema resuelto… Y subía con la mano
desde la cadera, hacia arriba, hasta su pecho… Y no dejaba de mirarle implorando
el consentimiento para hacerle el amor…
Masajeó la entrepierna y la mano de Emma empujó la puerta hasta
cerrarla mientras cerraba sus ojos sintiendo el placer que se le entregaba…
todo desaparecía y sólo porque se moría por tenerle… y desde el cuello le traía
reclamando el beso que debía acallar el gemido… Pero la morena la dejaba
jadeante y a la espera…
- Necesito saber que hago falta – Jenny susurró encima de sus labios
sin dejar de mover su mano – Y que entregarás como me entrego yo…
- Sí – Jenny sonrió porque la respuesta era rápida debido a la
excitación y en vez de menguar decidió la piel y el contacto más directo –
Dios!!! – Emma mordió sus labios
- Necesito que seas mía – frenó un instante mirándola a los ojos, un
falso segundo para pensar – Necesito respirar – hizo alusión a la noche
anterior e indirectamente volvía a decirle que era ella lo que más deseaba en
este mundo. Mordió sus labios – Crees que podrás concedérmelo? – Preguntó
mientras barría la saliva que había dejado en los labios de Emma…
- Creo que podré… – suspiró y alentó a esa mano, que estaba dentro de
su pijama, a seguir adelante…
Frente a frente y no veía más que su pecho subiendo y bajando y el rojo tentador de los labios del pecado… La agitada respiración endulzaba el temor de perder la poca cordura que le quedaba… Apoyó los brazos en la pared, encerrando el deseo y suspiró la impotencia que le daba pensar en complementos, en otras mitades y en que había conjuros que nos robaban el alma…
¿Alma? Su alma se había escapado detrás de Emma después del primer beso… Quizás no venía a entregarse si no buscar lo que le había hurtado una simple sonrisa… Pasó la lengua por la línea de su cuello empañando lo transparente y frágil de su piel y seguían sin estar a mano, era ella quien estaba envenenada y quien se conformaba con ser una noche. Quizás no sabía bien a que había venido pero estaba segura de que no quería seguir así…
Era demasiado lo que sentía y demasiado lo que esperaba… y Dios sabía que no estaba siendo ni egoísta ni desinteresada, que solo había cerrado los ojos sintiendo el hartazgo de los amores baratos, lo banal de todas las palabras y lo necesitada que estaba de ella…De aquella vacilación de estar a punto de llegar o de irse, el momento en el cual creía que era mejor la desesperación que tenerlo todo simplemente por sentir que despertaría en vez de dormirse para soñar y las enormes ganas de que fuera a su lado…
Ni juez ni abogado pero estaba preparada para juzgarle y defenderle, estafadora o asesina, culpable o inocente y siendo el apriete de la soga y la llama de la hoguera, sería lo que quisiera, un último deseo o algún antojo o aquello que hay bajo el sol, todo por el silencio, el eco y el grito que siempre le nombraba y traía algún pensamiento de ella… Estaba pendiente, errante y ardiendo en la piel todo lo que guardaba dentro y suficiente de consumir infiernos por un olvido que no vendría si no vivían lo que tenían que vivir.
Y si un insolente era su corazón por tanta pretensión que un beso fuera su perdición, de todas formas mañana despertaría completamente enamorada y entregada a toda la ironía del destino. Le miró a los ojos e imploró por recordar la propia existencia después de amanecer al filo de su vida y de aquellas manías que “detestaba”… Y suavemente llegó a sus labios… sólo una gota del sabor del su boca para percibirel agridulce de la sensación de ser juguete de los ensayos que Emma le haría al amor y como era de esperarse algo se quebraba…
- No me hagas creer que quererte es en vano… – Salió por su boca el presentimientode que no resistiría lo que estaba recibiendo y sabía que lo merecía y pidió perdón, tarde pero lo pidió, por todas las veces que la piel le había hablado y no había querido escuchar ni sentir lo que era amar a una mujer – Y si soy en tu vida un momento lo aceptaré… pero por favor deja de jugar porque nunca sentí lo que siento cuando estoy contigo – Soltó lo que quedaba de aire, en una exhalación un tanto ahogaba y quedó a su merced, este era gran momento para un buen golpe en el corazón, ahora mismo lo sostenía entre sus manos así que levantó la mirada…
Loca, simplemente le volvería loca y aquel silencio que sostenía era una bofetada y una vez mas volvía a golpear como agua contra las rocas, quedaba acorralada contra una enorme pared y apuntada por una falsa indiferencia de un corazón helado que se le hacia inalcanzable… Aquel desamor le partía el alma y la convertía en una sombra desdibujada que no eramás que algún momento que le debía… que no era más que el error de querer atrapar el viento con las manos…
Parpadeó tres veces intentando ubicarse en aquel puñado de palabras mal dichas… Era una duda y sin embargo sonó a lo más promisorio que había escuchado en su vida… ¿En vano? ¿Jugar? ¿Sentir?... tres cosas a las cuales no les conocía el significado y tres cosas que Jennifer parecía conocer de memoria… No pudo hacer más que mirarla con “ternura”… se aceleraba, perdía dirección, estaba a punto de colisionar y el impacto sería catastrófico según la “física” pero sintió orgullo de tener semejante fuerza de empuje,semejante cuerpo y persona dispuesta a receptar los estropicios de esta locura…
No era nada nuevo distinguir el coraje entre el azul de sus ojos pero no podía dejar de asombrarse. No tenía manera de escapar, de ella no podría escapar y no por falta de capacidad si no por falta de ganas… sabía de sobra que las redes no las había puesto Jennifer si no ella misma y que no tenía la intención de apresar un cuerpo si no una vida… simplemente quería vivir…
Pasó la mano por su abdomen la sintió temblar y suspirar… cualquier cosa que le entregaba caía como sal sobre las heridas… ¿Hasta cuando? ¿Qué tan profundo debían sumergirse para entender lo que sucedía? ¿Cuánto más de soledad?Orgullosa, no lo aceptaría nunca y en la contradicción prefería chocar con violencia contra su cuerpo y aferrarse a su espalda creando un acertijo que un día le hacía creer que la tenía y al otro que la perdía…
Sonrió, como siempre, solo bastaba mirarla tensión para entenderlo todo. Deseaba acariciarla pero tendría que esperar, a lo mejor una vida entera, o el tiempo que le tomara entender que estaba a punto de entregarle todo lo que era y cambio solo quería lo que Jennifer estuviera dispuesta a dar… así que podían buscarse hasta el cansancio, atacarse constantemente o intentar un poco de felicidad
- Jennifer… – Llevó una mano decidida a su mejilla en una caricia – Eres un momento en mi vida… eres el momento… – No logró terminar y la morena ya estaba a dos pasos de distancia e interponiendo un brazo para que no se acercase. Emma cerró los ojos mientras intentaba descifrar de que manera con 6 o 7 palabras se podía ir todo a la mierda – Escucha… escucha… escucha… – Se preguntó en donde demonios estaba su puta suerte... ¿Cómo era que todo le salía al revés? – No lo estoy diciendo…
- Lo entiendo! – Miró hacía todos lados menos a quien debía mirar. Localizó el bolso, lo colgó a su hombro y se encaminó a la puerta… suficiente de hacer el ridículo y no estaba dispuesta a mostrar dolor que le causaba esta puñalada. No era lo que esperaba oír y asumió que nada bueno venía de esos ataques de sentimiento que la ponían de rodillas a sus pies – No tienes que disculparte Emma… Aprecio tu sinceridad…
- Escucha… yo… yo – Caminó desesperada siguiendo sus pasos por la casa, si cruzaba la puerta todo quedaría en nada – Jennifer… yo… – Intentó con sostenerla por el antebrazo pero se escapaba
- Déjame Emma!!! – Abrió la puerta con toda su fuerza y sabía bien lo que haría con ella, la golpearía hasta hacer retumbar las paredes. No era más que una niña caprichosa además de lo orgullosa…
- MIENTES!!! – No supo que demonios quiso decir con aquello ni menos porque lo gritaba a todo pulmón pero había funcionado, Jennifer estaba estática y sosteniendo la puerta con una sacudida llena de ira. Tenía dos segundos para darle coherencia a sus palabras antes de que se diera la vuelta
- Qué???!!! – Si creía que lo había visto todo estaba completamente equivocada, no debía existir nada más aterrador que aquella mirada furiosa que golpeaba cada átomo poniendo loca la anatomía – Tú te estas escuchando???!!! – su dedo señaló alguna parte por el lateral de su cabeza que estaba entre la sien y el oído, cualquiera de las dos opciones eran humillantes:una de loca y la otra de sorda – Por Dios!!!
- Sí! – respondió al instante y apretó los puños intentado mostrarse fuerte y decidida – te dije que mientes!!! – Ni una ni la otra simplemente estaba hecha una suicida. La vio cruzarse de brazos y trabar la mandíbula, esperaba con altanería el final de su acusación – Tú… – buscó en su cabeza la excusa y sabía que no diría algo “inteligente” siempre fallaba la cabeza cuando le exigía el corazón, de la misma manera le había dicho que le amaba – tú dijiste que aceptarías ser un momento en mi vida y no entiendo porque te enojas – Terminó con una sonrisa idiota y por levantar sus hombros ante la incomprensión del cambio tan repentino – Hablemos…
- Vete a la mierda… Emma – Puso su mejor cara de asco al darse cuenta que cuando quería era bien “bruta” la sexy violinista
- Quédate… por favor… – pidió amablemente pasando por alto lo crueles de aquellas palabras y lo hiriente de la mueca – yo puedo explicarlo mejor…déjame explicarme mejor… – Su mano se hundió como chirlo en su cabeza, algo tenía que acomodar sus ideas y hacerla espabilar
- Adiós! – Dio el primer paso que la sacaba de su casa y de su vida – Emmaaaa… ¿Que? ¿Qué? ¿Qué? Déjame demonios!!! – Golpeó inútilmente su espalda con los puños cerrados – Bájame ahora mismo!!! – Maldita!!! No hacía caso a ninguna de sus peticiones, la cargaba al hombro como si fuera un costal de papas y su atención estaba centrada en echarle llave a la puerta – ¿Qué demonios crees que conseguirás con esto? – preguntó a los golpes mientras andaban el pasillo que las conducía hacia el cuarto. La llave traspasó la ventana abierta con dirección al patio trasero. Una vez mas se encerraban dispuestas a consumir lo mejor que tenían – Has perdido la cabeza!!!
Pegó contra el colchón su espalda, intentó incorporarse y un brazo de Emma la devolvía a lo raptado de su posición. Intentó luchar con sus brazos y piernas y algún daño había propiciado pero Emma estaba implacable, dura y dominadora y no quiso mirarla a los ojos porque tenía la seguridad que se encontraría con todo aquello a lo que le temía y volvió a pelear…
- Shhh… – Nunca en la vida había utilizado la fuerza, no era su estilo, no era algo digno pero Jennifer justamente hoy había elegido la necedad ¿No era que venía a entregarse? ¿No buscaba caricias y alguna romántica confesión?No le estaba dejando hablar y se cortó la paciencia por el lado del rechazo – Estoy hasta la coronilla de esto… – confesó apretando dientes a medida que la apresaba – Me encanta el jueguito de la histeria… Quieta!... pero déjalo a un lado porque de todas formas te tendré… – Se subió a su cuerpo y llevó sus brazos sobre su cabeza
- Emma… Me haces daño!!! – La primera estrategia era atacar a la alta moral y fue en vano, una caricia se paseaba por sus brazos erizando cada centímetro de la piel – Déjame demonios!!! – Y como buena porfiada invirtió nuevamente potencia en algo que sería imposible
- No quieres irte… – dijo en un tono de súplica que alimentó los oídos y las fantasías de la morena – No quiero que te vayas… – Jenny cerró los ojos porque le encantaba el ruego, daba pena sentirse tan viva al verla tan entregada y tan deseosa de la sensualidad de su boca, se imaginó que calmaba la sed rodando en esta cama anclada a su boca y se quemó.
- No es así, Emma… – Intentó nuevamente escapar y esta vez quedó enfrentada a su boca, si buscaba un desafío lo había encontrado ¿Cómo se peleaba contra el aliento que te hacía vivir?
