®Memo Derechos Reservados 2012
Despertó de golpe cuando esa punzada en la cabeza le hizo
temblar hasta el alma e intentó el movimiento pero estaba demasiado apresada al
cuerpo de Jennifer. Y como su vida estaba llena de contradicciones no se asustó
por esto de dormir acurrucadas después de haber acordado “seguir adelante”. Así
que, apretando muelas por no gritar y no ponerse en evidencia, despacio comenzó
a escapar de ese espejismo que provocaba sed. Lo primero fue quitar su mano de
aquella cadera que algún día había arrasado con su razón, le siguió liberarse
de lo suave de la trampa de sus piernas y por último retirar el brazo que la
morena usaba de almohada.
Una vez libre comenzó a regular la respiración y las
lágrimas comenzaron a caer, llevaba más de un mes sin desmayos y según su
hermano la medicina estaba dando muy buenos resultados pero seguía perdiendo el
equilibrio y las punzadas llegaban sin pedir permiso. Sin la posibilidad de
retorcerse de dolor solo atinó a darle la espalda a la morena, necesitaba unos
minutos, molerse las muelas y todo acabaría, después podría sonreír como si
nada estuviera ocurriendo.
- Emma?... – Escuchó el eco de la voz aletargada y su
cabeza le aconsejó que lo me mejor era decir una mentira tranquilizadora y la
hubiera dicho si hubiera podido hablar – ¿estás bien?... – Y una mano se apoyó
en su hombro – Estás temblando… – y aquella mano frotó su brazo intentado con
la fricción hacerle entrar en calor aun cuando lo que sentía no era frío – Ven…
– Jenny se pegó a su espalda y le arropó lo mejor posible – Mañana me
arrepentiré por la falta de conciencia, bonita – y volvió a atar el nudo que
Emma tan cuidadosamente había desatado y la atrapó fuertemente contra ella