®Memo Derechos Reservados 2012
La sangre hervía porque había cometido miles de
errores en su vida, había mentido diciendo que llamaría, había dicho docenas de
veces, mirando a los ojos, que quería y hasta había sufrido su falsa
indulgencia al dejarse tomar entera… pero con Emma… con ella era distinto. Y
podía que este Sr. tuviese la cabeza blanca de sabiduría, que manejara
orquestas y que hiciese la mejor música pero no estaba en su interior y no
podía manejarla ni menos decirle lo que debía sentir… Al él no le dolía ni le
hacía sonreír, a él no se le clavaba como aguja en la piel ni le cortaba la
respiración y él no temblaba al recordar que nada es para siempre… De a poco se
le olvida la postura despreocupada, notaba la tensión crecer, lo insano de
quebrarse y lo claro del sentimiento. Esto estaba dentro de ella y no en un
guión y aún así él seguía sin mostrar nada de empatía…
- Sr. Müller sabe por qué estoy aquí? – Rápido, él
miraba con esa expresión fría, desértica e incansable – Por su hija… – sonrió
nerviosamente y sintió lo espeso en la saliva, lo que venía era toda una
osadía, una locura y un amor. Y que se fuera todo a la mierda tenía pendientes
mucho más importantes con la hija – Porque cuando no puedo dormir con ella y
sueño con ella… Y nunca me había sentido así ¿Lo entiende? – Aquel puño cerrado
sobre la mesa apretaba todas sus ilusiones, las sostendría sin importar cuantas
veces el pasado trajera las noches, el sexo y la hipocresía, sin importar la
crueldad del presente al traer lo incrédulo de aquella mirada. Era una realidad
para ella y la atraparía de la misma manera que se atrapa el sol en una pared,
haciendo del imposible una maldita verdad
- Eso debería decírselo a mi hija – señaló con la
mirada su puño y el esfuerzo en vano – quizás ella pueda creerle… Yo
simplemente soy padre
- Perfecto!!! – trabó la mandíbula y tragó rápido los
indicios de sinceridad – Hablaré con ella entonces… – No había caso. Esto era
una gran pérdida de tiempo y como siempre las intenciones valían nada, aquí
contaba el buen proceder y las lecciones correctas para ser – Hubiera preferido
que fuera soltera, no? Ese es el problema? – quizás lo estrecho y antiguo del
pensamiento mantenía almidonada su camisa pero hacían disfuncional la
comunicación, este hombre tenía sus ideas y no estaba dispuesto a cambiarlas
por nada en el mundo… Y Emma, Emma era igual a él.