- Si es así… – Le encantaba su cuerpo y no puedo evitar mirarlo con devoción ni tampoco tentarlo. Mordió su labio inferior en un gesto sugerente y atacó la parte mas real que poseía la morena con un suave susurro al oído – Y te estas muriendo porque te bese – y pasó de apretar sus brazos a enredar sus dedos a medida que caía sobre su cuerpo, sabía que aquello la dejaba sin aliento y la obligaba a respirar del perfume de su cuello – porque te toque… – bastó un movimiento preciso para escuchar el gimoteo necesitado que le entregaba cada vez que quería que la amara – porque te quite la ropa y te haga el amor como nadie te lo ha hecho en esta vida… porque haga lo que tú no te atreves hacer…
- Y qué es eso??? – Y después de la pregunta obtuvo el dolor de sus uñas clavándose en su espalda. Estaba excitada y así la quería porque era totalmente obsceno mojarse en su deseo… era solo un momento… pero era el momento en el cual más viva se sentía y además porque enojada no la escuchaba… Sonrió sutilmente antes de descargar todo en veneno en su cuello
- Entregarte morena… una vez más… – Humillante fue la verdad y no toleraría que nadie, ni siquiera Emma que lo era todo, le hiciera hervir la sangre con semejante reto. Estaba mal de la cabeza si pensaba que podía hacerle vibrar como una cuerda cada vez que se lo propusiera…Cambió los roles en un instante y sonrió con malicia creyendo que volvía la osadía que le había permitido meter la mano en su pijama – Sientes que estoy más entregada si tu subyugas???
- Creo que te sientes mas entregada si te dejas seducir… – A ver quien estaba entre los dedos de quien y que intentara analizar lo que pasaba en esta cama y que sentenciara algún resultado preciso sobre las emociones – Dejaré la histeria si tú dejas la lógica – susurró sobre la piel del cuello – Aquí no te sirve… la derretiré con mi boca – dijo con total petulancia
- Eso te entretiene??? – Resbaló en la ironía y porque de a poco y con sensualidad no dejaba de decirle que aquellas ideas no la llevarían a ningún lado y eran 27 años de lógica y tampoco toleraría que nadie pusiera a tambalear sus creencias. Creencias e ideas era lo único que tenía en esta vida – te alimenta deshacer lógicas y después sentarte en el regazo de tus trofeos??? – sonrió amargamente, negó con la cabeza sabiendo que estaba fuera de lugar y esta vez intentó ella incorporarse
- No, no, no bonita…–Negó con el índice justo en frente de su boca y le sonrió a esos enormes celos que quedaron a la vista. Obviamente que venían de la lógica, de esa simple ecuación calculaba morena más un hombre igual a sexo y a un buen par de cuernos. – Aquí te quedas… ¿no era esa la idea? ¿Encerrarnos solo para mandar todo a la mierda ?– dijo no abandonando su rol de seductora – No abandones cuando justo estamos por comenzar – Miró su cuerpo con toda la lujuria que cargaba…tocaba encender la hoguera así que con rapidez se despojó de su chaqueta y su blusa, quedando tentadoramente en sostén de encaje… No había pudor, total, “de todas formas le tendría”…
Un instante, un momento, una pausa en la cual Emma le admiraba. Hubiera preguntado si le gustaba lo que veía y hubiera obtenido un glorioso “Sí” pero optó, esta vez, por la transparencia que había en su mirada. Las palabras estaban demás, si había venido a exigir alguna confesión romántica lo había olvidado y todo por aquel claro reflejo que no le decía que era hermosa ni perfecta si no que era real…
Que podía transformarse, cambiar, rebobinar y borrar lo que quisiera… que podía ofrecer una caricia y sentir ternura porque algunos errores dolían en el alma y eran necesarios de reparar y que también podía ser una diosa porque la carne remplazaba los valores cuando se perdía la fe y que no importaba el disfraz que escogiera de todas formas le respetaba, le adoraba y le aceptaba…
Y esa incondicionalidad le tergiversaba los propósitos y entretejía un camino derecho a la perseverancia… Consciente que el placer siempre acaba, que siempre se podía terminar en el mismo callejón rodeada de la misma oscuridad… Y que la felicidad no era un regalo si no un premio y que si la quería debía ganársela
- Esto es insultante… – Dijo después del parpadeo pertinente. Su cuerpo era hermoso pero más hermosa era la ideade ser una tormenta dentro de sus tormentos, un grano de sal atrapado en su mar, la idiota que quizás podría enseñarle el resultado de uno más uno – No me faltes el respeto, por favor, no es necesario – Aquella frase suplantó al “no me lastimes” y terminó por agachar la cabeza
- Solo estoy temblando… – Dijo con total sinceridad y le levantó la mirada desde el mentón – ¿Dime de que manera eso se convierte en una falta de respeto? – se encogió de hombros y apostó fuerte, debía jugárselo todo, era ahora o nunca, simple y conciso pero por sobre todas las cosas… “verdadero” – Y si tu estuvieras así por mi te comería besos…
- Lo siento… – No tenía que responder, no había justificación para esto. Y la consigna era arriesgarse sabiendo que nada en la vida es eterno y que el amor es para los valientes no para los cobardes. Abrazarse con toda el alma hasta perder miedo, el sentido del fin y hasta escaparse de las dudas y tristezas… hasta el amanecer ¿y el mañana? ¿Tenía tanto atrevimiento para el encarar el mañana? ¿El pasado mañana y el día después? Sangraría pero nadie moría de amor – A qué le temes??? – apretó su mano dándole toda la importancia a su pregunta
- A… A… A – Se asombró al escuchar aquello – A amar sin un precio – sonrió sutilmente – Siempre que lo hice terminé destrozada… Y tú??? A qué le temes Emma???
- A enamorarme de alguien que va y viene como una ola de mar – río abierto – No sé decir: …“No te lo permito”…No tengo fuerza,no sé moverme ni menos acompañar – acarició su mejilla – Y he pensado en esto… me imagino al borde del desmayo y tú llamando la atención con alguna locura – la morena reía y asentía con la cabeza, eso estaba bastante bien calculado – Pero…
- Pero??? – Levantó la ceja con miedo, esos “peros” eran los peores vaticinios
- No entiendo nada de las relaciones… – agachó la cabeza porque está era la parte más difícil – No sé los pasos, no sé el romance, ni lo que se permite o no… Yo – se llevó la mano a cabeza – yo… Sólo tuve un novio que de vez en cuando pasaba la noche aquí y pasábamos un desayuno leyendo un libro
- En voz alta??? – Dios… eso sí que era extraño
- No! Cada uno el suyo – sacó a la morena de su error – Y después el trabajo, el almuerzo, llegar a casa…
- Y cuando menos te dabas cuenta ya era de noche y no tenías ni un poco ganas de ver la cara de tu novio – Se adelantó – Ni aguantarle roncándote al oído – hizo una mueca de asco que le robó una sonrisa a Emma – Lo mismo me pasó con mi ex y yo que pensaba que era mi media costilla, imagina la desilusión
- Jajaja… Eso no es justificativo para lo que le hiciste
- Nop – le dio la razón y saltó el tema porque ya había pagado la culpa por sus errores – Pero aprendí que no es lo mismo costumbre que amor – se acercó un poco a ella – Vale más un latido descompasado que un vida segura – Tomó la mano de Emma y la llevó a su pecho, que ella misma lo comprobara…
- Me gusta la vida segura… – La sonrisita lo decía todo, le agradaba lo que sentía y entrecerraba sus ojos ante la vanidad de saber que era por ella y para ella
- Y a mi la peligrosa – Eligió el opuesto sosteniendo la lógica, se atraían y se repelían constantemente pero era uno de los abandonos más sensuales que había conocido y si latía así de acelerado era sólo por intriga que generaba no saber si se amaban o se odiaban, si le apresaba y le liberaba o si era un momento o una eternidad.
Despacio se había acercado nuevamente a sus labios y ya podía percibir el aroma a castigo que emanaba de su boca. No le perdonaría la insolencia de querer enamorarle, de hacerle olvidar las fronteras, los dioses y las banderas implantando la idea de algún sol, mar y amor… La mirada se le clavó hasta los huesos justo antes de ese efímero beso y las manos precisas le obligaron a colocarse en horcajadas sobre Emma.
- No tienes idea de lo que estas haciendo – Era una advertencia, la última de todas, no podría detenerse y le amaría hasta reventar en delirio, hasta perder la voz y hasta que le llevase la muerte
- No tienes ni idea de lo que haré…
Labio sobre labio cayeron contra el colchón casi sin aliento y alguna lágrima se escapaba, algún dolor se desvanecía… El abdomen se le encogió al instante cuando las manos de Emma se posaron en sus muslos y su boca subía inescrupulosa por su garganta… y la mezcla se armó perfectamente entre sentimiento, placer y seguridad, se aferró a su cuello buscando contención porque era nuevo entender que Emma, en realidad, era su otra parte y que le había faltado todo el tiempo…
Estaba en el filo de la puerta observando su clase desde la distancia… y allí estaba ella escuchando atentamente lo que Luzi exponía y cada dos por tres le daba un asentamiento de cabeza para indicarle que estaba en lo correcto ¡Que diferente de anoche! Todavía no le entraban en la cabeza esas trasmutaciones extremistas, en un abrir y cerrar de ojos era toda una profesional rígida y anticuada… Igual eso le gustaba
¿Por qué le espiaba? ¿Y porque sentía vergüenza al espiarle? Un ojo puesto en Emma y otro el pasillo sólo para cerciorarse de que nadie le descubriera. Resopló un tanto frustrada, era difícil de admitir pero estaba maravillada por como dictaba su clase y no era con respecto a los contenidos, los contenidos importaban un comino, lo destacable era la manera en la cual Emma hilvanaba todo con todo
Era obvia su inteligencia y la capacidad del manejo del pensamiento pero aquello no la convertía en buena “conductora”, aquello no captaba la atención de sus alumnos ni menos implantaba nuevos conocimientos. Lo que hacía que todos se le pegasen como hierro al imán era la idolatría con la cual sonaba cada palabra y el respeto que tenía por las opiniones ajenas… Era imposible entender que alguien con una moralidad tan marcada tuviera tanta tolerancia… Era digno de admiración
Definitivamente solo podía espiar, Emma jamás hablaba de lo profesional cuando estaba con ella ni siquiera le había comentado que representaba la música en su vida… Pero se veía muy bonita, allí entre los adolescentes, debatiendo el arte desde todas sus perspectivas y tenía el pálpito de que esa postura humilde la llevaría bien alto… y sintió felicidad y orgullo por ella… Dos cosas que parecían imposibles
- No! – negó y en la cara de Luzi apareció la desilusión y el bochorno de tener una negativa rotunda por parte de su profesora. La morena aguantó la risa había sido una buena patada en el culo para la “sabelotodo”de la academia– Creo que has elegido un tema complejo para desarrollar y por eso has fracasado en la parte histórica… En dónde nace la rumba??? – preguntó al resto de la clase
- En Cuba… – Contestaron todos
- Que haces aquí??? – pegó un salto al sentir un aliento en su nuca y al saberse descubierta, solo había dejado de mirar el maldito pasillo dos segundos – Estas espiando a la profesora Müller??? Me extraña Jenny!!! – reprochó su inmadurez
- No!!! – Negó con las manos y con todas las partes del cuerpo que se podía negar. Bodo no debía quedarse con aquel pensamiento – Yo…
- Qué hacías entonces??? – La apuró al verla acorralada e indefensa como un pobre animal de bosque frente a unrifle pero no sé le olvidaba que provenía de la jungla y de la especie felina puntualmente…
- Estaba escuchando!!! – Le admitió la verdad a los ojos desconfiados del director – Eso no es romper las reglas!!! – Bodo sopesó la situación si quería ahorrarse algún problema debía poner distancia entre ellas y cambió de idea en el último momento
- Desde adentro se escucha mejor profesora – Le sonrió con malicia, tomó de la mano sin preguntar y abrió la puerta de par en par
- No… no, no… ¿Estas demente? Quedaré en evidencia frente a ella… – Masculló entre dientes y sonrió, todo el salón los miraba
- Más en evidencia quedabas espiando – susurró a su oído y apretó su mano – Profesora Müller – Bodo saludó con el debido respeto
- Sr. Director… – Se preguntó que pasaba entre los dos y porque la morena tenía los ojos clavados en el piso – Profesora Hartmann… – Saludar despejaría algunas dudas
- Hola… – dijo tímidamente y guardando todas sus fuerzas para apretarle el cuello a Bodo, esta era una jugada de por demás sucia… maldito!!!
- ¿En qué puedo ayudarles? – Señaló con la mirada el salón y todos sus alumnos y por más que la curiosidad la carcomía por dentro debía dictar su clase y allí parados en la puerta, tomados de la mano como dos muñecos de torta, no hacían más que entorpecerla…
- Ah… – Bodo habló sintiéndose en confianza – Veníamos a escuchar su clase… Si nos lo permite por supuesto
- Ehm… – Entrecerró sus ojos ya oliendo alguna mentira o diableada – Por mi no hay problema pero este no mi espacio si no el de mis alumnos… No les importa que el Sr. Director y la profesora nos acompañen??? – Cruzó los dedos por el “sí” que nunca llegó porque la mayoría de los hombres de sus clase estaban alucinados con la morena y las mujeres de seguro la adoraban por su estilo de la moda– Tomen asiento por favor… – Señaló unos pupitres vacíos y los invitó
El nerviosismo le atacó cuando les vio cruzar el aula a los empujones y secreteándose cosas ¿para qué demonios estaban aquí? Y las ideas iban desde que estaban por evaluar su metodología de enseñanza hasta algún proyecto nuevo que tendría Bodo o Jennifer en la cabeza. Nunca se imaginó que estaban sólo para escuchar…
- Puedes estar presentes todas las clase si quieres… tienes mi aprobación
- Gracias! – Era algo bueno que Bodo fuera naturalizando la idea de verlas juntas, así sería a partir de ahora y no solo aquí dentro – te lo agradezco…
- Págame con un informe por escrito una vez al mes a cerca de las clases de Emma…
- Cómo??? – Detuvo sus pasos – No haré eso!!! No sería profesional…
- Entonces no puedes venir… No tienes excusa… ¿Aceptas o no? Tic- tac tic-tac
- Acepto demonios y de empujarme que puedo caminar sola
- Bueno… – le indicó a Luzi que tomase asiento y le llegaba la señal que Bodo le hacía para que continuara, que pasara desapercibidas sus presencias, como si aquello fuera posible con semejante mujer al lado – Quedamos en que los barcos españoles llegaron a Cuba, no???
- Siii…
- Perfecto! – Un suspiro y a continuar con las obligaciones – Lo que nos interesa es que los barcos estaban cargados de esclavos africanos… esclavos tenían grilletes tanto en las muñecas como en los tobillos – Juntó los brazos dándole una idea a los presentes de la movilidad que tenían en los miembros – ¿Qué puedo hacer con esto? – hizo la mímica de golpe sobre un instrumento de percusión
- Percusión – Gritó el más rápido de su clase
- Eso mismo… pero no con una tumbadora o tambor – destacó con el dedo en alto – si no con lo que tenían a mano porque esos esclavos no llegaron a animar la fiesta ni a ponerle ritmo a sus dueños aburguesados… llegaron para trabajar – Afirmó apoyando el dedo sobre algún banco – A labrar la tierra… Y la forma y medio de transporte de estos esclavos fue determinante para el origen de la rumba, mejor dicho, para la música afrocubana que se convertiría en la base de la rumba actual – Ya estaba, estaban todos perdidos, sus rostros se lo confirmaba
- Pero… – Alguien intentó preguntar algo y le levantó la mano pidiéndole la palabra
- Imaginemos lo siguiente… – Puso a trabajar sus cabezas – Todos estamos en un celda de algún barco, encadenados y pasamos mucho tiempo juntos, lo que dura el viaje que eran meses… ¿Qué es lo que podemos hacer?
- Bueno – Caro – Charlar de chicos… de moda… de la vida… de experiencias buenas y malas… – Emma cerró los ojos ante la bestialidad que le tocabaescuchar y la clase comenzó a reír a carcajada limpia
- De maquillaje, del programa de TV favorito, de los códigos binarios de los procesadores – Sonó la burla por el fondo. Ver a la morena reventando en una carcajada le recordó porque había decidido la tutoría para Caro
- Silencio por favor! – Reordenó a sus alumnos y miró hasta donde se encontraba pidiendo seriedad y solo le devolvía aquella mueca de “lo siento, no volverá a ocurrir” – Charlar, exacto… pero no de moda ni de chicos… Recordemos que estamos en el siglo XVII y que los procesadores no existían – y no le quedó más que sonreírle a la ignorancia que tenía la niña – Pero como la vida nadie es tan interesante para que queramos escucharlatooodo el tiempo, una y otra vez… debemos hacer algo que nos guste a todos ¿Y que creen que podrá ser eso? Y no me contesten que tener relaciones sexuales por favor – Se atajó de antemano porque sabía que más de uno lo estaba pensando y tenían un buen motivo sentado en un pupitre con las piernas cruzadas de medio lado. El comentario llamó a las risas nuevamente – Quiero escucharlos…
Pasó el tiempo y nadie contestaba, nadie arriesgaba… y sólo se oía el murmullo de Jenny y Bodo allá final y los alumnos perdían la concentración y aquello le irritó. Muy hermosa, mucho enamoramiento e infinita la piel pero primero muerta a torcerse ante la impertinencia
- En voz alta por favor… – Llevó las manos a la espalda como cada vez que se disponía a escuchar – Pueden opinar, en mi clase se habla claro y abiertamente – Y le clavó la mirada con rigor a los dos, era su clase y tenía normas y todos los que estaban presentes las cumplían y si Buda se sentaba en una de esos pupitres las cumpliría. Y se hizo el silencio, los alumnos conocían de que se trataba el tono elevado
- Mierda Bodo!!! – Sonrió inquieta mientras se hacía pequeña en su asiento como su aquello fuese a salvarle de la reprenda
- La profesora Hartmann… – Jenny palideció al escucharlo, maldito cobarde le echaría la responsabilidad a ella – cree que sabe lo que es…
- Cree??? – preguntó con la ceja en alto y caminó hasta colocarse en frente de ella – Cree??? – Jenny estuvo a punto de relamerse los labios cuando se imaginó siendo una alumna real a punto de recibir el fuego que traía en la mirada su profesora. Vino un calor de lo más inoportuno con la fantasía y la realidad con el codazo de Bodo para que respondiera
- Sí creo!!! –miró A Bodo avisándole que no toleraría una más –creo… que recuerdo algo que leí en algún libro… – Señaló hacia atrás de su hombro alguna época de antaño – alguna vez… – respondió vago aumentado su enojo, jugó con fuego porque era excitante y porque dentro de dos segundos Emma aplastaría sus fantasías – Porque los bailarines leemos también, poco, pero leemos…
- Es qué profesora Hartmann? – Su paciencia parecía agotarse porque ya figuraba que clase de alumna era Jennifer
- Cantar y bailar… – Dijo con una sonrisa provocadora y superada
- Esta en lo correcto!
- Pero me dejó pensativa su comentario de los grilletes… Deberé conseguirme unos y comprobarlo por mi misma – Los alumnos volvieron a reír y Emma le miró preguntando en silencio si estaba loca o qué ¿Cómo era que hacía esos comentarios en frente de todos? – No tiene importancia… – Usó su mejor entonación de desilusión, sabiendo que funcionaría, que había funcionado con cada uno de sus profesores. Una duda en alumno para un profesor se comparaba a encender una lamparilla para un insecto – Es solo una duda…
- Lo de los grilletes??? – Preguntó confundida y volviendo al frente de su clase – explíquese mejor
- Quería saber si solo habían condicionado a los esclavos respecto de la percusión
- Muy interesante pregunta – Le sonrió, algo se le había pasado por alto y la morena se lo recordó de una manera muy instigadora– Quizás lo más condicionado haya sido el baile… las cadenas medían de 30 a 40 cm así que los pasos debían ser cortos… Algunos estilos de danzas centro y latinoamericanas hasta el día de hoy lo conservan… Esa es la información que manejo profesora – y pensó retribuírselo con el doble de carga – Pero si quiere comprar los grilletes y experimentar por usted misma nadie le detendrá… – Y la clase volvió a explotar en carcajadas y Jenny quedó con la boca abierta… Era genial cuando se lo proponía era simplemente fantástica…
- Hizo falta… – Pidió silencio… –Hizo falta la abolición de la esclavitud para que pudieran hacer los instrumentos en libertad – caminó por entre medio de los pupitres – Pero como la sociedad es “cruel” y recuerda… estas personas no dejaron de negros ni menos esclavos
- Discriminadores… – Alguien dijo por lo bajo y lo escuchó claro y lo dejó pasar… no era centro de lo que quería explicar
- La rumba, en sus tres estilos más destacados, se convirtió en música de pobres. En la música popular de la época, obviamente porque eran mas en cantidad los pobres que los ricos
- ¿No son comunistas en cuba? Pensé que no había pobres…
- Faltan aproximadamente 90 años para que lleguemos a la Revolución Cubana y en todas partes del mundo hay pobreza independientemente del régimen que tenga el país… Quien le dice lo contrario le miente Sr.Özgül… Durante los años 20 y 50 del siglo pasado la rumba llega a su máximo apogeo. Al resto del mundo le fascina el ritmo alegre y sobre todo a los norteamericanos pero poco y casi nada saben de su origen pagano, social y triste – consultó su reloj pulsera ya casi era la hora – Y la decadencia llega con el régimen comunista – Señaló a Timo, esta era la respuesta a su pregunta – No me atrevo a llamarlo decadencia Sr. Özgül – Llevó la mano a su mentón pensando como lo definiría
- Por qué profesora???
- Simplemente quedó encapsulado en Cuba y hay dos razones para eso. Una… – enumeró con el pulgar – Es la ley migratoria Cubana, es casi imposible salir del país y lo más importante si sales no puedes llevarte nada y la otra es el bloqueo que EEUU le realiza, toda la tecnología llega décadas tarde…
- Así que no tenían medios de difusión masivos…
- Pero por más bloqueados y olvidados que estén en el mundo capitalista Cuba es una sociedad y la música responde a una sociedad… lo que tiene movimiento tiene viva… Y lo que nos ocurre a los humanos es que no sabemos voltear la mirada y fijarnos en lo que vive… En la próxima clase abordaremos las voces cubanas más importantes y los coros… Son libres y que tengan buena tarde – La garganta estaba seca y se acercó a su escritorio a buscar su botella de agua
- Excelente, no? – Bodo le preguntó con una sonrisa pilla – Aprovecha las clases… No creo que le veas hablar de esta manera en ningún otro ámbito
- Por qué será??? – Preguntó con los ojos clavados en ella
- Ni idea – se encogió de hombros – nunca se lo pregunté y quizás debas preguntárselo tú – Se levantó dispuesto a marcharse y a cortar el rollo amistoso inexistente – no olvides el reporte…
Solo quedaban las dos y la intimidad… Sonrieron a la distancia y ninguna daba el paso, no era una odisea acercase si no separarse, había sido así por la mañana entre besos, abrazos y susurros y aquí no podían permitírselo… Ganó la ley de la gravedad y agacharon las cabezas sabiendo que su comportamiento era peor que el de los adolescentes a los cuales les enseñaban… Otra ironía de la vida
- Debes haber vuelto locos a tus profesores en tu adolescencia – Preguntó mientras acomodaba sus carpetas – Rayas entre lo arrogante y lo sensual y lo compensas con conocimiento… Es una buena táctica para llamar la atención
- Gracias… Y solo la pongo en practica con los profesores que me gustaban… – respondió con astucia y jugó con sus dedos en los labios mientras esperaba que Emma llegase hasta ella – Aquellos que tienen la vivacidad para convencer de lo que enseñan es divertido e importante – Con la punta del zapato acarició su pierna – Estuviste genial…
- Gracias… – Iba directo a su boca y estrelló los labios en la piel de su frente y las manos de Jenny cayeron sobre su cuello. Besarse aquí era tentar al mismo peligro – Eso es un suplicio – tomó el lugar contiguo a ella
- Ánimo… – tomó su mano y la llevó a su boca para besarla – Ya casi acaba el día…
- Estoy muerta de sueño – fregó sus ojos y la morena de dedicó a acariciarle el pelo – Necesito una siesta
- Emma… Tengo que decirte algo
- Qué? – Algo malo de seguro, no era bueno aquella seriedad – Qué pasa Jennifer?
- Pasó algo después de que te fuiste de casa por la mañana – acarició su muslo con lo cual Emma tomó rectitud en su banco – Algo malo…
- Qué???
- Amigo… – Tomó aire y lo soltó de una – despedazó tus zapatos preferidos
- Ah… – se relajó al escuchar que no era algo sobre ellas – Que??? – Cayó en la cuenta
- Tu perro – Comenzó a explicar – Amigo… – No sabía si ese era su nombre pero por como venía la mano parecía que sí – los hizo trizas. Cuando volví al cuarto vi una cosa blanca que sobresalía por debajo de la cama y me dije ¿Por qué no un paseo con el cachorro? Silbé y no salía así que me agaché y allí lo vi con tu zapato en la boca…
Emma se llevó la mano a la frente ¡Supuestamente debía destrozar los zapatos de Jenny no los suyos! Ni el perro le obedecía!!! El único mal que le había deseado se había vuelto en su contra… Cierto era eso de que todo en la vida volvía y terminó por reír de esta pequeña desgracia, hoy era una zapato y mañana sería su sillón. Pasó el brazo por los hombros de la morena y la atrajo a su cuerpo para dejar un beso en su mejilla…
- Mañana compraré otros zapatos… No tiene importancia – Dijo mientras le apretaba
- Y otro cojín… – Se acomodó como lo que el pupitre le dejaba para sentirla lo mejor posible
- Y otro cojín… – de sobra sabía que el cojín había tenido la misma suerte que sus zapatos
- Adelante… Doc. – Sonrió la extraña sorpresa ¿Qué demonios hacía la psiquiatra de la empresa en su despacho? Malditos viejos llorones, depresivos y obsesivos por su trabajo, gracias a ellos esta persona que creía conocer la mente humana merodeaba los pasillos – En qué puedo ayudarle??? – Se recostó sobre su sillón ante la leve sensación de que no podría ayudarle en nada y menos si se trataba de Emma
- Estuve revisando los expedientes médicos de la Dra. Müller – Tomó asiento – y algo llamó mi atención… No están las revisiones psicológicas obligatorias
- ¿No están??? – sostuvo la careta de irritado – Cosas que pasan, seguro que se traspapelaron…. las buscaré para Ud. – Y le entregó un sonrisa diligente, no vaya ser que creyera que estaba obstaculizando su trabajo
- Harás que un psicólogo te las firme… – Se sacó sus gafas y las metió en el bolsillo de su bata blanca – Realmente creo que no estas entendiendo lo arriesgado que es todo esto
- Arriesgado??? – Claro que lo entendía, desde principio a fin y él no había tomado las decisiones si no la empresa… todo aquí era dinero y Emma a la empresa le hacía ganar dinero, la conservarían a cualquier costo – Somos un grupo de intelectuales que planeamos cosas ¿Qué hay de arriesgado en eso Doc.?
- La Dra. Müller no siente empatía y lidera un grupo de 10 investigadores – comenzó a enumerar – Duerme 4 o 5 horas por días y sin embargo se destaca en la disciplina, tiene dos trabajos… No entiende el doble sentido pero puede resolver complejos ejercicios de cálculo matemático… Toca el violín perfectamente y tiene un oído privilegiado
- Una mente bien educada… – Fue la excusa pertinente
- Una mente anómala – La rebatida – Y la educación que le dieron de seguro se centró en su inserción social, reglas y normas… y sobre todo los modales
- Eso debería preguntárselo a sus padres – miró lo estaba en su escritorio ganando algo de tiempo y pensando con que la extorsionaría para que cerrase la boca – No lo sé… Para mi Emma simplemente es un intelectual un poco retraída, no más que eso…
- Sabes que no es así… – negó con la cabeza porque su carrera estaba en juego la empresa no le perdonaría una sublevación de este tipo – No controla sus emociones ni las relaciones interpersonales… No esta apta para trabajar en compañía
-A la mayoría de los humanos les pasa lo mismo – levantó sus brazos – Sus vidas emocionales son una mierda y todas las mañanas se levantan para trabajar
- No!!!se levantan a relacionarse con otras personas!!! la Dra. Müller se levanta a trabajar – intentó bajar el tono
- ¿Cuál se su diagnóstico Doc??? – Preguntó arrogante
- No lo sé!!! – Se encogió de hombros – No puedo diagnosticarla sin tratarla…
- Aquí las especulaciones no sirven – el puño golpeó sobre el escritorio – Y no las aceptaré de alguien como usted y menos en contra de Emma!!!
- Dennis…
- Y lo lamento si Emma no pudo mostrarte empatía mientras te la llevabas a la cama!!! – cerró los ojos intentando traer el alma al cuerpo – Eso no significa que lo haga con todo el mundo… No significa que no este sintiendo – No conmigo por dios… le gritó la conciencia, algo debía significar el pasado que tenía junto a ella
- Sé que es difícil de aceptar… – Intentó un tono compresivo y empático
- No hay nada que aceptar!!! – Dijo completamente cerrado a la discusión – No hay nada que tratar… y si no lo entiende recoja sus cosas…
- Excelente clase… Te ha quedado genial – Bodo palmeó la mesa indicándole que se sentara – Toma… – le alcanzó una taza con café – Tienes listo todo para esta noche???
- Sí – Agarró un sobrecito de azúcar y lo vertió en la taza – Conseguí al menos una entrevista con un “prestigioso profesor de canto”… Mi madre me ayudó…
- Desde cuando lo bebes con azúcar?
- Desde nunca… es solo que me siento un poco mareada – tomó otro sobre y lo endulzó más – En fin, creo que este hombre siente atracción por mi madre… Le dejé 5 mensajes y no respondió ni uno y mi madre le llama, él le atiende y encima le da la entrevista como si nada…
- Jajaja… todo el mundo esta atraído por tu madre – Era una mujer interesantísima a pesar de sus años… abierta y graciosa, poco le recordaba pero no se sacaba del cuerpo esa sensación que tuvo la primera vez que le vio – Es genial...
- Espera… que no es todo – Le pidió que se acercarse – Mi madre me contó que cuando le dijo el nombre de la academia casi no acepta verme y que tuvo que dejarle en claro que yo era su hija para que accediera… extraño, no??? – terminó por levantar la ceja
- No… en realidad, no – La cara de incomprensión de Emma le dio gracia – Después de lo que sucedió con la Srta. Vogel perdimos muchísimas alianzas… otras escuelas, discográficas, teatros, etc. todo se fue al carajo en un santiamén
- Entiendo… pues habrá que ver su podemos recuperar la confianza, no? – dijo en su tono más optimista – Vamos que llegaremos tarde – le hizo un gesto con la cabeza para que se encaminara
- No… Jenny irá contigo
- ¿La profesora Hartmann? – preguntó totalmente descolocada – Eso no es bueno… Nos deja demasiados expuestos… Y a mi sobretodo
- Esa es una orden de Bergmann que no puedo saltar – puso cara de pena – La excusa es el acompañamiento pero…
- La realidad es la vigilancia, perfecto! – Dijo con todo el sarcasmo que cargaba – Es lo mejor que puede pasarme… Intentar una relación con ella y por el otro lado afilar los cuchillos para degollarnos… Que romántico!!!
- Jajaja…Tú sabes porque razón Jenny esta atada a Bergmann, sólo sigue órdenes y que no se te olvide que no le gusta que le digan lo que tiene que hacer – Envolvió su mano transmitiéndole un poco de tranquilidad, él por el momento no veía amenazas…
- A mi la profesora Hartmann no me a dicho nada… así que no sé nada – se desentendió con una sonrisa de toda la información que poseía – Y no saber nada solo me permite desconfiar…
- ¿Y duermes con ella? – preguntó con el ceño fruncido y a la espera de saber como engranaba aquello en la cabeza de su amiga
- ¿Como me dirá la verdad si no le permito acercarse? ¿Cómo se supone que me ganaré su confianza? – Bodo asintió con la cabeza, era lo lógico, Emma lo estaba haciendo perfecto
- Ah!!! – se golpeo la cabeza – Casi se me olvida - Ah… Jenny es quien hará tus reportes – le informó – Dudó que haya uno negativo… Y nada mejor que unas buenas recomendaciones de la futura directora de esta academia
- Eso depende de mi rendimiento, no?
- Sí pero no precisamente del académico… amiga – Dijo con malicia – Nadie es tan profesional como para separar los tantos de tal manera…
- ¿Y si lo es? – Implantó la duda y no espero respuesta Bodo no podía responder… solo el tiempo lo diría – ¿La encontraste en la puerta? ¿Espiando?
- Tal cual… – le indicó silencio apenas vio que la morena se acercaba hasta su mesa
- ¿Lista??? – Bolso al hombro y las llaves del coche en la mano, dispuesta a lo que sea. Emma se tomó un instante para observarla, imposible que aquellas manos tan lindas tuvieran semejante mancha ¿Y las joyas? ¿Qué cubrían las joyas?, lo sabía todo y aun así se moría por que aquellas manos le rozasen la piel… definitivamente había perdido la cabeza
- Lista… – Se levantó de su silla también dispuesta a todo
- Suerte chicas…
- A dónde vamos??? – preguntó apenas traspasaron la puerta de salida
- Al pasado… – Demasiado escueto para la morena
- Espero que sea al tuyo porque mío es un desastre – dijo mitad en broma mitad en serio
- A mi antigua escuela
- Perfecto – Se sintió ansiosa por saber un poco mas de su vida
-
Vamos Emma… – Tomadas de las manos, Jenny dando un paso
adelante y Emma otro hacia atrás, un juego de cinchada para desconectar un poco
del trabajo o para ir a casa a dormir porque mañana había que trabajar temprano
por la mañana – La negociación con aquel “viejo” ha sido una porquería…
necesitamos divertirnos…
-
Aquí??? – Señaló la fachada del lugar – Si querías ir a un galpón inmundo
podemos ir al taller de mi hermano… Y no le digas “viejo”que es un profesor
prestigioso – Reprochó su manera de referirse a quien había aceptado 4 de sus
alumnos en su antigua escuela, una de las más prestigiosas y costosas de toda
Alemania… Y tiró con fuerza para su lado
- No
le digas “inmundo” a este lugar precario – puso cara de indignación y frenó sus
pasos
-
Lo siento, yo… – De pronto estaba fucsia y casi sin aire al saber que su
comentario había sido horrible y casi llegando a discriminador – No quise…
- Por
favor… – Le importaba una mierda la culpa que Emma pudiera sentir al faltarle a
su moralidad, no estaba rogando por hacer un juicio de moral solo quería entrar
y probarse en un lugar distinto de la cama– Por favor… – Susurró pegada a sus
labios – Prometo que lo pasarás bien… – La besó y aprovechando el efecto que
provocaban en la rubia los acercamientos espontáneos tiró para su dirección –
Además será educativo…
-
Educativo??? – preguntó desconfiadacuando recuperó el pensamiento – No vengas a
decirme que semejante griterío gutural es el sonido del aprendizaje… porque sé
que esto es una fiesta
-
Lo aprendiste en un libro, bonita??? – Preguntó bromeando y arrastrándola hacia
la puerta
-
Jajaja… No! – era un comentario bastante cómico y apropiado – fui a algunas
fiestas en mi vida… – Pero no de este tipo, el volumen de la música ya le
permitía figurarse la locura que había en el interior
-
No es cualquier fiesta – Frenó sus pasos porque no quería obligarle y hoy se
sentía lo suficiente segura así que le tendió la mano dispuesta a enseñarle –
Puedes confiar en mí… – y lo complementó con una mirada profunda que podía
derretir lo que estuviera en frente
Y
a Emma le hubiera encantado poder creer en sus ojos azules pero la vida no se
vivía ni en el cielo, ni el mar, ni volando, ni hundiéndose, ni aterrizando, ni
emergiendo, ni “dándolo todo guardándose lo importante”… Sonrió algo torcido
porque la conciencia le pesó como el cemento dado a que no era ni la mitad de inocente
ni ignorante queJennifer creía
-
De acuerdo… – Esta iba por las veces que le había hecho correr fuego en las
venas, por eso cerraría los ojos una vez más y las que hicieran falta…E hizo a
un “costado” aquella vieja rutina de dar paso al costado y dejar que todo pase,
la vida no era más que un momento armado de pequeñas cosas…
¿Para
que demonios se había aferrado aquella mano? Cruzó la puerta y ya había chocado
con el sudor de 10 personas por lo menos…Odiaba las multitudes y los altos
decibeles de sonido eran insoportables para sus oídos, quizás era lo único que
destetaba de su organismo porquela condicionaba a asistir a determinados
lugares. La morena le sonrió y automáticamente cambió la cara de desagrado por
una sonrisa radiante y así siguieron avanzando.
Algunas
lamparillas de colores en el techo más unas serpentinas que caían irregularmente…
El piso estaba patinado de un fango que era mezcla de tierra y la bebida de los
que habían perdido el equilibrio ya bien temprano por la noche.¿Cómo era que
Jenny podía pisar el barro con esas botas costosas capaces de alimentar una
familia entera por semanas?Le vio mecer el cuerpo al compás de la música y la
curiosidad se acrecentó y aún más cuando se saludaba a besos y abrazos con todo
aquel que se cruzaba en su camino
Estaban
bien lejos del Ballet y de la elegancia y finura que lo caracterizaba, estaban
a la misma distancia de aquellas piezas clásicas que solían sonar con potencia
en su casa y sin embargo la morena parecía no notarlo, parecía que compartían
mucho más de lo que se veía a simple vista. Aprovechó su distracción para
espiar el rudimentario escenario y dejó de contener la respiración al ver
músicos y de nacionalidad cubana… todos y cada uno de ellos percusionistas.
-
Podrás contarle más cosas mañana a tus alumnos… – Le habló al oído sintiendo
orgullo por el tanto que se había anotado a su favor, tal cual lo creía no
había fallado – algunos son “viejos amigos míos” – y la levantada de ceja que Emma le hizo
corregirse – No de esos amigos… de los amigos de verdad – Recordó que no tenía
amigos – Conocidos… eso, son conocidos
-
Lo entiendo… – un simple parpadeo y una sonrisa y basta de poner en aprietos – Y me encantaría platicar con uno… Gracias
-
Pero tendremos que esperar hasta el receso para eso – Le hizo una seña a un
músico y le indicó en donde estaría – Así que vamos a sentarnos…
-
Ok…
Volvió
a chocar con todos los cuerpos que pudo pero esta vez porque no logró dejar de
mirar el escenario, gracias a dios Jennifer la conducía de la mano. La
percusión no era su área, aparte de las cuerdas, manejaba bien los vientos pero
con la percusión la cuestión era simple: no podía ejecutarla, si lo hacía sus
manos no serían capaces de tocar su violín jamás en la vida… Destrozaría la precisión
de sus falanges…
-
Cómo es que conoces este lugar? – se sentó los más recto que pudo, la sensualidad
ya la cargaba Jennifer, que a diferencia de ella, cruzó sus piernas dejando medio
muslo a la vista por la raja de su falda. Era una cuestión de tiempo que
alguien se les acercase…
-
Bueno… “salí” – Y afirmó con la cabeza para hacerle saber que sí, que era
alguien con quien se había acostado – Con un chico que venía aquí… un bailarín,
un buen bailarín… – Y cruzó las manos sobre la mesa, ya estaba, la verdad no
era tan mala sino más de lo mismo
- Y
que pasó con él??? – avanzó por que la información le supo a nada
-
Lo de siempre… – Sonrió – No supe valorarle, no le di una oportunidad, jugué
con él hasta que me aburrí…
-
Vaya… – Se acomodó un poco en la silla, sacó un papelito que estaba en la mesa
y sus manos que de repente estaban inquietas se escondieron debajo de la mesa.
Nervios… Jenny descifró que aquella manía de limpiar su espacio venía cuando
algo le incomodaba, lo apuntó mentalmente…
- En
fin, pasado…Creo que ahora es buen esposo de alguna buena dentista aburrida –
Emma terminó por sonreír, había que ser bien descarada e hipócrita para
dedicarle semejante palabras de burla a un ex pero entendió que solo se mofaba
de lo trágico de su pasado
-
Bueno… Tú no estas muy lejos de lo mismo, no? – Levantó los hombros y apoyó la
espalda en el respaldar de su silla, parecía relajarse y dejó escarpar sus
palabras sin ser tan consecuente – Poco tengo de divertida… – Levantó la ceja
pidiendo cuidado en sus palabras, que también le podía pasar a ella y que
quizás hasta le estaba pasando
-
Si… – se reclinó sobre la mesa mordiendo sensualmente sus propios labios – …esta
es tu forma de pedirme matrimonio te digo que es muy original… y apresurada – Y
terminó por sonreír
-
Noooo!!! – saltó de su silla como estuviera forrada de clavos –Coof!!! Coof!!!
– Y entre querer negar y desmentir se olvidó de tragar debidamente – No lo dije
por eso!!! – dijo con un hilo de voz y la mano fue a parar a la garganta
- Emma!Sólo
bromeaba Emma… – La preocupación le embargó al ver que estaba demasiado roja y
se colocó a su lado para palmearle la espalda – Una pésima broma, respira
tranquila por dios!!! – Estúpida! Si no tuviera que asistirla se hubiera
reventado el cráneo a golpes en contra la pared… Agua solo necesitaba agua y
miró a la mesa y no había nada allí, recién acababan de sentarse. Una mano pasó
por su campo de visión con un vaso y se lo arrebató – Bebe… – Y sin saber que
demonios era lo que contenía se lo puso en los labios. Y Emma desesperada lo
tomó
-
Ya esta… – Sobó su espalda
-
Hey! Me debes un trago – dijo el pobre hurtado
-
Eso… tranquila… – Secó algunas lágrimas que se le había escapado por el
esfuerzo. Debía tener más cuidado con lo que decía si no quería el sincope y el
posterior para cardiaco – Cómo te sientes? – preguntó apenas dejó de beber,
casi medio vaso de un mojito cubano
-
Mejor… – Otra gran mentira, la vergüenza le corría por dentro, había hecho de
una simple broma el fin del mundo y una puta atracción para las mesas cercanas.
Y lo peor era que la garganta ardía como el mismo infierno – Es sólo que…
-
No pasa nada… – Acarició sus mejillas y la miró a los ojos para cerciorarse de
que todo estaba bien – Tranquila… bonita – Sonrió para transmitirle confianza
-
Hey!!! Lesbiana!!! – Y el grito de aquel pobre infeliz retumbó en los oídos de
las dos – Te dije que me debes un trago ¿A ver como mierda me lo solucionas?
-
Pide lo que quieras – Cerró los ojos soportando partirle la cara a quien le
hablaba a su espalda – Para ti y para tus amigos… a mi cuenta, lo siento – lo
mejor era dejarlo pasar
-
Y quien demonios eres tú??? – El tono era neutro a pesar de la grosería aquella
persona solo necesitaba un nombre al cual cargar su trago y Emma rápido
hurgueteaba sus bolsillos en busca de algún dinero y su mirada no estaba atenta
para ver lo que estaba por suceder
-
Lo mismo me preguntó yo – Se dio la vuelta encolerizada – ¿Quién demonios eres
tú para creer que puedes hablarme de esa manera maldito imbécil???
-
Hey!!! Tranquila muñeca…
-
Jenny… – Los ojos de Emma casi se desorbitaron y logró sujetarle por el brazo
con fuerzas impidiéndole que se acercara a él– Vamos… Jenny… vamos… – Rogó
porque todo quedase en la nadaaun sabiendo que estaba bañada en gallardía y
petulancia – Vamos… – le soltó de a poco cuando parecía que volvía la calma.
Encontró el dinero y estaba dispuesta a entregárselo a aquel hombre con la
pertinente disculpa… Y lo que siguió fue muy rápido, lo que quedaba del mojito
se estampó contra la cara de aquel hombre. Emma quedó estática, con la boca
abierta de par en par y con el billete en alto al ver como se quitaba el
alcohol de sus ojos
-
Hija de puta!!! – Un paso adelante y un grupo de hombres lo estaba sujetando por
todos lados y le alejaban de donde ellas estaban preguntándole si estaba loco
Miró
como la morena se mantenía erguida y con el mentón en alto mostrando orgullo de
sus actos. Bien sensual y femenina y bien tosca y enardecida… ¿En qué demonios
estaba pensando con semejante atrevimiento? ¿Qué hubiera pasado si nadie
detenía aquel hombre? Destetaba la violencia, no encontraba justificativo para
talestupidez humana de solucionar problemas con golpes e insultos
-
Nos sentamos bonita??? – Propuso con una sonrisa como si nada hubiera pasado
-
Nos vamos a casa… – Fue su determinante respuesta
Estacionó
el coche en la puerta de la casa de Emma, esta primera salida había dejado
mucho que desear y un silencio que les había acompañado todo el viaje de vuelta
¿Acaso no le había prometido que no se arrepentiría? ¿Qué lo pasaría bien? ¿Qué
podía confiar en ella? Cerró los ojos ante el fracaso y llevó la mano a su
nuca… realmente había salido todo como la mierda
Se
había sentido humillada y no acostumbraba a dejarse amedrentar por nadie con o
sin fundamento y menos en frente de la persona que más le importaba, solo se
había defendido según ella.¿Pero de que? Solo le había dicho lesbiana y ahora
era una lesbiana ¿o no?Y Emma también era lesbiana ¿Y de que modo procesaba
todo esto???
-
Hasta cuando el silencio, Emma??? – Preguntó después de un largo suspiro,
pensar no traía respuestas sino más preguntas que se sumaban al silencio de
Emma – ¿Qué tendría que haber hecho, Emma? – las manos cayeron sobre el volante
mostrando toda la frustración que causaba la situación
-
No lo sé…
- ¿No
lo sabes? – Escupió ironía porque no podía dejar de sentir que estaba tachando
su conducta de primitiva y agresiva – Tú siempre lo sabes todo… Tú lo piensas
todo…
-
No es así… – De la forma más insípida e inexpresiva la sacó de su error – No lo
sé todo y menos puedo racionalizarlo todo… – Y pensó bien lo que decir– Y no es
necesario que te defiendas de mi – terminó por sonreír de una forma
extraña
-
Lo siento… Lo siento… Me sobrepasó la situación… No pude controlarme – agitó
las manos con desesperación es que era de recordar y enfurecerse nuevamente y
de hablar y empeorar todo
-
Y posiblemente te sobrepasará más veces... no es fácil escuchar lo que
escuchaste – Siguió con aquella entonación que no trasmitía nada
-
Tú en cambio pareces acostumbrada!!! – Levantó los brazos indignadísima para
golpearlos nuevamente contra el volante
-
Estoy acostumbrada a no escuchar lo que no quiero oír… Y mi consejo es que deberías
intentar hacer lo mismo si quieres evitar pelear cada vez que escuches algo que
no te guste…
-
Estás enojada? – Era lo único que quería saber… si podían dormir juntas, si
podían olvidar juntas y si podían despertar juntas una vez más y que todo se fuera
a la mierda
-
No… – Le sonrió cálidamente – Que tengas buenas noches Jenny – Dejó un beso con
un gusto extraño en sus labios y todas respuestas negativas
-
Lo siento… – Logró disculparse nuevamente antes de que se bajara del coche
-
Mierda amigo!!! – apenas subió la llave de la luz vio el desastre que era su
casa. Plumas por todos lados y en el medio del pasillo su zapato preferido
hecho añicos. Se llevó la mano a la frente… su zapato, el cojín y ahora una de
sus costosas almohadas de plumas. Enyesado y todo parecía que su “amigo” no
tenía dificultades para subirse a la cama. Dejó lo que tenía encima sobre el
sillón y comenzó a recoger, no pegaría ojo sabiendo que algo estaba fuera de su
lugar…
Se
apoyó en el marco de la puerta solo para observarla. Leía algo con total
concentración mientras hacía un repiqueteo nervioso con su bolígrafo. Estaba
nerviosa e insegura, y no era para menos, sus días en la empresa estaban
contados y su matricula profesional atada al criterio de sus empleadores y todo
por un capricho, por una idea, por una especulación…
Una
pregunta sin respuesta no era más que la chispa que encendía la curiosidad, le
seguía la investigación y a posteriori el enunciado de hipótesis, pero lo más
importante eran las pruebas empíricas y los resultados que las mismas
arrojaban. La mayoría de las personas creían que el ritual metódico era algo
que concernía a la ciencia cuando en realidad la vida misma era un enorme
ensayo en el cual se ponían a prueba las acciones, los conocimientos y
sentimientos…
Realmente
era hermosa e inteligente, realmente le gustaba el afín de sus personalidades
pero no tanto para llegar a ser su conejillo de indias, no tanto para dejarle
sentenciar aquello que creía saber. No debía haber algo, en este universo, tan complejo
y poderoso como la mente humana y error de todas las personas que trabajaban
con ella era dejarse seducir por lo entreverado de sus encantos
Animales
con pensamientos, no había nada de divino en aquello y así de imperfectos que
nos obsesionan tanto los cuerpos como las conductas y así de repetitivos y poco
originales para caer siempre en las mismas preguntas y así de poco valientes
para dejar de cuestionarnos “ciertas cosas”.
Lo sabía, alguien le había enseñado que un comportamiento distinto era antihumano
-
Se puede??? – Y no esperó contestación, simplemente se adentró. Y no hubo
amonestación, le estaba esperando.
Un
silencio le indicaba, que al igual que todas las veces que entraba en esta
habitación, estaba siendo observada casi llegando a estudiada. Detrás de los
cristales de sus gafas se hallaba el escrutinio y la egolatría en todo su
esplendor y aquello solo le confirmaba que no le debía piedad, que ya
suficiente había aguando de sus insolencias
-
¿Qué es lo que quieres? – Preguntó mientras cerraba la puerta
-
Tus reportes psicológicos… – Dijo con los ojos clavados en los papeles que
tenía en su escritorio – Algo que me dé una pista de lo que padeces…
-
De lo que padezco??? – preguntó extrañada mientras tomaba asiento y se cruzó de
piernas con una enorme sonrisa. Y esa caramelera estaba repleta y no pudo
evitar la tentación, uno a la boca y otro al bolsillo – Qué es lo que
padezco???
-
También hago ciencia!!! – Levantó la voz porque sabía que la Dra. estaba
riéndose en su cara
-
De una manera poco convencional… – Dijo imponiéndose y bañándose de crudeza –
Durmiendo con tus pacientes y poniendo en riesgo tu carrera
-
Tú has sido la única!!! – gritó sin poder contenerse, era su profesionalismo el
que se sentía herido
-
No hagas que sea la última… – intentó no perder la calma – ¿Dónde crees que te llevará ese afán de
búsqueda?
-
A la satisfacción de mi curiosidad profesional – Dijo apretando las muelas –
pero entiendo que no puedas comprenderlo ni mucho menos sentirlo – Le atacó con
la mirada en alto – He visto lo que padeces gracias a mi falta de
profesionalismo
-
No has visto una mierda – terminó por escupir mientras se levantaba de la silla
sin mas paciencia para escuchar semejantes estupideces – Y no verás una mierda
-
Me amenaza Dra.??? – Preguntó apenas pudo encajar la mandíbula. Lo fascinante
era la muestra de enojo, aquellas palabras no eran más que el acto reflejo de
la defensa, muy humano y muy lejano de lo que ella creía – No es necesario que
finjas aquí… – Le detuvo con palabras antes de que marchara – Eres muy
inteligente… y algo me dice que no solo con los números y presiento que me
engañas… – Se puso de pie y avanzó hasta acercarse a ella…
La
Dra. le tenía fascinada y esta muy posiblemente fuera la última vez que le
viera… Que viera esa inexpresión, esa indiferencia y ese brillo en los ojos que
contradecía a esa frialdad que reinaba en sus actos, y todo dio igual, ya le
condenaban por decir lo que nadie se animaba. Y le gustó que Emma ni siquiera
inmutase cuando invadió su espacio personal…
-
Que te hizo así? – Y manos de sus paso en un caricia por su mejilla y no logró
moverle ni un pelo. Dolió la ambigüedad de calcular que a lo mejor ella no le
provocaba nada – Desde cuándo? – Buscó en su mirada la razón y poder hacerle
entender que solo quería ayudar
-
Nada… – con delicadeza retiró su mano – Así nací… – Sonrió porque mas de eso no
diría – Déjalo… por favor – Y terminó por salir de su oficina
-
¿Y que? – preguntó expectante apenas Emma llegó a su lado – ¿Le despido? – Se
cruzó de brazos y se recargó nuevamente sobre la pared del pasillo
-
No… – continuó con su camino por
aquellos pasillos blancos y helados como la nieve, eran mismo color de la bata
que le cubría la piel pero le regalo una sonrisa al Sr. de la limpieza
- Insistirá
Emma – Caminaba a su lado y aquel hombre para él era insignificante – Para mi
es mejor despedirla y sacarnos este clavo de encima – mas importantes eran los
problemas de trabajo
- No
la despedirás… no es necesario
-
La reubico entonces – Sostuvo la puerta con la mano para cederle el paso a Emma
– Desde lejos de seguro que no escucharemos sus preguntas… Jajaja – Su
carcajada era pura malicia – De acuerdo, allí la dejo – dijo cuando la mirada
reprochadora de Emma le decía que era suficiente – Si es lo que quieres…
-
Te lo agradezco…
-
Bueno… – Ya no encontró nada más que decir, ni que hacer más que llevar las manos
a sus bolsillos – Te dejo…
-
Dennis… – Se giró extrañado. No le llamaba por su nombre en aquella entonación desde
hacía años y se agitó al saber que pediría algo personal…ya hacía tanto tiempo
desde la ultima vez que le había pedido algo que casi se le estaba olvidando
que algo de placer había en ayudar
-
Si? – Y no pudo reprimir la sonrisa idiota a pesar que Emma tenía los ojos
puestos en la pantalla del ordenador
-
Sería posible que me tomara unos días de vacaciones? – dejó lo que estaba
haciendo y le miró a la cara decirle una verdad – creo que los necesito – y no
se privó de mostrarle en una mueca el cansancio
-
Bueno… – Estaba más extrañado todavía. De los 5 años que Emma llevaba en la
empresa no se había tomado ni un solo día de vacaciones, algo que era
inconstitucional y que encubrían con viajes a instalaciones que estaban en
distintas partes del mundo – No sería bueno, acabas de empezar con tu equipo de
investigación esta semana, sin órdenes no sabrían que hacer – Y lo pensó un
poco más – Pero sabes que puedes hacer lo que quieras…
-
Me tomaré dos semanas – Afirmó con la cabeza
-
Y la investigación??? – Algo definitivamente no estaba bien. Un año para
obtener un presupuesto y cuando se lo entregaron lucía más triste que feliz y
ahora abandona la investigación apenas empezaba – Emma no hay tanto dinero… –
Él todo lo pensaba en números
-
No perderás nada… Lara lo continuará
-
Lara??? – Listo esto ya era una locura, poner montones de euros en las manos de
una niñita trastornada – Tiene 19 años Emma… – no podía creer los que
escuchaba, Emma misma le había dicho que era una niña haciendo cosas de mayores
- Lo
sé y sé que es mucha responsabilidad – Se acercó un poco a él – pero no
viajaré, me quedaré en la cuidad, así que puede llamarme cuando quiera por si
pasa algo. Ella conoce el trabajo – Sonrió al recordar lo que hacía y lo
comprendida que Lara estaba con todo – Puede hacerlo igual o mejor que yo…
-
De acuerdo… – Se encaminó a la puerta y frenó – Puedo hacerte una pregunta?
-
Sí, claro
-
¿Qué es lo que quieres hacer esta vez? – Sus dedos hicieron un repiqueo en la
puerta y la curiosidad por la nueva empresa de Emma volvía hacer que sonriera
-
Plantas… Quiero aprender sobre plantas – se encogió hombros – así que salgo de
aquí y me voy a una florería
- A
un vivero… Jajaja
-
¿A un vivero? – Aquella risa la desconcertó completamente
-
Las plantas se compran en un vivero, Emma, las flores en una florería – La sacó
de su ínfimo error – Que tengas suerte…
Se
sentó, apenas se quedó sola, a mirar el resultado de sus acciones, los frutos
de su vida sólo que esta vez le acompañaba la sensación de perderlo todo… Apoyó
los dedos sobre la mesada mientras buscaba el incentivo que debía ayudarle a
continuar caminando por este desierto. Ahora que le conocía no reconocía su
propia soledad y parecía que todo se solucionaba con una bella mirada
No
podía ser, simplemente no podía ser. Salió de su trance y hurgó en sus
bolsillos en busca de su teléfono y marcó apresurada
-
Norbert! Necesito que nos veamos…
-
Voy! – Intentó gritar pero el bostezo le cortó la voz a la mitad, miró hacia la
cocina y vio la botella vacía sobre la mesa y de pronto aquel dolor de cabeza
tenía significado. Era tan débil y para no “caer” había pasado la noche
bebiendo
Dos
noches y un día era la distancia que la separaba de Emma y le había jurado a su
orgullo que no sería ella quien se acercaría para resolver aquello que no
llegaba ni a ser una pelea. Y en el trabajo solo le había dado las “buenas
tardes” con cordialidad aumentado esa impresión de desinterés y nopermitiría
que le arrebatara la poca dignidad que le quedaba
-
Voy… – Abrió y un rayo de sol casi le deja ciega del único ojo que tenía
abierto y al instante se protegió de él con la mano – Emma… – Y sonrió como idiota
olvidando lo que venía pensando de camino. Siempre demoraba pero era
condenadamente efectiva y oportuna, siempre provocaba el mejor de los olvidos
-
De… de… – demonios!!! El corazón se le
dio un vuelco al ver lo hermosa que era por la mañana… con los ojitos medios
cerrados y el pelo todo revuelto… y por dios!!!... ese babydoll – De-sayuno… – Sacudió
la cabeza quitándose la estupidez y levantó una bolsa que tenía en la mano–
Siento despertarte… ¿Te apetece? – preguntó ingenua
¿Qué
si apetecía? Por dios… la noche había sido una mierda entre tanto pensar, pensar
y extrañar. Dando vueltas en la cama como si en alguno de sus giros le fuera a
encontrar y bailó sola entre sus sábanas de seda hasta que logró soñar con ella
y con algún mundo de cine en el cual los “errores” se arreglaban con besos
apasionados mientras sonaba una linda canción de fondo…
La
tomó de la mano y apenas la puerta se cerró se lanzó contra sus labios…Los
finales eran de los escritores y algunas cosas solo las sabía Dios, lo tenía
claro, pero podía afirmar y reafirmar y hasta apostar su vida a que Emma
también le había extrañado… y que era la persona que la liberaría de la ficción
literaria en cual había estado perdida toda su vida…
Todo
pasaba de por demás rápido. Contaba con el tiempo que duraba un desayuno para
explicarle que no quería estar más sin su compañía por las noches ni por el
día, que sentía que moría cada vez que le soltaba la mano… y todo era su culpa,
ella le había modelado a su antojo, le había frenado los pies y le había obligado
a mirar la vida con nuevos ojos y no necesitaba saber a donde iría a parar todo
esto, alcanzaba con sentir su presencia mientras caminaba sobre lo desconocido...
Ycolisionaban
los cuerpos con premura y se pusieron de acuerdo para dar esos pasos que las
conducían hacía el sillón. Y como siempre, lo que Jenny ataba le apretaba en la
garganta dejándole sin habla y tragaba lo dulce de sus confesionesaunque tenía
el presentimiento de que se notaba mucho la importancia que tenía en sus
desvelos…
Una
mano en el hombro le hizo desplomarse en aquel sillón y no pudo mover ni un
músculo en frente de su sonrisa sensual, ni siquiera atinó a aferrarse con
fuerzas a algo. Y como una ola peligrosa, la morena, avanzaba con sus piernas
contorneadas dispuesta a arrastrarla hasta lo mágico e incoherente. No aceptaba
el desenfreno pero en sus brazos todo era auténtico e indiscutible y lo peor era
que le hacía “creer”…
Cuando
la tuvo en su regazo percibió el dolor de ver como la razón se le escapaba como
agua entre los dedos. Sufría horrores abandonarse y le intimidaba no recordar quien
era ni las veces que estuvo a punto de preguntárselo… De preguntarle si ella
sabía quien era realmente y si aceptaría el vacío que de poco se comía su
corazón…
Respiró
de la piel de su hombroy tembló, vibró entera y apoyó los labios quebrados e
indecisos sobre la tibieza. Escuchó una exhalación ahogada, distinguió el
aliento merodear su cuello y la suavidad de la piel de su mejilla posarse
contra la de ella, poco pretenciosa y solo deseosa de sentir el poder de una
caricia…
-
Tiemblas… – susurró a su oído mientras, ajena a todo, se llenaba de su aroma
con los ojos cerrados – Como cuando me diste el primer beso… – le permitió a su
dedos pasearse por los antebrazos de Emma y recordar aquella sensación que no
tenía superada porque llegaba como hormigueo en el vientre
Volvió
a temblar con el roce y con dulce de las palabras, era tan disímil de lo duro y
riguroso del flagelo que terminó por convencerla de que no podría sentir en su
vida. Y el tacto traía un consuelo que no buscaba pero que siempre encontraba
cada vez que uno de sus besos decidía apoyarse en alguna parte de su cuerpo. Y
casi adivinando su fortuna los labios de la morena estaban en su sien… Simples
e imperceptibles bajaban hasta su mandíbula y las manos subían desde los
hombros hasta su nuca.
Y
Emma se aferró a su estrecha cintura porque se encendía y de a poco desaparecía
esa invisibilidad que le protegía. Era nuevo eso de sentirse viva en un mundo
que para ella estaba muerto, un mundo del cual no esperaba nada, un mundo al
cual no le demandaba nada. Y el silencio, aquel que siempre era compañía, la
mayoría de las veces terminaba por arrebatarle lo poco que tenía así que luchó
contra él…
-
Deberás comerme a besos… – Suplicó por escuchar aquella voz que hacía eco en su cabeza – Y decirme lo que
debo hacer… guíame – Y si exigió una dirección era porque realmente estaba
perdida
- Arriésgate…
Apuesta… Yo tampoco sé que es lo que viene después – Le aconsejó, suave al
oído, lo que nadie tuvo el valor de decirle a ella
-
Quiero estar contigo… – Y Jenny casi se
le escapó una lágrima en frente de aquellas palabras simples. Eran el opuesto
de lo que ella requería, era tan diferente a su “necesito que seas mía”
-
Entonces quédate… el tiempo que quieras…– y pagó el desinterés con
incondicionalidad
La
mirada verdosa estaba expectante y la acompañó todo el camino hasta el primer
botón de su camisa y uno tras otro… desajustaba con lentitud lo que estaba
aprisionado en su pecho y para cuando consiguió abrirla entendió que Emma
estaba totalmente dispuesta a dejarse querer y no pudo evitar mirarlay
encontrarle débil le inquietó
Le
falló a la seducción cuando decidió abrazarse a ella con toda el alma y apoyar
los labios en su pecho…algo estaba siendo simultáneo y reciproco porque la
respuesta de Emma le llegó al instante.Quiso atraparla como si fuera un sueño y
la apretó con fuerzas entre sus brazos rogando por que no se le escapara y sin
querer llamó a gritos a la urgencia.
Bastó
con receptar ese beso apresurado para comprender que esto era aparte de ellas.
Que nada tenía que verlo caótico de sus encuentros y lo enredado de los
sentimientos, esto era reflejo del miedo de amar por primera vez… Y así Emma
bajaba rápidamente sus breteles hasta dejar la prenda a la altura de su cintura
y desesperadamente volvía a abrazarle y a respirar…
Intentó
contenerle como pudo y probó placer y dolor cuando aquella mordida le apretaba
la piel del hombro obligándole a gemir en su oído. Sabía lo que ocurría, ella
misma lo había sentido en carne propia las primeras veces que habían intimado,
era como en este lugar después pudiera soplar una ráfaga que la arrancaría de
sus brazos y la colocaría bien lejos y por primera vez, Emma, le demostraba que
no quería que eso sucediese…
Y
las manos habilosas se deshicieron del cinturón y unos pies desesperados
lucharon contra el pantalón… Su espalda se pegó al sillón y desde el cuello
hacia abajo, directo al pecho y a uno de sus senos bajó la lengua de Emma. Se
retorció de gozo con un choque de pubis y aquello que supuestamente
contaminaba, nublaba y empañaba lo puro traía una calidez que abrigaba como luz
de la mañana… y deseó cubrirse de ella.
-
No te olvidaré… al menos no mañana –Y jaló de la camisa mal colocada de Emma
desvistiendo la pasión, podía complacerle por primera vez y no fallaría…
-
Cómo lo…??? – Miró sorprendida aquellos ojos azules y aquellos labios que
habían respondido a sus más grandes anhelos, aquello que punzaba la cabeza por
las noches. Y se odió por no encontrar la mentira, la desconfianza y la
lujuria. Apoyó las yemas de sus dedos en los labios de la morena acariciando su
textura
-
Deseo lo mismo… – Sonrió y mientras suavemente bajaba su prenda íntima
-
Por que me miras así? – La intensidad de su mirada se le hacía imposible y le
obligaba a bajar su propia mirada, se ruborizaba y temblaba, más estúpido
imposible
-
¿Es que no puedo mirarte? – Sabía que su descaro cohibía a Emma y tuvo que levantarle
el mentón para decirle algo que debió decir apenas le vio aquel primer día en
la academia – Me resultas hermosa e intrigante…
-
Que dices? – Besó la palma de su mano y sacando la resistencia volvió a bajar
la mirada – No…
-
Shhh… – Sopló encima de sus labios – No puedes decirme lo que debo sentir… Eres
hermosa e intrigante… y si lo siento, lo asumo – Buscó acomodarse nuevamente
entre sus brazos y descansar
-
Esta bien… – dijo con resignación al no estar acostumbrada a este tipo de
comentarios. El momento de silencio le hizo olvidar en donde estaba y se
permitió pensar al lado de la tibieza de su cuerpo y enredando los dedos en sus
risos.
Su
madre fue lo primero que se vino a la cabeza, había visto el brillo en los ojos
de su madre, ese destello que aprobaba su relación con Jenny antes de que fuera
existente… Su madre, que todo lo sentía, le había dicho que a Jenny le faltaba
peso, que a ella le faltaba madurez y que lo demás francamente no importaba. El
mejor consejo que alguien le podía dar…
-
Jenny???
-
Mmm??? – Acomodó el flequillo que cubría sus ojos
-
Voy a comparar plantas – Se incorporó llevándose a la morena con ella
-
Ahora??? – preguntó con pena al ver que Emma se desprendía de su cuerpo –
precisamente ahora???
-
Ahora… – Comenzó a buscar su ropa y a colocársela – Debo conseguir plantas y no
matarlas
-
Por qué??? – Entendió que su madre tenía algo que ver en lo de las plantas pero
no sabía más que eso – Quieres enorgullecer a tu madre??? – preguntó bromeando
-
No… – Ya casi estaba lista – Quiero demostrarle que le quiero... ¿Me acompañas
a comprarlas?
-
Sí… – Con toda lentitud respondió por qué su cabeza intentaba descifrar de que
manera unas plantas eran una muestra de amor
-
Hola hijo… – Y Norbert no necesitó mas que mirarla para darse que cuenta que
había hecho todo el viaje con el corazón en un puño.
-
Mamá… – Se abrazó a ella con todas sus fuerzas sabiendo que jamás podría
aliviar el dolor que sufría. Que no había medicina que aliviara los años de
terror – Vamos adentro…
-
Bueno hijo – Desprendió su abrigo y tomo asiento – Sin preámbulos! – Dijo mientras
secaba sus lágrimas con sus manos – Dime que le pasa…
Siempre
hacia lo mismo, tomaba una postura de fuerte que solo duraba un instante y
después de que le escuchara comenzaba el llanto y los temblores. Así era todas
las veces y a pesar de que partía el alma ver a su madre tan rota, le había
prometido que le mantendría al corriente de todo. Jamás le negaría información
sobre Emma…
-
La medicación está fallando mamá…
-
Y eso qué significa??? Tú eres el medico aquí! – cerró los ojos un instante, no
era su culpa, ni la culpa de nadie – Qué significa, hijo???
-
Bueno… – Apretó su mano, Emma era su hija pero también era su hermana e
inevitablemente también estaba lleno de miedo e ir a la escuela de medicina no
le había aliviado – Probaremos otra…
-
Y si no funciona??? – Ya tenía en el rostro dos lágrimas bajando
-
Solo se hará más evidente lo que tiene…
-
Demonios!!! – Apretó sus ojos con fuerzas, era lo único que no quería oír
Esta historia me deja sin palabras a cada capítulo que leo. Memo, tu forma de escribir es absolutamente genial porque consigues que desee, odie o me duela casi de la misma forma que a los personajes.
ResponderEliminarMil gracias una vez más.
Por cierto, a pesar de las ganas de matarte que tuve después del primer enfrentamiento de este capítulo, entiendo que quieras llevarlas al extremo. Eso sí, el día que estas dos se hablen a la cara, sin reproches ni duelos y dejen espacio al amor, será para enmarcarlo :).
EliminarAh, y en cuanto a las últimas preguntas que se hace la ojazos azules, se me ocurren varias respuestas, que la chica tensa la cuerda que da gusto.
A mi las ganas de matarte me vinieron al final jajajaja
EliminarAl igual que tú, Zuki, también estoy esperando ese momento en el que hablen cara a cara sin reproches ni duelos y dejen espacio al amor, aunque tal y como están las cosas habrá que esperar bastante para que llegue ese momento.
Estoy completamente enamorada de Emma jajajaja pero eso ya lo sabes jajaja y la valentía de Jenny para afrontar la relación y no dejar que Emma se escape tan facilmente de las complicaciones que conlleva una relación empieza a ser algo admirable para mi (puesto que soy medio cobarde jajaja) y me da por huir cuando las cosas se complican, aunque creo que esto también lo sabes jajajaja en fin no tengo mucho más que comentar, que no haya comentado ya.
Adoro tu historia, adoro tus personajes, me encanta ver lo que provoca cada capítulo en mi... en fin... eso... eres grande.
Makeys.
Yo me estoy enamorando de la madre de Emma,jajajajajaja, ese rollo bipolar que tiene y lo madre madre que es me encanta!!.
EliminarAyer tuve este último capítulo y sus sensaciones rondando por mi cabeza todo el día, pocas cosas consiguen ese efecto :)
Sí sí la madre también es un personaje tremendo jajajaja me encanta.
EliminarMakeys.
wooo Memo me encanta cada dia me engancha mas, se que eres una persona ocupada pero podrias subir pronto me muero de ganas por saver que pasa as hecho que se despiente los sentimientos de amor, odio, rabia, compacion y de vuelta amor al leer esta historia la relatas tan bien que metes al lector en la piel de los protagonistas si algun dia sacas un libro o si lo tienes con gusto lo compraria.
ResponderEliminarComo siempre la espera merece la pena.Felicidades y gracias por seguir con la historia deseando el próximo capitulo ya que me estoy quedando sin uñas.
ResponderEliminarBesos Carmenci.Barcelona
DIOS... NUNCA UNA HISTORIA PUDO HACERME SENTIR TANTO COMO ESTA TALVEZ SEA POR QUE A VECES SOY TAN CERRADA Y PREJUICIOSA COMO EMMA
ResponderEliminarESPERO PRONTO MAS DE TI MEMO NO TARDES SOY MASOQUISTA
BESOS
Hola Memo, casi nunca escribo aqui pero quiero confesarte q soy una GRAN fans tuya, me pones de los nervios, me das alegrias, nervios, muchas emociones... bravo!!! siempre esperamos con ancias tus capi, sólo una cosita y espero no molestarte pero ya lo hemos hablado en el grupo y es q falta un poco más de claridad en los diálogos.... quién habla, a veces son tan intensos q es fácil perderse, mis más sinceras felicitaciones ;)) Y después de éste enfrentamiento parece q las dos estan en sus mundos pero también atadas la una a la otra, paradójico, lo sé....Gracias por tu tiempo, de verdad!!!!
ResponderEliminarMe creen si les digo que la tensión se acaba aquí? Jajaja ¿Por donde siempre se corta la soga? Por lo más fino… si esto no es lo más fino que alguien me diga que es… jajaja. Ahora en serio, la tensión es lo único que me permite hacer de esto un amor intenso y soltarla en una noche de golpe hubiera quedado horrible… Poco romántico, a mi entender, y hasta ficticio por más irónico que suene… Hemos ido tensando de a poco y de a poco iremos aflojando, quizás salga algo bonito de eso…
ResponderEliminarA la gente que quiere matarme quiero decirles que lo siento, sabía que el final no era muy apetecible y que muy posiblemente a algunas les cayera mal… lo que no sabía era que provocaría ganas de matar… Jajaja… Me ha hecho muchísima gracia pero espero que no ganen adeptos…
A saggi… espero no molestarte yo a ti pero cada vez que me siento a escribir es como preguntarme y responderme sola y lo que queda en ambigüedad no lo modifico porque creo que es válido para los dos personajes, quizás es un poco perverso de mi parte porque yo sí sé de quién es el pensamiento así te pido disculpas… Si te sirve de ayuda en los diálogos habla una primero y la otra después, es una ley para mí, así que si en una línea identificas a un personaje, la que le sigue es del otro personaje… No sé si me explico bien… Pero en este capítulo la frase del final es de Jenny porque la anterior es de Emma y en el capítulo que viene lo primero que aparecerá será la respuesta de Emma… Espero te sirva de ayuda
Muchísimas Gracias por los comentarios…
Y hasta la próxima
Saludos…
Memo
"Quiza salga algo bonito de eso" ¿Pero es que lo duda??????????
ResponderEliminarMakeys.
Makeys yo no lo dudo... saldrá algo bonito de todo eso...Memo dinos que si jajajaja
ResponderEliminarZuki, es exactamente eso, yo ya lo he definido en el face, esta mujer escribe de una forma bestial y lo sigo afirmando y como tal nos deja absolutamente prendadas pensando en la historia, los personajes y los diálogos e incluso, en mi caso, la vuelvo a releer y no me canso... vamos si yo fuera editora estaría persiguiendo a Memo YA!!!
Memo, pero tu estudia y sigue escribiendo cuando puedas :))))
Oye Memo, pues me gusta la explicación de que cuando no sabemos muy bien quién es la que habla no lo cambias porque en cierta forma te vale para las dos, es curiosa la idea, me gusta, (qué arte tienes!!).
ResponderEliminarY tranquila, todavía no hemos matado a nadie, no creo que tú seas la primera. Hazle caso a Pucci y estudia!!. Vamos a tener que buscarte un agente porque ese talento hay que aprovecharlo y darlo a conocer.
¡¡Esa Memo como mola se merece una ola!! Olé, olé, olé y olé. Que arte tienes, madre del amor hermoso. ¡¡Increíble!!
ResponderEliminarjajajajajajajaja tenias que cantarselo jajajaja
EliminarYa se lo he cantado jajajajajaja l@s que tendrian que canterselo sois vosotr@s. ;) jejejejejejejejeje
Eliminarmaravilloso
ResponderEliminarComo? Termina asi la historia?! Nooooooooooooooooooooooooo me dejen asi!!!
ResponderEliminarNo Memo!!! Noooooooooooo
A que tambien tienes ganas de matarla???
EliminarNo, no acaba así, eso interpreto yo,,, acaba la tensión entre ambas imagino que a partir de ahora hablaran sin discutir ni retarse... empezaran una relación más relajada... eso creo yo... me equivoco Memo??
ResponderEliminarEnhorabuena por la historia, parece imposible pero cada vez te superas.
No sé que edad tienes pero parece que lleves toda la vida en esto de la escritura... continua así y no lo dejes nunca,
Sonia
Suerte en los estudios!!!! espero que cuando acabes vuelvas a escribir y termines la historia.
ResponderEliminarUn saludo
Chicas, nueva actualización de Memo: )))
ResponderEliminarA disfrutarla!
GRACIAS PUCCINI
ResponderEliminarYA LA LEI Y COMO SIEMPRE EXCELENTE AUNQUE ME DEJO CON MUCHAS MAS PREGUNTAS
QUE ANTES. PERO SUPONGO QUE DE ESO SE TRATA
BESOS MEMO Y EN ESPERA DE MAS MUY PRONTO
MEMO NOS TIENES ABANDONADAS
ResponderEliminarOtro capítulo por favor!!!!
ResponderEliminarAqui tenéis el esperado capitulo de Memo!!!!
ResponderEliminarUn placer como siempre leer esta historia. Debo decirte Memo que me dio la sensación de que este capítulo lo escribía otra persona. Pero Puccini, siempre tan certera, creo que dio en la clave: Es el cambio de registro de los personajes, esa calma que le sigue a haberse abierto en canal y saber lo que esperar la una de la otra. De todas formas, estoy segura de que aún quedan conflictos por resolver.
ResponderEliminarGracias por seguir poniendo ese talentazo en esta historia.
de verdad creeis que se han abierto en canal? y que saben lo que esperar la una de la otra? porque yo no estaria tan segura de eso.
EliminarSon rivales en el trabajo, el asunto de caro se puede quedar en nada ante el objetivo de bodo de cambiar las cosas en la academia, estoy segura de que emma seria incapaz de traicionar a jenny, pero emma no es del todo trigo limpio, por asi decirlo y a pesar de estar completamente enamorada de ella jajajajajajajajaja, se guarda algo en la recamara, algo que jenny, al igual que la mayoria de los individuos de la academia desconoce, asi que a ver que pasa en el futuro.
En toda la historia la mas ingenua es jenny, el episidio del chiste en el veterinario puede hacer pensar que la inocente es emma pero... no sé... emma es peligrosa.
Makeys.
PDT: Memo, me encanta ;)
Bueno Makeys, aún quedan cosas por conocer de Emma, su segundo trabajo, esa habitación en su casa...pero si creo que se han abierto en canal, otra cosa es que se sepan lo que esperar la una de la otra... a mi esta Jenny también me flipa pq se está entregando de una manera tremenda dandose una y otra vez contra el muro de Emma, que empieza a caer, menos mal... y creo que aunque sean rivales en el trabajo, antes tb lo eran personalmente, acabarán estando del mismo bando, aq para eso tengan que librar alguna batallita más...
EliminarCreo que lo que queda es Emma confie en Jenny y que también se implique tanto como la morena... me ha encantado la escena donde la coge de la mano para llevarla a la cama y coge también la cama del perro para que vaya con ellas...Jenny acepta a Emma como es y con todo el lote. Me encanta!!!
Memo, tiene ahora la enorme dificultad, creo yo, de narrar al amor paso a paso, la piel y la pasión la hemos tenido bien servida, tb la tensión... ahora queda la calma, como se van acercando desde los extremos hasta un común donde puedan compartir ese amor...
Bueno, asi lo veo yo y hay cosa que preguntando a Memo me ha ido aclarando... de todas formas, en esto de escribir pasa que te pones y puede salir algo completamente distinto a lo que esperabas jajajaja. No se si a Memo también le ocurrirá.
Por fin otro mas de tus adorados capitulos como siempre magistral no me canso de esperar para leerlos eres lo mejor y se que vale la pena la espera pero no me hagas sufrir tanto.. besotes desde mexico
ResponderEliminarMe encantas!!!
ResponderEliminarHola me encanta!! Para cuando otro capítulo?
ResponderEliminarUn nuevo capitulo de Fisica y quimica...
ResponderEliminarLlegadas a este punto.... simplemente decir que PAGARÍA porque se hiciera una serie o película basada en esta historia, en serio, me encanta, ya las palabras me parecen casi insuficientes, pagaría por ver esas escenas en movimiento, esas miradas imaginarias en mi mente sin falta de imaginarlas.
ResponderEliminarMemo... simplemente gracias por hacerme disfrutar tanto la historia, cada capítulo es perfecto, aunque te haya hecho alguna crítica en algún momento, creo que nunca me metí tan de lleno con los personajes de una historia, me encanta.
Makeys.
Pdt, vale que la monja tímida nos robó el corazón... pero y la gordita que???? a mi me encantaba esa monja jajajajaja
Gracias!!! Me encanta mucho esta historia es magnifica!! Siempre estoy atenta a la actualización para disfrutar e imaginar todo lo q pasa con los personajes
ResponderEliminarSaludos!! Natali Chile
Para cuando otro capítulo? Me encanta esta historia, felicitaciones escribes genial
ResponderEliminarmuchas felicidades
ResponderEliminarPara cuando otro capítulo?
ResponderEliminarPor favor otro capítuloooo!!! A la espera de mas, escribes genial
ResponderEliminarCuando otro capítulo? Quiero saber como sigue...
ResponderEliminarNOS TIENES ABANDONADAS MEMO POR FIS POR FIS OTRO CAPITULO
ResponderEliminarBUSCANDO A MEMO..!!
ResponderEliminarAlguien sabe sí se va a seguir publicando esta historia?? En ascuas estoy desde hace un tiempo esperando más...
ResponderEliminarComenzaré con una confesión y terminaré con otra…
ResponderEliminarEste fic ha sido una de las mejores cosas que me pasó en la vida y solo por una razón: porque me llena de pasión escribir. Creo que dije, como una docena de veces, que no soy escritora ni pretendo serlo pero lo que hallé en la ficción no logró encontrarlo en ninguna realidad y eso solo alimenta lo que siento cuando escribo…
Pero… Todas las cosas en la vida tienen un fundamento y la imaginación esta atada con cadenas a lo real… Y no quiero mentirles la realidad últimamente me patea fuerte el culo Jajaja… Igual ya pasó, dolió y muy posiblemente siga doliendo pero siempre es bueno volver a las cosas que nos hacían bien y el relato es una de ellas.
Pido disculpas por la demora y porque demoraré una semana más para entregar la actualización. Decirles que este tiempo no hice más que buscarme en mi propia ficción, hojas escritas tengo muchas, hay hábitos que no se pueden cambiar, lo que falta es la ambigüedad que tanto les gusta…Jajaja
Hasta la próxima semana…
Saludos
Memo
Gracias memo por compartir algo mas que este fic con nosotras tienes todo mi apoyo por lo que te haya pasado en esta ausencia, y tienes razon volver a lo que a uno sabe que te reconforta o te soba el culo,,,jajaaja es una luz en la oscuridad, cuidate mucho mis mejores deseos para ti.
Eliminarpd.si alguna vez te patean el culo otra vez pues muerdele una teta jajaaja.ntc.
saludos atte. milimont
mexico
a mi me llena de pasiòn leer tus historias.. ayudan a sobrellevar la realidad ja ja y mucho ... fuerza ...te esperamos
ResponderEliminarDios me encanta tu historia de verdad, esta genial, estoy impaciente por leer como continua. y no te preocupes que en la vida todo pasa :)
ResponderEliminarMe encanta esta historia a la espera del nuevo capítulo!!
ResponderEliminares una muy hermosa la historia, espero que pronto puedas volver a regalarnos mas... muchos cariños y espero que te encuentres bien...
ResponderEliminarMEMO NO QUIERO PRESIONARTE PERO COMO PARA CUANDO MAS O MENOS VAMOS A SEGUIR SUFRIENDO POR NO TENER MAS DE ESTA MARAVILOSA HISTORIA, NO ME RESIGNO A QUE ME TENGO QUE IMAGINAR EL FINAL YOOO POR FIS DANOS SEÑALES
ResponderEliminarATTE.MILIMONT
Memo espero te encuentres bien.. Te felicito por la historia y estoy a la espera de que nos regales un nuevo capítulo!!!
ResponderEliminarEstoy segura que hay mucha gente a la espera, yo la primera, de seguir leyendo esta historia...a mi me ha dejado fascinada, miro varias veces al día sí se ha actualizado...espero que se pueda continuar sino me da algo.
ResponderEliminarDe todas formas, se agradece el poder haber disfrutado de los capitulos anteriores.
hola memo, verdaderamente espero que te encuentres bien, bueno primero felicitarte por esta hermosa historia y lo otro para decirte que tengo unas ganas enorme de otro capitulo, ojala no se demore mucho en llegar, muchos cariños y espero que todos los problemas personales se resuelvan.
ResponderEliminarfran, chile
MEMO POR QUE NOS HAS ABANDONADO SNIF SNIF, POR FA MEMO DA SEÑALES NO SEAS ASI NO ME HAGAS SUFRIR MAS..
ResponderEliminarCUIDATE Y ESPERO ESTES BIEN BESOS
ATTE. MILIMONT
Nuevo Capítulo de Memo :)))
ResponderEliminarTenemos otro capitulo de Memo!!!
ResponderEliminarMemo actualiza su fic!!
ResponderEliminar